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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

PRESENTACIÓN ÁLBUM DE LAS FOTOS (Intervención de Fernando Muñoz Box)

PRESENTACIÓN ÁLBUM DE LAS FOTOS (Intervención de Fernando Muñoz Box)

Con toda la carga emocional que tiene siempre todo lo que nos manda Fernando.

 

Fernando Muñoz Box, 17 de mayo de 2014

Casi todas mis conferencias o charlas suelo hacerlas con el Power Point, pero alguien puede preguntar como hicieron alguna vez: ¿Usted va a utilizar el Power Point o nos va a decir algo? He preferido deciros algo.

 

Este álbum que hoy se presenta nos enfrenta a todos con el tiempo y el recuerdo. Pensando en el tiempo los organizadores de este evento me invitaron a hablar. Y como hice alguna vez cuando llegaba a clase (¡¡hace 50 años!!) empezaré por recitaros esta estrofa:

 

“Mirar el río hecho de tiempo y agua

y recordar que el tiempo es otro río,

saber que nos perdemos como el río

y que los rostros pasan como el agua.”

ARTE POÉTICA, José Luis Borges 

 

Y ahora me enfrentaré a los dos temas, el del tiempo y el de la memoria.

 

El tiempo

 

No quisiera ponerme peñazo, ni erudito, pero sí tenéis que saber que ciertas cosas me apasionan, como a cada quisque, y una de ellas es toda la problemática del tiempo.

 

A pesar de que con ese tiempo tuve mis tropezones en la asignatura de Cosmología, que nos daba el pAlberto en aquellos días de Las Caldas. Y a pesar de que ya un año antes, en el 7º curso de Bachillerato de aquellos entonces, el “cura” me preguntó en el examen oral del Colegio, en la asignatura de Filosofía, sobre Bergson, del que hablaré en seguida, y todo lo que se me ocurrió contestar fue que ese señor no venía en mi libro. Se trata de ese Bergson del que Machado dice textualmente “este Bergson es un tuno… ¿verdad, maestro Unamuno?”.

 

Definir el tiempo, y definirlo correctamente es algo muy difícil, y quizá podría exagerar diciendo que es imposible.

Porque para empezar utilizamos mal los términos en nuestra vida corriente. Y por ello se habla de la longitud, o lo largo, del tiempo, aunque sea incorrecto. Yo lo hacía en la 1ª edición de mi libro sobre el tiempo[1] y fui advertido de ello por Marcelo Alonso del Departamento de Física de la Universidad de Georgetown, que tuvo la gentileza de leerlo de corrido y advertirme de los fallos o deficiencias. Aunque yo siga utilizando en mis conversaciones lo de las largas horas.

También lo hacemos mal cuando hablamos de la duración del espacio, porque todos decimos que Valladolid dista de León unas dos horas…

 

Antes de entrar un poco más a fondo en el tema me gustaría contaros que la eternidad, a la que nos aproximamos, no es un tiempo irremediablemente largo y terriblemente aburrido. No son trillones y trillones de años, como decía el jesuita de la película de Carlos Saura, sino la liberación del tiempo, la eternidad es sencillamente el “no tiempo”…

 

En la Universidad de la Experiencia, la Universidad Millán Santos, de Valladolid, doy un curso de 20 horas sobre el tiempo y la medida del tiempo, en el que tengo el criterio de decir las cosas de la mejor manera posible, sin falsas simplificaciones, pues prefiero que los alumnos dejen de entender algo a que lo entiendan mal.

Empiezo por explicar la naturaleza del tiempo, y me adentro en la historia de manera que perciban las diferencias entre el tiempo como se consideraba en la antigüedad y tal como lo entendemos los herederos de Kant, Bergson, etc.

Siempre me gusta empezar por Platón y Aristóteles, porque lo de menos es que tuvieran o no razón en sus definiciones. Lo importante es que pensaron a fondo y pusieron los fundamentos de nuestro pensamiento en el mundo occidental.

Para Platón el tiempo era la “memoria aeternitatis” nada menos, y para Aristóteles la “medida del movimiento”, o el “numerus motus” si lo preferís.

Kant afirma que es una forma “a priori” del entendimiento, a mi parecer con todo acierto, y Bergson que el tiempo es la duración, menos “espacializada” que aquél.

El problema, que ahora pasaré por alto,  es enfrentarse a la realidad del tiempo y también el de analizar la percepción del mismo. O con Piaget, contemplar la percepción concreta del tiempo tal como se va despertando con el crecimiento de los niños.

 

Y por si mis alumnos mayores no han sido suficientemente castigados, les hablo de las distintas clases de tiempo, ya que aparte de esa consideraciones filosóficas que hemos hecho, el tiempo puede ser también tiempo psicológico, muy subjetivo como es natural, y tiempo físico, que utilizan los científicos, más objetivo.

El tiempo físico, que es lo mío, es una magnitud y por tanto es medible, y la utilizamos en los problemas típicos del tren que sale de Badajoz, siendo también magnitud relativa para Einstein, lo que no carece de consecuencias.

El tiempo físico puede ser además astronómico con todas sus implicaciones, o atómico de precisión inaudita. El tiempo atómico se mide oficialmente en siete relojes a lo ancho del mundo, dándonos a los pobres mortales un resultado promedio, con una precisión de un segundo en no sé cuántos millones de años.

Mediante el tiempo atómico llegaríamos a descubrir que la rotación de la tierra, cosa seria, no es ni continua ni homogénea, y por ello ha habido que inventar el TUC, tiempo universal coordinado, para quitar o poner un segundo de cuando en cuando, aunque resulte difícil entender dónde lo ponen…

 

Para mí el tiempo es una relación, algo que nosotros colocamos fuera de nosotros,  y las preguntas que surgen al pensar en ello son: ¿Existe el tiempo? ¿Desde cuándo existe?

Y nos planteamos que si existe el tiempo porque el hombre lo ha inventado, el tiempo es posterior al hombre  y desaparecerá con éste; y si pensamos que el tiempo nos puede y nos domina será porque es anterior al hombre. También es verdad que el tiempo puede esclavizarnos aun cuando sea criatura nuestra, como en tantos otros casos.

Me gusta lo que se decía en una película: “El tiempo es un monstruo, va despacio como una tortuga cuando tenemos prisa y rápido como una gacela cuando queremos que pare", El inolvidable Birch.

Uno puede preguntarse si los relojes, esas máquinas del tiempo, miden el tiempo existente o si son ellos los que de alguna manera lo crean o lo inventan, si son los que hacen que el tiempo vaya existiendo mientras están en marcha. Porque si cada uno de nosotros es un reloj biológico, es cierto que el tiempo se va inventando, o va brotando en nosotros, mientras lo vivimos.

Por todo ello, y a pesar de todo, yo prefiero decir, como afirmo en mi ya citado libro sobre el tiempo, que "el tiempo es ese maravilloso invento del que no podemos prescindir", aunque a menudo pueda con nosotros.

 

El recuerdo

 

Siempre me gusta empezar por el principio. Y por ello habrá que acudir a Aristóteles y a Santo Tomás para hablar de la memoria y de la reminiscencia[2].

Aunque quiero decir aquí que no es que piense que lo que dijeron fue definitivo y no se puede ir más allá. Todo lo contrario. Lo que pasa es que ellos me reafirman en que no se puede hablar de nada, ni aprender nada, si no sentamos antes de modo adecuado las bases y los fundamentos.

 

En efecto, Bergson (otra vez él) y Halbwachs nos dan dos concepciones de la memoria radicalmente nuevas. Según el primero no es que, mediante la memoria, vayamos del presente al pasado, sino más bien del pasado al presente, ni de la percepción actual al recuerdo, sino que desde el recuerdo llegamos a la percepción.

Maurice Halbwachs por su parte atribuye la memoria directamente a una entidad colectiva que llama grupo o sociedad. Presupone que para recordar necesitamos de los otros. Y esto es hoy oportuno si pensamos en la elaboración de este álbum, que estamos presentando.

 

Pero dejémonos de filosofías y pensemos, a ritmo de bolero, que "recordar es volver a vivir". Volvamos a vivir "aquello", pero afirmando que no es bueno recordar lo malo, y menos aún recordar sólo lo malo. Hagámonos preguntas: ¿Es bueno olvidar? ¿Es bueno perdonar? ¿Es bueno recordar?

 

A veces nos damos cuenta de que el recuerdo no es algo pasado, es algo del presente, es algo vivo, y de que todo lo que se recuerda está en el presente, es la realidad lo que quedó en el pasado.

Por algo Gabriel Gª Márquez dice: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”, en su libro: Vivir para contarla.

 

Es curioso que yo guardo mis recuerdos vivos, con pocas fotografías. No tengo demasiadas fotos mías en el álbum.

Sin embargo recuerdo con una tremenda claridad mi infancia, que fue especial, tremenda. Viví la guerra y la recuerdo. Recuerdo con total claridad el día en que la guerra terminó, aunque yo no tenía más que cinco años.

Y tengo que decir, por otro lado, que en La Virgen del Camino, viví un tiempo inolvidable, ¿por qué? Ya os hablé de ello en otra ocasión.

Y podría contar muchas cosas que perduran en mí a mis ochenta años, muchas historias... Pero no quiero relatar batallitas, ni anclarme en el pasado. Cuando me han preguntado si esto o aquello (una canción, una película) es de mis tiempos, siempre he contestado que mis tiempos son éstos, mi tiempo es hoy, mi tiempo es mañana si me deja…

 

Una vez, hace unos años, recibí  la sugerencia de terminar, siempre que hablase del tiempo, con palabras de Andrés Fernández de Andrade, EPÍSTOLA MORAL A FABIO.

Allí donde afirma:

 

“¿Es, por ventura, menos poderosa

que el vicio la verdad? ¿O menos fuerte?

No la arguyas de flaca y temerosa.

…"

 

Epístola, la de Andrade, que termina de este modo, tal como quiero hacerlo yo:

 

"Ya, dulce amigo, huyo y me retiro

de cuanto simple amé: rompí los lazos;

ven y sabrás al alto fin que aspiro

antes que el tiempo muera en nuestros brazos.”

 

 



[1] “Las Medidas del tiempo en la Historia: Calendarios y Relojes”, Publicaciones Uva

[2] Conforme a la Escolástica, "la memoria es la facultad de conservar y hacer presentes las cosas pasadas: la reminiscencia es la facultad de inquirir de una manera racional y refleja o voluntaria las cosas pasadas, reproduciéndolas cuando se hallan más o menos borradas de la memoria o sujetas al olvido."

 

13 comentarios

Vibot -

Querido Lalo,
el otro día recogí en León de manos de Froi, el Album. No lo imaginaba tan grande, aunque tan emotivo y precioso ya sabía que iba a ser. Estoy encantado con la calidad de las fotos que has conseguido, la tipografía y la proporción de todo, enhorabuena de corazón y gracias por tan ingente trabajo que no tiene precio. Gracias a ti, a Josemari y a todos los escribidores, y a los que mandaron y subtitularon las fotos.

lalo -

¿Y qué decir a todo cuanto arriba se ha expuesto?
Solo una frivolidad en forma de anécdota que contaba un poeta/cantante excelso en uno de sus libros de prosa y que viene a cuento del penúltimo párrafo de Box (sin contar su despedida). Un personaje de "Los hermosos vencidos", gran título para un libro, era incapaz de ver películas de cine porque sus ojos parpadeaban 24 veces cada segundo y le coincidía siempre cuando de la pantalla se había ido un fotograma y la llenaba el negro anterior al siguente.

Salud
Y gracias a todos por todo.
Lalo

Fernandop Alonso -

A propósito de tu clase de Filosofía de la Ciencia.
Querido maestro, En apenas diez párrafos has aclarado de forma incontestable la incongruencia de aquellos que quieren supeditar unos saberes a otros, o hacer confluir en no sé qué punto el saber científico y los otros saberes, o que plantean la necesidad inexcusable de que la teología solucione con misterios los problemas no solucionados aún por la ciencia. Tienes razón cuando citas a Einstein, en el fondo los lenguajes de la poesía, de la música o de la teología describen otras realidades, dignas de consideración, pero que, entre ellas es imposible el diálogo, sería tan absurdo como querer explicar matemáticas cantando un tono más alto la tabla de multiplicar.
Fernando un abrazo lleno de nostalgia al recordarte como profesor.

Vibot -

Gracias, Fernando, la ciencia con poesía la entiendo mejor.

fernando muñoz box -

A propósito de los orbs.

Aunque yo no me he fijado en ellos seguramente no se puede negar que existan los efectos de que hablas. Y puede suceder que sean visibles pero misteriosos, como tantas otras cosas.

No sé qué te sugieren a ti, pero no me gustan las interpretaciones esotéricas que hacen algunos. Una cosa es que no tengamos explicación de muchos fenómenos de la naturaleza y otra, que lo que no sabemos explicar tenga origen espiritual o así.

Los científicos estudiamos el mundo material y debemos dar explicaciones materiales de sus fenómenos, con lo que a veces los obispos nos achacan un curioso materialismo. Ya sabes, se decía del comunismo que era materialista y ateo. Por mi parte estoy orgulloso de ser materialista, porque si no lo fuese estaría sacando los pies del plato. Pero no conviene ir más allá.

En ciencias uno debe separar las creencias de los saberes, que se decía antes. No se puede explicar por medio de supuestas leyes del espíritu lo que no sabemos explicar con las supuestas leyes del mundo material. Por eso recurrí a la frase:
“El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible”.

Y a propósito de citas te daré una de Einstein que viene al pelo:
«Toda nuestra ciencia, comparada con la realidad, es primitiva e infantil, y sin embargo es lo más precioso que tenemos».

Quizá se pueda objetar que la poesía o la música es lo mejor que tenemos (Einstein tocaba por cierto bastante bien el violín), pero las descripciones metafóricas o quasi metafóricas de ambas no me parece que sirvan para describir la naturaleza, sino sólo para sentirla.

El que los orbs aparezcan y desparezcan rápidamente no significa sino que "los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman", que diría el Becquer, y aunque te parezca mentira, el que sean circulares se debe a un efecto de cámara oscura o estenopeica que puedo explicarte en otra ocasión.

Lo maravilloso y misterioso de la óptica es que el arco iris no existe, con existencia real, sino en los ojos que lo ven, así como el movimiento aparente en las películas sólo existe en nuestros propios ojos.

Me alegra que enlaces la óptica con el tiempo porque en mi vida están unidas desde hace muchos años.

Un muy fuerte abrazo agradecido

Vibot -

Querido pPedro, gracias por tu asentimiento. Estoy leyendo estos días páginas pasadas que no había visto y me he encontrado con la triste noticia de tu hermana. Te acompaño al sentimiento de todo corazón. Un abrazo muy fuerte!

Vibot -

Fernando, para mí -para nosotros, creo- es imposible hacerte una crítica dura.
El misterio de lo visible...
Bajo gustoso de mis nubes.
En cuanto a los orbs, a parte de mi experiencia personal, sé que detrás de cualquier dogmática opinión anónima de Wikipedia hay una persona, que se puede equivocar -cuando no hay un pequeño grupo que manipula conocimientos-. Lo mismo que detrás de cualquier libro, ensayo o tésis.
Pero... querido profesor, por qué si fueran sólo partículas de polvo o vapor de agua o lo que sean, en dos fotografías tomadas en las mismas condiciones separadas por segundos en una aparecen y en la siguiente no... y tantos misterios de lo invisible que también están ahí?
Preguntas de un alumno curioso todavía.
Un abrazo.

fernando muñoz box -

Tengo que agradecer las elogiosas frases de Cicero, Estrada, Ramón y Vibot.

Pero no valen, vosotros sois del "equipo".

Y aunque el ego se alimenta también con las loas de los amigos, sería interesante ver cómo responde mi ego a una dura crítica.

Aparte de esto le prometo a Vibot algo sobre los orbs, pero me tiene que dejar que lo piense un poco. Glosaré en su momento esta frase: “El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible”, de un tal G. Blanchard.

Un abrazo a todos

Pedro Sánchez Menéndez -

¡Tienes razón, Vibot! Pedro

Vibot -

Querido Fernando Box,

¡qué alegrísima delicia tu discurso! De nuevo la certeza de que nos pasamos la vida perdiéndonos cosas. No pude estar en la presentación porque a veces el ahora tira con una fuerza irresistible, pero gracias al vídeo, qué maravilla poder verte y oírte y disfrutar de esa frescura de nuevo -o aún- casi adolescente de tu forma de hablar, tus rápidos paréntesis rebosantes de humor y complicidad, tu cercanía, tus inteligentes conceptos y veloces conexiones con los que de súbito nos encandilas e iluminas, aquella hermosísima irradiación de tu sonrisa de trentaipocos años que con su penetrante intuición educativa aún nos fascina hoy... Sí, ayer es hoy contigo. Y mañana, si nos dejan. Gracias, Fernando, por aquel ayer. Y por este hoy sabroso que promete deslumbradas mañanas.

Si has llegado al final leyendo el Album, espero que mi Epílogo no te haya parecido demasiado melancólico. Cuando tenga ochenta años -pero tú ya me incitas a serlo ahora- quiero ser como tú: no recordar lo malo, no perder la ilusión ni la alegría. Ni la curiosidad. Ni el gusto en la amistad.
A mi pesar soy muy poco científico, y eso que comparto mi vida con un médico. Pero creo que algún día la ciencia tendrá algo más que decir sobre la fotografía y esos fenómenos inexplicados que no capta el ojo pero sí las cámaras. Lalo ha limpiado las fotografías incluso de mis Orbs, y me alude en la mesa con una cariñosa sonrisa. Lalo, sabes cuánto admiro tu trabajo, cuánto te quiero, y cuánto deseo tener finalmente ese Album en mis manos. Espero que a Josemari, le gustara la sorpresa de la dedicatoria final que mantuvimos en secreto tú y yo.
Ninguno -creo, o al menos no lo manifestásteis claramente- tomásteis en serio mi fascinación por los Orbs. Nadie respondió a mis reiteradas peticiones de que revisárais vuestros propios álbumes y me contárais si encontrábais algo.

Y sin embargo existen.

La Optica -y posiblemente el Tiempo- parecen estar estar misteriosamente relacionados.
Hemos visto hace poco un impresionante documental sobre las nebulosas y las galaxias en el Imax de Valencia captadas desde los gigantescos telescopios de
Atacama. Espejos. Lentes. Distancias estelares. Tiempo. Tiempo. ¡Qué será de nosotros entre tantos misterios!




Ramón Pajares Box -

Muy bonito, Fernando.

Creo que estas ideas te las he oído más veces.

No me canso de oírtelas.

Te felicito porque este sea tu tiempo. Yo, que soy una década y media más joven que tú, no lo consigo con la misma facilidad.

Me terminarás ganando también en juventud, como ya me has ganado en tantas otras cosas, envidiado primo.

Mariano Estrada -

Hola, Fernando:

Fantástico recorrido por el tiempo, del que un gran poeta como Goethe dijo expresamente que era su campo y del que Borges afirmó que era “un tembloroso y exigente problema, acaso el más vital de la metafísica”. Claro que él mismo se encargó de quitarle hierro a nuestras posibles preocupaciones y especialmente a la preocupación de San Agustín, cuya alma ardía precisamente por saber qué cosa era el tiempo.

En este sentido, Borges matizó: “Felizmente, yo creo que no hay ningún peligro en que se resuelva; es decir, seguiremos siempre ansiosos”.

Y en este punto, el gran poeta de los laberintos, los tigres y las conjeturas, lo vinculaba a la idea de lo sucesivo, sumergiéndose con armas y bagajes en el famoso río de Heráclito, el Oscuro de Éfeso.

Y habla de la eternidad, del pasado, del presente, del futuro, y juega con las ideas de que el tiempo es circular, lineal, dinámico, simultáneo y todo eso le lleva finalmente a la evidencia de que el tiempo es algo que fluye, no se sabe si del pasado hacia el futuro o del futuro hacia el pasado.

Influido precisamente por Borges, en los primeros años setenta, escribí este pequeño texto que ahora quiero dejar como una flor rendida a tu magnífico discurso, por el que quiero darte las gracias.

LO QUE SOMOS

Somos sucesión de los que fueron. Pero nada somos, sino savia de aquellos que ya son sucesores. El tiempo nos arrastra hacia un final, que es siempre un principio. Pero no somos ríos que desembocan en ríos y al final son mares y ríos. No somos norias (nunca el hombre cargará dos veces con el agua de la vida). No somos ruedas ni relojes ni días que suceden a los días.

¿Qué somos, entonces?

Somos esa lente que pretende ver lo que fuimos. Somos ese anhelo que quisiera saber lo que seremos. Acaso somos también la ilusión de ser otros y los mismos

Mariano Estrada, del libro “Vindicación de JL Borges”

Finalmente, y como todo esto lo estamos refiriendo a la memoria y a ese magnífico libro de fotos que aún no tengo materialmente en mis manos, me despido con la siguiente reflexión:

La felicidad pasada es una fuente de nostalgias que, por unos instantes, vuelven a ser felicidad.

Un abrazo

Isidro Cicero -

Hace unos días visité en el Hospital a una persona a la que morirse le estaba costando mucho. Ya lo hizo. Un hermano suyo me dijo: "Hoy han conseguido alargarnos la vida varios años. La pena es que lo han hecho por la punta peor, cuando ya estamos demasiado viejos y descacharrados".
Josemari Cortés -y Lalo con su empeño- han conseguido lo contrario: Nos están alargado la vida por la punta mejor. La punta de cuando éramos chavales y estábamos pletóricos de vida.
Porque recordar es vida y olvidar muerte. Es lo que he entendido aquí al profesor del tiempo.
Para recordar necesitamos a los otros, dices querido Box, señalando hacia el álbum de fotos y recuerdos como una demostración de la teoría, siempre lo haces así.
Lo que has dicho, a mi juicio, son verdades como catedrales de León. Sin los otros, una parte sustancial de nosotros estaría muerta. No existiría. Gracias a los compañeros lo hemos recuperado "todo" y aquello que estaba muerto en la punta mejor de nuestros años ha vuelto a la vida. Qué bien.
Con esto te hago saber, hermano Panza, que no hay memoria en quien el tiempo no acabe, ni dolor que muerte no le consuma.