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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

FALLECE EL p.ELADIO CHÁVARRI

FALLECE EL p.ELADIO CHÁVARRI

 

Nuestro compañero Baldomero nos informa de la muerte, el pasado día 3,  del pEladio Chávarri, maestro eximio y admirado por muchas generaciones de estudiantes dominicos.

Descanse en paz.

27 comentarios

Luis Sánchez Tercero -

Mi mejor recuerdo de sus clases de introducción a la filosofía que para mi....u neófito supuso abrir una ventana a la cultura y a la sencillez y fluidez de la comunicación y el saber...un recuerdo y sentimientos profundo

Miguel Calvo -

En mis años universitarios tuve el inmenso privilegio de conocerte compartiendo mesa en aquellas apasionantes tardes de tertulia de los domingos, de las que uno salía extenuado y vibrante a la vez... no sólo nos otorgaste impagables herramientas para comprender la realidad sino que prendiste en nosotros una "ambición de humanidad" que dura hasta hoy.

No hay palabras para agradecerte tu generosidad, maestro.

Gonzalo -

Resulta que hoy me he enterado de esta noticia (con bastante atraso) y me gustaría dejar aquí un comentario.
Eladio fue para mí el filósofo, el hombre que me dio la herramienta capaz de entender el engranaje del mundo. Y lo digo con mayúsculas. Eladio tendría que haber sido un filósofo conocido en todo el mundo. Llegó a construir una arquitectura filosófica que no sólo soporta el tiempo sino que cada vez lo explica mejor y se va afianzando. Sus estudios del Modelo Humano actual (el Hombre Productor Consumidor) me han hecho ver desde un puente superior muchos problemas.
También fue la persona que me casó, más bien, que hizo que co-oficiase mi propia boda, para regicijo suyo por mis nervios. Pero eso es parte del vínculo que tuvimos.
Es una perdida intelectual que debería remediarse extendiendo sus investigaciones.

BALDO -

(Homilía de fray Jesús Sariego, Provincial)

MISA FUNERAL FR. ELADIO CHÁVARRI
Villava, 5 de octubre de 2019

Queridos hermanos y hermanas,

A lo largo de la celebración nos hemos ido concentrando en la despedida de nuestro hermano Eladio. Un fraile muy querido entre nosotros. Maestro para algunos, profesor para muchos, fraterno para todos. No resulta fácil expresar, en pocas palabras, la vida de un hombre reflexivo, profundo y, al mismo tiempo, tan discreto.

Hemos conocido quién ha sido Eladio y lo qué ha significado para nosotros en la convivencia diaria. Pero también y, sobre todo, en su modo peculiar de reflexionar sobre los temas fundamentales de la vida. Lo hemos podido constatar siguiendo sus clases, escuchando sus homilías cuando presidía la Eucaristía en la comunidad, observando su modo personal de abordar las dificultades y problemas en los diálogos comunitarios, en la lectura, no fácil, de sus escritos más filosóficos.

Una cuestión le inquietó toda su vida, atrapó su esfuerzo reflexivo y su pensamiento: ¿Cómo se construye el ser humano? ¿Cómo se forma ese hombre o mujer vivientes, de carne y hueso? Reflexionar sobre la construcción de la persona le ocupó prácticamente toda su vida. En su modo personal de responder a esta pregunta podemos percibir algo de su personalidad; pero también de su fe en Dios y de su sentido religioso como dominico, como fraile predicador. Persiguió esto: ‘trazar un horizonte de esperanza que no se reduzca a pura ilusión’. En su pensamiento trazó un camino de esperanza sabiendo articular las diferencias y reforzando las relaciones.

Esta máxima, este objetivo lo mantuvo hasta el final. En su último libro fijó sus últimas reflexiones sobre la necesidad de dignificar el sufrimiento humano y de comprometernos en su erradicación, en su dignificación. ‘Nosotros, dice él al final del último de sus libros, no podemos por menos que rechazar la inhumanidad que contiene aquello que vitalmente nos deteriora. Debemos descubrir, denunciar y eliminar este tipo de deterioros’.

La Palabra de Dios que hemos escuchado nos ayudan a comprender el horizonte dignificador que el propio Eladio construyó. Hemos escuchado decir en el Libro de la Sabiduría que los impíos razonan equivocadamente, se autoengañan, porque no conocen los secretos de Dios, ni esperan el premio de la virtud, ya que Dios nos creo a su imagen. Este principio sabio le lleva a Eladio, quizás, a comprender el texto del Evangelio que hemos leído, la parábola del Buen Samaritano.

Hay estilos de ser hombre, de vivir nuestra condición humana, de percibir demandas de nueva humanidad que nacen de relaciones más profundas. Las personas, convicción de nuestro maestro, somos capaces de ellas.

El Evangelio del Buen Samaritano es una muestra de ello. Su disposición para hacer el bien al malherido en el camino lo convierte en virtuoso, no tanto por realizar un acto de misericordia, que también, sino más bien por construir, en ese gesto, su ser imagen y semejanza de Dios, desde la diferencia y desde la nueva relación que establece con el que ha sido malherido al dignificar su situación de sufrimiento y dolor. Al fin y al cabo, nadie es más prójimo a nosotros que aquellos hombres y mujeres que gozan y sufren a nuestro lado.

En el Evangelio podemos, sin duda alguna, construir la nueva humanidad que necesitamos para dignificar a los que sufren. El samaritano muestra su capacidad de donación, de gratuidad, de amor incondicional sin recibir nada a cambio. Refleja un nuevo perfil de humanidad, un plus, un exceso de gratuidad no calculada. El puro don que dignifica lo humano. Ser gratuito para los demás entraña una forma de amar. Es probablemente el único amor que no se halla encadenado por aquellas diferencias entre nosotros que nos atrapan. Es el amor más libre. El amor gratuito, es sensible a las diferencias, pero no se deja cautivar por ellas. Sale simplemente como don al encuentro del otro. Por esta razón es el amor más universal, llega puntualmente a todos, sin posibilidad alguna de excluir a nadie. El amor gratuito, asentado sobre lo inmediato, lo concreto, al no dejarse atrapar por las diferencias seductoras, acaba ganando la universalidad. Es el único amor digno de tocar el infinito, afirmará el propio Eladio cuando estudia este texto del Buen Samaritano.

Eladio, junto con otros filósofos y pensadores en los que se inspira, llega a descubrir valores de humanidad a través del rostro del otro, especialmente del rostro sufriente. Si Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen y semejanza de su propio ser, como nos decía al final la primera lectura del libro de la Sabiduría, lo hizo capaz de construir su nueva humanidad. Por ello, una de las tareas de Eladio y a las que dedicó gran parte de su vida, fue la de celebrar la riqueza del ser humano: las experiencias de libertad, autenticidad, pertenencia a una comunidad, la experiencia de gratuidad. Estas son las dimensiones del ser humano, entre otras, que le han tenido entretenido y comprometido.

Esta tarea Eladio la enriquece en la lectura que hace de la Palabra de Dios. Por eso ha sido un maestro para nosotros. Nos enseña a leer la Sagrada Escritura, a comprenderla y a explicarla. En el Evangelio que hemos escuchado, en un momento dado, Jesús le pregunta al legalista de la ley ‘¿Qué está escrito en la ley?’ ‘¿Cómo lees lo que está escrito?’, es decir cómo lo comprendes, cómo lo interpretas, cómo lo interiorizas. En el ‘rostro de herido con el que se encuentra el buen samaritano’, Eladio nos enseñó a leer la Sagrada Escritura, a comprenderla y explicarla.

Eladio, por tanto, intentó ganar la gratuidad y la donación para el anuncio del Reino, como experiencias no extrañas al ser humano, ya que la persona no cabe sin diferencias; pero lo importante está en que esas diferencias inevitables sean diferencias solidarias. Las diferencias han de revertir en el bien de todos.

¡Descanse en paz!

fernando muñoz box -

Hasta hoy no he podido ver vuestras aportaciones al hecho consumado de la muerte de Eladio.
Yo también lo he sentido, aunque hace unos años que me despedí de él consciente yo de que no volvería a verle más.
Yo ahora me atengo a la reflexión de Jorge Manrique de que si morimos, descansamos.
Se lo deseo a Eladio, aunque ande ocupado en ese Cosmos. Lo espero también para mí.
Un abrazo a todos

Jose Manuel García Valdés -

Está claro que todos hemos sentido la muerte de Chávarry pero ¿ Cuál será el sentimiento del amigo Baldo seguidor y buen conocedor del Chávarry hombre y del Chávarry filósofo?
Baldo, no tienes alternativa, tendrás que seguir explicándonos esa filosofía, a la que no es fácil hincarle el diente.
Que sepas que si está dando una vuelta por el cosmos tendrá que detenerse varios lustros en el universo Casorvida.
Un abrazo.

Pedro Sánchez Menéndez -

Gracias, Baldo, por tu relato sobre Eladio. He tenido muy poco contacto con él, pero siempre he considerado que era un hombre profundo. Pedro

José Luis Suárez Sánchez -

Gracias, Baldo, por tu relato. La huella de Eladio sigue muy dentro de mí. Su humanidad seguirá viva en muchos de nosotros. Espero que en ese "paseo por el Universo" se acerque también al mío.

BALDO -

FRAY ELADIO CHÁVARRI, OP.
SEMBLANZA DE SU FE CRISTIANA


1. Fray Eladio Chávarri López de Dicastillo fue un hombre profundamente enamorado de Jesús de Nazaret, el cual tuvo una importancia decisiva en su vida y al que mostró una gran adhesión. En su primera gran obra, Perfiles de nueva humanidad, él confesó abiertamente que esa nueva humanidad de la que hablaba era la inaugurada por el nazareno. No tuvo ni el más mínimo atisbo de temor a que los ambientes filosóficos ateos o agnósticos despreciaran su profunda reflexión y la tacharan de pía o de otra cosa, porque él disponía de poderosas armas cognitivas para “dar cuenta de su fe y de su esperanza”. Cuando los ictus empezaron a debilitar sus energías mentales, lo pillaron ocupado en la reflexión sobre cinco ejes de la vida de Jesús: algunos rasgos de la perspectiva de la fe en Jesús, ciertas relaciones del Hijo con su Padre, la envergadura propia del Hijo del Hombre, la perenne apertura del Espíritu y un último capítulo dedicado a exponer algunas relaciones de la teoría de los valores explicada en su último libro publicado, Los valores y los contravalores de nuestro mundo, aplicadas a Jesús de Nazaret. Solo dejó el manuscrito sobre el primero. De los cuatro siguientes, únicamente tiene recogidas algunas citas de los pasajes evangélicos que iba a usar, pero sin ningún comentario. ¡Una pena!

2. Fray Eladio entendió y vivió la fe “a su manera”, que es profunda, rica, fértil y novedo-sa. Rechazó el reducir la fe en Jesús a una virtud “intelectiva” del ser humano, como ha sido la doctrina tradicional sobre las virtudes teologales, porque, de acuerdo con su sistema filosófico, es la “vida completa” de cada cristiano, con todas sus vertientes vitales, la que queda enlazada con Jesús. Estos ámbitos de vida o vertientes vitales son para fray Eladio al menos ocho: vida biopsíquica, vida del conocimiento, vida económica, vida estética, vida ética, vida lúdica, vida religiosa y vida sociopolítica. Para fray Eladio, la fe sin obras es un falso planteamiento, porque cada uno de los ámbitos de vida de las personas solo se desarrolla por medio de sus acciones específicas. Por eso, mejor que fe, era para él más acertado llamarlo “proceso de identificación de nuestra vida con la de Jesús”; o lo que hoy se entiende por "seguimiento", siempre que se conciba que este seguimiento es con todas nuestras ocho vitalidades.

3. Fray Eladio entendió que la salvación que viene de Jesús abarca todas las vitalidades de la persona. Vio a Jesús decididamente implicado hasta la muerte en mejorar todos los ámbitos deteriorados de la vida humana. Tuvo siempre muy presente por qué Jesús había adoptado el bautismo de Juan. "Es un bautismo para el perdón de los pecados" (Mc 1,4–5). Los pecados, para fray Eladio, son al fin y al cabo inhumanidades, de manera que los creyentes en Jesús tienen como misión eliminar inhumanidades convirtiéndolas en humanidades. De este modo, se restaurará la justicia de Dios, es decir, el querer o la voluntad de Dios a lo largo y ancho del dominio del pecado, de lo inhumano. Cuando comenzó su vida pública, Jesús estaba poseído por una infinita sensibilidad para la salvación de las inhumanidades. La mayor de todas ellas es la muerte, que cancela por completo todos los ámbitos de nuestra vida. Jesús nos libró de ella haciéndonos partícipes de su resurrección de entre los muertos. Fray Eladio, a imitación de su modelo Jesús, empeñó sus vitalidades, sobre todo las intelectuales, en detectar con profundidad y sabiduría las inhumanidades que padece el ser humano de hoy. Los contravalores y la erosión y deterioro de los valores, orígenes todos ellos de las inhumanidades, ocuparon, como en ningún otro pensador, un puesto de atención constante y uno de los ejes de su pensamiento. Su gran maestro, Jesús, le abrió nuevos horizontes para ver la profundidad y la va-riedad del dolor humano y, sobre todo, el empeño de Jesús en mitigarlo. Fray Eladio tuvo experiencia en los suburbios de Méjico de la miseria de esos espacios y cubiles, próximos –los más privilegiados– a enormes montañas de basuras que les servían de despensa. A ellos, a los parados, a los desplazados y a todos los que sufren las inhumanidades de nuestro mundo actual dedicó toda su obra para urgir a dignificarlos, a salir de sus terribles inhumanidades. Confesó en alguna ocasión que el voto que más le costaba cumplir era el de pobreza, porque deseaba tener mucho dinero para poder ayudar a tantos necesitados como se encontró a lo largo de su vida.

4. La fe de fray Eladio originó en él muchas confianzas en Jesús de Nazaret y en su Padre. Y por esas relaciones de confianza corrieron intensas cantidades de fidelidad a él. En su fe, la esperanza empapó grandes porciones de su vida. Él enseñó que es precisamente la fe en Jesús la que va produciendo vertebraciones vitales de los grupos de cristianos, pero que había que estar muy atentos para ver hasta qué punto esa fe en Jesús influía en el desarrollo vital de los grupos de cristianos, con el fin de que afectaran a toda la existencia de la comunidad y no se redujeran a tres o cuatro rasgos aislados de nuestras relaciones vitales con él. Fray Eladio intentó seguir a Jesús en la postura que este tuvo con la convivencia en su comunidad de discípulos. El "sígueme", decía, surge en Jesús después de "haber visto". Y ¿qué vio Jesús? A cuatro pescadores a los que quiso convertir en pescadores de hombres; y, también, a un hombre "sentado en el despacho de los impuestos". Se preguntaba fray Eladio: ¿cómo sería la convivencia entre el recaudador de impuestos, los cuatro pescadores y Judas Iscariote, que lo entregó? Supongo, opinaba, que no sería tan fácil armonizar los caracteres de los Doce con las buenas nuevas del Evangelio. Pero, a lo largo de dos o tres años, se fue formando un buen ambiente en el interior de la comunidad de Jesús. Al final de la vida, el Maestro expresó ese am-biente en términos de amistad. "Vosotros sois mis amigos …". Fray Eladio siempre aportó enjundiosas reflexiones para mejorar la convivencia en las comunidades dominicanas a las que perteneció. “Si Dios creó al hombre a imagen y semejanza de sí mismo -decía-, por fuerza ha de parecerse el amor del hombre al amor de Dios”.

5. No es posible entender la obra de Jesús sin tener en cuenta la resurrección de los muertos "porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere (Jn 5,21). La resurrección se enfrenta directamente con la muerte, que disuelve los elementos y las energías vitales propios de la vida. Jesús le dice a Marta: "Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que cree y vive en mí, no morirá jamás" (Jn 11,25–26). Fray Eladio escribió con mucha profundidad sobre la consumación después de la muerte, es decir, sobre el desarrollo pleno de la humanidad de cada persona. Sabía que esta consumación no era posible dentro de la vida en la tierra, porque aquí siempre habría contravalores e inhumanidades; además, faltarían muchos valores y estos nunca llegarían a su máximo desarrollo. También tenía claro que, para alcanzar esa consumación, la envergadura vital que tenemos los humanos la tierra no es apta para ello. Solo nos sirve para iniciar el desarrollo de nuestra propia humanidad, no para lograr la consumación de esta. Y, lo más maravilloso, era que fray Eladio tenía asumido que la consumación exige necesariamente la muerte como paso a una envergadura vital que sea capaz de expresar sin limitación la plenitud del ser humano. La muerte, escribió, cumple perfectamente su papel al cancelar esta envergadura vital histórica. Porque una de dos, o no consumaremos nuestra vida o solo lo conseguiremos a través de la muerte. Cuando alguien le preguntaba si tenía miedo a la muerte, él contestaba con sencillez: “la tengo asumida”. Pero la elección de la con-sumación como humanización de la muerte requiere la experiencia religiosa con un Dios personal con el que cada persona se ha comprometido libremente, porque el ser humano no tiene poder para dar esa nueva envergadura vital que requiere la vida consumada. Cada uno de los que esperan la consumación debe saber cuál es el Dios concreto con el que se relaciona, por-que no todos los Dioses son iguales. Él había escogido libremente al Dios de Jesús y a su Hijo.

6. La evolución histórica de nuestro ser y de nuestro actuar, escribió fray Eladio, no permite la desvalorización del presente, porque sencillamente es un punto necesario de dicha evolución. Lo mismo sucede con el paso de la vida histórica a la vida consumada. La humanización de la muerte por consumación no devalúa en absoluto la identidad histórica, sino que otorga una importancia sin precedentes al ser humano ya manifestado aquí y ahora. La humanidad consumada se halla ya presente en la humanidad histórica como el árbol se halla presente en la semilla. ¿Quién puede despreciar la semilla para poner todo el acento en el árbol? Por eso, para llegar a la consumación no vale cultivar en la Historia cualquier tipo de humani-dad; no da lo mismo ser asesino que asesinado, ordenar masacres por intereses mezquinos que morir inocentemente, acaparar injustamente riquezas que morirse de hambre, amar que odiar, cultivar exquisitas relaciones de fidelidad que practicar el engaño, la mentira y el fraude. Cada persona tiene libertad para actuar, pero también responsabilidad de lo que ha hecho. Pero, además, fray Eladio era coherente con su sistema filosófico, por lo que afirmaba que no es posible para un individuo llegar a su consumación si no alcanzan al mismo tiempo la suya los demás humanos y también el resto de los seres de la Naturaleza y del Cosmos, que son los que proporcionan a cada persona individual valores y contravalores. Porque, si no, tendríamos la paradoja de un ser humano consumado (en plenitud) alimentándose de valores mediocres. Algo que resulta imposible a todas luces.

7. Y, por último, hay que señalar en la fe cristiana de fray Eladio una actitud que él acuñó: la “expectativa o esperanza radical” ante cómo será la humanidad consumada. Si toda esperanza o expectativa es una mezcla de confianza, ilusión, deseo y temor, la expectativa o esperanza ante lo que será la consumación ha de ser “radical”, pues no se apoya en ningún tipo de experiencia anticipada. La única opción razonable es el silencio y esa expectativa radical, que, aunque tiene bases racionales firmes para creer en ella, no está exenta de serias y profundas dudas. Con todo, la expectativa exige un compromiso activo con aquello que se espera. El futuro no llega si uno no se compromete en su consecución. El enamorado que va a ver por primera vez a su amor no espera cruzado de brazos, sino que prepara con esmero este primer encuentro.

Contó fray Sixto Castro que fray Eladio manifestó, con una gran dosis de humor, que lo primero que haría después de morir sería darse un paseo por el Cosmos. Querido y llorado maestro, amigo y hermano: que ese paseo tranquilo y sin prisas haya resuelto uno de los muchos enigmas que a ti te apasionaban.


Francisco Javier Cirauqui -

Siento mucho la muerte del Padre Eladio Chávarri, aunque yo no lo conocí en los dominicos, si había oído hablar de él mucho y bien, además su condición de navarro me unía.
En el encuentro de Valladolid estuve hablando con él, sobre todo de Navarra, estuvo conmigo de lo más amable y simpático.
Luego he seguido los escritos de Baldo y tengo algunos sobre la teoría de los valores que leeré al completo.
Me uno al dolor de toda su familia el de los dominicos y por supuesto el de Baldo, al que doy un fuerte abrazo.

Manuel Esteban Sánchez -

Hola Baldo. No sabes cómo y cuánto comparto tu opinión. Lamento que los dominicos apenas representen ya nada o poca cosa en Filosofía y que figuras geniales como el P. Chávarri apenas sean conocidas. Hace ya años que se veía venir.

He pensado muchas veces que, desgraciadamente, hubo o hay un 'ala' en la orden más propicia a 'liturgias' y cosas así que al cultivo de la gran herencia de Tomás de Aquino.

Mi decepción con la Orden Dominicana ha sido muy grande. Sé que otros no piensan así, pero yo no tengo muchas razones para esperar que se recupere el, para mí ya perdido, nivel filosófico del pasado.
Te rogaría me corrigieras si crees que estoy equivocado.
Saludos y, de nuevo, mi recuerdo a tan brillante filósofo y lógico.

Jose Manuel García Valdés -

Baldo, ahí estás tú para salvar parte de ese vacío. Ojalá lo consigas pero seguro que no te resultará ni cómodo ni fácil. Ánimo
Si p entonces que
ocurre que se da p
Por tanto, que
Un abrazo.

BALDO -

He tenido que enterarme de lo que dicen los grandes filósofos modernos (Nietzsche, Husserl, Max Scheler, Hartmann, Hildebrand, Max Weber, Jas-per, Heidegger, Sartre, Camus, Ricoeur, Levinas, Unamuno, Ortega, Zubiri) sobre los valores, la responsabilidad y la dignidad humana, porque estoy intentando hacer un trabajo sobre esta última. Cada vez me voy dando más cuenta de que Eladio Chávarri los supera a todos con su sistema de los va-lores, con su concepción de la experiencia y de la razón humana, con su enfoque de lo humano e inhumano y, aunque no habla de ello, con su visión de la dignidad humana. Su último libro, Los valores y los contravalores de nuestro mundo, es donde más clara y profundamente se percibe su sistema. Los problemas que en esos autores parecen irresolubles, él los encaja con una lógica y con una armonía propias de un pensador de los grandes. Es una pena que haya sido tan genial y copernicano como desconocido. Los dominicos tienen mucho que ver en ello, tanto en su desarrollo como pensador como en la dejadez de no haber formado una escuela dominicana de pensamiento en torno a él y de no haber hecho casi nada por que su pensamiento tenga la difusión que se merece.

CARLOS Abad Serrano -

No tuve la suerte de asistir a clase con el. Sus excelencias las conozco por otros. Si tuve la suerte de asistir a su homenaje y el de otros profesores en el acto que organizó Daniel en Valladolid. Ahora ya descansa en paz. Hasta siempre querido maestro

Jesús Herrero Marcos -

Hubo muy pocos como él.

Daniel Orden Santamarta. -

Eladio fue una de las personas que más me influyeron. Estoy tremendamente agradecido a sus enseñanzas y, sobre todo, a su forma de ser. Su recuerdo permanecerá. Descanse en paz.

Isidro Cicero -

Por desgracia, yo me perdí su magisterio. Descansa en paz.

J. M. de Pablos -

Le recordaré siempre como un verdadero Maestro en todos los sentidos.
Se adelantó a la introducción de la Lógica Matemática en las universidades españolas.
Su muerte es una gran pérdida en el campo del pensamiento.
Mi más sentido pésame a toda la familia y a la Orden Dominicana.

Eugenio González Núñez -

Una mamoria agradecida para quien supo impartir sabiduría, justicia académica y sonrisas por doquier. Descanse en paz.

José Luis Suárez Sánchez -

Para mí su sonrisa, su cordialidad, su humanidad, los buenos momentos convividos son su última palabra

Luis carrizo -

Yo lo recuerdo como el mejor profesor que tuve en las Caldas. Ejemplo de estudio y rigor intelectual, además de su gran amabilidad y continua sonrisa.
Denscanse en paz. Un sentido abrazo a su familia y a Baldo, tan devoto y admirador de él que hasta figura en la esquela.
Me consuela imaginarlo a estas horas en sesuda y distendida charla con el Estagirita y con el Aquinate.

Fernando Alonso Díez -


En aquel ya lejano encuentro de Valladolid se hizo entrega al pEladio en nombre de los compañeros presentes y ausentes de un placa de agradecimiento al profesor que supo trasmitir con la excelencia del que sabe. Aquella fue la última ocasión de compartir con él. Pero a lo largo del día tuve la oportunidad además, de escucharle, a modo de justificación, hablar de su gran ocupación como profesor e investigador, su aportación reflexiva y comprometida del intelectual que quiere aportar conocimiento para comprender y actuar en una humanidad desorientada.
A partir de entonces, en primer lugar de la mano de nuestro querido Baldo y posteriormente leyendo "Pefiles de nueva humanidad ", he tratado de incorporar a mis reflexiones sus claves axiológicas para comprender las diferentes situaciones que la vida nos va presentando en sus múltiples manifestaciones y complejidades.
La muerte del pEladio Chávarri es una gran pérdida, pero su obra queda con nosotros como referente imprescindible.
Le recordaré siempre. Mi más sentido pesar a su familia y a sus hermanos, los dominicanos y a todos los que tuvimos la gran suerte de encontrarnos con él en el camino de la vida. Que descanse en paz.

Manuel Esteban Sánchez -

Mi recuerdo y profunda admiración para tan querido profesor. Sus enseñanzas y su ejemplo han estado presentes en mi vida. Sé que es una pérdida irreparable que lamento.
Que descanse en paz

Antonio Argueso Gonzalez -

También guardo muy buenos recuerdos del PChávarri como persona y como docente. Ocho años después de haber seguido sus clases de lógica matemática tuve que enfrentarme, en un contexto diametralmente diferente, a una asignatura de matemáticas que superé sobre todo gracias a lo que aún recordaba de su enseñanza. Nunca más tuve la ocasión de volver a verlo, algo que sentiré siempre. Que descanse en paz.

Luis Heredia -

Mi conocimiento del P. Chàvarri es a travès de los que convivisteis y tratasteis directamente con él. Tuvo que haber sido un personaje que os ha marcado en vuestra trayectoria dentro y fuera ya de la Orden.
Mi pésame a la familia, a la Oden pero sobre todo a los Chavarrinómanos, liderados por Baldo.

Ramón Pajares Box -

¡Qué recuerdos me trae el pEladio! Fue una de las puertas a la modernidad en una medieval Las Caldas, en el único año (Primero de filosofía) que pasé allí.

Lo recuerdo enseñándonos cosas rarísimas: p implica q; tablas de verdad; su pasión por el yoga; su tesis sobre los Segundos Analíticos de Aristóteles; su accesibilidad permanente en su celda. ¡Cuánto me influyó y con qué cariño y agradecimiento le recuerdo!

Mi pésame y mis condolencias a sus allegados.

Jose Manuel García Valdés -

¿Quién no se acuerda del MODUS PONENDO PONENS y el MODUS TOLLENDO TOLLENS?
Como profesor de Filosofía hube de impartir Lógica Matemática y, claro, tuve muy presente a Chávarry. Representó el tránsito de la lógica escolástica a la lógica moderna.
D.E.P, ojalá encuentre el mundo de los valores sobre lo que últimamente escribía.
Cabe una especial mención a Baldomero que tenía una especial relación con él y era su colaborador corrector e hijo moral y filosófico.