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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

PARA NOSTÁLGICOS

PARA NOSTÁLGICOS

Nuestro compañero Beneito Pérez Villalba nos envía esta fotografía dedicada a los nostálgicos de LAS CALDAS DE BESAYA. Estas son sus palabras:

Estado actual del convento, poco parecido a la foto que nos puso Vibot en su precioso relato-recuerdo de su paso por ahí. Como podéis ver a la derecha la nueva carretera y a la izquierda en el pico el paso de la autovía de la meseta o a-67 con lo cual ha quedado un poco encallejonado y las flores que tanto disfrutó Vibot y algún compañero más han desaparecido por mor de los escombros de la autovía.

Esperando que os guste un saludo desde Los Corrales.    Benito             

9 comentarios

Vibot -

Valdés, gracias por tus simpáticas y cariñosas palabras. Es verdad que la verdadera fauna de Las Caldas éramos nosotros y los profesores y demás viandantes -y algunas viandantas, que también las hubo, "¿verdad?" Pero estos, al revés que las plantas, no se deben tronchar ni masacrar. Aunque más de uno se lo mereciera.


Por cierto, Pitu, ¿por qué nadie evoca Montesclaros si, según se os oía contar entonces, eran unos veranos maravillosos? ¿Estuviste tú allí? ¿Y tú, Argüeso? ¿Y mi querido y silencioso Teódulo?
¿Y mi Javier Martín que tan bien escribe? ¿No me contareis algo?

Yo, por incitaros a las confidencias y las emociones, os voy a transcribir el texto del himno a la Virgen de Montesclaros, que tomo de mis queridas partituras de Don Joaquín Hernández, tan inspirado en su música como en el de la Virgen del Camino:

"ESTRELLA BLANCA DEL CIELO
QUE BRILLAS EN MONTESCLAROS,
REINA DEL VIENTO Y EL RIO,
DEL ROMERO Y DE LOS PRADOS.

TU QUE ERES SOL QUE FECUNDA
LAS COSECHAS DE ESTOS CAMPOS,
MIRAME A TUS PIES RENDIDO
Y TIENDE HACIA MI TUS MANOS.

Estribillo:

¡VIRGEN QUE REINAS EN MONTESCLAROS
DESDE UN TRONO DE BREZOS Y DE AMAPOLAS,
OYE EL CLAMOR DE TODAS LAS MONTAÑAS
Y DE TODOS TUS HIJOS QUE TE ADORAN!

¡OH DULCE MADRE MIA,
VIRGEN DE MONTESCLAROS,
HAZ QUE SEA MI PECHO HASTA LA MUERTE
UN ALTAR A TU IMAGEN CONSAGRADO!

¡ESTRELLA DE LOS CIELOS Y LAS ALMAS,
REINA Y SEÑORA DE MONTESCLAROS!

Estrofa I

YO TE PIDO ARRODILLADO,
BESANDO TUS PIES DIVINOS,
QUE ME QUIERAS SI TE QUIERO
Y ME AUXILIES SI TE OLVIDO.

Y SI UN DIA ME PERDIERA,
LLAMAME POR LOS CAMINOS,
QUE CUANDO LLAMA UNA MADRE
SIEMPRE VUELVE A CASA EL HIJO.

Estrofa II

YO QUISIERA SER EL FRUTO
QUE TU CORTASES DEL ARBOL,
YO QUISIERA SER LA TIERRA
QUE TUS MANOS HAN SEMBRADO.

YO QUISIERA SER ESPIGA
EN TUS GRANEROS DORADOS,
VIVIR SIEMPRE JUNTO A TI
Y MORIR ENTRE TUS BRAZOS."


Sólo estas dos estrofas, que son a tres voces iguales, las cantábamos los tiples en la Escolanía, con el Padre Torrellas.

¡Chicos de Montesclaros, qué melodías, qué aromas os han traído estos versos?

Escribid, por favor.

***

Benito, gracias de nuevo por tus "consuelos".

Benito Pérez Villalba -

Bueno, bueno Valdés por fin das señales de vida,pensé que con tanto viaje a Madrid te habría tapado algún ventisquero de nieve y no habias podido regresar a casa, que tal la medio madre y demás familia, nerviosos, nada hombre eso enseguida se pasa, despues tendrás que llevar los pañuelos por paquetes pero el babear es muy sano a nuestra edad.
Vibot se me olvidaba los coches y camiones no se escuchan mucho, pues justo encima del Convento coincide un túnel con lo cual apenas se oye el ruido y por la de abajo a quedado con muy poca circulación, sólo los camiones de la cantera y cuatro coches de los lugareños, por lo demás la paz y tranquilidad aú se siente por esos lares y se come bien, de eso te dará fé el amigo Valdés y compañía que en dos días tuvieron que aflojar un agujero de la correa.Bueno amigos un saludo desde Los Corrales
Benito

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Amigo Vibot, ¡Qué vivo eres!¿Por qué eres capaz de escribir así y yo no habiendo tenido como tuvimos a los mismos maestros? No te pasaría como a muchos de nostros que llegamos a las Caldas con “Buen Tiempo”, bueno para el crecimiento de plantas y berzas, y nos fuimos buscando un clima más Cándido. Seguro que tú tuviste tiempo bueno y no Buen Tiempo.
Pasé tres años en las Caldas; tuve muchas vivencias, sentimientos, añoranzas … Viví aquellos años de muchas maneras: estudié, recé, medité, me escapé muchas veces al cine aquel de ”arte y ensayo”, otras muchas, a modo de huida, me fui a ver a una tía monja dominica de clausura en Santillana; hice muchos enjuagues con mis colegas Represa, Sandoval, Bandera, Ruano, etc., fui a hacer catequesis al pueblo de Benito ( otro modo de respirar aire fresco), segué hierba, pelé gallinas, etc.; en definitiva, engo muchos recuerdos y podría dar muchas visiones de las Caldas, pero nunca se me había ocurrido esa visión botánica tan buena que tu describes. Casi me remuerde la conciencia leyendo la descripción que haces de aquel paisaje lleno de, por un lado, plantas pobladas de hojas enteras, sinuadas, lobuladas, lanceoladas…; por otro, lleno de flores con sus sépalos, pétalos, ovarios, estambres y tantas y tantas plantas y hierbas como describes. Digo que me remuerde la conciencia porque yo, como el caballo de Atila, pasé, junto con Robles y Eliseo, con la guadaña segando la vida de tanta criatura natural. En la foto antigua que aparece de las Caldas se aprecian trozos de pradera con un color más blanquecino que corresponden a los trozos por donde pasamos dejando cojas y mancas las gramíneas, avenas, zarzas, prímulas, bocas de dragón, etc., de tu relato primoroso. En aquel momento nada me decían ni me dolían las flores y plantas, lo que me dolía era el lomo y los brazos del esfuerzo que había que desarrollar para echar abajo aquello pequeños seres que a ti tanto te maravillaron. No veas con qué satisfacción mirábamos la obra hecha y cómo nos alegrábamos de que no quedara ni un ser viviente. Había prisa por acabar y cobrarle al P. Herranz el estipendio estipulado con el que compré mi primer traje y con el que hice unas cuantas escapadas al mundanal ruido de Santander y Torrelavega. Aquellas plantas y yerbas que para ti representaban vida y maravilla, para nosotros representaban obstáculos y sudor. ¡Y vaya cómo se resistían las jodías!
Haría falta que aportases otra descripción de la fauna. Era abundante y un tanto rara; me refiero sobre todo a la fauna de animales de dos patas que pululaban por aquellos parajes. Los más raros estaban/mos intramuros.
Benito, conocí contigo in situ, en la última magna concentración de Octubre, esa foto de las Caldas. La veo como una especie de isla rodeada de un mar asfáltico. De las flores y plantas de Vibot 1º con la guadaña y ahora con el asfalto apenas queda rastro de ellas. No sé si han huido o se han suicidado. Cuando pases por allí pide disculpas por la parte que me toca. Da pena esa visión pero también se agradece pasar con el vehículo a toda leche sin tropiezos. Si tienes tiempo y ganas vas trasladando el monasterio y el santuario a un paraje más natural, por ejemplo a las tierras que tú posees por aquellos lares. Cuando acabes mandas la foto al Blog para que lo reconozcamos. Puedes esperar al verano a que Argüeso coja vacaciones; puede echarte un cable, aunque no sé si le acompañaran las fuerzas dado que vendrá de comer coles y con eso se puede hacer poesía pero no levantamiento de piedras.

Besos y abrazos

Vibot -

Gracias, Benitobonito, por alertarme, para que si vuelvo alguna vez no dé otro volantazo definitivo al coche, al ver aparecer el monasterio esta vez justo debajo e la carretera.

Me pregunto si Montesclaros almenos seguirá aún intacto.

Benito Pérez Villalba -

Vibot, esa misma sensación tuve en una de mis visitas a La Virgen, creo que han sido 4, pero en esa en particular un par de dominicos que encontré en la portería nos acompañaron a visitar aquello ya que me acompañaba mi esposa y segun avanzaba notaba una sensación de pena y tristeza viendo aquellas rejas en el claustro delas clases, la piscina cubierta de tierra, la capilla de la escuela menor convertida en trastero, de verdad, no me salían las palabras con las cosas que le había contado a mi señora, no tengo palabras para explicar aquella sensación, que le vamos a hacer, me imagino que al igual que a las personas la edad no nos perdona a los edificios les pasrá lo mismo y en particular cuando no se hace uso de ellos, así es la vida, Vibot no nos queda más remedio que mirar la parte más amable de la vida con el crital más bonito que tengamos a mano de esta manera las cosas no nos parecerán tan duras. Un abrazo. Benito.

Vibot -

Sigo teniendo pesadillas con esta foto del "encallejonamiento" asfáltico-ruidoso-humoso del enclave filosofal de Las Caldas.

Sólo se ve -en la esquina superior izquierda de la misma- una esquina de la devastadora autovía superior, bordeada con sus derribos de estériles "escombros".

Quizá porque sólo se ve ese fragmento, se expande ominoso en mis insomnios.

Si no calculo mal, su trayectoria debe pasar justo sobre la parte superior de la más conmovedora y fascinante cascada que todos recordamos con arrobo como uno de nuestros más íntimos tesoros, edenes, emblemas intangibles...Su cristalina música, sus embriagantes hierbas y musgos aromáticos, toda su magia céltica entre cantos de pájaros, tal vez ahora anegada en derribos de escombros y cascotes, o de mefíticos motores malolientes, aturdidores, bélicos.

He vuelto por Las Caldas dos veces solamente. La primera hace muchos años, con mi amigo Manuel Alonso, cuando todavía sólo se podía acceder por la antigua carreterita estrecha que discurría por el fondo del valle, y desde la que no se podía ver el monasterio, ahogada entre peñascos y arboledas, junto al cauce del río Besaya. Fue una visita dura e impactante todo estaba tal como lo dejamos casi, con el calor de nuestras ilusiones y nustro cuerpos aún flotando y soñando en el mismo aire aromado. Conservo algunas fotos de llorar: Un lavabo de una de aquellas celdas que había estado goteando desde entonces y se había adornado con una estela de óxido de hierro y un fresquísimo helecho de un verde portentoso saliendo del desagüe. Un Santodomingo con carita de místico sufrimiento pintado en una pared de una habitación abandonada y caótica y firmado por Javier Serrano. Otra celda con el suelo cubierto por rollos de pianola semidesenrrollados y arrugados, como después de un saqueo. El fondo del Escenario en color piel de rata con los grafittis en blanco y negro de ciudades en guerras de aquella década(Camboya...) y manchas de sangre del último montaje teatral de creación estudiantil contestataria. El sauce del estanque -que ya tampoco existe- inmensamente alto sin nosotros. La cantera escarnada -no tanto como ahora-. Algún monte talado sin piedad...
De esa tan melancólica visita también recuerdo que habían puesto rejas en las ventanas del tercer piso. Y que, antes de marchar, escuchamos un alarido espeluznante de uno de aquellos muchachos con todos los síndromes del mundo, abandonados tras aquellas rejas por sus propios padres.

La segunda vez iba yo con mi hermana conduciendo desde Palencia a Santander y, al entrar en el valle, le hablaba emocionado maravillas queriéndole mostrar aquel convento donde me visitó feliz siendo una niña...cuando, de pronto, atónito, veo pasar el convento junto a la ventanilla del coche. Di un volantazo que casi nos matamos.

He vuelto una vez más con un amigo, antes de la autovía, y recuerdo que junto a la cascada ya se oían los coches, ensuciando la música del agua.

¡No quiero imamaginar qué será ahora, con seis o más arriles atestados atronando las tejas, la cascada -si es que aún existe-, los recordados bosques nemorosos.

¡Mierda!

Vibot -

Gracias por tus tiernas palabras, Benito, pero es imposible que haya silencio con una autovía de gran uso prácticamente sobre los tejados y una carretera por debajo del jardín, que termina de "encallejonar" y rodear de "escombros" lo que fue un enclave de fecundo silencio y aromas de montaña.
El ruido de los motores tiene que ser constante y el olor de los escapes también. No lo quiero ni pensar.

No sé ahora quien escribió estas palabras pero en este caso son bien ciertas:

"Los lugares mueren como las personas, aunque parezcan subsistir."

Benito Pérez Villalba -

Amigo Vibot,siento que esta panorámica, que efectivamente es aérea, te haya causado tanta tristeza, no era esa mi intención si no todo lo contrario, pero no te desanimes pues aún quedan rincones como el camino que lleva a la mesa de piedra desde aún se escuha el murmullo del arroyo que baja por aquella ladera con sus bonitas cascadas y el magnolio a la salida del monasterio donde tu has percibido esas sensaciones tan bellas bajando por las escaleras y donde yo percibo en mi incosciente aquellos cientos de hábitos blancos con sus caras juveniles que tanto llenaban ese entorno tan bello.No poseo la narrativa tan expresiva como tu, pero las sesaciones que percibo cuando me encuentro por allí son esas. Espero que no produzca mas que nostalgia pues las cosas cambian según el color del cristal con que se miren.
Furri veo que tu nieto ya te deja algún rato libre espero que tanto la madre como el sigan bien, y si te sobra tiempo te puedo mandar alguno de los míos para que no pierdas práctica. Un abrazo para todos. Benito

Vibot -

Benito, esta foto no es "para nostálgicos", sino para descorazonar, hundir, desarbolar a los nóstálgicos.

Por una parte es espectacular esa atalaya aérea para percibir la dimensión y disposición de los distintos pabellones del conjunto. De hecho nunca había tenido una visión así, debe estar tomada desde un helicóptero, pero...

¡Dónde habrá ido a parar aquel silencio nocturno en el que gorgoteaba el surtidor bajo el sauce besado por la luna! ¡Aquel oler tan sólo, en las sendas de pájaros y saurios, herbarios prestigiosos y magnolios!

Todo incitaba a una encendida mística celestial o infernal. El castillo de rocas en la selva incrustado. Piedra filosofal, beso esmeralda. Tesoro de un silencio visitado de arcángeles. ¡Do iremos a buscallos!

Hay dos palabras en tu entradilla como dos bofetadas insufribles, de tan ciertas como insultan atrincheradas en esa imagen irremediable ya por siempre la belleza intangible del recuerdo:

ENCALLEJONADO

y

ESCOMBROS

Han masacrado nuestro prado florido y cortado el camino de Las Mitras, por el que tantas tardes ascendí hasta los cielos, entre abismos floridos y delicados cantos bajo los eucaliptus y las brisas.

Nunca hay donde volver.