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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

BANDARÍN DEL PAJARÍN

BANDARÍN  DEL  PAJARÍN

Queridos amigos; posiblemente no os disteis cuenta, pero durante el desarrollo de las Acreditaciomnes durante la tarde del pasado día 12 en la Casa de Ejercicios, en el centro de la mesa tuvimos colocado este banderín del Santuario. Lo ha conservado durante todos estos años mi querido amigo-hermano Pedro López Llorente "Perico" "Pajarín", quien nos lo trajo para ayudar en la decoración.

Un beso, amigo. (podías explicar la génesis del mote "Pajarín").

17 comentarios

Santos Martínez Vibot -

Javidelvigo, ternero en la verde Cantabria, aunque has pacido mucha vida en Bilbao, yo te siento muy de León, de todos estos rastros que nos dilucidan en cada mensaje, pues parece que escriben por nosotros, que nos despertamos y nos descubrimos al dejar de una vez que las palabras broten.

Dices que "duermes" en Castro Urdiales. Como si tu vida despierto allí no fuera tan deseable. Espero que sólo sea una forma de decir. Literatura. Y que vivas feliz. Con tus perrillos y alguien más. Y -siempre- ¿algunos libros, no?

Yo nací en un pueblito de Valladolid. Hasta ahora me sentía más de Madrid que de ninguna parte. Aquí empecé la vida que quería vivir y aquí acreciento sueños e íntimos versos y descubrimientos -en
eso no he cambiado desde niño -
Pero desde este "blog torturador", como escribía alguien estos días, mis raíces leonesas han vuelto a deslumbrarme con su influjo latente e invasor.

¡Ojalá que viviéramos más cerca!

Javi, me ha encantado saber que eres burgalés. Arija debe ser un pueblo precioso...aquel coro de vidrios de Rimbaud...

Javier del Vigo -

Uf! Santos...

Si vivo dónde?

Mira, dejé atrás escrito: nací en Arija, un pueblo asomado al pantano regulador del Ebro.

Pasé mi adolescencia primera en La Virgen del Camino, un santuario-colegio dominicano, en el frío León que me llenó de sabañones los dedos y las orejas.

Viví casi toda mi vida posterior en Bilbao; en Rekalde, un barrio de bilbao, a decir exactamente.

Hace 3 años que duermo en Castro Urdiales, (Cantabria) ese barrio de Vizcaya que yo pondría a los pies de Isidro Cicero, aunque mi voluntad -en este momento- apenas cuenta, ya que es esta una tierra indefinida que ni es carne cántabra ni pescado vizcaino...

¿Que de dónde soy? Tu dirás. ¿Es la vaca de donde nace o de donde pace? Tu, Santos María, eres palentino, leonés, madrileño, dominicano...?

Soy de donde tu -el viento- me lleves, si la metáfora te sirve de referencia.

¿Será Santos María un jilguero que canta, un ser que vive en Madrid o una melancolía del pasado palentino?

Opina, opinad!

Santos Martínez Vibot -

Javidelvigo, ¡con qué cariño me hablas como al oído!, ¡con que dulces palabras de amoroso hermano mayor te devanas los sesos para que no me pierda en mis ensueños y vea que ya no existen ni El Tomillar ni El Valle...ni tantas cosas que fueron tan nuestras!, ¡qué consejos tan sabios para todos!

Mi presente estupendo es justamente este coloquio de almas que tenemos tú y yo -nosotros y vosotros- cada día.

Me he sentido lamido por tus pacientes frases como un feliz cachorro que no ve el peligro de extraer de la veta del recuerdo esas fulgentes gemas de obsidiana que pueden ser cortantes.

No lo olvido, Javier, ni tu cálido acento que palpita en Madrid como en Bilbao. --¿Sigues viviendo allí, eres de allí?--

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Javier del Vigo:
Parece que relatar un poco de mi Diario, no es malo, que alguien lo lee. Y a mí, me sirve de terapia.
Pues, ahí va.
Aunque no quiero desfondarme, desnudarme como tú.

¿Por qué ha ocurrido todo esto?
Han pasado muchos días, muchas horas, muchos minutos. Lo vivido en aquél Reencuentro fueron segundos de una vida. Todo muy rápido, muy intenso. Y ha dejado poso.

¿Y después, qué?
Ya estamos en el “después” ahora. Queremos más. Buscamos una meta que no hay, aunque ya comenzó la carrera.

Sin embargo, desde aquel doce de marzo de este dos mil siete, en el que unos maravillosos locos pusieron en marcha este blog, este punto de encuentro que se dice ahora, han ocurrido… ¿Qué sigue pasando?

No es un cuento, es una anécdota.
Me encontré con X a los dos días del Reencuentro, al que veo con alguna frecuencia; fue uno más de los asistentes al Cincuentenario.
X dejó la tonsura dominicana hace años y estaba con ganas de hablar. Rebosaba afecto, cariño. Y hablamos. No fue muy larga la conversación, pero confieso que me llamó la atención el que luciera ostensiblemente en su indumentaria la insignia, el pin de los dominicos.

¿Qué sigue pasando?

Javier del Vigo -

“...llámame Vibot que me suena a Colegio, que me trae los aromas de El Valle, del Tomillar...”

Vibot, dulce Vibot que rimas con fagot; que sabes a aromas de antiguas melodías, a viejas partituras de música tocadas en el órgano de la iglesia de mi atormentada pubertad... ¿Atormentada pubertad no es redundancia? ¿Debí haber puesto sólo pubertad?...

Santos María, músico y maestro cantor de olores en un tiempo pasado, que llevamos –también- en la pituitaria del recuerdo, como el tomillo de aquella tierra recia o el olor del pescado, envuelto en salitres de mar bravo, cuando tus manos han estado en contacto con él...

Vibot, te quiero contar un cuento:

Prokófiev, en “Pedro y el lobo”, hizo al abuelo, -sabio y viejo-, fagot. ¿Recuerdas, recordáis? Cierra los ojos –como mandan los cánones, abrid el recuerdo-, para evocar ese sonido serio a madera sabia. Sonido abuelo. En los cuentos, hasta lo imperfecto acaba siendo perfecto, melodías que enganchan. “Érase una vez un lobito bueno, al que maltrataban todos los corderos...” –cantaron alguna vez José Agustín Goytisolo, poeta social, y Paco Ibáñez, la guitarra de voz rasgada.

En la vida, los sonidos son orquesta –agridulces- que hay reinterpretar: buscar el clarinete y separarlo de la trompeta; adivinar que los tambores son los “malos” , identificar el trino de los pajarillos en la flauta... En la vida, dicha y dolor se entreveran; esto lo aprendí después de dejar nuestro colegio, donde estuve “aislado” del mundo, muy aislado: “éste no es el mundo que yo había soñado, aquél mundo de música, vidrieras y teatros que parecían llevar hasta otra dimensión todo lo real”, me respondes, Vibot, cuando afirmo que nos hallamos en el mejor de los mundos posibles, preguntándome, -retórico-, si es perfecto pese a todo.

Es verdad. La música nos abstraía, incluso cuando comíamos callos en el “refectorio”, trajinados con cariño por una monjas que hacían de la necesidad virtud. Callos que siguen pendientes de una glosa de Justino Blanco, nuestro reportero total. Justino, ponle música al recuerdo!

Vidrieras que nos tornasolaban la realidad exterior, llenándonos la cabeza de pájaros de mil colores –flautas sugerentes en el cuento de Prokofiev- , volando al viento del futuro, donde seríamos águilas reales con trinos de jilgueros cantarines. El futuro, incierto, nos esperaba afuera de aquellas puertas de bronce, de estética tan modernista.

Teatros donde soñábamos ser protagonistas, aunque luego sólo se dedicó a la “profesión” Helio Pedregal... ¿Veis la serie? El chiquillo está “sobrao”, aunque el papel no es de los que crean “fans”, creo. Sobre todo, no le granjeará “clubs” femeninos, porque en el papel no es “El Hacedor”, en el Gran Teatro del Mundo.

Fíjate, Santos María, cuando me apeé de aquel “camino”–algo conté hace tiempo ya- me encontré con la otra realidad. La realidad donde el lobo se come al cordero. La vida misma. Agridulce. Casi siempre, más “agri” que dulce, como supo muy bien Goytisolo. En la que hay que dar cien mil vueltas para conseguir que te hagan un poco de caso; que atiendan tus demandas, cuando las demandas son de justicia; que te sitúen en un trabajo que cumpla tus expectativas y tus destrezas... Máxime, si todo esto lo quieres conseguir sin otros trasfondos; simplemente, porque fuiste educado y creciste como persona en la creencia de que “música, cristaleras y teatro” eran la única dimensión de nuestras vidas, y quieres hacer que del mundo un teatro con cristaleras y música.

Había otras. Hubo otras dimensiones. Las fuimos descubriendo. Con sacrificio. Cada cual por su lado. Aislados de la yeguada donde crecimos en pubertad. Muchas veces con ese sentimiento frustrante que comenté más arriba; el sentimiento de que algo habías hecho mal, cambiando el ritmo de tu destino. En León, cuando el reencuentro, algunos, -Jesús Fresno, Patxi San José y yo, por ejemplo-, comentamos el momento aquel del viraje vital. Cuando dejamos la “senda” dominicana. Fue hace tanto...-dirás. Cierto, pero yo me encuentro a la búsqueda de aquel tiempo perdido. Ya lo escribí. Y me apetece –puro gusto, ¿vale?- echarle un ojo a mil detalles que me han bullido desde entonces por las meninges del semi-sub-consciente.

Nuestras sensaciones no eran coincidentes. Patxi fue “arropado”, nada más bajar del tren que lo devolvía a la realidad de León, -en la estación misma- por el GL en pleno: Andrés M.Trapiello, Quique Muñiz, los Cortés, Martín... ¿Fue así, no, chavales de León? Jesús Fresno y yo, por el contrario, tuvimos que situarnos en unos espacios nuevos desde el aislamiento, desde la soledad; en consecuencia, fuimos de la opinión de que –durante un tiempo- nos acompañó una sensación pringosa de algo mal hecho, algo que manchaba. La distancia es el olvido; o viceversa. Así que los años y los nuevos retos, las nuevas yeguadas, fueron minimizando aquella gran bola de sensaciones frustrantes. Pero en octubre, por fin, hallé los restos en descomposición de lo que fue una bola capaz de aplastarme, hace 40 años. Ya no me dañará más. La fumigué abrazándoos.

Por cierto, Jesús: llegaste tarde el viernes y tuviste que irte pronto en busca del hotel. Te levantaste tarde el sábado y en la comida fue difícil hablar un rato. No nos vimos, cuando te fuiste a la tarde, tras la Salve aquella... Apenas te intuí. Habremos de buscar nuevos espacios para la charla, para el recuerdo, para saber de nuestros presentes...

Pásmate, Vibot: en León, estos días pasados, he sabido que un puñado de antiguosalumnos hemos vivido en Bilbao durante tiempo. El mismo Josemari Cortés, Patxi San José, Fernando Alonso –no sólo en Bilbao, sino en Rekalde, el barrio que acabó de hacerme mayor- Santiago González Alfayate... José María Ochoa sigue habitando el “bocho”... Un montón más que desconozco, también. Y nunca, en 40 años, nos pudimos saludar; ni saber que éramos “vecinos”. Es una de las cogeras de aquel tiempo, que ya no se puede rebobinar.

Fíjate cuántos vivís por Madrid, la capital del reino, y alrededores! Abusad del tiempo recuperado, si esto os da placer.

Definitivamente, Vibot: la soledad duele, aunque sea el líquido amniótico que nos trae al mundo y en el que lo abandonaremos. Pero he sabido –como casi todos quienes nos leemos por acá- poner sordina a ese dolor. Buscarme compañías que me den calor humano. Con ellas me fundo y me confundo. No me debo quejar del resultado. Soy amado, jaleado, querido... hay también quienes me miran con ojos rencorosos... Me hice humano, vamos. Desde que supe del blog de Josemari, -como supones-, soy otro de los “enganchados”... Tu sabes, -ahora que eres también “estrella” de este teatro circo-, que escribir cuatro letritas medianamente hilvanadas lleva un tiempo. No me importa; ni os importa, deduzco, a quienes narráis con una cierta asiduidad vuestras vivencias, para deleite y recuerdo de quienes tienen menos tiempo, creen tener menos maña o sienten mayor rubor por saberse leídos.

Hablas, finalmente, Santos María Vibot, de la búsqueda de la caricia; de la lamida... Y te leo esto cuando tengo a mi lado una perra a la que la fuerza ciega de la naturaleza ha hecho madre, hace dos semanas, de un par de cachorros a los que mima, lamiendo sin parar. La fuerza del instinto! Te entiendo la metáfora. Entiendo que somos muchos quienes leemos textos en el blog, por re-encontrarnos, en la caricia y/o en la lamida del recuerdo recuperado, del compañero que describe nuestras mismas vivencias... Sigamos, pues, lamiéndonos, recreándonos con el relato de aquel tiempo que ha recuperado este blog definitivamente. En los recuerdos escritos; en las imágenes recuperadas... Y en el conocimiento de nuestro presente con sus circunstancias, también. Por supuesto.

Fíjate, fijaos, que hay aquí ya gentes jubiladas, prejubiladas, que estamos a las puertas de la jubilación... junto a quienes tienen aún en sus manos responsabilidades empresariales, sociales... que les impiden pensar qué será de ellos una década más adelante. Gentes que hemos estado viviendo unas vidas distintas –¿distantes?- de los tiempos del Colegio. Que nos une el recuerdo y el ADN –me gustó el texto de José Ignacio Serrano Mallada, a quien no saludé personalmente (uno más)- “...uvas del mismo racimo, oreados por el mismo sol ardiente del páramo...”. La soga capaz de uncir tanta diversidad es la memoria; conforme. Pero si queremos que los bueyes sigan tirando del arado hemos de alimentarlos en su realidad; no en el recuerdo sólo.

Vibot, compañero, el Valle y el Tomillar son aromas de la memoria. En el Tomillar hay piscinas del Real Aero Club, entre otros cambios. Por el Valle, o en sus inmediaciones, transcurre la circunvalación que nos acerca a Ponferrada; o a la Virgen del Camino, anunciada en los carteles como el aeropuerto de León. Es otra realidad.

Y sin embargo, te entiendo y te quiero cuando me sacudes la memoria con los viejos olores, con los viejos paseos, con nuestros jóvenes tiempos, de cuando fuimos tejiendo nuestro futuro.

¿Isidro Cicero fue quien hablaba de “la tejedora de cuentos”? O Isidro relató historias sobre una “vendedora de globos” que no debemos dejar desinflarse?

Besos, chavalería!

Santos Martínez Vibot -

Agridulce Javier, no, éste no es el mundo que yo había soñado, aquél mundo de música, vidrieras y teatros que parecían llevar hasta otra dimensión todo lo real.

Igual que tú y que todos, tengo un lado encantador -tú lo tienes sobremanera, lo siento así y además me encanta levantarte el espíritu- y otro confuso y atormentado, siempre tímido de sí, inseguro de se ser correspondido, comprendido, aceptado, querido en el calor de la camada, eternos cachorrillos buscando la caricia, la lamida, el peso de su brazo sobre ti que te lleva hasta el sueño más profundo,dichoso y sosegado...

Esa esquina de vida donde duele la soledad.

Javi...amigo...¿no sientes que tenemos desde el 12 de Octubre mil amigos nocturnos y diurnos que nos leen aunque no nos respondan?

Mi soledad es dulce con vosotros, amigos del Colegio, silenciosos, secretos amigos, pero tan cercanos. De nuevo.

Javierdelvigopalencia, somos al menos cuatro Santos (Suárez, Barrigón, Santamarta)... llámame Vibot que me suena a Colegio, que me trae los aromas de El Valle, del Tomillar...ya sabes.

Detrás de tu barba eres tan valiente como quieres.

¡Y te lo agradecemos tanto!



Andrés Martínez Trapiello -

Vale, Froilán. Que nos queremos, que somos -tú y yo- la releche.

De todas maneras, mira qué Prieto Picudo ha tomado Olóriz, que le veo mal. O sea; yo no se si el vino avinagrado y oxidado que me reservas, lo habrá bebido Olóriz; y es que, además, habla de una tal Fräulein.
Más que nada, porque no se nos caiga todo lo que hemos montado con el Prieto Picudo.
Comprueba, y ya me informarás.

Javier del Vigo -

Plumillas de este “portillo”, mis guapos, Froi, Santos, Pedro y Andrés: que gracias por los piropos; que besos, por si acaso. Sois una maravilla cuando aduláis, que levanta hasta el “espíritu”!

Se avecina un “puente” grande, grande... Si podéis usarlo, ¡que os haga más felices!. Supongo que, Pedro, tendrás algún “trabajillo” extra con tanto santo a celebrar: todos ... Creo, además, que últimamente os han puesto 400 beatos nuevos. No se te acumule el trabajo, que conduce al stress. Yo voy a intentar relajarme del duro oficio: “trabajador de la tiza”.

Cuánta vida, chavales! Cuánto sentimiento a flor de piel! Cuanta tiempo revivido y cuanta nostalgia sacada al sol... Es lo que se palpa leyéndoos! Es lo que yo siento, al menos, cuando os leo.

¿Os habéis dado cuenta de que quien no ha dicho ni “muu” es Perico? Mi Pericón está mudo. ¿Qué tendrá nuestro Pajarín? ¿Nos contará(s) algún día el por qué de su alias? ¿O andarás, como Quique Muñiz, “cogido” en tus tiempos por agobios de enfermedades familiares?

Perico, Quique: contáis con mi apoyo moral y el de un montón de ex-alumnos. Estamos con vosotros ahora y siempre! Que os vaya lo mejor posible, cuando la enfermedad anda a vuestro alrededor!

Por lo demás, que no quisiera ser yo manzana de discordia entre dos proas tan nobles como la de Froi y la de Andrés. Me libre Dios! Uno conoce sus límites y sus puntos fuertes. Habéis hecho una inmerecida campaña de un texto que era juego floral con intención de publicar algo de lo que me bulle por los pensamientos. Fondo y forma no suelen casar siempre como mano y guante. Se intenta, pero...

Sucede, Santos, que el análisis de la vida –mi análisis de mi vida, al menos- es agridulce. Y si uno lo escribe con ciertas formas “barrocas”, puede parecer una botella medio vacía o medio llena. Depende de quien mire mis escritos. Ni estoy demasiado triste ni bailo de felicidad. Tras medio siglo de vivir, sé que estoy en el mejor de los mundos posibles; pero no es el mundo que tu o yo habíamos soñado. ¿No es verdad? Ni el mundo que el 100% de nuestros otros compañeros creyeron poder hacer cuando intentaron transformar aquella “realidad”, en nuestra edad joven.

¿O vas a decirme, Santos, que yo he de pensar que tu eres sólo ese espíritu amoroso que desprenden tus textos? Tienes muchos más registros. Y además eres un espíritu encantador. ¿Acierto?

Fíjate, Santos, por ejemplo, en Froi. Emplea sordina e ironía para decir lo que tu. Y se le ocurre, ni más ni menos, que llamarme gorrino –gochu, dirían los astures- del que él, Froi, paladea los jamones. Navidul sin grasa, soy según Froi. Riquísimo para su paladar. Serás caníbal, chaval...! Más: no tendrás mejores Navidul que jamonear? ¿Será, Froi, que tienes bigote mientras que Santos lleva la cara limpia de pilosidades? ¿Mi barba, mis vellos del rostro, son mi escudo contra el pánico? ¿Mi timidez para sacar mis sentimientos al sol me hizo una cara barbada, que enmascara ironías, como los jóvenes de hoy, celebrando el Halloween? ¿Barba, bigote, nada: tres formas de encarar el mundo, del tímido, del medio-tímido y del valiente?

...Que no quiero daros la lata larga hoy. Pedro, que sí: que me agradaría buscar juntos ese lugar común donde poder reencontrarnos en cuerpo y alma, quienes tenemos ADN “marcado” en “el camino”. Tu sí que sabes! Cuanto mayor me voy haciendo más valoro la experiencia de las vidas vividas en plenitud. Yo creo que aún nos queda a aquellos antiguosalumnos bastante por aprender. De vosotros, que habéis ido guardando los “tiempos modernos” en vuestra memoria, de forma especial.

Difuntos, Todoslosantos, Halloween, el puente... Que en la carretera seáis prudentes. Que el largo fin de semana os cargue las pilas. Que tenemos aún mucho que contarnos. Abrazos, chavalería!

Froilán Cortés -

Mira, Andrés. Sabes que mis reproches, son mis caricias. O, deberías saberlo, gruñón!.
Quién te va a querer más que esta Proa valerosa, no tan erguida ni turjente, ni afilada como la tuya, pero Proa, al fin y al cabo!!!
Andrés. Tú y yo, estamos predestinados a querernos. Yo me como tus peras verdes. Tú te bebes mi Prietos Picudos oxidados y avinagrados. Tú, me defiendes de la Pata, y yo a tí, de la garrapata. Pero, siempre nos quedarán esas miradas picaronas, verdad?
Que te quiero, coño!

Andrés Martínez Trapiello -

Joder, Froilán.
Solo me reprochais. ¿Instinto comercial?.
Lo de Javidelvigopalencia se vende solo. Ya sé.
¿Y el Prieto Picudo?.

Froilán Cortés -

AL PENSADOR, QUE ESCRIBE, JAVIDEL.

No sé porqué mi hermano Ito, te ha quitado tu Vigo y tu Palencia. Celos? Él, con su hermosa fachada solo es "Ito", y tú, con tu javierdelvigopalencia, ocupas todo un renglón. En definitiva, me gusta Javidel. Me suena a Navidul. En su punto de sazón. Con grasa, pero sin tocino. Fácil de cortar. Goloso de comer. Me gusta "Javidel".

He leído varias veces tu escrito (publicitado por mi Andrés MT. Estás perdiendo instinto comercial, Andrés. Hay productos que se venden solos. Su calidad y prestigio, son suficiente reclamo. Te han bajado la dosis de prieto picudo?), y.....la verdad, dejas a uno sin palabras. Pensando, pero sin palabras.
O es que, mientras tú rumias, te gusta hacer rumiar a los demás? Si es así, bien. Si no, tambien.
Me encanta la forma en la que intentas autoanalizarte todo. Buscar el "porqué si" y el "porqué no" de las cosas. Intentar llegar hasta "más allá" de la estación de destino, sin preocuparte de si tienes asiento, o siquiera billete.

Siempre pensé, y opiné, que eras un estupendo escritor. Me dejé llevar por la pasión?. Hoy, creo que eres un gran pensador!, que escribe, palabra tras palabra, inmaculadamente colocadas, sus pensamientos.

Ahora, rumiando rumiando, me has hecho pensar, malvado. Y al pensar, me he quedado sin palabras. Y al quedarme sin palabras, he vuelto a mis orígenes. Recuerdas que un día escribí.....De niño aprendí, muy bien aprendido, que dos más dos, son cuatro. Han pasado casi cincuenta años, y.....siguen siendo cuatro. Y lo sigo sabiendo.

No puede haber veces, en que las cosas son, porque son. Se hacen, porque se hacen. Se sienten, porque se sienten? Es necesario siempre buscar el "porqué"?
Nos hemos encontrado, y estamos felices. Qué más da porqué?
Hay comunicación donde solo había silencio. Qué más de porqué?
Hay ganas, donde había apatía, qué digo apatía, olvido. Qué más da porqué?.

Dos besos, javidel. Uno de mi parte. otro, de la tuya.

Santos Martínez Vibot -

¡Javier del Vigo Palencia, tenías que ser tú! No he podido levantarme de la silla para ir a la terraza -y estoy al lado de ella- entre lágrimas de agradecimiento y sollozos atragantados de niño feliz.

Ese párrafo que me dedicas en tu impagable "sentido de vida" , más que párrafo me abraza de caricias, como una estrofa fiel.
Cada palabra de tu estrofa es una flecha que me vivifica y tu último piropo, precedido de una expresiva coma -"geniecillo"-, lo llevaré siempre en mi corazón.

Tú si que tienes un corazón de luna llena que ilumina de rosas y palabras aquellos duros tiempos de esplendor en la hierba.

Estoy triste porque estás lejos. Ahora querría abrazarte y sentir esa risa que tus muchas palabras generosas nos regalan a todos y a mí me han dado hambre de escucharte y mirarte a los ojos mientras hablas, insomne solitario.

Te noto un poco triste. ¿Qué te pasa?

¡Qué no te pasa! Aquí me -nos- tienes.

Te abrazo con el alma , ya que con el cuerpo no puedo, ¡tanto como quisiera!

Pedro Sánchez Menéndez -

Después de leer lo que habéis escrito en este "post" (¿se dice así?), intento decir algo de lo que me bulle por dentro, pero no encuentro los términos convenientes.

Por un lado comparto todo lo que dice y siente Javier del Vigo y me alegra enormemente que tenga preocupaciones profundas sobre la vida, sobre todo, pensando en los demás. Esto no lo dice expresamente, pero se deduce de su reflexión. Me gustaría que nos dejásemos empapar por este sentido de vida que se deduce de su pensamiento.

Por otra parte, Javi está pidiendo a gritos que busquemos juntos. Me alegro de la felicitación del Consejo de Provincia, pero creo que ya ahora no basta. No sé cómo, pero tendríamos que llegar a más.

Bueno, pues esto es lo que se me ha ocurrido, porque lo llevo dentro de mi cabeza y de mi corazón. Así que no aburro más y me despido no sin antes dar gracias a Pablo Huarte por sus palabras y de felicitar de nuevo al Ministro, para unirme así a la "orgía" que han montado el día de su cumpleaños. Un abrazo. Pedro

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Javier del Vigo Palencia: ¡Provocador, tú!
No entiendo por qué cuelgas a estas horas. Y con honduras.
Ya han pasado “Completas”, y es tiempo de esperar nuevamente la madrugada. No es “hora sexta”, que utiliza Pablo Huarte para escribir; una hora más acorde con la gente de bien.
Me has revuelto el alma. No quiero extenderme. No es el momento.
Volveré a leerte mañana, después del canto del gallo.
Solamente decirte que, al fin, has hecho los deberes. Ya sé que la tiza es jodida, que “mañana es día de escuela”.
Sin embargo, tienes una pléyade de lectores esperando, ansiosos por tus reflexiones que desgranas con sabiduría y buenas letras en el blog.
Sin implicaciones del pasado, te deseo -lo que oíamos más jóvenes, a estas horas, en la mejor televisión del mundo, que era la única que podíamos ver-: “El alma se serena”.
Buenas noches, Javier.

Javier del Vigo -

Compañeros; compañeras de mis compañeros... mirones, en general:

Pienso, luego rumio mis propios pensamientos en estos días post-encuentro. Como vosotros, supongo. Desde aquel fin de semana, doy vueltas al recuerdo del encuentro y a aquellos detalles –subjetivos o nimios- que me impactaron más. Y hubo muchos; unos que habéis reflejado como lugar común; otros que percibí de manera específica.

Han pasado ya días desde que un puñado de antiguosalumnos y un puñito de sus antiguos profesores nos re-encontramos en el Camino. Ha pasado tiempo para que posos y sentimientos se hubieran sedimentado. Y no acabo de ver mis aguas limpias ni los posos al fondo. Hay todavía en mi pensamiento un revoltijo, un batiburrillo, de difícil lectura.

Pendo aún de la subjetividad y el sentimentalismo. Algo desdibujado, es verdad, por algunos encontronazos, que –en este primer desencuentro- no han hecho pupa -creo- a nadie todavía. Menos mal! Pero que pueden ser avisos para mareantes, si no sabemos dirigir bien la flecha de nuestro futuro en equipo, de nuestro sentimiento de pertenencia a una yeguada específica. Escribí por ahí arriba: en libertad y con respeto.

A esta altura de mi rumiar, soy consciente de que he conseguido poner, de nuevo, en circulación un tiempo de mi biografía que se había sumergido, -confuso-, en el cuarto oscuro de mi casa; en la zona oculta de mi pasado, donde me causaba perturbaciones, de algunas de las cuales ni yo era consciente. Hoy tengo claro –de nuevo- que hubo un tiempo –importante en cualquier adolescente- que estudié y conviví con unos compañeros de estudios y de experiencias vitales en La Virgen del Camino, allá en León. Con sus luces y sus sombras. Dentro de las estructuras que nos tocó soportar, desarrollando mil y una complicidades entre nosotros. Sabiendo, al cabo de los años, que nuestros “guardianes” eran también cómplices y soportaban –los más- las mismas contrariedades que las estructuras nos causaban. Los más, repito.

Tengo reciente en mi disco duro el paseo por las dependencias del colegio cerrado, que realizamos en común la tarde del viernes, 12. Incluso el paseo por el túnel entre el Santuario y el Colegio que nos permitió realizar el Padre Jesús Martín a un grupito, tras la salve y el aleluya final. Qué momentos, recordar el ayer en su propia salsa! Así que he actualizado los espacios, -la geografía de mi adolescencia-, y he abrazado a muchos de mis antiguos compañeros, -carnes maceradas por la vida de aquellos que nos compartimos minuto a minuto, en los tiempos duros del esplendor en la hierba-. Ha vuelto a iluminárseme aquel capítulo en mi biografía. He vuelto a sentirme señor de mi destino. ¿Y decís que no ha sido importante el trabajo del GL, con guión –parece- de Pajarín, -Pericón él donde los haya; ¿por qué Pajarín, Perico?-, y el trabajo de todo un núcleo que supo dar forma a una idea ciega pero hermosa, que se hizo pública bajo la batuta de Josemari Cortés, hoy ya “capitán general de la armada invencible”?

Creo que muchos me entendéis perfectamente. ¿Me confundo?. Era por ello que una vez apoyé la sugerencia que José María Urbano hizo a los dominicos: tenéis, reverendos, la cesta de las uvas en sazón a la puerta. Que se pudran, que se hagan pasas dulces o que salga vino tipo “prieto picudo” depende también de vosotros. Peligrosa aventura mezclar estructuras y nostalgias. Pero ¿merece la pena intentarlo? Yo creo que sí. ¿Os animáis, antiguos compañeros, viejos profesores, estructura dominicana? Contareis con el apoyo y la gracia de mucho antiguo alumno.

Y, -aunque más silencioso que en el pasado-, sigo buscando un rato para seguir leyéndoos. Que es como proyectarme. Como re-descubrirme en vuestros recuerdos y en vuestras nostalgias. Me hubiera gustado disponer de tiempo suficiente para haber dado réplica adecuada a tanto escrito bellísimo que habéis pegado. No me cunde el tiempo todo lo que quisiera; así que os leo, callandito. Y se me hace patente el valor del tiempo, cuando el tiempo es lo que se me va escapando. Pero os leo. Todo lo que escribís. Como si recortaseis sobre el cielo azul intenso de León en otoño partes importantes de mis propias vivencias. Incluso te leí en la mañana, Pedro Sánchez, cuando preguntabas, incrédulo, si había alguien ahí. Estuve, te leí y luego me fui. Pero me fui con tu pregunta dentro. Y con una cierta alegría.

Hemos regresado a nuestras cotidianidades. El blog, fantástico, sigue funcionando, con una fuerza inmensa: la fuerza del cariño mayormente; los escritos de la nostalgia y la pasión van encadenándose. Sucediéndose, a buen ritmo; y entradas que no dejan rastro escrito, hay también un montón. El “cuentakilómetros” lo advierte; casi 240.000 en total. Los primeros escritos que mandasteis hablaban de magia, éxtasis, milagros... Sin parecer cínico ni mostrar sentimientos lacrimógenos, también yo me dejé llevar “como en una nube”. ¿Fueron Beatriz y Pablo Huarte quienes se han subido a la nube para escribir desde ella? No creo en los milagros; no me gusta enseñar mis sentimientos, si no es recubiertos de un toque cínico; los sentimientos limpios, desnudos me dan más miedo que una pistola en la sien, siendo judío yo y la mano de Hitler quien sujeta la pistola... ¿Será mi condición “hombre” o restos de la vieja educación recibida? Se admiten apuestas! Aún así, concluyo, algo de nube hubo en el encuentro. Se estaba bien en las nubes! Igual que antaño, cuando los profesores nos hacían bajar de ella con capones; o a gritos.

Hace días, Andrés M. Trapiello, me preguntabas si estabas cursi en tus escritos... Te respondo hoy, Andrés: no has estado cursi nunca. Sabes excitar, para que otros se lancen a la aventura de poner –una tras otra- palabras de nostalgia, de gratitud, de recuerdo... Has sido, también, un perfecto animador de los juegos florales del blog. Creo que era ayer cuando Andrés Cortés te concedía un tiempo de vacaciones. Cuenta con mi amparo. Espero que con el de la inmensa mayoría, también.

Has enseñado –con timidez- un corazón de luna llena, inmenso y brillante. Has estado perfecto cuando te has propuesto enseñarnos algo de tu “diario” interior, de la riqueza que llevas dentro. Tampoco es asunto de que alimente más tu egolatría, chaval! Bastantes piropos os han echado al conjunto GL todos los que han enseñado patita por estos pagos!

Pensando y rumiando, mantengo una duda, en forma de pregunta: ¿“Recordar es vivir”? ...Cuanta vida, entonces, en León el fin de semana aquel! ¿Se puede vivir sin recuerdos? ¿Se puede cercenar un trozo de la propia vida? Yo he tomado una decisión seria: nunca más cercenaré el capítulo de mi biografía: estudié con los dominicos, en La Virgen del Camino, León, hasta que comprendí que mi “camino” y el “camino” que ellos querían tomar no iban en la misma dirección. Entonces, me apeé. Y me quedó una sensación frustrante, como de castración interior. Por eso, oculté las más de las veces, aquel retazo de mi vida. Hasta que hemos vuelto a re-encontrarnos. Entonces, se me fueron las sensaciones castrantes y volví a quererme –que es recordaros- en aquel tiempo de aprendizaje y crecimiento. Gracias, pues, a todos, por que sigo creyendo que recordar es vivir.

Leí que hubo un “rojo llorón” –Mariano Santiso, te busqué con mi mirada, pero no te hallé; y lo sentí...- que también tiene sentimientos y le tocó airearlos en León. Laus Deo, rojeras! ¿Es que los rojos no lloran? Yo he tenido momentos de dicha; y reí. Pero otros de dolor; y lloré. Llorar de dicha es privilegio que se da pocas veces. León y el reencuentro es uno de esos raros momentos en que un rojo no puede, debe llorar.

En aquel fin de semana, Pepín -a quien abracé con calor, ya que habíamos cruzado abundantes palabras escritas- me trajo –con su abrazo- recuerdos desde Avilés. Recuerdos de un “jubiladísimo rebelde”, Jaime Ruiz, oriundo de Arija, amigo de mi familia, de mis antepasados. Jaime Ruiz tiene esa edad para tomar sopita y andar entre gasas; sin embargo, se “castiga” diariamente montado en una bici, haciendo kilómetros y kilómetros... Es de una raza de héroes. Espero, Jaime, arijano, que recibas a través de mi Pepín un fuerte abrazo. Hasta que te lo de yo en Arija, cualquier día de estos, en directo...

Jose Mari Urbano, fue un placer verte, chaval! Grande por fuera y por dentro, eres más joven que yo, que en altura te siento igual; tuvisteis que iros –tu mujer y tu- la misma noche del sábado. Lo sentí!. Nuestra despedida quedó bella, de todas formas, en el “marco incomparable” del Patio de los Guzmanes, durante el ágape que nos ofrecía la Diputación Provincial de León. Pero sé que fue un punto y seguido. Los puntos y aparte no están todavía escritos en nuestra agenda. Habrán de esperar un buen rato aún!

Me pica la curiosidad. Antes del encuentro, yo leía a un Luis Heredia “chiquitín y juguetón”, osito de peluche de cuando fuimos adolescentes. Después, apenas te he leído, Luis querido; y cuando lo he hecho, me he encontrado con ese ser adulto que abracé en León, lleno de nostalgias y abrumado por la caducidad del tiempo. Sé que es difícil mantener una línea monocorde, sin altibajos; ni en la vida, ni en las vivencias, ni en los recuerdos... Mucho menos en un blog, más efímero; mucho más! ¿Quizá, Luis, estás marcando las dudas que nos embargan a otros muchos? ¿Que me embargan a mi?. Después del encuentro, ¿qué?

Sin embargo, en estos últimos tiempos el blog se ha animado con nuevas plumas. Con vida y estilo propio. Santos Vibot, te estás ganando las cinco estrellas, diablillo! Ese narrar los olores como si el viento del sur no hubiera pasado por allí durante 40 años, tejiendo y destejiendo olores nuevos, dice mucho de un nostálgico de las artes y del pasado común. Sigue deleitándonos, geniecillo!

Leo a Manolo, a Mariano, a los Cortés –creo que Froilán ha andado algo bajo, pero intuyo que ya vuelves por tus fueros, astifino de la pluma; espero leerte más!- , a Oscar, a Beatriz –ya un poco nuestra chica, José Luis- Clemente Sánchez, Martín Fernández Alonso, los Santamarta, -tu mujer me preguntó, Daniel, si “aquello” era contagioso, mientras la escolanía resucitada atacaba las viejas canciones en la mañana del sábado y algunos ojos se tenían que esconder mirando vagamente al infinito...; no supe qué responderle. Aún sigo buscando respuesta a tan “puñetera” pregunta. ¿Le has dado tu alguna ya, Daniel?), a Maxi Oloriz, a Juan Carlos García Pascual –mi compañero de al lado en “Pajes” y de perro en casa-, Enrique Muñiz -¿quién sabe por dónde andará este hombre, como la melodía aquella, viajero?- ... Sois tantos!

Julio Correas anda vago. ¿Qué tendrá mi Julio que no se le lee lo que de ti espero? Te ha puesto Marta atado a la pata la cama o es que el Pimpi aquel, maleante donde los haiga, te trae por el valle de la amargura?

Pedro Sánchez y Pablo Huarte: os habéis convertido ya en columnas sólidas de este tiempo recuperado. Sois de las plumas más sueltas en estos últimos tiempos. Es bonito leeros, viejos maestros, compañeros presentes!

Y como no me he extendido mucho hoy, dos consideraciones finales:

1.- No veo muchas fotos “colgadas” en la red. ¿Nadie se las manda a Josemari para que él las publique?¿Nadie las cuelga directamente indicando cómo podemos visualizarlas? Og, qué dolor! Sigo viendo las que cuelga Ali, la hija del jefe; Beatriz, en su propia página; Ramón Pajares y un tal Luis, asturianu él, ho! ¿Los demás?

2.- Ya sabéis que Javier Muñiz ha cumplido? Ha cumplido años, por tierras del Bierzo, rodeado de gentes muy queridas por él. Felicidades, bribón! Qué bella yeguada aquella, la del 61 – 67, en la que comimos y crecimos Javier Muñiz y yo. Algún día volveré a daros envidia cantando nuestras lindezas.

Ciao, caballos de la mejor cuadra de yeguas españolas! Os quiero!

Pedro López Llorente -

Querido P.Pedro: Muchas gracias por tus cariñosas palabras. Para mí fue una tremenda satisfacción haber podido abrazarte tan efusivamente y sobre todo recordar algunas cosas del Colegio,que fue tan importante y valioso para nosotros,como se está poniendo de manifiesto en este blog y sobre todo en el maravilloso reencuentro, y tú has sido uno de los grandes artífices de la educación que recibimos y que hoy todavía valoramos por lo que significó para nosotros en todos los sentidos.
Un fuerte abrazo para tí y para el P.Alcalde. Hasta pronto. Pedro

Pedro Sánchez Menéndez -

Hola, ¿hay alguien ahí? Parece que estáis todos de fin de semana y por eso no aparecéis.

Yo quiero darle ánimos a Pedro López Llorente y sobre todo darle gracias. Porque por las comunicaciones me he enterado de que fue quien desde más de un año antes insitió en que había que hacer algo. Tanto "aburrió" a los del GL, que terminaron haciéndole caso. Gracias, Pedro.

Te voy a hacer una confesión. No había olvidado tu nombre y sin embargo no acababa de ponerle cara después de tantos años, y resulta que cuando te veo y te abrazo me doy cuenta de que casi no has cambiado nada, sin olvidar tu alegría y tu simpatía. Gracias, Pedro. Fue todo una gozada y os lo debemos a vosotros y a la respuesta que todos dieron. Los que somos dominicos, tan escépticos, nos hemos tenido que rendir ante el entusiasmo y la ilusión de todos vosotros.

Del banderín que has guardado durante tantos años tengo que decirte que ni me di cuenta, ante la multitud de abrazos que se precipitaron cuando llegué.

Pedro, saludos a mi tierra y abrazos y besos para ti y para tu esposa a quien no conozco aún. Pedro