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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EN EL CENTRO DEL TEATRO (por Javi del Vigo)

EN EL CENTRO DEL TEATRO (por Javi del Vigo)

Os prometí nuevos comentarios sobre esta misma fotografía. Hoy ha sonado la campana en la memoria de Javivi.

El muy bandido ha retocado la fotografía y le ha puesto colorines. Tal cual os la dejo.

Sábado de lluvia y melancolía y estoy triste ¿o no tengo derecho?

 


 

“AYER NO MÁS”.


Lalo, el gran Lalo -de palabra corto, pero certero en ideas-, me abrió el camino otra vez. En la entrada “San Froilán”, cuando se cumple el 5º aniversario de este fantástico blog. Allí, Lalo colocó enlace a una entrevista a Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953. Ayer no más, Ed. Destino), una de las joyas de la promoción del 63 en La Paramera, aunque herméticamente silencioso acá. Tendrá sus razones, que acato. Pero, si aún no la habéis leído, hacedme un favor: id y leed. Merece la pena este Trapiello y la entrevista.


Josemari me había incitado hace tiempo a recordarle a propósito de una vieja foto, de calidad técnica dudosa pero de recuerdos bien definidos, nítidos, para mí y para una mayoría de aquellos niños que fuimos: Él fue Eulalio C. Ruiz. Así escrito siempre. Eulalio cé mayúscula punto Ruiz.  Cuantas veces en mi pasado yo veía camiones por esas autopistas de dios de una empresa de transportes (Transportes Calzón S.L.), afincada junto  a Oviedo, me decía aviesamente: “¿Será del prior de aquel Convento/Colegio en León?”. Era retórica lo mío, lo imagináis; pero aquel camión me llevaba al prior siempre. Curiosa recreación de un personaje y un tiempo la mía. Pero así era.


Poco más retuve de aquel hombre bajito, de ojos claros,  pelo cano y hoyuelo en el mentón; personaje que aparecía endiosado y lejano a los ojos de aquellos niños que fuimos cuando en La Paramera. Que sólo se acercaba a los colegiales en momentos bien definidos: notas, festividades, onomásticas. Y poco más. Como los dioses. Como los reyes. Igual que los caudillos, los gobernadores, los jefes... Pero siempre investido de aquella impresionante aureola de autoridad, rodeado de un montón de frailes, que vigilaban sus deseos para cumplirlos inmediatamente.


Él, que fue locuaz en el hablar -incluso por nombre-, fue piadoso, casi púdico, cuando escribía su nombre y apellidos. Así que, como en una revancha particular,  cuando veía  camiones de la empresa citada, me venía al primer plano aquel apellido que ocultaba el buen prior de aquellos tiempos franquistas “que se tragó la trampa” (Cicero dixit).


A estas alturas de la vida, cuando aquellos frailes se han ido yendo o los hemos convertido en nuestros niños grandes, tengo una intuición: Eulalio Calzón Ruiz fue un rabo de lagartija, irónico y zumbón, con quien hubiéramos podido disfrutar conversando, si a él no le hubiera correspondido en “el Gran Teatro del Mundo” ser prior  en aquella década de plomo, en un convento donde la economía no era boyante –nunca la economía lo es, excepto si uno es rico (gran boutade)- al que fuimos llegando, año a año, unos niños con 10 u 11 años, llenos de ojos, hasta completar la cifra de 6.000, que se dice fuimos pasando por aquellas aulas y aquellos criterios pedagógicos tan especiales.


Una vez leí acá a Pablo Huarte recordar los últimos momentos de Eulalio Calzón, el prior todopoderoso. Momentos de duda y angustia, como los de todo hijo de vecino. Y se me quedó en la memoria. No era tan grande ni tan prepotente. Nos parecía. Lo aparentaba, para ser un jefe adecuado en un escenario de autoritarismos y franquismo. Pero seguro que fue un gran humanista, que pudo haber sido en otro contexto sociohistórico, un prior comprensivo.


Al final, acuso a aquel fraile -como Manolón, nuestro entrañable y divertido Manolón- de hacernos aprender que los niños bien, los pijos, usaban albornoz; albornoces que por la puerta de su pueblo o del mío nunca habían pasado hasta aquel momento. Ni se les esperaba. De algo he de acusarle, que Eulalio representaba el poder y al poder hay que darle caña siempre. Albornoces que tuvieron que comprarnos y tuvimos que vestir en momentos determinados –cual pijos- cuando Luis Arruga, este fraile que sigue impartiendo experiencias desde el Convento palentino de San Pablo, dio su “placet” a nuestro ingreso en aquel Colegio (privado y de ideario) diseñado para pijos, pero al que fuimos una caterva grande de aldeanos. La carta de admisión, con el ajuar imprescindible a llevar, iba firmada por Eulalio C. Ruiz prior. Y en el ajuar, un albornoz. (Quien quiera contemplar la maletilla de madera que llevó Manolo, póngase en contacto con él; aún la guarda entre sus cachivaches. Por un módico precio os la enseñará.)


Bien. Y en todo este galimatías ¿qué pinta Andrés G. Trapiello, de la saga de los Trapiellos leoneses, ese escritor polémico, poliédrico y de éxito creciente en el campo de la  literatura contemporánea? En la entrevista referida se le cita una frase de su última novela, “Ayer no más”, que no tiene desperdicio y transcribo: “Una paz duradera es imposible sin el olvido. Nuestra tarea es luchar contra la impunidad sin alentar el agravio y el resentimiento, sabiendo que unas veces es preferible la paz a la verdad y otras, la justicia a la paz”.


En tocante a la memoria de aquel tiempo yo me he hecho vago. Ni olvido ni aliento el resentimiento. Desde que abrí puertas y ventanas, con y tras el “reencuentro”, el sol y el aire han resecado la estancia de mis recuerdos, que cerré con siete llaves al marcharme. Sobre el colegio, como sobre la historia reciente, busco con Trapiello y otros esa “tercera España, en la que había gente de izquierdas y de derechas. Ser ecuánime no es ser equidistante porque los dos bandos no eran iguales, pero hay que ser ecuánime juzgando a los dos.”


En uno de aquellos bandos de mi memoria estuvo Eulalio Calzón, rabo de lagartija que no pude saborear como a un igual. En la otra, aquellos niños que fuimos, acercándonos inmisericordemente al talud que nos echa al abismo final, y me acerca a la piedad."


Totus tuus!

Javi del Vigo Palencia

16 comentarios

Luis Heredia Alvarez -

Pues yo estoy de acuerdo en todo con Lalo, como siempre, y con Manuel Alvarez y en parte con Julio. A mi me parece que la enseñanza que recibimos se acerca más a la tesis de Manolo Alvarez, en términos generales. Y me parece también que la teoría de Julio resulta un poco sesgada por hacer el análisis como profesional de la enseñanza extrapolándolo a los tiempos actuales y cómo él hubiera querido que hubiera sido la pedagogía ideal, que por otro lado, no existe. y a las pruebas me remito porque dos profesionales del ramo y que además han vivido experiencias idénticas o muy similares discrepan, que está muy bien, sobre el fondo y la forma.
O sea, que para mi, pudo ser lo que dice Manolo Alvarez.

Julio Correas -

Lalo,
estoy de acuerdo con Manolo Alvarez -pero sólo en parte-.

El Concilio Vaticano II se empezó a vislumbrar en el 65... y ya nos íbamos de la Virgen.
Recuerdo las novedosas charlas de Miret Magdalena -teólogo seglar de la época- en la calle Claudio Coello de Madrid en el 66.

No reconozco esa pedagogía que narra Manolo Alvarez en mi experiencia de la Virgen del Camino.

Pero todo puede ser...!

Un abrazote.

Antonio Argüeso -

Recordador, no seas tan brutal cuando constatas carencias del prójimo. Tal y como te presentas, tienes relentes de “cobrador del frac”. Si Cirauqui y Medarde no estuvieron en Palencia, ¿con quién los habré confundido? No he podido dormir en toda la noche.

lalo -

Lectura recomendable para hoy:

"La educación que nos dieron. Visión retrospectiva de las enseñanzas recibidas en la Virgen del Camino". MANUEL ÁLVAREZ GONZÁLEZ, catedrático (ya emérito) de Pedagogía de la Universidad de BCN. Cuaderno de la memoria. Pp 121-133. Col. El Tomillar. 2011).

Un párrafo:

"La Ley Moyano dio el espaldarazo a la educación religiosa en España, que se vio reforzada a partir de la Guerra Civil con la implantación del régimen franquista, donde la Iglesia Católica volvía a tener un fuerte protagonismo de tipo educativo y social. Esta educación estaba basada en la pedagogía católica que seguía las orientaciones del Concilio Vaticano II y que recogía lo bueno y valioso de las diversas corrientes de la pedagogía actual del momento, sin acatar, de forma rígida, las orientaciones del régimen. Una educación orientada a lo «religioso», pero que intentaba preparar para la vida, a través de una educación globalizada e interdisciplinar, como tendremos ocasión de desarrollar más adelante en este estudio. A pesar del corsé a que estaba sujeta, supo desarrollar su papel de una forma digna; es más, yo diría que con una aceptable amplitud de miras, desarrollando un rol social de primer nivel, especialmente en aquellos sectores de la población que no podían acceder a la educación pública. Es interesante destacar que algunos de los «principales actores» de la transición española, de las reformas educativas (LGE y LOGSE) y de la representación política actual se formaron en centros religiosos. En función de estas evidencias, algo de bueno tuvo esta educación.
Centrados en la formación desarrollada en la Virgen del Camino, he de señalar que hemos recibido:
-Una educación religiosa sin fundamentalismos, no excesivamente autoritaria, bastante aperturista, teniendo en cuenta el momento...
-Una educación de calidad para las clases menos pudientes...
-Una educación humanística e integral.
-Una educación con métodos, sistemas y técnicas de aprendizaje propios de la escuela activa y del aprendizaje significativo.
-Una educación con formadores comprometidos.
-Una educación con un trato preferente a la orientación y a la acción tutorial."
...

Eso escribió Manolo Álvarez, y está bien que yo lo diga, que es de mi pueblo.

Salud
Lalo

El Recordador del Recordador -

Recordador, te recuerdo que Antonio Argüeso se refiere a Palencia de ahora y no de cuando tú estuviste en Palencia de antes.

El recordador -

Antonio Argüeso:
Una corrección muy simple. Ni Cirauqui ni Medarde estuvieron en Palencia. Así que no sé cómo hablabas con ellos en el noviciado, dado que no estaban y, además, no había móviles. Saludos

Antonio Argüeso -

Se cortó el final, misterios de la informática o de la blojística. Era este:

Tampoco digo cómo lo conseguí (sacar mejores notas que el Pitu en Lógica), que no sé si esos casos han prescrito y si su señoría, que últimamente anda poco activa por el blog, se enterare igual me empapela.

Antonio Argüeso -

Tiene razón Isidro cuando a los escritores cántabros del blog los delimita en el alto Ebro pues hay otro cántabro que podría aclararme, por ejemplo lo de los horarios de Palencia, Caldas… Pero calla. Bueno, callar seguro que no, que Javier Martín lo que se dice callar, ¡ni debajo del agua!

En Palencia pasé larguísimos y agradabilísimos ratos con los Javieres Cirauqui y Martín; por allí andaba también Medarde. Yo algo pude hablar, algo; Medarde, que es más discreto que yo (bueno, Medarde es discreto) ni sé qué voz tiene: todo fue para los javieres, en dos o tres ocasiones quise meter baza y preguntar por los horarios esos… ¡imposible! Javier Martín prometió, pero eso, que donde dije digo….

Yo también, Javivi renegué de ese pasado del que, lo que son las cosas, con las canas hasta me enorgullezco. Acaso ese deseo de poner los siete candados aquellos es el responsable de que haya olvidado tantas y tantas cosas; algunas van viniendo, otras ya veremos. Y ahora sí pienso como el envidioso Cirauqui (Javier, el maestro Correas te diría que la “hierva siempre está más verde y ‘hermosa y fulgurante’, añado yo, en el jardín del vecino): fue casi nuestra y toda nuestra adolescencia; además, la familia que allí formamos es formidable, incluso los silenciosos.

Pitu, algún día igual hasta cuento dónde metía los enchufes durante los rezos; por qué en Las Caldas casi nunca iba a la cena, dónde andaba en algunas ocasiones en las que los demás dormíais en clase (no me vengas con cuentos de que escuchabas ¡venga ya!). Poco te podría hablar, sin embargo, del ser o del estar por o para la nada, aunque seguro que en lógica saqué mejores notas que tú, pero tampoco te digo por qué, que no sé si esos casos han prescrito y si

Julio Correas -

PEDAGOGÍA EN LA PARAMERA.
Siempre que surge la figura del P. Eulalio C. Ruiz, del que ya os he contado que nunca tuve una mala experiencia sino todo lo contrario, me revuelve en la sesera la pedagogía que vivimos en aquellos tiempos.
El P. Tascón diría que PEDAGOGÍA viene de Paidós=niño y Gogos = conducir, lo que daría lugar a la ciencia que estudia la educación y el Arte de Enseñar.
Si los FUNDAMENTOS los depositamos en Kant y Herbert que inventaron aquello de las “categorías” y cuyo PROPÓSITO era el de incorporar a los sujetos educandos a una sociedad con pautas culturales propias y así mejorar el tejido social después que el educando desarrollase sus potencialidades…
¿Qué pedagogía se desarrolló en la Paramera?
No fue la PEDAGOGÍA CRÍTICA (desafiar la dominación, las creencias y las prácticas para alcanzar el pensamiento crítico).
Tampoco la PEDAGOGÍA LIBERTARIA (pedagogía anarquista en pro del cambio político y social evolucionario, en contra del revolucionario).
Entonces… ¿cuál fue el DISEÑO INSTRUCCIONAL, las teorías de aprendizaje para asegurar que se alcanzaban los objetivos previstos?
¿Había una “planificación” para organizar la información y definir los objetivos de aprendizaje?
¿Existían métodos, estrategias, actividades, recursos a usar…? ¿O se dejaba todo a la improvisación de la didáctica?
De la “DIDÁCTICA” diría el P. Tascón (y lo corroboraría Josemari Sierra-Tascón) que viene de “didaskein” = enseñar, instruir e incluso explicar. Y los encargados de tal tarea eran los profesores.
¿Eran los PROFESORES los agentes de transmisión de valores, técnicas y conocimientos? Eran profesores de enseñanza reglada, no reglada, informal… especial?
Indagando éste asunto, creo que la O.P. quiso adecuarse a la PEDAGOGÍA ECLESIÁSTICA que inventaron los jesuitas de Ignacio de Loyola (1550-1762) donde el requerimiento principal era la disciplina – no en vano el Papa estaba amenazado por los protestantes- y donde se exigía una conducta rígida de orden absoluto.
La conclusión necesaria fue la PEDAGOGÍA TRADICIONAL del s.XVIII donde los objetivos eran dictados por el Estado y el profesor vestía su autoridad de aspecto cognoscitivo paternalista.
Lo que dice el profesor, con principios educativos inflexibles, impositivos y coercitivos, es cumplido por el alumno a rajatabla = modelo de conductismo psicológico.
El alumno, por tanto era un mero receptor de información, sin prestar importancia a la determinación de la conducta social del individuo ni a la eficiencia del proceso enseñanza-aprendizaje.
¿Pretendieron en la Paramera la modificación de estructuras cognitivas en interacción con el Sistema Nervioso Central para DETERMINAR la conducta del alumno?
Me asaltan las preguntas : ¿Qué método se seguía? ¿Qué estrategia ocultaba la vuelta a la finca o el paso por las “horcas caudinas”? ¿Qué recurso interesaba en la conducta “en filas” y “ a mayores”? ¿Qué orden reclamaba la escisión familiar? ¿Qué se perseguía ?
Estoy convencido de que el P. Eulalio C. Ruiz no sabría contestar ninguna de éstas preguntas. Los profesores… tampoco.
Al fin y a la postre…ya tampoco me importa!
Perdón por el peñazo. Un abrazo pa tós y uno muy fuerte y especial para Fernando Box: FELICIDADES.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

En cuanti oigo hablar de lo militar me pongo firme y en acción. Coincido con Isidro en que los cinco continentes del mundo son tres: Eropa y Asia. En el blog los tantos mil posibles blogeros ha quedado reducidos a lo que traslucen estos últimos portillos. Eso sí, son pcos pero bien avenidos. Como se puede apreciar entre ellos se hay que ver cómo se apoyan, se alagan, se piropean, se animan y se citan para sus coyundas; empiezo a pensar en lo peor. Me uno al coro de alabanzas, lo merecen cuando hay tanta crisis escritural. No decaigáis; "a la lid, esforzada legión ...". Pienso que Chemari está muy contento con la jubilación del Isidro por su incorporación al blog a tiempo completo.
Antoñito, pides que alguien te refresque la seseraen cuanto horarios ¿Cumplías tú los horarios establecidos? ¿En qué eschufes metías los dedos a la hora de los rezos? ¿Dónde estabas cuando el Patinas, Urdanoz, explicaba la distinción entre ética y moral? ¿Donde estaba el Julián a la hora del descanso y los deportes después de comer? ¿Acaso en el cine de arte y ensayo? En esa franja horaria el que suscribe estaba en clase, estaba rezando, estaba estudiando y profundizando en el espíritu absoluto de Hegel y en la Nada y el ser de Pedrín. ¿Cómo te atreves a pedir horarios que tu te pasabas por el forro? ¿Y qué me dices del horario de noche en la TV del salón? Era hora de estar en la habitación en meditación y ¿Qué meditabas tú? Te lo digo yo, meditabas cómo escaquearte cuando se daba la voz de alarma referida a la presencia del maestro. Dime con quién andas y ... Sigue preguntando por horarios y te diré lo que no hacías.Isidro,
Casorvida y San Felíz de la Pola son las capitales del Cantábrico; añádelos a la lista.
Abrazos

Isidro Cicero -

Los escritores cántabros del alto Ebro, Cirauqui, se encierran en dos: El primero es Javier del Vigo Palencia que escribe como Dios de todas las cosas y el segundo es Antonio Argüeso que, como el mi Manolo, lamenta que sólo enseñaron a escribir al prójimo. Y sin embargo a sí mismo estoy seguro que algo le tuvieron que enseñar. No sólo fue lo suyo mandarle levantar, bajar, empujar, tirar y arrastrar que son los cinco movimientos básicos del trabajo físico. Algo tuvo que aprender del otro oficio, cuando, como en el caso del mi Manolo que suele manifestar parecidas razones, resulta tan deleitoso leer lo que escriben, escuchar lo que dicen.
Y por mucho que lo pienso, cántabros y del alto Ebro, sólo me salen estos dos. No hallo más, ni por lo militar, ni por lo civil.

Javier Cirauqui -

Javivi, esta fotografía en colores luce un poco más, pero sigue desasosegando un poco. Os leo a todos con mucho interés, Antonio Argüeso, Heredia, Javivi y a Cicero, le digo que, pues aupa a los escritores cantábricos del Alto Ebro. Que conste, Argúeso, que yo siempre he tenido envidia de los manitas o los trabajadores manuales, carpinteros, albañiles, mecánicos,agricultores y horticultores, pero por no se que glorias se me ha dado más la creación que la técnica. Me impresionan las consideraciones que haces sobre el Padre Eulalio y el P. Urdanoz, no sé si eran humanistas o filósofos, pero lo que sí sé que eran humanos, con sus dudas y sus debilidades y hasta a veces disfrazaban su posible ternura con dureza, control y fuerza para que viéramos quien llevaba la sartén por el mango. Era algo muy peculiar de la época, tanto fuera como dentro, demostrar afecto, ternura era una debilidad y un peligro, no se les fueran a subir a las barbas.
Yo, como tú dices, Javivi, no intenté ocultar nada, ni enterrar toda mi vida colegial, lo que pasa que no me quedó otro remedio que hacerlo, porque a nadie le interesaba. Me fastidiaba borrar de un plumazo toda mi infancia y adolescencia como sino existiera, como si no hubiera tenido lazos con mis compañeros, ni profesores.
Siempre defendí mi educación intelectual y me quedé perplejo ante la nada que había vivido en la etapa más importante de la vida.
Yo me salí en sexto curso y no viví otros proceso, recuerdo que me sabía a cuerno quemado que según todos, hablaba como un fraile o pensaba como un cura o que tenía pintas de pequeño burgués. Hoy en día aún me sabe malo que todos me digan que mi trabajo es vocacional, una mierda que les coma, cuando me salí de colegió con angustia y acojono porque no tenía vocación. Está visto que ser consecuente con lo que piensas es vocación, no es por convinción y porque te da la gana y cuesta un copón. Tiene huevos el asunto.
Me costó mucho entrar en el blog, en ese rencuentro, me daba miedo volver a la nada. Lo que si tengo claro que como corté con dolor el pasado, ahora los recuerdos me son totalmente objetivos y son realmente lo que viví allí y en la edad en que los viví, sé diferenciar aquel pasado y no lo mezclo mucho con el presente, es más creo que ecribo con el estilo que tenía en el colegio, indudablente madurado.
Heredia, que certera biografía anímica haces del P. Eulalio, (he descubierto que Santa Eulalia es la patrona de Barcelona) y del comportamiento tan enérgico con su sobrino Tuñon y su familia. De todas formas, en aquellos tiempos en que abundaban los cardos borriqueros, el que te felicitara un superior tan importante era como para que se te pusieran los pelos de punta o te quedaras por lo menos perplejo, anonadado y posiblemente hasta preocupado.
Un saludo para todos con mucho cariño. Javier.

Javier del Vigo -

La memoria, Antonio, es tan selectiva como subjetiva; recuerda lo que quiere -aunque no lo quieras tú- y desecha lo que le peta –aunque tú quisieras retenerlo-. Puesto el supuesto, respondo a una de tus preguntas: yo no recuerdo a Eulalio Calzón con prensa en la mano. Ni siquiera con breviario. A lo sumo, lo recuerdo embutido en la capa negra, con la que algunos frailes se protegían, no sé bien si para resguardarse de aquel frío invernal o por pura coquetería frailuna. No como Pedro Sánchez, único “hombre sin piedad” que aparece en la foto de arriba todo de blanco en aquel escenario donde, supuestamente, cantaban notas a cada uno de sus alumnos, con el acongojo general que solía producirnos.

Así que bueno es que tú des esa pincelada de un prior omnipresente y casi omnipotente que gustaba de leer prensa. Que se conectaba a la sociedad de su tiempo a través de la prensa de su tiempo, la “prensa del movimiento”, evidentemente. Pero no había otra. La “otra prensa”, la anti-sistema, la de la sub-versión, además de que en los sesenta era aún muy, muy escasa, no creo que pasase por las manos de Eulalio Calzón. Aunque puedo equivocarme y estaría dispuesto a enmendarme si alguien me desmiente.

Tremenda me parece, sí, su fe en la inteligencia de las gentes durante siglos para justificar una fe en la transustanciación del pan y el vino, en el rito litúrgico conmemorativo de la Última Cena evangélica. Entiendo tu evolución.

A tus otras preguntas, de los tiempos de Caldas, no puedo responderte, porque fueron los tiempos en los que yo andaba echando toneladas de tierra y olvido sobre mis años anteriores. Como algunas veces hemos confesado aquí algunos, eran los tiempos en los que –si alguien quería escudriñar en mi pasado y me espetaba aquella fatídica pregunta (“tú no habrás estudiado para cura?”), hacía como que me indignaba y respondía con voz engolada que no, que yo no había estudiado en ningún seminario. Lo cual, si nos hemos de atener a la literalidad de la pregunta, no era mentira, aunque lo mío fuese purito fariseísmo, una medio mentira, que es tan mala o peor que una mentira a secas.

Por lo que veo, nadie recuerda los horarios de Caldas y Montesclaros, pregunta que hiciste pocos días atrás. Ni recuerdan a ese perito conciliar Urdanoz. No te puedo ayudar yo, que, en vuestros tiempos de filosofía de Caldas andaba en los jesuitas de Deusto, quizá algo más en contacto con las nuevas corrientes de la filosofía católica y con vínculos importantes a la corriente conocida genéricamente como “curas obreros”. Los seminarios en la asignatura de Filosofía en aquel primer curso de comunes versaban ya sobre Sartre o Marcuse, entre otros. Nada del otro mundo, pero los jesuitas intentaban coquetear con aquellas nuevas generaciones de jóvenes “izquierdistas” y/o libertarios.

Por lo demás, dale tiempo a las memorias. Al final, alguien sacará un día fuerza de vagancia y te escribirá un horario pormenorizado de vuestra existencia cotidiana. Ya ves, la memoria es muy, muy selectiva. Y la voluntad de escribir, aún más.

Luis, ya veo que te has documentado ampliamente para glosar la figura de aquel prior. Lo que no sabía yo es que Tuñón estaba unido a él por vínculos tan familiares. Por supuesto, tampoco recordaba que aquel prior de la década de plomo entendía que la justicia empieza por casa y a quien se mueva de la familia lo echo de la foto el primero. Y sin piedad alguna.

Quizá Tuñon se anime a hacer un relato “público” de una historia “privada”, para que dimensionemos mejor la figura que nos ocupa estos días en el blog. Con la misericordia que el tiempo pasado y la ausencia del protagonista requieran, digo yo.

¿Quienes son los otros frailes que aparecen en la foto? Además de Pedro, creo reconocer a Eduardo Ruiz, el reinosano que ahora anda por Vitoria; y a Jaime R. Lebrato. Ambos dos a la derecha de la imagen. Los demás, no soy capaz de ponerles nombre. ¿Alguien se anima?

Por acabar, muestro mi alegría; estoy contento; muy contento. Juego mi fortuna doble a sencillo –como sencilla es ella, digo, la fortuna mía- que nunca antes Isidro había hecho artículo tan corto como el que me precede arriba. Síntesis perfecta de ideas y lisonjas. Coyunda perfecta de técnica y tiempo. ¡Bravo, maestro! Tú sí que sabes; espero tu turno para meterme con esa memoria prodigiosa y selectiva que conservas.

Isidro Cicero -

¡Aúpa los escritores cántabros del alto Ebro¡

Luis Heredia Alvarez -

Javivi, esto no lo digo yo pero es verdad: La vida es puro teatro. La vida es como una gran obra de teatro y cada uno de nosotros está interpretando el papel de su vida. Todos los hechos que cada uno de nosotros vive a diario contienen nuestras creencias, nuestros hábitos, nuestros comportamientos y nuestras emociones.
Es posible que el Padre Prior estuviera en aquellos momentos cumpliendo con su papel sin saberlo conscientemente. Material, física y espiritualmente hablando porque además estaba sobre las tablas del teatro, sobre un escenario. Y bien que lo hacía, al dictado de los guionistas. Porque, ¿habría un guión, no?
Javivi, tú hablas en condicional sobre la figura de nuestro Padre Prior desdoblando sus dos personalidades: autoritarismo lo que viviste y humanismo lo que hubieras deseado que fuera de haber conectado con él. Algo así como El Padre Eulalio C. Ruiz en el peor y en el mejor de los escenarios. De nuevo, el teatro. El por qué de ocultar su apellido bajo la inicial C, el primero además, porque de haber sido el segundo lo probable es que lo hubiera borrado, como te digo, ese por qué lo sabrá probablemente Tuñón, sobrino suyo, quien convivió con su tío en el peor de sus escenarios pues fue damnificado en sus propias carnes con su expulsión del colegio y por línea directa y sanguínea volvió al regazo familiar. Lo que nos tiene que contar aún Tuñón – apellido paramero donde los haya- es solamente la reacción de sus padres ante tamaño escarnio y ninguneo del tío, tío, pues sabemos a ciencia cierta que el perdón de su madre lo obtuvo desde el cielo, perdón que también la madre le concedió a su primo, P. Prior, por el pecado cometido con su hijo. Pecado que no fue la expulsión en si sino la actitud tomada con el hijo. Y esto tampoco lo digo yo, sino Fernando Box dixit: “Quizá se le puede definir (al Padre Eulalio C. Calzón) con la afirmación de que se preocupaba más del escándalo que de la salud espiritual, y más de la disciplina escolar que de la enseñanza.”
O sea, con la expulsión por motivos disciplinarios provocó una escandalera de padre y madre dentro del seno familiar y Tuñón enfermó espiritualmente, sacando la enseñanza de que el rencor no sirve para aliviar el espíritu. Los papeles se invirtieron y Tuñón dio una gran lección al Padre Prior sin esperar siquiera a que el Prior le perdonara desde los cielos como él esperaba que su prima, la madre de Tuñón, hiciera con éste.
José María Sierra Tascón decía del Padre Prior que no era tan malo, como tampoco lo era el Padre Tascón ni el Padre Enrique, aludiendo a ellos tres no como numerus clausus por la cantidad de puntos suspensivos que escribió para que el que quiera, que amplíe la lista si se atreve. La explicación no era porque les uniera vínculo familiar disculpatorio sino porque ERAMOS NIÑOS y los veímos con ojos de tales y eso te marca. O sea, comparó a la troika sin querer con la Bruja Piruja y otros especímenes del terror infantil confirmando con ello que las críticas eran ciertas, pues los niños y los borrachos son los únicos del género humano que dicen la verdad.
Javier Cirauqui, de recuerdos imborrables, hasta se le ponen los pelos de punta llegando al éxtasis cuando recuerda al Padre Eulalio C. Ruiz que le llegó a felicitar por la presentación del Hospital de Los Locos. Ahí fue donde Javier se dio cuenta que el mundo de la farándula no era lo suyo sino las crónicas y el despiece de los recuerdos. ¡Mucho ganamos los blogeros con esa felicitación¡
Isaac Aparicio recuerda al Padre Eulalio Calzón Ruiz, para él ya no era “el Padre Prior”, como una persona brillante y se siente afortunado de haber compartido enseñanzas con él, primero como alumno y posteriormente como profesor auxiliar, no teniendo más que elogios para su persona.
Marcelino Iglesias (Marce, coimes, escribe más), en sus pecios, lo describe como el gran secundario del cine español. O sea, también del mundo de la farándula.
Y qué decir de la descripción que del Padre Prior hizo Fernando M. Box. Más descriptivo, imposible. Claro, jugaba con ventaja por vivir cerca de él que no convivir. Como ya le dije en su momento, ni frío ni calor, ni chicha ni limoná porque según Fernando le trataba como a “un adolescente”. O sea, un hijo contestarlo le salió al Padre. Pero Fernando, ¿Qué eras entonces si lo único que te diferencia de ahora es que ya te jubilaron y además tienes una hija maravillosa?.
Javivi, lee bien a Antonio Argüeso. El acaba de glosar la figura del padre Prior como ninguno de nosotros había hecho anteriormente, de niños y adolescentes, con más mérito, al menos para mi, que como lo hizo Isaac Aparicio. Isaac lo vivió cuando ya el Padre Eulalio Calzón Ruiz había dejado las tareas de dirección autoritaria. Otro personaje, otro guión, otro escenario. El comentario de Antonio no tiene desperdicio por ser motivo de confesión tardía. Descubrió al Padre Prior mucho antes que otros. Descubrió que era tan mortal como él y como tú, cosa difícil porque los dos sois divinos. Descubrió que no era el Prior de rostro impenetrable, sin duda sambenito que le colgamos porque Priorato, autoridad, autoritarismo, seriedad y majestuosidad era algo ineherente a la cualidad de la que había sido investido y así tenía que demostrarlo ante aquella chavalería llena de ojos y otros “adolescentes” intramuros que ya vestían hábitos blancos de aquella.
Como ves, Javivi, si se te ocurre bajar al Padre Eulalio C. Ruiz del escenario para verlo y escucharlo a tu altura, o sea, a la de un mortal aunque tú le saques ahora cinco palmos más, seguramente te toparás con el Padre Eulalio Calzón Ruiz, de apellido completo y de conversación afable, humanista, filósofo más que teólogo, que te haría pasar unos buenos ratos. Fíjate que, después de todo lo que dijimos de él, me hubiera gustado haber descubierto a nuestro Padre Prior a través del blog. Seguramente más de uno nos hubiéramos llevado una agradable sorpresa.
Quién sabe

Antonio Argüeso -

Un error de manipulación (¿la poca luz matinal en este otoñal día?) me ha puesto el comentario en la entrada anterior. Lo recopio aquí.

Gracias, Javivi. ¿Qué decir de tu prosa?; ¿qué señalar sobre cómo hilvanas los recuerdos? Como a los demás escribidores de/en el blog; que sigáis, por favor, pues hasta conseguís suavizar la morriña de estos días que sobre cortos, son agrisaos, cenicientos, grisáceos.

Tu entrañable relato me ha rememorado algunos recuerdos de aquel para nosotros terrible Eulalio C. Ruíz. En la paramera como ya he dicho, ni música, ni pintura, ni escritura, ni… aprendí. Pero tuve la suerte de andar metido en tropecientas chapuzas, ya fuese de tramoya, de carpintería, de electrónica (sí, había que mantener las instalaciones de radio), de cableados, del agua, de llaves… Y claro, Eulalio C. Ruíz, que creo recordar controlaba absolutamente todo, venía con frecuencia no sé si para ver lo que hacíamos o para pasar el rato y en más de una ocasión hasta mantenía amenas conversaciones con nosotros, lo que confirma, Javier, lo que dices de “seguro que fue un gran humanista, que pudo haber sido en otro contexto sociohistórico, un prior comprensivo”.

Sé que a más de uno se va a con extrañar lo que sigue (si es que sigue leyendo). Tengo recuerdos muy vivos de conversaciones de lo divino y de lo humano con algunos de los formadores, digamos “curiosos” que, como creo alguna vez escribió Javivi, casi nos forman. Uno es justamente Eulalio C. Ruíz. El otro es Teófilo Urdánoz, ya en Las Caldas. Y como hoy el día está no ya lluvioso, sino ventoso, hace frío, no hay nietos por el horizonte (mañana vuelven al cole o a la guardería) voy a contarlo (José Ignacio ¿qué tal el/la nietí(ña)? ¿a que ya te conoce?).

A lo que iba. En una ocasión, en la paramera, hablando Eulalio C. Ruíz de la austeridad de las órdenes contemplativas, nosotros insistimos en lo difícil que tenía que ser guardar silencio casi perpetuo. Eulalio C. Ruíz nos dijo (¿por qué no olvidé tantas cosas y no éstas?) que a él no le hubiese importado ser miembro de una de esas órdenes, salvo en lo tocante a no poder estar informado de lo que ocurría en el mundo. ¿Recordáis que siempre llevaba bajo el brazo o un periódico o una revista?

La otra tiene que ver con sus momentos de angustia finales. Hablando como digo de lo divino y de lo humano, hablamos de la fe. Recuerdo un argumento que nos dio para mantenerla (y que a para mí fue el inicio del abandono): no es posible que durante siglos tantas personas inteligentes se hayan equivocado adorando, en la misa, un trozo de pan y un poco de vino. Comprendo su angustia final.

Y algo parecido me pasó con Teófilo Urdanoz, del que he visto que se sigue reeditando su “Historia de la Filosofía”, en 9 volúmenes. Por si a alguno le interesa, la edición de 2005 anda por los 260€ y por 49 € puede conseguir su “Historia de la Filosofía Española”, en 2 volúmenes, publicada en la BAC (la cito por los recuerdos que traerá a muchos). Pues bien, Urdanoz fue perito conciliar en el Vaticano II, concilio en el que los teólogos dominicos españoles (Ramírez y Urdanoz) andaba a la greña sobre todo con los franceses. Resulta que, ignoro cómo, en mis manos cayó “El pensamiento de Carlos Marx” de Yves Calvez, y una de las veces que me llamó para repararle el magnetofón, creo que italiano, que tenía (¿recordáis aquellos magnetofones de plástico blanco, de cintas?) fui con el libro, para provocarle, claro. Al final recuerdo que me dijo con una enorme tristeza en su mirada: Antonio, si lo que esos dicen (se refería a los dominicos Congar y Schillebeek, a Calvez, Danielou, Hans Kung….) es lo correcto, mi vida carece de sentido, todo lo que he hecho, todo por lo que he luchado de nada sirve.

Para terminar, una idea al Furriel. Consigue que Manolo haga una foto de la maletilla y nos la comente, ¡que haga algo! ¡caramba!
Un dominical abrazo