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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

PARECÍA IMPOSIBLE..., PERO NO.....

PARECÍA  IMPOSIBLE..., PERO NO.....

Parecía imposible poder organizar una "locura" como esta, pero no lo era. Parece un sueño volver a veros, pero será posible. Parecía desaparecida la "morriña" pero vuelve a cosquillear. Parecía que os había olvidado y volvéis como mis amigos del alma. Me parece mentira pero siempre os he querido. Me parecía...........tantas cosas....... (vamos, que me voy a tener que salir a la terraza).

Lo que sí tenía seguro era que, un dia u otro, iba a recibir "el" dibujo de nuestro querido compañero, artista y maestro JAVIER SERRANO. Y.....aquí está.

Lo ha titulado PARECE IMPOSIBLE.

Javier, lo que no es mentira es que te queremos. 

14 comentarios

Beatriz -

Luis Heredia, Javier del Vigo, os respondo :)
- Me refería a Javier Serrano, pero, está claro a del Vigo ya lo tengo que conocer :D
- El P.Jesús no está muy ducho en esto de internet. De momento sabed que el post dedicado a él fue imprimido y forma parte de la lectura de cabecera del P.Jesús :) Quería leerlo bien todo antes de decir algo. Y luego necesitará de una mano amiga que le ayude en este trabalenguas que él piensa que es esto. Pero tened por seguro que él sabe de todo esto.

Y para finalizar, en mi blog he puesto la bonita imagen de Javier Serrano ;)

http://bolsilandia.blogspot.com

Luis Heredia -

Queridísimo Manolo ¡No me esperaba ni por lo más remoto tu llamada¡ Definitivamente, mi reloj se paró a las 24 horas de cumplir mi adolescencia. ¿Por qué me asusté cuando me dijiste quién eras si yo soy de curso inferior al tuyo? El miedo reverencial de los primeros segundos al llamarme un mayor se desvaneció de inmediato a continuación de tu presentación: -¿Cómo estás Luisín?. - Muy bien, Ma, ma, manolo.Y tú que tal. Fué lo más conciso de toda la conversación, palabras de riguroso saludo y de pronto, menos mal , empecé a coger carrerilla. Creo que salí bien del trance porque toda persona generosa donde las haya, como Manolo, se dió cuenta de mi cara de sorpresa y del balbuceo pasé al trabuqueo. Su cálida voz fué poco a poco contagiándome y ya quedé en llamarle cuando llegue a Gijón el Domingo pa tomar unos culinos. Manolo, gracias por la llamada y por hacerme sentir como uno más de vosotros.

P.D. Este comentario lo colgué antes en la misma puerta de casa de Isidro y Manolo.

Vuelvo a colgarlo ahora donde se merece también: Donde Manolo dió sus primeras palabras en público ante el asombro particularmente doble de Isidro. Con el mismo asombro acabo de recibir yo sus palabras, aunque sea en ausencia de la estrella colorá.

Isidro, me pones una de Globos para mi,para empezar, acompañada de una de estrella colorá. Invito yo al vino

Luis Heredia -

Queridísima Beatriz,

Anónima de apellidos pero con sangre y ADN "virginiana".

Las obras de Javier Serrano son la frescura en estado puro.

Las letras de Javierdelvigo son la esencia del cariño.

Si vienes a La virgen del Camino, lo comproborás.

Y muchas más cosas descubrirás que te obligarán a guardar tu sombrero para siempre.

Estar al lado del P. Jesús es un honor que muy pocos privilegiados tuvimos en nuestra vida.

El P. Jesús sigue pensando absurdamente que "no debe" intervenir en este Blog por considerar que es "nuestro" Blog y no se da cuenta que quien más le necesitamos somos los que no tuvimos la oportunidad de compartir con él los momentos y las experiencias tan intensas como los compañeros de promociones posteriores.

Me considero un "tiñoso" de mis comapñeros por la envidia que les tengo leyendo sus relatos sobre el P. Jesús.

Beatriz, si tuvieras la oportunidad de hablar con él, te pediría, por favor, que le dijeses que necesitamos que entre en el blog como lo han hecho otros Padres. Su presencia ha sido vital para muchos de nuestros compañeros y su ausencia en el blog para otros, entre los que me encuentro, nos produce desazón, pues pensamos que no le estamos correspondiendo con el cariño que se merece.

Esta es mi impresión.

Luis Heredia -

Queridísmo quasi-primo Javier:

Si Chema Sarmiento nos volvió locos con su concurso del personaje misterioso, este dibujo tiene también su lectura y es posible que lo hayas hecho a posta o te ha salido del alma.

Ya dije que las obras artísticas del Colegio deben ser interpretadas, puesto que el autor ha querido plasmar su personalidad o enviar un mensaje.

Para un profano en arte como yo soy, lo que nos está transmitiendo Javier es la "conversión" más absoluta de Padre a alumno.

El Fraile se convierte en risueño niño y el niño en adulto pero sin hábito.¡Oh misterios insondables de la vida¡

¿Tiene ésto alguna explicación o es que Javier llegó a esta conclusión leyendo día a día este Blog.?

Javier del Vigo -

Uy! Beatriz, deberás dar algún detalle más del Javier a quien deseas conocer...

Me temo lo peor, pero la ilusión... ¿Quien dijo darla por perdida de antemano?

Hala, a especificar, querida!

Beatriz -

Me ha encantado. Qué bonito! Gracias al P.Jesús estuvimos viendo hace un par de fines de semana algunas cositas de su obra y uno no puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero. Espero conocer a Javier.

Luis Heredia -

Isidro y Fernando.
¿Véis? Esto es lo soy incapaz de recordar.

¿Quién o a quién "apadriné o me apadrinó a mi"?

Quién tuvo la gracia o la desgracia.

Pequeños detalles sueltos de los que con esfuerzo creo recordar, como mi número 122, creo, por haber coincidido también con el de mi hijo Pedro en El Aquinas.

Pero me da pena no acordarme de mi padrino y de mi ahijado.

Isidro Cicero -

A FERNANDO ALONSO DÍEZ
Querido Fernando, compañerín. Has enfocado la linterna hacia abajo, hacia el abismo del tiempo, y zas: Se ha iluminado un pasillo de memoria muy largo y muy brilloso. Parece que acaban de pasar sobre él los tranvías de petróleo. O sea, que te recuerdo a la perfección, que me alegro retrospectivamente de haber sido tu compañero iniciático y de haber podido responderte a algunas de tus incertidumbres. Estoy seguro de que cumplí esa función con todo esmero y con todo cariño. Aunque sólo fuera por continuar en ti los beneficios que yo mismo había recibido el año anterior de mi propio compañero: Un asturiano (¿hará falta decirlo?), de la cuenca minera, de Mieres. Se apellidaba Pellón. Desde aquí mi gratitud. La noche que llegué al reino de León, arrancado, aquel muchacho consiguió con cuatro espontaneidáes, con cuatro confianzas, transformar en risa y sosiego el llanto que yo había traído puesto durante un viaje interminable del que oirás hablar en la última entrega de estos globos. Fue lo primero que dijo mi padre a mi madre y a mis hermanines cuando regresó a la casa entristecida la noche siguiente: “Le pusieron de compañeru un asturianu muy maju y Sidrín se quedó riendo con él”. Mi madre respiró un poco más tranquila, la pobre. Me haría feliz saber que, un año después, a los tuyos les ocurrió algo parecido.

Fernando Alonso Díez -

Hace muy pocos días descubrí este blog y os descubrí a todos vosotros. De repente, y sin haber hecho ningún pacto con el diablo, he vuelto a ser niño y adolescente y a sentir vívidamente emociones lacrimógenas, a reirme de recuerdos, a pensar situaciones viejísimas como si se tratara de una realidad no virtual.
Una de esas situaciones o realidades institucionalizadas en el Colegio fue la del "compañero". Yo tuve un "compañero" excepcional, le volvía loco a preguntas. De él aprendí casi todo lo que aprendí de la vida aquel año 1961. Mi "compañero" fue siempre mi referente en el Colegio, recuerdo perfectamente que le consultaba antes de tomar cualquier decisión y él, pacientemente, "santamente", siempre me respondía -algunas veces en voz muy baja e indicando con el dedo en la boca, que estábamos "en filas" y no se podía hablar-. Qué invento lo del "compañero", una institución exclusiva de nuestro Colegio, no la he vuelto a ver jamás y estoy convencido de que debería estar insitucionalizada en cualquiera de los ámbitos imaginables de la vida. Por ciero, mi "compañero" fue ISIDRO CICERO GÓMEZ. Un fuerte abrazo, compañero Cicero y hasta el día 12.

Luis Heredia -

Isidro, Mariano/s, Javierdelvigo, Julio, Andrés, Chema...por favor, seguir escribiéndonos y acordándoos de nosotros. El que quiera escudriñar mis sentimientos no tiene nada más que leeros y mi memoria es un plagio de vuestras letras.


Nicanor, no debes estar más acojonado que cuando llegaste al Colegio por primera vez o voy a pensar que los hay aún más niños que yo el 12-0. Con la única diferencia de 25 años. Los cambios, salvo los físicos de alguno muy llamativos, ni los notarás porque seguimos siendo iguales en ingenuidad, carácter y personalidad.

Prohibido, por tanto, dirigirte a alguno con la típica e ingenua, pero malévola expresión según el destinatario de :¡Joder, cabrón, como cambiaste¡, pues todo es según del color del cristal con que se mire.

Un abrazo muy fuerte

Mariano Estrada -

UN REGALO PARA JAVIER SERRANO

Querido Javier:

Cuando yo era niño, quiero decir más niño aún de lo que soy ahora, las paredes interiores de la casa de mis padres –que por fuera son de un precioso granito de la cantera local-, estaban hechas de adobe y revestidas de un barro trabado con un poco de paja. Sobre ellas se extendía una capa de pintura líquida que se hacía igualmente de barro. Como nosotros, más o menos. No sé, pero a mí se me ha ocurrido pensar que bien pudiera ser éste el origen de la pintura a la cal. Pintura a la cal. Suena a música, ¿no?

El barro más corriente de la zona es de un color ocre clarito, pero hay un barro rojo que se utilizaba, mayormente, para pintar las cenefas, las cornisas, las franjas o los zócalos. Pues bien, en un lugar de mi pueblo, de cuyo nombre sí me quiero acordar, había un pequeño barranco del que salía un hermoso barro rojo que yo identifiqué como almagre, sin saber con exactitud si estaba en lo cierto.

Y ese barro, que, por mandato de mi madre, yo cogí algunas veces con las manos para llevar a mi casa, es el que me sirvió después para hacer un pequeño poema.

Y ahora que, con motivo del reencuentro, tú nos ofreces esta nueva genialidad que han parido tus manos, yo quiero ofrecerte ese viejo barro transformado en lirismo .Y lo hago con el mismo cariño con el que te recuerdo. Por cierto, te recuerdo pintando y cantando.

Con la admiración de siempre

Querido Isidro: al margen de la forma en que se exprese –y repito una vez más que a mí me encanta la tuya- se nota mucho el cariño. También es verdad que es muy difícil dirigirse a Manolo y no ser cariñoso, ya que él, cuando se comunica, es el cariño en persona.

Mi cariño también para vosotros


ALMAGRE.

-Almazarrón, ocre rojo,
barro de la barranquera.
De ese color que tú tienes,
si te hago adobe ¿qué queda?

-Puede quedar una casa
coloradita, muy bella;
porque el color que yo tengo
es un color de la tierra.

Pero no me hagas adobe
porque en mis sueños soy hembra:
herida, tinte de labio,
ardiente brasa de leña.

Hazme pintura, pintor,
para extenderme en tu tela.

Mariano Estrada
Del libro “Trozos de cazuela compartida”

mariano santiso -

Gracias Isidro:
Una vez más tus globos llegan al corazón,he revivido el momento ducha, he sentido los olores a heno de pravia mezclados con otros más "delicados", he visto los albornoces que siempre nos quedaban grandes y con los cordones arrastrando...
Pero sobre todo he visto a dos niños con las narices pegadas al cristal oteando en la oscuridad fascinados por la estrella roja..
He recordado esa vía láctea que marca el camino y que a mi me asombraba cada noche...
He visto que las cicatrices que nos ha dejado 40 años en este camino que es la vida no ha empañado nuestra mirada y que seguimos soñando...
He sentido que nuestra mochila está cargada de ilusiones que se despertaron en aquellos años...
Que nuestras sandalias que nos enseñaron a calzar en el colegio dejan huella, huellas que desde la Virgen del Camino se han dirigido a todas partes en una diáspora que ha cruzado campos y oceanos.
El día 12 y 13 regresamos y nuestras huellas confluirán en la fuente que marcó nuestras vidas, abrazaremos a nuestros hermanos y compañeros.
Al día siguiente partiremos con ilusiones renovadas con las huellas del tiempo en el rostro pero nuestros corazones alegres por nuestro reencuentro con el niño que llevamos dentro.
Beberemos de nuevo el agua de la tolerancia, de la amistad, del respeto, del cariño y de la gratitud hacia aquellos que,algunos casi adolescentes, nos dieron toda su ilusión para formarnos a su mejor saber y entender y equiparnos con herramientas útiles para afrontar el camino de la vida
Nuestras huellas volveran a alejarse pero nuestra mochila volverá de nuevo cargada de emociones para emprender nuestra última etapa del camino...

Nicanor Rguez SEVILLA -

Ojala todas las locuras fueran como esta. Ansioso, ilusionado,… y en cierto modo, ACOJONADO, así es como me siento. Alguien, a quien aprecio mucho, comparando fotos, me escribía el otro día “¡¡¡… como hemos cambiado…!!!”.
Hace más de 25 años que no veo ni se nada de mucha gente con la que compartí estudios, juegos,…, y se acerca el día “D”. Espero que la terraza del lugar sea bien grande… vamos a necesitarla.
Sobre el dibujo, pues como todo… “de locura”.
¡¡¡NOS VEMOS EN EL CAMINO!!!

Isidro Cicero Gómez -

LA VENDEDORA DE GLOBOS 11/ LA ESTRELLA COLORÁ

Una vez estaba yo en uno de aquellos espacios cuadrangulares destinados a la higiene, que había al extremo de cada una de las alas de los dormitorios. Estaba esperando, sin ninguna prisa cierto es, a que me llegara el turno. Llevaba en la mano derecha la pastilla verde de jabón de olor y una toalla blanca, no muy grande, colgada del brazo izquierdo. Las dos manos, la del jabón y la de la toalla, las tenía metidas una en cada uno de los dos bolsillos de aquel hogoroso albornoz de gayas oscuras que acababan de comprarme en la tienda mejor abastecida de la cabecera de mi comarca.

Contando el mío, calculo que en aquella cabecera de comarca se habrían vendido cinco albornoces desde la época del estraperlo. Qué desde el estraperlo, desde que entraron los nacionales. Dos de ellos fueron a parar a sendos señores que, teniendo reumatismos suficientemente acreditados como para que el médico les recetase baños en Puente Viesgo y en las Caldas, tenían también caudales al alcance de las citadas recetas. Otro dicen que fue a parar a un paisano de idénticas posibilidades, recién regresado de Valdecilla, convaleciente de una importante operación de próstata. Debió de haber otra venta más, y luego ya vino el mío. Mi albornoz.

Lo cierto es que hasta aquel verano, en mi pueblo nadie había pronunciado jamás semejante palabra, y se la había pronunciado, nosotros no la habíamos oído. A mi personalmente, cuando la leí en el listado del el folleto, la palabra me pareció un vocablo de prestigio. Sonaba a algo así como los almorávides pero en plan feroz. Ahora bien, como aparecía entre las cosas necesarias para emprender un vaporoso camino de creencias, junto a camisas, calcetines, corbata, pantalones etc., el albornoz se incluyó en el ajuar, se convirtión en la estrella mítica de la pequeña maleta.

De aquella tarde, recuerdo el borbotón de todos los chorros (será chorras el corrector de windows que me corrige borbotón y me escribe borbón) chorreando a la vez sobre los cuerpos de los niños que ya estaban dentro, niños que de vez en cuando soltaban una exclamación de disfrute bajo el agua caliente. Amarcord el vapor cálido que se concentraba en aquel espacio cerrado. Amarcord que los que estábamos esperando nuestro turno en absoluto silencio, nos mirábamos a través de aquella densa niebla perfumada y apenas nos distinguíamos las caras unos a otros. Y amarord la amalgama de los olores: Los que procedían de jabones de distinta factura y de diferente marca, que ya entonces había diferencias entre lavandas, henos de pravia, y otros menos renombrados. Los olores orgánicos, que procedían del sudor del partido de fútbol recién celebrado. Y los olores, también orgánicos, que procedían de allí mismo, de la fila de retretes, que, durante el tiempo de duchas, no dejaban de prestar servicio, ni interrumpían su privado destino.

No sé cuántos muchachos estaríamos allí esperando nuestro turno. De pronto, uno de ellos (yo aún no le conocía, éramos todos recién llegados) se acercó al cristal empañado de la ventana, limpió una parte del vaho con la manga de su propio albornoz, incomparablemente más moderno y juvenil que el mío y se puso a mirar hacia fuera, hacia la oscuridad del páramo. Para entonces ya empezaba a hacer frío en el exterior.

- Lo que nunca vi, véolo ahora, nos dijo.

Hablaba para todos los que estábamos allí en general y para mi de modo especial. El silencio reglamentario había saltado en añicos. Yo me acerqué a él para ver también a través del cristal lo que él veía.

- ¡Una estrella colorá¡, señaló asombrado.

Estas dos expresiones (lo que nunca ví véolo ahora, una estrella colorá), fueron las dos primeras frases que yo le oí pronunciar en la vida a Juan Manuel Díaz Álvarez, de San Feliz de la Pola, no de Santa Cristina de Lena como erróneamente dejé dicho en la primera entrega de esta Vendedora de Globos a la que, por cierto, le quedan dos telediarios.

Los cuatro ojos - los del asturiano más los dos que había llevado yo desde Cantabria- se quedaron clavados en aquella luminosidad roja que resplandecía extravagante y solitaria en medio de la vía láctea. Una vía, que como muy bien sabe el lector de este relato, tiene su pasada natural por aquellos parajes, lo mismo que el oso, tiene la suya por Curavacas. En aquellos primeros días de octubre, más que un vulgar camino de estrellas, la vía láctea por allí parecía un río iluminado. Y después durante años, a la vera de ese río íbamos a pasar la adolescencia prácticamente entera, mirándolo, enviándole nuestras quejas y preguntándole soluciones para nuestras incógnitas.

Pero aquella noche, la de las duchas, estuvimos un rato mirando la excepción roja de una estrella distinta, con cuatro ojos bien abiertos, hasta que otro chaval nos sacó del embeleso y del misterio. Nos explicó, - eso sí en voz baja para restituir el orden- que por aquel lado del colegio y de la oscuridad caía el flamante santuario de Nuestra Señora la Virgen del Camino, y que su flamante cruz era tan alta, tan alta, que habían tenido que ponerle en la punta una luz para que los pilotos del Ejército del Aire cuya base se hallaba a poco más de mil metros, supieran que estaba allí la cruz y no se chocaran contra ella.

Y que ese era el misterio de la estrella colorá. Es decir, que no había misterio.

Yo siempre he tenido la sospecha íntima de que el inteligente Manolo sabía ya que no había misterios, y que esa noche me vaciló concienzudamente, pero siempre nos hemos reído mucho juntos de aquel incidente. Y ahora que estoy en esto, cuando miro con los ojos del recuerdo el cielo encapotado de esta ciudad y veo elevarse un enjambre de globos de helio hasta perderse detrás de las nube - con orejas perfectamente formadas, ojos bien dibujados y caras amigas, ya os lo he dicho- veo que el globo de Manolo lleva encima de la cara una estrella colorá. En el sitio más o menos que el Che llevaba la suya. Una estrella que por ahora cumplirá sobre los cuarenta y siete años, si yo no llevo mal la cuenta. Que no creo.
PD Un abrazo al artista Serrano. Siempre admirado. Un abrazo al esforzado el grupo de León y al de Asturias.