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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

SALVAR EL ALMA

SALVAR EL ALMA

En esta fotografía que me dejó el Padre Fernando descubrí, casi por casualidad, al paPedro comiendo al parecer en un día de campo en Corias. Le envié la fotografía pidiéndole un comentario y contestome, como siempre acertado y sincero.

Gracias padre y amigo Pedro.

 


 

Querido Josemari: ¡Adonde me retrotraes con esa foto!

Supongo que alguien nos hizo esa foto, que yo no recuerdo, en algún día de “campo”, en algún lugar próximo a Corias. No sé si sería de un día de “campo” junto con los “apostólicos”, o solamente de la comunidad de dominicos de Corias, estando los “apostólicos” de vacaciones. No olvidemos que en la foto sale también un “hermano de obediencia”, cuyo nombre no recuerdo en absoluto.

Como ves no hago más que poner comillas, porque son palabras que hoy, gracias a Dios, no tienen ningún sentido, aunque algunas se sigan utilizando.

Mis relaciones con Segismundo Gascón, que después fue Provincial, eran buenas. Creo que era un hombre serio y bueno. Eran tiempos comprendidos entre 1951, año en que llegué destinado a Corias, y 1957, en que la Escuela Apostólica se trasladó a La Virgen del Camino. Por tanto años en los que aún no se atisbaba una renovación de la vida cristiana y religiosa.

Tengo que reconocerte que yo viví aquellos años con total aceptación de la teología que subyacía a los planteamientos de una vida cristiana “tradicional” y de una comprensión de lo que significaba el “plan vocacional” que se estilaba en la Escuela Apostólica.

Muchas veces me he preguntado, desde la visión actual de las cosas, como puede uno aceptar todo aquello que hoy a mí me resultaría insoportable. Somos así de limitados. Y digo “somos”, porque creo que era lo que aceptábamos prácticamente todos.

Mucho después he descubierto que el P. José Gafo,o.p. se quejaba, allá por el tiempo de la República, de que los frailes estuviesen metidos en los conventos al margen de lo que sucedía en los ámbitos sociales de aquella época, y más concretamente en las minas de Asturias. Cuando yo entré en Corias, ya casi en plena dictadura, ya no se hablaba del P.Gafo ni de los planteamientos sociales de este fraile comprometido.

Así siguieron las cosas cuando, al terminar la carrera, me enviaron de nuevo a Corias, para trabajar en la Escuela Apostólica. Para mí entonces lo importante era “salvar el alma”, “salvar las almas”. No había que preocuparse de las cosas “terrenas”.

Solamente a partir del Concilio Vaticano II, empieza algo nuevo, una nueva comprensión de las cosas, una nueva comprensión de la vida cristiana, de la vida religiosa. Y tengo que reconocer que este cambio fue lento. Uno no cambia de repente. Toda la vida es un proceso.

Mis últimos 35 años los he vivido en Vallecas. He intentado de dar respuesta a lo que creo que es un compromiso de acuerdo con el evangelio. No se trata de abandonar la fe, sino de darle su auténtico sentido. Y ese fue el motivo de venir a vivir a un barrio de la periferia de Madrid.

Me parece que he hablado (o escrito) más de la cuenta.

Un abrazo. Pedro

16 comentarios

Enrique Frade -

Pregunto.¿qien está sentado ,apartado a la derecha ,es nuestro padre Uria?
A Mí se me dá un aire ,su pelo negro su nariz larga,sus labios silenciosos,vamos me parece el P.Uria.
Y nuestro Maestro P.Pedro nos sigue dando lecciones de vida como lo hizo durante los años que pasamos bajo su manto,Gracias Padre Pedro.Quique Frade.

MOLPECERES -

NO CREO QUE NUESTRO QUERIDO PADRE PEDRO HABLE MAS DE LA CUENTA.CONSIDERO QUE ES SOLO EL PRINCIPIO DE LO QUE PODRIA CONTARNOS Y SOBRE TODO ENSEÑARNOS. LE ANIMO A QUE NOS TRANSMITA SU VISION, SUS EXPERIENCIAS Y SUS CONVICCIONES A LA LUZ DE LA DURA DOCTRINA DEL EVANGELIO. CREO QUE NECESITAMOS SINCERAMENTE DE ESTAS LECCIONES. PERDON POR LA INTERRUPCION, ACABA DE LLEGAR UNA PESONA QUE TENGO QUE ATENDER. ME GUSTARIA SEGUIR ESCUCHANDO AL PADRE PEDRO Y RESTO DE LOS INTERVINIENTES.
RAMON

jose ignacio -

Siempre Pedro. Siempre bueno.

Qué bien expresas tu elección del Jesús del atardecer durante el progreso de tu vida y además de confesar en tu bondad pides comprensión por los años grises.

Queda claro que tu Jesús en aquellos tiempos no era el Jesús del dies irae, ni el de quantus tremor. Tú ya tenías elegido al Jesús del quaerens me, sedisti lassus, el Jesús del Buen Pastor, el Jesús del amor a los pobres y pecadores y ahí estás con tu ejemplo y valentía reflejado siempre como un icono de cariño para todos aquellos niños cuyas almas tuviste en tus manos.

Era una fría mañana de un domingo. Como todos los días sacaba a la Zeta a primera hora a un parque enfrente de mi casa y me encontré con unos padres que estaban buscando a su niña problemática en ese parque, lugar de reunión de drogadictos. No estaba su hija allí. El padre, después de un largo frenesí nocturno y ante el fracaso en la búsqueda, se derrumbó extenuado. Se sentó en un banco y la madre le puso la mano en el hombro para consolarlo. Era en ese momento Jesús buscándonos y sentándose cansado, con el único pensamiento de proseguir hasta encontrarnos.

Era el Jesús del amor, Pedro, que ahora transmites.

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS -

Al P. Pedro no le voy a poner demasiados calificativos porque podría, en sus adentros, sentir orgullo, mucho orgullo, y eso, para un dominico, es un pecado, pero le pondré algún piropo nuevo derivado de su condición de Gijonés; por serlo se le pueden atribuir (predicar) a su ser tres propiedades: “Playu”, “culo moyau” y “gijonudo; no todos pueden presumir de estas tres propiedades trascendentales, bueno, hay uno, Luisito Heredia, pero las está perdiendo porque no carga con frecuencia su pila gijonesa. Otros añadimos una mucho más fundamental, la de ser de donde uno es, de cuyo nombre sí quiero acordarme. ¡Qué no sería el PaPe si de allí fuere!
El padre Gafo, dominico asturiano y máxima figura del catolicismo social durante el primer tercio del pasado siglo, no en vano fue el impulsor del sindicalismo católico. En febrero de 1914 fundó el Sindicato de Ferroviarios Libres de Madrid, con la misma estructura de los sindicatos católicos pero sin el distintivo de católico; pues bien, el P Gafo subirá a los altares como mártir de la persecución religiosa de la guerra civil. José Gafo Muñiz, natural de Tiós, Campomanes, será beatificado hacia el otoño junto a otros 13 dominicos asturianos. Uno de ellos llamado Miguel Rodríguez González, nacido en Piñera de Abajo en 1892. De esto se tiene que sentirse orgulloso uno de los nuestros, José Luís Sánchez, natural de Piñera, que sabe escribir pero no escribe. Tanto Piñera como Tiós, el pueblo del P. Gafo, están a tiro de piedra de Casorvida, de aquí les llegó la santidad porque Casorvida irradia.
Todo esto lo traigo a colación porque, el que suscribe lleva por tercer apellido, Gafo; soy García Valdés Gafo Fernández. Mi abuela paterna se llamaba Josefa Gafo Morán, pudiera ser que fuera (no tengo seguridad) sobrina del P. Gafo. ¿A dónde quiero llegar? A que tengo muy cerca la santidad, la tengo ahí a tiro de piedra; pudiera o pudiese ocurrir que alguno de vosotros asistiera o asistiese, no a la beatificación, sino a la “verificación”. No lo digo por darme importancia sino por darme “mucha importancia”. Casorvida está cerca de todos los fregaos, incluso la santidad, y no pasa nada. Es verdad que también Piñera está cerca, José Luís, no te me ofendas. De cualquier modo queda claro que le PaPe está todavía mucho más cerca. Y, voy a mojarme, casi todos los que escriben, más los que no escriben, en el blog son pecadores, se les nota en que tienen manchas blancas en las uñas.
Abrazos incluso para los pecadores. Si hay alguno que no se reconozca que salga y nos lo diga; los que no digan nada, los que den la callada por respuesta, confirman que tienen su alma al borde de la condenación eterna; que piensen lo larga que es la eternidad eterna.


Luis Heredia -

Furri, deja la bara como estaba. Que te avergüences de tus pecados está bien y debe ser muy sano. Pero que te abergüences por una simple falta, ya sea de hortografía, de azzion u homisión, no es para tanto después de todas las que as cometido en tu bida.

Luis Heredia -

El Lunes estuve con PaPedro en Vallecas y me decía que no sabía lo que escribir al encargo de Josemari. Pues, Pedro, lo planchaste. Hablamos también de por qué se sentía feliz en Vallecas. Ya lo ha explicado muy bien él.
Después de tanto periplo, es evidente que la "Dirección" que aparece más abajo le quedó pequeña.

PaPedro, como otros que tenemos en la memoria, supiste evolucionar y aún hoy en día nos sigues atrayendo como un auténtico Maestro.




José Luis Alcalde Revilla -

...emocionado leyendo vuestra valoración, Amor y amistad con PPedro y este pobrecito jose...¡me siento tan unido a todos vosotros, a través de Pedro, desde Corias (donde me formó como persona libre)...llegando a Caleruega (donde "noviciamos" juntos y unidos)...y acabando aquí en Vallecas,desde donde os llegamos y nos llegais, lo que tiene duración eterna, pues es Amor y..."Dios es Amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él"...¡¡¡Buenoooo...me enrollo, abuso del "palabreru" y lo que trato es de mostrar mi gratitud a Pedro y a todos vosotros!!! besitos que no falten porque a cada uno te digo que tttiiiiiiivvvoglioooooooooobbbeneeeeeeeeee joseito chiquitito el besuconcete

Olóriz -

Pedro, alguna vez te he visto disculparte en este foro por aquellos años, y hoy casi lo haces. Probablemente cometiste errores y aciertos (en mi opinión estos fueron muchos más), pero ¿quiénes somos para juzgarte y menos para perdonarte la vida? ¿Estamos seguros de haber educado a nuestros hijos, o a nuestros alumnos, mejor? ¿O es que simplemente hemos vivido en otro tiempo? ¿Hemos sido muchos de nosotros tan consecuentes como tú? ¿Habríamos tenido los cojones que tuviste tú cuando decidiste replantear tu vida desde cero?
Pedro, sigues siendo mi Padre Maestro.
Un fuerte abrazo para ti y para José Luis.

Javier del Vigo -

PEDRO, uno de aquellos dominicos, que salió a la calle a cuerpo.-


Esta mañana luminosa de sol, me has hecho, Pedro Sánchez, salir de mi vagancia primaveral; y de la intelectual también. Todo por culpa de una foto en la que José Mari “te pilló”, al cabo del tiempo, tapiñando un bocata, allá, en los lejanos tiempos en que Corias fue el “semillero” donde crecían los “brotes” blancos y negros de los dominicos de la Provincia de España.

¿Que cuál ha sido el cebo de tu escrito que me ha excitado a escribirte?

Fundamentalmente, el tono. Esa paz con la que narras la evolución de una vida, la tuya, que ha pasado por etapas de diverso signo, pero siempre con un norte; en mi opinión, tu creencia en el más allá, al que irás después de haber participado en este acá en el que nos ha tocado vivir, -humano pero muy injusto-, transformándolo desde tus posibilidades. Ese tono humilde, pero convencido y escueto. Esa delicadeza de quien cree en aquel Jesús de los Evangelios, pero que no quiere hacer comulgar con ruedas de molino a tanto ácrata, descreído, agnóstico y/o católico integrista como pululamos por aquí, unidos firmemente por la amistad recuperada y por los recuerdos de un tiempo compartido. Sabiendo que hay mucho terreno resbaladizo entre los caminos del recuerdo, nuestro presente y la “amoristad”, como dice Quique Muñiz.

Tu sabiduría te permite no dar puntada sin hilo. Pero dejas ver los hilos con los que coses, que son diáfanos y no ocultas. Hablas, por ejemplo, de aquel dominico, José Gafo (Campomanes 1881 – Madrid 1936), que pedía a sus compañeros durante los agrios tiempos de la Segunda República que se arremangasen faldas, pantalones y camisa hasta mojarse (¿debí escribir “mancharse”?); que salieran a la calle, “que era tiempo de pasearnos a cuerpo”…

De la biografía de Gafo –que apenas conocía y de la que no me declaro experto en absoluto- se desprende (yo interpreto) que fue personaje “vidrioso”; tanto para los sindicalistas obreros tradicionales como para los católicos a machamartillo en aquellos días de la República. Así que fue encarcelado en Madrid (agosto) y asesinado en octubre del 36, al ser puesto en libertad. Pero él quiso poner también su granito de arena en los quehaceres de aquella República, en el Parlamento y en los sindicatos. Quiso “mojarse”, con comillas. Y lo mataron. Por lo que Benedicto XVI, el Papa de los zapatitos rojos, lo beatificó. ¿Qué dirán los sindicatos “de clase” hoy al respecto? Lo desconozco.

Y vuelvo al nudo gordiano. Los dominicos.

Aquella educación en conocimientos y en comportamientos de la que muchos nos sentimos restos de naufragio o herederos de un galardón impagable. Cada cual, según su experiencia pasada.

Los dominicos, aquellos predicadores que iban de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, en “misión” para “salvar almas”, como apuntas tú y recoge Josemari en el título del portillo. Esta orden “mendicante” que hoy va envejeciendo en sus miembros y en sus “miembras”, sin que yo me atreva a decir si por errores propios o por desidia de la nueva sociedad española, que se ocupa más de lo material que de lo humano; y parece que casi nada “del alma”. Pero envejecida hasta no ser ni sombra de lo que fueron. Hasta correr un cierto peligro de extinción biológica.

Mira, Pedro: en tu parquedad verbal, tan distinta a mi incontinencia, dices cuatro frases y todas ellas van a misa. Te replican un montón de sexagenarios, ex parameros, ex coriáceos (de Corias, uf!), antiguos alumnos. Que te aplauden. Que se identifican con tu vida, que fue ya en aquellos tiempos ejemplo y es ejemplo hoy, en esta sociedad tan distante del tiempo “apostólico”. ¿Es a esto a lo que los creyentes llamáis “profetas”?

Yo, que no soy muy “meapilas” (con perdón) –creo que lo sabes-, te concedo el título de mil amores: PROFETA. Con “amoristad”. Porque creo que lo mereces. El amor y la amoristad (Quique dixit).

Ayer, un día nublado, lluvioso, aquí, al Norte, un grupito de antiguos discípulos tuyos decidimos quedar en Potes. Para comer, beber, dar un paseo y recordar nostalgias. Isidro Cicero, esa pluma y esa memoria del tiempo de León, estaba entre nosotros; en su tierra de infancia y mocedad. Donde le parieron. Donde aún su madre lo mira con ojos de amor, aunque la edad hace que la madre no lo vea con la nitidez de antaño. Pero lo sabe en cada inflexión de voz; en cada gesto del cuerpo; en cada suspiro. Y lo mima; por fuera y por dentro. Los problemas de la vista no importan cuando hay amor; y tú ya sabes el tópico: no hay amor como el amor de madre. Sea ésta del Camino o de cada cual.

Isidro hizo de “cicerone”. Quizá, si me lee, se excite también algo y me ayude a expresar lo que quiero. Porque él, cuando se pone, es un diamante en bruto. Un fiera con la pluma. Todo un "señor" de la palabra y del pensamiento sublime: "yo no sé si yo soy yo" dijo una vez. Y esto, para mí, fue definitivo.

Ayer, Isidro, hizo especial énfasis en un elemento que nos une a la “familia dominicana”: En Potes hubo un convento de dominicos. Desde el siglo XVI al XIX, cuando Mendizábal desamortizó bienes eclesiásticos. Hoy es un claustro en torno al que se levanta el Ayuntamiento, entre carros de bueyes y departamentos sociales para las gentes del municipio. Pero conserva trazas y estética "dominicana".

El caso es que levantar aquel convento de dominicos fue un esfuerzo de unos frailes “mendicantes” que tuvieron que enfrentarse al clero secular y a los benedictinos ("ora et labora", recordad; la forma medieval de religiosidad cristiana frente a la modernidad burguesa de dominicos y franciscanos) que vivían por aquellos riscos de espaldas a sus habitantes.

Isidro contó que aquellos dominicos fueron bien aceptados por la comunidad laica, porque les educaban y los acompañaban en sus tiempos de fiesta, duelo o trabajo. Frente a los monjes que rezaban a Dios al margen de su comunidad, aquellos dominicos vivieron los problemas, hombro por codo, con los lebaniegos. Isidro se permitió incluso el lujo de cantarnos unas coplillas que cantaban por Liébana en las que los mozos lebaniegos alababan a los dominicos frente a los benedictinos...

Vaya, Pedro: aquellos dominicos fueron aceptados por los lebaniegos contra los benedictinos porque salieron a la calle, se arremangaban y compartían el pan, la dicha y las labores del campo. Como tú.

Ya me gustaría que Isidro complete este recuerdo de unos dominicos desamortizados por el liberalismo de Mendizábal que habían llegado a ser carne de la sociedad lebaniega. A una con ellos. Como lo son hoy los “misioneros” dominicos en América u otras regiones. Como lo has sido tú durante muchísimos años en un barrio de la periferia de Madrid, ese mamotreto que es capital de un reino desde los lejanos tiempos de Felipe II.

Con “amoristad”. Ya lo sabes. (En la confianza de que Isidro ilumine estos párrafos con su luz de experto en letras y en Liébana).

santiago rodriguez -

Querido P. Pedro: Tu nunca has hablado mas de la cuenta...

Beatriz -

Cada vez que paso por aquí no dejo de aprender y de comprobar que el cambio sí es posible. La verdad es que leyendo estas cosas, pienso que todo se puede hacer...

José Luis Palacios Alonso -

Muy, muy bien hablado. Nada más lejos de "de la cuenta". Has dado en el clavo, P.Pedro, al que yo sólo he conocido ya en la última etapa de Vallecas junto a mi tocayo Alcalde. Enhorabuena por vuestro cambio, enhorabuena por vuestra misión.

dacio -

Conforta leerte, Pedro, padre querido. Puede que los conventos estuvieran y sigan estando, algunos, al margen de la realidad social, pero aún dentro de sus muros tú supiste en todo momento estar al lado de la persona, aunque por aquellas fechas fuéramos críos. Supiste atenderlos con bondad y generosa entrega, con tu ejemplo, "adoctrinándolos" -te copio lo de las comillas para que no se entienda mal la palabreja-. Luego seguiste trabajando en el exterior con las mismas miras. Y en eso sigues.
Siempre, a lo largo de los años, cuando me he enfrentado a las dificultades que la vida te pone delante, has aparecido en el horizonte como faro y guía, como ejemplo humano.
Un abrazo para el besucón, y otro para tí, Pedro.

andres cortés aranaz -

Aunque sólo fuera por haber conocido a este GRAN HOMBRE, valió la pena todo lo demás.
Un abrazo, PADRE, HERMANO, AMIGO.

Javier Cirauqui -

Gracias Padre Pedro, por este testimonio auténtico y cabal, a mí me anima y me alegra haber seguido tus pasos muy limitadamente y quizás desde perspectivas diferentes, pero en realidad con el mismo objetivo: el amor y el servicio a los demás.
Pedro, un fuerte abrazo y gracias de nuevo por tu existencia. Con todo mi cariño.
Javier.

JUAN RAMON GUTIERREZ MENENDEZ -

PEDRO:
TU , sí qué has seguido el ejemplo de DOMINGO DE GUZMAM. SE ,QUÉ TANTOS años en Vallecas , han sido de ejemplo y apostolado. OLÉ ¡ Qué cunda el ejemplo.
Ojalá la ORDEN , siga el ejemplo.
VIVA SANTO DOMINGO.
Un abrazo desde Gijón.