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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL P. JOSÉ LUIS

EL P. JOSÉ LUIS

8 comentarios

JUAN RAMON GUTIERREZ MENENDEZ -

TODO UN CABALLERO. Recuerdo como era; Serio,cumplidor y sobre todo rígido.Ahora,después de tantos años.Yo personalmente,digo: VIVA EL CHECHU¡.Porqué lo digo? Pues ,porque ,a pesar de estar desde el año 1977 al 1984 ,conviviendo en LA VIRGEN DEL CAMINO, sé lo dificíl qué era UNA DISCIPLINA. EL PADRE JOSE LUIS PEREZ PEREZ,EL CHECHU, EJEMPLAMPLAR a pesar de todo.

Luis Heredia -

!Madre mía!! No me acuerdo del P. José Luis.
¿Tan mal estoy?

santiago rodriguez -

Matizando: al quedar libre como provincial el P. Perancho, fué elegido prior de San Esteban. El P. Aniceto que venia del Angelicum sentó su base en el convento de la calle General Oraa, ahora convento de Santo Domingo el Real; esta ha sido la curia provincial desde entonces, excepto mientras fue provincial Segismundo Cascon

Javier del Vigo -

Una duda, Santiago, egregio historiador dominicano, emérito por edad y por conocimientos:

¿Podía in illo tempore el "cogollito selecto del poder" dominico binar cargos? ¿a la vez, ser prior de un convento como San Esteban de Salamanca y provincial de la Orden, con residencia en Madrid años después?

Te pregunto porque a Lalo le puedo pedir edite otro libro tan fantástico como los que hemos recibido de sus meninges quienes deambulamos por este “convento virtual”, algo nostálgico, como teme Juan Antonio, el Itu. Pero confiesa Lalo que él, de latín, ná de ná. Quizá en un gesto excesivo de humildad, porque a nada que retuvieras, condenado, te echo, Lalo, como poco, seis cursos de latín. ¡Y tú eres listo, jodío!

El caso es que, dando por escritas tus palabras de arriba, no debo pedirte, Lalo, que nos traduzcas los latinajos del carnet del pJosé Luis. Pero tú, Santiago, que tendrías que aprender las declinaciones en voz alta, en coro y marchando, sí puedes leer y traducirnos. Allí dice que pJosé Luis obtuvo el carnet "datum Salamantice (locativo, oh cielos!, O tempora!) in Conventu nostro Sancti Estephani, die 22, messis Decembri, Anni Domini 1954". (Datos escritos a mano, con pluma y tinta Parker o Pelikan, posiblemente. ¿Recordáis, nostálgicos, que en los años cincuenta se estaba gestando el boli? ¿Que el Bic Cristal estaba naciendo ahí al lado, en tierra gabacha? Pero aquella España franquista aún no había llegado a saborearlo. Y la escritura por ordenador no estaba ni en la mente del Hacedor. Pues eso!)

A lo que iba, Santiago. Paso por alto, -pero dejo en el aire- mi curiosidad sobre de dónde haya sacado Josemari este carnet o cédula acreditativa, de las que Javier Fernández Martín dejó acá constancia de otra, la suya propia, con las que los frailes durante el franquismo viajaban y/o se identificaban ante la sociedad civil. Por cierto, Javier, estabas más joven que ahora.(…) Y muy guapo. Mirando al futuro con sonrisa feliz. Que lo sepa hasta el Pitu. Pa que le dé “solengua”, por la envidia. O se te tiñan, Pitu, de herrumbre los dedos si no alabas la cara feliz de aquel Javier con hábitos.

Pero en la cédula consta además que PJosé Luis, asturiano de la parroquia de Querúas (pa los modernos de hoy Queirùas, según Wikipedia) en 1930. Deduciría yo entonces que foto y cédula podrían haber sido hechas a los 24 años de edad del fraile, acabando Teología en Salamanca, en tiempos de su cantamisas. La firmaba su prior natural entonces, el de San Esteban, en Salamanca, "Nos Fr Thomas S. Perancho, (qui) notam facimus atque testamus (?)".

En todo caso, lo mío es por rizar el rizo. Que yo, como sabéis, no llegué a poner hábitos, a no ser una vez en los Campos de Deporte del Colegio, cuando pEnrique Álvarez Lobo dejó los suyos por los suelos -no es alegoría ni metáfora alguna, era que, como todo el mundo, jugaría mejor sin faldas y a lo loco- para jugar a fútbol: un grupo de alumnos nos los pusimos para una foto; foto que anduvo entre mis recuerdos, eso sí, me quedaba el hábito a "media caña" ya que pEnrique era más bajito que yo; foto que, en algunos de mis múltiples cambios de residencia, desapareció quizá para siempre. Por eso te entiendo y compadezco, Itu. Ya que algunos de mis “males” actuales son consecuencia de aquellos traslados, con especial hincapié en el peso derivado de libros y papelería varia. ¡Cuidate!

No busques solución a tus males, Juan Antonio. Has llegado a esto porque hemos llegado a estas edades y el mundo virtual no existe en la vida real. ¡Cuánto me gustaría hacer con libros y papeles como en la película "Cariño, he empequeñecido a los niños". Item más, con coche y gastos mensuales... Pero no. No vislumbro aún ese tiempo adorable. Así que, Itu, apechuga y disfruta. Dos en uno.

Bueno, Santiago y chavalería del virtual Convento donde es Superior General Josemari, aprovechad los últimos días de agosto. Que septiembre nos llega. Y en septiembre, recordad, vuelta al cole y a las filas silenciosas. Aunque la piscina sea aún gozosa para una grey que volvía desde la nostalgia a la morriña, pero bajo aquel cielo de un azul tan intenso y diáfano.

santiago rodriguez -

La foto esta hecha entre 1946 y 1950, que fue cuando el P. Perancho (el firmante), era provincial. Tomás Perancho fué el antecesor del P. Aniceto Fernandez

lalo -

No sé si eso tiene solución, Itu, pero te puedo garantizar, por experiencia propia repetida, que nada más que te deshagas definitivamente y¡por fin! de algún/algunos papeles, los echarás de menos ya que te serán imprescindibles para algo. Ley de vida o ley de Murphy.
¿Qué te recomiendo, también basándome en la experiencia? Que metas ordenados en cajas los lastres de los que quieres prescindir y se los pases a alguien -más joven a ser posible- que sepas que los puede aprovechar y que los olvides para siempre jamás. No lo conseguirás, no obstante, pero al estar lejos de ti ya será irremediable, así que no te quedará más remedio que conformarte.

Eso hice yo, además de con otros múltiples papeles y objetos, con mi colección de comics atesorada durante 30 años, después de comprobar que en el último lustro no había abierto ni una sola vez ninguna de las 27 cajas en las que dormían encerrados varios miles de ejemplares. Algunos eran valiosos por ser números uno y había una docena de colecciones completas.
Alguna vez los echo de menos, no por leerlos, sino por poseerlos. Pero me congratulo de que hayan quedado en buenas manos.
Si hubiera aprovechado mejor las clases de, entre otros, el pJosé Luis, ahora pondría como tú un colofón romano a estos párrafos, pero creo que mi latín se quedó, con otras muchas cosas, en aquellos pasillos, aulas, dormitorios y campos.
¡Ah, si!: "Sic transit gloria mundi..." puede que valga, haciendo un esfuerzo.
Salud
Lalo

Juan A. Iturriaga -

Después de un comentario como el del “corodelosgrillos” te queda el cuerpo un poco desestabilizado.

Vete tú a saber quien se esconde detrás del seudónimo.

A mí, lo que más me pasma de todo aquello, es descubrir que tratábamos con unos chavales de 32 años. Es la edad de mi hijo.

Al P. José Luis, yo le recuerdo muy nervioso y con una rigidez algo excesiva.
Fuera de sus clases y los capones de reglamento mientras vigilaba en los estudios, no le recuerdo en otra actividad.
Dice el autor de la entrada anterior que nunca le vio airado. Pues yo sí, pero esa es otra historia, aunque veo que, últimamente, se está llenando el Blog de nostálgicos. A ese carro, creo que no me subiré.
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Estoy de mudanza y algo desesperado al ver que los papeles, por más que rompo y tiro, no disminuyen. Son infinitos. También son infinitas las “cosas” que aparecen y que no sirven para nada.
¿Cómo he podido llegar a esto?
Lo peor del caso es que, en vez de tirarlo TODO, lo estoy trasladando.

Tendría que preguntaros, “O vos omnes qui transitis per viam, attendite et videte”, ¿tiene esto solución?

elcorodelosgrillos -

La foto del P. José Luis (tan joven) me devuelve su sonrisa fácil (nunca, nunca, le vi dar el paso a la carcajada, tampoco airado), amable y hoy pienso que un poco irónica. Recuerdo que alguien ha recordado aquí hace ya mucho tiempo el ejemplo que suponía verle volver con las 35 libretas de matemáticas pulcramente corregidas al día siguiente de un examen. Pulcritud en todo, empezando o terminando por su aspecto externo. Pulcritud que era responsabilidad que seguramente era su forma de querernos.