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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

IGLESIA DE Santo Domingo (Cádiz)

IGLESIA DE Santo Domingo (Cádiz)

Hola! Así he visto que "predican"  en su iglesia de Cádiz los dominicos los misterios del Rosario.

Un abrazo.
Daniel Orden


2 comentarios

Ramón Hernández Martín -

Puesto que la foto nos invita a entrar en una hermosa iglesia para rezar el rosario, pienso que no está no estaría fuera de lugar dejar aquí constancia del deceso de Fray Cándido Ániz el miércoles y de sus exequias ayer en Villava. Un gran hombre y una muy buena persona. Imagino que muchos de los miembros de este blog tuvieron contacto con él, dada la trascendencia de sus cargos y ocupaciones, pues fue Provincial de la Provincia de España. Yo no tuve la suerte de tratarlo y solo lo conocía de oídas. Pero un buen día, estando en la portería de San Pablo de Valladolid, como el conserje no pudo localizar a ninguno de los dominicos por los que yo me interesaba, me dijo que en recepción estaba de guardia fray Cándido y que, si quería, podía saludarlo. Entonces, ni corto ni perezoso, no dudé un segundo en llamar a la puerta de un pequeño despacho solo para saludarlo, pero el saludo nos llevó a la presentación y la presentación suscitó temas y curiosidades de tal manera que el fugaz saludo se convirtió en una interesante y densa conversación que sobrepasó las dos horas. Salí de allí francamente complacido, por haber conocido a aquel gran hombre y por el tono y los contenidos de lo hablado. Loor, pues, a un gran hombre y gracias sean dadas al cielo por su vida. Sirvan estas sencillas palabras de homenaje y agradecimiento.

Ramón Hernández Martín -

Aunque no acierto a leer con mi técnica rudimentaria de informática los cartelitos de los "misterios", me parece una presentación ingeniosa del "Rosario" en forma de escalera japonesa para subir al cielo, situado naturalmente en la bóveda de tan hermoso templo. Pero, la verdad, yendo a la cosa en sí, os confieso que a mí nunca me han gustado las salmodias cansinas y repetitivas y, además, creo que, lejos de despertar la curiosidad divina, las de las avemarías del Rosario deben de provocar un dulce sopor en las neuronas del Sumo Hacedor. En fin, en el trato con Él creo que lo mejor es proceder como hacemos con nuestros mejores amigos, de forma honesta y yendo directos al grano. Así de limpia y asequible debe ser, a mi parecer, la atmósfera que respiramos los cristianos, la oración. Francamente, no creo que tengan más valor ni hermosura cien avemarías que cincuenta, ni cincuenta que una. Otra cosa son los "misterios" subyacentes, pero creo que, en hablando de misterios, la mejor herramienta para abordarlos es el silencio.