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EL “TIEMPO” DE JULIO CORREAS

EL  “TIEMPO”  DE  JULIO  CORREAS

Queridos amigos de los lunes: el artículo de hoy ha salido de la pluma del alma de Julio Correas. Nos lo dedica a todos nosotros, aunque al enumerar nuestras profesiones se haya olvidado la de Jubilado (se lo perdono; por cierto, ¿necesitas a alguien para llevarte la maleta al Canadá?).

 

Lo ilustro con esta fotografía en la que aparecemos Andrés Cortés, el propio Julito Correas, Enrique Muñiz Iglesias y un servidor; foto tomada en Caleruega el 12 de Septiembre de 1967. Gracias, amigo, te quiero.

 

Queridos amigos, periodistas, escritores, poetas, músicos, doctores, artistas, profesores, ministros, profesionales y ciudadanos en general, pero en especial… compañeros!!.

 

Vamos a asistir a un “50º” Aniversario y a celebrar una reunión desde la amistad y el afecto, quienes nos hemos acompañado en la andadura, aún sin saberlo, durante tanto TIEMPO.

 

En mi deseo de reencontrarme con vosotros  he querido dedicar un poco de  ese TIEMPO,  que vuela veloz e indetectable y escribiros unas letras con el fin de alentar vuestra presencia.

 

Amigos: Felicidades porque hemos encontrado la excusa de reencontrarnos  este próximo Octubre, en que se cumple una cifra tan redonda e importante que suena a bombo y platillo, aunque nos ponga preocupación en el alma y se sienta en las entrañas cierto vértigo que arrastra y que hunde, como en un sueño de pesadilla cayendo desde el vacío de una inútil y rebelde inconformidad.

 La espera juvenil e  impaciente del devenir inmediato… se acabó, y se nos desliza la vida más experta y evidenciada. Mientras tanto, el TIEMPO, con su reloj exacto, implacable y traicionero nos asusta un tanto desde la sombra. Desde la inevitable y encadenada progresión matemática del “suma y sigo”.

 

Aristóteles y sus aporías nos dieron el concepto básico del TIEMPO griego. Kant lo criticó hasta La Razón Pura. Heidegger o Zubiri quisieron describirlo. Yo me quedo con San Agustín que preguntaba: “Pero qué es el TIEMPO?” Y se contestaba: “Sé muy bien lo que es si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta… no lo sé”.

 

Para todos los que nos encontremos y para los que no, mis  mejores deseos de que comencemos nuestra segunda primavera unidos por las suaves ataduras de la sensatez y la tranquilidad de espíritu. Mis deseos de que volvamos a recomenzar el inicio desde la experiencia, a enrolarnos como neonatos en la cuesta abajo de la vida. Mis deseos de que gocemos de paz  el resto del camino mientras curamos las llagas de batallas anteriores con aceites y ungüentos de alegría e ilusión.

 

Y en cada recodo, verde valle o empinada cordillera, recordad que los que os apreciamos desde una lejana convivencia, estamos presentes y os deseamos FELICIDAD.

 

Un fuerte abrazo a todos

 

Julio Correas

2 comentarios

Enrique Muñiz-Alique Iglesias -

¡Cómo no va a resultar eterna incógnita el TIEMPO si ya empezamos con que Julio se va en Julio.
A Canada. Una cana-da cada susto, cada disgusto, cada adios que sentimos y cada tarde-noche en desamor. Por eso el TIEMPO nos va tiñendo lentamente de blanco la funda de las reflexiones.
Julio: que te desborde la felicidad que nos deseas; que te vaya tan bonito como sonries; y que vuelvas pronto con schweppes-limón, que para gordon's, estoy yo.
Un fuerte abrazo

Mariano Estrada -

El tiempo de Julio Correas

Querido Julio:

Sobre San Agustín está cayendo la misma losa de tiempo que antes cayó sobre Aristóteles y sobre Platón y que un día caerá sobre nosotros. Pero, mira, Julio, el tiempo de San Agustín no es el tiempo de los filósofos, farragoso y escurridizo, sino el tiempo de los poetas: intuitivo y cierto, pero aguanta muchos más adjetivos, como sucesivo e incesante, implacable y silencioso, nivelador y justiciero. Yo tengo la idea de que el tiempo son las patas de gallo que se acumulan en los entornos de los ojos, la forma que va tomando poco a poco la espalda, la dejación de la sangre en el cumplimiento de determinadas funciones, el apagado brillo en el almacén hondo de los ojos. Y, sobre todo, las enormes lagunas de las que se llenan irremediablemente los múltiples vacíos de la memoria. Eso en cuanto al cuerpo, porque, claro, ¿existe otro tiempo para el alma, o a cada surco del rostro le corresponde una hendidura en el espíritu, de manera que al final llegan juntos al puerto? ¿El puerto es de llegada, de salida, de salida y de llegada? ¿Existe el tiempo con independencia del pensamiento de los perceptores, no necesariamente humanos? ¿El tiempo de los árboles, es el mismo que el tiempo de Mariano Estrada o Julio Correas? Además de inasible y acaso incomprensible, ¿es inacabable, es finito, es eterno? ¿Eternidad y tiempo, se funden y confunden hasta el punto poder ser en algún momento la misma cosa?

Querido Julio: mal tema has tocado, yo prefiero tocar a las musas, en contra de tus prevenciones en otro momento y lugar. Las musas te mantienen en un estado de flotación o levitación, que son nombres de la ingravidez, en los que el tiempo se anula, como saben muy bien los enamorados del mundo, también Santa Teresa de Jesús. Tú, que has hablado de Shakespeare, fíjate en el prototipo de todos ellos, Romeo y Julieta ¿No crees que ellos, a través del amor, anularon el tiempo? Y si anularon el tiempo, ¿cómo es que se hicieron eternos?¿Es el instante amoroso la plasmación real de la eternidad?

Julio, julio, te has metido en terrenos pantanosos y resbaladizos. Vete a Canadá, porque el mediterráneo es ardiente como las musas de los poetas, incluso en el tiempo atmosférico (que de ese no hemos hablado y es completamente otra historia). Fíjate en las playas de Benidorm. ¿Qué ves? Aguas calientes, arenas que queman, cuerpos que provocan ardores. Vete al frío y la nieve, porque las bajas temperaturas son conservadoras eficientes, tanto de la carne y del pescado como de las ideas. Cómprate un arcón congelador y métete allí con una camada de fletanes (pescado cuyo aporte calórico se hizo inmejorable desde la guerra con España), para que tu cuerpo y tu espíritu puedan ser preservados para las futuras generaciones, ya que has demostrado unas dotes excelentes en asuntos tan delicados como la procreación. ¿O no estás al corriente de las amenazas que se ciernen sobre los espermatozoides?

Pero regresa en Octubre, “que tenemos que hablar de muchas cosas / compañero del alma, compañero” Y no sólo del tiempo, sino también de las musas. Y hasta puede de los porteros de fútbol del colegio, donde el rey era realmente Rey y se llevaba la palma. Después de Cirauqui, claro, que en paz descanse. Yo estoy dispuesto incluso a hablar de aquel museo, por cuyo frente solíamos pasar, contemplando, entre otras cosas, la diferencia de envergadura del avestruz y del colibrí, no porque estuvieran presentes, sino habían dejado allí sus huevos ¿Do you remember, my friend? ¿Cómo metáforas de la sociedad?

Buen don Guido y equipaje…
¡Buen viaje!
Un abrazo