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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

CON CLERGYMAN GRIS CLARO

CON CLERGYMAN GRIS CLARO

Esta foto que hoy os coloco en el artículo del/la blog, me la envió allá por Agosto pasado, nuestro muy querido compañero, hoy Prior en Oviedo, José Antonio. Lo primero es lo primero; amigo José antonio, un abrazo con todo mi cariño.

Al ver esta fotografía recordé una tontería de obrita de teatro cómico en dos actos que escribí e interpretamos en el Noviciado de Caleruega y que titulé "HISTORIA DE LA CLERGYMANIDAD", a rebufo del éxito de aquella televisiva HISTORIA DE LA FRIVOLIDAD de Ibáñez Serrador. Recuerdo que mi obrita consistía en un desfile de modelos de vestiduras y trajes religiosos desde el inicio de los inicios hasta llegar al clergyman.

El narrador, un servidor, acompañaba los andares en la pasarela de los esculturales modelos detallando los componentes de los distintos ropajes clericales y complementos así como sus modificaciones en el discurrir de los siglos. Como un vulgar desfile de alta costura.

Quiero recordar a Fray Oscarín vestido de vestal romana y a Fray San José (querido "cuñao") de obispo ortodoxo con un cinturón muy apretado y un hombro desnudo y de Monjita luterana en el segundo acto. También recuerdo que participaron como modelos Fray Fresno, Fray Julito del Barrio y Fray Dacio (el campanero), aunque no sé de qué les disfracé. 

A la tramoya e iluminación, el Ministro.

En primera línea asistieron al glamoroso "desfile", además de los Novicios, los frailes de la Comunidad. El PaPedro no ponía buena cara, su rostro se le iba angulando por momentos, más de lo que ya lo tenía, sus ojos miraban amenazantes, carraspeaba con rotundidad para hacerse oir, y la nuez, aquella sorprendente nuez, le subía deteniéndose en lo alto y bajaba  a gran velocidad, como ese artilugio de las ferias para probar la fuerza con un martillazo que hace subir y subir la plancha lentamente y después baja a toda leche. Después supe que por dentro también rió, pero como me cobijaba el paraguas protector del PaAlcalde, hoy Besucón, mi guión no había pasado la censura previa y, así, tuvimos vía libre hasta el final, además de que fué quien nos ayudó a confeccionar los disparatados trajes.

El éxito rotundo del juguete cómico se vió refrendado esa misma noche en el canto de las Completas en el Coro. Poneos en situación: imaginaos al narrador del disparatado desfile, este modesto Furriel entonces Fray Cortés cantor de detrás del armonium, iniciando el canto gregoriano de los primeros versículos de los salmos de aquella noche. Escribiéndolo  ahora me carcajeo yo solo.

Alguna risa se convirtió en carcajada y esa noche Fray Jesús Fresno, al inicio del primer salmo, y reconvenido convenientemente, tuvo que hacer la venia delante de todos (ya sabéis, lo ha explicado Isidro Cicero, tirarse en horizontal boca abajo delante de todos para penar la culpa): cuando el PaPedro dió la palmada para que se levantase no había manera, pues se seguía carcajeando boca abajo bajo el peso del hábito y la capa negra. Solo se veía un bulto negro en el suelo moviéndose, emitiendo un extraño sonido gutural y asomando a media pierna los calcetines de rombos que había utilizado en el desfile. Me temo que esa noche Jesús decidió ser dentista y no Fraile.

Esto sucedía la tarde-noche del Domingo de Ramos de 1968. A los pocos días, fué cuando el PaPedro, el Padre Maestro,  me llamó a su Celda y me espetó con su voz de profundis (para los de Ciencias, excepto Fernando Box, con dos cojones): "José María, creo que éste no es sitio para tí, verdad?. Escribe a tus padres". Y tenía razón. Y les escribí.

Cualquier día os contaré alguna otra anécdota que guardo de mi paso por Caleruega.

Bueno, a lo que iba. En la fotografía me inquietó ver a estos dos todavía-chavalines vestidos con clergyman, a sus dieciocho años invitados a estar "diferenciados" ya del resto de chavalines de nuestro mundo con esos horribles alzacuellos. ¡Cosa más fea!. ¡Purgatorio merece quien lo diseñó!. Y  digo que me inquietó porque, desde que fuí novicio en Caleruega allá por los 67-68, he tenido uno de esos sueños inquietantes, casi pesadilla, que, sin saber la razón, se sigue repitiendo a lo largo de todos estos años: sueño que voy por una calle cualquiera de una ciudad cualquiera y me veo vestido de hábito y me angustio y no sé donde esconderme.

A lo largo de mi vida, seguro que como en la de cualquiera de vosotros, he estado disfrazado de muchas cosas: de monaguillo en la capilla del Colegio en el lado del Evangelio, con pajarita desnivelada en la Escolanía, he vestido de militar "sin graduación" en el Ferral del Bernesga, de macarrita a mis 18 años para dejarme ver, de marcar paquete a los 19, de novio cuando me casé ante la Virgen de Candelaria, de momia, de astronauta y de loca en los Carnavales chicharreros, de pijo en cualquier Noche Vieja, de veraneante en las playas de Cádiz, de papón en la Semana Santa leonesa, etc., y ninguno de estos disfraces me ha hecho soñar por las noches. ¿Alquien sabe, puede y quiere  interpretar mi sueño y aliviar mis pesadillas?.  A quien lo consiga le aseguro un viaje a París con estancia de doce días y pensión completa con colchón parcheado en casa de Chema Sarmiento, paseo en avioneta con Julito Correas por el Canadá, dos empastes sin anestesia en la consulta de Jesús Fresno, visita al periódico de Lalo, etc..  

Al recibir e inquietarme esta fotografía le pedí a José Antonio que me la comentase. Esto es lo que me contó allá por Agosto pasado.

Querido Jose Mari:

Me pides una ayudita en no buen momento. Mañana madrugo para ir a Caleruega unos días de ejercicios con otros muchos frailes de la Provincia y no regreso hasta la noche del sábado o domingo. Además yo no soy de escribir con la categoria de los poetas-narradores-periodistas de tu-nuestro blog.

 

Ya me explicarás por qué la foto te parece bonita e inquietante. No serian dos adjetivos que yo usaria en este caso. A no ser que lo de bonita sea porque estamos los dos frailines en primer plano y estamos bonitos, ya ves que no hemos empezado las copas... Lo de inquietante tampoco está claro.

 

Es una foto de su epoca, octubre de 1968, en la boda de mi hermana mayor. Estabamos recien llegados a Las Caldas a primero de filosofía. El Padre Cándido me autorizó a asistir en Oviedo. Juan tenía revisión de la vista en Oviedo y me acompañó como buenos hermanos. Estuvimos los dos ayudando en la iglesia con nuestro blanco hábito, pero para la calle lucíamos ese atrevido clerygman gris claro. El Padre Candido en aquella epoca "nos invitó" a poner esa prenda desde que teniamos votos y ya eramos clerigos oficialmente, aunque eramos muy jovenes. Y así estamos de guapos. Creo que ha sido una de las dos o tres veces que yo he usado esa camisa en toda mi vida ( en otra ocasión recuerdo que la puse para que me dejaran entrar en el Hospital de La Paz en Madrid fuera de hora de visita).

 

La foto te la dejé para que vieras a esos chiquillos de esa guisa, pero sobre todo por recordar a Juan Gonzalez Perez-Villamil a quien no he vuelto a ver y a quien no he visto en el blog. Alguien me dijo (¿Oscarín?) que tenía sus datos y contactos, pero no he vuelto a verle. Ahora que estoy destinado en Oviedo, cada vez que paso por su portal en la calle Uría pienso en él, pero no sé nada.

 

En la parte del fondo de la foto se ve a mi hermano pequeño, fallecido en 1975 con 21 años... a su lado el carmelita que casó a mi hermana... a su lado mi madre bien guapa que estaba y que vive aquí en Oviedo y al novio, mi cuñado. Son recuerdos entrañables para mi.

 

Te he dado algunos datos no para que los trascribas sin mas, no sé muy bien qué interes tienen, pero sí para que re-escribas algunos si quieres "situar" esa foto que yo calificaría de otro momento momento y quizá simpática.

 

No me paro más esta noche. Ya sabes que quien pide recibe... y si quien pides eres tú y está en mi mano... ya está.

 

Dales un abrazo a los tuyos, que ya son un poco nuestros.

Un beso a todos y a todas. JOSE ANTONIO.

3 comentarios

Vibot -

Ahora que vuelvo a ver a Villamil -estoy convencido de que las fotografías que han aparecido aquí son tan sólo la punta de un iceberg que aún yace en nuestros álbumes, un recuerdo trae a otro, como enredadas húmedas cerezas- me viene a la memoria la voz de Joseramón Tejo contándome una anécdota sobre él.

Calculo que sería unos tres años después de esta foto. Villamil, al que sin duda recuerdo simpaticote, deportista, cachitas y guapazo, estaba ya en el siglo y había venido a Salamanca -¡conduciendo su propio coche!- a ver a sus queridos compañeros de curso. Le recuerdo en aquella luminosa Recreación del estudiantado de Salamanca, todos nosotros de hábito, deslumbrándonos a todos con su simpatía, su elegancia acrecentada -ya dice Bañugues más abajo que nuestra ropa de calle de entonces era como de Comisiones Obreras- y su aire de no parar de ligar. Irradiaba.

Después nos contó Tejo, que varios allegados habían dado una vuelta en su coche con él. Y que se iba fijando en todas las chicas de las aceras -¿no era mentar la cuerda en casa del ahorcado?-. Y que al pasar junto a una en minifalda, especialmente rica, dijo entre dientes con divertida rijosidad: "¡Fecundona!". Y todos os reísteis con esas risas frescas de la juventud. Supongo que adivinó el sentimiento de algunos de los que íbais en aquel coche, subyugados bajo el voto de castidad, pero felices de echar unas risas de secreta complicidad con vuestro viejo amigo.

Y Tejo lo contaba con un punto de añoranza allá en el fondo de su hermosa sonrisa, mientras fumaba maravillosamente con aquellas manos suyas alongadas de músico y poeta.

Chema Sarmiento -

También a mí me gustaría mucho tener noticias de Juan al que creo que no he vuelto a ver desde la peregrinación a Santiago que hicimos en bicicleta, con Oscarín.
Si lee estas líneas, se le pide que salga al ruedo. Y si alguien que le conozca las lee, que le transmita los saludos de quienes le echamos de menos.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Acabo de leer aquel desfile por la pasarela Caleruegues; a quién se le ocurre, en la cuna del fundador, montar actos tan disipadores y pecaminosos. En actos como aquel fue donde ese tal Fray Fresno perdió la vocación. Yo que sé algo de su vida puedo asegurar que sigue tan disipado como entonces y aún no se le ha quitado la risa. Se ríe de su sombra y, en especial, de los que tiemblan a sus pies. Siempre me pareció un hombre tranquilo y lleno de bondad pero, coño, cada vez que lo veo tiemblo como una vara verde, ¿Por qué será? Pa mí que debió de salirse del noviciado un poco resentido porque ahora, a todo el que cae en sus manos, su único afán es cogerle por la mandíbula y taladrarle la encía o sacarle las muelas o lo que se tercie. Tiene un especial empeño en enderezar el diente que se mueve; él, al parecer, lo tiene todo bien.
Como sé que va a leer estas líneas y que en el colegio aunque no aprendió mucha historia sagrada, sí aprendió a leer y escribir lo indispensable, le invito a que se atreva a hablar de la teoría del diente móvil y de las formas de ponerlo en funcionamiento. ¡Atrévete! ¡Osa! Cuéntales a los del desfile y a los que se reían cuando humildemente, venia en ristre, pedías perdón al PaPedro, esas cosas que me cuentas a mí cuando, tembloroso, me postro a tus pies.
Jesús sí quería ser fraile pero aquella noche de la postración en el coro le resultó tan frustante que decidió salirse y vengarse de cuantos cayeran en sus manos sacándoles las muelas o lo que se terciara. De ello puede dar fe José Antonio, el que ostenta poderes en Oviedo. Hace unos días me lo encontré postrado ante Jesusín y éste le decía: ¿Te acuerdas cuando te reías de mí en el coro? Pues ahora vas a saber lo que vale un peine; vas a pagar la humillación. No sé qué le hizo pero el Prior salió con el rostro desencajado mientras que Jesús mostraba cara de satisfacción, como si hubiera cumplido un deseo muy deseado, incluso se carcajeaba. Quise adivinar lo que pensaba: “el último que ríe ríe dos veces”; esto debía de ser porque a continuación me cogía a mí por banda. ¡Qué tío! De todos modos, en el fondo, muy en el fondo, es un gran chaval. De sus largas venias en el coro aprendió la virtud de la paciencia y serenidad.
Hablábamos de su vocación de fraile, pues tal era su vocación que a veces me habla de sus intenciones de retomarla y volver a la senda abandonada. Tenemos, ambos, un preacuerdo con José Antonio para hacer unos cursillinos acelerados de teología para adquirir las nociones básicas del dogma. Lo que más frena a Jesús para el reingreso es que, aunque maneja bien la lengua, la suya, sin embargo no se le da bien la lengua de las mariposas o latín clásico. Otro inconveniente es que como no acabó el noviciado tendría que repetirlo y eso le frena un poco; hablaremos con el provincial a ver si su estancia en Sto. Domingo le sirve para convalidar esos meses que le faltaron de noviciado. Lanzamos la idea de que si hay alguno más interesado en el reingreso que se ponga al habla con cualquiera de los dos. Pa mí que Arango o su cuñado Santiago están interesdos.
Conclusión: Jesusito de mi vida eres niño como yo por eso te quiero tanto y te doy mis muelas.
Un abrazo