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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

UN DÍA DE VISITA

UN DÍA DE VISITA

Pepe Colinas por el altavoz conectado al vestíbulo de la Escuela Mayor: "los hermanos Correas TIENEN VISITA en la Portería". 

Curiosa fotografía en color que recoge un momento de pose para la instantánea de la familia Correas en un día de visitas a sus hijos internos en la Virgen del Camino. 

¿Que qué me sugiere esa fotografía?

  1. Se trataba de una familia bien de la capital, ya tenían coche y, sobre todo, una máquina de fotografiar en color ¡nada menos!, ni Isidro Cícero con su premio de redacción.
  2. Tomada en la cuesta-abajo que significaba el escape del Colegio, cuesta "desafortunadamente" con retorno por el otro lado.
  3. Peinados de los 60.
  4. Los coches aparcados a la vera de la carretera, hoy desquiciante autopista de cuatro carriles.
  5. Tiene que haber sido tomada al mediodía de una fiesta muy importante, San José, Inmaculada, Reyes... me inclino por el 8 de Diciembre, por los abrigos y el sol tenue.
  6. Os digo lo del mediodía por los coches que aparecen aparcados: varios Seat 1500, seguro que las más pomposas familias de la capital están oyendo (¿por qué se dice oyendo y no participando?) misa de una. Realmente estaban escuchando el concierto de una de la Escolanía.
  7. ¿Había tantos 1500 en León?
  8. El reloj del Santuario intuyo que marca la una y media.
  9. A su lado un Dofhine gris, también vemos Seat 600,s.
  10. Haciendo esquina todavía aparece la casa de tres plantas con persianas verdes, había un bar, mejor una tienda de ultramarinos (que palabra tan hermosa), donde mi padre nos compraba bocadillos de sardinas en aceite cuando subíamos en los meses del verano del 61 a la Virgen cuando nuestro padre Andrés restauraba el baldaquín de plata de la Virgen del Camino. Algún bocadillo de sardinas comió con nosotros el entonces joven escultor Subirachs.

Seguro que Julito Correas nos descubre el nombre de sus familiares.

Y a todos vosotros ¿qué os sugiere esta fotografía?

5 comentarios

federico esteban monasterio -

Nunca he sentido envidia por que mi vecino o compañero tuviese más cosas que yo. No. Esos signos de riqueza nunca los he tenido en cuenta. Me refería a la envidia que durante el año me faltaba, por nuestra condición económica, era esa falta de besos maternos, de esos abrazos paternos, de esa complicidad de hermanos ante una trastada etc.
Esa era la riqueza que me
faltaba y que veía en los demás. La justicia social nació más tarde en mí.
Saludos.

Julio Correas -

RECUERDOS,
RECUerdos,
recuerdos…
Esa niña pequeña, abajo a la izquierda, es mi hermana. Hoy es una mujer que espera la boda de su hija mayor y …es pronta a ser abuela!

El niño detrás de ella es mi hermano Gerardo. De aquella tenía 10 años y hoy es gerente de empresa y padre de 5 hijos de dos matrimonios.

La joven del centro era una terciaria Dominica en vías de ser monja de clausura en Cantalapiedra, Salamanca, siguiendo la estela de la época, a pesar de ser una amiga íntima de la familia Corsini.

La otra imagen me desborda: es Mi Madre.
Aterida de aquel frío de la paramera (con minúscula) pero encantada de vivir aquellos tiempos en que entregar un hijo a Dios era un lujo al alcance de pocos. Qué sinsentido a día de hoy para los que vivimos aquella instancia.

Yo fui el que sacó la foto. Una máquina Retina 3, una réflex alemana que he recuperado y tengo en mi poder, después de encontrarla en los cajones del despacho de mi padre. Hoy aún funciona. ¿Alguien la quiere?

Aquello de la Paramera fue y todavía es una nebulosa en la mente de un niño. En mi casa teníamos de todo y en exceso, pero yo no era consciente de lo que otros no tenían… y vivían conmigo!

Después, al cabo de los años descubrí lo que significó para muchos el “cuatrolatas” del P. Arruga. Os he leído contando que algunos fueron tocados por la varita mágica de la fortuna que los acercó a la cultura de la música y de las letras que de otra manera nunca pudieran haber gozado.

En mi familia era otra cosa. No seré yo quien juzgue las creencias del Dios de aquellas épocas, ni del rezo diario del rosario, ni de los obispos bajo palio, ni de la religión obligatoria del Caudillo. Tardé años en mi adolescencia en no sentirme culpable por nacer en buena cuna.
El psicoanálisis del 68 en la Universidad de Madrid me vacunó del resto.

Ese día de la foto, seguro que me llevaron a León a comer “lo que quisiera” en los Candiles, o en el Hotel Conde Luna, o en el Parador.
Hoy, después de 50 años ya no me siento culpable,
Tan sólo siento … no poder darle un beso a mi madre.

federico esteban monasterio -

Gracias Luis. Es de agradecer. Saludos.

Luis Heredia -

Hola Federico, en los comienzos del blog, colgué una foto de una de las visitas de mi familia como homenaje precisamente a aquellos padres y hermanos que tanto esfuerzo les suponia venir a vernos, escasamente, dos veces al año como mucho. Bien por la lejanía, pues Gijón, por ejemplo, en aquellos años 64 no estaba a tiro de piedra precisamente para llegar a Misa de Una. Para mi, era un día más esperado que cualquiera de los que con tanta ansiedad espaerábamos y preparábamos con tanto cariño para disfrutar de una de nuestras fiestas colegiales.

Algún compañero comentó lo mismo que tú y volvía a sentir la misma sensación de tristeza e incomodidad que pasaba cuando tenía yo las visitas, pues era consciente de lo que decís. Créeme que en aquellos momentos siempre quise que alguno de mis compañeros vinieran a disfrutar de mi familia, pues donde entrábamos 14, entrábamos 15.

federico esteban monasterio -

A mi me sugiere "envidia" A estas alturas envidia complaciente, pero... envidia. Nunca recibí la visita de mis familiares; casi no teníamos para comer por lo tanto menos para viajes. Pero ahora, aunque sea a través de este bloc, os tengo a todos vosotros.
Saludos y gracias.