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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LA CURVA DE TROBAJO-KM.4

LA CURVA DE TROBAJO-KM.4

...que en aquellos años 50, 60 y 70 no era precisamente lo que se dice la curva de la felicidad. Era la segunda curva ya superado Trobajo y la última, León Km.4,  antes de enfilar la interminable recta que nos ascendía directamente, a lomos de aquel autobús de color gris naval de Martiniano Fernández, hasta la misma portería del colegio de la Virgen del Camino donde siempre esperaba Pepe el portero con su jersey gris de cuello alto.

Os dejo esta comparativa: la foto superior, posiblemente del año 1960, aparece  en el libro RETABLOS y la inferior la he sacado el jueves pasado intentando aproximarme al mismo punto de toma de la anterior.  

¿Recordáis la curva? ¿Apreciáis alguna diferencia?

Hay una canción popular leonesa que en alguna de sus estrofas dice:

LA VIRGEN DEL CAMINO

NO ESTÁ MUY LEJOS:

ARRIBA DE TROBAJO,

JUNTO A MONTEJOS.

4 comentarios

Julio Correas -

Esa curva tiene anécdota para mi.
Allá por el día de Nochebuena de 1963 a mis padres se les ocurrió la feliz idea de pasar la Navidad en León y coincidió que la madre de Angel Torrellas se puso muy malita, por lo cual decidieron pasar la Nochebuena y la Navidad en León y volver al día siguiente con Angel Torrellas para que pudiera ver a su madre, que estaba grave.
A la llegada de Madrid cogieron una habitación en el Hotel (no recuerdo el nombre) que estaba en la Plaza que da a OrdoñoII.
Por aquel entonces no habían inaugurado todavía el Hotel Conde Luna ni el Parador.
Dejaron una botella de champán en el alfeizar de la ventana -de aquella tampoco había nevera ni mini-bar- y subieron a la Vírgen del Camino.
Pero en esa curva... y mira que el coche venía de Madrid, el bloque entero del motor SE CONGELÓ.
La temperatura tenía que ser de "muchos-bajo-cero" para que se congelara el coche en marcha y después de un viaje desde Madrid.
Alguien les subió al Santuario y cuando acabaron los actos religiosos, nadie se atrevía a bajarles a León.
El P. Eulalio les dio cobijo en el Santuario hasta que encontraron un mecánico que fue con una grúa y "arrastró" a mis padres al hotel y al coche a un taller que estaba en la Pl. de Guzmán el Bueno, en frente de la casa de Quique Muñiz.

Cuando llegaron al hotel y quisieron beberse aquel champán para celebrar la Nochebuena...tampoco pudieron : la botella se había congelado y reventó.

¿Haría frio en aquel León de entonces?
¿Y cómo aguantabamos los cinco o seis grados menos de la Virgen del Camino?

Sin embargo, el día de Navidad, aquel mecánico arregló el coche para que pudieran salir hacia Madrid el día siguiente.
Esa es mi historia de esa curva y todavía recuerdo que todo aquello pareció imposible!.
Seguro que al día siguiente dimos la vuelta la finca en pantalón corto y camiseta!

Un abrazo a todos de uno que desde entonces no ha cogido la gripe... ni siquiera la A.

Juan A. iturriaga -

Me hace gracia el acongojo de Valdés.

Mi padres me solían llevar desde Asturias en un coche de los de aquella época, y me pasaba algo parecido.

Salíamos tranquilos y un tanto inconscientes.
Hay que pensar que ellos, a principios de Septiembre, llevaban a un guaje de 11 ó 12 años a un centro en el que tendría que estar sin salir los siguientes 10 meses.

El “carajillo”, entre la maleta, los jerséis, los calcetines y el propio movimiento caótico del viaje en sí mismo, no tomaba conciencia de lo que se le venía encima.

Únicamente y, casi “en llegando” a León, se le mostraba la cruda realidad. No hacía falta llegar a la curva Trobajo.
Desde muy lejos, en aquella época se veía, tan enhiesto como el ciprés que yo me sé, el campanile del Santuario.
No era ninguna toma de conciencia, eran directamente las tripas las que se retorcían y revelaban contra los elementos. Para cuando llegabas a la curva de los romeros, la suerte estaba echada. Ya quedaba atrás el Rubicón.

Veinticinco años después, me quitaron aquel colon deteriorado. Era él o yo.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Estoy con Luis,para uno de Gijón esa curva de Trobajo ye una curvina, pa curvas las del Infanzón y el Padrún. La mencionada curvina lo que me trae a la memoria son una serie de sensaciones que, casi me atrevo a decir, todavía persisten. Mientras circulaba en el tren renfe de Pola de Lena a León al principio todo eran risas y parabienes con los colegas que viajaban en el mismo tren, a medida que nos acercabamos a León la risa se trocaba en sonrisa y cuando llegabamos a Cuadros la sonrisa se quedaba en gesto pensativo y cuando, una vez bajados del tren y subidos al autobús, llegabamos a la "curvina" de Trobajo a uno se le ponían de corbata;al llegar arriba, al llano, a divisar el santuario, ya era tal el acongojo que me/se/te cortaba la respiración y ya no había risa, ni sonrisa, ni gesto pensativo sino una depre que duraba hasta momento de esperar el autobús de vuelta. Parece exagerado pero a mí me pasaba algo así. La curva de Trobajo marcaba un antes y un después.
Las mujeres de la foto eran las jovencitas de los colegios de León que iban a nuestros autosacramentales a refrescar con los chicos del colegio. De ese modo perdieron su vocación algunos jóvenes y ahí empezaron los romances de los chicos del GL, de ahí les viene la veneración por las Curvas.
Un abrazo incluso para las "curvas".

Luis Heredia -

Hola Josemari.

La curva de la foto de arriba, sinceramente, no la recuerdo; ni conozco a personaje alguno del cuadro de penitentes o romeros. Atisbo a una señorina vestida de aldeana con algo o alguien en su regazo. Pero sin pañuelu a la cabeza, lo que me hace pensar que debe ser alguna muyerina o aldeana venida de Ovieu.

Creo ver también a nuestra Virgen del Camino llevada en volandas hacia Su Casa.

Sí recuerdo una curvona –porque soy de Gijón y allí todo ye a lo grande, como La Escalerona, en el Muro, La Piedrona, en el Cementeriu Ceares, la Iglesiona, en la Iglesia, lógicamente, Les Chapones, en el parque o la Plaza….;hasta Gijón parece ser aumentativo de Gigia – que o bien me causaba una inmensa dicha al tomarla o una profunda nostalgia rayana en morriña, dependiendo de si la curva la tomaba en dirección a León o de vuelta a La Virgen y si mis años eran los 14 del ingreso o los 18 de salida. No es ningún acertijo.

Creo recordar también muy vagamente – esta virtud va implícita en mi desde que, al menos, tengo uso de razón – una o unas señales de tráfico que anunciaban el término de Trobajo y los km. a León.

Desde luego, la curva actual no tiene nada que ver con la de los comienzos del 60 y cualquier parecido con la realidad sería únicamente la imagen de nuestra Virgen del Camino, el casoplón que está en plena curva – carne de obleas por exceso de velocidad – y seguramente algún/a romero/a sobreviviente de aquellos años. Me atrevería a decir que ni la hipotética carbayona aldeana subiría de tal guisa hoy día, pues desde que cambiaron como signo capitalino a la Osa Petra del Parque San Francisco por Fernando Alonso I de Montmeló y XX de Alemania - El Rápido en los círculos más íntimos a la hora de pagar- y por la Princesa Letizia, los de Oviedo solamente peregrinan los fines de semana al Cristo del Naranco en la esperanza de verle un día aplaudiendo por la subida del Real Oviedo a Primera. Pero bueno, ya sabes que de sueños también vive el hombre y , entre nosotros, sabemos que los milagros también existen. Si no, que se lo digan a Bañugues, Mª Jesús, Conchi, Marcelino y Chema, que de curvas milagrosas nos pueden dar lecciones magistrales.

Ahora que salga el del laconcocido a decir algo o calle para siempre como El Mudo