Querido Santos Santamarta, muchas gracias por tu radiante empatía, siempre con esos dejos de los siglos de oro que a tantos nos dejaron en herencia aquellos autos sacramentales, la magia y el veneno de aquel teatro aterido.
Querido Cirauqui, si siempre me expresas el desbordamiento, las caricias y el gozo es porque tú mismo eres desbordado, acariciador y gozoso (quidquid recipitur...) Muchas gracias, amigo.
Baldo querido, recordaba borrosamente aquellas dos fotos en las que aparecéis Pablo Javier y tú con ropa y botas de faena (katiuskas de goma negras), y tú con un guardapolvos largo posando junto a un mosaico... he vuelto a mirarla en el álbum (la 161 sobre todo en la que se te ve de frente) y he quedado fascinado por la belleza translúcida de aquella cara tuya de mil novecientos sesentaitantos, de serenos rasgos praxitélicos. Aquella edad dorada que tuvimos sin saber... ¿De verdad puedes recordar aquel mosaico de la fuente, lo montásteis Pablo Javier y tú o ya estaba montado cuando comenzaste de ayudante con Iturgáiz? Haz memoria, anda, y cuéntanos. Un abrazo, filósofo.
Baldo -
El escritor automático juega malas pasadas. Yo escribí antes de que me hiciera el revoltijo lo siguiente: ... el señor Virgilio, maestro albañil que tenía una gran sintonía con el pDomingo.
Baldo -
¿Y cómo digo yo, si no es en burda fabla, que fuimos Pablo Javier y yo los "ejecutores" del dibujo de Iturgáiz, y que el ensamblador fue el señor Virginia, maestro albañil de completa sinfonía con el paso mingo?
Javier Cirauqui -
Los Santos Vibot y Suarez desbordan con sus escritos, toda la boca del pozo y acarician con las aguas de su prosa y de su verso, nuestro corazón en gozo.
Santos Suárez Santamarta -
A Vibot, compartiendo su anhelo ¡ ya manifestado tantas veces ! de que un día pueda volver a ver aquella Fuentecilla del Pulpo
También quisiera yo que alguien supiera de aquella fuentecilla situada en el rincón anexo a la capilla que tantos infantiles ecos guarda.
Deseo que aparezca nuestra fuente que llenaba el lugar de paz y calma, que traía frescor en el estío con benigna humedad a algunas plantas y a la que noche y día le llegaban tantos piadosos cantos y plegarias.
A niños de un ayer de acné y flequillo, que se ven hoy nevados ya de canas les duele recordarla todavía, medio siglo después y con nostalgia: con nostalgia y con pena desde el día que alguien corrió la voz de que faltaba.
Falta de aquel espacio recoleto donde han quedado mustias las catalpas, arbolitos frondosos que atraían amores pajareros a sus ramas,
¡Ah, nuestra fuentecilla expendedora de risas inocentes con su agua, que después de mil juegos bulliciosos y tardes de paseos tardes largas- aplacaba la sed de nuestras bocas y el subido arrebol de nuestra cara !
Que quien pueda saberlo que nos diga si ha sido demolida o trasladada: si aquella hexagonal arquitectura compacta de ladrillos y argamasa es ornato de algún jardín ajeno o ya escombro por golpes de una maza.
Que aquel que la llevó la restituya y la instale de nuevo donde estaba. Y vuelvan al recodo silencioso, -abrigo de moreras y catalpas- aquellos perezosos surtidores de cristales de luz y otra vez caigan sobre los pececillos de colores y el pulpo de enigmática mirada.
¡Que aparezca! Y de nuevo los inviernos de rigor y dureza mesetarias la coronen de luz y de blancura con diademas de nieves y de escarcha. Y en las plácidas noches del verano, que en la estepa la paz se desparrama, sientan sus pececillos de colores los guiños de la bóveda estrellada
¡Que aparezca! Lo pido sobre todo porque a un niño especial le duele el alma cuando saca a pastar a sus recuerdos y nunca el de la fuente vuelve a casa.
Vibot -
De todas formas en La Virgen del Camino los brocales y las fuentes parece que siempre tendieron a desaparecer sin dejar rastro. Alevosamente diría yo. Como mi siempre añorada Fuentecita del Pulpo, con aquel alegrísimo mosaico de Iturgáiz siempre mojado y sonriente bajo nuestras preciosas bocas tan sedientas de vida en todos los recreos, nuestras soleadas voces bajo aquellas catalpas del recodo entre la recreación, el laboratorio y la capilla de la escuela mayor. De las catalpaas y de la fuentecilla no queda ya ni rastro sobre ese asfalto torvo de negrura.
Siempre me pareció estremecedora la expresión "y cegaron el pozo" -como cegaron la piscina de nuestras pocas alegrías-. Este de 1900 parece que podría estar ahora también bajo el asfalto de la carretera. Como nuestra niñez y adolescencia, "ya fábula de fuentes". Pero ¿se puede cegar un pozo? ¿No seguirá manando en la profunda noche del subsuelo, entre un goteo ensimismado de estalactitas y soledad sonora... como nuestros recuerdos de un tiempo de cerezas?
Vibot -
Joaquín, es claramente un pozo pues, aunque nos se distinguen bien las barras verticales de hierro que salen del brocal ni el travesaño que las une por arriba, se ve claramente la roldana para la cuerda que sujetaría el caldero con el que sacarían el agua. Es bonito imaginar el chirrido de esa roldana sacando el agua fresca para la sed y el aseo de los peregrinos y romeros... En la casa de mis abuelos de Villalón de Campos, en el primer patio, rodeado siempre de geranios y pelargonios, había un pozo, aunque no era tan artístico como éste. Pero el misterio de su azogue profundo, en cuyo vértigo plateado e inmóvil se reflejaban diminutas las cabecitas de mis hermanos y la mía que, cuando no nos veían los abuelos que nos lo tenían prohibidísimo, levantábamos haciendo el menor ruido posible la tabla de madera que cubría su brocal y nos asomábamos temerosos y fascinados respirando aquel húmedo secreto subterráneo ... las paredes oscuras, verdinosas, con algunas plantitas diminutas y temblorosas, siempre como recién brotadas, las concéntricas ondas hechiceras cuando tirábamos chinas o huesos de cerezas... el eco, aquella música que ascendía del frescor y del silencio...
Fernando Ferreras -
Para los que tengan interés aquí os dejo el enlace de la nueva ubicación de la exposición BELLEZAS HABITABLES http://www.turismocastillayleon.com/en/services/cultural-guide/exposicion-bellezas-habitables-miguel-iribertegui-domingo-i
Joaquín Urbano -
Es una fuente o un pozo?.
Javier Cirauqui -
¿Dónde está la fuente, matarilerilerile? ¿Dónde esta la fuente, matarilerilerón?
¿En la finca de un ministro en el jardín de un edil? ¿Dónde están las llaves matarilerileron? ¿En un triste basurero o almacén municipal?
¿Dónde están la fuente, matarilerileron? ¿Dónde está la fuente del antiguo Santuario de la Virgen del Camino, del Camino de León?
10 comentarios
Vibot -
Querido Cirauqui, si siempre me expresas el desbordamiento, las caricias y el gozo es porque tú mismo eres desbordado, acariciador y gozoso (quidquid recipitur...)
Muchas gracias, amigo.
Baldo querido, recordaba borrosamente aquellas dos fotos en las que aparecéis Pablo Javier y tú con ropa y botas de faena (katiuskas de goma negras), y tú con un guardapolvos largo posando junto a un mosaico... he vuelto a mirarla en el álbum (la 161 sobre todo en la que se te ve de frente) y he quedado fascinado por la belleza translúcida de aquella cara tuya de mil novecientos sesentaitantos, de serenos rasgos praxitélicos. Aquella edad dorada que tuvimos sin saber...
¿De verdad puedes recordar aquel mosaico de la fuente, lo montásteis Pablo Javier y tú o ya estaba montado cuando comenzaste de ayudante con Iturgáiz?
Haz memoria, anda, y cuéntanos.
Un abrazo, filósofo.
Baldo -
Baldo -
Javier Cirauqui -
desbordan con sus escritos,
toda la boca del pozo
y acarician con las aguas
de su prosa y de su verso,
nuestro corazón en gozo.
Santos Suárez Santamarta -
A Vibot, compartiendo su anhelo ¡ ya manifestado tantas veces ! de que un día pueda volver a ver aquella Fuentecilla del Pulpo
También quisiera yo que alguien supiera
de aquella fuentecilla situada
en el rincón anexo a la capilla
que tantos infantiles ecos guarda.
Deseo que aparezca nuestra fuente
que llenaba el lugar de paz y calma,
que traía frescor en el estío
con benigna humedad a algunas plantas
y a la que noche y día le llegaban
tantos piadosos cantos y plegarias.
A niños de un ayer de acné y flequillo,
que se ven hoy nevados ya de canas
les duele recordarla todavía,
medio siglo después y con nostalgia:
con nostalgia y con pena desde el día
que alguien corrió la voz de que faltaba.
Falta de aquel espacio recoleto
donde han quedado mustias las catalpas,
arbolitos frondosos que atraían
amores pajareros a sus ramas,
¡Ah, nuestra fuentecilla expendedora
de risas inocentes con su agua,
que después de mil juegos bulliciosos
y tardes de paseos tardes largas-
aplacaba la sed de nuestras bocas
y el subido arrebol de nuestra cara !
Que quien pueda saberlo que nos diga
si ha sido demolida o trasladada:
si aquella hexagonal arquitectura
compacta de ladrillos y argamasa
es ornato de algún jardín ajeno
o ya escombro por golpes de una maza.
Que aquel que la llevó la restituya
y la instale de nuevo donde estaba.
Y vuelvan al recodo silencioso,
-abrigo de moreras y catalpas-
aquellos perezosos surtidores
de cristales de luz y otra vez caigan
sobre los pececillos de colores
y el pulpo de enigmática mirada.
¡Que aparezca! Y de nuevo los inviernos
de rigor y dureza mesetarias
la coronen de luz y de blancura
con diademas de nieves y de escarcha.
Y en las plácidas noches del verano,
que en la estepa la paz se desparrama,
sientan sus pececillos de colores
los guiños de la bóveda estrellada
¡Que aparezca! Lo pido sobre todo
porque a un niño especial le duele el alma
cuando saca a pastar a sus recuerdos
y nunca el de la fuente vuelve a casa.
Vibot -
Siempre me pareció estremecedora la expresión "y cegaron el pozo" -como cegaron la piscina de nuestras pocas alegrías-.
Este de 1900 parece que podría estar ahora también bajo el asfalto de la carretera.
Como nuestra niñez y adolescencia, "ya fábula de fuentes".
Pero ¿se puede cegar un pozo? ¿No seguirá manando en la profunda noche del subsuelo, entre un goteo ensimismado de estalactitas y soledad sonora... como nuestros recuerdos de un tiempo de cerezas?
Vibot -
Es bonito imaginar el chirrido de esa roldana sacando el agua fresca para la sed y el aseo de los peregrinos y romeros...
En la casa de mis abuelos de Villalón de Campos, en el primer patio, rodeado siempre de geranios y pelargonios, había un pozo, aunque no era tan artístico como éste. Pero el misterio de su azogue profundo, en cuyo vértigo plateado e inmóvil se reflejaban diminutas las cabecitas de mis hermanos y la mía que, cuando no nos veían los abuelos que nos lo tenían prohibidísimo, levantábamos haciendo el menor ruido posible la tabla de madera que cubría su brocal y nos asomábamos temerosos y fascinados respirando aquel húmedo secreto subterráneo ... las paredes oscuras, verdinosas, con algunas plantitas diminutas y temblorosas, siempre como recién brotadas, las concéntricas ondas hechiceras cuando tirábamos chinas o huesos de cerezas... el eco, aquella música que ascendía del frescor y del silencio...
Fernando Ferreras -
http://www.turismocastillayleon.com/en/services/cultural-guide/exposicion-bellezas-habitables-miguel-iribertegui-domingo-i
Joaquín Urbano -
Javier Cirauqui -
matarilerilerile?
¿Dónde esta la fuente,
matarilerilerón?
¿En la finca de un ministro
en el jardín de un edil?
¿Dónde están las llaves
matarilerileron?
¿En un triste basurero
o almacén municipal?
¿Dónde están la fuente,
matarilerileron?
¿Dónde está la fuente
del antiguo Santuario
de la Virgen del Camino,
del Camino de León?