Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

PERSONAS QUERIDAS

ADIÓS A UN GRAN AMIGO (Por José Antonio Lobo y Quintín García)



Al incesante goteo de hermanos dominicos que están falleciendo por el virus, tenemos que añadir tu despedida, querido hermano Juan Manuel, pues nos acaban de avisar que has descansado ya para siempre. Tras una larga enfermedad, que te paralizó la vida, hoy nos has dejado. Y los recuerdos hacia ti son inmensos y llenos de profundo cariño y admiración.
Lo primero que quisiera resaltar es que no sólo eras un hombre muy inteligente y con una sólida formación, y un excelente profesor, tanto en el Instituto Superior de Filosofía de Valladolid, como en la Universidad de Deusto y la Facultad de San Esteban, sino también un trabajador incansable, una persona muy buena y con una gran sensibilidad.
Personalmente tuve la suerte de vivir muy cerca de ti, durante 22 años en Valladolid. Y he visto lo consciente que eras de la importancia del trabajo sobre la justicia y la paz. Cómo no recordar y agradecerte, en el momento de la transición política en España, tras la muerte de Franco, el espacio de diálogo que abrimos, tú como subdirector y yo director, del Instituto Superior de Filosofía, entre cristianos y socialistas, a petición de estos. Fuiste el gran impulsor de esta iniciativa, que resultó esclarecedora para ambas partes, pues dialogamos y confrontamos la utopía socialista con la utopía del Evangelio, nuestra manera de entender una alternativa de vida basada no sólo en la libertad, sino también en la justicia, la igualdad y la solidaridad. La iniciativa fue relevante para el Instituto, que se abrió a la ciudad, y produjo un impacto importante en ella y en su universidad. En el encuentro intervinieron, además de profesores dominicos del Instituto y la Facultad de San Esteban, personalidades relevantes en aquel momento, como Gómez Llorente, Gregorio Peces Barba, Reyes Mate...
De ahí nació la Cátedra de Estudios Políticos Sociales, un espacio muy interesante, del que tú fuiste el impulsor, por tu gran sensibilidad, y siempre movido por el diálogo entre la fe y el mundo cultural, socioeconómico y político.
En segundo lugar, hablando desde Acción Verapaz, quisiera recordar tu participación en su nacimiento. En 1982 la Comisión de Justicia y Paz de la Provincia de España, creó un espacio, abierto a dominicos, dominicas y personas interesadas, para reflexionar sobre cómo llevar a la práctica la propuesta lanzada a toda la Orden, en el Capítulo General de ese año, de la opción por los pobres, la justicia y la paz, A este foro, en cuya creación participaste, lo llamamos Colectivo Dominicano por la Justicia y la Paz. Como fruto de este proceso, surgió la idea de pasar de la reflexión a la acción. Por eso, en una reunión del Colectivo, en octubre de 1994, con presencia del Promotor de Justicia y Paz de la Orden, Jacques Perennés, se tomó la decisión de crear Acción Verapaz. Y allí estabas tú, y allí fuiste elegido miembro de la Junta Directiva provisional, con el encargo de difundir y motivar al resto de la familia dominicana, a participar en esta iniciativa. Desde Acción Verapaz un cariñoso agradecimiento.
Finalmente, quiero destacar tu gran sensibilidad, tu gran acogida a las personas y tu desvivirte en detalles hacia aquellos que se acercaban a ti, siempre con apertura y gran corazón. Gracias, Juan Manuel. La última vez que nos encontramos fue en el I Congreso Internacional Dominicano por los Derechos Humanos, en Salamanca, en el año 2016. Ahí pude comprobar que te tomabas la vida y el trabajo muy en serio. Hasta desgastarte. Quizás eso te aceleró tu despedida. Gracias, gracias y gracias, por siempre.
¡Descansa en paz!


José Antonio Lobo

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Os compartimos un texto que Quintín García, dominico de la comunidad de Babilafuente, ha escrito en su partida a Juan Manuel Almarza. Por el cariño y relación que Quintín tiene con Acción Verapaz, nos lo ha enviado, y lo difundimos. Como siempre, con su sensibilidad hecha palabra!!

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Recibo la noticia de la muerte de Almarza a media mañana e inmediatamente me asalta su rostro, ya enfermo, recluido en un silencio hiriente, de la última vez que lo vi en Villava, hará tres o cuatro años.

Pasé muy mal rato, la verdad, mirando y remirando su cuerpo, varado ya en la silla de ruedas, todavía relativamente joven, digamos. Viví ese momento, como tantos familiares, amigos y frailes cercanos, supongo, con un movimiento interior de rabia y de protesta: ¿por qué, por qué? Pero allí mismo te tragas las preguntas, le acaricias la cara, quieres decirle algo amable, y la verdad es que solo aciertas a entrever dolorosamente que así es la condición humana: somos espíritu, inteligencia, sentimientos, capacidad de decisión; nos miramos a los ojos y nos sentimos; o nos recordamos en la distancia y nos seguimos queriendo… Pero somos también biología con sus leyes, y conexiones neuronales, y cegueras, e infartos de miocardio… Y en la rueda de la fortuna de la vida, tan ignota tantas veces, a cada uno nos toca lo que nos toca en formas de vida y en formas de enfermedades y de muerte.

Confieso, no obstante, que no me duró mucho esa imagen del rostro herido y ausente por la enfermedad, y el consiguiente mal sabor de boca y de alma. Enseguida, como una especie de resorte automático, se sobrepuso a la imagen última de Almarza en silla de ruedas, una imagen primera, de cuando éramos chavales, una imagen fotografía que había recobrado del álbum de fotos precisamente este verano con ocasión de un encuentro de amistad en Candelario –Béjar- de dos y yo tres antiguos compañeros de curso desde el primer año de estudios en Corias. Es una foto en la que se nos ve de adolescentes flechas en formación militar delante de la tienda de campaña en el campamento del Frente de Juventudes donde nos llevaban. Almarza debía ser el jefe de tienda `porque está el primero de los cinco –Rorro, Constantino, Carlitos Peña, Rufino Lobo, él, y yo-. Desde luego es el más espigado, con cara de más responsable, y tiene ese aire rubio y espabilado, con los ojos destellantes, como anunciando el lejano profesor de filosofía que habría de ser.

Al hilo de esa imagen, y en mitad de una mañana especialmente fría y cenicienta, voy enhebrando recuerdos y recuerdos de los años de carrera. Luego ya las vidas se bifurcan, cada uno hemos andado nuestras propias sendas y construido nuestros paisajes interiores. Y ha sido ya tarde, de profesor él en Valladolid y Salamanca y yo en estos pueblos de Las Villas (Salamanca), cuando hemos coincidido en torno a actividades e inquietudes comunes, fundamentalmente en tareas de Justicia y Paz y en la ONG Acción Verapaz.

Estuvimos juntos de niños, de adolescentes, de jóvenes. La vida luego nos dispersó. Pero hemos sentido siempre no solo la fraternidad de dominicos, sino ese sello imborrable –no sé si eso infundirá carácter- de ser del curso. Y por tanto amigos especiales.

Mi rezo por él ahora, en esta mañana tan cruda, es sobre todo recuerdos: momentos vividos en común y sentimientos de amistad y de fraternidad. Y deseos de que descanse definitivamente en el seno del misterio de Dios. 

En fin, la enfermedad y la muerte nos separan por un tiempo; nos tocan vivir a unos y a otros otras formas de vida en esa ascendente evolución de la energía. Pero nos quedan los afectos que nos permiten recordarnos, querernos, superando incluso esa barrera física de la muerte, porque “el que ama no muere”.

Hasta luego, chaval. Nos volveremos a ver en la Amanecida.

Quintín García

 

 

 

FALLECE Juan Manuel Almarza Meñica

FALLECE Juan Manuel Almarza Meñica

Ayer dia 7, ha fallecido en Villava Juan Manuuel Almarza,.

Pertenecía al ultimo curso que empezo en Corias (curso 1956) y continuó en La Virgen del Camino.

Llevaba varios años con problemas debido a un ictus.

Descanse en paz.

FALLECE JUAN ANTONIO SÁNCHEZ TURIENZO

FALLECE JUAN ANTONIO SÁNCHEZ TURIENZO

Acabo de recibir otra dura noticia.

Descanse en paz.

Ha fallecido nuestro amigo, el cura Pedro

Ha fallecido nuestro amigo, el cura Pedro

Os dejo el enlace a la publicación VALLECASWEB periódico independiente de información vallecana con la noticia y comentarios a la muerte de pPedro.

http://vallecasweb.com/actualidad/item/vallecas-ha-fallecido-nuestro-amigo-el-cura-pedro-201114

 


 

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS LOS PINOS DE SAN AGUSTÍN EN PUENTE DE VALLECAS 

Francisco Catalán | Vallecasweb
Pedro Sánchez, asturiano, dominico y párroco durante décadas de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, en el barrio de San Agustín, Vallecas, ha fallecido a la edad de 95 años víctima del COVID-19. Hoy, las personas que lo conocimos y gran parte del barrio estamos de luto, con el dolor añadido de no haber podido despedirnos de él ni acompañarle en los momentos finales.

Pedro fue maestro de novicios durante años; posteriormente marchó a Méjico y quedó marcado por aquella realidad; volvió a Madrid y supo acompañar el día a día de los vecinos durante cuarenta años: Luchó denodadamente por construir una parroquia digna saliendo de los sucesivos barracones o bajos alquilados en los que se desarrollaban los actos litúrgicos, las reuniones, el compromiso con el barrio. Supo despertar un clima de fraternidad y servicio en las personas que lo trataban. Fue miembro activo de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín hasta el final de sus días, apoyando todo tipo de acciones ante la Administración y movilizaciones en la calle. Luchó codo con codo con el vecindario por los transportes, la remodelación del barrio (él fue fundamental en cartas, peticiones, papeleo, reclamaciones), por el parque, las infraestructuras, la Escuela de Personas Adultas y un largo etc. Pedro estuvo en todo.

Acogió, respaldado por el Consejo Parroquial, a los diversos Grupos que tocaron las puertas de la parroquia: Grupo de Gimnasia, de Baile Flamenco, Grupo Local de Amnistía de Vallecas, Grupo de Teatro, etc.

La solidaridad con pueblos empobrecidos se canalizó con la ONG Verapaz que durante más de veinte años formó parte del quehacer habitual y él apoyó, así como a la Acción Social que atendía las necesidades del propio barrio y a los grupos de atención a niños y jóvenes: “Chispa” e “IRIS”.

La jerarquía de la Iglesia el impidió celebrar misa en la parroquia, por lo que Pedro decidió trasladar la liturgia a los locales de la Asociación de Vecinos. (© Foto: VALLECASWEB.COM)La jerarquía de la Iglesia el impidió celebrar misa en la parroquia, por lo que Pedro decidió trasladar la liturgia a los locales de la Asociación de Vecinos. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

Pedro durante la inauguración en Vallecas de la plaza dedicada a su amigo Julio Lois en 2014. A su lado, Mariano Monjas, presidente de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín. (© Foto: VALLECASWEB.COM)Pedro durante la inauguración en Vallecas de la plaza dedicada a su amigo Julio Lois en 2014. A su lado, Mariano Monjas, presidente de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

En la parroquia y fuera de ella vivía el Evangelio, la opción por los pobres; supo evolucionar de posiciones más ancladas en el pasado a los nuevos postulados de la Teología de la Liberación. Sencillo, servicial, amigo, ése era Pedro. Participaba en la organización y desarrollo de la catequesis, los grupos de reflexión, las salidas de la gente junto con sus compañeros dominicos y Julio Lois, con quien compartió la actividad parroquial y barrial. Su compromiso le costó conflictos con la jerarquía eclesiástica, que él no buscó, pero le vinieron por su fidelidad al evangelio. Una vez jubilado, y en el tramo final de su vida, la parroquia sufrió enormemente con un párroco que la Comunidad logró rechazar, y desde ese acontecimiento le impidieron decir misa en la parroquia que él levantó en buena medida, como también se lo impidieron a su compañero dominico José Antonio Lobo. Acabó celebrándola durante un tiempo en los locales de la Asociación, llenos a rebosar. Lo marginaron completamente e incluso lo invitaron a marcharse del barrio junto con su compañero.

Pero él no se quejó. Nunca habló mal de nadie. Siguió haciendo lo que sabía. Y nos hacía pasar ratos extraordinarios cuando en celebraciones en la Asociación o en los grupos, cantaba lo que acabó siendo el himno de Pedro, que todo el mundo coreaba:

“Como quieres que salga
de noche a verte, si,
si el perru de tu padre, sa,
sale a morderme, si…”

Le salía la sangre asturiana y el carácter: Pedro era de una pieza, firme, seguro, cariñoso, humilde, con un punto de timidez. ¡Cómo lo vamos a olvidar! Descansa en paz, Pedro y ve con el Dios en quien creías.

Vallecas, 14 de Noviembre de 2020.
Adriana Sarriés y Francisco Catalán.
Miembros de la Parroquia y de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín (Puente de Vallecas).

(*) En la imagen que abre esta información, Pedro Sánchez luchó siempre por defender las reivindicaciones de los vecinos de Vallecas. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

-------------------


 

Comentarios (10)

  • Fernando Medina Ruiz

    14 Noviembre 2020 a las 11:27 | 
    Oooooh, creo que con la desaparición de él ya no me queda ninguno de aquellos curas rojos que conocí.
  • Ana Belinchón Salguero

    14 Noviembre 2020 a las 13:11 | 
    Bonita reseña que describe muy bien quién era Pedro y cómo era con todos y, en especial, con sus amigos y con su barrio . Nos enseñó a todos muchas cosas, compartí con él días de colonias en Zarzalejo, viví muy de cerca su gran amistad con mis padres y el cariño que ellos se tenían y, sobre todo... cómo ponía su granito de arena en el cuidado de mi madre en su ultima etapa, compartiendo desayunos, confidencias y mucho afecto. Has sido y serás una persona muy valiosa, un referente y dejas un gran legado en tu gente. Hasta siempre Pedro!!!
  • Estrella Martín Perales

    14 Noviembre 2020 a las 13:14 | 
    No sé si vive Enrique de Castro, Fernando, este de la parroquia San Cosme y San Damián. Una cosecha de curas irrepetible. Un abrazo. Estrella
  • Lorena Torres Sánchez

    14 Noviembre 2020 a las 13:45 | 
    Qué pena... él fue quien me bautizó, que descanse en paz.
  • Edu G. Carrizo

    14 Noviembre 2020 a las 13:54 | 
    D.E.P.
  • Josetxu Beaskoa

    14 Noviembre 2020 a las 13:57 | 
    Descanse en paz.
  • Teresa Sánchez Sánchez

    14 Noviembre 2020 a las 14:00 | 
    Muy buena persona y adelantada a su tiempo. DEP.
  • Toñy martin

    14 Noviembre 2020 a las 15:37 | 
    Como persona un encanto y como cristiano un testigo fiel a la iglesia y a os empobrecidos.
  • Cristina Vera

    14 Noviembre 2020 a las 15:54 | 
    Pedro jamás te olvidaremos, hemos compartido muchas cosas.
    Siempre te tendremos presente...
  • Francisco Garrido Hernández

    14 Noviembre 2020 a las 16:56 | 
    Hasta mañana Pedro, después de los buenos días a la ida,fue nuestro saludo durante años en nuestros encuentros en "La senda del colesterol" como yo la denomino.
    Ida y vuelta desde nuestro domicilio hasta Moratalaz y vuelta.
    Pedro reunió en su torno un grupo de cuatro o cinco personas para hacer el recorrido diario. Al final solo lo acompañaba la pelirroja, amiga mía que me ha mantenido siempre informado de su estado.
    Mucho antes de practicar esta marcha por prescripción facultativa conocí a Pedro en reuniones y actos de la Asociación y el Distrito junto a Mariano Monjas y sus compañeros, cuando estuve de concejal presidente de Puente de Vallecas.
    Cuando nos presentaron yo le expliqué a Pedro que soy ateo convencido. No creo en la existencia de Dios y en el caso de que existiera sería de los malos, pero respetaré tus creencias ya que el fin que pretendemos es el mismo.
    Nunca intentó captarme y creo que siempre coincidimos en nuestra lucha.
    Hoy me he enterado de que su apellido es Sánchez.
    Tampoco conozco el nombre de la pelirroja que nos traía pimentón de Candeleda y la considero amiga y a la que espero encontrarme en la senda del colesterol muchos años.
    Cura Pedro, algo has hecho bien en tu vida cuando has conseguido un amigo ateo y de izquierdas que te recordará todos los días.

MEMORIA Y REFLEXIÓN Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

MEMORIA Y REFLEXIÓN  Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

MEMORIA Y REFLEXIÓN

Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

 

Rebasados ya los noventa y cinco años de mi vida, me gustaría dejar por escrito lo que ha sido mi trayectoria vital, según la recuerdo mirando hacia atrás y reflexionando sobre ella.

 

Infancia

Nací en Gijón (Asturias) en la Navidad de 1924. Pertenecí a una familia tradicional y religiosa. Éramos en total siete de familia, mis padres y cinco hermanos. Yo iba en cuarto lugar.

De mi infancia recuerdo principalmente a mi padre, fotógrafo de profesión, que, estando ya enfermo de asma, subía con gran dificultad las escaleras hasta llegar a la buhardilla donde vivíamos. Era muy penoso verle en esa situación. Cuando aún no había cumplido yo los 6 años, me quedé huérfano. Mi padre murió víctima de la enfermedad de asma que padecía. Tenía solamente 49 años. Aunque sin ser yo muy consciente de ello, esta orfandad debió marcar de alguna manera mi vida.

Poco a poco me fui dando cuenta de las dificultades económicas de la familia. Al quedar viuda con cinco hijos menores de edad, mi madre tuvo que redoblar su trabajo de peluquera, para poder salir adelante con toda la familia.

Fue D. Florentino Soria, padre de tres futuros dominicos (Carlos, Fernando y José Manuel), quien, para aliviar la situación de mi madre, me admitió gratuitamente en su “Academia Hispano-Americana”, en Gijón, con el fin de realizar los estudios propios de mi edad.

            Como ya dije anteriormente, cuando mi padre murió, mi madre se armó de valor y abrió una peluquería en la propia vivienda a donde nos trasladamos, dentro de mismo edificio. En esa peluquería trabajaron mi madre y mis dos hermanas mayores. Así tuvo que hacer frente mi madre a la situación que se creó, cuando se quedó viuda con cinco hijos menores de edad. Fueron años muy difíciles

La educación recibida en el hogar, así como los valores en los que fui educado, fueron los propios de una familia cristiana tradicional de aquel tiempo. Y, si no recuerdo mal, identificada con las derechas tradicionales del país. No recuerdo ningún maltrato por parte de mis padres. Creo que me educaron en el respeto y en el cariño. En la familia recibí también los valores religiosos de la Iglesia católica.

 

Contacto con la Orden

El contacto y la amistad con los hijos de D. Florentino Soria fueron los que, de alguna manera, determinaron mi ingreso en la Escuela Apostólica de los Dominicos, en Corias, para llegar a ser dominico como ellos. Recuerdo que al principio me resistí a las invitaciones de Carlos y de Fernando, pero al final, sin que pueda decir por qué, decidí marchar con los amigos al Convento de Corias, para comenzar la aventura de ser dominico.

En octubre del año 1938, aún sin terminar la guerra civil (en la que murió mi hermano Carlos), ingresábamos en el convento de Corias Carlos, Fernando y yo. Como ya teníamos algún curso hecho, Fernando y yo nos incorporamos a 2º curso, mientras que Carlos pasó a algún curso superior.

Los seminarios religiosos funcionaban de tal manera, que pienso que te marcaban necesariamente. No salíamos ya prácticamente nunca del seminario para compartir algún tiempo con la familia, ni siquiera en las vacaciones de verano. Como excepción, salimos un mes en el año 1941, para solucionar el problema del hambre de la posguerra, que se sufría también en el seminario. En el año 1942 pudimos disfrutar de nuevo durante un mes de la familia, pues a partir de aquellas vacaciones, marchábamos ya para Salamanca donde haríamos el noviciado.

Desde que entré en el noviciado, ya no volví a Gijón hasta el año 1950, en que recibí la ordenación de presbítero, y entonces viajé a Gijón para “cantar” mi primera misa en la parroquia de la Milagrosa, que era la que le correspondía a mi familia.

Esta configuración de la vida a tan corta edad me recuerda una recomendación que hacían entonces las Constituciones: “Que los que ingresan en la Escuela Apostólica no se consideren nacidos en la Orden, sino que han sido llamados a la misma.”

El aislamiento provoca, sin duda, una predeterminación hacia el estilo de vida que te toca vivir en situaciones como estas. En aquellos años, la moral y la práctica religiosa, impuestas como algo determinante para llegar a la perfección o a la salvación que se prometía, eran decisivas para hacer una elección que considero que no era ni mucho menos libre. Lo cual no quiere decir, sin embargo, que yo no fuese feliz y estuviese convencido de que aquello era lo mejor para mí.

Los estudios de filosofía, de teología, de exégesis, de moral que yo recibí fueron también los que tradicionalmente se estudiaban en aquellos años cuarenta y cincuenta, anteriores al Concilio Vaticano II. Y durante largos años me identifiqué totalmente con el modo de pensar y de vivir que existía en aquellos tiempos en la Iglesia y en la Orden. No tenía otra referencia. No se me hubiese ocurrido pensar de manera distinta de la que se enseñaba en el estudio de teología de Salamanca. 

Yo creo que ninguno de nosotros tenía duda de que las cosas eran tal y como nos las transmitían profesores preparados y serios, algunos de ellos con gran prestigio en aquellos momentos. Sólo años más tarde entendería una expresión que oí a Alberto Colunga un día al salir del comedor, donde se nos estaba leyendo la encíclica “Divino afflante Spiritu” de Pío XII, y que hablaba de cómo debían realizarse los estudios bíblicos. El comentario de Alberto Colunga, que era profesor de Exégesis, fue: “Hace cuarenta años que esperaba yo esta Encíclica”. Nuestra formación fue, pues, una formación fuertemente tradicional, que determinaría los primeros años de mi vida, y los primeros años de mi actuación como dominico.

A partir del Concilio Vaticano II, mi modo de entender y vivir el mensaje de Jesús, la misión de la Iglesia y el sentido de la existencia de una Orden religiosa, como la de los dominicos, ha ido evolucionando de forma muy profunda. 

 

Primer destino

Mi primer “destino”, una vez terminada la carrera en el año 1951, fue la Escuela Apostólica. Primero seis años en Corias y después nueve años en la Virgen del Camino, a donde fue trasladada la Escuela en el año 1957. Por tanto, fueron quince años dedicado a la formación de los que aspiraban a ser dominicos. Yo traté de inculcar a los alumnos la misma formación que había recibido, pero, en este caso, como profesor o como director.

Sobre los años vividos en la Escuela Apostólica, sobre todo los correspondientes a la Virgen del Camino, en los que fui director, reproduzco parte de una reflexión que yo hacía en la celebración del cincuentenario de la Fundación Virgen del Camino:

“En todos aquellos años se fomentaron en gran manera los temas culturales, con una gran convicción por parte de los que componían el grupo de formadores, los “hábitos blancos”, de los que alguno de vosotros habla en el Blog. Efectivamente, se fomentaron la música, el teatro, el cine, la lectura, la literatura, el dibujo, la pintura, la radio, además del estudio y de los deportes.

Todas estas expresiones de cultura se potenciaron a través de la Escolanía, la Rondalla, la representación de los Autos Sacramentales y otras obras teatrales, la Revista Camino, la Emisora, las sesiones frecuentes de cine, los concursos de música clásica, las exposiciones, los viajes culturales, etc.

Sin duda ninguna, todas estas manifestaciones culturales fueron posibles debido a la extraordinaria estructura del Colegio y el Santuario, obras de Francisco Coello y realizadas gracias a la generosidad de Don Pablo Díez.

En el encuentro que tuve con algunos de vosotros el día 7 de agosto, uno me decía: yo te definiría (no sé si le entendí bien) como “humanista”. No se me había ocurrido nunca esta definición, pero la agradezco sinceramente. Yo aplicaría esta definición a mis compañeros dominicos de aquellos tiempos que hicieron posible, efectivamente, un ambiente humanístico, a pesar de lo que significaba para vosotros estar encerrados en un seminario en años tan decisivos para la vida de cada uno.

En aquellos años, todo aquel grupo de frailes hicimos todo lo posible por fomentar este modelo de formación integral, y digo esto porque sé que muchos recordáis lo significativo que muchos de ellos resultaron para vosotros. Resulta conmovedora, al recordarla con el paso del tiempo, la respuesta extraordinaria que hubo por vuestra parte. Los alumnos fuisteis los que hicisteis posible esta aventura. Y es enormemente agradable que muchos os encontráis ahora aquí.

Por otra parte, yo os digo sinceramente que traté de educaros con cariño y afecto. Y lo hice, no porque fuera un educador excelente, sino precisamente por el cariño y el entusiasmo que todos pusimos en aquel empeño que nos parecía tan importante. 

Seguro que vosotros guardáis vivencias, no solo de todo lo relacionado con aquellas actividades culturales llevadas a cabo en el Colegio, sino también de otros muchos recuerdos del ambiente que se creó allí. También me habéis manifestado repetidamente, que me recordáis con cariño y con agradecimiento. Os quedo muy reconocido por ello.

Es bonito hacer memoria de muchos de estos momentos y vivencias, y este encuentro de todos los que fuimos actores de aquella “historia” es una oportunidad, siempre feliz, para vernos, y una forma de seguir renovando nuestra amistad, nuestro afecto y nuestra complicidad a través de los años.

Conste que todo esto lo digo justo porque siempre reconocí vuestra actitud abierta de jóvenes que emprendían una etapa de formación fundamental en su vida, y que fue la que supo subsanar nuestra escasa capacitación para la formación de jóvenes.” 

Con motivo de un trabajo muy concienzudo y elogioso de un antiguo alumno sobre la educación recibida en la Virgen del Camino, yo le contestaba: “Es verdad que tuvimos la suerte de que coincidieran situaciones y personas cualificadas que salvaron los vacíos que podíamos tener. Porque soy consciente de que no éramos enviados al colegio con la preparación necesaria para hacer frente a tal responsabilidad. De modo que cada uno hacía las cosas como mejor le parecía. Incluso los formadores adolecíamos de una falta de preparación psicológica para saber de qué manera había que tratar a pre-adolescentes y adolescentes. Más difícil todavía, si se trataba de “descubrir” una vocación de dominico. La “moral” quedaba principalmente a la decisión de los “confesores”, que dependían del modo de pensar existente en aquel momento. Es cierto, según puedo recordar, que yo trataba de conducirme siempre con un gran respeto hacia todos vosotros, aunque, con toda seguridad, no siempre lo conseguí. Pero reconozco que yo solamente intentaba llevar la dirección como a mí me parecía, siempre dentro de las normativas generales establecidas.”

Así pensaba entonces y así traté de plasmarlo en mi contestación a este amigo que me recordaba con gran afecto.

 

El Concilio Vaticano II

En los primeros años sesenta llegó el Concilio Vaticano II. Yo lo viví desde la lejanía. Solo muy poco a poco fui comprendiendo lo que el Concilio significaba para la necesaria transformación de la vida cristiana y también de la vida religiosa. Mis pasos hacia un cambio de mentalidad fueron, por desgracia, muy lentos. La conversión, el cambio nunca vienen repentinamente. Hay que ir asimilando progresiva y casi imperceptiblemente los cambios que se nos presentan como exigencia. Y no siempre son fácilmente aceptados por todos. No siempre tenemos valor para abordar la conversión.

Recuerdo que, por aquel entonces, un compañero dominico me habló de los temas relacionados con los problemas sociales, y de cómo deberíamos de afrontarlos desde nuestro ser de religiosos. Sin duda era el momento de comenzar a comprender que el cristianismo tiene una evidente dimensión social. Yo, sin duda resistiéndome, pensé para mis adentros que, efectivamente, eran cosas que había que tener en cuenta, que había que afrontar, pero que cada uno debería elegir un aspecto de lo que llamamos vida cristiana. Y yo prefería dedicarme a la pastoral, a la liturgia, a los sacramentos. ¡Qué iluso!

 

Maestro de novicios

En el año 1966, el Capítulo Provincial me nombra maestro de novicios. Cargo que ejercí durante cuatro años en el convento de Caleruega. Elegí la colaboración de José Luis Alcalde como sub-maestro. José Luis fue muy buen colaborador. Aportó mucho con su personalidad y con sus cualidades humanas y culturales en aquellos años de noviciado. Reconozco que fue un reto para mí y para José Luis. Pero, por otra parte, no teníamos dudas de que lo que teníamos que hacer era transmitir lo que habíamos recibido nosotros y lo que nos había mantenido como dominicos durante los años anteriores. Aunque con un talante de renovación.

Durante mucho tiempo mi modo de ver y de vivir la vida cristiana y religiosa fue la tradicional, la que vivía entonces la gran mayoría. Era una religión espiritualista, intimista, de falsa relación con Dios, de fidelidad a unas formas estereotipadas que, se suponía, nos acercaban a lo sagrado, a lo que se relacionaba con Dios.

Este modo de vivir apenas incidía en la vida de la gente, en la transformación de la sociedad. Eso era cosa de otros. No teníamos que meternos en política. Vivíamos aislados, al margen de la sociedad, y parecíamos felices. Nuestro empeño era que la gente viviese también esa vida cristiana lo mejor posible y así la preparábamos para el encuentro con Dios.

La Biblia, el estudio, la oración, la liturgia, las celebraciones eran consideradas en sí mismas, sin relación alguna con la realidad de la vida. La exégesis que se hacía sobre los evangelios, en aquellos tiempos, impedía otro modo de comprensión en lo que se refiere a la vida cristiana.

Los primeros cambios postconciliares se produjeron en la liturgia de la misa y del oficio divino. La utilización de la lengua vernácula fue muy importante para una mayor comprensión de las oraciones oficiales. Era lo más elemental y, hasta cierto punto, lo más sencillo. Y desde el noviciado (siendo ya maestro de novicios) contribuimos a la introducción de esa lenta transformación del Oficio Divino en el noviciado y en la Provincia.

En estos años de maestro de novicios introdujimos algo que nos pareció entonces importante. Ante el reto del compromiso de ingresar en una Orden Religiosa, nos pareció de gran interés que los novicios dispusieran de un estudio psicológico de su propia personalidad, hecho por profesionales capacitados para ello.

Lo tuvimos fácil. Jesús Gallego (dominico) trabajaba en el Gabinete de Psicología de la CONFER, formando parte del equipo con otro jesuita que ejercía de Director del mismo. No era un estudio de control por nuestra parte, pues los novicios se quedaban con el informe realizado por la CONFER. Pero creo que fue una experiencia muy positiva, que sirvió en gran medida para el propio conocimiento de su personalidad antes de afrontar el compromiso de la profesión religiosa.

Fue una novedad que, en aquel tiempo, llamó la atención de los que conocieron esta experiencia. Se preguntaban o nos preguntaban: ¿Es que ahora se va a estudiar la vocación religiosa a través de un examen psicológico…?

 

Un nuevo mundo y una nueva realidad

Terminé como maestro de novicios en el año 1970 y, por mandato obligatorio, mi nuevo destino fue América Latina. Decidí aceptar una invitación que me hizo el Provincial de México, Agustín Desobry, y a partir de enero de 1972, durante cinco años, mi nuevo destino fue México. En el convento de Agua Viva, a sesenta kilómetros del Distrito Federal, colaboré en los encuentros y ejercicios que se realizaban allí, principalmente los fines de semana. Mantengo todavía una buena amistad con algunas de las personas que conocí allí entonces.

Hubo otros cambios que fueron más difíciles de asumir. Fueron diversas las causas que influyeron en mí para que se realizase poco a poco ese cambio. Desde luego, y, en primer lugar, los estudios exegéticos que me abrieron los ojos a una realidad más cercana a lo que Dios quiere comunicarnos a través de su Palabra. Y, por supuesto, tantos pensadores, sobre todo teólogos, que me llevaron de la mano hacia una comprensión diferente del mensaje del evangelio.

Entre estos pensadores, sin duda alguna, los teólogos de la liberación que, en mí contacto con América Latina, me abrieron los ojos para comprender el problema social más sobresaliente, el que se refiere a las terribles desigualdades que existen en la humanidad. En mi interior siempre he tenido un agradecimiento inmenso, nunca suficientemente expresado, para tantos estudiosos que me facilitaron la posibilidad de cambiar.

Otro factor que influyó en mi cambio, fue el descubrimiento de la pobreza injusta que padece una gran parte de la población, y que entra por los ojos en América Latina. Una vez que vas entendiendo que el mensaje de Jesús es un mensaje de vida, de liberación de la pobreza y de todo lo que impide la felicidad de la gente, ¿cómo no se te va partir el corazón de dolor ante esas grandes poblaciones, sometidas a una vida indigna del ser humano? El descubrimiento de esta realidad causó en mí un fuerte impacto.

Descubriría poco a poco, a través del estudio y del contacto con una nueva realidad, a un Jesús con un mensaje que llega a fascinar y con el que me encuentro totalmente identificado. Esto cambia mi modo de entender el compromiso de la Iglesia y de la Orden de Predicadores con la sociedad en que vivimos. Desde entonces entiendo la “predicación” como el anuncio de un estilo de vida como el de Jesús, que nos compromete en la transformación del mundo. Actualmente llegas a la conclusión de que la espiritualidad, la teología y los valores que recibí en mi juventud, en gran parte ya no me sirven. Poco a poco voy descubriendo un modo nuevo de comprender y de asumir el mensaje de Jesús y, como consecuencia, la forma de la evangelización. Entonces comenzó a despertarse más profundamente mi conciencia.

Cuando una realidad tan dura te entra por los ojos, ya no puedes esquivarla y, como seguidor de Jesús, no tienes más remedio que plantearte la situación y dejarte interpelar por una realidad tan tremendamente antievangélica. Ya no puedes tomar decisiones vitales sin tener en cuenta este cuestionamiento.

Durante los años que pasé en México, comenzó a florecer la Teología de la Liberación. Hacia el año 1968, Gustavo Gutiérrez (que terminaría ingresando en la Orden como dominico) publicó un folleto titulado “Hacia una teología de la liberación”, que recuerdo haber leído en los primeros años setenta. En el año 1975, estando yo en México, publicaría un importante libro titulado, ya claramente, “La Teología de la Liberación”. A partir de estos años, esta forma de aproximación a la comprensión del Evangelio fue la que marcó de una manera definitiva mi vocación y mi vida.

 

De nuevo, maestro de novicios

En Agua Viva está el noviciado de la Provincia de México. Pues bien, allí me nombraron de nuevo maestro de novicios. Y, como preámbulo, me encargaron del pre-noviciado. Propuse que este pre-noviciado se realizara en una zona deprimida de la capital, para que los pre-novicios tuvieran un mejor conocimiento de la realidad, y este proyecto se aceptó. Esta fue mi primera decisión. Elegimos la zona de Texcoco, donde estaba trabajando Ángel Torrellas con otro dominico francés. Mi intención era que los que fuesen al noviciado, tuviesen en cuenta el panorama real de la vida de pobreza de la sociedad con la que deberían de enfrentarse, como seguidores de Jesús.

Mientras tanto, durante los meses que duró el pre-noviciado, intentamos planificar, en el Consejo de Formación, la ubicación idónea para un noviciado como el de la Provincia de México, que tendría que hacer frente al tremendo desafío de la pobreza que padecía una gran parte de la población. El Consejo de Formación, después de largas deliberaciones, acabó en tablas y, como consecuencia, el Provincial, Damian Byrne (que después llegó a ser Maestro de la Orden) decidió dejar las cosas como estaban. Y todavía hoy, después de tantos años, no hemos encontrado la fórmula para que, desde el comienzo de la vida religiosa, los que quieran formar parte de la Orden, sean conscientes, de una manera vital, que nuestra vocación nos debe de llevar a dar respuesta a este problema social y de vida, que debe de estar en el lugar central de nuestra preocupación y de nuestra vocación.

 

Imposible volver atrás. Nueva decisión

Entonces yo me vi en la necesidad de tomar mi propia decisión. Recuerdo que Ángel Torrellas me decía: “no puedes volverte atrás”. No encontraba sentido a ser maestro de novicios, encerrado en un convento lejano y ajeno a la realidad que estaba viviendo una parte significativa de la población mexicana. No me veía de maestro de novicios en un lugar bien acomodado y desde allí explicar a los novicios que Jesús quiere que estemos al lado de los más desfavorecidos, para sacarlos de esa situación. Y, como consecuencia, renuncié como maestro de novicios.

Después de unos meses de búsqueda en Centroamérica, me tomé un año sabático, que dediqué a estudiar la Teología de la Liberación y a profundizar en la Cristología y los Estudios Bíblicos en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. Este año de estudio fue en el curso 1977-1978. Fue para mí muy enriquecedor.

Durante el año de reciclaje, que cursé nada más llegar de América, conocí a Julio Lois, profesor de Cristología y de Teología de la Liberación en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. Este encuentro con Julio Lois fue también determinante en mi vida. Julio fue un auténtico seguidor de Jesús y un gran teólogo. Sus clases en el Instituto Superior de Pastoral resultaban extraordinarias y rebosaban de alumnos. Nuestra relación terminó, con el tiempo, en una profunda amistad, que fue profundizándose en el proyecto pastoral que, hasta su muerte, compartimos en la parroquia Santo Tomás de Villanueva, en Vallecas, y en el compromiso social desde la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín.

 

Una nueva comunidad dominicana en Vallecas

La pobreza no existe solo en América Latina. Al volver a España, yo tenía que tomar una decisión, si quería ser mínimamente coherente con la realidad que había ido descubriendo. Acertar es siempre difícil. Pero para mí era evidente que tenía que elegir un lugar entre la gente menos favorecida. Y no solo por estar presente en esa realidad, sino para orientar toda la actividad de mi vida en la dirección y las exigencias de lo que suponía esa forma de aproximación al Evangelio de Jesús que yo había descubierto en América: la teología de la liberación.

Durante el curso 1977-78, Jesús Espeja, José Luis Alcalde y yo mismo resucitamos la idea de formar una pequeña comunidad de la que habíamos hablado entre nosotros en años anteriores, durante la etapa de maestro de novicios en Caleruega. Al enterarse José Ramón López de la Osa de nuestro proyecto, se unió también a nosotros. Nuestra decisión era formar esa comunidad de dominicos, manteniendo una cercanía con la gente más necesitada, en la periferia de Madrid. Se trataba de poner en práctica los convencimientos que habíamos ido adquiriendo en los últimos años. En realidad, se trataba de ser consecuentes con la convicción, que se hacía evidente, de que había que tomar una opción por los pobres.

“La opción por los pobres” ha estado expuesta a muchas interpretaciones. Una de las primeras Conferencias Episcopales de América Latina asumió plenamente esta expresión como una consecuencia evangélica. Lo cual determinó un cambio profundo de presencias de presbíteros y religiosos en América Latina. En América Latina se constató que el ochenta por ciento de los “religiosos” se dedicaban al veinte por ciento de las clases más altas de la sociedad, y solamente el otro veinte por ciento de “religiosos” se dedicaba a los más pobres, que llegaban a ser un tanto por ciento muy elevado de esa sociedad. A partir de entonces se comenzaron a invertir las presencias.

Posteriormente, en otra de las reuniones de las Conferencias Episcopales de América Latina, (bajo el mandato de Juan Pablo II) el lema de la opción por los pobres sufrió una corrección, y se pasó a hablar de la “opción preferencial por los pobres”. En los Capítulos Generales de la Orden se ha hablado también de las “fronteras”, de las “periferias”. Pero, a pesar de utilizar estos términos u otros semejantes, la opción por los pobres quedaba manifiesta.

A través de los años, dio la impresión de que se intentaba rebajar, en la medida de lo posible, todo el mordiente que pudiera tener la opción por los pobres. Y hasta llegamos a preguntarnos: ¿por donde pasan hoy las fronteras? Pero, mientras tanto, la pobreza en el mundo sigue siendo una realidad sangrante y antievangélica que clama al cielo. Agradezco al Papa Francisco que, en alguna de sus alocuciones o escritos haya afirmado recientemente: “…sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos… se quedan en el reino de la idea…” Y también: “No debemos conformarnos con una teología de despacho. Que el lugar de nuestras reflexiones sean las fronteras”.

No fue fácil afrontar el proyecto de una nueva comunidad de dominicos en la periferia de Madrid. Los Vicarios Diocesanos, algunos de los cuales visitamos, no entendían nuestro proyecto. Pero cuando el obispo Alberto Iniesta, Vicario de la Vicaría IV, y en cuya Vicaría ya colaboraba José Ramón, se enteró de nuestro proyecto, nos ayudó a concretarlo en Vallecas, dentro de su Vicaría, en Madrid.

Vallecas está formada por el Distrito de Puente de Vallecas y el de Villa de Vallecas, además de El Pozo y Entrevías. Una población aproximada de unos 250.000 habitantes. La casi totalidad de la población la compone gente trabajadora. Muchas familias emigraron a Vallecas desde otros lugares de España, sobre todo en las décadas de 1950-1960. Estas familias, al no tener acceso a vivienda, iban edificando casa a casa, trabajando durante la noche, para que no pudiera derribarlas la policía. Las edificaban en campos yermos de los alrededores de Vallecas. Eran edificadas sin cimientos y, por tanto, estaban llenas de humedades, que, a la larga, repercutieron en la salud de los habitantes. Por eso en muchas ocasiones, a estas “casas bajas”, las llamaban “chabolas”.

Pero tengo que añadir que los cambios producidos en Vallecas durante los años ochenta han sido extraordinarios, al menos, externamente. Se produjo una remodelación, en cuanto a las viviendas y equipamientos, que se considera la mayor que ha habido en Europa. Se edificaron miles de viviendas, equipamientos de todo tipo (centros de salud, colegios, institutos, parques, etc.), que dieron un vuelco a la realidad de Vallecas. Y todo ello en unas condiciones económicas muy favorables para la población. Es verdad que la gente seguía siendo la misma y con parecidas dificultades y carencias, pero con la posibilidad de educar a los hijos de un modo más eficiente, con Parques donde jugar y pasear.

La realidad vallecana había cambiado. A partir de ahí, y con la lucha de la gente, se procedió a continuación a conseguir la rehabilitación de otras muchas viviendas, que habían sido edificadas en los años cuarenta-sesenta. Una rehabilitación, aún inconclusa, y que ha incluido la colocación de ascensores, tan necesarios para la gente que vino al barrio de joven y hoy tienen dificultad para subir a un cuarto piso.

            A pesar de todo, todavía hoy la realidad social de Vallecas está siendo muy difícil. Existe una gran población mayor que necesita asistencia. Con motivo de las crisis, el paro se ha agudizado. Cáritas tiene que salir al paso de la gente que lo pasa peor con la ayuda de alimentos a través de las parroquias. La gente está preocupada con la educación y el futuro laboral de sus hijos. Hay hogares que se han quedado sin apenas ingresos para poder subsistir. Hay gente que se guarda su problema, a pesar de que lo está pasando muy mal, por la vergüenza que les produce tener que solicitar ayuda.

 

Aceptación del Provincial y comienzo de la comunidad

En aquel momento (año 1978) en que nosotros queríamos fundar nuestra comunidad, era Provincial Cándido Ániz, que aceptó nuestra propuesta, aunque sin mucha convicción por su parte. Fue muy respetuoso con nuestra decisión y se lo agradecemos sinceramente. Comenzamos nuestra presencia en Vallecas el 1 de agosto de 1978, alquilando provisionalmente una pequeña vivienda, a la que vinimos a vivir Jesús Espeja, José Luis Alcalde, José Ramón López de la Osa y yo. Intentamos una vida sencilla y dependiendo de nuestro trabajo.

A partir de entonces teníamos que afrontar nuestro proyecto. Elegir un lugar como Vallecas, suponía no tratar de ser una comunidad aislada, funcionando al margen de la vida que se desarrolla en la sociedad, sino viviendo la vida de la gente, empapándonos de sus problemas y tratando de arrimar el hombro para luchar juntos por la realidad de un mundo más justo y solidario.

Como consecuencia de esta elección, nuestra comunidad se concibió como una comunidad abierta. Lo cual implicaba, en primer lugar, estar abiertos en nuestro estudio, a todos los esfuerzos de reflexión que existían a nuestro alrededor en orden a la transformación de la realidad. Un estudio, además, que debía repercutir positivamente sobre la vida de la gente.

Implicaba también una forma de orar no encerrada en nosotros mismos, sino en contacto con la comunidad humana a la que pertenecemos y de acuerdo con sus inquietudes. Oración comprometida, que nos llevase a descubrir la responsabilidad compartida en la liberación de la gente. Todo ello nos llevaba a una vivencia profunda, como grupo o comunidad, de nuestra experiencia de Dios. Implicaba, también, la necesaria implicación en los problemas de la población con la que convivíamos. 

La comunidad fue encontrando su espacio y su identidad en ese estrecho contacto con la gente y sus problemas, participando en sus actividades, compartiendo sus preocupaciones y sus dificultades, viviendo sus alegrías y sus logros. Fuimos descubriendo nuestra forma de participar en un barrio que era muy activo y que traía una larga experiencia de lucha por los derechos y las necesidades de las personas. Con una idea precisa de lo que debía de ser el movimiento vecinal y su labor en un momento de cambios políticos, sociales, religiosos, estructurales, etc.

Creo que juntos aprendimos mucho todos de aquellas experiencias y, sobre todo, se crearon unos profundos lazos de respeto, solidaridad, cariño, y fe que se han materializado en una transformación de la calidad de vida a muchos niveles (cultural, sanitario, educativo, asociativo, habitacional, etc.) que no es sino el resultado de muchas horas de trabajo compartido, de preocupaciones mutuas, de catequesis compartida y de la celebración de la vida. De esta larga experiencia aprendimos una forma de ser dominicos en esa realidad, aprendimos a leer y vivir evangélicamente esa misma realidad y sentimos el cariño profundo y el respeto sincero de las personas.

Ser fieles al carisma de santo Domingo no significa que debamos permanecer siempre igual. Somos dominicos adaptándonos a las exigencias del momento actual, de modo que las nuevas formas requeridas, para dar respuesta a los retos presentes, van modificando nuestra identidad dominicana. Yo me siento dominico, pero mi identidad como tal ha ido evolucionando a través de los años, sin que por ello me sienta menos dominico que en tiempos anteriores. Es más, creo que sería infiel al carisma dominicano, si siguiera viviendo lo que viví con entusiasmo al celebrar mi primera misa en el año 1950.

La realidad que enfrentamos hoy tiene unas connotaciones que no podemos soslayar. Vivimos en un mundo profundamente injusto, con unas desigualdades brutales. No todos hacen los mismos análisis sobre las causas que provocan esta realidad, en parte porque depende de la situación desde donde hagan la reflexión. Pero lo que es evidente es que esta realidad está en contradicción con el mensaje del Evangelio. Esta injusticia clama al cielo, al Dios de Jesús, que quiere que todos seamos hermanos e iguales. Como simples cristianos no podemos ser indiferentes ante este hecho.

Todo cristiano debería estar dispuesto a colaborar para que esta realidad cambie. Reconocer a Dios como Padre y reconocernos todos como hermanos, viviendo con dignidad la vida, es la buena noticia que Jesús proclamó desde el inicio de su predicación. Creo que, como dominicos, debemos de entrar activamente en la realización de esta buena noticia del Evangelio.

 

La Parroquia Santo Tomás de Villanueva

Nuestra idea, al principio, no era hacernos cargo de una parroquia. Nuestro propósito era, más bien, que nuestra comunidad estuviese al servicio de las necesidades de la iglesia en Vallecas. Lo entendíamos como un servicio supra-parroquial. De las ofertas que nos planteó Alberto Iniesta para comenzar, prosperó la del “Cursillo de la Pareja”, que se empezaba a implantar en aquellos momentos y que ha durado hasta nuestros días, y en la que colaboró siempre con mucho acierto y aceptación José Luis Alcalde.

Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que era difícil hacerse presente en un ámbito cualquiera, como podría ser Vallecas, si no entrabas a formar parte, de alguna manera, del marco institucional o parroquial. Pasados unos meses desde la apertura de la comunidad, Carlos Jiménez de Parga, arcipreste entonces del Arciprestazgo del Buen Pastor, me pidió que me hiciera cargo de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva. Lo hablamos en comunidad y, en una primera instancia, decidimos no aceptar la petición que me hacían, pensando mantener nuestra decisión de comunidad. Pero no mucho tiempo después, nos lo solicitó de nuevo y entonces decidimos aceptarlo.

La decisión fue corroborada por el obispo Alberto Iniesta, y así es como me hice cargo de la Parroquia el 1 de enero de 1980, junto con Carlos Lanuza (un joven sacerdote diocesano) como coadjutor. Carlos Jiménez de Parga, que era párroco de Santa Irene, y que fue uno de los que más nos insistió para que yo aceptase, me ayudó a afrontar lo que suponía hacerse cargo de una parroquia en ese entorno y esa tarea nueva para mí. Parece que hubo alguna dificultad para mi nombramiento, por eso, el documento que redactó Alberto Iniesta, y que aún conservo, lo escribió en una cuartilla en la que decía sencillamente que me nombraba “cura ecónomo provisional” de Santo Tomás de Villanueva.

Santo Tomás de Villanueva es una de las Parroquias erigidas por el obispo Morcillo en el año 1965. En aquel año se crearon muchas en esta zona, pero en no pocas no existían siquiera locales donde poder funcionar. En nuestro caso, las celebraciones tenían lugar en el salón de un colegio prefabricado, que gestionaba el párroco anterior. Para ser autónomos, alquilamos un minúsculo local, donde trasladamos el despacho parroquial, y tener así también un espacio mínimo en el que poder celebrar algunas reuniones.

Los primeros tiempos fueron un poco difíciles. El colegio prefabricado desapareció con motivo de la remodelación del barrio y nos quedamos sin lugar donde poder celebrar. Pasados varios meses logramos un barracón proporcionado por el IVIMA que nos sirvió de local durante más de diez años. Frío en invierno y un horno en verano. Pensábamos que hasta que la gente del barrio no estuviera asentada definitivamente en sus nuevas casas, no se podía plantear la edificación de la iglesia y de los locales parroquiales. Esto llegó más tarde.

Por otra parte, tuvimos la ventaja de encontrarnos con una parroquia que no estaba excesivamente “sacramentalizada”, y pudimos insistir en el aspecto comunitario y social.

 

La presencia de Julio Lois

Julio Lois, cuya vivienda se encontraba en nuestra demarcación parroquial, se incorporó a la parroquia. Su presencia nos alegró mucho. Comenzaron también a colaborar en ella los demás componentes de nuestra comunidad dominicana.

La presencia de Julio Lois, que era profesor del Instituto Superior de Pastoral, fue muy importante tanto para la Parroquia como para el barrio. Cuando vino a Madrid, comenzó viviendo cerca del Instituto Superior de Pastoral, junto con Casiano Floristán y Carmelo García (dominico también en aquella época). Pronto se preguntaron qué hacían viviendo allí, y decidieron trasladarse al barrio de Palomeras, en Vallecas. También fue muy importante la implicación de Julio en la Asociación de Vecinos. Su aportación teológica, pastoral y personal fue muy significativa siempre para todos.

Insisto en que su presencia fue importantísima para la comunidad parroquial por la convivencia, siempre entrañable y fraterna de Julio Lois. Es mucho lo que la comunidad recibió de su presencia y de su visión teológica y evangélica de la vida. Su muerte fue una gran pérdida para la Parroquia en la que colaboramos juntos. Un cáncer nos lo arrebató después de larga enfermedad. 

 

Dominicos que nos acompañaron

Han sido siempre importantes para nosotros, los primeros componentes del grupo, todos aquellos que, a través de los años, pasaron por la comunidad dominicana: Jesús Gallego, Carlos Campo, Jesús Francisco Mayordomo, José Antonio Lobo, Manuel Sordo, Juan Antonio Alonso de Juan, Segundo Pizarro (fallecido repentinamente en el año 2016). Últimamente, el 4 de febrero de 2019, murió José Luis Alcalde, como consecuencia de un ictus que lo fue deteriorando lentamente. Actualmente la comunidad se compone solamente de dos miembros: José Antonio Lobo y Pedro Sánchez.

 

Nuestra presencia en la Parroquia. Comunidad cristiana

Lo que podríamos considerar como el inicio de una comunidad cristiana, comenzó como un grupo de matrimonios, de distintas edades, que se reunían para reflexionar y madurar su fe. Con el tiempo este grupo se dividió en tres, de los cuales en la actualidad permanecen dos. En estos grupos (o comunidad cristiana) estuvimos siempre integrados dominicos, dominicas, ursulinas, y un buen número de mujeres y hombres de la Parroquia. A través de estos grupos fuimos descubriendo juntos el verdadero sentido del seguimiento de Jesús, que no era principalmente la celebración de los sacramentos, sino descubrir que la religión de Jesús es la vida, una vida de acuerdo con el evangelio, que después celebramos en la eucaristía.

Julio Lois nos describía lo que debería caracterizar a una comunidad vinculada personalmente con Jesús. Estos rasgos serían importantes: Renuncia a los grandes ídolos del mundo, tales como el dinero o las riquezas, el poder, el dominio, el triunfo que se impone. Renuncia a la violencia. Solidaridad con los últimos.

 

Colaboración de Dominicas y Ursulinas

La Parroquia siempre trató de incluir a todo el que quisiera y pudiera participar en el trabajo de la misma. Cuando nosotros llegamos, llevaban ya muchos años en Vallecas las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia que, a partir de entonces comenzaron a participar en la Parroquia, tanto en la catequesis como en acción social. Entre ellas, Carmen Moreno, que desde 1980 se hizo cargo de la Acción Social.

Años más tarde se incorporan también las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción, fundando una comunidad en el ámbito de la parroquia, y que han hecho una labor excelente en el barrio y fuera de los ámbitos del barrio.

Colaboran también las religiosas de una comunidad de Ursulinas que, hasta hace muy poco, vivieron en el ámbito de la Parroquia y que han sido claves tanto para la catequesis como para la acción social. Entre ellas destacaría a Emma y a Mary Paz.

Y sería importante añadir la multitud de relaciones que se han establecido a partir de la actividad de la Parroquia. Destacaría en primer lugar (a pesar de que vinieron algo más tarde) la Comunidad cristiana que en la actualidad de llaman “Quédate”, que tienen una presencia significativa y comprometida en la Comunidad Parroquial, y que con su juventud proporcionan una gran vitalidad en el ambiente de la parroquia.

Añadiría además el contacto con Comunidades de Base, Acción Verapaz, Amnistía Internacional, Cristianos por el Socialismo, Cristianos Socialistas.

 

La Acción Social de Cáritas Parroquial

De acuerdo con nuestro modo de pensar, hay algo que, desde el comienzo, cuidamos con mimo exquisito. Se trata de la atención social a quienes lo necesitan. Y por ese motivo se contrató desde el principio una “trabajadora social”, que atendiese este ámbito de un modo adecuado y profesional. A partir de 1980, primero Carmen Moreno y, más adelante, Enma Muñoz y Dulce Carrera hicieron un trabajo excelente y con una dedicación encomiable. Desde el año 2005, estando yo fuera ya de las directrices de la Parroquia, se contrata oficialmente a media jornada como Trabajadora Social a Ofelia Saunders. El hecho de formalizar el contrato con Ofelia para este trabajo, ha dado una seriedad a la atención de Cáritas Parroquial, con la ayuda de dos voluntarias del barrio.

 

La Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín

Desde el comienzo de nuestra presencia en la Parroquia, la actividad ha estado orientada a la coordinación y cooperación con todos aquellos movimientos e instituciones que tuvieran un objetivo claro de mejora de las infraestructuras y dotaciones del barrio. Esto nos llevó a integrar nuestra actividad social con la Asociación de Vecinos “Los Pinos de San Agustín”, cuya influencia ha sido profundamente beneficiosa en la mejora y remodelación del barrio. Hemos mantenido unas relaciones importantes con la Asociación de Vecinos. Y ha sido interesante la participación de todos los que formamos la comunidad de dominicos, junto con Julio Lois.

Siempre tuve claro que no venía a Vallecas pretendiendo aportar cosas extraordinarias. Más bien me sumé a las iniciativas que procedían del barrio y de la Asociación Vecinal, a la que me incorporé de lleno, tratando de que hubiese unas relaciones fluidas entre Parroquia y Asociación. Julio Lois, fallecido hace un tiempo, y yo apoyamos y participamos en multitud de actividades y de luchas, que redundaban en el bien de la gente del barrio. Estas actividades son las que recuerdo como algo muy positivo.

Fundada la Asociación en 1977, las dominicas, los dominicos y Julio Lois, trabajamos activamente en ella desde 1981. A ello nos animó el comprobar la plataforma privilegiada que era entrar en un contacto directo con la problemática real de los vecinos, así como la posibilidad de manifestar lo que queríamos que fuera nuestra filosofía de presencia: colaborar con todos aquellos que tuvieran como objetivo fundamental mejorar las condiciones de acuerdo con las fases de remodelación del barrio que, impulsadas por todo el movimiento vecinal, culminaron con la dotación de nuevas viviendas, escuelas, guarderías infantiles, colegios, instituto, parques, así como la infraestructura del transporte y la actividad cultural popular.

Desde entonces y, a través de la Asociación de Vecinos los Pinos de San Agustín, hemos venido trabajando en algunos ámbitos sociales de gran importancia para el barrio, en particular, en la Junta Directiva de la Asociación y en la Escuela Popular de Personas Adultas. En la Junta Directiva hemos estado participando, principalmente, Julio Lois (hasta su muerte, en el año 2015) y yo mismo.

La Escuela de Adultos ha sido y es un lugar de encuentro con la gente, privilegiado. Cubre una función de formación de adultos y, como lugar de encuentro, ha sido muy beneficioso para la profundización de relaciones entre las personas que a ella asisten. En esta actividad educativa de la Asociación, hemos colaborado todos los miembros de nuestra comunidad. También hemos conseguido la colaboración para la Escuela de Adultos de muchos profesores universitarios, que se prestaron amablemente y por amistad, a compartir sus conocimientos con la gente del barrio. En el aula de informática, colaboran actualmente dos antiguos alumnos del Colegio Virgen del Camino de León y la esposa de un tercero.

El barrio ha cambiado mucho en estos años y, el haber estado aquí durante todo este tiempo, nos ha permitido adquirir un conocimiento muy detallado de la problemática real de la gente, así como un acercamiento de amistad y de comunidad con ellos, que hoy es una parte muy nuclear de nuestra vida dominicana comunitaria.

Este modo de presencia ha hecho que, en la actualidad, la Parroquia sea una de las instituciones con mayor credibilidad, tanto por parte de los que comparten la fe con nosotros, como por parte de quienes, sin tener ninguna vinculación de compromiso religioso, la sienten como un testimonio de presencia y de apuesta por la gente y, de forma especial, por los ámbitos más empobrecidos de nuestro entorno.

 

Parroquia encomendada a la Orden

En el año 1994, por recomendación del entonces Vicario, Juan José Rodríguez Ponce, se solicita que el Obispado encomiende a la Orden Dominicana la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva (hasta entonces era yo el responsable a título individual), ya que de hecho desde muy pronto, como ya he dicho, todos colaboramos en la Parroquia. Esta petición fue respondida positivamente en abril de 1994.

A esta realidad se suma un hecho muy importante, impulsado por nosotros. Como ya he manifestado, desde antes de venir nosotros a Vallecas, ya están presentes en el barrio, las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia, y posteriormente llegarán también las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción. Las dos Congregaciones llevaban ya mucho tiempo colaborando con la Parroquia. Por eso, de acuerdo con el hecho de que la parroquia sea encomendada a la Orden Dominicana, en el año 1994 se llega, entre ellas y nosotros, a un acuerdo de “asumir solidariamente, y con la misma responsabilidad activa y pasiva, la gestión y administración de la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, en el barrio de Palomeras (Vallecas), en Madrid”. “Al hacerlo así, nos comprometemos a aportar el personal necesario para llevar a cabo este proyecto pastoral de Familia Dominicana, lo que implica el sostenimiento de una comunidad, por cada una de las partes, para la atención del mismo”.

En el documento de compromiso mutuo se hace referencia a una carta de enero de 1996 de Timothy Radcliffe (Maestro de la Orden) que dice así: “¿Desde dónde hacemos la teología? Necesitamos grandes facultades y Bibliotecas. Pero también necesitamos Centros donde se haga teología en otros contextos: con los que luchan por la justicia, en el diálogo con otras religiones, en barriadas pobres y en hospitales. Especialmente en este momento en la vida de la Iglesia, el verdadero estudio implica la construcción de comunidad entre mujeres y hombres. Una teología desarrollada solamente a partir de la experiencia masculina cojeará de una pierna, respirará con un solo pulmón. Por esto necesitamos hoy hacer teología con la Familia Dominicana, escuchando cada uno las intuiciones del otro, haciendo una teología que sea verdaderamente humana” (IDI. Enero 1996). Todos estábamos muy convencidos de que nuestro proyecto era un proyecto dominicano bien interesante.

 

Nuevo edificio parroquial: derribo del último barracón del barrio

Entre 1995 y 1998, se construye el nuevo edificio parroquial. Nuestro deseo era construir la Parroquia sin cargar su costo al arzobispado de Madrid, pero el fracaso de la primera empresa que comienza las obras, obliga a pedir ayuda al arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco, que comprendió la situación creada y aceptó el compromiso de la edificación de la Parroquia. Recuerdo que a Julio Lois le daba miedo la construcción del nuevo edificio, pero definitivamente reconoció y reconocimos todos que la Parroquia no podía seguir funcionando en un barracón de corta vida. Creo que, al fin, resultó una construcción sencilla y que, desde entonces, ha dado mucho juego a diversas actividades del barrio. El nuevo edificio se inauguró el 1 de febrero de 1998.

 

El problema de nuestras presencias

En el año 1999, cumplidos los 75 años, dejo de ser párroco de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, aunque siga colaborando como uno más. A partir de este momento continúan como párrocos los siguientes miembros de la Comunidad: Manolo Sordo Villar, que es párroco hasta el año 2003. José Antonio Lobo, que ejerce desde el 2003 hasta el año 2009. Y por último José Luis Alcalde Revilla que es párroco desde el año 2009 hasta que se entrega la Parroquia a la Diócesis en el año 2013.

A partir de entonces, no hay dominicos que quieran seguir por este camino, mientras nosotros vamos envejeciendo y sintiéndonos imposibilitados para hacernos cargo de la parroquia. Compartí un día esta situación con Julio Lois (poco antes de su muerte) y las dominicas, que se mostraron profundamente preocupados, porque pensábamos que habíamos creado un ámbito de evangelización que sería una pena verlo desaparecer. Julio Lois comentaba que nuestra ausencia de Vallecas provocaría un vacío importantísimo.

Pienso que nuestra Orden no ha sido sensible a nuestra presencia en Vallecas. Cuando, a petición del Vicario Episcopal, la Provincia de España asumió “de derecho” lo que se venía haciendo ya “de hecho” desde el año 1980, se intentó y se llevó a cabo la idea de que las dos comunidades de dominicas, que venían trabajando en la parroquia, se comprometiesen también a mantener estas comunidades para el servicio de la misma. Con esto se consolidaba la aspiración que existe en la Orden de trabajar como Familia Dominicana. Pero estas decisiones no se tuvieron en cuenta a la hora del Capítulo Provincial, que decidió sobre la continuidad de nuestra permanencia en la parroquia. Los miembros de la Comisión de Parroquias ni siquiera sabían que la situación de nuestra presencia en la Parroquia Santo Tomás de Villanueva era totalmente “legal”.

En vista de todo lo expuesto, se toma una decisión: “En octubre de 2013 finaliza el compromiso provincial con la archidiócesis de Madrid para la atención pastoral de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Vallecas (Madrid). La comunidad de frailes continuará prestando su ayuda al nuevo párroco y a la comunidad parroquial. Se mantiene la comunidad de San Alberto Magno en Vallecas (Madrid) mientras puedan continuar en ella los frailes que actualmente la componen” (Actas Cap. Prov. 2013, nº 179).

Se nombra a continuación un nuevo párroco diocesano, Juan Carlos Antona. Pero, desgraciadamente, Juan Carlos Antona se va al terminar su segundo año como párroco. El siguiente nombramiento recae sobre César Montero, que trabajó con mucha entrega en la parroquia por espacio de dos años. Entrega correspondida por la gente de la parroquia. Pero el Vicario, Juan Carlos Merino, le pidió que dejase el cargo, y lo sustituyó por Jorge Juan Gómez Gude, que resultó nefasto para la Parroquia, y que abandona el cargo a principios del segundo año de su nombramiento. Durante la mayor parte de este segundo año la parroquia es atendida por curas del Arciprestazgo al que pertenece nuestra parroquia. 

Ante esta situación, y ya después de marchar César Montero, muchos miembros de la comunidad parroquial, reunidos para ver la forma de proceder, solicitan hablar con el obispo, Carlos Osoro, para tratar de examinar qué es lo que está ocurriendo en la atención a la parroquia. Pero el obispo se escuda en su aislamiento y no concede ninguna de las diversas entrevistas solicitadas por la comunidad.

Por fin, sin haber contado con las expectativas de la comunidad parroquial, el 13 de octubre de 2019, el Vicario presenta como nuevo párroco a Juan Antonio Cuesta Olmos, que hasta este momento había sido párroco en San Blas. Al parecer, procede de Vallecas, donde conoció a los jesuitas de El Pozo y por eso llegó a ser jesuita, aunque actualmente pertenece al clero secular de Madrid.

Esperamos que el nuevo párroco acierte a encauzar la actividad de la parroquia de acuerdo con las orientaciones que emanan de la pastoral del Papa Francisco.

 

Confesión

Yo, por mi parte, quiero reconocer que estos cuarenta años últimos de mi vida son los que descubro como los años que han dado más sentido a mi vida como cristiano, como seguidor de Jesús y como dominico. Lo cual no me impide reconocer que acaso no haya llegado a acertar y a llevar a cabo todo lo que hubiese significado un proyecto evangélico profundo.

¿Nos equivocamos al tomar la decisión de establecer una comunidad de dominicos en un barrio de Vallecas, en la periferia de Madrid? Con esa decisión, intentamos ser fieles al compromiso de colocarnos al lado de los necesitados, para dejarnos interpelar por ellos y, desde la práctica, anunciarles la “buena noticia de Jesús”.

Sé que hay muchas formas de vivir la vida dominicana. Estoy seguro de que la que nosotros hemos vivido no es la única posible. Nuestra presencia en lugares tan diferentes, sea desde el punto de vista cultural como religioso han hecho de la Orden un mosaico rico y variado del espíritu de Santo Domingo y de su forma abierta, compasiva y compartida de vivir y predicar el Evangelio.

Madrid, 1 de enero, de 2020

FALLECE NUESTRO PADRE PEDRO

FALLECE NUESTRO PADRE PEDRO

Con este dibujo del pPedro, obra de Jesús Herrero, te despedimos, descansa en paz.

Si algo tenemos que asumir de Pedro es que su vida es un maravilloso abono que explotará en primavera inexorablemente. La siembra está hecha. Y el agradecimiento de tener un camino marcado lleno de humanidad y amor.

pPEDRO (11-11-2020 última información, 11:5o h.)

Ha llamado la doctora del Virgen de la Torre: Pedro está ya totalmente dormido y ya no despierta para nada, está muy tranquilo, ahora está totalmente sedado y que estemos tranquilos porque Pedro ya no esta sufriendo.

Los médicos descartan poder irle a ver o acompañarle, estar cerca de el aunque no se enterara.

 

Fernando Alonso Diez <faldiez@hotmail.com> ha escrito:

Me cuesta mucho escribir esto:

9/11/2020
La sobrina de José Ramón, que ha ido a ver a Pedro nos dice que "la situación de Pedro es mala, va mucho peor. Ayer no ha comido nada, tiene bajo nivel de conciencia, y está con rescates de morfina, xq se agita a pesar de todo. Oxígeno bajo. Pobrecito. Espero que no esté sufriendo, xq no se merece este final duro, y tan solito. El siempre rodeado de tanta gente!. Cuanto lo siento".

 

Fernando Alonso Diez <faldiez@hotmail.com> ha escrito:

8/11/2020
Acaban de avisarnos del Hospital diciendo que Pedro, dentro de la gravedad, *SIGUE ESTABLE*. Ánimo, campeón. Tú puedes!!

Fernando Alonso Diez <faldiez@hotmail.com> ha escrito:

6/11/2020
Las noticias que tenemos hoy son muy tristes, Pedro está muy malito, respira con mucha dificultad y no responde a los tratamientos. Sé que a todos nostros nos duele no poder estar cerca de él, trasmitiéndole nuestro cariño.

FALLECE CARLOS CUERVAS-MONS BAÑUGUES

FALLECE CARLOS CUERVAS-MONS BAÑUGUES

Siguen las malas noticias.

 

Me acaban de informar que esta mañana encontraron muerto en el sofá de su casa a Carlos Cuervas-Mons, nuestro Bañugues.

Carlos está en la sala 4 del Tanatorio de Luanco, Las Arenas. Está sólo pues el Tanatorio permanece cerrado. La familia acudirá mañana para ser incinerado. Depositarán sus cenizas en la tumba de su madre.

Descanse en paz.

ÁNIMOS

ÁNIMOS

pPedro, te queremos tanto que sumando nuestro cariño y nuestras oraciones a tu fortaleza conseguirás vencer al virus. 


Para darte ánimos te comento que hace un mes mi hija Marta superó el COVID después de una semana en el hospital con pronóstico muy grave. Yo estuve permanentemente a su lado, porque ya sabes que ella es dependiente total. Y allí percibí la mano de Dios que siempre tiene tendida hacia nosotros. Y Él te librará del virus como libró a la mi nena.


¡Ánimos!

Manolo

PREOCUPACIÓN POR LA SALUD DE pPEDRO

PREOCUPACIÓN POR LA SALUD DE pPEDRO

Recibo con preocupación este mensaje de mi compañero querido Fernando Alonso.

 


 

Hola Josemari, me temo que te voy a amargar esta mañana de domingo, pero  me veo en la obligación de compartir contigo y con nuestros compañeros la preocupación que en estos momentos me embarga temiendo  por la  salud de nuestro PPedro. 

Hace más de una semana en un correo y, de pasada, me dice  "... No te contesté antes porque estoy enredado con el coronavirus. El PCR ha dado positivo. Ya te contaré.." A partir de ahí se siguieron los protocolos habituales y todo parecía controlado hasta ayer, que amaneció desorientado y con algunos síntomas que aconsejaban su internamiento en el Hospital. Y allí está, según me comunica José Ramón López de la Osa, atendido de la mejor manera posible en estas circunstancia.

José Ramón y pPedro

Precisamente José Ramón es quien me recomienda y autoriza para que os lo haga saber con la intención de que sumemos nuestras mejores energías  para así ayudar a Pedro a superar este trance. También nos tendrá informados del proceso que siga la enfermedad  y que yo os iré trasladando.

Esperamos que las fuerzas de Pedro, sus ganas de vivir para seguir siendo testigo del Evangelio  entre los que más lo necesitan y también con el apoyo de nuestras energías pueda salir adelante y seguir siendo nuestro Referente al que mirar .

MI ALBERTO CUMPLE 36

MI ALBERTO CUMPLE 36

Hoy hace 36 años que llegó a este mundo nuestro hijo Alberto y que cambió nuestras vidas para siempre.

¿Qué sería de nosotros sin ti?

FelicidaDes, buen hijo.

PONGAMOS QUE HABLO DE LALO F. MAYO

PONGAMOS QUE HABLO DE LALO F. MAYO

 

Queridos míos, os dejo este correo de Tomás Álvarez, leonés y cepedano de pro y hombre de vasta cultura, muy significado currículum e incansables inquietudes e iniciativas culturales.                                                                                                  
Además de prodigar estos elogiosos y merecidos comentarios a la persona de Tomás, nos hace conocedores de ciertas noticias acerca del gran Lalo F. Mayo, que merece hoy, con todos los merecimientos, la página de entrada en el blog.                                       
Os sugiero que prestéis especial atención al penúltimo punto del correo de Tomás, y que abráis y leáis la revista La Cepeda (página 4) de la que os dejo el enlace.                
https://drive.google.com/file/d/17ozCM6jNIJEKRmbdKahsMvF0xXYpJEUc/view?usp=sharing

Esa revista, como en ella se informa, está diseñada por Lalo, y creo que se puede añadir a la lista de grandes diseños que ha creado y producido para el blog y muchas de las extraordinarias publicaciones a que ha dado lugar.

Pienso que siempre es bueno, sobre todo cuando existe una "excusa" de tanta calidad y nivel, recordar y volver a agradecer las desinteresadas y valiosísimas (y laboriosísimas) aportaciones de Lalo al blog en general y a los blogueros en particular.                          
Sin su trabajo, sus ideas y sus iniciativas este blog no sería este blog.


 

Estimados socios y amigos:

Con esta comunicación os paso la revista semestral de “La Cepeda” que en esta ocasión realiza un homenaje especial a Amando Alvarez Cabeza, recientemente fallecido en Gijón.

 

Amando ha sido un personaje cepedano cuya rica vida tiene tintes novelescos, nacido en Sueros en 1927, tras retirarse de la marina mercante (fue superviviente del naufragio de un superpetrolero frente a las costas africanas) se interesó por los temas culturales cepedanos, especialmente en materias de etnografía y lingüística. Es autor de los libros Vocabulario de La Cepeda  y Del castellano al cepedano y participó en otra serie de libros y publicaciones, en la defensa de del patrimonio y la cultura cepedana.

En ese homenaje de reconocimiento de la revista, escriben Santiago Álvarez Fernández (hijo del homenajeado), que nos acerca a diversas claves personales de Amando, así como otros autores que le conocieron y compartieron con él encuentros y objetivos culturales: Tomás Alvarez, Ricardo Magaz, Ignacio Redondo Castillo, Gumersindo García Cabeza y el poeta Ángel Casado. Los textos se acompañan de diversas imágenes que recuerdan los  distintos momentos de la vida de Amando Alvarez.

En este número de La Cepeda, se presenta también un avance de la Programación estival de la Asociación Cultural Rey Ordoño I –Amigos de la Cepeda- y un excelente reportaje sobre las pandemias, realizado por la doctora  Victorina Alonso.

Asimismo, el filósofo Rogelio Blanco  hace otro trabajo en el que plantea la historia de León como una lucha milenaria a favor de la libertad.

En el proyecto de programación  para el 2020 se destaca la colaboración en la organización de Versos a Oliegos 2020, la organización de una exposición sobre temas jacobeos y el Día de las Letras Cepedanas. 

Este año la Asociación distinguirá  como Socio de Honor a Lalo Fernández Mayo, periodista nacido en la comarca, quien ha ocupado destacados puestos en el Diario 16, Diario de León y la Voz de Galicia, y que este año recibirá el título de Socio de Honor de la asociación cultural cepedana.

Como señala Saturio Aller, presidente de la A. Cultural,  en la presentación de la revista, toda la programación –como es lógico-  está condicionada por el estado sanitario de la comarca, por lo que  tal vez se tendrá que modificar alguno de los eventos. En el facebook de la Asociación Cultural habrá información permanente de todo ello.

Un saludo muy cordial

Tomás Alvarez

FALLECE FRAY JOSÉ MANUEL SORIA HEREDIA

FALLECE FRAY JOSÉ MANUEL SORIA HEREDIA

Nuestro compañero Luis Heredia me informa del fallecimiento de su primo Fray José Manuel Soria Heredia.

Fray José Manuel era tío carnal de Carlos Soria Tosantos y hermano de D. Florentino Soria Heredia, el que nos llevaba al Colegio las películas de los domingos.

Descanse en paz.

Portada de uno de sus libros sobre las Misiones en Perú donde estuvo muchos años.

 


FALLECE EL p.CURA

FALLECE EL p.CURA

Nos informa Paulita que acaba de fallecer su hermano el padre Félix del Cura.

Descanse en paz.

FALLECE EL P. ANGEL

FALLECE EL P. ANGEL

 

Enlace en el que se informa del fallecimiento del pAngel Casado.
Descanse en paz.
https://www.elnortedecastilla.es/salamanca/fallece-padre-dominico-20200502162739-nt.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F
Un saludo,
Juan Miguel Menéndez Llana
Oviedo.

 

 

Fallece el padre dominico Ángel Pérez en Salamanca

Imagen del dominico fallecido./WORDImagen del dominico fallecido. / WORD

Estuvo al frente del Santuario de la Peña de Francia durante dos décadas

REDACCIÓN / WORD SALAMANCA Sábado, 2 mayo 2020, 16:34

Esta madrugada fallecía el religioso dominico Fr. Ángel Pérez Casado, a los 85 años de edad y tras una larga enfermedad. Fraile muy querido en la Diócesis de Salamanca, había sido profesor, misionero en Perú y durante 20 años estuvo al cuidado del Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia.

Fr. Ángel Pérez, nació en Aldehuela de la Bóveda, Salamanca en 1935, hijo de Julio y Esperanza. Sus primeros años transcurren en Salamanca donde recibe la primera enseñanza y hace el bachillerato en los salesianos.

 

Frecuenta en ese tiempo la iglesia de los dominicos de San Esteban, donde acudía con frecuencia a «oír misa, a asistir a las novenas, procesiones,…» como felizmente recordaba hace unos años, cómo nació su vocación. Al terminar el bachillerato, en 1952 ingresa en la Orden d los Dominicos en Palencia, realizando su profesión el 15 de noviembre de ese mismo año.

Tras estudiar filosofía en las Caldas de Besaya (Cantabria) y teología en Salamanca, recibe la ordenación sacerdotal en diciembre de 1959. Tras terminar sus estudios, su primera asignación es en la Virgen del Camino, León, donde ejerce como profesor y formador de los dominicos, trabajando también en la atención pastoral del santuario. Con treinta y cinco años, 1970, es destinado a la misión de los dominicos en Quillabamba en el Perú, donde pasará siete años ejerciendo su ministerio misionero y cooperando en el despliegue del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.

Regresa a España en 1977 para atender la enfermedad de su padre, será destinado a Alcalá de Henares donde ejercerá como profesor de Instituto. En 1982 es destinado a la casa de formación, Convento de Sotomayor, donde a parte de atender a su madre será responsable pastoral de las comunidades de Arabayona y Pedroso, simultaneando esas tareas con el ejercicio docente en un Instituto de Salamanca y en con colegio privado de religiosas.

En 1997 es destinado al convento de San Esteban para colaborar en el trabajo del santuario de la Peña de Francia. En 1988 es nombrado Rector, tarea que desarrollará por casi veinte años, destacando por su celo pastoral y amor a la Virgen de la Peña. Su trato delicado a los peregrinos que se acercaban al santuario y su preocupación por la comarca, serán su seña de identidad como pastor.

Vivió los últimos años de su vida dando testimonio de una gran dignidad y entrega en su larga enfermedad

 

SE NOS FUE EL PAJARÍN

SE NOS FUE EL PAJARÍN

Permitidme hoy recordar a Pedro, Perico, Pedrules, Pajarín en el primer aniversario de su cruce al otro lado del río.

Hace ya un año se nos fue el Pajarín de nuestro grupo de León.

En la fotografía, en un día de paseo por Oviedo en medio de alguno de nosotros.

LA SUERTE DE TENERTE (DÍA MUNDIAL DEL SÍNDROME DE DOWN)

LA SUERTE DE TENERTE (DÍA MUNDIAL DEL SÍNDROME DE DOWN)

 

El Día Mundial del Síndrome de Down se celebra el 21 de marzo desde el año 2012 por un decreto establecido en las Naciones Unidas.

El lema de este año es DECIDIMOS.

El principal objetivo de esta celebración, es crear conciencia dentro de la sociedad, del valor que tienen estas personas, a pesar de su discapacidad intelectual.

Así mismo, revindicar sus aportes, derechos e independencia para la toma de sus propias decisiones y crecimiento personal.

Felicidades a todos nuestros chicos y chicas down, que Dios los bendiga.

 

¡¡¡ la suerte de tenerte !!!

Otro año más, Marta, Alberto, Darío, Tomás y el pequeño Bandera; Conchita, Manolón y familia; José Manuel Bandera y familia; Leo Salvador y familia; la familia de Javier Plaza, Isabel, Josemari y familia, hermanos todos de esta amplísima familia que constituimos los antiguos alumnos dominicos de la Virgen del Camino os deseamos que paséis un día feliz y solidario.

MI HIJO ALBERTO OS RECUERDA y brinda por todos vosotros.



Dejadme presumir de hijos (Alberto y Alicia)

UN VIEJO AMIGO EN LA LIBRERÍA, UNA BELLÍSIMA PERSONA: FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ MARTÍN (Por Isidro Cicero)

UN VIEJO AMIGO EN LA LIBRERÍA, UNA BELLÍSIMA PERSONA: FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ MARTÍN (Por Isidro Cicero)

 

A Francisco Javier Fernández Martín, unos amigos le quieren por unas cosas y otros le admiran por otras. Los que le quieren dicen que este Javier es una persona tan buena, tan inocente, tan transparente y tan tímida, que no hay en este mundo nadie capaz de hacerle daño.

Es ese tipo de personas de las que puedes poner la mano en el fuego de que tampoco son capaces de hacer daño jamás a nadie. No te lo imaginas a este voluntario del libro causando la mínima molestia a otro. Haciendo a otro un favor, eso sí le cuadra bien. Eso dicen los que le quieren.


Los que le admiran lo hacen entre otras cosas por su capacidad de infinita memoria en la que caben infinitos datos. Ahora mismo, dice él, “empiezo a tener visitas de vez en cuando del señor Alzheimer”. No fastidies Javier.  


Como javieres hay muchísimos en este mundo, el número de javieres también es o se acerca al infinito, a este amigo mío, a este Francisco Javier, por ahí afuera le llaman “Javier el de Torrelavega”. Pero no es de Torrelavega. Es de Mata. Es de Los Corrales. Más precisión aún, es de San Felices. A los siete, le trajeron a Torrelavega, y a los once le llevaron de aquí. ¿A dónde llevaron a Javier? A un colegio internado del que yo he hablado y escrito multitud de veces.

El dueño de las cervezas Corona construyó aquel colegio para los frailes dominicos, para que los frailes dominicos lo seminaran, entiéndaseme bien, de vocaciones religiosas a últimos de los cincuenta y todos los sesenta, aunque acabó siendo una oportunidad de oro para dar estudios a varios miles de niños pobres del cuadrante noroeste de la península ibérica. Yo fui uno de ellos, aunque no lo aproveché como era debido. Fernández Martín y yo fuimos grandes beneficiados de aquella construcción ultramoderna para la época, a expensas del magnate Pablo Diez. La cerveza Corona del magnate Pablo Diez aquí en España tuvo que llamarse Coronita porque no hubiera confusiones con otro tipo de marcas registradas de coronas de índole y categoría no bebible.

El colegio, no sé si ya lo he dicho, se llamaba Virgen del Camino, en León. 


Acabó este Javier Filosofía después de pasar por Comillas y la Complutense donde aprendió lo que no está escrito. Comillas fue su auténtica alma mater, donde aprendió más y mejor filosofía, más y mejor literatura, más y mejores letras que en ningún otro sitio. Siempre, desde niño, Javier quiso ser escritor. Siempre. Escribía textos para la revista del Colegio, pero no había manera de colar ninguno, el profesor de Literatura, que al mismo tiempo lo era de griego, le tenía una manía feroz.

Nunca ha sido capaz Javier de saber de dónde le venía aquella especie de aversión a aquel fraile, que aparte de esto, era un señor que lo hacía todo bien, componía buenos versos, música, escribía y dirigía teatro, electrizaba a los alumnos con sus brillantes comentarios de texto y tenía una caligrafía maravillosa. 


Pero aquel fraile a este Francisco Javier le hizo odiar el griego y amar la literatura. Y mira tú por dónde, ya en Madrid, ya licenciado en Filosofía, ya aprobada su tesis fin de carrera sobre Teilhard de Chardin, ya examinado de forma escrita y reexaminado por vía oral de los 30 libros obligatorios que en Comillas constituían el canon fundamental de conocimiento filosófico, al joven de Torrelavega que en realidad no era de Torrelavega, alguien le conoció y le contrató para dar clases en uno de los colegios privados más elitistas de España, en la zona más exclusiva de Madrid, en el corazón de Moncloa más próximo al Tribunal Tutelar de Menores, al Ministerio de Hacienda y al domicilio de Vicente Aleixandre, al que por más que lo intentó, el joven de Torrelavega jamás logró acceder.

Los que le contrataron vieron su expediente académico, les gustó y le pusieron una condición sine qua non para integrarle en la plantilla docente. ¡Tenía que dar griego! Pero hombre, pero si el chaval de Torrelavega el griego lo odiaba desde pequeño. Pues no había trato, sin griego no había nada que hacer allí. 


Buscó por todas las librerías de Madrid el método de los métodos, consultó con compañeros y amigos y se convenció de que el mejor método era el mismo que había estudiado de niño a través del cual había aprendido todo lo que se debe saber para odiar una lengua muerta. No quita una cosa para la otra. Independientemente del profesor que no se lo enseñó a él, el libro era excelente, lo iba a descubrir ahora. El autor del método era un alemán cuyo nombre ahora mismo no recuerda. El libro ahora lo tiene repetido y yo le he pedido uno, a ver si hay suerte. Aquel manual de griego tenía tapas duras, de color verde. Decían que lo usaban también en la Sorbona. Su secreto consistía en el descubrimiento de que la forma de las palabras declinadas si eran nombres o adjetivos o conjugadas si eran verbos, se basaba en reglas fonéticas casi matemáticas casi algebraicas. Las reglas eran escasas y sencillas pero infalibles. Armar el mecano de una palabra consistía en separar primero y combinar después raíces y terminaciones, que dependiendo de su naturaleza, unas veces se atraían y se fusionaban y otras se repelían y buscaban la manera de separarse como fuera, incluso introduciendo por medio separadores como en la sociedad humana introducen muros y vallas. De aquellos cocktails sabios salían los casos del nombre y del adjetivo, las tres personas gramaticales del verbo, los géneros y el número, singular o plural. 


Se ha jubilado Javier en el mismo colegio, sin salir de allí y mira tú por dónde no ha acertado todavía a descubrir cómo una cosa tan sencilla, tan lógica y tan exacta como si fuera álgebra solo que más divertida que el álgebra, pudo habérsele hecho tan insoportablemente odiosa e inexpugnable en otros tiempos. Misterios de la vida. 


Al de Torrelavega le encargaron también Historia cuando esta materia se dividía en tres (Geografía/ Historia / Etica Política) Con esta materia había que tener mucho cuidado… El Colegio, cuyas raíces fundacionales se remontaban a la vieja Institución Libre de Enseñanza, a saber cómo se salvó de la quema el tronco y las ramas, no tenía ideario.

Los padres de los niños eran el ideario, teledirigían, vigilaban, eran omnipotentes. Mandaban ellos. Eran personas muy, muy, muy poderosas. Lo eran ya antes de la transición y lo siguieron siendo después. Había alumnos, nietos de líderes políticos de primera línea que acudían a las fiestas escolares con guardaespaldas, hijos de ministros o de ministras; hijos de presidentes de alguna de las dos Cámaras legislativas; nietos y nietas de presidentes de clubs de fútbol de la liga nacional; hijos de secretarios de estado del PP o del PSOE, hijos o nietos de los grandes empresarios de la nación, gente muy poderosa. Los niños y las niñas, sin embargo, me supongo yo, como todos los niños y como todas las niñas. 


Javier el de Torrelavega, esta bellísima persona que ahora hace de voluntario del libro, trató con ellos con tiento, elegancia, y tacto. Le adoraban. Todavía es hoy el día que le llaman cada dos por tres para charlar con él. Cuando era un veinteañero siempre obsesionado con escribir, una dama de la alta burguesía madrileña conoció uno de los textos escritos por este Javier de Torrelavega y le dijo: “Escribes muy bien, Javier. Me recuerdas horrores a Martín Abril”. Nuestro voluntario se esponjó. Porque él quería escribir, siempre soñó con escribir, y lo sigue soñando, la verdad, no sé a qué espera. Tiene memoria, tiene sabiduría, tiene historias que contar hasta aburrir, tiene una sensibilidad acrisolada, tiene una honestidad intelectual a prueba de rotabator, tiene ganas de narrar, lo ves a poco que estés con él y le des pie. Y sobre todo y ante todo, conoce los secretos del alma.


Conoce los secretos del alma, porque tiene la cualidad fundamental de la observación atenta y minuciosa, pero además, y entre otras cosas, porque después de la Filosofía, estudió la carrera de Psicología y en aquel colegio de élite donde se ha pasado su vida replicando en buena parte el mismo y excelente esquema de animación cultural y de expresión artística de los dominicos de León, creó el gabinete de orientación psicopedagógica para todos los niveles. Desde pequeñitos a adolescentes. Lo puso en marcha y se encargó de él en exclusiva desde los años ochenta.

Muy frecuentemente Javier va a Madrid, porque, aunque todos le llaman Javier el de Torrelavega, él en Torrelavega ha vivido tan poco, que es como si no fuera de aquí. Tampoco se siente ya de Mata. Tampoco en realidad, de Madrid. Le pasa como a tantas y tantas personas, que no sabemos de donde somos. Con nosotros se siente muy a gusto y ojalá llegue a sentirse más a gusto todavía.

Hace años me dijo que le gustaría desarrollar algún tipo de voluntariado en Torrelavega y mira tú por dónde ahora se nos presentó la ocasión con la puesta en marcha de esta maravillosa Librería Solidaria de AMICA donde le encontraréis al menos una vez al mes. A mí me alegra tanto tenerle en nuestro grupo de voluntarios…

CARLOS DÍEZ

Hace pocos días en la Tv de Castilla y León , en el programa UNA HISTORIA QUE CONTAR, entrevistaron a nuestro compañero de Colegio, curso 1962 - 1968,  Carlos Díez a quien conocíamos por "Cacho". Dominico, cura obrero, misionero en Centro América, etc. Muy interesante.

Os dejo el vídeo de dicho programa.

A LUIS CARRIZO LE LLAMABA YO MEDINA (Por Isidro Cicero)

A LUIS CARRIZO LE LLAMABA YO MEDINA (Por Isidro Cicero)
A LUIS CARRIZO LE LLAMABA YO MEDINA


Isidro CICERO


Acabo de leer (blog 24-10-2019 YUGADAS Y AÑOS LUZ) esta estampa entre melancólica y acidulada de mi querido amigo Luis Carrizo y me he dicho “¡qué bien escribe el jodido¡”. Esto lo he dicho para mis adentros; si lo hubiera dicho para mis afueras, habría dado igual, tampoco había nadie por aquí cerca para escucharlo. Qué bien escribe Luis Carrizo, lo repito.


A Luis Carrizo, cuando entonces, yo siempre le llamaba Medina, por su segundo apellido, creo que era el único que le llamaba así; no pretendía jugar a arabizarlo ni arameizarlo, lo hacía por motivos prácticos que tenían más que ver con la exclusión y el descarte. Lo explicaré en pocas palabras.

 

La exclusión de la palabra “Carrizo” era por contener una erre tónica, que - como un urriellu imposible de escalar- sobresalía desafiante en la mitad fonética del apellido. Carrizo tenía una erre intervocálica, vitanda para mi lengua discapacitada. Cuando la pronunciaba a mi modo gutural e inmotivadamente  aquitano, yo mismo tenía la sensación de estar faltándole al respeto al amigo de la manera más groseramente escatológica. La timidez, el profundo cariño que le profesaba y las autodefensas psicológicas frente a la irrisión, me obligaban a excluir el vocablo Carrizo.

 
También descartaba el “Luis” bautismal que el chaval había recibido en la pila. No eran tiempos propicios aquellos, ni se daban en aquellos lugares unas condiciones objetivas mínimas como para tomarnos ese tipo de confianzas.

El uso del nombre de pila no se estilaba. Allí todos éramos Faes, Borge, Tobes, Cícero, Trapiello, (no Trapi, no Trapi, Trapiello con las tres sílabas completas), Castañón, De Pablos, Hernández, Santamarta, Estrada, Del Vigo, Corzo, Suazo, Viñuela… Cortés era Cortés, no Andrés. Izquieta Etuláin, Olano, Manso, Olóriz, Rey, me dejo muchos, me dejo la mayoría. Y Carrizo.

Para mí, nunca jamás y eso por motivos personales: pero Díaz Álvarez era Manolón para el resto de los muchachos desde que una noche de filas, el religioso que controlaba el orden desconsideró a mi amigo con ese aumentativo apelativo y en cierto modo despectivo; o sea, apellidativo, apellidador; alejado, por tanto, de lo que hubiera podido ser un uso prójimo del nombre de casa; que, en este caso, tampoco era el nombre de casa, ya que en casa llamaron al guaje Xuanín desde que nació.


Algunos nombres de pila sí se usaban, pero ¿los de quiénes se usaban? Me salen únicamente los de aquellos camaradas que, al llegar, ya tenían en el interior a alguien de la familia, un tío dominico, un primo en la escuela mayor, un hermano, lo cual siempre imponía respeto y prestigio. También usaban el nombre de pila, cuando el compañero llegaba con otra gente desde la escuelina unitaria de una misma aldea entre montañas; estos grupos que venían de la misma escuelina, ya venían hechos al nombre de pila y al mote. Aquellas escuelinas unitarias regidas siempre por señoritas maestras, no por señoritos maestros, porque el régimen, en su prudente providencia, consideraba más seguro que fueran chicas las que se encargaran de enseñar a niños, que chicos los encargados de enseñar a niñas.

Excepciones, claro que las había. Todavía me estoy preguntando yo por qué entre las estirpes de Martines y Holgados, se coló el infantojuvenil hipocorístico “Seque”. Y por qué se abrió paso Seque entre sus apellidos, no de modo momentáneo, sino con una fuerza tal que perduraría intocable más allá del nacimiento del bigote y del cambio de voz de su portador, llegando incluso hasta el momento feliz de la jubilación intacto en nuestro universo convivial, como suele decir Antonio Alonso. Si alguien entiende estos caprichos del lenguaje y de la sociología de grupos pequeños que lo explique.


¿Qué quiero decir con todo esto? Quiero decir que a Carrizo tampoco me era dable llamarle Luis, porque el nombre de pila no era allí usual, no era allí usuable. Argüeso era Argüeso, nunca Antonio; Valdés era Valdés, no José Manuel. Hubiera resultado improcedente si alguien se refiriera al primero como Antonio, no digamos nada como Toñín, que es como algunos le llaman ahora, a buenas horas, mangas verdes.

Quiero decir que, tal como yo lo veo, usar allí, en el internado el nombre de casa era como invadir zonas íntimas de la personalidad; era como sorprender al compañero en pelotas cuando salía de la ducha. Esta obscenidad no ocurría jamás, gracias sin duda a la especial consagración colectiva e individual que teníamos a la pureza inmaculada de la Virgen. Y gracias también al ejemplo especiales de castidad de nuestro padre santo Domingo, mis queridos apostólicos, que vivió virgen hasta el día de su muerte. Como sabemos, cuando le llegó el momento del tránsito, el santo reunió fuerzas de flaqueza para dirigirse a Dios y darle gracias ante toda la comunidad, en especial por haberle conservado virgen siempre desde el día que nació en mitad de Castilla. Por haber mantenido su carne intacta, sin la mancilla ni la corrupción del pecado. Después tuvo que confesarse con fray Ventura, porque, dicho lo de la carne intacta, le entró al santo patriarca un escrúpulo de conciencia, pensando que sus palabras podían haber escandalizado a sus frailes. Podían haberlo entendido éstos como un ensoberbecimiento personal, cuando lo que había querido transmitirnos era que las victorias sobre el aguijón de la carne no las consegue el apostólico, ni el novicio, ni el profeso, ni el sacerdote, ni el prior: son victorias de la gracia santificante que te acude para ayudarte, para completar a la mortificación personal y al trabajo de perfección.


Por eso, excluido “Carrizo” por la erre fuerte y descartado “Luis” por el supuesto exceso de confianza, solo le quedaba Medina a mis limitaciones. Todavía lo utilicé durante años en cartas, ya sin ninguna necesidad, porque como es bien sabido, cuando escribes una carta, puedes estar tranquilo respecto a la fonética, nadie se va a reír por cómo usas los distintos fonemas que la componen. Después de todos estos años, ya casi tengo superado el rubor causado por mi pequeña minusvalía fono-articuladora; ya casi no tengo inconveniente en decir ante cualquier público que Luis Carrizo Medina escribe rematadamente bien, el jodido.

 

Sobre cómo escribe Luis Carrizo, me quedo yo con su manera ancha y sobrada de construir periodos expresivos en frases complejas, ramificadas, perfectamente trabadas, sosegadamente articuladas. Esto en cuanto a la arquitectura de la forma.


En cuanto a lo que guardan las formas por dentro, en el caso de Luis Carrizo yo me quedo con el fino regusto ácido que te dejan las verdades que dice. La melancolía acidulada de este escrito sobre un San Foilán en los tempranos cincuenta está en comprender que, para cuando nos hemos querido dar cuenta, el mundo que nos empeñamos en creer que estaba ahí, ya no está ahí y nos entra la duda de si de verdad estuvo ahí alguna vez.  Ni siquiera nos resulta amargo constatarlo; eso sí, aumenta la acidez irse a la cama pensando que mañana por la mañana tampoco nosotros seremos lo que éramos en el día de hoy. Lo que éramos hoy, mientras tecleábamos Word. Hoy se acabó ya, cómo decirlo, se nos ha ido escurriendo inasible entre los dedos de las manos por las cañerías del sueño, mientras escribíamos, mientras recordábamos lo que habíamos escrito. Que tampoco está mal. La cosa.

 Al día siguiente, como la cosa tenía fallos, José Mari me dio una segunda oportunidad de corregirlos en algo así como una economía circular del ejercicio de redactar. Tenía que ser así siempre y en todo.