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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

AQUEL MONASTERIO DE CORIAS, HOY PARADOR NACIONAL

AQUEL MONASTERIO DE CORIAS, HOY PARADOR NACIONAL

De resultas de fisgar por Internet.

 


 


Monasterio de San Juan Bautista de Courias / Corias (Cangas del Narcea). 

Casi siempre tengo que repetirlo dos veces: «Corias de Asturias, cerca de Cangas del Narcea, no Coria de Cáceres». En Corias hay un vetusto monasterio que acaba de convertirse en parador nacional; se encuentra a escasos kilómetros de Cangas del Narcea y a muy pocos metros del río Narcea. En él estuve entre 1954 y 1957 cursando los tres primeros años de latín, cuando era una escuela apostólica o seminario regentado por los dominicos de la provincia de España. Volví a visitarlo a principios de los años ochenta con dos compañeros de seminario, el vallisoletano Jesús Alcalde, profesor en la madrileña facultad de Ciencias de la Información, y Jesús Torbado, periodista leonés y novelista, que había sido galardonado con el premio Planeta en 1976.

El monasterio estaba entonces prácticamente deshabitado; solo había en él tres frailes dominicos; uno de ellos, el padre Felipe Lanz Yoldi, nos había puesto clases de francés y de literatura. Evocamos el barullo de los más de 300 seminaristas alborotando por los claustros y los tres campos de fútbol. Y, sobre todo, el guirigay que se formaba al bajar unas escaleras de madera añeja con los pasamanos bruñidos por miles de manos como las nuestras. Hubo un momento embarazoso con el padre Felipe Lanz. Me preguntó al lado de una de las arcadas de los claustros a qué me dedicaba y le dije que era periodista y redactor-jefe de la revista «Mundo Negro». «Supongo, me dijo, que no serás como ese ingrato de Torbado, que ha puesto a los dominicos a caer de un burro después de que le ayudaran tanto, después de abandonar el convento». Torbado estaba a mi lado, pero el padre Felipe no lo reconoció; el novelista se limitó a dar una calada más honda a un cigarrillo.

Visitamos la iglesia con su majestuoso altar barroco, con bajorrelieves que cuentan la historia del monasterio, levantado en el siglo XI y ocupado por monjes benedictinos. Dicen las crónicas que entre los siglos XII y XIII alcanzó su máximo esplendor con inmensas posesiones de los monjes en la mayor parte del occidente de Asturias e incluso de la vecina provincia de León. Nosotros entonces no teníamos más que algunas nociones vagas del castillo de Piñolo. Aún se encontraba en la iglesia un antiguo órgano de tubos, donde dos de los hermanos Castaño -Pepe Domingo y otro, de cuyo nombre no logro acordarme- aprendieron a tocar alguna cantata de Bach.

 

Parador de turismo Monasterio de Corias (Monumento Histórico-Artístico Nacional) inaugurado el 15 de julio de 2013 por la Reina Doña Sofía.

Corias era entonces un pequeño pueblo con escasa actividad. Los domingos iba mucha gente de Cangas del Narcea a oír misa en la iglesia del monasterio. Los seminaristas salíamos juntos de tanto en tanto a dar un paseo junto al río Narcea, festoneado de castaños y avellanos. Una vez al año, íbamos durante el verano en varios camiones al puerto de Leitariegos. Durante el trayecto animábamos al conductor a acelerar y le recordábamos chillonamente que con el vino se engrasan las bielas, según la canción de marras. Había en Leitariegos una gran laguna, en la que nos bañábamos antes de comer al aire libre y de la que muchos salíamos con las piernas peladas de insaciables sanguijuelas.

El paraje de Corias era magnífico y espectacular para un chico de la llanura zamorana como yo. Allí vi por primera vez arar a una mujer con unas vacas rojizas y menudas. Los carros eran pequeños y tenían ruedas de madera, como los sanabreses. En los prados abundaban los almiares de heno. Había entonces en los montes adyacentes muchos cerezos y manzanos y algunas viñas con cepas raquíticas, en comparación con las que había visto en Pajares de la Lampreana.

Supongo que ahora el antiguo monasterio de Corias atraerá a muchos asturianos y leoneses. Quienes vayan, podrán disfrutar, sobre todo en la época estival, de las aguas frescas del río Narcea, donde abundan las truchas, los salmones y las anguilas. Había en este río un remanso que llamaban El Chandeu. Jesús Alcalde y Jesús Torbado se bañaron en él. Después nos dirigimos a Tineo. Degustamos en Villanueva de Sorribas unas truchas exquisitas recién pescadas en el mismo río Narcea, que discurre por allí más angosto y turbulento, pero con aguas limpísimas.

¡Quién nos iba a decir que nuestra vieja escuela apostólica se iba a convertir en un parador nacional! Primero fueron los castillos semiderruidos, como el castillo de la Mota en Benavente, cuando Manuel Fraga Iribarne fue ministro de Información y Turismo. Ahora le toca el turno a los seminarios, conventos y monasterios, que se convierten en hoteles, como pasó hace años con el seminario verbita de Coreses, o en parador nacional, como el monasterio de Corias. Quienes puedan y quieran, que lo saboreen.

Publicado en: La Opinión de Zamora
Viernes, 2 de agosto de 2013

7 comentarios

santiago rodriguez -

Evidentemente Carlos Vergara pone a los personajes en su tiempo, es claro que es despues de cesar como provincial Segismundo Cascon (Segis) que acabo su cargo en 1970, durante su mandato Casquero (tio abuelo de Guti), fue el sindico de la provincia; Felipe Lanz siguio en Leon como profesor de Historia de la literatura y deleitando con sus diatribas contra el inquieto Fr. Luis de Leon; Francisco Arias fue el primer director de la escuela mayor en La Virgen, siendo nombrado prior de Caleruega en 1960 con un segundo priorato cuatro años despues

INOCENCIO FERNÁNDEZ MENÉNDEZ -

Me parece muy acertado el comentario que hace Ramón Hernández Martín de los cuatro frailes de la foto...al igual que Carlos Vergara.
He sido alumno de tres...no recuerdo tener de profesor al P.Segis.
Perdí pronto la pista del P.Lanz...pero seguí siempre muy pendiente del P.Arias y el P.Casquero....me los encontré de nuevo en La Virgen en Octubre de 2007...habían pasado 47 años...una vida...pero allí estaban...con la vitalidad de siempre.El P.Casquero decían venía de hacer la Travesía del Cares.
En 2016 visité al P.Arias en el Convento de Palencia.Nos acompañó al Autobús y nos dice...no vaya a ser...que se quede alguno y le tengamos que dar la cena.Recuerdo que a alguna ocurrencia mía en Corias...me nombró... "Ino, representante de chimeneas mazizas"
Al P.Casquero le hemos visitado en Villaba el pasado Septiembre.El amigo alemán se ha apoderado de él y allí está.
Ajeno a todo.
Un recuerdo para ellos y para todos los que nos acompañaron en aquellos años.el

Joaquín Urbano -

Gracias por la información.
Joaquín Urbano.

Ramón Hernández Martín -

Parte de los cursarios pasamos en Corias cinco años (52-57) de tardía infancia, adolescencia y juventud, de hermoso despertar siguiendo dormidos. Infinitos recuerdos. Viendo la foto, no es de extrañar que los profesores nos parecieran ya entonces muy mayores sin serlo, pues ni Segis ni Arias tenían una edad como para usar apoyo al caminar. Lanz, por su parte, siempre embozado como si su corpachón estuviera entumecido y Casquero, tan ágil en las matemáticas, desenvuelto y algo tirado para adelante. Cuatro grandes iconos de nuestra devoción primera, cuatro grandes canteros de la escultura que hoy somos.
Lamento no tener recuerdos especiales del autor, Gerardo, y eso que los cursarios estábamos en quinto cuando él cursaba tercero el último año de Corias, y, más, siendo él de Zamora y yo de Salamanca cuando, en la distancia, las proximidades geográficas eran lazos de empatías y convivencias. A Torbado me tocó darle juego poco después, en Las Caldas, en el curso 60-61, primero para él y tercero para nosotros. Dasio me había puesto al frente de la Academia de Literatura, en cada una de cuyas sesiones uno de tercero leía un trabajo escrito por él. Pues bien, creo que solo entonces se permitió una excepción: que uno de primero, Torbado, hiciera un trabajo y lo leyera a la concurrencia. Por algo sería. Me cupo ese honor, pero seguramente Torbado no lo ha registrado en su memoria.
En fin, tiempos idos pero que, por arte de birlibirloque, es decir, de forma casi mágica, vienen a la memoria al aparecer en los papeles y en los paneles digitales. Recuperan así su entidad y trascendencia, aleccionándonos y recreándonos. A Corias, tan espléndido y magnífico, antes y ahora, laboratorio y alto horno de la plastilina que entonces éramos, lo veo incrustado en mi personalidad como sus cimientos.

Carlos Vergara -

Se trata de Gerardo González Calvo, buen escritor en las libretas de La Virgen del Camino en los dos años de la Escuela Apostólica que coincidimos. Estábamos cerca en las mesas del salón de estudio, porque yo era de los mayores de tercer curso y ellos de los más jóvenes de cuarto. Los tres protagonistas son artistas que progresaron mucho, adecuadamente. Los modos del P. Felipe Lanz a veces iban más allá de lo debido... también los padecí, pero no estoy para juzgar.
El relato se refiere a los años ochenta, yseguramente el P. Felipe estaba pasando unos días de verano. La foto es de los años cincuenta: fray Segis (+ 1975), fray Casquero (Villava), fray Arias (Palencia) y fray Felipe (+ ¿?).
Buen relato el de Gerardo. Gracias de CVergara

Daniel Orden -

Gerardo González Calvo

Joaquín Urbano -

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Gracias. Joaquín Urbano.