Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

ADIÓS A UN GRAN AMIGO (Por José Antonio Lobo y Quintín García)



Al incesante goteo de hermanos dominicos que están falleciendo por el virus, tenemos que añadir tu despedida, querido hermano Juan Manuel, pues nos acaban de avisar que has descansado ya para siempre. Tras una larga enfermedad, que te paralizó la vida, hoy nos has dejado. Y los recuerdos hacia ti son inmensos y llenos de profundo cariño y admiración.
Lo primero que quisiera resaltar es que no sólo eras un hombre muy inteligente y con una sólida formación, y un excelente profesor, tanto en el Instituto Superior de Filosofía de Valladolid, como en la Universidad de Deusto y la Facultad de San Esteban, sino también un trabajador incansable, una persona muy buena y con una gran sensibilidad.
Personalmente tuve la suerte de vivir muy cerca de ti, durante 22 años en Valladolid. Y he visto lo consciente que eras de la importancia del trabajo sobre la justicia y la paz. Cómo no recordar y agradecerte, en el momento de la transición política en España, tras la muerte de Franco, el espacio de diálogo que abrimos, tú como subdirector y yo director, del Instituto Superior de Filosofía, entre cristianos y socialistas, a petición de estos. Fuiste el gran impulsor de esta iniciativa, que resultó esclarecedora para ambas partes, pues dialogamos y confrontamos la utopía socialista con la utopía del Evangelio, nuestra manera de entender una alternativa de vida basada no sólo en la libertad, sino también en la justicia, la igualdad y la solidaridad. La iniciativa fue relevante para el Instituto, que se abrió a la ciudad, y produjo un impacto importante en ella y en su universidad. En el encuentro intervinieron, además de profesores dominicos del Instituto y la Facultad de San Esteban, personalidades relevantes en aquel momento, como Gómez Llorente, Gregorio Peces Barba, Reyes Mate...
De ahí nació la Cátedra de Estudios Políticos Sociales, un espacio muy interesante, del que tú fuiste el impulsor, por tu gran sensibilidad, y siempre movido por el diálogo entre la fe y el mundo cultural, socioeconómico y político.
En segundo lugar, hablando desde Acción Verapaz, quisiera recordar tu participación en su nacimiento. En 1982 la Comisión de Justicia y Paz de la Provincia de España, creó un espacio, abierto a dominicos, dominicas y personas interesadas, para reflexionar sobre cómo llevar a la práctica la propuesta lanzada a toda la Orden, en el Capítulo General de ese año, de la opción por los pobres, la justicia y la paz, A este foro, en cuya creación participaste, lo llamamos Colectivo Dominicano por la Justicia y la Paz. Como fruto de este proceso, surgió la idea de pasar de la reflexión a la acción. Por eso, en una reunión del Colectivo, en octubre de 1994, con presencia del Promotor de Justicia y Paz de la Orden, Jacques Perennés, se tomó la decisión de crear Acción Verapaz. Y allí estabas tú, y allí fuiste elegido miembro de la Junta Directiva provisional, con el encargo de difundir y motivar al resto de la familia dominicana, a participar en esta iniciativa. Desde Acción Verapaz un cariñoso agradecimiento.
Finalmente, quiero destacar tu gran sensibilidad, tu gran acogida a las personas y tu desvivirte en detalles hacia aquellos que se acercaban a ti, siempre con apertura y gran corazón. Gracias, Juan Manuel. La última vez que nos encontramos fue en el I Congreso Internacional Dominicano por los Derechos Humanos, en Salamanca, en el año 2016. Ahí pude comprobar que te tomabas la vida y el trabajo muy en serio. Hasta desgastarte. Quizás eso te aceleró tu despedida. Gracias, gracias y gracias, por siempre.
¡Descansa en paz!


José Antonio Lobo

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Os compartimos un texto que Quintín García, dominico de la comunidad de Babilafuente, ha escrito en su partida a Juan Manuel Almarza. Por el cariño y relación que Quintín tiene con Acción Verapaz, nos lo ha enviado, y lo difundimos. Como siempre, con su sensibilidad hecha palabra!!

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Recibo la noticia de la muerte de Almarza a media mañana e inmediatamente me asalta su rostro, ya enfermo, recluido en un silencio hiriente, de la última vez que lo vi en Villava, hará tres o cuatro años.

Pasé muy mal rato, la verdad, mirando y remirando su cuerpo, varado ya en la silla de ruedas, todavía relativamente joven, digamos. Viví ese momento, como tantos familiares, amigos y frailes cercanos, supongo, con un movimiento interior de rabia y de protesta: ¿por qué, por qué? Pero allí mismo te tragas las preguntas, le acaricias la cara, quieres decirle algo amable, y la verdad es que solo aciertas a entrever dolorosamente que así es la condición humana: somos espíritu, inteligencia, sentimientos, capacidad de decisión; nos miramos a los ojos y nos sentimos; o nos recordamos en la distancia y nos seguimos queriendo… Pero somos también biología con sus leyes, y conexiones neuronales, y cegueras, e infartos de miocardio… Y en la rueda de la fortuna de la vida, tan ignota tantas veces, a cada uno nos toca lo que nos toca en formas de vida y en formas de enfermedades y de muerte.

Confieso, no obstante, que no me duró mucho esa imagen del rostro herido y ausente por la enfermedad, y el consiguiente mal sabor de boca y de alma. Enseguida, como una especie de resorte automático, se sobrepuso a la imagen última de Almarza en silla de ruedas, una imagen primera, de cuando éramos chavales, una imagen fotografía que había recobrado del álbum de fotos precisamente este verano con ocasión de un encuentro de amistad en Candelario –Béjar- de dos y yo tres antiguos compañeros de curso desde el primer año de estudios en Corias. Es una foto en la que se nos ve de adolescentes flechas en formación militar delante de la tienda de campaña en el campamento del Frente de Juventudes donde nos llevaban. Almarza debía ser el jefe de tienda `porque está el primero de los cinco –Rorro, Constantino, Carlitos Peña, Rufino Lobo, él, y yo-. Desde luego es el más espigado, con cara de más responsable, y tiene ese aire rubio y espabilado, con los ojos destellantes, como anunciando el lejano profesor de filosofía que habría de ser.

Al hilo de esa imagen, y en mitad de una mañana especialmente fría y cenicienta, voy enhebrando recuerdos y recuerdos de los años de carrera. Luego ya las vidas se bifurcan, cada uno hemos andado nuestras propias sendas y construido nuestros paisajes interiores. Y ha sido ya tarde, de profesor él en Valladolid y Salamanca y yo en estos pueblos de Las Villas (Salamanca), cuando hemos coincidido en torno a actividades e inquietudes comunes, fundamentalmente en tareas de Justicia y Paz y en la ONG Acción Verapaz.

Estuvimos juntos de niños, de adolescentes, de jóvenes. La vida luego nos dispersó. Pero hemos sentido siempre no solo la fraternidad de dominicos, sino ese sello imborrable –no sé si eso infundirá carácter- de ser del curso. Y por tanto amigos especiales.

Mi rezo por él ahora, en esta mañana tan cruda, es sobre todo recuerdos: momentos vividos en común y sentimientos de amistad y de fraternidad. Y deseos de que descanse definitivamente en el seno del misterio de Dios. 

En fin, la enfermedad y la muerte nos separan por un tiempo; nos tocan vivir a unos y a otros otras formas de vida en esa ascendente evolución de la energía. Pero nos quedan los afectos que nos permiten recordarnos, querernos, superando incluso esa barrera física de la muerte, porque “el que ama no muere”.

Hasta luego, chaval. Nos volveremos a ver en la Amanecida.

Quintín García

 

 

 

3 comentarios

Francisco José Tascón Vega -

Profesor, compañero, amigo y referente. El mundo y los que en él habitamos todavía resulta más pobre y descolorido. Gracias por haber pasado por mi vida.

Ramón Hernández Martín -

En el grupo de correo cursario se nos comunicó su fallecimiento el día 7 y ya esa tarde hubo en él varios reconocimientos y condolencias, los míos incluidos. Hay biografías que hacen que la palabra "gracias" brote espontánea y sabrosa de la boca.

Santiago Rodríguez González -

Empece a tratarle en 5º curso cuando llegamos de Villava; luego hicimos el noviciado juntos y en Las Caldas tambien estuvimos juntos, su inteligencia era paralela a su ansia de estudio, pero a todo ello le superaba su gran humanidad, su ansia, repito la palabra, de ayudadar y compartin su conocimiento.....viviras siempre en mi memoria