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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

NUNCA ANTES (Por Pedro Trapiello)

NUNCA ANTES (Por Pedro Trapiello)

Anota «nunca antes» en ese librito en blanco que te regalaron hace la tira y que al fin le encontraste estos días utilidad como diario, porque supongo que estarás escribiendo algo de todo lo excepcional que le está pasando al mundo, pero sobre todo a tu mundo y a tu alrededor. ¿Eres consciente de ser testigo y actor -sí, tú- de momentos y episodios que nunca antes se dieron en la historia del hombre narrados tan en directo?, ¿o de que quizá no tengas otra oportunidad de contarlo porque a lo peor la muerte quiera sacarte a bailar el Rock de la Morgue?, ya ves que la pista se va atestando de bailarines sin remedio, mucha gente mayor, cierto, tanta que parece un miércoles de baile en el hogar del pensionista, pero también gente joven, robusta, carne de gimnasio y dietas saludables... en fin, anotarás como «nunca antes» comportamientos humanos que jamás habías visto, obligada solidaridad que ni se intuía, cercanías vecinales que ni hubieras imaginado... y conforme la tropa vaya perdiendo la compostura y se le nublen sus horizontes particulares, verás también las miserias humanas que aflorarán llegando a creer algunos que esto no se arreglará si no empezamos ya a hacer sacrificios humanos a los dioses con niños o virgencitas, algo así, algo azteca o inca, un guiño a indigenistas... o sacrificar políticos en otro guiño más eficaz a populistas y taraos (Torra reza al coronavirus para cerrar cuanto antes la frontera y no entren en «su casa» españoles, esa otra epidemia aún peor).


Como lecciones sacadas a esta nueva jornada de confinado anotarás:

1.- Has hecho el ridículo al escaquearte de una llamada diciendo después que no estabas en casa.

2.- Cada vez circulan menos chistes, ocurrencias y gracietas; el humor negro de las ruedas de prensa oficiales acapara todas las risas.

3.- Prefieres, como casi todos ahora, comunicarte escribiendo mejor que hablando al temer que tu voz delate que realmente estás aterrado y que te pierdes en terribles elucubraciones.

y 4.- Hurra: en tu casa se ha vuelto a cocinar un poco como Dios y las abuelas mandan.

Pedro Trapiello (DIARIO DE LEÓN 19-3-2020)

1 comentario

Ramón Hernández Martín -

Posiblemente, el “nunca antes” tan sorprendente y directo de Pedro Trapiello y el “todos pecadores” del que tanto recela Baldo en su último comentario a lo de Cardenal tengan mucho que ver con el “nihil novum sub sole” que me gustaría aportar a mí. Tal vez lo auténticamente “nunca antes” sucedido con el coronavirus y el enclaustramiento que padecemos sea que este maldito bicho ha derribado todas las fronteras y rebobinado lo de Babel con las lenguas para demostrarnos que, en el terreno de los contravalores, “todos somos pecadores” realmente, porque aquí no se salva más que el que tenga el coraje y la sabiduría de “desconectar” de todos los demás (recluido en casa y a metro y medio de distancia de cualquier cuerpo humano, utilizado como vehículo de Fórmula 1 por el cabrón del virus de marras), a pesar de lo cual, sigue siendo verdad lo de “nihil novum sub sole”, ya que pandemias como esta y mucho más graves las ha padecido el género humano (recordemos solo la “gripe española”, que de española no tuvo más que las víctimas de 8 millones de afectados y de casi cuatrocientos mil muertos). Sin embargo, tal vez lo realmente “nunca antes” sea que, al derribar todas las fronteras y aunar todas las lenguas, este contravalor-virus haya despertado el más sólido y universal movimiento de solidaridad entre los seres humanos para poner por encima de todo, como debe ser, la vida de cada uno, incluso la de los sin techo y la de los viejetes de los geriátricos. A mi parecer, el descomunal reto que este bichejo nos ha lanzado obligará a la humanidad a dar un gran paso en su “dignificación”. Cierto que el coronavirus está poniendo de relieve muchos egoísmos vergonzosos, pero, dada la altura de la solidaridad como vacuna, los egoístas quedan en seguida con el culo al aire, como tendría que ser siempre. La necesidad de un avance significativo en la gratuidad de muchos de nuestros comportamientos será seguramente la gran lección que sacaremos de este maldito invasor del este, más cruel que Atila. Gracias, Pedro por tanta sabiduría; gracias, Baldo por tanta precisión y discernimiento, y gracias, Josemari, por la ya larga (trece años y algunos días más) y magnífica oportunidad para pensar en voz alta que ofrece este blog.