CARTA P. IPARRAGUIRRE
Marcelino Iglesias se preguntaba en la última parte del relato de los pecios de su memoria:
**Existen versiones encontradas sobre concesión de certificados de estudio con un año adelantado antes de nuestro caso, antes de 1967. Por eso me gustaría cotejar lo que nos ocurrió a Jesús Díaz Velasco y a mí con otros compañeros que abandonaron el colegio antes de acabar el curso o una vez concluido este, tanto ese año como en años anteriores. ¿Es cierto que se daba un curso más para equilibrar y no repetir el ya cursado o forma parte de la leyenda colegial, un apócrifo dominicano?
Josemari Sierra Tascón escribía en su comentario:
Algún día de estos, Marcelino, narrador exquisito y preciso de recuerdos que, gracias a ti vuelven a mi memoria, algún día, digo, enviaré a nuestro egregio furriel la carta que recibí del P. Iparraguirre cuando me marché yo del colegio allá por el año 1966. Yo quizá tuve más suerte y sólo tuve que repetir sexto y hacer la reválida de entonces, claro está.
Pues bien, Josemari nos envía la prueba documental (me asegura que sin ánimo de polémica) que le envió el P. Iparraguirre. Parece demostrar lo cierto de la sospecha de Marcelino y que la realidad superaba la leyenda colegial.
Pero jueces habrá con mejor criterio que el mio.
7 de Mayo 1966
Mi querido Jose Mª: Lo mejor es que te presentes cuanto antes en la Secretaría de Estudios del Instituto con la certificación de estudios expedida de aquí que creo que ya tienes.
No lo recuerdo bien.
Y si no la tienes, como cumpliste con la escolaridad, y solo personalmente, por ayudarte, certifico los seis cursos y así solo te examinarás en Septiembre de 6º preparando literatura contemporánea y alguna asignatura más propia de 6º.
De lo que no puedo dispensarte es de la determinación del Consejo de 1200 - (200 por curso) ptas. para expedir el certificado. No esáa en mis manos y es una norma.
Si puedes venir el unes, es día bueno para mi a partir de las 11. y hablamos sobre el terreno.
Nada más. Mi slaudo. Te bendice.
Fr. Juan José Iparraguirre OP.
8 comentarios
José Mª Sierra Tascón -
Acabo de tener una pequeña discusión con mi perra por culpa de un gato que le cae mal. Y, aunque por esta razón, quizá no esté en la mejor disposición para hablar (escribir) del tema, quiero hacer una aclaración, declaración de principios:
1.- El P. Tascón, mejor o peor valorado, querido u odiado, era hermano de mi santa madre.
2.- Siempre le he respetado por lo dicho en el epígrafe anterior (ser hermano de mi santa madre).
3.- Nunca me trató de modo diferente a los demás. Quizá me exigió más que al resto. Por supuesto, más que al resto de los primos que, antes o después de mí, estuvieron en el colegio.
4.- Siempre le agradecí que me tratara como a uno más. Porque aprendí de pequeño, de su hermana (¡Santa Madre!) y de mi padre (¡Santo Padre!, nada que ver con el Papa), que todos somos iguales.
Y dicho lo que quería, con un poco de retraso, con un poco de cabreo, con mucho amor por los míos que sois muchos aunque ignoro cuántos, con cabreo, mi querido Julio, mis queridos todos... Echádle la culpa a LAIKA (mi perra) o al desconocido, aunque no extraño gato al que alimento de vez en cuando.
Un beso. ¡Joder! ¡Qué descanso!
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
Abrazos
santiago rodriguez -
Javier Cirauqui -
Un saludo. Javier.
Juan A. Iturriaga -
Eso de que había malas mujeres que incitaban a los jóvenes al pecado, fue una de las mentiras más arraigadas que me llevaba de la panamera. No conocí ninguna.
Teníamos unas amigas guapísimas, de las que en aquella época se decían niñas bien, que eran de las de ver y no tocar.
En Preu las cosas fueron mejorando. Era el 68, el del famoso mayo. Nos juntamos con gente un poco rojilla y las cosas parece que tomaron otra dimensión, pero nada del otro invierno.
Tenía un amigo que decía que compartíamos la virginidad con López Rodó.
En eso reconozco que el colegio no tuvo ninguna influencia especial respecto a la que tuvo el resto de los compatriotas.
Estuve en una residencia universitaria con mucha gente alrededor, y allí solo había uno de Bilbao que llevaba lo que hoy se llama una vida sexual sana. Los demás, vinieran de donde vinieran, lo único que tenían eran malas intenciones.
De la misma forma que en el colegio se pasó, sin solución de continuidad, de expulsar al que encontraban fumando a dar tiempo para echar el pitillo, cosa que llegó a ocurrir en la época de mi hermano, la residencia que yo conocí, se convirtió en mixta y, como si fuera la cosa más natural del mundo, la vida sexual sana se generalizó, pero para entonces, yo ya estaba en la División Acorazada Brunete nº 1 del General Jaime Milans del Bosch y Ussía, desfilando por La Castellana y con otros problemas en la cabeza.
Siempre he tenido la sensación de vivir en la época equivocada. (Aquí iba a poner un taco sonoro, pero al verlo escrito, casi he preferido prescindir de él, por resignación)
Luis Heredia -
1.- Pedir el Certificado al P. Iparraguirre de haber terminado 6º
2.- Ir al Instituto Jovellanos a que me convalidara Don León (+), padre de Francisco de Caso,colega e íntimo de Pitu, hasta 5º.
3.- Buscar un Colegio del mismo pago que en La Virgen, o sea, 0 por ser familia numerosa de honor pero que no fuera el Instituto para no juntarme con malas compañías y donde se fuera a Misa de vez en cuando para no perder las buenas costumbre que ya he perdido, recalando entonces en el Corazón de María.
3.- Repetir 6º y hacer la Reválida, aunque tuve oportunidad de hacerla en Septiembre pero me cagaba por los pantalones a la hora de tener que responder a alguna pregunta de Biología porque en La Paramera, de biología, la animal.
4.- Acoplarme a mi nueva vida de seglar.
Esto fue lo que más me costó: Me encontraba como un pulpo en un garaje. Pensé que ligar era más fácil de lo que me esperaba y no vendí una escoba hasta que me hice mayor cumplidos los 19. El primer filete que me dí, fué nada más llegar a casa cuando me lo frió mi madre amorosamente, que por cierto me supo a Gloria bendita, que menos recordando tantos Glorias y Benditas.
En fin, que la primera vez que escuché a Mari Trini lo de los quince años, no me cagué en sus muertos porque en aquellos años yo era un chico muy respetuoso con el dolor ajeno y el propio al pensar que solamente me habían abrazado a los quince años para hacerme más liviana la penitencia después de confesar mis pecados.La verdad es que lo que no recuerdo es si la efusividad o tibieza del abrazo estaba en función del grado del pecado, mortalidad o venialidad.La verdad es que, con independencia del apretón del abrazo, mucho de lo confesado tuvo que haber sido venial porque aquí sigo o porque el pecado mortal debe se mucho más serio de lo que nos explicaron que era.
Julio S -
Bueno, perdí tres años (1º, noviciado y 1º de filo), que gané en FP.
Un abrazo.
Julio Correas -
Creo recordar comentarios de pasillo durante el Reencuentro en el que se comentaban muchas "variaciones" sobre el tema. Algunos decían haber repetido hasta dos cursos, mientras que otros no repitieron ninguno.
¿Alguien sabe la razón?