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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

¿OS ACORDÁIS?

¿OS ACORDÁIS?

VERÓNICA VIÑAS | LEÓN
16/04/2019

El 29 de mayo de 1966 ardía el tejado de la Catedral de León. Fue una larga noche. La cubierta se quemó casi por completo, ante la atemorizada mirada de decenas de leoneses. El incendio se declaraba pasadas las ocho de la noche. Un rayo había impactado en la Catedral sobre las cinco de la tarde, aunque las primeras señales del incendio no se detectaron hasta tres horas después.

El canónigo Fidel Alonso oficiaba la última misa y los feligreses empezaron a oler el humo. Inmediatamente, voluntarios y seminaristas organizaron una rápida evacuación de todos los objetos de valor del interior de la Catedral. Las llamas pronto iluminaron el cielo de la ciudad. Durante horas los bomberos intentaron sofocar el fuego y refrescar las fachadas para evitar que la Pulchra pereciera calcinada o se acabara desplomando. El dictador Franco, que presidía desde el palco del Bernabéu un partido entre el Zaragoza y el Atlético de Bilbao, fue informado a los pocos minutos del trágico suceso. Aquel aciago domingo en el que, paradójicamente se celebraba el Día Internacional sin Accidentes, obligó a movilizar a bomberos de Oviedo, Palencia, Valladolid, Avilés y Salamanca. Las bases de aviación de La Virgen del Camino, Villanubla y Burgos e incluso la de Torrejón de Ardoz fueron movilizadas, porque se planteó la posibilidad de echar agua sobre la Catedral desde un helicóptero El fuego dañó, aparte del tejado, varias vidrieras y rosetones. Las cerchas de madera de pino de la cubierta hecha cenizas fueron sustituidas por una estructura de hierro hecha en una forja leonesa. Es la que soporta hoy el tejado de la Catedral. En los ochenta se colocaban en todo el edificio detectores de incendios. Hace justo una década se renovaban por completo las cubiertas.

2 comentarios

Andrés Martinez Trapiello -

Puedes tener razón, Cícero -para mí-, pero no me acuerdo.
Lo que sí tengo presente siempre es que fue a las pocas semanas de dejar el Colegio.

Isidro Cicero -

Tengo la impresión de que las tripas de este blog guardan una vieja crónica -sensorial y sensacional- sobre este acontecimiento, escrita por Andrés Martínez Trapiello, querido compañero. ¿Oportunidad, José Mari, para rescatarla?