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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

VELADA POÉTICO-MUSICAL HOMENAJE AL P. TORRELLAS

VELADA POÉTICO-MUSICAL  HOMENAJE AL P. TORRELLAS

Nuestro querido compañero y amigo  SANTOS M. VIVOT me envía el siguiente correo para conocimiento de todos. En él nos solicita la máxima participación que todos ya agradecemos. No será una Velada para el lucimiento sino un encuentro para el recuerdo y el sentimiento. Os recuerdo que tenemos prevista realizarla aproximdamente a las 21:30 horas del viernes día 12, en el coro del Santuario de la Virgen del Camino.

Potr mi parte os pido también vuestra participación redactando y leyendo algún comentario, poesía, anécdota, etc. para enriquecer  la Velada. No será por falta de entrañables plumas que han aparecido en ese blog. ¿Vale?.

Un abrazo a todos, aunque no escribáis ni cantéis ni toquéis. El Furriel,

Como coordinador musical de la Velada en Homenaje al P. Torrellas ruego a todos los que quieran participar interpretando una pieza que me lo comuniquen, indicando el instrumento o voz y el título de la misma. Un abrazo para todos: santosvibot@gmail.com, o a los teléfonos 91 369 30 04 y 675 95 81 13.

12 comentarios

Rafael Menendez -

Gracias a vosotros, Andres y los amigos organizadores, por la invitación y por las buenas horas de este fin de semana. Estuve en la conmemoración acompañando a las hermanas Torrellas y gocé de lo lindo con amigos y parientes y con las canciones que aprendimos con Ángel. Un abrazo.

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Rafael Menéndez:
Muchas gracias por hacernos saber algo más de Angel.
Muchos le quisimos y seguimos reordando.
Un abrazo,
Andrés

Rafael Menendez -

Días en BATAHOLA

Managua octubre 2002

Ángel Torrellas murió en enero. El diciembre anterior, Ángel se hallaba en Madrid, convaleciente de su segunda operación de cadera (siete meses antes se había operado la otra, también aquí). El diagnóstico médico era el de un hombre con venas de pura filfa y la sangre tan deteriorada que iba a tardar largo tiempo, con mucha suerte, en regenerar. Del Centro en Batahola le llegaron malas noticias relacionadas con las celebraciones en torno a la Purísima y la Navidad, que cada año eran la fiesta mayor en Batahola, junto con la Virgen de Agosto. Piques internos amenazaban las celebraciones. Margarita Navarro (la otra alma inspirada de la fundación del Centro) hacía ya dos años que había fallecido. Ángel plegó sus muletas, hizo el equipaje y se fue para Nica. Un mes y pico después se le reventó la aorta.

Han pasado unos meses y he podido venir a Nicaragua a conocer su obra, su fundación: el Centro Cultural Batahola Norte de Managua, en mitad de uno de los barrios marginales de la capital, por decir algo, que toda Managua desde el terremoto del 76 viene a ser marginal comparada con cualquier ciudad europea. El Centro te deja sin habla, imposible de imaginar tal creación de color en mitad de lo gris. Pero la descripción de esto la dejo para otros que ya lo vieron y lo contaron, o para los que lo descubran por si mismos algún día.

Lunes, las 9,30 de la mañana, octubre de 2002. Me dejan el despacho de Ángel para que envíe desde su ordenador unos correos a Madrid. Está tal cual él lo dejó. Nadie se ha atrevido a mover ni un papel de su mesa, respeto y mito ya en las memorias, solo convertido a veces en confesionario por el padre José Luis, dominico, nuevo capellán del Centro. Miro alrededor repasando los objetos que adornan las paredes, reconocimientos enmarcados por alumnos, seguramente celebraciones de cumpleaños. Centrado en la pared de enfrente, un gran calendario de 1992 envuelto en una orla de notas musicales plateadas, con los meses en inglés y los días desplegados horizontalmente a lo largo de la lámina de mas o menos un metro, salpicado de nombres. No hay notas en las casillas de los días que pudieran hablar de la intención de una cita, solo nombres: Karen Rivera, Paul y Jimmy, Ninoska, Wilber, Luisa, Uriel, Vicky, Jacqueline, Israel... Octubre 20, Margarita. Así hasta cerca de setenta nombres escritos en 10 años. 15 de julio, Ángel. Este es el día de su cumpleaños. El sábado 19 de octubre llegamos nosotros a Nicaragua y el domingo 20 celebramos el cumpleaños de Margarita. El calendario de pared, anclado en 1992 no recogía por tanto los planes mensuales de producción ni la agenda cotidiana de trabajo, sino que lo que Ángel quería tener a la vista era el día del cumpleaños de todas esas personas a quien, sin duda, quería y deseaba homenajear debidamente.

El despacho es humilde, dos sillas de asiento y respaldo de enea plástica, una mesa de madera de cajones desarticulados haciendo juego con un armario de puertas chapadas en madera de distinto tono, quizá a alguna le falte el acabado de barniz. Sobre una mesita cubierta con un tapete amarillo hay un ventilador. A la derecha, colgado de la pared, hay un pequeño mueble con cajetines repletos de casetes de música, desde los conocidos Aguaviva, pasando por la Misa dos quilombos, de Brasil, la Misa Criolla, de Argentina, o la Misa Jíbara de Puerto Rico. Y a mi derecha, un mueble librería con algunos ejemplares, Jesucristo Liberador, unos folletos anunciando la celebración de la vida de Margarita Navarro, una foto enmarcada de los seis hermanos Torrellas en la Devesa, en Asturias, y una radio. Por los altos del mueble, un equipo de música, demasiado alto para ser usado regularmente. De una habitación dos puertas más allá, me llega el sonido de un piano y un saxo tocando a dúo. Es la clase de música de los más avanzados y lo que tocan es un regalo para el oído, de modo que entiendo el destierro de la cadena de música fuera del alcance de la mano.

Pero lo que más me llama la atención es el sillón en que me siento. Es de esos de un pie sobre ruedas, hecho para girar, deslizarse sobre el suelo e incluso propicio para reclinarse hacia atrás para una meditación profunda. Así es como debió prever el fabricante las funciones de este sillón, y hasta es probable que las cumpliera satisfactoriamente durante su primera juventud, que no ahora, desde luego. El mecanismo de reclinación debió perder el control de su balanceo hace unos cuantos años, quizá al tiempo que el pie que soporta el asiento sintió que se quebraba su verticalidad, solidario con el respaldo reclinable, de manera que entre los dos formaron una cabalgadura muy parecida a ese potro o toro frenético que montan algunos cowboys en las atracciones de feria. Ángel tenía problemas con la columna, (le venía de familia) y había sido operado de caderas durante el último año anterior a su muerte, pero seguía montando su potro de tortura con estoica aceptación, seguramente por gastos en reparaciones más urgentes que atender. Conservaba sobre un estante la foto de su madre, Artemia Heredia, y a su lado otra foto de Margarita Navarro, y puede que mantuviera su mortificante asiento solidario con estas dos mujeres que tanto amó y respetó. En un cajón veo un paquete de tizas de colores. Rafael Menéndez.

Santos Martínez Vibot -

Enrique: Rafael Trapiello, hijo de Andrés G. Trapiello enviará las diapositivas mañana por la mañana al mail del Furriel. No ha podido ser antes. Un abrazo.

Enrique Muñiz-Alique Iglesias -

A Vibot, a Chema Sarmiento, a todos:
Ya está dispuesta la pantalla y el ordenador portátil. Y también se ha concertado la disponibilidad del realizador para cubrir este homenaje a Angel Torrellas, filmándolo como el resto de momentos de nuestro reencuentro.
Falta que lleguen "YA" las diapositivas para pasarlas al formato necesario y poder proyectarlas.

Un abrazo grande hasta que lleguéis...

Chema Sarmiento -

Me parece que en esta ocasion al furriel se le van a agotar las plazas de sol y las de sombra, en su terraza.

Andrés Martínez Trapiello -

Querido Chema:
¿Van a tener que comprar los de la organización pañuelos desechables? ¡Si no me han pagado los 19 € de dietas!.
Voy a preguntar a Sor Covadonga si queda alguna sábana de las que utilizamos en el Colegio.
Y si el "apretón" de lágrimas es muy fuerte, poneros de acuerdo con el Furriel y, todos juntos, salís a la terraza.

Chema Sarmiento -

Querido Santos M. Vibot:

También yo tengo muchas ganas de verte. Decía Josemari, nuestro querido furriel, hace unos días que no olvidemos los abrigos, pero tendrá también que recordarnos que no olvidemos nuestros pañuelos... por el catarro que nos arriesgamos a coger, ya sabeis.

Me hablas de proyectar fotografías de Angel Torrellas y también las diapositivas que este te dejó. No creo que yo pueda hacer nada puesto que no tengo proyector de ese tipo. No sé si nuestro formidable G.L. lo había previsto o si tiene todavía la posibilidad de encontrar un proyector y una pantalla. Me imagino que con tan poco tiempo y tantas cosas como les estamos haciendo hacer, no será fácil.

Un fuerte abrazo, que estoy deseando darte personalmente.
Chema

Andrés Martínez Trapiello -

Has "metido la patita" otra vez, has escrito, Germán.

Pero... ¿Por qué no vino Ingartze a hacer cadenetas? ¿Hace emisión de voz?
¿Que traéis gambas?

Germán Torrellas -

Querido Santos:
Cuenta con nosotros (me refiero a Ingartze, Germán hijo y yo mismo) para lo que más convenga. Vamos a llevarnos los instrumentos (violonchelo, viola de gamba y flautas) y las voces y partituras diversas, de toda índole y condición...

Creo que tuviste una idea estupenda y te lo agradezco enormemente, como cantorcito venido a menos y como sobrino de Ángel (el ángel de los pobres le llaman en Nicaragua...)
Gracias y un abrazo.

P.D. Intentaré contactar contigo via telefónica para concretar y ponerme a tus órdenes.

Santos Martínez Vibot -

Chema Sarmiento, ¡cómo estás, artista! tengo muchas ganas de verte. Te recuerdo sobre todo en Las Caldas, entre aquellas brumas que olían a eucalipto.

Quiero pedirte un favor, si te es posible: como estás preparando material de imágenes, ¿podrías proyectar durante la velada, mediante un ordenador portátil -o como técnicamente se haga y se pueda- fotografías de Torrellas?

Sería un complemento insustituíble que todos te agradeceríamos mucho. Un abrazo muy fuerte.

Santos Martínez Vibot -

Sería aún más bonito disponer de una pantalla y un proyector de diapositivas para la velada nocturna en el coro. La última vez que vi a Torrellas me impresionó profundamente: fue en Madrid, en una casa que tenía entonces Carlos Soria cerca de la plaza de Opera. Tenía la voz frágil y aguda de un abuelito y el cuerpo ligeramente encorvado, él que había sido un atleta y un estupendo cantor. No dijo nada
de su enfermedad pero se volvía a América y yo sentí que sería la última vez que lo vería. Había traído a la reunión unas diapositivas de la Escolanía porque sabía que nos gustarían. Son previas al viaje a Roma y nunca las habíamos visto. Estamos en distintas partes del Colegio y el Santuario, vestidos de pajarita y con las coloridas capas de la rondalla. Le pedí que me las dejara para copiarlas y al ver mi mucha ilusión me dijo que me las quedara. Me gustaría compartirlas con todos esa noche. Un abrazo hasta entonces.