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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

JUEVES SANTO

JUEVES  SANTO

Ved y disfrutad de esta bella fotografía de la Semana Santa leonesa. No me he resistido a colocarla hoy en el blog, soleado, hermoso y especial día de Jueves Santo. El Cristo crucificado delante del trascoro y frente a la puerta de entrada con el bello parteluz de la Virgen Blanca y el fondo de luz multicolor de las vidrieras bajas del Sur de la Catedral de León que representan el mundo vegetal y animal y las rosas con el reflejo de lo humano, sus vicios, virtudes, artes, conocimientos, pecados, etc.

Hoy, día del amor fraterno, poco más puedo deciros pues ya sabéis cuanto os quiero a todos vosotros.

Feliz Semana Santa.

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13 comentarios

TUÑÓN -

Recuerdo al P.Eduardo como predicador,porque aquel año,hablo del 58 o 59 fue diferente.Se estaba construyendo el Santuario nuevo y como todos sabéis la Virgen la trasladaron al colegio y allí estuvo hasta que finalizó la obra.
Aquella Semana Santa se hizo el Via Crucis en el patio interior alrededor de la piscina y fue donde descubrí al P. Eduardo como predicador.Llevó el peso de casi todas las estaciones ayudado algunas por el P.Iparraguirre y el P.Felipe.
Puede que no nos acordemos de el porque se dedicaba mas al servicio del Santuario,es mas no recuerdo que concretamente a mi nunca me dio clase,seguro que P. PEDRO nos aclarará los recuerdos. TUÑÓN

oscar Fernández -

Cuando el P. Espinel nos contó que en sus viajes a la Escuela Bíblica de Jerusalem solía leer novelas de Agatha Christie, sembró en mí el gusto por esta autora. Su novela “Elephants can remember” hace referencia a personas que por su memoria pueden aclarar circunstancias y hechos que para los demás han pasado desapercibidos. Y saco esto a colación, porque quizás necesitemos el testimonio de compañeros elefantes, aquellos que por su memoria nos pueden ayudar a aclarar aún más nuestra segunda década de la vida.
Agradezco a Carlos, Luis Heredia, Javier del Vigo y Juan Antonio, verdaderos paquidermos del recuerdo, que hayan removido las aguas de nuestras vivencias y sentimientos cuaresmales. Lo han descrito muy bien, y me ha servido para revivir un hecho personal, sin trascendencia, pero que ahora brota con claridad:
El primer año de colegio en un arranque de devoción cuaresmal, empapado de la desolación de la pasión, dibujé a tinta china y con todo detalle las catorce escenas del vía crucis en folios blancos, recortados en forma circular. Las recuerdo pegadas en las paredes y resaltadas con un ribete azulado. Al año siguiente habían desaparecido por consejo fraterno, paterno o decisión personal.
Oscar

Javier del Vigo -

Me uno a Lalo, más arriba,cuando te excusas por las "ratas" literarias.

Y no debo apelar al corrector bobo de Word, no; a lo sumo, a la prisa, que me impidió releer lo escrito.Disculpas, aunque creo que se me mal-entiende.

Así, en el párrafo sexto, al querer ser "finolis",intenté cambiar el dicho -"no nos cabía un cohete por el culo"- por otra más almibarada. Y en el empeño, se me perdió un "no" que era nuclear en la frase. Mis excusas. Hay otras "ratas" que son patentes, pero espero entendáis que no siempre "poner letrita a letrita" produce un resultado feliz...

Ya puesto... Tuñón pedía a Pedro referencias sobre el P. Eduardo, el "predicador".

Pedro,¿hablamos del mismo Eduardo? ¿Eduardo Ruiz, de Reinosa? ¿Este que leí hace tiempo anda por Vitoria? ¿El que fue "procurador" algún años,en los sesenta?

Ah,mis alubias blancas, ricas, ricas. Pero la hoja de laurel que puse o no fue suficiente o los sabores de la memoria que recuerdan mis papilas de cuando León no se han visto satisfechas.

¿Hay quien pueda darme aquella receta de alubias con sabor "especial"?

Buen provecho!

Javier del Vigo -

Pues vas de cráneo, Juan Antonio. Al menos yo re-paré -osea, me paré para leerte un par de veces-.

Estoy de vacaciones, me toca tener hijos en casa, las alubias -por cierto, son blancas, de "corazón de la virgen" y les puse una hoja de laurel por aquello de mis recuerdos recuperados, además de otros varios "sacramentos"- cuecen en la cocina y escucho "carros de fuego" mientras acabo de leerte.

Tuve días atrás también la tentación de soltarle un ¡bravo! en todo el morro a Luis Heredia por su narración vibrante y nostálgica de aquellas Semanas Santas musicales(oh, las nostalgias del medio siglo a cuestas!), pero me pudo la pereza.

Así que hoy aprovecho para saludar especialmente a los dos Luises que nos habéis precedido: Heredia y Teódulo.

Un abrazo primaveral y de hermano, acabada la Pascua Florida, chatos! De corazón! Ojalá que pudiéramos vernos allá por mayo en León!

"Super flumina", "O vos omnes", Palestrina, La pasión según San Mateo... El "Aleluya" con su "Amen" final. La televisión -la única- se desplazaba a La Virgen del Camino para transmitir urbi et orbe los Oficios y todo el colegio ardía en pompa. Vamos, que nos cabía una guindilla por atrás! Son diferentes ángulos de unas mismas experiencias; ahora las llaman "identitarias", aunque empleen la palabrita más en sentido etnicista y cultural propiamente. En nuestro caso, creo, las experiencias identitarias tenían todo que ver con el simbolismo religioso y su tratamiento musical, regiamente desarrollado.

Es verdad. Nos marcaron. Creo que nos marcaron a quienes estábamos"más cerca del Padre", pero también a la sociedad en general. Recuerdo aún que -a fines de los sesenta, incluso los primeros setenta- en Semana Santa se suprimían los cines, los espectáculos, los jóvenes "laicos" recorrían iglesias en Bilbao, cual si de un "Viacrucis light" se tratase...

Fueron los años en que fui asumiendo, desde grupos vinculados a la parroquia de mi barrio, la "otra religión", el laicismo, que tu describes eufemísticamente.

Me viene a la memoria un Viernes Santo en tiendas de campaña, allá en lo punta de un monte brujo y simbólico entre los montañeros vizcaínos, el Amboto; un grupo de jóvenes "rebeldes" (?) abríamos latas de fabada con sus sacramentos y freíamos carne como posesos; como signo de "liberación". (Me estoy dando cuenta, según escribo, que estoy marcado por las alubias: las de León; aquellas enlatadas de mi Semana Santa rebelde en el Amboto; las que estoy cocinando hoy... Veré de hacerme un psicoanálisis con experta argentina,a poder ser!)

¿Ves,Juan Antonio, que cada cual entiende esto de las creencias y sus antagonismos conforme en cada tiempo le es dado discernir?

En aquellas edades nos conformábamos - al menos, yo y mi pandilla "identitaria" (jesús, la palabrita!)- con romper formas. Y nos parecía un descubrimiento trascendental.

Lo dicho: cuánto ha llovido! Cuántos cambios hemos vivido! Aunque intuyo vagamente que hay esencias, vivencias, recuerdos que se grabaron indelebles en nuestras biografías de apostólicos. Como meta a seguir o como referencia de la que distanciarse.

Pero son nuestras referencias. Siguen ahí. Podemos recordarlas con la paz de experiencia. Nos sobrecogen o nos apabullan, allá a cada cual...

¿Te suena,os suena, lectores que volvéis a estos portillos atrasados aquella afirmación medio pregunta "ciceroniana": "Yo no sé si yo soy yo".

Pablo Huarte, recuperado para el blog (o eso quiero): ¿qué nos queda de aquel tiempo?.

Abrazos en esta Pascua Florida pordoquier!

Juan A. Iturriaga -

Llegada la Pascua florida, y esperando que nadie repare en este escrito, no me queda más remedio que contar la sensación extraña que siento en cada primavera en relación con la Semana Santa.

El recuerdo del colegio en este tiempo es bueno. Muy bueno. Para empezar, en mis tiempos entrábamos en ejercicios espirituales. Tenían algo de bueno. Te dejaban en paz. Además, los de la escolanía, nos librábamos de la mitad de las obligaciones, ya que había más ensayos que en tiempos normales y eso era importante.

Las obligaciones, tal y como las planteaban algunos frailes, no dejaban de ser una fuente constante de conflictos. El ir en filas sin mirar para atrás y en silencio, las ganas de mear a destiempo, o el estudio de una hora mirando la misma página del libro con el riesgo de que te llamará la atención con el corazón encogido, digo con el dedo corazón, un “pater” de cuyo nombre me acuerdo perfectamente aunque estoy seguro que él no se acuerda de mí, ya que me llamaba por el genérico “monín”.

Por otra parte, los maitines y laudes solemnes en el Santuario, que ocupaban prácticamente toda la mañana, los recuerdo casi con emoción. Eran fantásticos. Las antífonas, todas a cuatro voces, la mayoría de T.L.de Victoria, el gregoriano y el P. Torrellas poniendo los cinco sentidos para que se rayase la perfección. Los oficios y la Vigilia Pascual del Sábado Santo, cerraban una especie de sueño de emociones musicales, para mí, irrepetibles.

La resultante era positiva. Por eso en este tiempo, a pesar de no tener una marcada tendencia religiosa, dicho con algo de eufemismo, siento la llamada del motete, del Ovos Omnes.

Lo mismo que la música del protestante Bach entre los católicos la vida da vueltas a veces sin sentido ni dirección aparente. Mi mujer es religiosa y tuvo una infancia feliz. Su único recuerdo malo, o mejor dicho angustioso, se centra precisamente en la Semana Santa. Parece que a su parroquia en este tiempo llegaban unos frailes vestidos de negro, con un corazón bordado en el pecho, en el que se leía “JESSUS PI PASSIO”, que gritaban desde el púlpito, amenazaban con la muerte eterna y sobre todo, de lo que más se acuerda, es de los puñetazos que daban en la barandilla de la tribuna. Les tenía miedo.

Procuramos hacer turismo en esta época y todos en paz.

luis teódulo -

Os leo, amigos, en este sábado lluvioso. Johan Sebastian suena en el fondo del rincón del alma de cada uno, porque cada uno tenemos un rincón para escuchar a Johan, desde que echábamos a volar el alma por el páramo leonés o las montañas cántabras.

Veo las vidrieras de León y enseguida me vienen los poemas de Vibot, volando como palomas, entre el colorido de sus cristaleras y el sol iluminando el Cristo doloroso. O Sidrín escapándose de los brazos de su madre y correteando entre los papones de la procesión.

Os leo, amigos, y quiero enviaros un entrañable abrazo a José Mari, a Carlitos, a Havivi, a José Ignacio, a Tuñón, a Luisin Heredia, aunque no nos conozcamos personalmente, pero somos compañeros de viajes interiores y de experiencias vitales muy lejanas y profundas. A todos, si me lo permitis, os abrazo en este sábado santo lluvioso. Y a todos los que sabéis que os tengo presente en mi corazón, aunque no os nombre, vosotros los sabéis y yo también lo sé, asi es que sobran ceremonias. Mi abrazo.

TUÑÓN -

Puede que el P.Pedro nos pueda decir algo del P.Eduardo

Luis Heredia -

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31-13, 13

Hermanos:


Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.

Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.

Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca. ¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.

Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce. En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.

Palabra de Dios.

Recuerdo los días tristes de Semana Santa por ser de obligado cumplimiento recordatorio de la Pasión de Cristo para los que creamos en Él. Recogimiento, meditación y para los que pertencíamos a la Escolanía, días de fuertes emociones.
Me sigue sobrecogiendo el Super Flumina y los primeros acordes al órgano del P. Uría del Aleluya en la Misa del Domingo aún resuenan en mis oidos todos los Domingos de Gloria, aún a pesar de no practicar como antes lo hacía.

Mi año no comenzaba el 1 de Enero, sino el día de Pacua de Resurrección. Es curioso.

Cuando me pregunto qué me llevaría a una isla desierta, me respondo a mi mismo, que para eso no me replicará: A Pili, la Pasión según San Mateo de J.S. Bach y el billete de vuelta para mi casa.

Hermanos, yo no sé decir las cosas tan guapas como Carlos Jiménez Cuervas-Mons o Javier del Vigo, ni mucho menos hilar versos con la magia de José Ignacio. De ahí que para copiar y no pagar royalties, lo haga del Apóstol San Pablo, quien además me lo agradecerá por transmitir sus palabras sin nada a cambio, salvo el amor.

antes de que el P. Jesús Martín me dijera en Caleruega que, al final, Dios nos examinará a todos del Amor, ya hacía tiempo que me estaba empollando esta asignatura. Lo que no sabía, P. Jesús, es que fuera la llave.

Gracias, Padre Jesús.

Por cierto, hablando de Amor al prójimo, me he enterado por las Dominicas de la Anunciata del Sanatorio Covadonga de Gijón, que su Fundador, el Padre Francisco Coll, será canonizado el día 11 de Octubre. Mi suegro, en sus últimos días, no es que se encontrara como en casa, para qué mentir, pero sin duda se sintió más arropado, más cercano a su destino y atendido por manos que derrochaban amor. Y la familia también, que conste.

Os quiero como siempre, o más, si cabe.

jose ignacio -

queda muy sola,
sangra llorosa,
puñal de hielo,
pesada losa,
lleva hasta el cielo
mi mariposa.


Felices Pascuas, mis hermanos.

Javier del Vigo -

Viernes Santo. Lluvia tediosa sobre el Cantábrico.
Una pena porque en Castro Urdiales hacen una Pasión Viviente, de interés nacional; nunca la vi en directo, pero pena la chupa que cogerán los "actores", fríos por el clima, pero almas con dolor de tuétanos ante la “abulia” de las gentes, espectadores perdidos de una pasión cíclica. Creo yo que los “gerentes” del cielo debieran cuidar más la meteorología de estos tiempos de dolor para el cristianismo. ¡O que les cesen, como a los últimos ministros del Gobierno de España!
“…Lloró la alondra… voló su alma… se fue la palma” –escribe José Ignacio con esa lírica que rezuma sensaciones; y sentimientos. ¡Mi admiración, amigo del alma, compañero!
Sensaciones. Entre mis memorias de colegial en La Virgen del Camino, -recuperadas, infinitas, de todo orden-, una tiene que ver con el puchero; más concretamente con las alubias. No recuerdo haber leído elegía alguna sobre aquel olor y aquel sabor de las alubias en el plato hambriento de cada cual al maestro de los olores y los colores, a Santos Vivot –perdóname, chaval, si la memoria me es infiel-.
Aquellas alubias olían a laurel, sabían también. ¿Quizá con una punta de tomillo? El tomillo era abundante en la zona. Y barato! Ahí queda mi duda, a la espera de mejores neuronas del recuerdo que las mías.
Paseaba yo ayer perra por sobre el lecho de un antiguo ferrocarril minero abandonado. A izquierda y derecha, la vegetación, pujante de primavera. Arriba, entre ramas, de vez en cuando, el cielo, con humedades anunciadoras de lluvia…
Abundantísimos retoños de laurel escupían olores. Y mi estómago segregó recuerdos de alubiadas, contra el hambre, cuando en León… Así que me dije: “¡Venga, chaval; deja la vagancia y saluda a tus viejos conmilitones!”.
Sentimientos. La otra mañana se lo escribí a Pedro Sánchez, nuestro P. Pedro, en email que le mandé por otros motivos. Allá en 1962 Juan XXIII –“el Papa bueno de la sonrisa”- abría el Concilio Vaticano II, que no llegó a ver concluir en 1965. Entre otras reformas, el “aggiornamento” de aquel cónclave afectó al idioma con el que la Iglesia Católica se relacionaba con sus fieles: el empleo de las lenguas “vernáculas” como medio de comunicación entre la divinidad, sus “pontífices” y los feligreses . Por fin, cuatro siglos después de Lutero, protestantes y católicos coincidían en ese punto. Así que los apostólicos de mi promoción y de las inmediatamente próximas por arriba y por abajo tuvimos la “suerte” -¿suerte?- de ver a Pedro Sánchez, a Félix M. del Cura, al Padre Iparraguirre, a Ángel Torrellas, al Padre Olóriz –por cierto, ha aparecido este hombre poco por estas páginas, ¿por qué?- cantar los oficios de la Semana santa en latín primero y en castellano después. Incluso en griego y/o arameo.
Mi memoria vuelve a Pedro, con sayón blanco y voz grave, de bajo, en aquellos silencios de la tristeza, cantando desde el ambón de aquel Santuario con trazas de Gran Mausoleo, en Viernes Santo, los momentos más impactantes de un joven judío que se inmolaba por la humanidad: "Eli Eli Lama sabacthani"?
Así debió ser hasta el año 1964, quizá 1965.
Una mente como la mía –quizá la mía era exactamente igual que las vuestras, jóvenes imbuidos en la piedad de un colegio especial- se sobrecogía cada Viernes Santo, ante aquellas narraciones, ante aquellas escenas de la memoria. El sobrecogimiento tenía un punto añadido: la narración en aquellos idiomas raros: latín, griego, arameo…
Fue tal vez en 1965. Por primera vez, los dominicos, nuestros “maestros”, se atrevieron a hincarle el diente a los tradicionales cánticos de la Pasión, pero en castellano. Eran los nuevos tiempos. Y Pedro seguía siendo la voz de bajo que recitaba “la palabra de Jesús”.
Aquel Viernes Santo del año 1965, por tanto, quizá el Padre Cura, el narrador, cantó: “ Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz:”
Y Pedro le replicó con su tradicional voz serena de bajo: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
Desde los fondos de mi memoria puedo afirmar que el Concilio Vaticano II, con su aceptación de las lenguas vernáculas, había desgarrado algunos velos en mis creencias; el misterio había dejado de existir. La tradición de los años pasados había sido rota. Aunque la narración seguía siendo escueta y tremenda, -se narraba la muerte sádica en una cruz de un judío que hablaba de temas “trascendentes”, sin tener miedo al Gobernador Romano ni al Rey judío- las palabras habían perdido magia. Yo las entendía todas, al primer bote… ¿Qué tiene la palabra, que es capaz de fascinarte con su magia o de revelarte los misterios desde sus esencias más profundas?
Hasta tal punto el latín es hoy una anécdota entre los cristianos que he intentado buscar por la red el texto de Mateo que narra la muerte de Cristo. En vano. No busqué demasiado, lo confieso, pero pude haber copiado aquí el texto en inglés, alemán, francés… No lo hallé su versión latina… Es el signo de estos tiempos.

* * * * * *
Cómo han pasado los años, las costumbres, nuestras vidas, amigos y amigas!
Saludo al furriel recuperado, a Carlitos Bañugues, con su corazón lleno de nostálgicos Calvarios, a Tuñón que nos presenta un Padre Eduardo “predicador” que no tengo en mi disco duro, pero que me iréis desvelando –espero- poco a poco; vuelvo a admirar a José Ignacio con su volar de alas…
Feliz Pascua de Resurrección a quienes os conforta la efeméride. Feliz primavera a todos. Y que la salud nos acompañe!

jose ignacio -

gritó un suspiro,
lloró la alondra,
calló el respiro
por fin de obra,
voló su alma,
llegó la sombra,
se fue la palma,
faltó la alfombra.

TUÑÓN -

En esta semana de reflexión,recuerdo aún a pesar del tiempo transcurrido,la predicación y gran oratoria del P.Eduardo.Estareis conmigo los pioneros del colegio que no olvidarías lo que os cuento sobre este dominico.
TUÑÓN

Carlos-Bañugues -

He mirado a Cristo en la Cruz.¡Qué oportunidad para dedicar es Semana Santa a la reflexión!.Fuimos educados en el amor profundo a su figura y sacrificio.Caminamos
con la compañía de su presencia diaria.Nos impresionaba su historia.Era apasionante seguirla de principio a fín.

Eran unos días extremadamente hermosos.Oir cantar el Super Flumina y tantas otras partituras que narraban el amor y la angustia de su muerte en la Cruz,provocaba en mi los mayores sentimientos de amor y recogimiento que jamás he sentido.¡Qué tristes y a la vez apacibles y plenos de sentimientos aquellos días!

Yo Le doy garcias por mantener intacta mi Fe.Le doy gracias a La Virgen del Camino por acercarme a su presencia ya en la niñez.A mis educadores más directos(P.Cura,P.Fernando,P.Olóriz,P.Pedro,P.Sánchez)y a toda la Comunidad de aquella época sus esfuerzos y sus muchos ejemplos que fueron articulando,con firmeza,las condiciones para ser lo que soy,un enamorado de la Palabra de Cristo que,aún hoy,está vigente y en la vanguardia del pensamiento de tantos hombres que ,sin darse cuenta,reivindican un mundo más justo,la generalización de los Derechos Humanos,la ayuda urgente a la pobreza y enfermedades de tantos iguales pero desfavorecidos..
Todo está en sus palabras y enseñanzas.

Cuando Le veo en la Cruz,vuelve a encogerse mi alma.No importa mucho si la imaginería es buena o regular(aunque muchos piensen lo contrario)es Cristo el que renueva la Esperanza y la felicidad.
Si est dolor,similis...sicut dolor meus...¡Impresionante!

Carlos.