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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LA ALDABA DE SAN ISIDORO

LA  ALDABA  DE  SAN  ISIDORO

La aldaba de Oscarín, con el permiso de San Isidoro. Un abrazo para los dos, Mariano y Oscarín.

Queridos amigos: 

De todas las acepciones que ofrece el DRA de la palabra aldaba, la que aquí nos interesa es la que tiene el sentido de picaporte, o sea: “Pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella”. (Desechamos la que se fija en la pared para atar a las caballerías y la que tiene el sentido de tranco o dispositivo de seguridad. Desechamos también, por falta de uso, la que designa a un Grupo Musical que, en los años 80, cantaba folklore de la región ) Es decir que, a los efectos prácticos, nos quedamos con el sentido que Javier del Vigo Palencia le dio en los comienzos del Blog de antiguos alumnos dominicos, del que es Comandande en Jefe Josemari Cortés, uno de los integrantes del referido Grupo Musical Aldaba. 

Pues bien, dicho esto, quiero contar una entrañable anécdota que me ocurrió en la Basílica de San Isidoro el pasado día 14 de octubre.

Veréis, aparentemente, estaba yo muy atento a las abundantes explicaciones que nos daba la Guía, cuando la mano cortés de un caballero me tomó suavemente por el brazo y, con una amabilidad exquisita y  muy poco prodigada, me dijo:-Mariano, ven… Y yo lo dejé todo y le seguí, sin que esto quiera ser parangón de otras llamadas y de otros seguimientos de mucho más enjundia o calado. No me costó grandes esfuerzos, porque, la verdad, a pesar de lo que pudieran indicar las apariencias, estaba íntimamente distraído.-Perdona que te moleste, no es nada importante…-Si me llamas tú, sin duda es importante. 

Ya sé que vais a darme la razón en cuanto os diga que mi interlocutor era Oscar Aurelio Fernández Hidalgo, Oscarín. 

-No es importante, Mariano, pero me ha parecido que te podía interesar… 

Me llevaba del brazo hacia el objeto que quería enseñarme. Yo iba caminero a su lado, ignorante de mi inmediato destino, y me dejaba llevar con muchísimo gusto. Si a uno lo lleva Oscar del brazo se dejaría  llevar incluso a las catacumbas de San Isidoro, si es que las hubiere ¿Las había? Me puso delante de una vieja puerta del fondo de la Nave:-Mira –dijo, señalando hacia un punto determinado, donde una hermosa aldaba emergía vigorosamente de la madera. 

Y me dejó solo frente a mi ya inevitable destino, que era el de mirarla, admirarla y, finalmente, tratar de sacarle unas fotos para seguir contemplándola en mi ordenador. 

Querido Oscar: ¿por qué sabías que a mí me iba a gustar ese pequeño detalle? ¿Por su sencillez, por su belleza, por su forma, por su aspecto avejentado y hermoso, por sus claras sugerencias eróticas (muy corrientes, por cierto, en los templos cristianos de todas las edades, o por lo menos de algunas), porque es el objeto más simple que ha inventado el hombre para anunciar su llegada? ¿O tal vez porque Javier del Vigo, en el Blog de nuestros compartidos amores,  se empeñó en atribuirme una más grande y poderosa de lo que lo que resultó finalmente?-Toc, toc…-Ábreme el corazón, Oscar, soy tu amigo Mariano 

Gracias, Oscarín. Puedo decirte que yo saqué pocas fotos en el emotivo encuentro de esos días de octubre, y que, para colmo, las que saqué no salieron muy bien. En ésta de la aldaba puse una atención especial, tal vez porque intuía que iba a utilizarla luego para llamarte:-Toc, toc…-Pasa, Mariano, seas por siempre bienvenido. 

Ésa es la respuesta que espero, la que quiero, la que estoy seguro que me darás, incluso aunque no haya ningún merecimiento por mi parte. 

Desde Villajoyosa, y como broche a aquella cordialísima conversación, en la que compartimos  vivencias, cariños y afonías, te mando un apretado abrazo. 

Un abrazo a todos.Mariano Estrada, Villajoyosa, octubre 2007    

7 comentarios

Mariano Estrada -

Luisito, Luisito…. Esto de la nostalgia te trae a mal traer y te tiene las neuronas abatidas, agónicas, desarboladas. O sea que tú puedes decir que no “aldabas” desencaminado y te se entiende (el Word se toma trabajos que no le corresponden, pero no se va a salir con la suya: ¿me se entiende?) Pero si a mí me se ocurre dedicarle el segundo gol a un amigo de Valladolid, no me se entiende ¿No te Inquieta esto un poco, Luisito?

Pues verás, según el Word, mi amigo se llama Inquieta. Pruébalo, si quieres. Por nombre José Luís. Y Etulain como segundo apellido. Yo lo pongo con zeta, pero el Word no me hace caso ¿Habrá registrado la marca Zapatero? Zeta. “Z”. Antes era la marca de El Zorro.

José Luís Izquieta Etulain, buena persona, futbolista de filigrana, forofo del Osasuna y amigo de Javier Olano Mendía (de Andoain), pero también amigo mío y ahora compañero de Fernando Muñoz Box en la Universidad de Valladolid… ¿Te inquieta ya un poco menos, Luisito? ¿Crees que el gol está bien dedicado, especialmente por no haber podido (él) ir a la celebración del aniversario de Octubre?

Se lo merece. Para él va. Para él fue. Para él van también mis recuerdos y mis abrazos. Para él, porque para El-isa ya están las dedicatorias de Beethoven, otro monstruo del fútbol ¿De dónde crees que sacó su Sinfonía más célebre? De jugar de delantero centro.

Querido Luís: tengo que decirte, no obstante, que el gol que te dediqué a ti llevaba una carga social importante, ya que lo marqué con la izquierda.

Querido José Luís: el segundo fue el que nos dio la victoria ¿Con qué pierna lo marqué? Pues mira, había mucho barullo en el área, pero creo que fue con la del medio. Aún me están doliendo los adjuntos.

Un abrazo

Luis Heredia -

Mariano, ayer me dejaste sorprendido cuando me abandonaste por el fútbol diciéndome que además me dedicarías un gol. Deseé que marcaras uno y muchos más porque hay gente que se merecen mucho más que yo este trofeo. Dinos, por favor, quién fué el otro afortunado. Me inquieta, en efecto, su identidad, pero más me inquieta que por nuestra culpa dedicases más tiempo a meter goles que a escribir.

Marianín, gracias por los goles, de verdad, y que sigas metiendo muchos más.

¡Ojalá encuentre y consiga yo algo para dedicaártelo¡. Tú sí que te lo mereces.

Mariano Estrada -

Que yo no puedo ser santo, Heredia, que en mis tiempos he sido un poco rojillo, que aún ahora soy un poco agnóstico y, en todo caso, siempre he estado bastante zumbao de la chaveta ¿No ves que escribo poesía, lo cual, amén de poco serio, es sintomático y eso, Aleluya?… Además, ¿cómo va a ser santo precisamente el más revoltoso de la clase, el más muñidor de carcajadas del Colegio, tanto en la Escuela Menor o en la Mayor como en la Escuela del Jardín, y eso que ésta tiraba un tanto a epicúrea y rocambolesca?

Y te digo más, buenazo de asturiano, yo soy tan Santo como Javier del Vigo es Gran Cabrón. Si lo dejamos en esos términos, me avengo. De lo contrario, seguiré reclamando un puesto entre los pícaros.

Eso sí, la Santidad la reclamo para Oscarín. Yo me quedo a la vista de sus ojos por si un día me tiene que recoger de algún lugar inhóspito, inverosímil y apocalíptico. Si ese día llegara, no quiero verme sólo en el mundo y con la famosa Sorpresa de Lorca, que finalmente decía:

“Que muerto se quedó en la calle / que con un puñal en el pecho / y que no lo conocía nadie”

En todo caso, siempre nos quedará Trapiello para que nos invite a un café, aunque sea tan largo como León. O Julio Correas, para que tire la casa por la ventana cuando cobre la reclamación de cantidad que les ha ganado a los Jesuitas. A ellos no les duele pagar, Julio, lo que les duele es saber que tú ibas para dominico…

Querido Luís, gracias por los afectos que despliegas. Pero dice Trapiello que cuántos picudos te has bebido para llamar santo a Mariano. Que, aunque sólo sea por derivación y por lógica, a quien hay que llamar santo es a Santiso ¿No ves que ya tiene medio santo en el nombre? O sea que el Mariano es el otro. No, si todos los hombres sois iguales, joder, no puede uno darse la vuelta, siempre que pasa igual sucede lo mismo…

Un abrazo

Coda:

Perdónanos, Oscar, no sabemos lo que decimos. Ellos tienen disculpa, porque beben, pero yo… Yo he metido dos goles, Heredia, te he dedicado uno. El otro se lo he dedicado a un amigo que tengo en Valladolid ¿No te Inquieta? ¿Casi? Pues debería, estuvo a punto de ir a la celebración. No del gol, hombre, del aniversario de La Virgen.

Andrés Martínez Trapiello -

¡Otro que tal baila!
Luís Heredía, ¿es que no vais a dejarme en paz?. La paz eterna, aún no la quiero.
¿Qué te he hecho para que te metas conmigo?
Pensándolo bien: Me has dado una idea. Voy a hacerme una base de datos de blogs.
Incluso, seguiré utilizando la ironía.

Luis Heredia -

Queridísimos Mariano, Oscar, Andrés y de ahora en adelante mi visionaria Aldaba. Es curioso como los parecidos son a veces puras coincidencias con la realidad, pues, Mariano, antes de tu sentir la "llamada" de Oscarín yo visioné vuestro encuentro hacia la eternidad con la foto que os hice en el umbral sombrío de una puerta semejante a una hornacina. Visioné también que tras ese umbral sombrío había una luz que los dos buscabais afanosamente y que deseabais traspasar no precisamente en busca de lo desconocido. La hornacina, sin alardes luminarios, por sombría y por haber colocado yo a las personas que quería en mi santoral particular, me extrajo durante unos segundos, lo que nos permitió la fugaz visita, y me transmitió momentáneamente una profunda paz de espíritu y recogimiento. Lo que vino después, es decir, los pies de fotos, son meditaciones mías en voz alta. Pero me doy cuenta que no "aldaba" yo muy descaminado con mis "meditaciones" sobre ti y Oscarín. Mis expresiones no son precisamente poéticas pero, posiblemente por burdas, guardan una carga de profundidad más en línea de flotación con la amistad que con la poesía o la santidad virtual. Las repito:
1.- “Foto tomada en su hornacina a los Santos Oscarín y Marianín. No creo que sean vírgenes ni mártires, pero, eso si, Santos sí que lo son. Os lo juro por mi madre.
2.- “San Marianín portaba en su mano un misal electrónico que lleva incorporado agenda para no perderse misa alguna y GPS para ubicarse en la Catedral cuando pasen a estos dos Santos a lugar algo más claro y diáfano. El Cabildo está dudando entre colocarlos debajo del Rosetón, Rosetón o en el centro del Coro. Según los incunables encontrados en la Biblioteca vaticana, parece ser que San Oscarín dejó escrito: - A mi dame igual. Yo donde quiera o vaya Mariano”

P.D. Aquí meto también al Trapi porque está en todos los lados y se dedica a comentar también en blogs ajenos

Mariano Estrada -

Queridos amigos y compañeros:

Después de que Josemari colgara este escrito y Oscarín esta magnífica réplica, él y yo nos enzarzamos en una cariñosa guerra de aldabas. Finalmente, yo he terminado haciendo un pequeño preámbulo y he colgado un resumen en mi blog. El preámbulo lo dejo aquí. Y, si a alguien le apetece seguir leyendo, puede hacerlo en la siguiente dirección electrónica: http://paisajes.blogcindario.com.

La aldaba de Oscarín, con el permiso de San Isidoro, o la belleza de lo sencillo.

De las muchas fotografías que mi último viaje -realizado con motivo de la celebración del 50 aniversario del Colegio en el que estudié-, me ha dejado grabadas en la cámara del espíritu, siempre oscura, siempre misteriosa, esta magnífica aldaba de la puerta que da al Panteón de los Reyes, en la Basílica de San Isidoro de León, es la que ha adquirido para mí una mayor carga simbólica, ya que ha terminado enhebrando vivencias diferentes, ubicadas en planos diferentes y en diferentes espacios y tiempos. ¿Tal vez de una forma dendrítica, querido Oscar?

Trataré de explicarme, aunque sea metafóricamente.

Lo que hay detrás de esa aldaba es algo así como un árbol cuyas ramas se han extendido tanto que han acabado abrazándose a las que están al otro lado de los cortafuegos, enlazando las fisuras de la amistad, los vacíos del tiempo y las grietas de la memoria. Un árbol de raíces muy hondas que, sin perderlas, ha terminado extendiéndose a los diversos estadios y lugares por los que ha transcurrido una vida, hasta enlazar con otras vidas que, habiendo estado juntas un tiempo, emprendieron caminos muy distintos y tuvieron desarrollos divergentes.

Sé que muchas de las ramas de ese inmenso árbol, aunque puedan intuirse, no son visibles desde el exterior de esas vidas, sobre todo si no se dan detalles. Tampoco es necesario. Basta saber que las cosas, los bosques, los ríos, los pájaros y los corazones de los hombres, aunque los hombres lo ignoremos, están comunicados (alimentados) por sutiles engarces de armonía y de belleza.

Cuelgo aquí un escrito que ya colgué en el Blog de los antiguos alumnos de ese Colegio, así como las respuestas recibidas de su principal destinatario, que, al margen de su profesión de médico oncólogo, ejerciente en Pamplona, es una persona de las que, en principio, jamás creerías que existen hasta que no te toman del alma y te pellizcan en la intimidad.

Un abrazo
Posdata: voy a salir a cenar con mi mujer y unos amigos. Pediremos un bierzo, ya que en los restaurantes del Puerto de Villajoyosa no hay Prieto Picudo ¡Qué vergüenza!
Ojo al parche, Froilán, toma nota...

Oscar Fernández -

Mariano, acabo de sentir una aldabada con tu emotivo comentario. Agradezco tus palabras.

Es cierto que cuando visitábamos San Isidoro de León, llamó mi atención la sencillez y forma de esta preciosa aldaba en la puerta de acceso al Panteón de Reyes, donde el silencio es eterno y sobran aldabones de argolla con cabeza de león, incapaces de despertar difuntos.

Vi en ella la delicadeza del artesano y más aún el significado que ha adquirido para nosotros a lo largo de estos meses. Me recordó los albores de “nuestro blog” y cómo Javier del Vigo y tú introdujisteis felizmente la palabra “aldaba”, donde yo hubiese puesto “llamador”. Vosotros habéis sido los paladines más insistentes junto con el GL, todos ellos Aldaba rítmica y musical.

Pequeña y estilizada emite sonidos diferentes en cada aldabada, algunos festivos, otros jocosos, dependiendo del momento y de quién la utilice. En vuestras manos y en las del GL, Julio Correas, Heredia, Cicero, Juan Manuel, y tantos tañedores han salido sonidos como “Morlacos”, “Lobatón”, “garrapata”, “proas”, “Ministro” “Pietro Picudo”, “húmedo”, “estropajo”, “terraza”, “globos”, “ovejiño”, “Pimpín”, “subsecretario” y últimamente “olores”. El más emotivo, melodioso y triunfal ha sido “Torrellas”, que en manos de Santos Vibot, Máximo Olóriz, y todo el racimo musical, nos ha reunido en una velada inolvidable que ha finalizado con un Aleluya vibrante, del que aún resuena la cadencia final.

Estas ondas sonoras abren memorias adormecidas y corazones entristecidos, provocan risas, carcajadas, y sobre todo nos permiten un derecho de asilo diario, como en el pasado lo fueron las aldabas en ciertas iglesias.

Si hay puertas que aún no se han abierto, se debe quizás a goznes oxidados, pero estoy seguro que la llamada llegará a sus oídos y espero que en un futuro esta sencilla y bella “aldaba” produzca el sonido adecuado que les mueva el corazón.

Repito, Mariano, he sentido tu sonoro aldabonazo y estoy seguro que sólo necesitas empujar ligeramente las puertas de todos nosotros, que para ti han estado siempre abiertas; la mía de par en par.
Pasa
Oscar