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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

NIEVE DE LOS AÑOS 30

NIEVE  DE  LOS  AÑOS  30

Vista aérea del pueblo de la Virgen del Camino y del viejo Santuario (1930). Se aprecian en ella, entre otras particularidades, la Iglesia con una sola torre, la casa de Novenas y el mesón del Peregrino con sus patios. También el pueblo aparece distinto y menos urbanizado que en la actualidad.

Revisando nuestros álbumes de infancia de niños leoneses, aparecen infinidad de fotografías en las que el blanco de la nieve se repite deliciosamente. Recuerdo que mi padre tenía una pala para quitar la nieve que se acumulaba delante de su escaparate en la plaza de la Inmaculada.

Os deseo un feliz día, suena el afilador y sigue lloviendo.

21 comentarios

Pablo Huarte -

Puesto que Luis Barbería ha introducido el fútbol dominguero y varios de vosotros lo habéis secundado, yo también me uno a este carro y me presto a decir alguna que otra "tontería".

Se ha hablado del Zaragoza, del Sporting, del Osasuna, de la Cultural, del Palencia... Muy raro que no hayan aparecido forofos del Barsa o del Real Madrid.

En este blog se ha hablado de muchos de los dominicos que en vuestro tiempo estaban en La Virgen del Camino y, últimamente, se ha recordado de manera muy delicada y cariñosa a quienes duermen el sueño de la paz en el vetusto y frío cementerio situado junto al "valle". Pero creo que nadie ha nombrado al P. Juan Cabal, asturiano de pies a cabeza, del Real Oviedo y futbolero donde los haya habido. Simpático como él sólo, con un corazón grande como su cuerpo grande, memoria prodigiosa y persona muy relevante entre los dominicos, durante los años del 36 al 75 del pasado siglo.

Como digo, futbolero, altamente extrovertido, escrupuloso hasta lo más íntimo de su alma y buena, buenísima persona y muy querido. Estuvo en La Virgen del Camino los últimos años de su vida y allí murió y fue enterrado en el cementerio de junto al "valle", descrito por vosotros.

Cuando éramos estudiantes de Teología en Salamanca en la década de los cincuenta, él nos comunicaba los resultados de fúbol del domingo por la tarde. En aquella época, todos los partidos se jugaban en la tarde del domingo y a una hora muy temprana, pues no existian en los estadios aún los focos que iluminaran los terrenos de juego. A esa hora -hacia las cuatro de la tarde- teníamos las solemnes vísperas dominicales en el impresionante coro de la iglesia de San Esteban de Salamanca. Eramos, entonces, entre profesores y estudiantes teólogos, cerca de doscientos. El P. Juan Cabal, siempre llegaba tarde a vísperas los domingos por la tarde. ¿Sabéis por qué llegaba tarde? Porque escuchaba la radio para enterarse de los resultados de fútbol y al llegar al coro, muchos estábamos esperándole, pues de forma muy disimulada nos ponía al tanto de cómo iban nuestros equipos favoritos. Conocíamos sus mañas, y con los dedos que ponía sobre su rostro, sabíamos que tal o cual equipo perdía por 3-1, ganaba 2-1, o se mantenían todavía empatados. (Espero que no os escandalcéis de estas pequeñeces. En aquella época, ni había tan siquiera transistores)

En La Virgen del Camino ya, y cuando ganaba el Osasuna, no me decía ni una sola palabra. Cuando perdía -por cierto casi siempre-, se ponía detrás de la butaca donde estaba sentado y me empezaba a dar palmaditas en la espalda que me "sabían a gloria". A pesar de todo, yo le quería muchísimo.

He comentado que era muy escrupuloso. Yo pienso que Dios ha tenido que darle un gran premio. Siempre lo consideré como un auténtico mártir de los escrúpulos.

A propósito de esta terrible enfermedad, recuerdo que el P. Antonio Uría fue para él el ángel que todos quisiéramos encontrar en nuestra vida. No le importaba tenerle que confesar a diario y concelebrar con él la misa todos los días. Los dos, el P. Cabal y el P. Uría, fueron personas inigualables y tienen que estar necesariamente en donde todos quisiéramos un día estar también.

El P. Juan Cabal gozaba de un apetito extraordinario. Cuando iba, por las tardes a merendar, se "ponía las botas". A continuación, subía a la capilla para pedir perdón a Dios porque había merendado mucho. Al salir de la capilla, ¿a dónde iba?, a merendar por segunda vez...

Así que, futboleros, no sufráis demasiado por vuestros equipos si no marchan bien. Pero eso sí: ya es hora de que el Sporting, el Real Oviedo, la Cultural Leonesa..., suban de una vez al lugar que les corresponde.

Un abrazo.

Pablo Huarte

Vibot -

Mi querido Cícero, de un salto mortal, me equipara con Coello y Subirachs y me atribuye -como si fueran mías- esas vidrieras de las que aún no he salido. Destellos como labios infinitos.

No sé de qué me extraño. Lo suyo -como en aquella canción dulce de los años setenta: "Smooth operator"-
son saltos al vacío de la memoria con esa calidez y esa honda lisura de un aterciopelado operador.

Y aunque guardo silencio algunos días, me nombran con cariño Trapi y Teódulo.

Y mi Santines me pone un SMS.

Sí, Trapi, ¿a quién hay que pagar por tanta fiel fratría?

Luis Aragonés -

Estimados alumnos del Colegio Fundación Virgen del Camino,

Les sigo con asiduidad en el blog, y al hilo de los cerezos en flor y de los comentarios futbolísticos domingueros, me he permitido la licencia de acudir a Vds. como el Sabio de Hortalizas para hacer un llamamiento general que me ha encomendado el Sr. Presidente de la Real Federación Española de Fútbol ante el próximo e inminente compromiso del equipo nacional de fútbol que tengo a bien dirigir.

Les quedaría muy agradecido si a través del blog que tan digna y eficazmente dirige el Sr. Cortés, divulgasen el siguiente comunicado que trascribo a continuación.

PARA PRÓXIMA CONFRONTACIÓN DEL EQUIPO NACIONAL DE FUTBOL EN AUSTRIA,

SE BUSCA, chico de buena presencia, alto, culto, con conocimientos musicales, edad entre 59 y no más de 62 años, experto en el conocimiento de la evolución vital del insecto conocido como Garrapata. Salario, a convenir por el Presidente de la Real Federación con un mínimo de dos entradas gratis para asistir el candidato elegido y su cónyuge o amigo a un partido amistoso de la Selección a celebrar en el Estadio A. Amilibia.

Candidatos, dirigir su C.V. a la P.C.a la R.F.F.P.

Abstenerse amigos de los candidatos o intermediarios.

Fdo. El Presidente

Luis Heredia -

Hola Luis,

EL Real Sporting, equipo famos, de rancia solera...brillante y genial, existía hasta hoy a las 14,00, minuto final de un tedioso partido contra el Málaga C.F. ane el que se jugaba el ascenso a 1ª División.

"Perdieron" 3-1, "jugaron fatal, la defensa hizo agua hasta para llevar a Barcelona", pero espero que "ganemos" todos los partidos que quedan para retornar a la División de la que nunca "deberíamos haber bajado".

¡Alirón, alirón, el Sporting campeón¡

Andrés Martínez Trapiello -

¿Una tarde de domingo, Luis?
He vuelto a salir “enganchando”, con el concierto nº 1 para piano y orquesta de Tchaicosvky: Fuerza y sensibilidad. ¡Me entusiasma!
He salido en “hora sexta” superada, a despabilar con un café y darle un pequeño paseo a unos de mis compositores favoritos.
Y parece que había fútbol: Cultural Leonesa – Palencia; un cartel lo anunciaba. Rivalidad cazurrina con Vibot.
¿Envidiaba? en la cafetería a gentes ociosas mirando, disfrutando en una pantalla de televisión enorme el campo verde y veintitrés tíos en calzoncillos corriendo tras un balón. Allí, al lado de mi cortado, ellos con café, copa y puro para acompañar comentarios favorables a su equipo con amigos de tertulia futbolera.

Sí, aún existe la Cultural; también el Osasuna, ¿verdad Huarte?

A Pablo Huarte le recordé el sábado pasado, allí en la portería del Colegio, cuando volvíamos de regreso del “Rosario y Exposición” de las cinco de tarde. Un Pablo más pendiente del resultado del Osasuna, que le informaba Pepe –el Portero-, que de aquella rapacería, que en fila encaminaba ruta a la Recreación a merendar un trozo de pan y unos higos.
Y después: ¿Hay película?

¡Tiempos vividos!

Luis Barbería -

No escribís los domingos por la tarde, amigos. Y ya me imagino yo dónde aliviáis vosotros el tedio de estas tardes de domingo, cuando el ánimo cansado prepara el asalto irremediable de la jornada de los lunes.

En los campos de fútbol de media España oigo yo vuestras voces chillonas, descargando adrenalina y gritando al árbitro esas lindezas que no os atrevéis decir a vuestras suegras queridas.

Existe aún la Cultural Leonesa de mis amores, Andrés? Y el Oviedo y el Sporting, dónde se esconden? El Racing sí, como Isidro, no deja de sacar pecho. Hace tiempo que he dejado de ver al Zaragoza por la tele en el Hamburgo. Es igual que empiece ganando por cuatro goles porque al final siempre termina perdiendo. Así es que, para sufrir, mejor es quedarse en casa oyendo a Vivaldi.

De pequeño, yo era del Atletic. Me sabía toda la alineación de memoria: Carmelo, Orúe, Garay, Canito, Maury, Magurregui… Tenía los cromos de todos los jugadores con sus camisetas de colores, de una marca de chocolate que se llamaba Chobil. A mi amigo Santiaguín tuve que robarle el cromo de Zarra, que era el único que me faltaba. Y tuve que confersárselo a mosen Doroteo, antes de tomar la primera comunión. Ya no recuerdo qué me puso de penitencia, pero nunca devolví el cromo del delito.

Visto el panorama, sabéis lo que os digo? Que me voy corriendo a hacerme socio del Getafe.

Andrés Martínez Trapiello -

Hoy, esta noche, sigue haciendo frío en León.
Dicen por aquí, que este clima lo soportan solo las mulas y los canónigos: Posiblemente.

Sin embargo, el Globo de Cícero me ha llevado a un filandón de antaño, de recuerdos en cocina-hogar y lumbre donde la tertulia y la amistad daban suficiente calor a noches que invitaban a buscar refugio cerca del fogón.
Una mesa rectangular, desnuda y con vetas llamativas que recorrían mis dedos como caminos hacia alguna aventura. Una mesa que era testigo de la charla por la mejoría de tío Benito; del intercambio de opiniones para llevar esta semana o la siguiente el ternero a la feria de León; de la necesidad de arar la finca de “el Sapo”; de… Mientras aquella gata, que había parido cuatro mininos en el pajar que estaba encima de la cuadra de las vacas, merodeaba entre las piernas de los tertulianos.


Luis Barbería -

Qué bello, Cícero, tu globo cayendo lento sobre la nieve.

Me ha alegrado la tarde tu globo.

Debajo de la nieve no se ve -dices- la sangre. Y qué bien lo dices todo y hasta lo que dejas de decir se presiente tan cercano.

Gracias, Cícero. Un fuerte abrazo.

Isidro Cicero -

LA VENDEDORA DE GLOBOS 21. NIEVE SOBRE LOS SUEÑOS.

El otro día me sentí estimulado por esta foto y quise referirme a ella. Luego derrapé y cuando recobré el equilibrio me vi ya centrado en el frío en general, en lo que Hipócrates advierte sobre el frío en los huesos, en los síntomas que aparecen en el testículo derecho y en Vallecas. Incoherencias y lumieces, que a Barbería, gracias amigo, le parecen lúcidas, qué le haremos. A mi me pasa mucho esto de querer hablar de una cosa y acabar divagando por camberas que ni se me habían ocurrido.

Yo, en realidad, quería hablar de esta foto, porque me encantó esa nevada. Me causa más emoción esta nevada sobre la Virgen del Camino, que la emoción que me producen las fotos de este lugar treinta años después. Me parece fantástico que este paisaje se hubiera convertido en el que yo viví, en el que todos nosotros vivimos. Ya sé que no está en la foto el santuario de Coello, los bronces de Subirach, las vidrieras de Vibot, ya sé que todo esto sobrevino luego. Pero tampoco están en ella las carreteras, ni el crucero, ni el camino de Santiago. No conozco nada, no adivino nada bajo esa nieve. Me indica José Mari el Mesón del Peregrino, con sus patios, y me pongo a imaginar cosas en cuya existencia nunca hubiera pensado. Veo que hubo una casa de las novenas, cuando yo sólo recuerdo a las anovenarias. Aquellas increíbles anovenarias a las que yo imaginaba exclusivamente maragatas, con craso error. O sea que, intuyo ahora, las anovenarias tenían una casa en la que quedarse durante la anovena, como en los balnearios había una fonda para quedarse mientras se tomaban los baños.

Qué de cosas tapa la nieve. La foto, dice José Mari, es de 1930 y yo pienso que en ese año regía aún la dictablanda de Berenguer, el padre Pedro sólo tenía cuatro años, que ya no andaba a gatas; en Jaca acababan de ser afusilados algunos oficiales. Uno de Vegaquemada, muy muchacho aún, probablemente había acompañado a su madre a hacer la anovena de septiembre y se emocionó mucho al saber mediante el canto que es aquí, en el lugar que está debajo de esta nieve donde no sólo su madre sino todo León viene a consolarse cuando llega la muerte y se lleva en sus brazos a alguno de sus hijos.

Debajo de la nieve tampoco está lo que sabemos que estuvo. Porque por aquí, por aquí pasó. Después de 1930, por aquí por aquí paso el 1934, octubre, noviembre y diciembre. Los mineros de Asturias, de Villablino y de Cacabelos, con un par. Y los moros, ya adiestrados, a la caza. Debajo de la nieve no se ve la sangre horrenda del 36, del 37, del 38, del 39 y del 40. Debajo de la nieve no se ve el hambre (y la sangre) del 41, del 42, del 43, del 44, del 45, del 46 del 47. Debajo de la sangre no se ve el etcétera, etcétera, etcétera del libro de la memoria de las cosas, que decía el otro.

Cuando llegamos nosotros, el niño de cuatro años se había hecho un hombre de treinta y pico y tenía criterios. El chaval de Vegaquemada había hecho las américas en México y había decidido ayudar a la madre de León a sacar adelante a sus hijos y a los hijos de otras madres que, sin ser leonesas, bien pudieran haberlo sido. Cuando llegamos nosotros no había nieve, pero la de aquel año tapó unas novedades en esta foto que a punto estuvieron de transportar este paisaje a la ucronía. Cuando, en fin, llegamos nosotros, las palas invisibles del tiempo habían borrado este paisaje del mapa. Las palas del tiempo sí que son palas, sin desmerecer a las que don Andrés guardaba en su tienda de la plaza de la Inmaculada para hacer practicable la entrada a la joyería.

Cuando llegamos nosotros las anovenarias cantaban el que herencia nuestra es que herencia nuestra es sin ninguna medida más que la natural. Íbamos nosotros, desde el coro, por el que herencia nuestra es segundo y todavía iban ellas por el vivo y glorioso primero. Lo cual que nos daba ocasión a esperarlas sentados a que llegaran tranquilas con sus retorneos en las finales, no sin un regodeado intercambio de sonrisas cómplices y autosuficientes con el padre director del coro.

He querido referirme a la hermosura pasada de esta foto de nieve porque, como ya sabéis, yo vengo de la nieve y llévola en les entreteles, que dirían mis enmudecidos, y no por eso alejados de mi corazón, amigos asturianos. A quienes tanto cito, a quienes tanto debo.
Por cierto, mis amigos los asturianos. Siempre estaré con ellos. Pero mis amigos poetas turcos me han enseñado que a lo largo de nuestra vida sólo una vez nieva en nuestros sueños.
Así que tened muchísimo cuidado.

Luis Heredia -

Quien diga que no deseaba ver La Virgen del Camino blanca como los hábitos que nos cuidaban, que de un paso al frente. O la escarcha de los campos de deporte.

Recuerdo aquellos días en que nos refugiábamos en la recreación, supliendo las horas de deporte con otras actividades pero, sobre todo, yo, mirando como un tonto por los ventanales aquel espectáculo que en tan pocas ocasiones había tenido el privilegio de contemplar.

Recuerdo, incluso, hacer el gilipollas junto con otros gilipollas, de hacernos los tigres dando patadas al balón para disfrutar de la nevada. Recuerdo el lago con su hermano el sauce llorón completamente nevado y helado.

Recuerdo romper el hielo de la piscina para darnos un remojón, o revolcón, más bien.

Recuerdo tantas cosas del frío y la nieve de La Virgen que me quedo helado solamente de pensarlo.

¡Viva el frío y la nieve de La Virgen del Camino¡
¡Y los sabañones, que tanto nos curtieron para el futuro¡

Luis T Barbería -

No sé – y me intriga- dónde forja sus palabras el señor de Liébana. Desde qué rincón de su casa cántabra modela paciente el envoltorio de sus globos y desde qué ventana los suelta ya libres al aire. Si verán el mar sus ojos mientras piensa y da vueltas en la cabeza a sus relatos. Si tendrá una mesa camilla, un confortable sillón, un flexo que guíe sus nocturnidades y alevosías o si preferirá la luz del sol y los cien años de aire que vuelan sobre su ventana.

No lo sé y es importante conocerlo, ya lo creo. Porque mientras prepara el asunto, yo me lo imagino sonriendo pícaro, maquinando nuevas sorpresas y esos inicios tan prolongados, tan sugestivos y tiernos, en los que nos envuelve y ya no nos deja escaparnos – y él seguirá sonriendo pícaramente- sabedor de que ya todas las pitas están recogidas en su gallinero, el muy bribón.

Pedro Sánchez Menéndez -

Hola, Isidro: Siento que no me hayas localizado cuando estuviste en Vallecas. Me hubiera gustado mucho pasar un rato contigo. El Mirador del que hablas (el Mirador de las Tetas) es el mejor mirador para ver Madrid como tú mismo has comprobado. Nuestra Comunidad se encuentra muy cerca del edificio de la Asamblea de Madrid, que está en la misma Avenida de Pablo Neruda en la que nosotros vivimos. No sé por qué he pensado que acaso vendrías a algo relacionado con la Asamblea de Madrid y por eso te he dicho que nos encontramos cerca. José Luis ya te ha dado nuestros móviles, así que para la próxima no tienes disculpa, y ya no serás el primero en compartir mesa y conversación. Gracias a todos por vuestras amables palabras. Un abrazo. Pedro

Pablo Huarte -

¡Mira que está dando de sí esa foto de los años 30, con el antiguo santuario de la Virgen del Camino y su entorno totalmente nevado!
Para comentarla, han aparecido firmas insignes de nuestro blog. Y, como era de esperar, se han lucido hablando del frío gélido leonés, de la belleza inigualable de la nieve, de todo cuanto un duro invierno depara en las estepas de Castilla.

Voy a participar, de forma atrevida, a hacer mi comentario del frío y de la nieve.

Como muy bien dice Luis Barbería, para frío el que pasamos en Villava. El principal enemigo que se instalaba con el frío espantoso en nuestros delicados cuerpos, eran lo temibles sabañones que nos llegaban a deformar los dedos de pies y manos.

Pero como también se ha dicho más arriba, en León el frío lo notábamos de forma total, en aquellos campos de deportes abiertos a todos los vientos gélidos, sin encontrar alguna defensa que los retuviera...

Recuerdo que hubo un invierno especialmente duro, largo y frío -de Noviembre a Marzo-, que nos tuvo a todos, especialmente a lo más pequeños, ateridos y casi asustados. Aquel invierno no terminaba nunca. Era mi primer año como director de la Escuela Menor. Dado mi afán optimista de animarles como fuera, se me ocurrió decirles que el invierno acabaría el 15 de Febrero y que ese día, ya, podríamos comenzar a usar las camisas de manga corta y fuera la ropa de invierno. Llegó el tan esperado 15 de Febrero. (La misa en aquellos años la teníamos por la mañana). Puse la música consabida para despertar -alguna cosa alegre-, y a la capilla. Estaba esperándoles y ¡oh sorpresa!: muchos de los chavales bajaron en manga corta y nada de ropa de invierno. Tuve que mandarles a todos a ponerse la ropa del invierno más dúro, pues estaba cayendo, en esos momentos, la gran nevada sobre La Virgen del Camino.

Conclusión: Comprobé que era tal la fe de aquellos chavalillos en las cosas que les pudiéramos decir, que eran capaces de creértelo todo. ¡Auténtica cera virgen!

Pablo Huarte

joaquin bandera gonzales -

¡Qué bien escribes Cicero! ¡Da gusto leer tus "Globos"! Si yo fuera capaz, haría algo parecido, porque tengo anécdotas, como se suele decir,"para aburrir". Pero mi "positivismo académico y profesional" me impiden, por el momento, convertirme en literato. Creo que esto no lo conseguiré nunca, aunque lo intente. No obstante, me conformo con leeros a quienes poseéis esas cualidades que a mí me faltan, y con ello disfrutar de vuestro ingenio.
Ahora bien, dicho esto, querido Isidro Cicero (verás que me he aprendido la lección: no Cícero), me veo en la obligación de llamarte al orden:nunca me he apellidado Banderas;con el singular me basta. El plural se lo dejo para el "pariente" artista, y que haga con él lo que quiera.
¿Hablaste con mi primo? Me sigue interesando todo lo relativo a "EL Cariñoso", que para muchos será un desconocido, pero, para nosotros, no.
¿NO podrías contar en este blog algo relativo a ese personaje? Ya sé que es pedir mucho, pero no estaría mal.
Un abrazo para ti, que sin quererlo me acercas a la familia que tuve, y para todos los que participan, leyendo o escribiendo en el blog.
Joaquín

valdes -

Querido padre Pedro:

Tú pasarías todo el frío que cuentas pero, para nosotros, fuiste siempre calor, cercanía,cobijo,comprensión..


Me gusta la nieve.
Prefiero el frío al calor.
¡Soy de León !

Cuando siento el frío
clavarse en mis carnes,
me siento más vivo;
el alma se me abre
y , allá adentro, el frío
se transforma y arde,
calentando el río
que forma mi sangre.

Un fuerte abrazo padre Pedro.

Un abrazo para todos.

José Luis Alcalde Revilla -

Hola Sidrín...
rápido pues no puedo más, por el tiempo de reloj...
¡¡¡Toma móviles pá ke nos pilles andequiera kestemos!!!(¡Ya ves, aprovecho el Congreso de la Lengua, creo que en La Rioja, pa usar la jerga juvenil, que conozco bien por el "Yahoo Messenger", en el ke chateo con mis exalumnos, hoy Grupo de Teatro que ¿dirijo?...bueno...prefiero "coordino"
Van los phones:
Pedro: 637 753 722
Alcalde (bueno, José Luis, jajaja): 666 963 196 (lo del triple "seis" le va muy adecuado a esta "Gran Bestia", que te escribe con el deseo de que te sea más fácil contactar cuando "vallecanees" otra vez.
Un abrazo, a la espera del merecido globo de Pedro.
JOSE

Luis Barbería -

Preciosa fotografía de invierno en La Virgen. ¿Es la Virgen o San Petesburgo? Habréis de saber, amigos, que los que llegábamos de Villava veníamos ya curtidos en inviernos, sabañones y colegios sin calefacción, así es que La Virgen nos asombraba por tanta comodidad y calor de hogar. Luego estaba Pedro que se desvelaba por aliviar nuestras morriñas. Casi siempre lo conseguía con su constancia y afecto, pero siempre quedaba algún resquicio oculto y eso le sublevaba un poco al buenazo de Pedro, que hasta se ponía un poco colorado. Quede constancia, Pedro, que siempre advertíamos tu esfuerzo y cariño por ayudarnos.

Ya pusieron, Cícero, huevos las pitas en tus niales. Algunos muy hermosos y floridos, como habrás podido comprobar. No seas goloso y déjanos compartir un poco tu desayuno tan sabroso. Andrés y yo mismo pondremos el vino que haga falta, que andamos estos días un poco huérfanos de cariños.

Vibot -

¡Coño, Cícero (que tenía yo ganas de emplear este saludo campechano y bajarme un poquito de mis queridas nubes): que todavía no tengo una silueta conocida, ni menos parangonable a los ilustres edificios madrileños que nombras!

Y qué agusto en este anonimato, ahora ya no tan solitario entre todos vosotros, que recordais aquellas nieves de antaño con sonrisas y palabras tan cálidas que bendicen un tiempo de recuerdos.

"Los verdaderos amados del mundo son, a los ojos de sus amantes, lilas en flor, fanales de barcos, campanas de escuela, un paisaje, conversaciones recordadas, amigos, el domingo de un niño, voces perdidas, el traje favorito de uno, el otoño y todas las estaciones, la memoria, sí (porque es la tierra y el agua de la existencia), la memoria."

¡Cuanto frío sentimos, y no sólo en el cuerpo!

Pero aún laten y fulgen como brasas las preciosas pasiones que vivimos: los amores secretos, la música el teatro, los deportes... y aquellas palabritas que juntamos persiguiendo los sueños, poetas en galeras, grumetes deslumbrados entre las siluetas de aquella armada de edificios anclada para siempre...

Y la música sigue.

Gracias, Cícero, por alentar el fuego.

Gracias Pedro, por compartir el frío de nuestra infancia azul. Y por tus sonrisas de entonces. Nos hacían tanta falta.

Isidro Cicero -

CUIDADO, PEDRO, CON EL FRÍO.

La semana pasada estuve unas horas en Vallecas. Iuxta Petrum, pero sin ver a Pedro. En ese viaje, ni lo intenté siquiera, porque llevaba el tiempo tasado y éste era extremadamente breve. Hace dos meses, que estuve en el mismo lugar, sí intenté ver a Pedro y a Alcalde, pero ni Pedro ni Alcalde me cogieron el teléfono, sería mala hora, y se me frustró así un encuentro que, incluso estando condenado a la brevedad, me habría encantado. Más vale brevedad que inexistencia.

Desde el sitio donde estuve en Vallecas, la imagen de Madrid no es la habitual para mí y adivino que tampoco lo sería para ninguno de vosotros, queridos compañeros, gentes del norte sobre poco más o menos. La imagen de allí es a la viceversa. Desde aquel mirador en Vallecas, Madrid parece un cuadro panorámico, magnífico, achatado, replegado sobre el suelo, adaptado una suerte de vaguada que se recuesta en el regazo de Guadarrama y Somosierra. Tres o cuatro siluetas conocidas sobresalen: la torre de la Plaza España, el Palacio de Telecomunicaciones y el planetario, me dijeron. Pero entre ellas no vi a Vibot, aunque es seguro que estaba.

¿Dónde estaría Vibot que una vez dijo Cícero-Cícero-Cícero, creyéndose que pronunciaba Fígaro-Fígaro-Fígaro? ¿Hasta dónde estaría sobrevolando aquel mediodía? No le vi. ¿Dónde estarían también Arranz y Maxi Peña, compañeros éstos que corren, pero no vuelan? ¿Dónde Banderas a quien debo carta y algunas cosas? Por un momento se me pasó por la mente: Bueno, ahora no puede ser, el tiempo es nimio, pero a finales de abril, que vuelvas aquí, Cicero, a lo mejor se te arregla y puedes encontrarte con ellos, o por lo menos con algunos de ellos. A lo mejor.

Esto no es todavía el globo de Pedro, de Petrus frater noster.

Cuelgo aquí este comentario, no globular, agradecido a Pedro, porque Pedro Sánchez se ha lanzado de repente desde una timidez como la mía, a la primera persona del singular, a contar cosas que ha sentido, ya lo habéis notado. Nos ha confesado a todos que ha pasado mucho frío a lo largo de esta vida y yo sé por experiencia que empiezas contando que has pasado frío y acabas contando lo que te ha pasado. No es un palo Pedro el Humano y lo que le ha haya podido pasar, además de esto del frío, nos interesa a todos nosotros porque Petrus si no es pater noster es porque no le da la gana, sencillamente.

Tiene una entrevista este Pedro. A mi me gustaría hacérsela algún día, si se dejara. Y publicarla.

Entre tanto, cuídate del frío, Pedro. Ya sabes que el frío es enemigo de los huesos, de los nervios, del cerebro y de la médula espinal. Lo decía Hipócrates y esto vale para Pedro y para todos. Sin embargo, tranquilos, mientras no detectéis lo que Hipócrates consideraba un signo de muerte segura: Que halléis por vosotros mismos, u otros os hallen, el testículo derecho frío y convulso. Eso sería dramático, cuándo lo sentiríamos.


lalo f. mayo -

Ni yo, ni mis colegas de promoción 64-70, ni los compañeros que ya estaban en el colegio cuando llegamos pasamos los fríos que nos cuenta el P. Pedro.
Pero de todas las cosas que viví, sufrí y gocé en los seis años de La Virgen y el estrambote añadido de Palencia, hay una que sin ser determinante, salta siempre en mi memoria. Pongo la situación:
Tiempo: noviembre o febrero (a veces incluso marzo).
Hora: 5 de la tarde.
Lugar: campos de deportes.
Situación: ligas.
Vestuario: camisetilla de tirantes o, como mucho, de manga corta, con pantalón corto (pero abundante) de color azul con ribetes amarillos.
Cielo: Azul brillante.
Viento: Una sola ráfaga, pero continua.
Temperatura ambiente: Gélida, en el estricto significado que le da la RAE a este calificativo.
Dios, que frío hacía en aquellos campos cuando hacía frio. Hubiera quemado los almendros en flor de la escuela mayor si me hubieran dicho que con ello se aceleraría el cambio climático y subiría la temperatura.
Recuerdo a los integrantes de los equipos (de todos) con sus magras carnes al aire, los puños apretados, la nuca escondida entre los hombros, en cuclillas (si el balón estaba lejos) y con los bajos de la camiseta tratando de cubrir los muslos hasta las rodillas.
Aquello no era frío. Era EL FRÍO.
No quiero ni pesar en lo que sería unos decenios antes, en los días en que fue hecha la foto de esta entrada, y cuando nos relata el P. Pedro, de quien, por cierto, nunca tuve el honor de recibir sus enseñanzas. Muy apreciadas por los colegas de yeguadas anteriores, a lo que se ve en estas columnas digitales.
Nuestra promoción vivió, sufrió y gozó, que de todo hubo, a varios directores y subdirectores: el P. Cura en 1º con el P. Ángel, y en 2º con el P. Miranda; al P. Huarte (un saludo, que ya veo que nos lee) en 3º, con el P. Naranjo. Y en la escuela mayor, 4º y 5º, dos años que me guardo de calificar, repetimos con el P. Cura (no recuerdo a los subdirectores, aunque por allí andaba el P.Paco, alias de Alfredo), y en 6º se abre otra laguna en mi memoria ¿volvió el P. Huarte; era el P. Olóriz?
Pero a lo que ha dado motivo a mi escrito: ¡qué frío, Señor!
Eran tiempos en que León daba la temperatura mínima de España y los termómetros estaban puestos en La Virgen del Camino.
Aprovechemos esta ventana abierta (muy propio) para hablar de los sabañones, de las estufas aerodinámicas en las recreaciones, de las vueltas a la finca con cadenas, de las duchas sobre hielo en la piscina, de los restregones con nieve pura de la meseta leonesa sobre los cuerpos tiernos de los jóvenes apostólicos, de la ingesta extraordinaria de una copita de soberano para luchar colectivamente contra la gripe que diezmaba a los tres cursos del otro colegio...
Pero qué frío hacía en los campos aquellas tardes de deporte. Cuando los 23 (el árbitro también) íbamos corriendo como un solo niño detrás del balón, no por falta de táctica, que también, sino sobre todo por espantar el frío.
Qué frío.
Con vuestro permiso, y el del ministro en funciones Clos, por aquello de la energía, voy a subir la calefacción un par de grados.

Salud
Lalo

Pedro Sánchez Menéndez -

La fotografía que acabas de poner, José María, me retrotrae a los primeros años del Colegio Virgen del Camino. ¡Qué frío pasé! Los frailes (que no "padres") nos defendíamos con el hábito, incluida la capa que entonces usábamos. Supongo que niños y adolescentes lo pasarían peor. Yo pasé frío en Corias siendo niño. Frío en Salamanca, con las vidrieras del coro rotas. Frío en Corias siendo ya fraile. Y frío en la Virgen del Camino, cuando el Colegio se trasladó desde Corias. Pasados los primeros tiempos, ya funcionaba mejor la calefacción y el agua caliente. Espero que los del GL no se enfaden conmigo. Durante el Encuentro de Octubre nos "prepararon" un tiempo delicioso que nos hizo disfrutar doblemente. Saludos. Pedro