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MARIANO ESTRADA PRESENTA SU ÚLTIMO LIBRO

MARIANO ESTRADA PRESENTA SU ÚLTIMO LIBRO

Intervención de nuestro querido compañero Mariano Estrada en la presentación de "Gotas de hielo".

Os dejo enlace a un video: http://www.youtube.com/watch?v=aNL-xbOaMP8&feature=related

Llegué a Villajoyosa en un seiscientos descapotable de color blanco que lo había adquirido por compra, en Madrid, a una pareja de vileros cuyos nombres son Manolo Cortés y María Luisa Bomant. Era el año 1973, un poco antes de Semana Santa, aquella Semana Santa sagrada y vestida de morado, en la que la túnica de Víctor Mature llenaba las pantallas de la televisión española. Traía conmigo, además de un hatillo de ilusiones, una provisión liviana de dinero y una pequeña maleta no mejor proveída: un poco de ropa, los documentos imprescindibles para ser una persona de bien y unos cuantos libros con los que siempre me ha gustado viajar, casi todos autorizados por la censura.

Ni que decir tiene que, con mi llegada, no se registraron cataclismos en La Vila ni bajaron las almas del Montiboli a recibirme en el Paraíso, que además del territorio natural del doctor José María Esquerdo, es el lugar por el que yo accedí a la ciudad de los colores colgantes y de la luz blanca. Por supuesto, tampoco hubo guardianes que me impidieran el paso en el puente del Amadorio, que es donde resultaba más sencillo, aunque unos días después sí tuve un pequeño altercado en la plaza con un policía municipal llamado Sánchez, que, si no está en el recuerdo colectivo, sí lo está en el de muchos de nosotros y lo estará probablemente hasta que la muerte nos libere de los caprichos incontrolables de la memoria.
Quiero recordar que entonces no se perdía el tiempo aparcando, debido a que los coches existentes, aun siendo numerosos, no llenaban los abundantes huecos del intrincado laberinto urbano. Por cierto, yo tuve el honor de dibujar, en un papel vegetal, el plano utilizado para hacer el primer callejero de la ciudad, cuando oficiaba de alcalde el señor Jaime Botella y el señor Tomás Ruíz era Presidente del Centro de Información y Turismo.
O sea que, corto de estatura y muy ligero de peso, entré en Villajoyosa sin hacer ningún ruido, por lo menos hasta que aparqué frente al Miami, un bar que formaba con el Blau una pareja competitiva de reconocido prestigio, según las referencias que yo traía de Madrid, donde tenía por compañeros de estudios a los vileros Luís Bomant e Isidro Segrelles. Y no metí el coche dentro del Miami porque no me dio la gana, ya que Juanito me lo hubiera permitido, como me permitió compartir poco después, por un precio módico, y a veces hasta sin precio, las comidas caseras que a él le preparaba amorosamente su madre. Juanito el del Miami sigue siendo Juanito el del Miami.
Es una de las instituciones que, con el chocolate, el nardo, la Festa y el desembarc, gozan en La Vila de garantía de permanencia.
En el Miami me informaron de que la dirección que buscaba estaba más cerca del Blau, de manera que tuve que desandar un pequeño trecho del camino para llegar a la llamada casa de hierro, que ocupa el número 2 de la calle Pizarro, donde vivían los padres de Luís Bomant. Y entonces sí, entonces aparqué junto a Paco el del Blau, que ahora es Paco el del Brisa. Juanito y Paco, antes enfrentados por los bares y ahora con los bares enfrente. La madre de Luís fue toda dulzura para conmigo, puesto que ella era dulce, y su padre me saludó de este modo: “los amigos de mis hijos son amigos míos, Mariano”. Por las noches, en la vivienda de María Luisa y Manolo, en la que incubé mis sueños un tiempo sin pagar alquiler, como el cuco, tuve con las letras un encuentro feliz. Fue de este modo: Todavía eran largas las noches, yo he sido siempre un poco noctámbulo y trasnochador, cuando no abiertamente un lechuzo Y, una de esas noches, de repente, “Un puño llama a la puerta” ¿Diga? Era don Cristóbal Zaragoza, a quien luego tuve la suerte de conocer personalmente. Con él compartí caseta un año en la feria del libro de Benidorm, en la que había tanta calma que a Cristóbal se le adormilaba el espíritu y me espetó con irónica amargura: “qué mal oficio tenemos, Mariano”. Y eso me lo decía a mí, para animarme, un escritor reconocido, un premio Planeta con el universo a sus pies “Y Dios en la última playa”. No vendí ningún libro, por supuesto. Pero tengo que decir que, al margen del negocio editorial, yo los vendía entonces como rosquillas. En la mismísima calle, a 500 pesetas el ejemplar. Acababa de publicar “Mitad de amor, dos cuartos de querencias” y llevaba los libros debajo del brazo y se los ofrecía a todo el mundo conocido y por conocer, incluidos los ágrafos y los extranjeros. Me los compraban hasta en la obra. No sé si los albañiles utilizaban los poemas para enternecer a sus mujeres por la noche o simplemente para piropear a las chicas que pasaban por la acera cada mañana, aunque entonces los piropos ya estaban en franca decadencia, porque hablo de los años 84-85, a los que nos hemos dejado llevar mediante un salto en el tiempo.
Eran tiempos difíciles. En los años sesenta, las naranjas habían empezado a convertirse en ladrillos y los ladrillos, tras un período de euforia constructiva, que en Benidorm sembró el campo de rascacielos que evocaban a Manhattan, algunos del color de las fiestas, como los Playmon de Puchades, los ladrillos, digo, habían entrado en crisis. Sin embargo, el turismo era sólido y tumultuoso, los hoteles estaban a reventar y las discotecas se quedaban realmente pequeñas. Tal vez la más emblemática de todas era el Cap-3000, un edificio con forma de platillo volante para cuya construcción se utilizaron toneladas de hierro servidas por una empresa llamada  Jofra, que muchos de vosotros recordaréis. En La Vila teníamos la discoteca “El Cangrejo”, que era descubierta y redonda como una plaza de toros y estaba en el Camping Sertorium, de la familia Arteseros, donde se encuentra la famosa Torre romana de Sant Josep, un importante monumento funerario del siglo II de nuestra era, del que entonces se decía, erróneamente, que era la tumba del General romano Quinto Sertorio.
En septiembre de 1975 contraje matrimonio con Rosa Corrales García, a quien me sigue atando el amor. Y, por supuesto, su prolongación en los hijos: Patricia y Daniel.
Y digo que contraje matrimonio porque entonces aún se casaba uno por la Iglesia para el contento común de nuestros padres y, en este caso,  para el regocijo de mi suegra Josefa García. La ceremonia se celebró en la Iglesia de la Asunción y la vino a oficiar desde Valladolid un amigo de la infancia, llamado Juan Manuel Marchán, que se ordenó de sacerdote en el seminario de Astorga, donde Gaudí hizo un día un palacio para el Obispo.
El viaje de novios lo hicimos por Italia, donde soportamos estoicamente las constantes referencias a la ya debilitada, incluso boqueante, dictadura de Franco, a la que le quedaban escasamente dos meses, pero ellos, los italianos, nos robaron las maletas. Fue en Milán, en la calle Giuseppe Verdi, que es un lateral del Escala
.
A raíz del matrimonio,  se hizo más patente mi compromiso con la sociedad y con la cultura. Nos reuníamos para hablar de temas  previamente fijados, a veces prohibidos, e incluso asistimos a alguna reunión clandestina, como la celebrada por la Junta Democrática en un local de La Cala de Finestrat, a la que asistieron, entre otros, Jorge Torregrosa, Paco Aparicio, Gaspar Sellés, Jacinto Llorca, Pepe Sánchez...
Acabamos fundando el Grupo Cultural Demos, que entre otras cosas organizó un concurso de dibujo para niños, celebrado en la planta alta del restaurante “El hogar del pescador”. En ese grupo estaba María López, Paco Aparicio, Pilar Aparicio, Antonio Sivera, Jaime Vila etc. Pero no duró mucho tiempo porque acabó desembocando en la Asociación de vecinos Honosca, que se enmarcaba dentro de aquel impresionante y magnífico movimiento de asociaciones de vecinos que tuvo lugar en la España predemocrática y que, desgraciadamente, acabó diluyéndose en la vorágine de los partidos políticos. Digo desgraciadamente porque es verdad que la sociedad estaba conquistando la democracia, pero, al dar de lado al pujante movimiento asociativo, estaba perdiendo un contrapeso ciudadano que jamás debió de perder para que el rumbo hubiera sido distinto. Tal vez nosotros, los de entonces, hoy no seríamos los mismos.
El domicilio social de la Asociación y el punto común de confluencia cultural y ciudadana era la Biblioteca Municipal, donde oficiaba de bibliotecario el poeta José Payá Nicolau, sobre cuyas espaldas recaía, además de los asuntos propios del oficio, todo el peso cultural que se desarrollaba en Villajoyosa. No obstante, la risa de Honosca empezó a moverse por barrios como el Pati Fosc, donde Francisco Climent, el peluquero, se hizo fuerte de la mano de Paco Aparicio.
En Honosca había personas como el propio Paco Aparicio, María López, Pilar Aparicio, Jaime Vila, Pepe Sáez, Angelita el Clot, Antonio Sivera, Miquel Martínez, Paco Payá, Santiago Tito… Santiago Tito nos servía de enganche con los periódicos El Vilero y Ciudad, éste editado en Alcoy, donde sacábamos las notas de prensa y donde publiqué yo mis primeros artículos, incluido algún que otro poema como el titulado “Versos a Miguel Hernández”. La asociación de vecinos Honosca llegó a tener un peso considerable en La Vila y, debido a su carácter criticón y reivindicativo, el Ayuntamiento le tenía mucho respeto ¿O era más que respeto?  Tal vez, “Porque no es amor, es miedo, lo que don Mendo me inspira”. Pero no todo eran críticas. Seguramente,  el esfuerzo más importante que hizo fue el despliegue informativo realizado en 1980 con motivo de la Redacción del Plan General de Ordenación Urbana por el llamado equipo Montoro, un grupo de técnicos urbanistas que veían de Cataluña, como la famosa Manuela de la canción popular cantada, entre otros, por Patxi Andión.
Al margen de la decapitación, tal vez inevitable, del movimiento asociativo vecinal predemocrático, con el consiguiente trasvase de voluntades y de intereses hacia los partidos políticos, las primeras elecciones generales, celebradas el 15 de junio de 1977, fueron un monumento al entusiasmo y a la esperanza. La verdad es que fue una etapa ingenua y transparente, casi inconcebible, de la llamada Transición, con una lucha noble por el poder en la que, como norma general (excepciones aparte, ya que fue entonces cuando se produjeron los terribles asesinatos de Atocha), no cabían traiciones ni escándalos ni insultos. Al contrario, la cortesía se hizo eco de esta expresión machadiana: “Usted primero”. “¡Oh, nunca, nunca, nunca! Usted delante”. De hecho, algunos no paraban de decir: “seamos francos”. A lo que otros replicaban con libertad y sin ira: “no, señor, realmente queremos ser otra cosa”.
La Constitución Española se aprobó en 1978 y, a partir de ahí, la democracia empezó a consolidarse. Primero con la UCD de Adolfo Suárez y después, a partir de 1982, con el PSOE de Felipe González, sepultando definitivamente el golpe de Tejero. A los que teníamos inquietudes socioculturales, pero optamos por no meter la cabeza en la política, nos quedó muy reducido el campo de acción. En mi caso, al margen de asistir a los mítines y apoyar a aquellas personas o partidos de los que me sentía más cercano, se limitaba, en lo público, a escribir algunos artículos y, en lo personal, a escribir algunos poemas. Eso sí, leía todo lo que se me ponía delante ¿Que era el Criterio de Balmes? Pues el Criterio de Balmes. ¿Que era el Contrato Social de Rousseau? Pues el Contrato Social de Rousseau. “Cómo se nota que te aburres” –me dijo un día una librera porque le compré, de una sola tacada, una pila de libros, entre los que recuerdo que había uno de Mario Soldati: Novelas para el invierno. Era librera y no se le ocurrió pensar que a lo mejor me gustaba leer.
La oficina que había montado en Benidorm y los amigos que allí había ido haciendo, como Rosa María Serrano y Miguel Llopis, desplazaron el punto de gravedad de mis inquietudes y empecé una nueva andadura que, en lo profesional me llevó, junto con el arquitecto Alfonso Serrano y otros, a la creación y gestión de Cooperativas de Viviendas, de las que en La Vila queda una muestra con forma de Casitas de chocolate, y en lo personal a la búsqueda de nuevos espacios culturales que desembocaron en una estrecha relación con el actor y rapsoda Paco Llorca, con quien colaboré en la difusión cultural hasta su muerte, ocurrida en el 92, y en otras actividades culturales en las que participaban, además de Rosa Mary y Miguel y el propio Paco Llorca, personas como Manuel Palazón, Fernando Medrano, Miguel Ribes, José Antonio Solano…
La andadura con Paco Llorca, no obstante, no se inició en Benidorm, sino en La Vila. Fue con la presentación de mi primer libro “Mitad de amor, dos cuartos de querencias”,  celebrada en la Biblioteca Municipal y realizada por la filóloga Rosa María Serrano. Paco Llorga recitó con éxito algunos de los poemas del libro, acompañado al piano por el maestro José Garberí, que luego pondría música a algunos de mis poemas. Fue un acto entrañable al que asistieron, entre otros, mis compañeros de trabajo de Valencia y un amigo del alma que, llegado de Madrid con sus guedejas blancas, me dio una gran sorpresa y una enorme alegría. Se trataba de José Luís Zamanillo, un compañero de colegio con quien compartí, durante unos cuantos años, los anchos territorios de la música: la suya, la clásica, la moderna, la del flolkore ruso y la sacra del Renacimiento.
De la publicación de  “Mitad de amor, dos cuartos de querencias”  al poemario que presentamos hoy, “Gotas de hielo”, va la friolera de 11 libros, 27 años, 4 meses y unos cuantos días. Pero eso no lo vamos a relatar, que no cunda la alarma.
De la presentación de hoy, sólo voy a decir que José Lloret, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Villajoyosa, se ha encargado de la parte institucional del acto. El aspecto literario ha corrido a cargo de José Carlos Gil, licenciado en filología y profesor de literatura del instituto “La Malladeta” de Villajoyosa. El aspecto personal ha sido expuesto por Pepa Llorca, secretaria de política social y lingüística de UGT en la Comunidad Valenciana. Y finalmente, Luis T. Bonmatí, ha representado a la Editorial Agua Clara, como ha hecho desde que se fundó allá por el año 1982. La guinda, en este caso, la ha puesto Miguel Escrig, compañero del fútbol a pesar de la diferencia de edad, y secretario, durante varios años, del Concurso de Cuentos Ciudad de Villajoyosa, que, con una voz envidiable, ha dado lectura a algunos poemas.
Pero la traca final vais a ponerla vosotros, los espectadores. Porque vosotros seréis los que, con vuestros aplausos o silencios, nos haréis saber finalmente si la calidad del acto ha sido aceptable. Se trata de un acto de poesía, como es obvio, pero tengo que deciros honestamente que, en este caso, la poesía ha sido puesta al servicio de la convivencia. Lo mismo que la intención expresa del autor de estas “Gotas de hielo”, que no son otra cosa que un sencillo libro de amor. Y de amor y de convivencia, como creo que todos reconocemos, la sociedad que hemos construido anda un poco escasa, un mucho huérfana y un muchísimo necesitada. Gracias a todos por vuestra inestimable presencia.
Y gracias, finalmente,  por la colaboración impagable y desinteresada de todos los participantes en este acto: Concejalía de cultura, Ayuntamiento de Villajoyosa, PP, PSOE, IU, José Lloret, José Carlos Gil, Pepa Llorca, Luís Bonmatí y Miguel Escrig. Sin vosotros seríamos muy poco. O muy nada de nada. Buenas noches.
Mariano Estrada, Villajoyosa, 23-09-2011

8 comentarios

Mariano Estrada -

Fue las dos cosas, Andrés: primero el acto y luego la cuchipanda. Si miras el vídeo te podrás hacer una idea. Bien es verdad que Julito y Javivi se metieron en el mar hasta que fueron una pura arruga y recorrieron treinta veces la playa. También hubo tiempo para la siesta y para salir algún rato de copetines: tus amigos tenían el Húmedo al lado del hotel.
Pero lo ciierto es que lo Cortés no quita lo valiente y todos estuvieron muy dignos en la presentación, que vino a durar hora y media. Ni que decir tiene que los que más sosegados estuvieron fueron los que llevaban esposas ¿Por qué será? Aunque Luís se desmelenó en la cena y nos dio pie a algunos para cantar en latín. Andrés estaba modosito y se fue a la cama con Tere ¿Con quién, si no? Se estaba reservando para el arroz de Rosa.
Como ves, hablamos todo el rato del libro. Y es que hacía calor, nos venían bien unas gotas de hielo...

Sé que te hubiera gustado, Andresín. Y no solo me refiero a la cuchipanda. A lo mejor hubieras hecho la crónica del acto. Era fácil, solo había que ir poniendo letra tras letra...

Un abrazo

Andrés Martínez Trapiello -

Hoy estoy reposado, observando viandantes para arriba y para abajo; hoy tengo tiempo y repaso, y volviendo a este post no sé muy bien si deducir de la presentación del libro de Mariano si fue un acto literario o de cuchipanda.
Besinos,

Luis Heredia -

No me extrañaría, conociendo el percal, que te hubieran dejado la playa patas arriba con tanta vuelta como le dieron a la playa. Me figuro que habrán dejado el mar y la arena en el mismo sitio donde estaban antes de darles la vuelta.

Me estoy dando cuenta de la pijada tan grande que acabo de decir.

Mariano Estrada -

Corrijo un olvido. En la respuesta a Luís Heredia, en el párrafo que dejo a continucación, se me pasó poner el nombre de la persona a la que me refería: LUÍS CARRIZO. Ya lo he incorporado. Disculpis.

"Y el único que había pasado inadvertido, LUÍS CARRIZO, en la cena se puso a hablar del Padre Cuervo de San Esteban y de las formas de pronunciar el latín. Con Ángel Luís Prieto de Paula. Mientras nosotros cantábamos ante un público atónito el “Adiós madre de mi vida”. Naturalmente, las nubes rompieron unas aguas muy sutiles y muy finas.

Al final de la noche dejó de llover, porque Javier y Julio necesitaban el sol para sus propósitos playeros. Teníais que ver cuántas vueltas le dieron a la playa. Besos

Mariano Estrada -

No creas, Luís: se portaron como santos barones de muy beata baronía. Solo te diré que después de la presentación, en el restaurante Gerónimo el Apache, mi hijo Daniel salió a fumar un cigarro y se encontró a Julio Correas donde dicen que no se encuentra a una madre. Pues bien, estuvieron hablando a solas un rato y mi hijo entró diciendo: “este tío es un santo”. Bueno, tal vez dijera un cachondo, pero ¿no es exactamente lo mismo?
Fueron a misa suntos todo el tiempo, se llevaron a la cama rera de calle, se acostaron antes de la salida… ¿Qué? Sí, Del Sol, naturalmente. Julio es del Madrid. Y, por cierto, se acostaba antes que Javier, porque Javier se perdía y no llegaba… ¿Y cómo iba a llegar si apareció en Belchite cuando quería desembocar en Sagunto y aún se dirigía hacia el Norte de Castellón? Esa fue la única noche que me dejó a solas con Julio. Claro que la última, Julio me dejó a solas con él, hasta que a las tres y media de la mañana aparecieron dos de mis sobrinos y uno de ellos se puso a hablar de la electricidad. A Javier del Vigo, que si algo le quema en los dedos es a Historia.

Y el único que había pasado inadvertido, en la cena se puso a hablar del Padre Cuervo de San Esteban y de las formas de pronunciar el latín. Con Ángel Luís Prieto de Paula. Mientras nosotros cantábamos ante un público atónito el “Adiós madre de mi vida”. Naturalmente, las nubes rompieron unas aguas muy sutiles y muy finas.

En mi casa se portaron bien, porque a Rosa le tienen mucho respeto. Saben que solo deja intervenciones de 20 minutos. Por eso no se mearon en el lavabo y se avinieron a tomar el arroz con tenedor. Fueron recatados en la bebida y no protestaron ante la ausencia del Picudo. Preguntaron por él, es cierto, pero yo les dije que mis palmeras estaban sanas. Y Andrés diciéndole a Rosa: “Rosa que vuelvo el martes, Rosa que vuelvo el martes”, hasta que Rosa le quitó las esperanzas diciéndole que el martes solo les daba de comer a las mariposas. Ni Julio ni Javier se dieron por aludidos.

En fin, Luís, que yo estaba liado en mis presentaciones y no pude controlar los desaguisados que nuestros amigos pudieron hacer cuando se contemplaban yogurines y solos. Lo que sí me dijeron es que habían dado tu nombre como aval y tal vez te reclamen de los juzgados de Villajoyosa.

Vente cuando quieras, que el juicio lo tienes perdido.

Un abrazo

Luis Heredia -

Andrés, me consta que lo pasasteis bomba por boca directa del autor y que fue un éxito la presentación y todo lo que lo redeaba, en especial la compañía de algunos venidos de fuera que se apuntan a un bombardeo desde que pasaron a mejor vida. Da igual que el bombardeo sea en Oviedo, Grajal, Salamanca, Sahagún, Santander o Villajoyosa, por decir algunos lugars de la geografía española. Ellos siempre van con ganas de guerra y los cañones de Navarone se le quedan cortos.

Acabas de decir también una verdad como un puño sobre el "embustero". Además de embustero es mentiroso porque anda diciendo que otros escriben poemas mejor que él. Y de los goles que no vimos, no digo nada porque Fe es creer lo que no vimos y yo soy un hombre de mucha Fe; para algunas cosas, claro.

En fin, que no te puedes dar idea la gana que tengo de visitar Villajoyosa para, entre otras cosas, confirmar si es verdad o mentira que la paella de Rosa es la mejor del Mediterráneo, con buenas o malas compañías y si el autor "embustero" tiene en sus vitrinas todos los trofeos deportivos de los que alardea. Los culturales, seguro que ocupan otra vitrina entera y además sé que no miente porque le leo y le admiro.

Mariano Estrada -

Querido Andrés:

Dijiste que el sábado pasado irías a cenar con nosotros, y no iriste.
Dijiste que el martes vendrías a comer, y no has vengado aún y ya no te se espera
Dices que Rosa nos hizo la mejor paella que ha catado tu boca, pero no era paella, sino un delicioso arroz vilero-marinero-mediterráneo.
Dices que soy importante en el ámbito cultural de Villajoyosa, pero en esta ocasión el ámbito pasaba por Alicante (Luís Carrizo y señora), por Valencia (Tú mismo y la tuya), por Bilbao (Javivi del Vigui y sus cebollinos de Arija) y por Oviedo (Julito Correas de la zapatilla de la Cámara Santa)
¿Y aún me llamas a mí mentiroso?
Oye, Andrés, brómulas aparte, prestóme una burrá que estuvieras con nosotros en el acto de la connivencia. Porque sí, porque decidiste venir y veniste, porque estabas muy modosito, aunque tirabas chinitas por lo vajini (neutro, hermafrodita, con uve). Y porque, en el fondo, sigues siendo aquel niño aterciopelado, irónico y mimosín que me ha honrado con su amistad desde hace 50 años.
Gracias, amigo.

andrés cortés aranaz -

Fue una muy bonita velada la presentación de GOTAS DE HIELO.
Sólo dos pequeños apuntes.
1.- La paella que nos hizo Rosa fue de lo mejor que he comido. Buen ambiente, inmejorable compañía, bellísimas vistas del Mediterráneo. Una gozada.

2.- Constatar que Mariano, además de ser nuestro compañero y amigo, es persona muy importante en el ámbito cultural de Villajoyosa; reconocido tanto en su faceta profesional (ladrillo), como en su oficio sin beneficio de "poeta embustero".
Pero por encima de todo es muy querido y eso es lo que más vale.
Un abrazo, "embustero"