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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

AQUELLA VENTANA DE JESÚS

AQUELLA VENTANA DE JESÚS

Jesusito Herrero, gloria imperecedera del 61, nos invita a mirar a través de aquella su ventana de Las Caldas de Besaya que carece de horizontes interminables, como los de Caleruega. ¿Aún existirá esa ventana? ¿quiénes la disfrutaron? ¿era una escapatoria? ¿un punto de fuga? ¿huída de convento?

¿era esta misma en la que se apoyan Oscarín y el Nica con Chema Sarmiento?

¿O acaso esta otra?

Me lo expliquen, porfa.

 


 

 – Esta es la ventana de mi primera celda en Las Caldas de Besaya. Una imagen que otros muchos “disfrutaron”. Que sean ellos los que se expliquen. Hay materia…

Jesús Herrero

4 comentarios

santiago rodriguez -

Ventana que mira al monte, allí donde el aroma de eucalipto hace que el aire allane las vias respiratorias, alli donde tambien estan los campos de deporte construidos por manos de futuros filosofos; al otro lado el valle, el balneario, el Besaya trascurriendo "manso" "manso", como aleteaba una de las canciones que los inmortales Torrellas y Huarte nos había enseñado; rocas enfrente, al otro lado de la via, la cantera, la masa rocosa que conociamos como Sinaí por el aire que tomaba de la montaña biblica, mas lejos "el Dobra" apto para escpadas montañeras los dias de paseo, mientras tanto el fraile solitario en su celda (estaba prohibida la entrada en otra celda, bajo precepto formal), se enfrascaba en los folios de Lógica de los que tenía que dar cuenta al P. Eladio Chavarri, al día siguiente en un examen escrito

JOSÉ MANUEL GARCÍA VALDÉS -

Podríamos ponerle pie con el título de “indiscreta”, por el tema: ventana para espiar, ¿qué? La NADA; por los personajes, tres, de los que sabemos que no son James Stewart, Wendell Corey ni Raymond Burr, pero podrían serlo; los de las fotos, con impoluto hábito blanco, son mucho más fotogénicos y guapos y, seguro que, más castos que aquellos; ¡qué pose! Y por el autor: no es A. Hitchcoch pero Jesusito de mi vida Herrero nada le tiene que envidiar ( ¿fotógrafo? ). Cuántas veces no se habrán asomado a ella los moradores de la celda y siempre el mismo paisaje, verde prado, unas veces con y otras sin vacas; personas humanas por allí, pocas, si acaso algún estudiante despistado meditando sobre LA NADA, la nada que allí había. Aprecio que, de forma descarada, esos tres jóvenes están pecando casi gravemente; la celda era lugar de clausura e invadirla era motivo de condena al fuego de la eternidad eterna; no era pecado o era menos pecado si dejabas algo de tu ser sustancial o accidental fuera; solíamos dejar una esquina de la capa que, como era amplia, te permitía llegar hasta el fondo de la celda,; eso era una invasión parcial, claro que ese pecado fue rápidamente abolido por los propios estudiantes que se dieron cuenta de la estupidez de la norma, pero, ojo, que no te pillaran; cuántos enjuagues pecando contra todos los preceptos.
La ventana estaba, está, creo, ubicada en la segunda planta; daba y dará para la parte trasera de la planta, dormitorios, por donde pasaba un pequeño camino que subía por detrás de la cancha de baloncesto y se dirigía al bosque. Era una mala ubicación, allí, el mundo, o lo que quedaba de él, estaba un poco a desmano: sólo pradera, árboles, vacas y monte. Muy bucólico, pero no se veían los trenes que al pasar daban señal de que más allá o más acá había mundo, ni se veía la estación en la que, de tarde en tarde montaba o se apeaba algún viajero, ni la cantera que, metía ruido, pero mostraba vida.
Si os fijáis bien os daréis cuenta que la hierba apenas si sobresale unos dedos, ¿Por qué? porque por allí pasaron segadores como Justo Robles, Eliseo García y el segador de Casorvida, que le dieron tal cepillado al dichoso prao que, a día de hoy, aún no ha crecido, tal que Atila. Fuimos el terror de las praderas. Para que aquella hierba no creciera hubimos de gastar mucho sudor, aunque no lágrimas, porque los hombres, de aquella, no lloraban; todo nos reportó la pasta necesaria para comprarnos un traje civil que nos permitía asomarnos a escondidas al mundanal ruido. Sé que pecamos muy gravemente, pero desde donde estén, mis dos colegas, que segaban, estudiaban y sabían más y mejor que yo, seguro que estarán haciendo algo para que se me perdone.
Hago una llamada a Benito, el adoptado, el Corraleño o corraliego de Buelna, para que, raudo, acuda a comprobar in situ si hubo cambios en la dichosa ventana y luego nos cuente los pormenores. ¡Corre! De paso reserva para el próximo encuentro.
Asomaros por la ventana a este blog, aquí habrá vida si los vivientes se asoman.
Abrazos

Vibot -

Hola, amigos, pido disculpas por intervenir menos desde hace algún tiempo.
Casi no saco tiempo ni para entrar. Me he debido perder un montón de cumpleaños y otros momentos en los que debiera haber estado.
Veo que Javivi ha escrito mucho, te prometo leerlo en cuanto pueda, amigo querido.
Sobre esta foto escribí la primera vez que apareció, hace unos meses, pero cuando el portillo estaba ya cerrado o a punto de hacerlo. Creo que muchos no lo veríais, me permito reproducirlo de nuevo:

"Recuerdo a Cairo-René siempre sonriendo, y encantándonos a todos con aquel acento suyo nicaragüense, pícaro y dulsesito.
Ahora -y más en Madrid- escuchamos esos acentos americanos en cualquier parte, pero entonces era algo inusual, tenerlo tan cerca, algo grato y exótico. Especialmente en alguien tan cariñoso como él.
Yo no puedo olvidar una velada en el teatro de Las Caldas, una tarde ya casi de verano, aquel teatro con enormes ventanales en arco hacia el Jardín del sauce sobre el surtidor del estanque, aquel jardín que, a pesar de estar tan abierto al paisaje de las altas montañas circundantes, tenía algo -algunos días mucho, algunas noches todo- de claustrofóbica prisión irrespirable...aquellas nieblas densas que incendiaban el alma de deseos y ensueños...todos pecaminosos, como se pretendía que creyésemos.
Recuerdo una parte de la velada en la que salían espontáneos a cantar, o tocar instrumentos, o contar chistes.
Y alguien gritó de pronto: "¡Que el Nica baile una Cumbia!". Y enseguida fue un clamor juvenil coreado con la risa en los labios de todo aquel salón tan divertido.
El se resistió un buen rato, pero al final se dejo empujar al escenario y, ligeramente ruborizado, comenzó a bailar aquella Cumbia, con sus hábitos blancos...
Todos callamos, embelesados por la fascinación de aquellos movimientos que traían el aroma y el beso de una vida casi ni presentida, un arrullo de amores que florecía en el alma dormida de nuestros cuerpos nuevos, casi intactos aún, entre aquel bamboleo de caderas, aquel dulce inclinar de la cabeza, aquellas tibias manos acariciando el aire de todos nuestros sueños más queridos, de todos nuestros traumas.
Y del rubor pasó a la sonrisa...a la entreabierta risa de su cara de niño, al aplauso exultante, agradecido, confundido y feliz de aquella tropa.
Puede sonar ahora pintoresco, ridículo, imaginar a un fraile bailándose una cumbia ante un teatro de frailes.
Yo lo recuerdo como algo precioso. El lo hizo precioso y delicado.

***

Es encantadora esta escena juvenil de la fotografía, con esa luz de Junio y esos rostros tan puros, tan serenos.
Oscarín, con su hábito siempre impecable en el que nunca faltaba el rosario, que los demás habíamos abandonado, y sus sandalias de asceta, que usaba hasta en invierno, aquel invierno que humedecía los huesos y melancolizaba nuestros ojos de amor. Oscarín olía a limpio. Y tenía, él también, una sonrisa y una voz inolvidables.

Y la cara de niño soñoliento de nuestro queridísimo Sarmiento, con el cuello levemente inclinado, los ojos añorantes y los labios de príncipe capaz de despertar a mil bellas durmientes, las manos relajadas sobre al hábito, e indolentemente recostado entre los muslos del Nica, que le pone la mano sobre el pecho.

HORTUS CONCLUSUS. FONS SIGNATA

Fecha: 01/12/2011 01:07."

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Contesto a Maribel sobre mis conciertos:
este Domingo 22, en la Sala Clamores Jazz, Calle Alburqueque, metro Bilbao, as las 21 horas haremos un nuevo recital Reyes Moraleda y yo, con piezas de Franz Léhar, Stolz, Paolo Tosti, Kurt Weill, Gabriel Fauré, Rachmaninof (una conmovedora melodía con su texto en ruso), Schubert, y algunas preciosas canciones de Guastavino y otros compositores en español (la mazurca "El lindo Ramón", un Bambuco colombiano, y el encantador charlestón "Las tardes del Ritz" ...)

Javier Martín va a venir. Si alguno más se anima será una alegría compartir con vosotros y daros un abrazo.

José Mª Sierra Tascón -

Yo nunca estuve en una celda de Las Caldas pero lo he visto desde fuera. Y la ventana como hueco existe (no puedo precisar qué ventana). Pero la ventana como hoja de madera que era y acristalada, me temo que pasó a mejor vida dando cancha a ventanas de aluminio. Tristemente es así. Vamos casi todo el mundo a lo práctico. Es muy caro y trabajoso mantener vantanales de madera. Sobre todo cuando empiezan a envejecer.
Les pasa como a nosotros: Nos cobran más ahora por los medicamentos, ahora que los necesitamos, ahora sale caro el "mantenimiento". Nos querrán cambiar por otros...
Como a las ventanas...
Un abrazo.