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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LAURITA

Pedro G. Trapiello escribe hoy en su columna del DIARIO DE LEÓN a Laura, su madre fallecida.

 


 

 

Ella siempre estaba. Siempre. Y ya no está. Laurita se fue. Qué mujer, qué biografía. Era mandil y señora galana. Guapa. Era un servir y que no lo pareciera, sonreía. Era una noria de cultura popular y refranes bien traídos, le fluían, gracia de ser hija de maestro de crónicas audaces siendo concejal en Sabero, donde ella nació. Tener un padre sentencioso da su ventaja; de oírselo a él, por ejemplo, cantaba ella el Gernikako Arbola de pe a pa sin entender un pijo de euskera ni pisar Vascongadas en sus 97 años. Igual en liturgias o doctrina, lo sabía todo y practicaba mucho, ventaja de tener hermano cura, beneficiado de la Catedral, profesor de dibujo y periodista al que trajo a vivir a su poblada casa con su biblioteca y su voz de plumines, versos, odiseas o milagros. Muy religiosa Laurita. Del Cielo le caía algo de su fortaleza, seguro, pero el resto salía de ella, hebra de bilorta, hecha a no parar por tener solo dos brazos, nueve hijos y, además, ocuparse de la caja del autoservicio familiar, purrir en la multigranja de La Palomera o arrimar bríos a la finca grandona del Páramo, «ventajas» también de ser la esposa de Porfirio, no menos brioso y de «acaudalada familia», como rezó la gacetilla de su petición de mano en la prensa local. Y si era poco, ¡qué fina cocinera! con doce o más sentados cada día a la mesa familiar, discípula del inefable Picadillo de tapas rojas. Ay, Laurita, toda tu vida, toda, trenzando verbos: fregar, lavar, planchar, hacer camas, tejer, cortar telas y hacer ropa («más vale hacer que mandar»), ser enfermera, peluquera, ordenar, coser, reciclar, hacer pan, jabón, membrillo, manteca o quesos, curtir, hilar, embutir, escabechar, rezar, madrugar, llorar, velar, atender a un hijo especial, lumbre encendida... ahí la muerte no pillaba ranura y solo se te coló al final, rauda, sin agitación, casi dulce, en tu cama, la luz tenue, hijos alrededor, sonando un hilo de gregoriano, recitándote Jose las preces del tránsito... «y lo mismo que una lamparita se fue apagando la soberana». Ahora la orfandad nos será brutal y tus hijos ya solo dormiremos en un colchón de lágrimas por no haberte pagado todo.

 

https://www.diariodeleon.es/opinion/pedro-trapiello/laurita/201911231043241960721.html?fbclid=IwAR1XP8ABLAx0scu-dZcAQ41xM8oFl2ET3Ua6w4peBQTpQkhIZrORwWZmjlc

10 comentarios

fernando muñoz box -

Me uno yo también a vuestrs pésames y comentarios. Recuerdo con cariño a todos los Trapiello y quisiera mandarles a ellos un fuerte abrazo

Inocencio Fernández Menéndez -

Qué bien ha reflejado Pedro a nuestras madres....poniendo como ejemplo la suya.
D.E.P. +

Carmelo Flórez Cosío -

Aunque la amiga de mi madre (Anun Cosío) era Patro, hermana de Laura, todos los Trapiello son muy bien recordados en mi familia, en Sabero.
Descanse en paz Laurita.
Querido Pedro, hoy has escrito una luna corderil.

Antonio Argueso Gonzalez -

Entrañable relato de una de esas admirables mujeres que pueblan nuestra existencia. Por lo que leo Laurita fue más que una de ellas. Comprendo la soledad en la que ahora quedan sus hijos; pero ante personas tan excepcionales y generosas no hay posibilidad de devolver todo lo que dieron.

Francisco Javier Cirauqui -

Pedro, sentida y hermosa biografía de tu madre. Me ha emocionado por el amor y el cariño que has puesto en ella. Qué gran mujer y qué maravilloso personaje era tu madre, Laurita. Me has hecho recodar a mi madre que también era hija de maestro y hermana del párroco de Burlada.
Un fuerte abrazo. Javier.

Pedro Sánchez Menéndez -

Gracias, Pedro, por esa descrición de tu mamá Laurita. Su vida ha sido una vida en plenitud y coronada de tantas vidas, que sois vosotros, los hijos por los que ella luchó con tanta fortaleza. Recordad su cariño y disfrutad de su memoria. Pedro

Joaquin Urbano -

Que gozada!. Que suerte!. Tenéis excedente de “abono” para paliar su irreemplazable ausencia. Un abrazo.
Joaquín Urbano.

Luis Heredia -

Precioso. Y además, Pedro, nos has hecho recordar a muchas de las nuestras.
Gracias

Isidro Cicero -

Maravilloso hilo de seda, la vida de Laurita. Hilo de acciones y cosas: verbos y nombres. Pedro no necesita poner color, sabor ni adjetivos. Le basta esta retahíla, dice Luis, de las muchísimas destrezas en el obrar. el pensar y el querer. Me endulza conocer su apagarse de vela perfumada.

Luis Carrizo -

¡Qué mujer, Laurita!¡Qué mujeres las de esas generaciones que nos precedieron! Les profeso una admiración sin límites.
Y qué bien traída esa retahíla de verbos con que Pedro refleja magistral, pero pálidamente, lo que afanó su madre.
Descansa en paz, Laurita, que bien te lo has ganado