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«El Quijote es la honestidad de los sueños y algo bello»

«El Quijote es la honestidad de los sueños y algo bello»

Publicado en el COMERCIO DE ASTURIAS DE 23 de enero.

http://www.elcomercio.es/culturas/libros/201701/23/quijote-honestidad-suenos-algo-20170123004626-v.html   

 


 

 

Pedro Llorente dibuja «entre 600 y 800» ’quijotinos’ al año, una manera de reivindicar al inmortal personaje cervantino

                   

                   

Pedro López Llorente (León, 1949) tuvo largo pasado profesional dedicado a la docencia (Filosofía) en buena parte de los institutos de la región (Oviedo, Sotrondio, La Felguera...) hasta su jubilación artística y no menos esperada. Al recibir esta última, llegó el momento de su auténtico devocionario, Cervantes y El Quijote. Dibuja (lapicero o bolígrafo, a veces acrílico) entre seiscientos y ochocientos ’quijotinos’ al año. Muchos los regala, otros los vende, y tras efímeras exposiciones fuera de Asturias parte de su obra comienza en Oviedo a invadir bares, galerías de arte, tiendas de todo pelaje, ultramarinos, un sinfín de horizontes. Llorente es sarcástico, tiene «la alegría del anarquista o no integrado», según sus propias palabras y hablamos de todo ello frente a sus criaturas tristes, ojerosas y barbadas, delgadas y profundas, tan sorprendentes.

Podría empezar por alguna anécdota de su profesión... 

Fui muchos años profesor de Filosofía, sí, y mi mejor instituto fue el de Ventanielles, en Oviedo. Hacía un pequeño descanso a mitad de la clase y mi único objetivo era el aprobado general. Que todos supieran lo que se explicaba y que nadie se quedara sin dudas. Reforzaba en recreos a todo aquel que quisiera y mis alumnos me abrazan y me quieren allá donde me encuentran. Ventanielles, de aquélla, era el mejor en los resultados de pruebas de acceso a la universidad. Es siempre el chico humilde, de pocos recursos, el que se espabila y sabe lo que quiere en la vida; el otro, el que lo hereda, se adocena y pierde el tiempo al no tener nada por lo que luchar...

 

 

 

¿Cómo explica el humor cervantino? 

Es muy fácil. Cervantes se ríe con un cojo y Quevedo se ríe de un cojo. Ahí está todo. Cervantes es ternura, es esperanza y es la lucha contra una sociedad corrupta, lo mismo que ahora con Bárcenas y otros caraduras. El Quijote es la honestidad de los sueños, y algo muy español y bello, la obsesión por el amor eterno. Don Quijote es el principal heterodoxo de nuestra tradición, y la gente, en lugar de ’jesucristos’ colgados, tiene que tener ’quijotinos’. Por eso me piden tantos.

Se define como anarquista y leonés. 

Lo fui en mi juventud; y lo segundo lo soy de nacimiento, pero soy mucho más astur. Nací muy cerca de Lancia, origen de los astures. No soy cazurro. A algún amigo le digo: tú eres ’astur’ y ’ano’, yo sin él. No soy astur por el culo (Risas). Reivindico la lucha y pasión por Don Quijote, se ha hecho más por él en el extranjero, a través de un sinfín de hispanistas, que en su propia tierra. Es la auténtica ’marca España’. La gente tiene que despertar ya...

¿Cómo se aborda el Quijote? 

Umberto Eco era quien hablaba de la biblioteca como garantía del saber, pero también como bodega, donde no hay que bebérselo todo. Eso no es racional. La aproximación al Quijote debe ser paulatina, por capítulos, amable, diaria, cercana, porque es un libro inagotable. Uno no entra en la bodega y se la bebe entera a lo bruto: busca botellas para momentos especiales y otras para festividades. ¿Por qué no hacer lo mismo con las palabras? Cabrera Infante tenía treinta mil libros en su casa y cuando le preguntaban si los había leído todos, respondía en coña: «Sí, pero solo una vez». 

Habla de un Quijote no literario... 

La obra de Cervantes influyó inicialmente en la literatura, y se fue ampliando a otras artes como la pintura, el teatro, el cine. Mira todos los ilustradores del Quijote: Dalí, Picasso... Me quedo siempre con el más pobre: Doré.

Deme pruebas de que el Quijote hoy sigue vivo. 

El libro de Cervantes es el segundo más traducido del mundo después de la Biblia. El exministro israelí Ben-Gurión aprendió español para leerlo: son miles los que cada año hacen esa travesía del desierto. El libro no deja de reinventarse, incluso hay una versión manga. Vete por las tiendas, existen miles de juegos de ajedrez, parchís, tres en raya, cromos con su temática. Sus frases célebres («Dad crédito a las obras y no a las palabras» o «Cada uno es hijo de sus obras») forman parte constante del acervo. Es el único personaje de la historia que ha dado lugar a una tipología, según la Real Academia: «Hombre que antepone sus ideales a su conveniencia y obra desinteresada y comprometidamente en defensa de causas que considera justas, sin conseguirlo». Hasta Julio Iglesias, coño, tiene una canción: ’Quijote’.

Convénzame con una visión seductora de la obra.

La de Francisco Rico. Explica cómo el libro está hecho a pedazos, con historias grotescas, sentimentales, donde lo más importante es la multiplicidad de elementos y que de ahí se puedan extraer segmentos significativos. Rico dice que hoy no leemos más que fragmentos de cosas y que la cultura clásica también debería ser eso: pequeños fragmentos significativos, procurando establecer referencias entre ellos y situar los asuntos menudos en contextos más amplios. Un consejo último: empezar por la segunda parte, es más sencilla para los novatos. Con dos momentos gloriosos en todo el texto: la aventura de los galeotes y la vuelta de Alonso Quijano a la aldea tras ser derrotado en Barcelona. Lope se reía de la novela por su carácter humorístico, eso no puede pasar hoy día. El humor es lo más serio.

11 comentarios

Eugenio González -

Pedro, no hace tanto que nos vimos en Oviedo. Recibí de ti optimismo, serenas sonrisas, un cuadro de Jesús y tu email. Todo lo conservo, menos tu email. ¿Podría tenerlo de nuevo?

Muchos Sanchos, hoy quijotizados, te reconocemos, te valoramos y te decimos, ¡amigo, sigue firme día a día en el gobierno sabio y honesto de tu propia ínsula Barataria!

Otro 'sancho', hoy 'quijotizado' te envía un gran abrazo.

Miguel Ángel Díez Ordóñez -

600-800 quijotinos al año...
o sea que, dividiendo, mojas el pincelín dos veces por día... en cada cuadro; si pintas tantos entonces eso no puede ser tan difícil.
Lo que no entiendo es, que siendo fácil, porqué otros no pintamos ninguno... a lo mejor es porque no pintamos nada!
Y tú, en cambio, pintas mucho.

¡Es hora de tomar unas pintas!

Pedro López Llorente -

Manolo y Joaquín, gracias por vuestros comentarios. Cuando vengas a Oviedo, me llamas. Un abrazo.

Joaquín Urbano -

Yo hace un tiempo que persigo tener uno de estos cuadros/dibujos de mi compañero de curso que, todos vosotros, disfrutáis en vuestro santuario privado. Espero lograrlo esta primavera.
Posiblemente este desacertado. en lo que voy a reseñar a continuación: cuando yo/nosotros leímos el Quijote éramos una esponjas ávidas de conocimientos y con tremendas ganas de llenar nuestras celdas con las ideas y textos más dispares. Con el paso de los años y se van conformando nuestros criterios y adquiere dureza la corteza de nuestro conocimiento, se hace más difícil leer un "tocho" como el Quijote y tener ganas de interpretar y asimilar sus, me atrevo a decir, infinitas variables. Y lo más probable es que la lectura finalice tras muy pocas hojas. Consecuentemente no es de extrañar que esas ediciones extractadas y más divertidas, sean más toleradas y mejor acogidas, sin olvidar la función tan importante que cumplen difundiendo la obra más divulgada tras la Biblia.
Y todo este rollo Pedro para decirte que tengo la Biblia, la obra de Cervantes y me falta un quijotino para que mi banqueta se asiente correctamente.
Un fuerte abrazo para todos. Joaquín Urbano.

Manolo Díaz -

Hace unos días vino a mi casa un técnico de la compañía telefónica con la tengo contratado el servicio. Un rapaz muy majo. Enseguida derivamos hacia otras cuestiones ajenas a su visita. Había un ejemplar del Quijote encima de la mesa y le prestó cierta atención.
“Yo nunca leí ese libro. Algún pasaje suelto, como eso de los molinos. Ya sabes, esas cosas a las que te obligaban en el bachiller”.
“Ah, bueno. Pues te lo regalo. A lo mejor te animas a leer algún capítulo más”
Me hizo una pregunta muy interesante: ¿Quién decide si un libro es bueno o es malo? ¿En qué se basa?
Yo hablé de esto hace unos días con nuestro ínclito Dani. A mis alumnos, cuando surgía la pregunta, les endosaba el rollo de la transversalidad espacio/temporal de la obra literaria. El técnico de Movistar me escuchó con cierta atención y se marchó, dándome las gracias por el libro. Casualmente el domingo por la mañana lo volví a encontrar en el rastro del Fontán. Traía un libro debajo del brazo, dentro de una bolsa de plástico. “Acabo de comprar un ejemplar del Quijote”. “¡Muy bien! Déjame verlo”. Noté cierta reticencia. “Bueno, es que…”
Insistí. Sacó pausadamente el libro de la bolsa y antes de entregármelo, a modo de confesión, dijo: “El que me regaló Ud. me pareció un rollo y como quiero leerlo, compré éste”. Era una edición infantil en formato comic. Me pareció buena idea. Porque en esto del Quijote hay mucho “postureo”. Dejando aparte, ¡válgame Dios!, a los cervantinos fetén, muchos de ellos cocidos en nuestra propia hornada. Coincido con Cícero: “algo especial habrá tenido aquella "formación" cuando suscitó unas actitudes tan variadas, tan abundantes y tan enraizadas al Quijote”
Luisín Carrizo es un arquetipo de lo que estoy diciendo. Y apuesto a que no hay cinco españoles, catedráticos, académicos o doctores, que conozcan mejor el Quijote que Mariano Estrada. Pues eso Cícero: Algo habrá tenido…
Pero retomo lo del “postureo”. Y como Carrizo disfruta con mis chascarrillos, añado éste pertinente al tema que ahora nos ocupa.
En un colegio recibieron la visita del inspector de zona. Cumpliendo con su deber, entró en una clase y comenzó a formular preguntas a los alumnos:
“A ver tú, ¿quién escribió el Quijote?”
El guaje se puso a la defensiva y sollozando balbuceó: “¡Yo no fui, yo no fui!”
Y el inspector, totalmente desconcertado: “¿¡Pero qué dice este chico!?”
De inmediato el maestro sale en defensa de su alumno: “Señor inspector, este chico es de muy buena familia. Si dice que él no fue es que no fue”
Y el inspector, abatido ante lo que estaba oyendo, exclama: “Dios mío, Dios mío, si Lope de Vega levantara la cabeza…”
Pedrín, tus respuestas al periodista del Comercio son, auténticamente y sin falsos halagos, magistrales. Demuestras un conocimiento del Quijote que te alinea con Carrizo y con Estrada.
Te compro la anécdota de Umberto Eco. Y si vuelvo a ver al técnico, le recomiendo que comience por la segunda parte, siguiendo tu consejo.
Dejo constancia de que me cobraste, en la plaza del Paraguas, los dos dibujos tuyos que guardo como reliquias. Espero gratis otros dos, como mínimo. Valga lo mismo para mi queridísimo Fernando; pagué religiosamente, previo encargo, su libro “Las medidas del tiempo en la Historia” y ahora a Luisín le va llover gratis et amore. Aunque en este caso, como en todo lo concerniente a Box, no hay dinero en el mundo para pagar lo que vale. Eso sí, el día que nos volvamos a ver, Fernando de mi alma, llevo el libro y te exijo la dedicatoria.

Vibot -

Pedro, el penúltimo verano lo pasé en Corea del Sur, pero no en Seúl sino en una ciudad sin apenas turismo y en un entorno en el que apenas podía comunicarme verbalmente por la barrera del idioma, pues muy poca gente hablaba inglés.
Cada día la lectura del Quijote supuso para mí la mejor compañía imaginable: me hacía sonreír, reír a carcajadas, me conmovía hasta las lágrimas, me hacía pensar y repasar mi vida, me daba ganas de comunicarme como fuera, de ser mejor... esa lectura constituía mis mejores momentos cada jornada, tanto que -aparte de mi deslumbrado descubrimiento paulatino de los tesoros históricos y paisajísticos de otra cultura tan diferente- ya no puedo disociar mis recuerdos de aquel país de la intensa y jubilosa convivencia, más profunda que nunca en mis anteriores lecturas, con ese libro de libros.
Allí escribí mi Métrica y el muy benéfico influjo de Cervantes rezuma en su dedicatoria y en su prólogo, plagados de agradecidas alusiones y de citas textuales. Y, acaso, en algunos de sus poemas. Yo no recuerdo ahora mismo si tú tienes mi libro, pero me he sentido muy cerca de ti por las cosas tan hondas que dices sobre el Quijote y por esa incontenible pasión con que lo traduces en retratos. Si voy por Oviedo, espero contar con tus palabras y tu compañía mientras miro y disfruto de tus cuadros.
Un abrazo, amigo cervantino.

Pedro López Llorente -

Gracias por vuestros comentarios, me encantan. Marcos, la exposición está en la cafetería "El Limbo" en la calle Matemático Pedrayes, cerca del club de tenis. Un abrazo.

Luis Carrizo -

Ahora valoro más, si cabe, querido Pedro, el retrato que me regalaste cuando visité tu exposición de Quijotes en Oviedo. Yo pensaba que te limitabas a interpretar a nuestro admirado loco por medio de la pintura y el dibujo (si puede decirse "te limitabas", cuando nos informan que traes al mundo de seiscientas a ochocientas obras cada año). Acabo de descubrir, sin embargo, que tus retratos son el fiel trasunto de tus penetrantes lecturas del Quijote. Tus comentarios me han parecido muy sabios y acertados y, a pesar de que la historia tiene muchos pasajes, estoy plenamente contigo en resaltar el de la liberación de los galeotes y la emotiva narración de la llegada del vencido caballero a su aldea natal.
Por no defraudar a Cicero, y por incitar a algún descuidado transeunte a dar algún sorbo de este vino exquisito, por usar tu metáfora, quiero hacer dos breves acotaciones a ambos pasajes.
En relación con el de los galeotes (I,45), quiero destacar la musicalidad y el ritmo del texto. Fundamentalmente la parrafada de don Quijote que comienza por "Venid aca, gente soez y malnacida..." hasta el final "¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?" Es un prodigio en cuanto a la sonoridad y belleza de las palabras y de la estructura del texto. En cuanto al contenido y al trasfondo de los hechos de dejar libres a los que Dios crió libres, como dice don Quijote antes de meterse en harina, a mi me traen a las mientes, cada vez que lo considero, lo que dice aquella copla popular: dice cosas ese loco, que a veces no son verdad, pero mentiras tampoco.
En cuanto a la llegada de Sancho y don Quijote a su aldea, vencido ya y apesadumbrado don Quijote, no puedo por menos de citar las sabias palabras que Cervantes (me quito el cuero cabelludo) pone en boca de Sancho, cuando caballero y escudero se encuentran en un alto, a la vista ya de su aldea, a la que Sancho se dirige: "abre los brazos y recibe también tu hijo don Quijote, que si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo, que, según el me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede."
Contemplata aliis tradere, id est: ahora vas y lo cuentas.

Isidro Cicero -

Algo tendrá el agua cuando la bendicen Algo especial habrá tenido aquella "formación" cuando suscitó unas actitudes tan variadas, tan abundantes y tan enraizadas al Quijote. Es increíble la lectura permanente de Luis Carrizo: siempre que trato con él me sorprende con "meditaciones del Quijote" a la usanza de las de Ortega, solo que más precisas. Es ya clásico el trabajo de Andrés García Trapiello. Esta "aproximación al Quijote" de Pedro López Llorente se me antoja cervantina: lo mismo que el hidalgo descubría, en el rostro de Maritornes la ventera asturiana, una dama de alto rango y de otros tiempos, Pedro saca a los rostros asturianos de estos tiempos sus rasgos invisibles de quijotes. A ver si lo hace también con algún que otro cántabro asendereado, que los hay.

Marcos Berrueta -

¿ En qué cafetería está la exposición ? dentro de unos días tengo que pasar por Oviedo.

José luis suárez Sánchez -

Eres inconmensurable, Pedrín.
Bueno, que sepas que el piropo no es gratis. Espero una de esas obras de arte cuando nos veamos por Oviedo o en alguana "concelebración" de las de Ponteo...