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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

CARLITOS BAÑUGUES (Por Luis Heredia)

CARLITOS BAÑUGUES (Por Luis Heredia)

Hoy se me ha ocurrido que podíamos hablar de alguno de los nuestros.


No me explico cuáles son las razones por las que  al dilecto Director  de este blog le llevan a asignar  a un compañero una determinada foto o documento con el fin de que le sirvan en bandeja un comentario para que este artilugio no decaiga. A mi me parece que siempre me toca bailar con la más fea,  expresión machista, lo reconozco,  o  refrán de lo más vulgar por mucha verdad que encierre si ciertamente te toca bailar con la más fea.
 
Así de pronto, cuando el protagonista de este maravilloso óleo pintado por Carlos Tejo, conociéndole, empiece a leer estas  primeras líneas es probable que le suba la bilirrubina y me tache de mal hermano por llamarle feo. Nada más lejos de la realidad pues gustándome a mi como me gusta mover el esqueleto - el que tengo ahora porque el que me quede ya lo moverán otros- bailo hasta con el palo de una escoba, con guapos o guapas, feos o feas, palmesos o palmesas, por mencionar algunos, entre otros muchos, de los atributos o calificativos de los que gocen o adolezcan mis parejas de baile.
 
O sea, para aclarar, que  Josemari envía unas fotos para que las comenten Isidro Cícero y Eugenio Cascón  llenas de gente y cosas, muchas cosas, para que no solamente se explayen y se luzcan, como así fue, con su fácil y descriptiva prosa,  sino que además se permitan el lujo de irse por las ramas, sin sentido figurado,  si además encuentran unos cuantos chopos a la derecha o a la izquierda o arriba o  abajo de la imagen como también así fue, mientras que a mi me envía un magnífico óleo con el retrato de Carlos Jiménez-Cuervas Mons, de carona, pintado por Carlos Tejo.
 
¿Y yo qué digo? ¿Y yo qué escribo si no soy ni crítico de Arte? ¿Sobre el autor? ¿Sobre el tan bien retratado Carlos? Los dos son Carlos pero no la misma persona como lo fue  Durero,  el primer selfista de la historia.  Yo, sobre Durero no puedo pronunciarme porque no le conocí, no sé nada de su vida, ni en qué colegio estudió, ni quién era su padre ni hermanos ni perrito que le ladre. Y sobre su arte, menos aún. ¿Y quién me puede asegurar  si era realmente él o un primo – en sentido tampoco figurado-? Me voy de vacío si trato de escudriñar en sus ojos o leer en su boca. Es una pintura más para colgar en un museo, diría yo.
 
Pero claro, cuando el autor y retratado son tus coetáneos es otro cantar; y esto tampoco en sentido figurado porque en la realidad los dos cantan ahora como los ángeles y como los querubines cantaban antes de aparecer los primeros brotes de vello en sus piernas.
 
A la vista está que el pintor Carlos es un auténtico artista en el manejo de la paleta – de pintura- ,  líneas y colores; además de actor, escritor, Director de Coro, catequista y piragüista,  profesor, editorialista,  coordinador de eventos que no son eventuales y jubilado. En fin, un pluriactivista que no  pluriempleado al haber perdido recientemente tal categoría laboral pero currante actualmente como el que más, motivo por el cual ya se ha perdido más de una comida, cena y desayunos con sus hermanos ex – apostólicos (sic Cícero). Es lo bueno de este blog. A lo largo de su existencia te sorprendes cómo es posible descubrir tantas cosas de las personas en tan poco espacio de tiempo. Cómo es posible que hasta llegues a ver sus almas. Y algunas, como la de Carlos Tejo, es tan visible y clara que la puedes tocar con tus manos y sentirla.
 
Del tan bien retratado, el otro Carlos, ya se ha escrito y fotografiado de todo sobre él. Para alguno que nos lea por primera vez, y última, a Carlos Jiménez-Cuervas Mons le conocíamos en el Colegio por “Bañugues”. No era  un alias, ni apodo. “Bañugues” le venía de cuna aunque no hubiera nacido en la playa; como a tantos otros de los compañeros a los que les acuñaron su identidad por narices y por  haberles parido su madre en una latitud concreta de esta España nuestra. Por ejemplo, me suena que tuvimos también entre nosotros un “Caborana.” Así, aprendí  yo mucho de la geografía asturiana.


Pero si Carlos el retratado no nació en Bañugues, a buen seguro que  sí  que fue bautizado en las procelosas aguas del Mar Cantábrico, aguas en las que se sigue bautizando siempre que sus piernas se lo permiten y sus almejas le llaman como si de  sirenas se tratara.
 
Ví por primera vez, y antes que nadie porque estaba yo en primera fila, este retrato saliendo de su envoltorio en aquel reencuentro del magnífico libro de fotos de nuestro Lalo, al que habría algún día que homenajear para agradecerle su trabajo y siempre nos quedaríamos cortos en elogios. Aún lo veo salir   a cámara lenta tirado por la mano de su autor y levitando hasta caer mansamente en las manos del retratado. ¿Cursi, verdad? Pues a mi me lo pareció así.
 
Era el vivo retrato, en sentido literal, de Bañugues. Carlos había conseguido retratar no solamente su físico, pelo más pelo menos, su boca de la que pueden salir las palabras más hermosas que os podáis imaginar o los exabruptos más corrosivos aún que el cardenillo de los Apóstoles de Subirachs (sic Cícero) sino que  retrató además su alma, que es lo importante, pues se dice que los ojos son el espejo del alma.  El del retrato era mi Bañugues, evolucionado, pero era él. Si Darwin levantara la cabeza no hubiera necesitado viajar tan lejos para demostrar la teoría de la evolución del ser. Es evidente que su ebúrneo cuerpo (sic Vibot) ha sufrido el paso del tiempo pero no así su expresión vital con la que nos regala en cada encuentro. Nuestro queridísimo compañero de clase Manuel Pedro Alonso Herrero ya dio aviso de tal cambio cuando a los dos años de dejar el Colegio y a uno de su salida de Caleruega donde habían seguido intentando llegar a ser dominicos, como digo, Manuel dio el primer aviso pues en una visita que le hicimos a Manuel en su casa de Valladolid, no le reconoció y tuve que convencerle de que era Carlos Jiménez-Cuervas Mons sin hábito.  - ¡Tócale, tócale¡, le decía yo a Manuel, hasta que, en efecto, después de sobarle él  y obligarle yo a que cantase los primeros acordes del “Aleluya”, se percató de que detrás de aquella poblada barba y bajo aquella incipiente calvicie, se escondía Bañugues.
 
 En la Paramera (sic todos), Bañugues era más conocido que el Padre Prior. Se cuenta que algunos alumnos de cursos inferiores proselitados en su playa por el Padre Torrellas y Arruga, llegaron a preguntarse quién era aquel fraile mayor de blanco con capucha negra  que iba acompañando a Bañugues por los campos de deportes.
 
Bañugues era, y sigue siendo, un icono. Y si le añado el rabito a la n,  i-coño ,  qué bien lo hacía todo¡. En el deporte, en el estudio, en la Escolanía, en la Rondalla, en el teatro. Porque también hizo teatro sobre las tablas como yo y no solamente en clase como lo solíamos hacer. Fue mi partener en el famoso sainete de Arniches “ La Pareja Científica”, en el que dos avezados policías hacen un exhaustivo psicoanálisis partiendo  de los rasgos físicos a un chiquillo hambriento y desprotegido para concluir que era un vulgar ladronzuelo, hoy día llamados carteristas porque los bolsillos les quedan pequeños para todo lo que se trajinan y así se quedan con el contenido sin necesidad de tener que vaciar el continente. Esta fue la  primera actuación teatral en el Colegio que levantó de sus asientos a los espectadores, no para ir a los servicios  a mear y a otras cosas sino por el apoteósico éxito cosechado. Algunos aún tienen las palmas calientes de tanto aplaudir y las otras cosas. Esta actuación supuso una ruptura total en la anodina programación anual y un soplo de aire fresco  al no volver a representarse “La Estatua de Pablo Anchoa” hasta pasados varios años.  Vamos, que de seguir Bañugues y yo en la O.P, hubiéramos sido llamados para analizar el perfil de cada aspirante a dominico sin necesidad de tanta tontería de test psicotécnico, curriculum vitae, o lazos familiares del aspirante.
 
Sobre deportes, más de lo que habló el susodicho el día de la presentación del libro de fotos no ha lugar a añadidos. Os habríais dado cuenta de la acertada elección del speaker por nuestro furriel para el desarrollo del tema. Bañugues, ya exhausto al final de su ameno y coloquial speach como dicen ahora, - en Asturias decimos espicha y además se come y bebe  a la vez que se habla-, nos confesaba que creía que el speach le había quedado algo largo porque lo había estado preparando hasta las 5,00 de la madrugada.  Lo que no nos dijo fue desde cuándo lo había estado preparando.
 
Bañugues servía lo mismo para un roto que para un descosido. Al fútbol se rompía la crisma o lo que hiciera falta para conseguir un gol por la escuadra, el más difícil todavía,  y corría como un descosido para llegar primero que Martín en la vuelta a la finca, cosa harto difícil ya que Martín era el mayor del curso y eso siempre infunde respeto, con lo que  para no dejarle mal ante el P. Cura, siempre decía que había llegado el segundo porque había tropezado con una piedra en el camino. Cada uno, que saque sus propias conclusiones. 
 
Bañugues era, y sigue siendo, tan buen compañero que se prestaba  a romper la capa de hielo tirándose el primero a la piscina cuando el agua estaba helada para abrirnos el paso a los demás. Es más, a mi me parecía que el agua estaba más caliente después de que él rompiera el hielo. Como veis, en esta vida siempre tenemos a alguien que es el primero en romper el hielo sin necesidad de vivir en Groelandia. Era el primero hasta en el juego de la rana que teníamos bajo el alerón de la recreación a quince metros de La Fuente del Pulpo y a cobijo en los calurosos veranos bajo las enormes catalpas (como sabéis, esto último no es mío. Es de Vibotín y de Malladina). En el seba, en el fútbol, en el baloncesto, en el balonmano, en el balonvolea, en el ping-pong, en natación….hasta jugando al tute y la brisca, cachis en la mar, era el mejor. Yo era más de chinchón porque no había señas y cuando Bañugues me enseñó a jugar al tute tuve que dejarlo porque en lo que más insistía era en interpretar las señas,  sobre todo las de guiñar el ojo derecho, cosa que me ponía muy nervioso cuando Bañugues siendo mi pareja cantaba las cuarenta más de la cuenta. Luego me enteré que en el Tute las señas están prohibidas por lo que me dio por pensar que el guiño tan frecuente insinuaba algo más que tener un buen juego. Pero, no muchas  cosas estaban prohibidas en La Paramera tratándose de juegos por lo que saltarse las reglas era un soplo de libertad a pesar de no carecer de ella como en otros Colegios. 
 
Y qué decir de la Música, Rondalla, Escolanía. Yo, que había llegado tardío al Colegio con simples nociones de solfeo que no pasaban del Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si y vuelve el Do, pero muy interesado en las notas que no fueran las de Matemáticas y con mucha gana de progresar,  encontré en Bañugues a mi oído gemelo. Reconozco que era el que me daba cobijo cada vez que me arrimaba a él. No más de la cuenta, claro, para no levantar sospechas. Solamente si se trataba de alguna corchea o semicorchea de difícil resolución. Hoy día, sin embargo, si me arrimo a él más de la cuenta no hay quien nos separe.  Como no tuve la fortuna de acompañarle por Roma, me  figuro que su paso por la Ciudad Eterna aún lo seguirá recordando algún miembro de la Curia Cardenalicia. Sobre la guitarra, tengo que decir lo mismo que nuestro queridísimo Marcelinín. Si no hubiera sido por Bañugues, lo más parecido a unas cuerdas de guitarra para mi serían las de colgar la ropa. Marcelinín, tú que ya estás en el cielo y allí no se puede mentir, ¿a qué es verdad lo que digo?.
 
Bañugues fue el fundador del famoso grupo musical que más gloria, - después de Haendel, claro-  dio al Colegio. Formábamos el grupo el mismísimo Bañugues, Urbano (Javier), Espinosa, Vibot, Gago y el que suscribe como vocalista.  ¡ Vaya manera de cosechar éxitos¡ Hicimos tres o cuatro giras por el Colegio inolvidables. Del Estudio al teatro y del teatro al estudio. No parábamos. Llegábamos a las camarillas exhaustos. ¡Qué noches las de aquel día¡ ¡Qué entrevistas tan amenas dirigidas por nuestro compañero Manuel Pedro Alonso Herrero en aquel estudio de radio hablando de lo divino y lo humano – más de esto segundo- y cuál iba a ser nuestro próximo concierto. Si en el pasillo de la Escuela Menor, si en el comedor, si al aire libre en los jardines de la piscina, si en el campo de fútbol en previsión del aforo que se anunciaba. Por desgracia para amantes de la buena música el grupo se deshizo prematuramente a la temprana edad de los 18 años los mayores, menos Vibot, que recién había estrenado su D.N.I. Todos ellos se fueron a Caleruega y yo me di la vuelta a Gijón, a la vida civil que no a la libertad porque yo ya había disfrutado de ella durante los cuatro años de estancia en La Paramera. De todos nosotros, el único que sigue tocando la guitarra como profesional y en la O.P es  Espinosa, quien no para de cosechar éxitos aún hoy en día entre la juventud de su parroquia.
 
Sobre los estudios, Bañugues, como en la música y los deportes, tocaba todos los palos, como se suele decir.  No se le ponía por delante  la más difícil fórmula química del Padre Box, por aquellas fechas aún fraile de lo mejor que pasó por el Colegio, que tal parece se las inventase para lucimiento de Bañugues, o traducir una página seguida de griego con el Padre Tascón, de lo mejor también que pasó por el Colegio para imitarle o recitar en Latín de seguido el Pater Noster sin inmutarse. Oirle hablar indistintamente en inglés o francés era envidiable, sabiendo que de Bañugues playa se había ido directamente a La Virgen del Camino sin haber pasado por Burdeos o Irlanda. La Gramática española no tenía secretos para él. Sus análisis sintácticos eran impecables y tal parece que la ortografía se hubiera inventado también para  su lucimiento. Su manejo en la forma de juntar palabras ya está suficientemente demostrado en este blog y me consta que a muchos de nosotros nos gustaría que fuera más participativo en seguir juntándolas, y cuantas más mejor.  Como en la música me arrimaba a él, en los exámenes me arrimaba también mucho más a él por detrás, por delante y los costados para copiar de su sabiduría  supliendo mis lagunas.
 
Bañugues es mi disco duro de la memoria. Nunca me ha abandonado y  aunque suene esta frase a desodorante, tengo que decir que él ha supuesto para mi un aire fresco en las pocas veces que hemos coincidido después de habernos separado para seguir cada uno nuestros caminos. El me avisó de la existencia de este blog y del inolvidable reencuentro que se avecinaba. Sin su aviso, no sería yo ahora la misma persona. Es más, junto con Javier Urbano, hasta me avisó de posibles episodios que hubieran cambiado fatalmente mi vida. Fijaros, que hasta me enorgullezco y puedo presumir y presumo de tener mi propio ángel anunciador.
 
Los que le conocéis ahora y no tuvisteis vivencias tan cercanas con él, posiblemente no le veáis como yo le veo en su retrato. Y los que le conocisteis diréis, si acaso, que  con los años se ha vuelto un pelín adusto, quién no, y  como siempre le gustó la canción protesta ha evolucionado hasta convertirse en  protestón. Pero no mucho más que algunos de vosotros. Su generosidad y amistad es lo que más ha evolucionado acompañando a su cuerpo y creo que no quiere perder peso para no perder  estas cualidades.  
 
Si el Colegio hubiera seguido siendo Colegio, os digo que Bañugues merecería un pasillo con su nombre porque  calle iba a ser difícil de conseguir en sentido figurado y real.
 
Carlinos, los demás no sé si te quieren o te aprecian. Yo, las dos cosas.
 
Un beso muy fuerte. Luis
 
PD. Olvidé decir que a Carlos Jiménez-Cuervas Mons le podéis encontrar en las listas de la yeguada 62-68, de las mejores para no dejar en entredicho a las demás,  y a Bañugues en cualquier sitio siempre que le llaméis con antelación.
 

8 comentarios

Juan A. Iturriaga -

No sé si es que el tiempo encoge o que la capacidad disminuye. Evidentemente es lo primero.

Hace días que quería decir algo, pero las horas se lo comen todo.
Yo a Bañugues le veo nítidamente por el colegio, tocando maravillosamente una guitarra que era bonita y muy buena, cantando en la escolanía, jugando a todos los deportes y en todas las salsas habidas y por haber.
Era de los mayores del curso y creo que tenía, y tiene, esa rara cualidad que, según dicen, los jesuitas aprendieron de las cortesanas de hablarle a cada uno personalmente.
Todas las personas que lo conocen, se sienten cercanas a él, y a mucha honra.
Yo el primero.
Un abrazo

Joaquín Urbano -

Cuando el colegio me mandó la notas con los seis cursos, me convalidaron hasta quinto, tuve que hacer sexto, rrválida y preu para poder entrar a la universidad. Así es.

CARLOS TEJO -

Lo que tu digas Luisín, pero tendremos que llegar a un acuerdo amistoso con Carlinos, que dice que no sólamente él no hizo lo que tu dices que hiciste, sino que afirma que tú tampoco. Eso nos obligará a emprender un viaje de nuevo los tres. Yo de árbitro no hago ya que en Francia donde finalicé el bachillerato los cursos se contaban alrevés. Osea que con diez años entrabas en 6º y acababas en primero.
Como hoy ando sobráu, ahí va otru abrazu

Luis Heredia -

Carlos, acrílico u óleo, el retrato es genial.

Yo tuve que hacer Preu para acceder a la Universidad. Carlos Bañugues dice que no era necesario. Una de tres: O fui gilipollas, lo cual me sucede a menudo, o él cogió un Plan Renove después de salir del Noviciado, o es que por haber llevado los hábitos un trimestre llevaba implícita la bula.

También tuve que repetir antes 6º de Bachiller y hacer la Reválida porque no habíamos tenido la materia de Biología en La Paramera, con lo que no quería correr el riesgo de salir en la prensa de haber respondido lo que yo creía que era un espermatozoide de habérmelo preguntado.

CARLOS TEJO -

Luis, se te olvidó decirque cuando nos subimos en el coche, direcció a donde sea, lo discreto que es CArlinos en los viajes. En el último que hicimos a la Virgen, para la presentación del libro de las fotografías, no me quedó muy claro si hicisteis o no Preu, después de que volvierais a la vida "civil". Es que sólo tuvisteis hora y media de discrepancia sobre el tema. Es fácil que tu tubieras razón pero te quedaste con las ganas de que te la diera. Y achantaste, confiésalo. Aún tienes, de los lejanos tiempos, el síndrome de que es muy difícil ganarle en algo.
Retrato magnífico el tuyo, Luis. Yo confieso que el mío, más discreto, está hecho con mucho cariño..y bastante aprisa ya que, amigo Isidro, es un acrílico, y la pintura seca en un minuto y se puede mezclar y poner capa sobre capa al instante.
Voy a llamar a Carlinos para hacerle un resumen. El malvado de Javivi le está poniendo de los nervios por wassap, diciéndole que Luis escribió cosonas sobre él y el mio probe está en un sinvivir. Javivi, tienes que ir a confesar y de penitencia te pongo que llames a Carlinos Bañugues. Ya sabes, tienes pa la media hora...larga.
Un abrazu a todos
Carlos

Isidro Cicero -

No sabría decir cuál de los tres tiene más arte, si el retratista Tejo de dónde procede el óleo, supongo que sea óleo, o Luis Heredia, que retrata con una mezcla de pigmentos andaluces y asturianos, o el propio Carlos Bañugues, que, a base de vida y golpes, ha modelado este busto. Hacen falta técnicas arqueológicas, complejas, pero Luis las domimna, para encontrar en el busto actual aquellos bellos sedimentos de la adolescencia de Carlos Cuervas Mons, que algunos recuerdan bien y otros sólo conocemos por nuestras lecturas y las fotografías que hemos visto.

Oscar Fernández Hidalgo -

Luis, entre bastidores has "bordao" el semblante real de Carlinos en el magnífico cuadro de Carlos Tejo. Lo has perfilado con mucho cariño y simpatía. Una obra de arte. He disfrutado muchísimo.
¡Cuánto le quieres! ¡Cuánto le debemos!

Joaquín Urbano -

Relato tremendamente cariñoso, repleto de afectos y colmado de referencias, que lo han hecho muy, pero que muy ameno, y me ha encantado. Mis mejores deseos para el pintor que nos presenta la imagen, para el narrador que ha sabido mezclar adecuadamente las esencias que configuran al protagonista que, asentado en estos dos formidables sustentos, tiene que sentirse muy satisfecho, mucho más que eso, al percibir con absoluta certeza tantas muestras de reconocimiento y cariño a su trayectoria vital. Un abrazo para todos.