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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Conferencia sobre el Romancero de Ultramar en la Fundación March (Por Maxi Trapero)

Conferencia sobre el Romancero de Ultramar en la Fundación March (Por Maxi Trapero)

 

Gracias, Ramón, por desearme suerte en la conferencia. Hasta los consagrados toreros la necesitan al salir al ruedo cada día. Parece que sí la tuve, a juzgar por los comentarios de José Luis Suárez y de Fernando Alonso, a quien me encantó saludar (y conocer) al finalizar el acto: de los saludos y felicitaciones más agradecidos que tuve aquella noche. El relato-resumen que Fernando hace de la conferencia es de alumno-oyente aventajadísimo: enhorabuena y gracias.

Ya la conferencia puede oírse íntegra en el siguiente enlace:

https://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.aspx?p1=101651&l=1

Y hasta puede combinarse con las imágenes de “Ver presentación”: 

https://www.march.es/plugins/visor/visorFLOW.aspx?p0=4_36315&p1=1&l=1#page=1

Yo de todo lo que tenga que ver con la informática poco sé, así que el powerpoint me lo preparó un alumno. Pero al llegar a la Fundación, por no sé qué asuntos técnicos, se modificó en la presentación, así que mi torpeza con el ordenador hizo un poco caótica la sincronía entre texto e imágenes. En todo caso, creo que esas imágenes pueden decir casi mil veces más que mis palabras. Una hay que a mí me parece especialmente relevante: la que reproduce el cuadro de Patinir “El descanso de la Virgen en la huida a Egipto”. La imagen está “tratada”, para que las dos secuencias de la derecha cobren protagonismo: arriba, un hombre sembrando el trigo; abajo, el mismo hombre segando un trigo copiosísimo y en medio los soldados de Herodes. Un cuadro hecho por el pintor flamenco a principios del siglo XVI, reproduciendo uno de los milagros de la Virgen en ese camino hasta Egipto. Nada dicen los evangelios canónicos de ellos, pero los evangelios apócrifos relatan varios. Y ellos se convirtieron en “doctrina” piadosa de los creyentes. Pues ese “milagro del trigo”, de sembrarlo hoy y venir mañana a cosecharlo, es lo que relata uno de los romances religiosos más hermosos de Canarias, y que los hombres y mujeres de La Gomera siguen recitando (y cantando) como si estuvieran viendo el cuadro de Patinir. Vale la pena oír los versos del romance de La Gomera viendo las dos escenas del cuadro. Y por si mejor fuera, aquí transcribo el romance completo, con sus canarismos y giros dialectales verdaderos incluidos. 

                            

                     El milagro del trigo

Por el camino de Egipto   pasó la Virgen huyendo, 

y a su muy amado hijo  lo lleva de compañero.

Pasó por la orilla del mar   iba temblado de miedo. 

Como le roció el vestido:   –¡Nunca tú tengas sosiego!– 

Cruzó por una mata chochos   y como estaban cuscurrientos:

–¡Oh, tan amargos seáis   como mi boca la llevo! 

–Que sean amargos, madre,   pero que tengan remedio:

que a fuerza de agua y ceniza,   que a fuerza ceniza y fuego

y de tres días en el agua   para la gente comerlos.– 

Vio volar unas perdices   y espantarse unos conejos:

–¡Malditas seáis, perdices!–   Pero su hijo al momento:

–Las plumas y el pico, madre,   porque la carne la dejo 

pa que sea caza real   para el hombre el alimento.–

Vio una mata de jinojo   que estaba copioso y bueno,

garró un gajito y chupó   y de allí tomó su refresco:

–¡Vaya de la rama dulce,   Dios la mantenga en su seno!– 

Caminaron más alante,   alzando la vista y viendo

a un labrador labrando   con unos bueyes bermejos.

–¿Qué siembras ahí, labrador?–   Él por lo grande y soberbio:

–¿Qué es lo que dices, cristiana?,   señora, yo riscos siembro. 

–¡Piedras siembras, piedras cojas,   de piedras seas cosechero!– 

¡Piedras siembras, piedras cojas!,   no jizo caso de aquello.

Caminaron más alante,   alzando la vista y viendo 

otro labrador labrando   con otros bueyes bermejos.

–¿Qué siembras ahí, labrador?–   Él humilde respondiendo:

–¿Qué es lo que dice, cristiana?,   señora, yo trigo siembro. 

–Trigo siembras, trigo cojas,   de trigo seas cosechero;

trigo siembras, trigo cojas,   vente mañana a cogerlo. 

Trairaste yelgo y saranda,   trairaste saranda y yelgo,

trairaste yelgo y saranda,   costales pa recogerlo. 

Si pasaren por aquí   veinticinco bandoleros

preguntando por María   y por su manso Cordero 

tú les dirás la verdad,   mentira no admito en esto.– 

Al otro día de mañana,   ansí que el alba rompiendo,

se viene a voltear su trigo,   lo encuentra copioso y bueno:

–¡Oh, más bonito milagro   a mí como Dios me ha hecho,

sembrar yo ayer este trigo   y hoy propio pa recogerlo!–

En estas razones y otras   cruzaron los bandoleros,

preguntando por María   y por su manso Cordero.

–Cuando yo sembré este trigo   por aquí pasó juyendo

una mujer con un niño;   en qué tiempo no me acuerdo.–

Miran unos para otros,   con la vista se entendieron.

Se miran unos pa otros:  –¿Pa ónde vamos, compañeros?– 

Se volvieron para atrás,   Dios les libró de aquel riesgo.

 

 

 

 

3 comentarios

Alfonso Losada Vicente -

Enhorabuena, Maxi. ¡¡Cuantos genios pasaron por la Virgen !!

He estado fuera, y al llegar he visto que has dado una conferencia, en Madrid.
¡¡Que rabia me ha dado por no haber podido ir!! Ya he visto que fue un éxito, y no es de extrañar. Me hubiera gustado saludarte , y también, a los compañeros que asistieron.
Viendo las imágenes me he emocionado. Gracias, Maxi.

Un abrazo. Losada

Ramón Hernández Martín -

Gracias a ti, Maxi, por acercarnos tales bellezas y entretenimientos. Me ha hecho gracia el romance de "El milagro del trigo", quizá por las resonancias que tiene en mi propia zona, la de la Sierra de Francia de Salamanca. Por citar solo un detalle, el episodio de los "chocos" nos es muy familiar. Y luego, ese "mentir milagrero", tan delicioso como ingenioso, para confundir al adversario sin pecar de mentira. Seguro que conoces el del buen fraile y su manga ancha: para proteger a unos "buenos" ladrones, a los que había dado cobijo, cuando llegó la guardia y le preguntó si habían pasado por allí, metiendo la mano derecha en la enorme manga de la izquierda, les dijo: "no, por aquí no han pasado". Sirva este comentario como testigo de que el caluroso aplauso del final de la conferencia prolonga su eco. Y, desde luego, nada de suertes, pues la buena preparación provee de recursos sobrados para afrontar cualquier imponderable.

Daniel Orden Santamarta. -

Muchas gracias Maxi. Enhorabuena una vez más en estricta justicia. Que te propicien las ocasiones de seguir dando a conocer tu inmensa obra a la vez que muy interesante, pasos previos para poder valorarla como se merece.
Ojalá las instituciones de León se enteren!
Éxitos en la tarea. Un abrazo, paisano.