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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

COSAS DE ANDAR POR CASA

COSAS  DE  ANDAR  POR  CASA 1º).-   De las direcciones de correo electrónico que tenemos registradas en __DESCÁRGATE__, las de estos compañeros que os relaciono nos salen rechazadas. 
  • Ángel Fernando Sancho Luna:
  • Arsenio “Pepe” Arenas:
  • Carlos Soria Tosantos:
    César Fuertes Fernández:
  • Fernando Cordero Fernández:
  • Francisco Javier Varela Rodríguez:
  • Francisco López Rodríguez:
  • Javier Cirauqui Armendáriz:  
  • Jesús Álvarez Rodríguez:
  • José Fernando Martínez Vázquez:
  • José Manuel Sanzo Pinto:
    Juan Ramón Gutiérrez Menéndez:
  • Julio Adrián: 
  • Luís Alfonso García Rodríguez:
  • Máximo Arranz González:
  • Pedro Campón Galán:
  • Roberto Marqués Rodríguez:
  • Rubén Retuerto López:
  • Santiago Carmona González:  
  • Valentín García Gutiérrez:  

Necesito que me enviéis la dirección correcta para evitar las devoluciones que se producen, como en el caso de los correos que, periódicamente, nos envía Miguel Angel del Río, Prior de la Virgen del Camino. 

2º).- A la vez, me podrías hacer llegar (a mi dirección de correo josemaricortes@telefonica.net ) nuevas direcciones de correos de ex-alumnos, que por las razones que sean,  no están todavía “fichados” en nuestro listado.  

3º).- El pasado fin de semana intentamos dar la sorpresa a Helio Pedregal asistiendo en grupo a la representación de su obra “Afterplay” en Carrión de los condes, pues así constaba en la programación inicial. Nuestro gozo en un pozo. Os pego los correos de Andrés “Trapi” y la contestación de Helio con las nuevas fechas. 

Andrés Martínez Trapiello Querido Helio:Alguien de este León tan frio estos días, comentó que quería recordar que actuabas el viernes en Carrión de los Condes. Y queríamos acercarnos.Hicimos gestiones para darte la sorpresa, pero "quiá"; Lo intentamos  y buscamos información por varios medios sin que consiguiéramos nada. Y nos quedamos con las ganas. Si no te es engorroso, actualízame tus fechas y lugares de actuación. Te lo agradezco.Un fortísimo abrazo, Andrés
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Querido Andrés, siento que os hayan tocado los cambios que se han producido en la gira de "Afterplay". Por razones que no comprendo del todo, ocurre siempre en épocas electorales. Lo que queda de gira hasta el 29 de febrero es lo siguiente:  7  Mérida/ 8 Badajoz/ 9 Cáceres/ 10 Segovia/ 14 Ceutí/ 15 Alcoy/ 17 Alhama de Murcia/ 22 Ibi/ 23 Requena/ 24 Benicasim/ 29 Miranda de Ebro. Me parece que cerca ya no os pilla. En cualquier caso gracias por el interés. Por favor reparte abrazos a todos mis amigos de León. Para ti otro fuerte. Helio

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4º).- Nuestro compañero Julito Correas pone a disposición de todos los que pertenecéis al “sindicato de la tiza” o tenéis relación con el mismo, por si puede ser de interés para alguno de vuestros alumnos, información sobre sus Cursos de Verano en Canadá.e-mail: ice@telecable.es  /  www.ice-sl.com 

5º).- Insisto, ¿ya se os acabaron las fotografías?

6º).- Aprovecho la fotografía de nuestras "santas" para enviaros su cariño y el de vuestros amigos de León.

67 comentarios

Luis -

Conseguiste sorprenderme, hijo, y conmoverme hasta las lágrimas. Eso que tú eres de ciencias y a ti las palabras te nacen más difíciles. Pero tus sentimientos son tan hermosos que ningún otro regalo que esta felicitación me hubiera agradado tanto.


Ya sabes que los días de hospital fueron largos y tuve mucho tiempo para hablar con tu madre . Ella estaba muy orgullosa de ti y te adoraba hasta la locura. No me dejó otro legado: que cuidara de ti. Y no tenía otra obsesión que tu felicidad.


Ya sé que tú también la querías mucho. He sido testigo privilegiado de ese cariño tuyo durante todos estos años. Y que sufrirás su ausencia, a veces con dolor, a veces con una sosegada ternura.


Sé que ese recuerdo suyo ya nunca te abandonará. Y su fortaleza y cariño te acompañará siempre para que puedas enfrentarte a la vida con optimismo, respirando el valor que ella te dará a manos llenas, ella que era tan valiente y decidida.


Tendrás, hijo, como todos, momentos difíciles. Recuerda que ella siempre estará a tu lado, amparándote. Y que este tesoro de su cariñosa presencia ya nunca te abandonará, para que sigas creciendo fuerte y nunca el miedo habite en tu corazón. No lo olvides nunca: dentro de ti tendrás siempre la fortaleza y el valor de tu madre.


Gracias, hijo, por tu felicitación. Yo también te quiero mucho.

Jorge -

Felicidades papa!!!


Ya sabes que no eras mi preferido para hacer regalos, aunque a ti no te importaba. Disfrutabas de ver a mama ilusionada y contenta.


También sabes que en esto de escribir no me parezco a ti. Así que te imaginaras el esfuerzo que me cuesta poner estas 4 líneas, pero eso si lo hago con una ilusión enorme porque se que a los dos os hubiera encantado.


Dentro de la tristeza que da perder a una madre y lo dura que es la situación. Me encuentro satisfecho y me veo con suerte de haber tenido a mama siempre al lado, durante estos 27 años mas los 9 meses de embarazo, no ha habido día que me halla dejado ni un solo momento aunque estuviéramos separados por miles de kilómetros, mares y océanos siempre me tenia allí con vosotros. Igual que hacia ella, yo siempre la tengo aquí presente conmigo, y todo su recuerdo es algo tan dulce que me encanta poder recordarla junto a ti papa.


Si ves que se me salta alguna lagrima, aparte del dolor logico que conlleva la situación. Son lagrimas de ilusión, emoción, alegria de ver todos gestos de cariño y amor que le dabais, tanto tu como Virginia.


Un beso muy grande y Felicidades!!

Luis -

Estoy leyendo “Diario de un poeta recién casado”, de Juan Ramón Jiménez, y me sorprende lo que dice de que lo que más le gustaba de América eran los cementerios. Debían ser, como en las películas, praderas enormes con árboles gigantes donde trepaban traviesas las ardillas y los pájaros cantaban sus alegres conciertos cada día. En Cariñena, que sólo tiene 3.500 habitantes, tenemos un cementerio bastante decente donde los tapiales lindan con las viñas. Soplará el cierzo con fuerza y se oirán las conversaciones de los vendimiadores afanados en las viñas. Pienso en Encarna que ya descansa hace un mes y andamos todos ahora preparando con cariño la lápida que ha de darle cobijo para siempre.


Jorge me ha puesto en un aprieto. Se ha empeñado en que debemos inscribir en la piedra un breve poema y ando estos días preocupado porque hace tiempo que las palabras me nacen difíciles y basta que se me encargue algo escrito para que me quede totalmente paralizado. Carlos, el marmolista, que es un hombre encantador, está teniendo mucha paciencia con nosotros y nos anima para que consigamos una despedida original y entrañable.


A la cruz protectora queremos añadir el dibujo de unas manos entrelazadas. Las mismas manos que Encarna, en el hospital, unía con su hijo durante el día, con su amiga Virginia por las tardes y conmigo por las noches. Ay, las manos tibias de Encarna, cuánto las añoramos, qué cariño derramaban y cuánta fuerza nos transmitían. Por la noche, cuando ya venía el sueño, en aquellos 22 días intensos de hospital, Encarna me confesaba que le daba miedo dormirse. Sentado a su lado, dejaba mi mano a su alcance para que ella pudiera cogerla y amparar su miedo en mi cercanía. Muchas de aquellas noches incipientes, cuando me agarraba con fuerza las manos, yo pensaba en los viajes por avión que habíamos realizado: París, Roma, Londres, Venecia, Noruega… Siempre, al iniciar el vuelo, nos cogíamos con fuerza de las manos. Y en estas noches de hospital yo pensaba que aquella noche, quizás, fuera su último viaje y yo quería estar a su lado, hasta donde pudiera acompañarla, hasta el mismo linde, la última frontera. Eso pensaba yo y seguramente eso pensaba también ella, cuando me decía que le daba miedo dormirse.


Al final, inscribiremos estos versos:

¡Cuánta vida derramada por tus manos¡
Aún dormida,
tejes en el aire de tus sueños
aventuras y paisajes de ternura.

Te queremos y nunca te olvidaremos
Luis, Jorge, Angel, Virginia…

Estoy convencido de que ella se merecía unos versos mejores y un poema más inspirado. Pero son mis palabras que yo dejaré cariñosamente junto a ella, gravadas para siempre en la piedra. Me consuela saber que ella fue siempre muy condescendiente con mis poemas y más que el valor literario, ella se quedaba entusiasmada y feliz con que yo hubiera sido capaz de pensar con amor en ella.

Luis -

Hola, Cruz, buena amiga, bienvenida seas a esta casa.


Ya ves el cariño y el respeto con que estos amigos nos han acogido. Aunque hemos desaparecido del portal, podemos seguir todavía en este rincón entrañable charlando de tu amiga.


Fíjate que a la mayoría no los conozco personalmente, pero el haber compartido espacios en nuestra infancia y juventud nos sigue uniendo y amparando en los momentos difíciles.


Seguimos los tres junticos en casa, dándonos ánimo y fuerzas. No sé si te había comentado que había un abuelo de Calatorao, en la Residencia de Aguarón que se pasaba todos los inicios de año por el ayuntamiento a que le hiciera la fe de vida para Francia, que el hombre había estado en sus años mozos trabajando en la vendimia y ahora cobraba una pensión de allí. Siempre le sacaba yo tu nombre y te recordábamos con cariño y el hombre conocía perfectamente a toda tu familia.


Ya sé yo que a ti la gente te quería mucho y no hay más que recordar los viajes que hacíamos Encarna y yo a tu casa de Calatoradico y lo bien que nos atendían tus queridos padres y tus hermanas. Alguna vez, ¿recuerdas?, teníamos que acudir a templar alguna gaitica, que siempre has sido tú muy moderna y has andado un poco por delante de los tiempos. Y tu madrecica enseguida se asustaba, la pobre, pero Encarna tenía muy buena mano con ella y pronto la dejaba tranquila y feliz. ¿Y aquella escapada a Pamplona en un r5 meteórico?


El domingo estuvieron los amigos de Palamós en casa, no los pude ver porque andaba yo en temas electorales, pero sí pude hablar con ellos por teléfono. Con Mayte hablé el otro día largo tiempo por teléfono, que ya sabes que últimamente solíamos verla por la plaza de toros en las fiestas del Pilar. No es que Encarna fuera especialmente aficionada, pero le encantaba el ambiente que se creaba alrededor del mundo taurino y ya sabes que últimamente se había propuesto vivir la vida con intensidad y alegría. De Juana no sé nada hace ya mucho tiempo.


Un fuerte abrazo para ti y para Saül. Y vuelve cuando quieras.

cruz -

Me asomo a la página con la sola esperanza de que hayas vuelto a escribir algo de Encarna, enterarme de esas pequeñas grandes cosas que formaban su vida, y sentirla ahí contigo, con Jorge, con Angel...pasan los dias y desde aquí solo mandaros un abrazo con el corazón, que os alivie los momentos de soledad y tristeza.

Luis Barbería -

Margarita no tiene ordenador ni sabe navegar por Internet. Pero su casa, fue durante mucho tiempo, el refugio más acogedor donde Encarna pasaba las últimas horas del día. La llevaba después de cenar y luego me llamaba para que fuera a recogerla, casi todos los días, ya de madrugada. Bueno y en otras muchas ocasiones, durante el día, que la casa de Margarita siempre estaba abierta.


Allí pasó horas muy felices, hablando con sus amigas Marga y Pilar. Tenía reservado el mejor sillón de aquel cálido salón y se la veía tan feliz que nunca se lo podré agradecer bastante. Se le pasaban las horas sin darse cuenta y yo notaba su impaciencia si, por cualquier motivo, no podía acudir a aquella tertulia tan placentera.


Sé que ella hubiera querido que yo tuviera unas palabras de agradecimiento para sus amigas, las quería tanto… En muchas ocasiones Encarna llevaba los vaqueros de Jorge para que le arreglara los dobladillos y siempre la encontrábamos dispuesta y recibíamos palabras afectuosas.


Sé que habrán llorado mucho y que aquella tertulia estará un poco más triste sin Encarna. Siempre la vi sonriente en aquella casa, durante estos últimos años, casi hasta el momento de su internamiento hospitalario. Allí se le olvidaban todas sus preocupaciones y reía abrigada por el cariño de sus amigas.


Sé que fue muy feliz con vosotras. Gracias, amigas.

Luis Barbería -

Bueno, Domingo, no te creía tan valiente. Pero tú sabes dónde te has metido, por qué oscuros recovecos has dado en este blog con tus huesos, precisamente allí donde yo inicié una aventura juvenil hará ya los cincuenta? Aunque, creo que tú también llegaste a estudiar en los dominicos del Xavierre, no para cura, que a mí tu foto con sotana no me cuadra.


Os agradezco a ti y a Pili vuestras palabras y recuerdos cariñosos, de aquellos tiempos hermosos, cuando nuestros chicos eran unos críos y nosotros unos padres felices y despreocupados. Siempre comentábamos con Encarna que los mejores años de la vida son cuando los hijos son pequeños y adorables, que te los comerías a besos y vas con ellos a todas partes. Luego ya van creciendo y se van yendo de nuestro lado y casi te arrepientes de no habértelos comido. Pero siempre acaban regresando y entregando con creces el cariño que entonces recibieron. Así lo hace Jorge ahora con su abuelo y conmigo, que no sabe qué hacer para cuidarnos.


Pasamos muy buenos ratos y el agua de Boltaña estaba helada, pero en el fondo había un puente románico que encuadraba con belleza aquellas fotos que aún guardamos. Y aquella tienda de campaña que compraste en Andorra nos guardaba del sol en el camping incipiente donde los árboles apenas daban sombras. No consigo acordarme de la comida que nos cocinó tu cuñado, bajo el sol implacable del Pirineo, pero éramos jóvenes y nuestros críos corrían felices por el prado. En aquellos tiempos nada se nos ponía por delante y éramos capaces de improvisar cualquier excursión la noche anterior, mientras nos tomábamos el último café en el Hamburgo, que entonces no nos impedía dormir en absoluto.


Y entonces todavía no funcionaba el Centro de Salud y los médicos hacíais guardia las 24 horas del día. Encarna, ya sabes, era feliz con su trabajo y me reñía si yo osaba quejarme del mío. Vivimos entonces tiempos muy felices con vosotros.

Gracias, Domingo y Pili. Abrazaré a vuestra pequeña cuando la vea por la calle.

domingo -

Querido amigo Luis: Esta letras como puedes imaginar son compartidas tambien por Pili y me animo a escribir ya que despues de leer todos los comentarios de toda la gente creo que necesitas realmente unas palabras de apoyo que te hacen sentir algo que te falta. Que te vamos a contar de una amistad de 20 años recien venidos al pueblo y contando que las primeras personas que nos abrieron su casa y su corazon fuisteis vosotros,años de tertulias nocturnas en esas noches tan calurosas de verano bien en las terrazas del paseo o en casas de ambos coño que no han caido botellas de coñac Luis. Y el tiewmpo se nos hacia tan corto total como eramos funcionarios, segun la gente el dia despues para lo que haciamos... Luis lo tranquilos que nos ibamos en las pequeñas ausencias de la tarde a Zaragoza sabiendo que podiais cuidar de nuestros hijos ante cualquier advesidad igual que al contrario.. Esas llaves que os dejabamos en un fin de semana (oye nos encendeis la calefaccion...) Ya te lo comente pero estuvimos hace poco en Boltaña y pasamos por el rio y recuerdo que debajo del puente nos metimos todos un verano las piernas en el agua.estaba tan fria que no he vuelto a tener varices ni yo ni creo que nadie . Ese año pareciamos cabras por todo el pirineo con las tiendas de campaña que por cierto os compre una en Andorra... Bueno me viene a mi mente tan buenos momentos que no se con que quedarme. Sabes de mi relacion con Encarna a diario por el trabajo de ambos y por tanto la conocia creo que bien es verdad buena trabajadora Luis y lista y larga y alegre como decimos en Aragon. No se ahora me fluyen mil momentos el ultimo hace dos meses estuivimos en el Casino y nos marcamos unos bailes como siempre. Tambien te tengo que decir que detras de una gran mujer hay un GRAN hombre como tu eres Luis. Bueno solo como punto final que tanto a mi como a Pili nos ha que dado un regusto a margo de no despedirnos de Encarna pero sabiamos que no queria ver a nadie y creo que hemos sido de los pocos que hemos sabido comprenderlo y te aseguro que prefiero tener en mi retina el ultimo baile,la ultima conversacion. Mi hija Cristina te ve por la calle pero no se atreve a decirte nada es su juventud de 16 años pero te lo digo para que lo sepas. Si lo lee ANGEL que sepa que tambien es para nosotros una persona muy querida y que decir de tu hijo Jorge Bueno Luis besicos de esta familia que te quiere y siempre recordara a nuestra amiga Encarna

Luis Barbería -

Es invierno
y aún vuelan los pájaros de hielo.
Es la luna y su luz entre las nubes,
formando figuras caprichosas:
amantes con su melancolía
por la noche fría.

Adiós, amigos

Luis Barbería -

Gracias, Quique, qué maravilla. Callamos y escuchamos.

Where are you this moment
Only in my dreams
You're missing, but you're always
a heartbeat from me.

I'm lost now without you.
I don't know where you are.
I keep watching,
I keep hoping,
but time keeps us apart.


Is there a way I can find you?
Is there a sign I should know?
Is there a road I could follow,
to bring you back home?

Winter lies before me,
Now you're so far away
In the darkness of my dreaming
The light tore, you will stay

If I could be close beside you
If I could be where you are
If I could reach out and touch you
And bring you back home

[chorus]
Is there a way I can find you?
Is there a sign I should know?
Is there a road I could follow,
to bring you back home?

To me...

Luis Barbería -

Gracias, Froilán, que se te entiende todo y tus palabras rezuman cercanía y cariño.

Qué casualidad, a mi me ocurre parecido a tí. En Navarra siempre me llamaban "el mañico" y aquí, en Cariñena, "el navarrico", que mis padres venían de Campanas. Y siempre he tenido el corazón un poco partido entre estas dos tierras.

Encarna, en cambio, era mañica por los cuatro costados. Eramos poco dados a las expresiones cariñosas con que normalmente se obsequian los casados enamorados. Pero en estos días intensos de hospital, cuando ella quería ser dulce conmigo, me decía "maño mío" y yo le correspondía con "maña mía". Y os confieso que no he encontrado todavía ninguna otra expresión donde pudiera caber más ternura y afecto. Aquellos "maño mío" me llegaban al alma.

Un fuerte abrazo, Froilán.

Beatriz -

Recibidos los saludos de las santas y reenviados :D

Froilán Cortés -

Mi querido Luis Barbería:
En primer lugar, quiero decirte una cosa muy sencilla. Quiero que sepas que, yo tambien, estoy a tu lado. Soy, de nacencia, CAZURRO (reservado, de pocas palabras, según una de las acepciones de la RAE) aunque de linaje baturro-navarro (rústica mezcla, verdad?). Y haciendo honor a mi cazurrez, ni soy de palabra fácil, ni de pluma ágil, pero hago mías cada una de las emotivas expresiones de cariño, apoyo, amistad y cercanía ,que te han dedicado.
Me ha conmovido el temple que desprenden tus escritos, la ternura de tus recuerdos, en momentos, sin duda, tan especiales para tí.
Luis. Tendremos tiempo de encontrarnos. De charlar. De recordar. Y hasta de comparar garnachas con prietos-picudos, o mazuelas, con tintas finas. Un fuerte abrazo. Froilán.

Vibot -

Es un mensaje para Heredia y Pilarina:

He repetido en el Teatro Real el espectáculo que me fascinó ayer del "Béjart Ballet Lausanne". Aún me ha gustado más.

He preguntado al técnico de luces y sonido y me ha informado de que la actuación en Malaga será este Jueves y Viernes, en el Teatro Cervantes. El programa no es el mismo, pero estoy seguro de lo que sea os gustará muchísimo. Después se van a Italia. Recomendádlo a vuestros amigos.

Besos y abrazos, Pilarina y Luisín.

Vibot -

Teódulo querido, Encarnita debe querer que bailes con sonidos sobre arcoiris de todos los colores. Ya lo haces con palabras sutiles de tan honda pureza y sencillez. Auténticas lecciones coreográficas de amor eterno, más allá de la muerte.

Que sus alegres ojos verdes te saquen de paseo del brazo de la gente que te quiere a esas viñas y versos, bajo su fuerte y decidida protección.

Nunca saboreé un amor así.

Eres afortunado todavía, pues ella vive en ti de tal manera, que te hablará al oído palabras de salud, dulce enfermera al fin, también por ti.

Ella te hará vivir, escúchala. Sabes qué te diría si pudiera.

Luis Barbería -

Amigo Vibot, vuelas casi siempre muy alto. Hoy me coges un poco derrotado y me sería imposible seguir tu camino y los arabescos coloridos con que adornas tus palabras. Es muy bello lo que cuentas y consigues envolvernos en tus apasionados relatos. Dame tiempo a que el sosiego se asiente.


Ahora mismo tengo un problema que no sé todavía como solucionarlo. Estaba tan acostumbrado a salir siempre con Encarnita, que no sé ahora dónde dar el próximo paso. De momento, quedo en casa pensando y recordando. Algún día, ya lo sé, tendré que aprender a caminar, sin llevarla del brazo a mi lado. Ella era primitiva, fresca, infantil y tenía unos ojos verdes donde bañaba cada día mis ternuras. Pero era también fuerte y decidida, a su lado todo era posible e intuía la bondad de las personas casi de inmediato. A ti te hubiera querido mucho, entrañable Vibot. Gracias, amigo, lo vives todo tan intensamente que es fácil trasladarse a donde nos llevas, aunque no lo conozcamos.

Vibot -

Me gusta llamarte Teódulo.
Me da ganas de bailar en las montañas. Algún dulce Kalamatianós griego, con aroma de viñas en el aire.

Tú, Esclavo-de-Dios, nunca más que ahora.

Vengo anonadado del Teatro Real de presenciar absorto, conmovido y pletórico al Béjart Ballet Lausanne en su creación "Zarathoustra, el canto de la danza".

Dice Nietzsche en "Ecce Homo": "Nuestro amor baila con sonidos sobre arcoiris de todos los colores"

Y también: " ¡Y que nos parezca falsa toda verdad que no traiga consigo al menos una alegría!".

La música, la percusión en directo, las voladoras sedas orientales de colores de ensueño de las mil y una noches -bombones y lebélulas, sacros escarabajos egipcios de un verde iridiscente, púrpura y lapislázuli, rosas azules, amarillo de azufre y perfumadas y cobrizas rosas acariciándonos en un dorado manto refulgente como una lluvia fina de verano augural- los cuerpos, las sonrisas de amor que nos atan por siempre a la más cruel belleza de la vida, la curva praxitélica del mundo que perdimos por siempre, la hipnótica, inocente epifanéia para siempre jamás en la memoria. Radiosa. Evanescente.

Venezia, Wagner, Tristán e Isolda, La Tierra, El Agua, El Aire, El Fuego, El canto de la noche, risas, pasión, Cupido, Dionysos...

Aquila, Serpente, Lux.

(Y la heridora voz de algunos bailarines sobre textos de Nietzsche maravillosamente declamados -rabia y candor-)

...

Hacía mucho tiempo que un espectáculo no me zarandeaba de este modo tan hondo ni me embriagaba de tantísimas cosas excelentes, como en la ya lejana y ávida juventud infatigable.

Mañana terminan en Madrid y trataré de repetir con Sarmiento, que está aquí de paso. Van a Málaga, no os lo perdais los que vivís en el sur, Heredia y Pilarina, id corriendo, gozaréis lo mejor.

Teódulo, ven, has de escuchar mi clave.

Trato de distraerte y consolarte, no sé si lo consigo.

Luis Barbería -

Gracias, Quique, por tu aliento y tus consejos. Ya veo que conoces el camino y que a ti también las palabras te son amigas y te nacen fáciles y felices. Aunque se notaban tus ausencias en el blog, ahora me lo explico. Creo que conoces estas tierras de viñas, ahora descarnadas en invierno. Pronto verdearán en primavera. Un abrazo, Quique.


La primera vez que asomé la cabeza por el blog fue en aquel portal magnífico del “Club de los Poetas vivos”,a finales de noviembre del año pasado. Mariano en volandas, camino del Olimpo. Entré un poco belicoso, que si Villava, que si la generación de Camino… Reconozco que pronto me desbordasteis y comencé a sentirme como en casa, a pesar de que no os conocía personalmente.


Luego, cuando pasó lo de Encarna, Pablo Huarte volvió a abrirme la puerta. En ningún otro sitio hubiera podido escribir y descargar mis sentimientos como aquí lo he hecho, de eso sí que estoy bien seguro. He llorado sobre vuestros hombros y he sentido vuestro cariño y respeto, me he sentido un amigo más entre vosotros. No quiero empezar a dar nombres porque corro el peligro de dejarme alguno en el tintero y me sentiría muy mal después. Gracias, amigos.

Luis Barbería -

Se han dejado esperar Enrique y Virginia.


No me han dicho nada, pero ya sé lo que ha pasado. Estas cuatro líneas tienen un valor incalculable para mi. No creo que Virginia hay soportado el estremecimiento que le haya producido este recordatorio de su mejor amiga, Encarna. Estará rota en lágrimas y será incapaz de articular más palabras.


Os los voy a presentar.


Enrique: Va por los cincuenta. Alto, buena planta, el cabroncete se conserva en perfecto estado de revista. Listo e implacable en los negocios. Pero tiene su lado tierno, ya lo creo que lo tiene, yo se lo encontré desde el primer día que lo conocí, hace ya más de treinta años. No estudió para fraile, pero qué casualidad, estudió en los Dominicos de Zaragoza, en el Cardenal Xavierre y cualquier día de estos le haremos una fiesta. Era el mejor portero de balonmano que haya pasado por el Colegio y llegó a ser seleccionado para el equipo nacional. Es el mejor dentista de Zaragoza, mano firme y pulso de hierro, puedo dar fe de ello. Buen catador de vino, amante de la pintura y buen amigo de sus amigos. Buen deportista, en fin, una joya de persona y de amigo.


Virginia: De edad magnífica. Morena, guapa, casi tan alta como Enrique. Estudió con Encarnita en las monjas de Cariñena, debían ser bastante traviesillas las dos, por lo que he ido escuchando durante estos años. Puedes pedirle cualquier cosa, te la consigue. Tiene un trato exquisito con la gente y nadie puede resistirse a su cortesía y afabilidad. Es generosa, receptiva, sabe escuchar a la gente y comprender el problema ajeno y hacerlo suyo. Es la típica amiga a la que todos acudimos en busca de ayuda y lo que la pierde es que nunca sabe decir: No. Un corazón de oro. Encarna la adoraba. Todas las tardes la llamaba por teléfono y yo veía la sonrisa de Encarna cuando sonaba el teléfono, siempre a la misma hora. Se le iluminaba el semblante a Encarna cuando hablaban. Una amiga. Un tesoro.

quique muñiz -

Luis y amigo (conociéndonos casi únicamente por este mágico blog-diario de tapas amarillas que transporta puntual el afecto desde donde nace hasta donde más se precisa).

Catorce días, cientos de ánimos empujando el tuyo y casi cincuenta más abrazados a tu dolor desde estas páginas de amor.

Te imagino esta tarde tediosa de domingo, recostado en tu soledad en un entorno también amigo, y que reconozco por algunos vínculos familiares y profesionales: Longares, Cariñena, Calatorao, Boquiñeni…
Son lugares hasta los que, sin parecerse demasiado, me transporto fácilmente desde cerca de León, por la Sobarriba, en las cuestas de Villasabariego, con sus chopos, también solitarios, y el silencio de mi tarde, que también añora, pero sin el dolor y la ausencia que a ti te aturde ahora.

Encarna es magnífica, por lo que nos cuentas. Ahora solamente está lejos; pero te rebosan los sentimientos enamorados que, como fueron, son. Y los admiro. Ellos, más que nuestros besos, te acercarán la paz.

A las sabias y emocionadas recomendaciones de Vibot –que también en melodías y sensibilidad me desborda- me permito sugerirte que escuches, con los ojos cerrados, la canción de Enya que escogimos para nuestro In Memoriam (”If I could be where you are”). Déjate transportar y díselo a Encarna con esas mismas palabras, y con la misma dulzura. Te sonreirá como cuando le leíste tus versos dedicados. Y sonreirás tú también.

Te abrazo fuerte. Te abrazo.

quique muñiz

virginia -

Queridos ex-dominicos: El dolor por la muerte, y por la ausencia de un ser querido, es mucho mas soportable con amigos como vosotros que sois capaces de compartirlo, y expresarlo de forma tan sincera.
Un abrazo Virginia y Enrique

Luis Barbería -

Hoy ha publicado José Luis y no está Encarna para contárselo, pero está Jorge y el abuelo Angel, que es de izquierdas de toda la vida y pregunta intrigado: ¿Qué dice de Rajoy?
Pues qué va a decir, le contesta Jorge. Que es un tipo cachazudo, tranquilo y amante de la buena mesa.


También están Enrique y Virginia, pero a estas horas de la mañana de los domingos, sé que duermen y no sé si llegaré a tiempo para publicar yo, desde Cariñena, y darles los buenos días en Zaragoza, cuando se vayan desperezando y abran este blog, si han aprendido definitivamente, los muy torpecicos.


Enrique venía todas las tardes con Virginia al Hospital, en esos días intensos de internamiento hospitalario y era el momento, sobre las 8 de la tarde, en el que Encarna me daba permiso para salir de la habitación – se quedaba feliz acompañada de su mejor amiga- y aprovechábamos para salir de aquel recinto e irnos a tomar una cerveza y un bocadillo hasta un bar cercano.


Enrique siempre se preocupaba de mi salud y me obligaba a que mi alimentación fuera correcta. Hablábamos de los avatares del día en la evolución de Encarna, yo desahogaba mis preocupaciones y Enrique me escuchaba con atención y trataba siempre de animarme. De vuelta por las calles de Zaragoza, entre la multitud de coches y las luces, yo pensaba que quizás Encarna ya no volvería a ver aquella ciudad que tanto amaba nunca más, eso pensaba a veces.


Ya en el hospital, me despedía de Enrique con un abrazo en la sala de espera y enfilaba el pasillo tratando de ponerme al tanto con la situación que me iba a encontrar en la habitación, abría la puerta con cuidado, me lavaba las manos y quedaba unos momentos expectantes.


Generalmente Encarnita me preguntaba por las nuevas noticias que me había traído Enrique y enseguida disponía que Virginia se fuera ya con su marido, que le estaba esperando. Que siempre estaba obsesionada en que los cuidados y cariños que Virginia le dispensaba no interfiriera en la marcha normal de su matrimonio.


Virginia se despedía y allí quedábamos los dos solitos, mano a mano, para encarar la larga noche. Aunque sabíamos y así nos lo advertía Virginia, que si ocurría cualquier cosa, teníamos que avisarla inmediatamente.


Yo me sentaba al lado de la cama de Encarna, dejaba mi mano izquierda debajo de la suya, generalmente ella me la cogía con fuerza, y así dormíamos los dos un primer sueño.


Y ya me callo, que creo que, a estas horas, los dormilones de Zaragoza ya habrán despertado y me prometieron que algo escribirían.

Abrazos.

Luis Barbería -

Gracias, Rafael, por tus sentidas reflexiones.


Rafael es el cura de Cariñena. Estudió en Roma 4 años y se conoce toda Italia de punta a punta. Estuvo de misionero en América y de Cuba vino a Cariñena. Va por los setenta, pero los lleva muy bien. Hablaba con Encarnita cuando se veían por las calles y en alguna ocasión vino a nuestra casa y yo sé, porque me lo dijo ella, que este cura viajero y sabio le caía muy bien.


Tiene una pronunciación perfecta y las ideas muy claras. En el funeral de Encarna fuimos varios los que nos emocionamos con su homilía. Me lo dijeron algunos amigos que conocían muy bien a Encarna y que se extrañaron al escuchar en una Iglesia de pueblo aquellas palabras tan sentidas y tan bien expresadas. Como si en los pueblos no tuviéramos derecho a tener curas sabios.


Rafael tiene un hermano gemelo que en sus tiempos jugó de portero en el equipo de fútbol de Cariñena, así es que ahora le hemos fichado a él para la Parroquia. Buen fichaje, os lo aseguro. Y os lo dice uno que no es muy asiduo parroquiano. Pero también me cae muy bien y aunque a veces discrepemos, lo hacemos con elegancia y cariño.

Un abrazo, Rafael.
Estoy muy agradecido y te damos la bienvenida a este club de locos.
Luis

Rafael Batalla -

Querido amigo Luís:

Después de diez días, y con las indicaciones que aclaraste hoy por la tarde en mi visita que te hice, acierto a entrar en la página para corresponder de corazón a tu deseo, que también es el mío, de hacer mi cariñosa y explícita comunicación de Encarnita.


Comienzo por hacer memoria de las palabras que me salieron en la homilía de la eucaristía del día 11. Antes, una aclaración. Sólo recuerdo haber escrito una homilía en toda mi vida, y esa vez sin dejar a la improvisación una sola palabra: en mis siete años de Cuba, donde por la gravedad de una situación creada tuve que prevenirme ante consecuencias posibles. Generalmente al preparar una homilía sólo preveo el nervio de la misma y el mensaje clave, junto con la forma de transmitirlo; lo demás queda a lo que en el momento me dicta el corazón, poniéndome confiado ante el soplo del Espíritu. Te confieso que en no pocas veces soy yo el primero sorprendido de lo que digo.


Voy a recordar lo que dije, si bien no me acuerdo de todo y con la expresión que me salió. Todos los que estamos viviendo esta celebración nos sentimos tocados en el corazón por Encarnita. Qué precioso presentar a Encarnita desde los gestos y los hechos del cariño con que ella nos atendió en su vida. Qué viva tenemos la imagen de Encarnita al encontrarnos con ella por la calle y ver siempre la alegría y el ánimo con que supo afrontar y vivir el proceso de su propia enfermedad, consciente como era profesionalmente de la misma, y no transfiriendo a los demás ni su sufrimiento y ni su preocupación. Siempre, además, la veíamos con su presentación elegante, signo de la elegancia de su corazón.


Esta grandeza y elegancia de su corazón tiene, entre otras, una explicación, en la que quiero fijarme ahora: Encarnita vivió su profesión con vocación. ¿Qué quiere decir esto? Ella, al verse ante el sufrimiento, el dolor y la preocupación del enfermo, éste era para ella, ante todo, una persona que requería y se encontraba con todo su cariño, su atención y su delicadeza. En ese momento tu persona era preferente para ella, el todo, su tesoro. Quién de nosotros no recuerda agradecido cuando donde quiera que vayas te sientes tratado con humanidad.


(Por más que quiera ahora hacer memoria del pasaje del evangelio que leí en esa eucaristía, no lo recuerdo, sí, en cambio, su mensaje:) Ante el trato de amor que Jesús tenía en su relación cercana a las personas, singularmente a las más necesitadas y marginadas, hizo que éstas accedieran a él con esperanza y que Jesús lograse suscitar en ellas lo mejor de sí mismas; sin embargó él con que finura comenta: Tu fe te ha salvado. Cuántos de vosotros decís: Aunque no practico, yo soy creyente. ¿Creyente? Dichosos si con esto queremos expresar: Creo que Dios me ama, siempre y del todo, que vivo acompañado de la fidelidad de su amor. Sólo que para vivir de verdad esto necesitamos no sólo palabras que nos lo digan, sino testigos, personas concretas que nos lo manifiesten con su amor por nosotros.
¡Gracias, Encarnita! Que sepamos vivir la vida como Encarnita.

Luís, acercarme a la persona de Encarnita me hace mucho bien, me ilumina y anima. Así comprendo que, en medio de tu dolor, te vea a ti con tanta paz y tanta decisión para afrontar tu vida en esta nueva etapa; diferente, si bien fruto de haber compartido tanta vida durante tantos años, y más desde ahora, con tu precioso tesoro de vida, Encarnita.

Un buen abrazo. Rafael

Luis Barbería -

No es que sea demasiado supersticioso, pero 2007 fue un año maravilloso para Encarna y cada día que pasaba, yo, que ahora dudo demasiado, daba gracias a Dios por las noches y hacía cruces sobre su frente al acostarnos. Si alguna noche me olvidaba, ella me lo recordaba enseguida e inquieta me lo pedía, diciéndome: reza con fuerza.


En aquellos momentos inexcusables de las crucecitas sobre su frente, siempre me venía a la cabeza la escena evangélica de Jesús imponiendo sus manos milagrosas sobre los enfermos por las calles y una oración obligada que yo repetía en silencio: “Señor, si tú quieres, puedes curarla.” Pero mis manos, amigo Pablo, hace tiempo que habían perdido su inocencia y mi fe vacilaba más de la cuenta.


Luego, cogía su mano tibia e intentaba llevarla hasta el sueño, sintiendo la ternura de su cuerpo junto al mío. Así dormíamos los dos felices, esperando que el nuevo día nos fuera también benigno.


Digo lo de la superstición, porque los años crueles para Encarna fueron: 2000, que fue el diagnóstico de su mal, la operación y el duro tratamiento. Después de un año de reposo, volvió a su trabajo de enfermera, a pesar de mis reticencias, porque ella así se sentía más viva y útil para los demás. Y disfrutaba repartiendo atenciones y cuidados a los demás, ella que entonces tanto los necesitaba.
2006, que fue su recaída, cuando todos casi nos habíamos olvidado de su problema.
Y 2008, cuando su cuerpo dijo basta y nos dejó para siempre.


Hubo en aquellos días momentos muy duros, de tormenta y zozobras, que siempre terminábamos refugiándonos en casa de Virginia, su mejor amiga. Ella, con su cariño y sabiduría, siempre ponía orden en nuestras cabezas desorientadas y ánimo en nuestro corazón desolado. Organizaba y preparaba las consultas médicas, nos acompañaba, nos daba, en definitiva, el calor y la ayuda que entonces necesitábamos. Y Virginia, con su enorme corazón, nunca nos falló. Desde chiquitas, es esta historia de amistad un canto a la esperanza en la bondad humana. Hay personas buenas, os lo puedo asegurar. Pero se querían tanto que ninguna de las dos daba la más mínima importancia a lo que una hacía por otra. Enrique, el marido de Virginia, otra bella persona, ha sido testigo asombrado, conmigo, de esta bella historia de amistad.


Virginia, Enrique, sabéis que os quiero. Nunca seré capaz de devolveros tanto cariño.

Vibot -

Sí, Teódulo, muy oscuros...

En este blog de tapas amarillas ojalá encuentres un poco de ese alivio balsámaico que parece imposible tantos días.

Escucho ahora, una y otra vez, una canción lenta de Dinah Washington en la que siento palpitar aún los mismos miedos del colegio.
Y del ahora. Literalmente. Como si no hubiera pasado el tiempo.
Como si la vida...

¡¿Nos saciaremos alguna vez de esta extraña complejidad de gozo y de desdicha?!

Cuando tengas ganas de viajar, me gustaría tocar el clavecín para tí.

Y comentarte casi cada frase, cada ornamento, cada sinestesia.

Fíjate en estos títulos de Jean-Phlippe Rameau, por ejemplo:

"La Conversación de las Musas"

"Los Suspiros"

"Las Tiernas Quejas"


Que sueñes esta noche que Encarna te sonríe y te acaricia. En las alas del canto.

Luis Barbería -

Me dejo mimar por vuestros cuidados, mis queridos amigos Andrés y Vibot. La tía Julia, de Villacil, cuida el desamparo de Teódulo que, a veces, se pierde pensativo por los pasillos. Mira las viejas fotos que acogen ternuras y paisajes, huele las ropas que aún colman los armarios o escribe tonterías en un blog de tapas amarillas. Dice que eso le alivia, fíjate tú.


Mariano, Cícero, Santos S.S., Mallada, Correas, Muñiz, Del Vigo, Valdés, Heredia, Corteses, Soriano, Santamarta, Justino, Liaño, Martín, Bañugues, García Sal, Sarmiento, San José… vosotros mismos, sabéis bastante de ello. La cantidad de palabras que se perdieron en aquellos diarios de la infancia, cuando la nostalgia nos acorralaba, nos suspendían en latín o no llegaban las visitas anunciadas… Siempre nos salvaban aquellas palabras que escribíamos en el cuaderno y así podíamos seguir encarando la rutina, que aquellos largos pasillos, a veces, se volvían muy oscuros.
Abrazos.

Luis Barbería -

Crucita, amiga, con qué hermosura de recuerdos me arrullas. Tú también eres otra mañica valiente, la moza más guapa de la ribera del Jalón, y sabía que no temblarías ni te asustaría esta cuadilla de locos nostálgicos y eso que es evidente que tú no estudiaste para fraile ni siquiera para monja, picaruela.


De aquellas cuatro compañeras de habitación – Encarna, Mayte, Juana y tú – surgió una amistad sincera que ya nunca se extinguió. Recuerdo vuestras manos dibujando ternuras en el aire, destacando en aquel tumulto de ventanas, todas iguales, y reclamando mi mirada perdida en la inmensidad de aquel edificio. Al final acababa por encontraros y movía también mis brazos en señal de despedida; cerrabais la ventana y yo me volvía feliz a casa. Sabía que dejaba a mi chica en muy buena compañía, la frescura de vuestros dieciocho añicos que rompía siempre en risas sin medida.


Ya sabes, Cruz, que Encarna te adoraba y hubiera dado su vida por defenderte, que así era ella de extrema en sus cariños. Y es verdad que era una amistad sin protocolos ni reproches por posibles olvidos.


Con qué cariño guardaba ella tu mazapán de cada Navidad que nos obsequiabas en tus habituales visitas de fin de año. Doy fe que de que era muy rico, pero lo que Encarna saboreaba de verdad era sobre todo tu cariño y el recuerdo de aquellos hermosos años de juventud, que tuve la fortuna de compartir. Allí aprendí, por fin, que el amor nunca fue pecado. Y tanta hermosura de sentimientos me mareaba, yo que llegaba tan huerfanito de aquellos maravillosos cariños.


Te tratarán bien mis amigos, ya verás. Un abrazo muy fuerte, Cruz.

Andrés Martínez Trapiello -

¡ Bienvenida, Cruz"

cruz -

Encarna me enseñó lo que es la confianza, la sencillez, la franqueza, la verdad, la AMISTAD.... como bien sabes tuve la enorme suerte de compartir habitación con ella tres años de mi vida, en regimen de internado, durante los estudios de enfermería, para mí fueron de los mejores años de mi vida, la alegría que desbordaba Encarna era contagiosa y disfrutábamos y reíamos con todo y de todo; por entonces ya erais novios, y me viene a a mente el recuerdo de ella asomada a la ventana de aquel séptimo piso diciendote adiós, hasta el próximo fin de semana que volveríais a veros es vuestro querido Cariñena.
De aquellos años nos quedó este profundo cariño que nos teníamos. Nuestras vidas iban transcurriendo paralelas y no muy distintas, las dos tuvimos a nuestros hijos el mismo año y aunque pasaran meses sin vernos y hablarnos cuando volvíamos a estar juntas nuestro cariño estaba ahí y en breves momentos nos cotábamos todo lo que nos había acontecido, hablábamos sobre todo del trabajo y de nuestros hijos, Jorge y Saül, y nos quedábamos mirando las fotos colgadas en vuestro comedor de ellos dos juntitos jugando en la fuente de Calatorao....
Todos pequeños, pero grandes recuerdos porque están llenos del amor. Yo sé Luis que la hiciste muy feliz y que la echarás mucho de menos; solo decirte que si piensas en vuestros bellos momentos te hará mas tolerable su ausencia.
Todos mi cariño para tí, Jorge y Miguel.

Vibot -

Sugerencia de Postre para Teódulo:

Pelas dos hermosas manzanas, las troceas y las hierves con agua y azucar hasta el punto de compota.

Pones en un plato de percelana preciosa -el mejor que tengas, el más querido- una cama de compota caliente y sobre ella una bola de helado de vainilla, espolvoreado de canela si te gusta, y una hoja de menta o hierbabuena para adornar y aspirar.

La mezcla de temperaturas, texturas y aromas, te acariciará.

Besos y abrazos de tu amigo Vibot.

Andrés Martínez Trapiello -

Casi las nueve de la noche. Un día más para contar.
Análisis de tendencias, números, objetivos, promociones, euribor …
De “Rodríguez”, regresas a casa esquivando gente, deteniéndote ante el semáforo en rojo, no entendiendo una temperatura tan primaveral en febrero y pensando que es buen día para cenar unas sopas de ajo.

Hay que “pelar” el pan de hogaza, que lo hacía mejor mi tía Julia, en Villacil, con un grosor de lonchas iguales, durante la sobremesa de cena, encima del hule de cuadros blancos y azules que cubría la mesa.
Pongo las rebanadas en la escudilla, a la espera, y rompo un huevo sobre el pan.
Sal gorda y ajos colmaos, para que sepan. El ruido del machaque en el mortero se impone a las noticias de un telediario. Revuelves con un pimentón dulce; no hace frío como para que tengas que sorberlas por el picante.
Agua por un lado y aceite por otro, al calor, que calienten a punto de hervir. El aceite, al mortero, con cuidado no te quemes, y revuelves. Y esa salsa, a la cazuela del agua, que después de un pequeño hervor, ya puedes verter en la escudilla.
Déjalas reposar, mientras dan el tiempo para mañana y pasado.
Sírvete una copa de Prieto Picudo, fresco, que acompañe al calor que mantiene la vasija de barro.

Y apaga la tele.

Vibot -

Teódulo, acabo de leerte y me has hecho llorar. Ahora tengo que ir a clase, pero a la noche te escribiré.

Un abrazo muy fuerte. Vibot

Luis Barbería -

Antes de seguir una sola palabra y que el portal se difumine en los archivos, creo que debo pedir perdón a las guapas chicas que presiden este portal y que, involuntariamente, he usurpado por causas ya conocidas. Creo que no conozco a ninguna y lamento haber sido el causante de que vuestros esposos, admiradores o amigos no pudieran florearos como, sin duda, os merecíais. Y siento, sobre todo, no haber podido presentaros a Encarnita, mi mujer, que – estoy seguro- os hubiera acogido con cariño en su corazón de mañica valiente y universal.


La valentía y coraje con que Encarna ha sobrellevado estos largos siete años de enfermedad nos ha asombrado a todos, dándonos una auténtica lección de vida. Nunca se rindió, hasta el último suspiro, porque era una mujer que amaba la vida por encima de todo y la derramaba a manos llenas a quienes se cruzaban en su camino. Como enfermera que era, fue siempre consciente de la gravedad de su enfermedad, sobreponiéndose con valor a los momentos difíciles de tratamiento y aún le quedaba coraje para animar a otras compañeras de infortunio.


Jorge, su chico, se lo decía en muchas ocasiones: Mamá, me das una lección de valentía cada día. Como conocía los gustos de su madre, le gravó un mp3 con la música alegre que a ella le encantaba: la Misa rociera, Sabina… y sobre todo su canción preferida: “Un ramito de violetas:”
Era feliz en su matrimonio / aunque su marido era el mismo demonio
Tenía el hombre un poco de mal genio / y ella se quejaba de que nunca fue tierno.
Desde hace ya más de tres años / recibe cartas de un extraño,
cartas llenas de poesía, / que le han devuelto la alegría.
Quién la escribía versos dime quién era / Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada cuatro de diciembre /como siempre sin tarjeta,
la mandaba un ramito de violetas….


Cuántas noches de este último verano, por la noche, en la terraza adornada de geranios, oíamos las canciones, mientras cenábamos. Pero Encarna no se contentaba con solo escucharlas, enseguida se arrancaba a bailar, animándome a abrazarla y en aquella pista solitaria y floreada, bajo las estrellas, vivimos muchos momentos felices, sabedores también de que el tiempo era corto y el futuro se avecinaba incierto.


Perdonadme, amigas, ya termino. Pero os tengo que contar que en este último cumpleaños, como el marido de la canción, le hice un regalo que la hizo llorar de alegría: un cuaderno de poesías que yo había escrito a escondidas, pensando en ella, durante los dos últimos años. No me resultó muy difícil, porque ella era muy parrandera y últimamente no paraba mucho en casa, por no darle a la cabeza demasiado, así es que me dejaba mucho tiempo para pensar en ella y escribir.
No creo que tengan gran valor literario, pero a ella, que era lo importante, le parecieron maravillosas.

Luis Barbería -

Esta tarde noche me ha dado por pensar en Encarnita y hay una ternura limpia que cae con la lluvia fina, mansamente. Me ha dado por pensar en mi mujer y no hay dolor, sino una paz dulce que nos abriga.


Acabamos de llegar de otro funeral, una amiga de Encarna, con vivencias paralelas y enfermedades coincidentes. Sólo siete días les han separado en este último viaje y ahora descansan cercanas, supongo que seguirán hablando de sus cosas, como antes lo hacían.


Encarna, antes de su última caída en enero, justo en este último diciembre, frecuentaba la casa de su amiga para animarla, después de los momentos duros de los goteros de quimio. Y me consta que Asun, en esos instantes difíciles, no admitía casi visitas. En cambio Encarna, tan cercana, tan sabia y aprendida en su camino, acertaba a apaciguar y confortar a su amiga.


Rafael, el cura sabio de mi pueblo, tiene una dicción perfecta y nos lo contaba hoy en el funeral de Asun, hablando de esta coincidencia de amigas en la enfermedad y en este viaje, con naturalidad y una franqueza que a mi me conmovía.


Aún guardo en el oído la voz dulce de Asun, cuando en estos últimos días de internado hospitalario de ambas, en habitaciones y pabellones separados, me llamaba al móvil preguntando con gran preocupación por su amiga Encarnita. Y entonces mi mujer me decía que le contase a su amiga que estaba muy malica.

jose ignacio serrano mallada -

De otro José Ignacio,

Cómo estamos Luis? Cómo estamos?

Vamos tirando?
Marchamos?
Vamos?

Entiendo que, después de unos días, empieza el peor momento para ti, cuando sin ninguna misericordia te atenaza día y noche la dolorosa dimensión del vacío dejado, de la soledad impuesta, del reinado del corazón dolorido, de la permanente sed nunca apagada del calor y amor recordado.

Bueno, en esta noche, y mañana y mañana, hay muchos compañeros que van junto a ti, a tu paso, y si a pesar de todo te sientes sólo, mira al Crucificado.

Un fuerte abrazo,

Luis Barbería -

José Ignacio, viejo amigo, cómo agradezco tus palabras.


Te recuerdo paseando a mi lado por los campos de deportes de La Virgen, el aire azotaba las páginas de nuestros cuadernos, leyéndonos uno a otro una infantil novela que ninguno de los dos llegamos a concluir. Recitabas muy bien y tenías una voz solemne de narrador que daba aplomo y solemnidad a aquellos inocentes guiones de radio que nos inventábamos. Gracias por tu esfuerzo que tendré que recompensar de alguna manera. Estoy seguro de que a Encarna le hubiera encantado conocerte y que hubiera hecho buenas migas con tu mujercita. Y que las dos hubieran comentado algo así como “si no hubiera sido por nosotras qué hubiera sido de estos ilusos soñadores”. Y creo que llevarían bastante razón, al menos por mi parte.


Dile a Neme, la otra paloma mensajera de Bruselas, que ya me llegó su carta y sus palabras poderosas y llenas de cariño, desde la “avenue des Pagodes”, digna calle para un poeta como él. Y que Encarna agradeció en el alma la dedicatoria de su apasionado libro de poemas “Fleur de citronnier”.


Gracias, amigos, os abrazo.

José Ignacio Zurbano -

Querido Luis,

Intenté escribirte el viernes dia 15, pero el correo no paso, debe ser a causa de mi falta de experiencia en estos menesteres. Voy a intertarlo una vez mas. Lo hago porque ese es tu deseo y en homenaje a Encarna. No la llegué a conocer en persona, pero si por los comentarios que a menudo me has ido haciendo de ella en tus correos. Por eso me la imaginaba como una persona excepcional.

Senti mucho dolor cuando me comunicaste la noticia y sigo con el corazon encogido; no te puedes imaginar cuantas veces pienso en ti, esta misma noche he sonado con todo esto. El sabado y domingo me fui con mi mujer y otra pareja de amigos a airearnos un poco a la Normandia, cuanto mas hubiera preferido haber estado viendote en compania de Ramon, Jesus, Amelia y Dora. Pensé mucho en vosotros. Es increible constatar la huella que aquellos anos pasados en el colegio han dejado en nosotros. Hace mas de 30 anos que no te veo, pero mi amistad y mi carino por ti siguen intactos, sera por eso de que estas hecho con una pasta especial. Como me hablabas tantas veces de Encarna, era ya como si la conociera de siempre.

Quiero que sepas que no me gusta expresarme en un espacio publico, me ruboriza, pero me lo has pedido y no puedo negartelo en un momento como este.

Que sepas simplemente que pienso mucho en ti, que te acompano en el dolor y que desde Bruselas te doy un abrazo fuerte, muy fuerte, y otro a tu hijo Jorge.


Luis Barbería -

Primico, por fin apareciste. Quién dice que las palabras no curan? Para mi las tuyas son un bálsamo.


Cuántas veces decía a Encarna y Jorge: hoy ha escrito José Luis. Y les leía tus artículos que ellos acogían con satisfacción. Y hacíamos de aquellos momentos una fiesta familiar. Viajábamos mentalmente a los lugares, a veces lejanos, donde te encontrabas y esa palabreja tuya de “aherrojar” ya nunca la olvidé. Disfrutaba mucho Encarna con tus artículos y se los enseñaba orgullosa a sus amigas.


Recuerdo que a tu pequeña le gustó mucho el moscatel dulce de las parras. Os avisaré cuando estén maduras.


Un abrazo muy fuerte para ti, Cristina y tus chicas

José Luis Barbería -

Querido primo Luis, estos días pienso en la última conversación que mantuve con Encarna y en lo serena y animosa que su voz sonoba por teléfono.
Siempre he pensado que somos nubes viajeras que pasamos por la vida tratando de nutrirnos de los afectos y voces, de los rostros y las miradas amigas.
Creo que lo que nos justifica y da sentido como personas, lo que pone límites a nuestra angustia existencial, a nuestro miedo a la muerte, es nuestra capacidad de mantener un sabio y generoso equilibrio a la hora de dar y recibir los afectos.
Quiero que sepas, primo, que la voz de Encarna, su rostro, sus ojos, viaja también conmigo.
Tú y Jorge, recibid un fuerte abrazo.
José Luis Barbería

Luis Barbería -

Hace exactamente una semana que se fue Encarnita. Y escribir es lo que ahora más me alivia. Va ya para un mes que no leo los periódicos ni veo la televisión. No creo que me haya perdido gran cosa, sobre todo ahora que estamos en período electoral.


A ella no le gustaba escribir. Era vital, traviesa, parrandera, extrovertida, alegre… En este último año no paraba en casa y si lo hacía se le ponía mal genio, así es que yo procuraba llevarla de un sitio para otro, donde hubiese amigas para hablar y reir. Así ella era feliz, muy feliz. Sus amigas la adoraban y la reclamaban con impaciencia. Tenía varias tertulias al día y terminaba la jornada agotada pero dichosa.


Ayer, sábado, esta casa volvió a llenarse de vida y de gente. Vinieron por la mañana nuestros amigos Daniel y Cristina, desde San Sebastián. Les acompañé para ponerle un ramo de flores preciosas que le habían traído con mucho cariño y recé con ellos un Padre Nuestro y un Ave María. Comentamos que nuestra fe, a estas alturas de la vida, estaba llena de dudas y de zozobras, pero sabíamos que a ella le hubiera gustado que rezáramos porque tenía una fe sencilla, primitiva; y amaba tanto la vida que sus oraciones eran siempre un clamor para seguir viviendo.


También me visitaron mis amigos y colegas, Fernando y María, y su encantadora madre. Los dos son Secretarios de Ayuntamientos próximos y María me ha ayudado con gran generosidad en estos días para que mis pueblos siguieran su actividad municipal sin grandes sobresaltos, sobre todo en vísperas electorales. Los abracé y hablamos de Encarna y de sus ocurrencias, que ellos ya la conocían desde hace varios años. Con amigos así estos momentos resultan más llevaderos. Les hablé de este blog de locos nostálgicos y quedaron muy ilusionados, pero ya veo que dudan, no se atreven.


Ni José Antonio, el de Arándiga, ni José Luis, “aherrojado” el pobre estos días en campañas electorales, ni Rafael, el cura bueno, ni José Ignacio, ni Neme, los de Bruselas (Recibí vuestras palabras cariñosas que me consolaron )…. Les comprendo porque les parece que se van a meter en la cueva del lobo, no saben que aquí nadie muerde y hasta los hay muy tiernos y cariñosos. En fin, paciencia, hasta que se decidan, pero yo los creía con más c. (coraje)


Por la tarde vinieron desde Pamplona Jesús y Dora, Ramón y Amelia. Estuvimos hablando un buen rato y es curioso que estas amistades hayan soportado la prueba de estar más de 30 años sin vernos. Quizás porque ya nos vamos haciendo viejos y retornamos a los tiempos de infancia y juventud sin rencor y con el ánimo más sereno. Algún día tendrían que decirnos ellas qué nos encuentran de especial o qué marca nos quedó grabada, sin que nosotros seamos conscientes de ello. Encarnita me decía últimamente, un poco enfadada, algo así como “Es que tú te crees perfecto, un santo. Tienes que hacer un esfuerzo por ponerte en la piel del otro”


Abrazos. Gracias por vuestro cariño.

Vibot -

Teódulo, sí, la voz de soprano tiene esa rara virtud de enredarse como un rosal florido y aromado por las columnas, bóvedas y vidrieras de ese templo interior de nuestro oído, cuya puerta se abrió a nuevas estancias fascinantes junto al aroma de aqua velva y tabaco de Torrellas.

Seguro que ha salido a recibirla y le estará mostrando ese momento, en esa catedral, en que cogidos de la mano os mecísteis en otra dimensión, "en las alas del canto".

¿No debería ser la eternidad, volver a saborear lo mejor que tuvimos?

Entonces ya lo fue -¿no se paraba el tiempo?-

Fueron aquellos besos y caricias -también los que tan solo imaginamos- vividos sub especie aeternitatis.

¡Cómo se va a perder toda esta desmesura!

Un beso, corazón de poeta.

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Luis:
Ya es media tarde de sábado. Y te he leído con detenimiento.
Por lo que he escrito más arriba, en otro post, puede parecer que los sábados son malditos para mí; porque, a falta de hacer, piensas, recuerdas, revives y, a la postre, vives.
Creo que a este cabrón de Andrés, estos días y meses pasados, le ocuparon…
Son disculpas, Luís, para justificar no haberte completado la receta de unas sopas de ajo que es mi especialidad; quizás especiales, para mí, porque es ir algo más allá de freír un huevo. Pero te las haré; no sé si regadas con Cariñena o Prieto Picudo que acompañan bien. Y siempre, al menos en mi intención, saboreándolas antes de que recorramos más kilómetros de vida.
No sé, Luis –siempre las dudas; siempre “to be or not to be”-; pero el regodearte en la aridez de unos folios y escribir en este blog, el leerlo, el detenerte y ver la guerra fraticida que mantuvieron nuestros amigos para dilucidar quién era más cabrón, alivia.
Sigo con el “no sé”, Luis; pero si unas pocas líneas, en una tarde de sábado que me está invitando a colgarme los pingajillos, dar alas a unos compases de Franz List y tomarme un café solitario con muchos amigos, han servido para que pases un rato, pues el sábado no es tan cabrón como parece.
Muchos besos.

Luis Barbería -

Me temo, amigos, que en estos momentos no voy a poder estar a vuestra altura, pero siento vuestro aliento reconfortante que agradezco de todo corazón. Algún día hubiera querido presentaros a Encarnita, mi mujer, y haber disfrutado con vosotros y vuestras mujeres. Y haber oído sus risas escuchándoos, ella tan vital y risueña.


Después de siete años de continua lucha, a brazo partido, nos venció el cáncer. A sus 53 años, aún muchas cosas por vivir, siento la ausencia de su mano apretando la mía. Y el tibio calor de su amparo donde yo me guardaba en los tiempos fríos.


Pero ya os he dicho que Encarna era alegre y risueña. Y no creo que quisiera que convirtiéramos este pequeño homenaje suyo en algo triste y si no que me corrija su mejor amiga, Virginia. El dolor suyo ya pasó. Me queda su sonrisa en el corazón y el hijo que me dio, que no es poco. Para tu tranquilidad, amigo Andrés, he de confesarte que es licenciado en enología y va a hacer el doctorado en La Rioja, con lo que, ya ves, en nuestra vejez podremos seguir aliviándonos de los golpes que nos de la vida.


Ay, amigo Jesús, te ha costado estrenarte en el blog. Asturianico, casado con guapa moza de Castillonuevo, cómo disfrutó Encarna en las visitas a Pamplona que nos organizasteis y qué rico cocinas el bacalao. Pero mejor es no dar publicidad que aquí la gente se apunta que da gusto y es capaz de organizarse una parecida a la que le prepararon al de Villajoyosa.


Ella era de placeres sencillos y con las pequeñas cosas organizaba un banquete con música y flores. Le bastaba montarse en el coche y poner rumbo para Zaragoza o Pamplona para ser feliz. En aquella primera ocasión -¿recuerdas?- Jesús Ramón oficiaba de anfitrión con su habitual generosidad y nos llevó desde el café Iruña en la Plaza del Castillo hasta la Iglesia de Santo Domingo, donde saludamos y presenté, por primera vez, mi mujer a Pablo. Luego nos llevasteis por la cuesta de Santo Domingo exactamente donde los mozos cantan, antes de empezar el encierro, eso de “A San Fermín venimos…” para terminar en los mismos corrales, junto a las murallas, desde donde se disfrutaba de una vista maravillosa.


Recuerdo que entramos en la Catedral. Estaba en penumbra. Yo iba con Encarna y al lado caminaba nuestro amigo fraile, Onofre, que venía de fumarse una faria detrás de otra. Había un silencio acogedor cuando, de pronto, empezó a oírse una voz maravillosa cantando el Ave María de Schubert. Nos quedamos todos paralizados, amigo Vibot. Era una voz femenina, angelical, subiendo por las columnas y enredándose entre las vidrieras. Recuerdo ese momento, amigos, como uno de los más placenteros. Cogía de la mano a Encarna y callábamos, temerosos de que aquella maravilla terminase.


Lo pasamos tan bien, que continuamente lo recordábamos con Encarna. Gracias, amigos.

Jersús Ramón Loitegui -

Hola Luis, amigo:
Me siento absolutamente incapaz de manifestarte con palabras los sentimientos y emociones que inundan mi alma, tras conocer la muerte de Encarnita. Pero quiero estar con vosotros, ofreceros lo que tengo, mis oraciones y, también, participar en este entrañable y maravilloso homenaje a Encarnita, quien, a partir de ahora, nos va a ayudar de otra forma.
Luis, te quiero mucho y tengo muchas ganas de darte un gran abrazo en silencio.
Hasta pronto

Marcelino García Sal -

Mi querido Luis

Hoy al llegar a casa he visto la triste noticia del fallecimiento de tu esposa. Me uno a tu dolor y comparto tu pena. Que Dios te dé fuerzas y consuelo para seguir adelante sin ella, aunque siempre te acompañará dentro de tu corazón.

Un abrazo muy fuerte para ti y para tu familia y que Encarna descanse en paz.

Marcelino

Carl os- BAÑUGUES -

Querido Luis: Aunque aún no he podido conocerte,se dibuja,cristalino,el cariño y afecto que has enmarcado en lugar preferente para que tus compañeros evoquen tu recuerdo con tanto amor. aunque me lo haya perdido,hoy(ya ves qué tarde me he enterado)ya se que puedo contar con otro amigo.Lo digo de corazón porque me he tomado la libertad de quererte como tal.¡Que duro!¿verdad,Luis?sé que el consuelo resulta imposible ante tanto dolor...Pero,fíjate Luis, tu amada Encarna nunca se irá del todo de tu lado.Vas a llevarla siempre en lo más profundo de tu corazón, de tus sueños, de los únicos recuerdos-solo los hermosos- porque os elegisteis mutuamente para toda la vida y tú sigues aquí.No se separará de tí,de vosotros.Ese fué su compromiso y lo cumplirá.Seguro que desea que no se rompa en añicos tu corazón,pregúntaselo y oirás su cercanía,su cálido acompañamiento..Y te reconfortará. Me uno,querido Luis,a la sonrisa que desde Arriba te llega llena amor,mírala llena de colores celestes... tambien te ofrezco mi ser por si puedes regalarme parte de tu tristeza y dolor. Quiero ayudarte y no descubro la manera. Te doy,como todos, mi cariño,mi recuerdo,mi ternura...Un abrazo enorme Luis. 4

Martín Ferández -

Querido Luis, quiero unirme a tu dolor intentando mitigar la enorme soledad que te acompaña, es fácil dar consejos y muy difícil buscar explicaciones, espero que puedas sobreponerte con la compañía de tus hijos y con todo nuestro cariño.
Un fuerte abrazo.

Jesús Menéndez -

Mi muy querido amigo y compañero a lo largo de unos años que nos han dejado marcados a todos, pero que nos sentimos orgullosos de unas cuantas de esas marca. Sé de tu dolor en estos momentos difíciles y duros. Tengo grabada la imagen de optimismo y de ganas de vivir de Encarna. Me vienen las imágenes de la última velada que pasamos en la calle Pozoblanco de Pamplona.
Antes de que nos comunicases la pérdida de Encarna, me enteré por este Blog con la noticia de Pablo Huarte. Ha sido un duro golpe, pero aquí tienes todos estos amigos y compañeros para ayudarte. Espero darte un abrazo muy fuerte el sábado en Cariñena.
Como eres de los pocos que han salido a esta palestra del curso de la primera promoción que se inició en la Virgen del Camino, quiero salir a ella al menos para acompañar a todos esos expedientes números 1 en literatura de los que este blog está bien surtido y que he disfrutado leyendo todos sus escritos, .pero sobre todo esa capacidad de expresar sentimientos
Luis, tú ya sabes que de ese Curso eres una de las personas más queridas por todos tus compañeros.
Un abrazo muy fuerte y a mirar hacia delante que somos “jóvenes”

Luis Heredia Alvarez. -

Mi queridísimo Luis, más tocayo de corazón, espíritu y colegial que de nombre.

Fíjate como son las cosas de estar unidos en la distancia por el amor, la amistad y este blog que tanto nos da, para lo bueno y lo malo, en las alegrías y en las tristezas.

Nuestro querido P. Huarte nos lo comunica y yo me entero esta mañana, después de no hablar con vosotros desde hace días, porque una de mis hermanas me llama para darme esta noticia como si de un miembro más de la familia se tratase.

Tú fuiste uno de los que a los más jóvenes nos precedísteis y nos dejásteis vuestra impronta muy marcada. Fuisteis el eslabón marcado a sangre y fuego que permitisteis que los demás siguiéramos marcando el camino para que la cadena no se rompiese.

Encarna tuvo que estar muy orgullosa de ti y de tus hijos y fué, a buen seguro,sin haberla conocido personalmente, artífice tus ilusiones, pasadas, presentes y futuras. Aunque te desdobles en dos personalidades, tres o cuatrocientas, seguirás siempre siendo el mismo tocayo.

Tu Encarna del alma y madre de lo mejor que te ha dado, a parte de tu felicidad y los mejopres años de tu vida, os seguirá guiando.

Luisín, te quiero, se fuerte, ayudaos mutuamente, tú y tus hijos, y nosotros solamente os pedimos que recibais nuestro más cariñoso abrazo, apoyo y muchas, muchas oraciones y recuerdos para élla.

Si ella te seguía con nocturnidad y alevosía tus arrebatos blogeros y era consciente de tu doble personalidad, te pedirá que nos dejes, al menos, una de las dos para seguir deleitándonos.

Te quiero, tocayo.

José Angel Liaño -

Querido Luis:
Me recuerdes o no (yo a tí mucho sobre todo de Villava), igual da. Pienso que formamos una familia y en ella cabe todo y cabemos todos.
Hace algunos años se me quedó grabada una frase que leí a J.L. Martín Descalzo: "Ante la desaparición de un ser querido no solemos llorar por el que se ha ido sino que lloramos por por los que nos quedamos, por nosotros mismos".
Mi acompañamiento, preñado de afecto y ánimo.
Un grab abrazo:
José Angel

Pedro Sánchez Menéndez -

Querido Luis: Me ha impresionado la noticia de la muerte de tu esposa. Ante la enfermedad y la muerte enmudecemos, y sólo nos queda el acompañamiento y el cariño sincero, que quiero transmitirte a través de este medio. Un abrazo para ti y para Jorge. Pedro

Santos S. Sánchez -

Amigo Luis:

Como el resto de mis/tus amigos - todos nosotros - me uno al dolor de tu pérdida.

A la intensidad de esa ausencia, en estas horas de zozobra.

Luis, de verdad, de corazón, me uno a todos.

Uno más que te acompaña desde la distancia, tan próxima hoy, en sentimientos y en tristezas...

También nosotros estamos orgullosos de tu amistad.

Como Enrique y Virginia.

Con un fuerte abrazo que pueda suavizar esa áspera soledad.
s.s.s.

justino blanco villacé -

Lamentamos la pérdida irreparable que has sufrido.
Un abrazo.

Luis Barbería -

Gracias, amigos, perdonadme que hoy no esté muy elocuente y torpeen las palabras más de la cuenta. Bueno, en realidad, nunca tuve esa virtud.


Sólo quisiera daros un fuerte abrazo a cada uno de vosotros y agradeceros vuestros cariñosas palabras de aliento. Y deciros que me siento orgulloso de vuestra amistad.


Ella me reñirá esta noche, seguro, por no ser más expresivo, pero vuelvo de días muy intensos.


En nombre de mi hijo Jorge y de nuestros amigos del alma, Enrique y Virginia, que han compartido con nosotros este mes de angustia y zozobra, os quiero mostrar nuestro más profundo agradecimiento.
A cada uno de vosotros, gracias, de corazón.

Isidro Cicero -

Querido Luis Barbería.
Sólo quiero ofrecerte mi abrazo, mi cariño y mi solidaridad. Y sumarme a las coronas de bellas palabras de los compañeros, que ojalá te sirvan de consuelo.
Amigo.

Mariano Estrada -

Querido Luís:

Te mando mi silencio. Y para que éste no sea excesivamente desolador, le añado un poema y un abrazo.

LA HERENCIA.

¿Quién acepta esta herencia de dolor,
este legado
de íntimas derrotas?

¿Quién acepta el aliento
de una mano de frío?

¡Oh!, lábiles palabras, lenguas
de pura inmediatez,
voces de ímpetu y ahogo.

¿Por qué ponéis el dedo
en las pasiones últimas,
la mueca en el metal,
los ojos en la lágrima somera?

¿Habéis purificado el sentimiento
en espacios de luz, en campos
de sol y mediodía?

¿Habéis dado a los pies
la horma del pasado,
la andadura constante del camino?

¿Reconocéis el pan, el peso
justo del grano y de la paja?
¿También reconocéis la levadura?

Entonces, grávidas palabras,
estáis viendo al amor: ¡ésa es la herencia!
¿Qué importa que esta lluvia triste
azote vuestras sienes
con vapores de lástima y zozobra?

santos s. santamarta -

Luis, quisiera mitigar algo tu pena y esa sensación de desabrigo con la que vas a tener que convivir en adelante. Ojalá que nuestro cariño pudiese reemplazar tanta ausencia. Un fuerte abrazo. Santos

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Luis:
Me ha quedado tan frío como el que hace por esta tierra.
Tierra y amigo lejanos en kilómetros, pero cercanos en el sentimiento.
No sé si lo sentirás, pero mi cariño está cerca de tí.
Besos.

Javier del Vigo -

Duele re-encontrar a un antiguo compañero de los campos de deportes, en León, y saber por Pablo que a Luis -aquel Teódulo de plumafina- le han dejado herido de muerte, manco de vida, sin apoyo en el cuerpo...

Luis, hermano, que te llegue -aunque no te sirva de alivio- esta marea de sentires compartidos.

Me uno al coro de quienes nos sentimos solidarios en tus momentos de dolor!

Un abrazo fraternal!

Julio Correas -

Amigo Luis,
quiero hacerme solidario con tu dolor y compartirlo, en lo imposible, para hacértelo más liviano.
Tengo poco que ofrecerte, pero tengo un gran cariño que quiero enviarte para hacerte más llevadero ese enorme peso.
Luis, desde donde se siente en lo más profundo: mi cariño, mi solidaridad y mi abrazo más sentidos.

Julio Correas

Vibot -

Luis-Teódulo, tú me has dicho algunas de las cosas más bonitas que me haya dicho nadie en la vida.

Quiero decirte ahora que siento tu dolor como mío, y que estoy escuchando, para evocar a Encarna -que debió ser un ángel, pues se juntó contigo para siempre- ese fragmento del Requiem de Mozart que seguro que sabes de memoria: "Lacrimosa dies illa...", con su jadeante suspiro en las cuerdas envolviendo todo de una nostalgia más allá de la vida.

Ya sé que no hay consuelo para esto, querido poeta. Que sobran las palabras.
Yo te ofrezco mi hombro, mi mejor amistad.

En el Offertorium canta el coro "quam olim Abrae promisisti" en insistentes y esperanzadores fugatos...ese manto te envuelva cayendo de los cielos estrellados.

¡Lágrimas y promesas de futuros reencuentros, mi Teódulo querido, qué más podría decirte!

Que te quiero y guardo tus palabras como un cuarzo purísimo. Tallado. Constelado.

Te cantaré al oído, para arrullar tu pena y que te duermas, "Pan divino y gracioso" todas las madrugadas.

Tu Vibot.

andres cortes aranaz -

Querido Luis:
Hay noticias que suponen un mazazo para todos los que en un momento de nuestra vida hemos sido compañeros.
Me uno al sentimiento de todos tus amigos, compañeros , que por cierto y como sabes somos más de los que te puedes imaginar.
Nos hacemos partícipes de tu dolor, pero amigo luis, hay que seguir adelante.
Un cariñoso abrazo .

Jossé Ramón Soriano -

Me uno al dolor de Luis y al de todos los seres que quepan en su corazón. Un fuerte abrazo, Luis.

jose ignacio serrano mallada -

Luis, querido Luis, cuánto sentimos tu dolor y tu soledad, pero aquí estamos contigo para que repartas un poco de sufrimiento entre tantos compañeros y así será un poco más llevadero para tí,

un abrazo mu fuerte,


Ven pronto paloma mía,

Ya se marchó la paloma
que me llenaba la vida,
quedó la casa vacía,
quedó negra de alegría.

Silencio de madrugada
no te perdona la herida,
me condenas de por vida
a dar un beso a la nada.


Ven pronto paloma mía,
que vivir más no podría,
te esperaré cada día,
te diré que te quería.

Ven pronto paloma mía,

José Mª Cortés Aranaz -

Qurido Luis,
todos los que compartimos contigo años de infancia y adolescencia y también buenos momentos y mejores recuerdos, queremos compartir hoy contigo tu tristeza.
Que Encarna descanse en paz.

Un abrazo, amigo.

Pablo Huarte -

DESDE UN GRAN DOLOR, UNA TRISTE NOTICIA A COMPARTIR.

Luis Barbería, uno de los blogueros más participativos en los últimos meses, me ha permitido que os comunique lo que para él ha sido el mayor golpe de su vida. El pasado domingo, 10 de febrero, a las 14,30 horas, fallecía su esposa Encarna, tras una larga enfermedad. Descansa en paz, Encarna. Estuvo muy atendida hasta el último momento. No le faltó el calor familiar ni un solo instante. Espiritualmente, también concluyó su peregrinación por este mundo arropada con todo aquello que ella quisi y solicitó.
El funeral, según me ha contado Luis, impresionante. El pueblo de Cariñena supo agradecer a la que había sido su enfermera, como se lo merecía. La iglesia abarrotada, y un silencio muy elocuente.

No es la primera vez que este blog ha transmitido noticias nunca deseadas. Dios quiera que todos nos unamos al dolor de este antiguo alumno de Villava y León, y elevemos una oración por el eterno descanso de Encarna.

Un fuerte abrazo a todos.

Pablo Huarte