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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LA VIRGEN DE ARANTZAZU

LA VIRGEN DE ARANTZAZU

Os recuerdo lo que nos escribía en el blog mi amado Jesusito Herrero (gloria del 61) a raiz de mi publicación del pasado 23 de Octubre que titulaba EL SANTUARIO QUE QUERÍA SER BIC en el que me refería a nuestro Santuario de la virgen del Camino.


 

Jesús Herrero Marcos

Ya era hora de que alguien se fijará en este tipo de MONUMENTOS que, aunque aún no sean BIC, lo deberían de ser porque en su momento, además de por sus valores estéticos indiscutibles, supusieron un cambio sustancial en la estética de lo oficial que presagiaba también un cambio más profundo en otras cosas...
En esos mismos años en los que se levantaba el proyecto de la Virgen del Camino, se levantaba también otro de las mismas características en Arantzazu para albergar a otra Virgen, la patrona de Guipúzcoa. Sáenz de Oiza y Luis Laorga, Oteiza, Chillida, Luis Muñoz, Javier María de Eulate y Basterrechea fueron sus autores. En el caso de León la obra se completó con fluidez gracias a los promotores que todos conocemos y también al hecho de que los artistas eran más o menos "oficiales" o bendecidos por el régimen aunque su "estética" no fuera bien entendida... En el caso de la basílica de Aranzazu, los artistas eran poco menos que malditos, sobre todo Oteiza, y ello supuso un retraso considerable en la terminación del edificio (1950-1969). No obstante, y al margen de preferencias estéticas y huyendo de comparaciones, el santuario de la Virgen del Camino y la basílica de Aranzazu son como dos gotas de agua en un contexto de nuevos y poderosos vientos de renovación. 
A mi amigo Furri (de toda la vida), le mandaré en el trascurso del día fotos de Arantzazu para disfrute del blog y con el ánimo de apoyar esta estupenda iniciativa de la Junta de Castilla y León que espero tenga también eco para los guipuzcoanos. Abrazos de tamaño natural. ¡Ah!, se me olvidaba, ambos futuros monumentos BIC se construyeron con el permiso de la muy imperial Casorvida y como sucursales de su iglesia parroquial. Que quede claro.

 
ES otro edificio BIC hermano in pectore del nuestro de la Paramera. 
Las fotos responden al edificio de Oiza, el retablo absidal de Lucio Muñoz, el Apostolado de Oteiza (con sus "catorce" apóstoles), las puertas de Chillida, la cripta de Basterrechea y las vidrieras de Eulate.
¿Se puede pedir más?

5 comentarios

Javier Cirauqui -

Desde la primera vez que apareció tu escrito, sobre Aránzazu, sobre Jorge Oteiza, he querido contestarlo, porque Jorge siempre me ha causado admiración.
Recuerdo toda la odisea del apostolado sobre el suelo y las críticas eclesiásticas y franquistas a su obra.
Conozco a Jorge Oteiza personalmente. Le he visto en Burlada, en la tienda de mi cuñado, comprando rotuladores y tizas y charlando con él con verdadera animación y sencillez.
Desde mi calle se ve el Museo de Oteiza en Alzuza, obra de Francisco Javier Sainz de Olza,
en un lugar privilegiado y desde el que se ve toda la cuenca de Pamplona.
Recuerdo también el homenaje en Pamplona y la colocación de dos estatuas, Prometeo en Los Caidos y Ulises en la Plaza del Castillo. Obligó a colocarlas una frente a la otra y se enfrentó con UPN, por no cumplir sus deseos y consiguió que se cumpliera su voluntad.
En casa tengo un libro de las primeras ediciones de Quosque Tamdem, un verdadero canto a la cultura vasca y a sus manifestaciones.
Era un entrañable cascarrabias.
Entresaco un poema de su libro "Existe Dios al Noroeste":

amo a mi país profundamente/
me da rabia mi país profundamente/ lo conozco profundamente/ lo desconozco profundamente, le doy mi vida/
profundamente le doy mi muerte.

le doy todo lo que tengo más todavía/ le doy todo lo que no tengo, lo que no soy/ lo que no sabré nunca que soy/ lo que no llegaremos a saber nunca.

Un saludo. Javier.

Jesús Herrero Marcos -

Como siempre, Baldo, tienes toda la razón. Pero estos son otros tiempos. En aquellos (desde el siglo IX más o menos) la Iglesia intervenía en los asuntos artísticos porque era la que pagaba las obras de arte (arquitectura, pintura, escultura, literatura, música), era la que encargaba las obras a los artistas y era la que decía que san Pedro tenía que llevar llaves, barba y túnica, etc. Solamente la Virgen María escapó en parte, solo en parte, a esta servidumbre, y ello debido a la múltiple y variada percepción de sus cualidades por parte de la feligresía, cuya arrolladora devoción estaba llena de localismos, idiosincrasia y milagros o hechos notables siempre relacionados con salvamentos y socorrismos diversos. No se me ha ocurrido nunca catalogar la gran cantidad de vírgenes marías que pueblan las iglesias de todo el mundo. Hay vírgenes morenas, negras, blancas, rubias, de Lourdes, de Fátima, de la Almudena, de Arántzazu, las hay alegres, tristes, con Niño, sin Niño, con sobrino, con primas, con esposo, sin esposo, con ángel, sin ángel, de visita, las hay también protectoras de todo tipo de trabajos, oficios, colectivos, geografías, etc. En este caso la Iglesia ha dejado hacer. No ha podido poner límites canónicos a esa devoción y ello ha dado lugar a una explosión tremenda de variedad fuera de toda normativa iconográfica.
O sea, que la uniformidad estética y compositiva en el de caso de la religión, tiene al menos una explicación (más o menos aceptable según las épocas).

En cuanto a las guarradas del románico, en realidad no son tales por mucho que nos asombren en la actualidad. El hecho se debe a que la Iglesia en la etapa medieval, no tuvo más remedio que utilizar unos "catálogos" de pecados para definirlos moralmente y establecer penitencias reguladas para cada uno de ellos y evitar abusos por parte de algunos clérigos. Lo hizo a través de los "Libros Penitenciales", uno de los cuales es famoso porque en él aparecen algunas glosas marginales con el primer balbuceo del español. Me refiero a las "Glosas Silenses". Como el pueblo llano no sabía leer ni escribir, estos catálogos se colocaban en forma de imágenes en las iglesias, de forma que el pueblo pudiera ver, entender y conocer sus relaciones con el pecado (y no sólo el de la lujuria) y las penitencias correspondientes. En mi blog (blogderománico.es) podrás encontrar toda la documentación al respecto.

Y con respecto a lo del doce también tienes razón y es evidente que la humanidad de los Oteiza les puso en relación más directa con la verdad conceptual y menos canónica.
El "doce" en la númerología religiosa, es muy significativo. Es símbolo de ciclo completo o cerrado (perfecto). La Iglesia ha utilizado el doce no sólo para los apóstoles, también para las doce tribu de Israel, las doce horas, los doce meses, el zodiaco los veinticuatro ancianos del Apocalíptico
(dos ciclos de doce), etc.

¡Ah!, se me olvidaba, también el Oteiza irredento tiene otra escultura dedicada al insigne oficio de herrero. Está clara su importancia en la historia de la humanidad...
Besos.

Baldo -

(Corrección en la cuarta línea del 3) ...tienen su propio matiz vital y entitativo.

Baldo -

Amigo Jesusín Herrero. Voy a decirte cuatro cosas: dos insulsas, y otras dos, no tanto.

1. Visité el santuario de Arántzazu por única y primera vez en el viaje de estudios que hicimos con Arsenio Arenas en mayo del 64. No nos chocó nada de ese santuario, porque habíamos mamado “modernidad” en el nuestro de la Virgen del Camino. Sólo me llamó la atención lo que nos dijo Arsenio “soto voce”: que no tenía apostolado, porque lo había prohibido el régimen de Franco. Si el de Subirach era como era, cómo sería aquél para prohibirlo, nos preguntamos todos para nuestros adentros.

2. Jorge Oteiza, el autor del apostolado, tiene un hermano capuchino, fray Antonio (1926), misionero, conversador, que rebosa humanidad, y pintor y escultor como su hermano Jorge. Mi amigo Samaniego es el biógrafo y catalogador de la obra de fray Antonio Oteiza, y me confesó que en la fábrica del apostolado de Arántzazu había tenido más parte fray Antonio que su hermano Jorge. Por cierto, Jesusito, fray Antonio Oteiza tiene una escultura que se llama “el herrero”. ¡Mira por dónde!

3. Ya he contado que para Eladio Chávarri es sagrado el “axioma protector de la diversidad vital y valorativa”. Las presencias de ser y de vida en cada en cada dimensión valorativa su propio matiz vital y entitativo. Por lo que estas grandes dimensiones vitales y valorativas son, por consiguiente, irreductibles entre sí; no pueden ser sustituidas unas por otras y cada una ha de cultivarse en su adecuado marco. Cuando no se tiene en cuenta éste “axioma protector de la diversidad”, se cae en el enorme –y por otra parte frecuente– peligro de uniformar todas esas infinitas tonalidades de vida y de ser en un genérico, vago e indeterminado par valorativo “vida” y “muerte”, de "ser" "no–ser" sin más. Hasta hace bien poco, las jerarquías eclesiásticas dictaban normas sobre “omni re scibili et quibusdam aliis” (Pico de la Mirandola). La ciencia su propio marco y la tienen que construir los científicos y nadie más; la economía como tal, los economistas; el arte, los artistas. En ninguno de estos tres casos, a los que no les corresponde meter el cuezo es a los clérigos. Y lo han hecho hasta hace cuatro días. Claro, esa autonomía de los valores no es total, evidentemente. Está en relación con los demás valores. Así, la ciencia, construida por los científicos, no puede ser utilizada para matar, empobrecer, difamar y otras barbaridades. Relación no significa sometimiento de unos a otros. Por cierto, ¿por qué la jerarquía eclesiástica fomentó las “guarradas” que aparecen en los capiteles y canecillos de las iglesias del románico, por ejemplo, Jesusito?

4. Lo del número doce de los Apóstoles es una cuestión más teológica que histórica. Seguramente que no viene de Jesús ese número, sino de los que fueron elaborando posteriormente los evangelios, que propusieron doce apóstoles como cabezas de las doce tribus del nuevo Israel inaugurado por Jesús, y que sustituyó a las doce tribus del antiguo Israel. Históricamente, es muy probable que tengan mucha más razón los hermanos Oteiza en el número de los Apóstoles que los propios evangelios. Yo, desde luego, hubiera puesto como una Apóstol más –y muy significativa– a María de Magdala. Y a alguna mujer más. Y lo digo, aunque Rouco y Jesús Sanz, archiepíscopo de Oviedo, bastiones de la ortodoxia más ortodoxa, saben dónde vivo.

Jesús Herrero Marcos -

Referenté a las fotos

Si alguien quiere sufrir/disfrutar de un fuerte impacto estético/espiritual, o lo queramos llamar, si alguien quiere quedarse literalmente anonadado ante un espectáculo visual, que vea el retablo de Lucio Muñoz, y si puede ser in situ mejor. Son inútiles los comentarios más o menos técnicos. Esto es algo que va más allá.

La cripta de Basterrechea es un espacio interior con un mural explosivo de color y dramatismo.

Las vidrieras de Javier María de Eulate no son menos importantes que las de Iturgaiz. Emiten las mismas sensaciones, te despegan los pies del suelo en ambos casos, te trasportan sin que tes cuenta hacia otra fuente de luz distinta a la del sol.

Las puertas de Chillida que se abren a los pies del Apostolado de la fachada son tremendas. De Chillida no es necesario decir más.

Y el Apostolado de Oteiza, ese irreverente ateo que sabía más de Dios que muchos cristianos de toda la vida y que fabrica un conjunto monumental con catorce apóstoles. ¿Porqué no? decía él, ¿porqué solo doce? A mi me cabían catorce en el espacio de que disponía y los puse. Es evidente que los espacios de Oteiza eran distintos a los de los demás (por suerte). Los dos apóstoles que sobraban oficialmente, los ilegales, seguramente también acompañaron a Jesús en su día.

Para cuando Henry Moore asombrada a los madrileños con las potentes esculturas de su primera exposición en Madrid (a mediados del siglo pasado), Oteiza ya llevaba años haciendo su obra. Henry Moore era un dios aquí (y en el resto del mundo). Oteiza era un demonio. Henry Moore tallada piedras magníficamente. Oteiza daba vida a las piedras. La obra de Henry Moore se repartió por museos y colecciones privadas de todo el mundo. El Apostolado de Oteiza permaneció abandonado a la intemperie unos cuantos años. Era obra maldita para la Iglesia oficial y para la cultura (por llamarla de alguna manera) del régimen.
Finalmente los frailes franciscanos que regentaban el monasterio, amparados por la apertura del Concilio Vaticano II, decidierono, más o menos contra viento y marea, colocar las esculturas de Oteiza y rematar el proyecto que había sido anatematizado en el año 1955 por un informe de la Comisión Diocesana de Arte Sacro que se permitió el lujo de decir, entre otras lindezas, sentir el dolor de no poder aprobar el proyecto presentado porque "a pesar de las buenas intenciones de los artistas, estos han sufrido extravío por las corrientes modernistas que no tienen en cuenta algunos de los preceptos de la Santa Madre Iglesia en materia de Arte Sagrado". Ahí queda eso. Lo mismo que podrían haber dicho de Subirachs, y de hecho algo parecido le vino a decir Franco a nuestro querido maestro y profesor Arsenio Arenas cuando estuvo en el Santuario.

Abrazos.