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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

DE EJERCICIOS ESPIRITUALES

DE EJERCICIOS ESPIRITUALES

Nuestro compañero Gabriel Navarro (curso del 68) nos sigue descubriendo su no pequeño fondo gráfico de aquellos años pasados en nuestro Colegio.

Hoy nos deja dos fotografías prácticamente iguales, tomadas casi en el mismo instante, en blanco y negro (del día que enmpezaban los ejercicios) y en color (ya salvados).

Me asegura que " La verdad es que me hecho ilusión encontrar este blog. La época esa del internado la recuerdo con especial cariño, la adolescencia es una edad muy importante y lo que uno aprende y vive queda en una impronta que perdura para siempre. Ahora con la visión del tiempo vivido, se da uno cuenta de que muchos principios, vivencias y enseñanzas me han sido muy útiles en mi vida."

Las fotos corresponden al 5º Curso 1972-1973 en el que el P. Onofre, psicólogo y profesor de Latín, les impartio los ejercicios espirituales.

nota.- vedlas con detalle en el álbum CURSOS.

1 comentario

Javier Cirauqui -

Por lo que veo era en 5º, cuando celebrábamos los Ejercicios Espirituales. Si es así los míos fueron en el curso 63-64. Los recuerdo, como unos días de recogimiento, de meditación, de charlas de espiritualidad, días sin hablar, paseos por el claustro de la Casa de Ejercicios, por los campos, fuera del Colegio, campos de tomillo, saludaba a los pastores y a todo el que pasaba por mi alrededor, por el rabillo del ojo miraba a mis compañeros del del glorioso 59 y me saltaba la risa tonta y nerviosa al toparme con su mirada cómplice. Los ejercicios eran momentos muy serios, muy decisivos para tu vocación, los vivías con el corazón compungido por el peso de la culpa.
Recuerdo que a nosotros nos los dió el P. Sama, creo, y una de las reflexiones, charlas o meditaciones fue sobre este poema:

Yo para qué nací? Para salvarme/ Que tengo de morir es infalible./ Dejar de ver a Dios y condenarme,/ Triste
cosa es pero posible./
¿Posible? ¿Y río, y duermo, y quiero holgarme?/ ¿Posible? ¿Y tengo amor a lo visible?/ ¿Qué hago?, ¿en qué me ocupo?, ¿en qué me encanto?/ Loco debo de ser, pues no soy santo.
Los ejercicios tenían la ventaja de que comías aparte, dormías, en una habitación y estabas libre de todo estudio o clase.
Como compensación a todos estos días de meditación, silencio, salías de aquel retiro, libre, puro, perdonado de tus culpas y como si te hubieras librado de todo el peso del pecado. La alegría era enorme y en el patio de la Casa de ejercicios, nos abrazábamos y celebrábamos con cantos, bailes y alegrías, el final de estos días de recogimiento y meditación, como estos compañeros posteriores del Curso del 1972-73. Un saludo. Javier.