Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Y NOS DIERON LAS DIEZ Y LAS ONCE, LAS DOCE Y LA UNA Y...

Y NOS DIERON LAS DIEZ Y LAS ONCE, LAS DOCE Y LA UNA Y...

...pero no nos importó. Llegamos a casa en León a las dos de la madrugada, pero contentos y un poco emocionados. El caso es que, creo que ya os lo he dicho en algún otro momento de este blog, estuvimos intentando que nuestro compañero VICTOR PABLO PEREZ, de la añada de mi hermano pequeño-mayor Forilán, pudiese acudir a la Virgen del Camino en el Reencuentro de Octubre.

Sus giras de conciertos en aquellas fechas, creo que por Alemania y Sudamérica, lo hicieron imposible. Hace unos días tuvimos noticia de su concierto en Oviedo. Nos pusimos en contacto con él y le dimos una película del Reencuentro y los CD,s de música de la Escolanía. Nos reconoció que se emocionó al volver a escucharla.

Nos facilitó entradas para el concierto, las que pudo, y así fué como nos presentamos el jueves en Oviedo para escuchar buena música, volver a ver a queridos compañeros de Oviedo y saludar y abrazar a nuestro inolvidable compañero de infancia y adolescencia Victor Pablo.

Amigos, casi nada al aparato: las Sinfonías nº 6 en fa mayor op.68 "Pastoral" y nº 7 en la mayor op.92 de Beethoven.

Al finalizar el concierto, saludamos en su camerino y dimos un abrazo de parte de todos a nuestro inolvidable compañero Victor Pablo, todavía sudoroso por el esfuerzo en la dirección de la Orquesta Sinfónica de Galicia, de la que es Director Titular desde 1993. Entrañable y cariñoso Victor. Gracias, amigo. Déjanos presumir un poco de tener un compañero como tú, Premio Nacional de Música, Medalla de Oro de las Bellas Artes, Premio Ondas, Premio Cannes Classical Awards, y, sobre todos los títulos, compañero del Colegio de la Virgen del Camino, en el que, como nos reconociste, nació esta tu auténtica vocación.

Lujo de Concierto, lujo de reencuentro y lujazo de amigos-hermanos: Baldomero, Pedro Pajarín, Carlitos Bañugues, Marcelino García Sal, Felipe Tascón, Martín, Froilán y el que suscribe. Vednos en la fotografía (Baldomero nos hizo la foto), ¿envidia?. En Ver Fotos/Documentos álbum Post-Reencuentro os dejo el resto de las fotografías que nos hizo Baldomero.

Y nos tomamos unas parrochas, un pulpín y unos calamares con unas botellas de sidrina.

Por eso os decía que no nos importó llegar a casa a las dos de la madrugada...y, además, es primavera.

15 comentarios

Juan A. Iturriaga -

Ayer con las prisas, me equivoqué de entrada.

El comentario respecto a Víctor Pablo, y su cualidad de solista, lo puse en la entrada de Su Majestad Bañugues.

Me remito.

Froilán Cortés -

Y AUNQUE ME DIERA UN MILLON....

Lalo. Dices no saber nada de escolanos, y acabas de dictar sentencia en mi apuesta. Mira por donde, le pedía ayuda a Iturriaga, y llegas tú, el Mayo de los míos, y de un plumazo, dejas sin razón al cabezota apostante. Carlines Bañugues! Lee con detenimiento lo que dice Lalo. Lo que dice aquí, y sus recuerdos de una única, pero continua racha de viento frío. Es un gusto leerte, Lalo. Y me alegra que cada vez te muestres más.
Con el apunte de Itu, creí haber ganado el 20% del duro (para los de letras, 1 peseta). Ahora, con tu manifestación, he ganado otro 60 % (3 pesetas más, para los mismos de letras). Solo me falta ganar el último 20 %. La última peseta. Y como diría Pachi, mi cuñado tambien cabezota como Bañugues, y gran entendido en Bolsa, entre otras cosas, la última peseta hay que dejar que la gane el siguiente.
Carlos. Tienes duros de 4 pesetas?. Me conformo. Si no, habla con el Trapi, que seguro que tiene alguno guardado.
Lalo, nos vemos pronto. Un abrazo.

lalo f. mayo -

Froilán, no conozco los términos de tu apuesta y no puedo aclarar nada que te permita ganar el duro. Como la Escolanía no era lo mío, seguro que me fallarán nombres. Pero los más adictos seguro que sabrán hacer una exacta cronología de las mejores voces, blancas y de color, de aquellos años.
Yo recuerdo a un señor muy mayor, que incluso tenía que afeitarse a diario, que se llamaba Pedro Rey? que cantaba aquello de "cinco duros me da el rey por la cinta del pelo". Y en la otra tesitura, los solistas que me vienen a la memoria son: Manso, Tejerina, Victor Pablo, Angelillo (el de nuestra promoción, que es de Medina de Rioseco). Creo que en cuanto Manso lo tuvo que dejar ya entró Víctor, que disfrutó de un extenso mandato que duró hasta que en quinto le cambió la voz y sustituyó sus cuerdas vocales por los tubos del órgano.
Decía lo de la cronología de solistas por años (o temporadas) porque ese tipo de cosas ayudan a ubicar los recuerdos.
Y ya para rizar el rizo, quien lo sepa podría hacer un añadido a la carátula del polidisco de la Escolanía informando de qué solista expone su voz en cada tema.
Y ya puestos, el furriel podría abrir un cajón para colocar textos vinculados a la escolanía, a su historia, a los temas que se cantan y a sus cantores, para elaborar un pequeño folleto que adjuntar a la caja de los discos.
Luego se les da forma (me brindo a ello), se encierran en un PDF y se cuelgan en la carpeta de los documentos para que cada cual los imprima por su cuenta.

Salud
Lalo

Froilán Cortés -

ORGULLOSO, EMOCIONADO Y AGRADECIDO.-

Llevaba mucho tiempo deseando reencontrarme con Víctor Pablo. Quizás para alimentar mi propio "ego", no lo se. Pero era un re-encuentro pendiente.
Y fué corto, pero intenso.
Durante el concierto, estaba pensando las mismas cosas que describes tú, Iturriaga.
Reminiscencias de aprendizajes de nuestra niñez. Entradas perfectas. Salidas, inmaculadas. Pianos, pianísimos, "frases" perfectamente redondeadas. Vigor y ternura....
Luego, en el camerino, cariño y sonrisas entre sudores de Victor Pablo. Luces y sombras, Iturriaga, como todos, verdad?. Pero recuerdos de inmensa gratitud, por encima de todo.
Nos recordó ese emocionado abrazo con Torrellas, en un camerino cualquiera, tras un concierto cualquiera. Fué a la vez, un reencuentro desde siempre, y un adiós, para siempre tambien.
Y en ese corto tiempo, ante las preguntas de Bañugues, nos dibujó las luces y las sombras de su propia vida, de sus esfuerzos para ser hoy lo que es, protegiendo a su madre, y construyendo un futuro mejor para su hija. Supongo que como cualquiera de nosotros.
Nos despedimos, pero con el firme propósito de vernos de nuevo, pronto, para hablar, hablar, hablar.....
Iturriaga. Celebro que el botillo fuese un éxito. Del detalle de Chema Sarmiento, qué te puedo decir. Es así para todo, y para todos.
Sí que necesito pedirte un pequeño favor. Puedes ampliar un poco más tus comentarios sobre Victor Pablo como solista de la Escolanía?.
Tengo una apuesta pendiente, de un "duro" de 5 pesetas con un amigo común, testarudo y cabezota, y quizás puedas hacer tú de juez, que no de parte.

Luis Barbería -

Gracias, Iturriaga, te agradeaco en el alma tu cariñoso saludo.
Un fuerte abrazo

Juan A. Iturriaga -

Víctor Pablo, dirigió la orquesta y coros de la fundación Príncipe de Asturias durante algún tiempo, y tuvimos la oportunidad en Oviedo de tratarle, verle y admirarle. Yo también le he visto en varias ocasiones en San Sebastián, con la Orquesta de Euskadi, con el Orfeón Donostiarra, y con algunas otras durante la Quincena Musical. Es un habitual.

Yo os puedo asegurar que es un antiguo alumno de La Virgen del Camino con todas las consecuencias. Con sus luces y con sus sombras. Fue solista de la escolanía, etc.., y recuerda con muchísima emoción un abrazo con el P. Torrellas en un camerino después de un concierto.

Es muy bueno. De lo mejorcito del panorama mundial.

En los ensayos, a alguno de nosotros nos puede recordar al P. Torrellas. “Las entradas”, los tiempos, el rigor frente a la partitura.

Maneja la orquesta como muy pocos. Se le ve dueño de la situación, y además, no se le escapa una.

Esto, y muchísimas cosas más.


Y ahora a Froilán,

El botillo me saló fenomenal y Sarmiento se portó como un señor.

No dije nada, ya que coincidió con fechas dolorosas para alguno de vosotros y no me pareció que era un momento muy oportuno. De todas formas aprovecho para decir que, a pesar de que no conocía de nada a Luís Barbería, el fallecimiento de su esposa lo sentí mucho. Enfin, La vida.

A Sarmiento ya le conté la historia “con pelos y señales”. Como diría un italiano los botillos mi hanno fatto fare una bella figura. (Me han hecho quedar fenomenal, más o menos)

Sarmiento me envió dos botillos desde una carnicería de Albares, teóricamente con la factura y el nº de cuenta en el interior para que yo pudiera hacer el ingreso. No venía, por lo que no se me ocurrió nada más vulgar que llamar a la carnicería y preguntar el valor de los botillos. Era el primero que compraba en mi vida.

El carnicero, que estaba amaestrado para ello me dijo:

“Mire, el precio de los botillos es variable y depende de quién los compre. Si es un amigo el que se los envía, no tienen precio”

Yo dije: Amén

Luego todo fue fácil. Seguí las instrucciones de Sarmiento como sigue:

- Metí los botillos en una red por si se rompían, y los puse a cocer a las seis y diez de la tarde en una olla grande de las que hay en la sociedad. A a las ocho menos cuarto le añadí los dos repollos, cortados correctamente y, a las ocho y cuarto, las patatas. Puse dos patatas por comensal. Cocí también unos grelos en recipiente aparte, para que no amargara al resto, y las nueve en punto estaba todo en la mesa.
El vino fue tinto Gran Reserva Cosecha de Familia de Bodegas Beronia, de 1995.

De postre, queso Gran Reserva de Puentelareina, con membrillo de manzana y cafés. Uno tomó un chupito de orujo blanco.

Sobró 1 patata, y casi todo el pan.

Luego conversación sobre el Wolfram, Elhuyar y el Carburo de Tugsteno, y preguntas sobre el tipo de “afinación del queso”.

Esto de la afinación del queso ya lo comenté en el Blog, un par de días después.

¿Cuál fue la conclusión? :

“Se puede repetir cuando queráis”

Un abrazo a todos

Julio Correas -

Sentí no poder ir, perderme el espectáculo y poder daros un abrazo a todos, en especial a Víctor Pablo.



Se me complicó la vida y se me hizo tarde!!



Estáis todos muy guapos!!!!



Otra vez será… pero os mando un abrazo, aunque sea online.

Vibot -

Y si no, ya os lo cuento yo, prometido.

José Mª Cortés Aranaz -

Amigo Tuñón,
los tentáculos de esta Furrielería se extienden hasta...no hay quien los detenga.
Entre todos, lo conseguimos.

Intentaremos conseguir entradas para el próximo concierto de Año Nuevo en Viena, por si Mazel o Mutti son compañeros del Cole.
Un abrazo, amigo.
El Furriel pulpo.

TUÑÓN -

Perdón por el lapsus cambio el nombre a Víctor Pablo en el artículo anterior.
Como me presta veros en las fotos al salir del concierto con el paraguas en la mano.
Ahora que escasea tanto el líquido elemento.
TUÑON

TUÑÓN -

Menudos privilegios tenéis amigo Josemari.
Ese concierto hacía mas de dos meses que no quedaban localidades.
Aquí en Oviedo tenemos una afición inusual,diria yo,por habitante.Acabó hace muy poco la temporada de ópera y te digo que hay una profusión de solicitudes de abono,que para el año que viene se va auna función mas.
Ahora está la temporada de Zarzuela e idem de lienzo.
Y al concierto de la Sinfónica de Galicia,sino tenias una buena cuenta en Caixa Galicia que patrocinaba el concierto te quedabas fuera.
Por eso os digo que lo que el furriel tiene grandes influencias,para estar en el concierto que gran parte de los ovetenses no pudieron ver.
Pedro Pablo dirigió hace años a la Sinfónica del Principado,cuando todavía no era tan famoso.
Las lumbreras que tenemos aquí dejaron que se fuera me parece que a Tenerife.
Lo que yo no sabía en aquella época era que había esta do en la Virgen del Camino.
Para mi,junto con Mutti,Meta y Mazel,es de lo mejorcito en cuanto a batutas se refiere que hoy existen.
TUÑÓN

Andrés Martínez Trapiello -

Está bien, Luis Barbería; si lo pides… Aunque ya es noche de domingo, y mañana día de escuela.
Pon la “La Pastoral” o “Peer Gynt”.

Ya eran él y su territorio en aquel pequeño espacio de tiempo, y no le importaba nada de lo que le rodeaba. Empezaba a disfrutar de amaneceres primaverales mirando un cielo que desteñía las sombras de la noche y retornaba a un azul cada vez más intenso; se contagiaba del bullicio y algarabía de unos revoltosos vencejos llegados de quién sabe dónde; descubría prados verdes y relucientes por el rocío de la mañana, y le tentaba quebrar su virginidad recorriéndolo hasta el límite, más allá de unos montes rebosantes de vegetación y de montañas de color grisáceo que se abrían en panorámica hasta el acantilado. Tenía que abrir, por encima del mar apacible, el más allá del horizonte. Quería embarcar sin punto geográfico determinado. Quizás, buscar el Norte, más al Norte… ¿Por qué siempre al Norte?
Encontrar su Norte en una aventura y anchura de extensión sin límite: Frescor de estepa, luminosidad de témpanos de hielo y azul intenso de cielo y mar.
Porque el Sur era árido, de tierras planas y extensas, pintadas en ocres y amarillos, solamente salpicadas por un reguero verde de cipreses que marcaban la senda a la ermita en la pequeña cima. Ermita de pequeñas moles de piedra, que habían dado forma picapedreros olvidados, transportadas desde parajes lejanos en carros renqueantes tirados por bueyes. Ermita alejada, pero cercana para la mirada desde aquella era, en una tarde de verano sofocante, con sudor incapaz de regar una tierra apretada y sedienta, y un silencio de siesta agobiado por polvo de gavillas en espera de trilla.
Recostado a la sombra de una caseta de adobe, aguardaba un anochecer que le regalara frescor, sombras de luna y un infinito océano de estrellas.
Sin embargo, aquel sosiego se alteró con un sonido rítmico, que le recordó, cuando en su infancia oía el roce al caminar de las perneras de unos pantalones de pana: Era el sonido acompasado de la aguja sobre el disco, que quería buscar nuevos compases que no encontraba, y que acabó despertándole de aquella hipnosis.
Cuarenta minutos, que habían sido una eternidad, en viaje por paisajes y espacios sin barreras, sin fronteras.
Una nueva locura de imaginación, de fantasía y de ensueño.
Volvió a recorrer con sus dedos la torre de discos: Prokofiev, y su “Romeo y Julieta”.
Tomó un folio y desenroscó con esmero la estilográfica de su padre…

Luis Barbería -

¡Coño, Andrés!, pero eso continúa, no? Que casi son ya las 3, que en realidad son las 4 y mañana voy a andar hecho unos zorros por tu culpa.

Yo, como Crémer, sigo indagando en la saga de los Trapiello y buscando a uno encuentro a otro. Te aseguro que no me ha importado en absoluto y ya me pican los pies por saborear contigo un p.p. que me debes.

Tendales se dice por León? Bonita palabra. Por aquí hubièramos dicho tendederos.

Mañana, si quieres, seguimos con "La Pastoral" y a ver a dónde nos lleva tu camino.

Felices sueños

lalo mayo -

Una de las primeras (si no la primera) conversaciones que tuve en el colegio fue con Victor Pablo. Nos colocaron juntos por edad y yo cumplo en febrero. Él, supongo, no más allá de marzo. Era por septiembre del 64 y ambos pertenecíamos a la subespecie colegial de , que algunos no perdían hasta después de sexto.
Y en esa primera conversación con el -ahora- maestro, ya me dijo que él lo que quería era ser director de música. Me quedó grabada su vocación porque, primero, no sabía que eso existiese.; y después, porque me pregunté: ¿Pero aquí no veníamos a ser frailes? Después, poco a poco, ya comprendí que se podía ser más cosas que fraile, pese a permanecer seis años en La Virgen. Muchos lo comprendimos, ¿no? y aquí estamos, por lo general muy/bastante agradecidos.
Ya he comentado que mi oreja (como una zapatilla rusa, que decía el nuncabiennombrado) no fue diseñada para sutilezas mozartianas, bachtinas, beethovianas, ni siquiera wagnerianas. Tal vez por esta razón he desaprovechado las múltiples posibilidades de a VPPP en esta ciudad en la que vivo desde hace 29 años y de cuya Sinfónica él es director titular.
¡¡¡Imperdonable!!!, lo sé. La cofradía de las excelsas voces que estáis al otro lado de esta pantalla diréis, sin duda, aquello de que no se hizo la miel para..., pero qué queréis. Así es la vida.
No obstante, os prometo someterme a esa experiencia en cuanto tenga ocasión.
Y contarla, claro.

-----Jo, empecé este texto a las 01.56 y lo he terminado a las 03.10.----

A este ritmo no hubiera cubierto ni la primera de mis 13 primeras cotidianas.
Menos mal que los que nos mandan solo nos roban una hora una noche cada año.
Al menos, eso creo.

Salud
Lalo

Andrés Martínez Trapiello -

PLACER INCONFESALE

Entró en el pequeño estudio de casa y recorrió con la mirada la estantería chapeada en negro y ocupada por una breve biblioteca compuesta de ejemplares de autores clásicos y modernos, de manuales técnicos, de colecciones de fascículos amontonados sin encuadernar, y de una enciclopedia relatora de todas las miserias físicas que pueden ocurrirle al ser humano.
Completaban las baldas algunas fotografías familiares, dos réplicas de dioses de la civilización Maya, el rostro de un viejo con rasgos pronunciados que él mismo había moldeado en cera años atrás, y un equipo de música flanqueado por dos pequeñas torres de discos.
El intenso olor a tabaco en el ambiente le obligó a abrir la pequeña ventana orientada al patio interior de la casa, y que solo permitía ver un retazo de cielo teñido de gris, otras ventanas de vecindad, alguna ya iluminada con luz fluorescente por la caída de la tarde, y unos tendales vacíos de ropa por culpa de una débil lluvia impertinente.
Más que sentarse, se recostó en la silla de respaldo alto y extendió sus piernas por debajo de la mesa, que era, una vez más, testigo muda de un estado de ánimo nostálgico, derrotado por batallas sociales perdidas. Seguía intentando encontrar sentido al polvo de sus zapatos por aquellos consejos que, en la adolescencia, le invitaban a pisar tierra, a entender una realidad conformada por reglas, disimulos y engaños.
No entendía por qué, en el tránsito a la pubertad, le reprimían por soñar despierto, por crear fantasías.
Pero ahora estaba rodeado de unos maravillosos locos que llenaron la vida de imaginación en páginas de novelas o de pentagramas para sinfonías.
Manoseó la vieja estilográfica que le había regalado su padre, y un nuevo sentimiento por su ausencia entre los vivos se unió a las sensaciones de inquietud que le bloqueaban la mente. Él, su padre le había descubierto las letras de molde sobre un papel amarillento en la vieja máquina de escribir.
Recorrió con sus dedos los discos, como buscando con el tacto las vibraciones de la música, su fiel amiga: ¿Haendel, Vitoria, Tchaykovski? ¿Flautas, trompas, violines, guitarras…?
Fueron los primeros compases de “Peer Gynt” de Grieg los que le terminaron apartando de la realidad. Sin embargo, todavía un pequeño resquicio de su conciencia le alertó del posible egoísmo al no compartir aquella soledad placentera, la misma soledad que había vivido de estudiante rodeado por doscientos compañeros del internado cuando escuchaban por los altavoces la “Sinfonía del Nuevo Mundo” o “La Pastoral”