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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL RACIONALISMO INTUITIVO EN LA OBRA DEL ARQUITECTO DOMINICO FRAY COELLO DE PORTUGAL (2)

EL RACIONALISMO INTUITIVO EN LA OBRA DEL ARQUITECTO DOMINICO FRAY COELLO DE PORTUGAL (2)

El proyecto que realiza nada más terminar sus estudios de arquitectura, es el de las capillas de la Fundación Virgen del Camino. Estas capillas gemelas son seguramente el edificio religioso más puramente abstracto de toda su trayectoria, superando incluso al Santuario, del que sólo le separan unos metros de distancia. No existe en todo su perímetro una sola ventana, una puerta que dé pistas sobre su escala. Tampoco una cruz ni ningún símbolo que indique su condición de templo.

El edificio arranca directamente del suelo, no existe un zócalo que establezca la transición con el terreno y nos aporte una medida sobre la que orientarnos. Las fachadas de aplacado de piedra blanca son completamente lisas. El proyecto es la rotunda presencia del volumen, una hermética e intrigante gran caja blanca que eleva sus fachadas levemente hacia el cielo. Esta primera iglesia podría entenderse como una inicial declaración de intenciones que con el tiempo se iría matizando y enriqueciendo.

Las capillas tienen una posición simétrica respecto al eje longitudinal del edificio y se llega hasta ellas tras hacer un largo recorrido a través de los corredores interiores de las aulas a ambos lados del gran patio central. El acceso es independiente para cada capilla, y se produce a través de dos pasajes paralelos que conectan al edificio con uno de los bloques transversales.

La organización interior es simétrica, con pasillo central, pero la entrada está situada en un lateral. El suelo es completamente horizontal, elevándose tres escalones en el último tercio de la nave. Un gran muro que se eleva hasta la cubierta separa la zona del presbiterio de la sacristía, cuyo acceso queda oculto tras dos muretes retranqueados. Frente al muro, una plataforma de la altura de un escalón define el espacio reservado al altar.

La cubierta se desdobla para permitir la entrada de luz hacia el presbiterio. El salto se produce justo donde empieza la plataforma que conforma el presbiterio y desde ahí recorre los laterales de la nave hasta llegar al muro donde se ubica la entrada. El efecto desde el interior es el de un gran foseado que introduce luz indirecta en la nave dejando la cubierta como suspendida en el aire.

 

La estructura es metálica a base de vigas quebradas transversales que apoyan en los muros laterales y el forjado de cubierta es de hormigón con bovedilla aligerante. Ya desde muy temprano queda patente el interés de Coello por independizar los elementos constructivos – cubierta y cerramientos- utilizando esta estrategia para singularizar el espacio a través de la manipulación de la luz y el control de los efectos que ésta genera en el interior.

 


 

Nota.- Extraido de  la TESIS DOCTORAL "EL RACIONALISMO INTUITIVO EN LA OBRA DEL ARQUITECTO DOMINICO FRAY COELLO DE PORTUGAL".

Presentada por MIRIAM RUIZ ÍÑIGO para optar al grado de doctor por la Universidad de Valladolid .

1 comentario

Luis Heredia -

Ahora sí que entiendo lo que es la Arquitectura racionalista y, como no, el ejemplo de nuestro Maestro P. Coello. Ahora sí que entiendo por qué en nuestra “caja de zapatos” se podía volar, física y espiritualmente, por qué nuestros pasillos eran infinitos, por qué en nuestras aulas se podía estudiar, enseñar y aprender, que es lo importante, por qué en nuestras dos capillas se respiraba recogimiento sin agobio, por qué de los comedores lo único que no nos gustaba eran los tiburones y el pescado, por qué las camarillas estaban abiertas por arriba – no estaba en la razón del P. Coello la vigilancia, seguro-, por qué el teatro era el cuerpo de una monumental araña donde en su estómago digerimos de todo y nunca nos sentó nada mal, por qué la piscina era alargada. No había elemento alguno cuadrado, con cuatro lados iguales, aunque cuadrados, cuadrados, los había en las aulas pero luego se fueron moldeando, afortunadamente, con el paso del tiempo.
Todo estaba en su sitio. Era orden y concierto; por supuesto, de esto último más. Nada sobraba, nada faltaba.
Era la perfección en Arquitectura racionalista.
Así que no me extraña que Miriam Ruiz, a la que le deseo los mayores éxitos en su carrera profesional, que haya elegido al P. Coello para optar al grado de Doctor. Y estoy convencido que conseguirá ambas cosas: el Doctorado y el éxito en su carrera profesional.