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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LOS ELEMENTOS DEL CONJUNTO

LOS ELEMENTOS DEL CONJUNTO

Pues eso, que nadie tuvo la culpa, ni Maxi ni Daniel ni Manolo y mucho menos los Frailes. Estos seis elementos pillados in fraganti (para los de Ciencias, en calzoncillos) se colaron en el convento sin saber quién les dejó el paso expedito, por donde penetraron, ni a qué hora consiguieron filtrarse, lo que pretendían ni quien deshinibió las alarmas de seguridad con sus rayos catódicos. Lo peor fué que el segundo día vinieron reforzados con más "elementos", que sumados de uno en uno, hacían un conjunto de ocho. ¿De donde eran? Ah, incógnita a despejar.

Lo único cierto es que a las ocho de la mañana de ambos días, calentitos y retozando en las camas de nuestras confortables celdas, percibimos como entre sueños un rumor parecido a una ola de las marinas que se aproximaba por el fondo de los pasillos y que, al acercarse, iba tomando cuerpo (el de amarillo y calzones discretos) y desencadenaba en unos chillidos como neumáticos acompañados por un "instrumentaje" desconocido para las estepas castellanas y unas voces salidas, las voces, de ultratumba que nos hicieron encerrar a los niños y mujeres, presos del terror y panic (en inglés, para dar más fuerza al término, ¿entendéis?), en los servicios y asomar las cabezas hacia el pasillo con cara de susto para intentar comprender tamaña algarabía disonante y sobrecogedora.

Algún atrevido, que ni José Tomás,  salió de la celda navaja en mano y la estampida fué general, corriéndoles a ellos hasta Aranda de Duero donde fueron detenidos por el Subdelegado del Gobierno, en ausencia de la autoridad competente, y encerrados en el cuartelillo de la Benemérita. Por la noche se pusieron a cantar o eso que ellos hacían, y los sufridos números de guardia, víctimas de una repentina depresión con tendencia a la jubilación, no tuvieron más remedio que soltarles en plena noche. De ahí se deduce que, al día siguiente, reptando desde Aranda, consiguiesen volver a filtrarse en el convento con más elementos y fuerzas recobradas, y ¡hasta con percusión!. Ya dejó dicho el gran Demóstenes que solo los que han huído pueden combatir en nueva batalla, y ya no os digo lo que decía Pericles.

¿Alguien conoce sus ramificaciones? ¿Quiénes son ellos? ¿A qué dedican el tiempo libre? ¿Heavy metal o  "adorfo da la galga al burro"? ¿Procedencia?. ¿Saga familiar?, ¿Os suenan sus caras?. Por si puede ser una pista a seguir, sí os diré que les escuché una enigmática frase que aún no he conseguido descifrar: ¿Donde está la luz?.

Excepto el de la mandolina, pandilla de piraos....impresentables les llama Javivi.

Las últimas noticias llegadas a esta Furrielería me confirman que el P. Arruga, ante el temor de nuevas apariciones y para evitar males mayores, no hace honor a su apellido (¿cogéis el doble sentido?) y sigue montando guardia todas las noches alrededor del Convento con anteojos y una cimitarra en la mano.

18 comentarios

José Luis Alcalde Revilla -

¡Jo, Isidro...FANTÁSTICO...FABULOSO TU 'G L O B O'...para mí no es nada nuevo que me dejes ensimismao con tu prosa expresión de u yo de riqueza inigualable. Gracias, Sidrín, el del admirable uso de la 'lengua'...bueno del 'lenguaje', que, si no, no puedo acabar como procede contigo. Así que...
Un beso...ahora sí...por que detrás ya no va lingüista, jaja. JOSE

José Luis Alcalde Revilla -

Humildemente aparece un hijo, de hija Agueda e hijo Santo Domingo de Caleruega, sabedor de lenguas, por facilidad innata, y fácil pá las etimologías, capaz de suplir una falta que cometió, cuando Subma de Novis, en ese solar de mi family y del mejor de los Guzmanes...descifrar el nombre...CALE RUEGA...HORNO DE CAL. Ná más que ese aporte sencillo a tanto ejercicio analítico de ese nombre, con el gracejo que os caracteriza a tós. Un ¿abrazo? (es que si, según mi estilo, digo "beso", como viene "lingüista"...¡no sé... no sé...jajaja!!!) a cada lingüista por su esfuerzo.
JOSE, El Calerogano por raíces, de sangre y dominicanas.

Manolo Díaz -

Leí estos días (¡privilegios de jubilado!) 'Cometas en el cielo', la novela del escritor afgano Khaled Hosseini.
Me gustó.
Sé que ha realizado una versión cinematográfica que tiene buena crítica, pero no pienso verla.
En toda mi vida de lector y de cinéfilo, sólo en una ocasión me pareció que la película estaba a la altura de la novela y que tanto la una como la otra son dos auténticas joyas. Hablo de “Los santos inocentes”.
Por lo demás, prefiero evitar decepciones.
¿Y a qué viene este preámbulo?, os preguntareis vosotros, mis queridos apostólicos. Trataré de explicarme e incluso de justificarme.
No voy a destriparos el argumento de la novela en consideración a quienes no la habéis leído y penséis hacerlo en un futuro, cuando la jubilación os lo permita (¡que así sea!) Baste con destacar que es la historia de una amistad.
Y así anudo mis palabras con los hilos que sostienen esos manojos de globos que Cícero, mi amigo, nos regala en intervalos de tiempo que yo quisiera más cortos.
En dos ocasiones le dije personalmente a este descendiente de Cicera, tierra de garbanzos, convertido irremediablemente en esdrújulo por obra y gracia del páramo leonés, que mis mejores momentos como lector me los proporcionaron él y Delibes.
Me respondió que exageraba.
Pero yo hablaba y hablo en serio.
Incluso aludo a mi condición de jornalero de la gramática para dar solvencia a mis aseveraciones.
¡Perdón!, de exjornalero, que ya no me paga la Consejería de Educación.
Cícero, amigo anterior a los medos, una vez más hablas de mí y me magnificas.
¿Qué puedo responderte?
Vuelvo a “Cometas en el cielo” y te digo lo mismo que Hassan a su amigo Amir: “Por ti lo haría mil veces más”.
Él hablaba de correr cometas.
Yo de volver a vivir cada uno de los minutos que compartimos al amparo de los hijos de Santo Domingo.

Antonio Argüeso -

Fino Olano, fino, sí señor. Los vascos comerciaron en allende y en aquende los Pirineos y topónimos dejaron en abundancia. En “El rumor de los desarraigados” Ángel López intuye que nuestro castellano es un cruce vasco-románico por ellos desarrollado a lo largo del Alto Ebro (como incluso puede verse en las “glosas emilianenses”). Aunque esperad un poco a que el Sr. Kaplan publique su estudio en el que demuestra que el castellano nació en Cantabria (y esto lo dice el periódico, no os creáis: Diario Montañés del 20.08.08) al igual que también quedó ya demostrado que hasta el paraíso estaba establecido en tal afortunada tierra. Justamente, los investigadores están intentando ver por qué del paraíso pararon en Atapuerca antes de esparcirse por la faz de la tierra.

Pero personalmente, cuanta más imaginación se eche a una teoría, más me atrae y la charmesiana o caleroiguesana me gusta más, sobre todo sabiendo lo “viajeros” que durante toda la historia ha sido la gente de esa zona. En la época medieval era normal ir de un sitio a otro y las peregrinaciones hicieron de la península el receptor de cantidad de europeos inquietos por o necesitados de poner tierra de por medio.

Vibot, ¡qué envidia me das! Desde la época, que poco a poco empieza a ser lejana, en la que tuve la suerte de vivir en El Escorial, no he podido asistir a más conciertos de órgano. ¡Ah si pudiera! Pero no tengo la suerte (¿suerte?) de otros (y aquí no miro a nadie) y por el momento el único júbilo es el de llevar los nietos al bosque y contarles (en castellano, como corresponde) historias de gnomos, de flores, de hadas (lo haré en cuanto despierten, que hoy hay sol). La otra jubilación tardará un poco en llegar.

olano -

Leyendo la ingeniosa y estupenda crónica de Cicero quiero hacer un pequeño comentario sobre el nombre de Caleruega.
Veo que Charleroi está muy lejos y me pregunto: ¿No será mejor otra interpretación más cercana por territorio e historia,teniendo en cuenta que los pueblos de alrededor en un momento fueron repoblados por los del norte?
Supongamos que sea Cale-rue-ga o Kale-rua-ga. ¿Qué os sugiere esta división?...
¿Kale y rua o rue en francés no es lo mismo en un idioma del norte?
Podemos acudir a otros ejemplos que atestiguan lo que pretendemos trasmitir.
No sé si habéis estado pero cerquita de Burgos capital hay otra localidad que dicen se llama Ata-puerca (ate-puerta, según los investigadores) donde se han descubierto grandes yacimientos (homo antecessor).
Más lejos -allende los Pirineos-, hay un valle el Valle de Arán que tamién dice lo mismo en dos idiomas (Aran-Valle) (aran-az de los Corteses...)
Bueno quizás sea mejor dejarlo para los filólogos, pero bueno, ahí está la sugerencia.
Podríamos decir que Calleruega quiere decir un sitio de Calles, ruas y nada más... Parece claro.

Alguien nos puede avalar. A ver los del norte-norte ...
¿Qué dicen ante esto los de la lingua navarrorum?

- Oye Cicero, gracias por lo de lo de mi mirada (te has pasado) Tambien quiero decirte que conocí a una joven (de Alsasua-Navarra, por más señas y que murió ha mucho) que en esta lengua del norte utilizaba una version de tu nombre para nombrar los garbanzos (chichirio)como ves con pronunciación italiana (la cual nunca nos gustó...). Pues sí.

Vibot -

corrijo: "que es el decir inquieto, maravillosamente juvenil, de mi Javivi"

Vibot -

Argüeso querido, tus paseos entre el echizo de los ojaranzos me han vuelto a llevar al huerto, me entusiasman los aromas de campo que con tanto embeleso disfrutas y transmites.

Y las sabrosas fablas de Cícero con su aromada estela de Filandón junto al picón de encina, su amniótico rescoldo de rubíes como brasas.

Y ese luminoso día entre las olas de la vida que es decir inquieto, maravillosamente juvenil de mi Javivi.

Ya no quiero creer en aquel "MANET ROSA PRISTINA NOMINE, NOMINA NUDA TENEMUS" después de vuestras cálidas palabras.

Os ofrezco las mías, invitándoos otra vez a mi concierto -que por cierto, repetiré probablemente en Olite y en Pamplona el fin de semana del 8 y 9 de Noviembre-. ¡Venidme, andad!:

POETAS Y ORGANISTAS EN LOS SIGLOS DE ORO

Es difícil imaginar que los grandes organistas compositores de nuestros siglos de oro, muchos de ellos clérigos, no leyeran a San Juan de la Cruz, por ejemplo, o los emocionantes sonetos y poemas religiosos de Lope de Vega y Quevedo.

Menos verosímil, aunque sugerente, es que degustaran -y vivieran- las desaforadas metáforas y las dramáticas contradicciones de ciertos "heterodoxos" como Góngora o el Conde de Villamediana.

Y, sin embargo, todos -organistas y poetas, muchos de ellos estrictamente contemporáneos- respiraron el mismo aliento creativo propio de cada estilo y cada época: sutil, aéreo y extático hasta transir las médulas del alma, en los renacentistas Juan de la Cruz y Cabezón; desbordante de esplendores visuales y sensuales en Góngora; deslumbrante de gracia natural en el decir -y de arrasadora fuerza expresiva- en Lope; estremecedor, escalofriante, en la profundidad emotiva y metafísica de Quevedo. ¡Ah, nuestros barrocos, tan lejos y tan cerca que aún podrían exclamar rebosantes de vida: "nada me desengaña, el mundo me ha echizado", así como exhalar en hondos versos sin edad esos dulces lamentos, innumerables e inconsolables, heridos por el sentimiento constante de la "vanitas" que atraviesa los siglos!

Quizá estas músicas, que nacieron al otro lado de los gélidos muros de las iglesias -memorias y esplendores- pretendieron también hablar al corazón enamorado, derramarse pletóricas en la dicha exultante de las primaveras, mecer la noche y los ensueños en pastorales melodías, entrelazarse desesperadamente,como el delirio de oro de los retablos, bajo los varios efectos de amor, llorar las elegías del desengaño bebiendo el elixir envenenado de "La Gran Corneta"... acrecentar en vuelos imposibles -pero casi tangibles de belleza- la alta mística, la "llama de amor viva", la "cristalina fuente", "en una noche escura".

¿Qué nos conmueve en los impactantes Tientos de Baxón de Correa de Arauxo, con sus planos sonoros contrapuestos, alucinadamente imbricados, destellantes; o en sus apasionadísimos Tientos de mano derecha, donde, las emociones, la exhuberancia del sur y el misticismo se desbocan? ¿Qué alegrías celebran y regalan los ritmos sincopados, que invitan a la danza, de Aguilera de Heredia? ¿Qué sentimos, en el fondo del alma, al escuchar -descendiendo del cielo- las transparentes Glosas de Cabezón?

La música, en su portentosa y secreta ambigüedad, nos revela y oculta las respuestas.

Antonio Argüeso -

Leyendo ya con más detención (y por tanto, mayor deleite) debo reconocer que lo dicho por Isidro sobre Caleruega y Charleroi se confirma con el anterior nombre de esta industrial ciudad, luego corrijo lo de corregir. Pero puestos ya a meternos contigo aunque ahora, dado el patinazo, dentro de un orden, seguimos adelante. Fíjate que durante los largos paseos a los que el otoño invita he estado pensando en la versión de Desmond Morris sobre las partes pendentes. Y es que a mí no me suena a nuevo, se trata de algo que está también en ese baúl de los recuerdos ajado y polvoriento y que poco a poco estoy poniendo en orden. Y aquí pido ayuda a quienes pasaron por Las Caldas (¿sabéis que un grupo de cabezas locas anda por allí estos días? ¡qué no tramarán!). Estoy seguro de haber oído allí la historia. Para mí que la contó Teófilo Urdanoz, si mal no recuerdo perito en el Concilio. A ver si a alguno esto le recuerda algo.

Lo del fielato, amigo Javier: mi abuelo (el abuelo Eugenio, el que dormía en burro, pero que lo tenía tan bien adiestrado que se paraba delante de la cantina hasta que despertaba –mi abolengo, como ves, no es recio, como el de Isidro y a pesar de Mingón, es bastante pedestre–) iba todos los años a comprar vino y tabaco a la Rioja. Lo hacía en carro de bueyes y tardaba más de una semana. La comida era huevos cocidos y pan hecho en casa, que aguantaba hasta semanas (la salmonela más que de los huevos, debe de provenir de lo que a los huevos indirectamente se añade).

Sin embargo, había años que el vino no llegaba, por lo que tenía que ir donde “El Petacu” (la tienda en la que en Arija –en otra provincia– había de todo). Iba con el burro y una cántara y contaba mi madre que lo hacía por monte, para no pagar al fielato, que cuando aquello estaba en las ánimas, en esas mismas ánimas de las que hablas y donde un paisano tuyo robó a Marcial la recaudación de la luz ¿recuerdas?, cuando esto ya habías nacido. En honor a la verdad debo reconocer que, como tú, sólo conocí el fielato de Reinosa, donde Manuel, el Padre del P. Eduardo trabajaba, el otro es de oídas directas.

¡Ah! y gracias a ver dormir a mi abuelo en el burro (la gente, cuando lo veía decía, no sé con qué avieso sentido, “ahí viene el burro de Eugenio”) entiendo mejor al Marqués cuando, yendo a caballo, dice “Faciendo la vía / de Calateveño a Santa María / Vencido del sueño, / por tierra fragosa / perdí la carrera / do vi la vaquera / de la Finojosa”.

¿Qué por qué hablo de la vaquera más famosa de la historia, si no universal, sí hispana? Porque debía de ser tan maciza, esbelta, aguerrida, garbosa y gallarda como la camarera de Andrés (Andrés, que te he dicho que no me atrevo a ir solo, no me preguntes por ella; a ver si cuando venga Isidro -¿cómo te va a traer, si ni viene?- sacamos valor y vamos).

Andrés Martínez Trapiello -

Argüeso:
Que tengo prisa y no me puedo entretener.
Cuéntame más de la camarera. Esta noche busco más fotos mías.
Y le dices a Cícero -para mí-que la proxima vez que vaya a Bruselas, que me lleve.

¿Hay que contestar a Javierdelvigopalencia?. Lo haré.
... y a Froilán.

Javier del Vigo -

Fácil la respuesta para mí, Antonio: Tu padre era "Domingón". Y de aquellos polvos salieron esos lodos que has ordenado tan bien de arriba abajo, tan apuesto, tan gallardo... ¿Recuerdas?: "Memento, homo, quia pulvis eris et in pulvem reverteris".

Aquí las ambivalencias léxicas o referenciales son instantáneas. Facilonas. Pero no; no voy a caer "tan chavacano". Que de polvos y gusanos se ha escrito mucho a lo largo de la historia de la literatura. Incluso en verde!

Dejo constancia, sin embargo,de mi recuerdo, bastante nítido, de Domingón, espigado y esbelto, tu padre. Todo un "señor" para la zona y la época.

No tengo ninguna referencia memorística ni de Dominguín ni de Dominguillas. Pero empiezo a pensar que tiene razón Isidro cuando afirma que las desinencias aumentativas o diminutivas cumplen -"a lo mejor"- funciones afectivas y emocionales en el tiempo.

Y en la memoria del tiempo, concluyo. Que el tiempo -osea, el pasado, lo vivido- se muere si nadie lo relata, lo reaviva, lo reelabora... Incluso lo reinventamos, en la irrealidad misma. Isidro, por ejemplo, ha sacado del baúl de los años de León la imagen de Manolillo (M. Álvarez González), aquel niño estudioso -contrapunto de Manolón- que ahora calza pelo blanco y es referente pedagogo, con quien no tuve la dicha en Caleruega de intercambiar ni un "hola!".

Te leí, Sidrín, que "una noche perdida en el tiempo" un fraile rebautizó a un niño. Manolón! ¿El tiempo es el pasado? ¿Una noche? ¿Algo perdido en nuestras vidas? ¿"Una noche en el Monte Pelado"?

Escribir que un perro ha mordido a alguien no es noticia. Decir que tu globo a Froilán, Isidro, es majestuoso se convierte en rutina, en algo carente de novedad, casi de valor... Pero tengo "mono" por un globo tuyo que "relate" si has llegado a saber si tu eres aquel que viajaba en la trasera de un autobus, si tu eres tu, si te sientes noche perdida en el tiempo o luminoso día sobre las olas de la vida... Ahí querría verte. Y leerte! Como que me tienes "puesto" desde ya al pensar que la posibilidad pueda un día convertirse en texto... No desespero!

Manolón, Domingón... Los aumentativos, en algunos casos, son deícticos que trascienden lo físico para manifestar las inmensidades de unos espíritus todo sentimiento. O viceversa, no sé...

Sigo contigo, Antonio. ¿Fielato entre Arija y Bimón? Apenas nos separa un suspiro de edad a tí y a mi, pero no recuerdo aquel fielato. En la "frontera" entre La Montaña y Burgos recuerdo un transformador eléctrico a un lado de la carretera -los signos de la modernidad hace cincuenta años- y unas "ánimas" desvencijadas al otro. Ya sabeis los de ciudad y quizá Box, que eres de ciencias: las "ánimas" eran/son unos recintos en piedra sillar con cubierta pétrea, asímismo, en arco de medio punto; el cerramiento frontal, con verjas de hierro, en cuyo interior había una cruz, una virgen, un cristo... Creo que ambas construcciones perviven en aquel "lugar fronterizo", pero -ya ves-, la realidad es vista de forma diversa por cada quisque y reinterpretada a su manera. Remedo a Pilatos, mientras lavo mi conciencia: "¿La realidad? Qué es la realidad?..."

Sí recuerdo, sin embargo, el "fielato" que existió a la entrada de Reinosa; por eso lo escribí junto a las fotos que envió Eduardo Ruiz, fraile hijo de quien controló por un tiempo aquella oficina recaudadora del impuesto al consumo que existío a la entrada de la ciudad.

Antonio, si el perdón por mi plantón de este verano lo consigo con un paseo por Corconte, para repescar a los viejos cazadores de osos de Cantabria convertidos en cuadros de balneario, prometo intentarlo. Incluso hacer una foto si es posible para general conocimiento de nuestras y nuestros blogeros.

Bonito y picarón, Isidro, el relato del "camarlengo" haciendo pasar por las horcas caudinas del toqueteo de su "instrumental" al aspirante a Pontífice Máximo, no fuera que en vez de gato tuviera liebre. Los caminos del señor son azarosos, "inescrotables"...

Concluyo: Por alguna parte de esta selva inmensa que es el blog puso Santiago Rodriguez el móvil de José Arsenio Fernández Arenas. ¿Podrías, Santiago, volver a colgar ese móvil aquí? Hay gentes, Javier Martín, por ejemplo, que tendría interés en conseguir la autobiografía novelada que tiene publicada Pepe Arenas.
venga, Santiago, que tu eres como "el conseguidor"!

Antonio Argüeso -

¿Osaré corregir a nuestro maestro en escritura -soberbio, con razón, dixit Ramón-? Pues sí, pero no en la forma ya que su lectura es un regalo matinal tan agradable como los paseos por estos bosques donde abundan los ojaranzos (volveremos sobre ello).Si lo hago se debe sobre todo a las largas que me va dando para visitar juntos (solo nome atrevo) a la camarera que tanto encandiló a Trapiello (Andrés, si viera la austera foto de tu cuerpazo sobre la piedra, la encandilas, te lo aseguro).

Pero vayamos por partes, pues antes quiero hacer un breve comentario acorde con los tiempos que corren a tu disquisición sobre la transmisión de las semillas ¿sabéis que hay un grave problema de polinización? En el huerto suelo tener calabazas y últimamente, aunque dan muchas flores, hay plantas que no producen. Me informo y me entero que, por los pesticidas, apenas quedan abejas y que las primeras en sufrirlo son las plantas de calabaza. Para animaros el día ¿sabíais que Einstein dijo que “si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida”? Es decir, peor que un Papa sin partes pudendas pendentes.

Bueno, y ahora a lo serio: Charleroi, dicen por aquí, en su origen se llamaba Charnoy o lugar con abundantes “charmes” que es como llaman a los ojaranzos (para los de ciudad y/o villa especie de rododendro gigante o carpes), esos bellísimos y misteriosos árboles, que tanto juego han dado a las tradiciones y literatura centroeuropea (de ahí que "charme" signifique hechizo).

Más tarde, allá por el siglo XVII los españoles (¿nosotros?) edificaron/amos una fortaleza y se le dio el nombre de el hechizado (pero aquí no por su encanto), alias Carlos II (¿o era al revés?).

Otra cosa, fíjate que me parece que en el Balneario de Corconte hay una foto antigua con el “Tío Sabas” junto a un oso cazado por aquella zona. Javivi, ya que me diste un perdonable (¿perdonable?) plantón, pásate y verifica, que yo no creo pueda hacerlo tan pronto. Y por último, sobre aumentativos/diminutivos: en mi pueblo había 3 Domingos; para diferenciarlos se les llamaba Domingón, Dominguín y Dominguillas; ninguno Domingo (os dejo que adivinéis quién era mi padre).

Isidro Cicero -

LA VENDEDORA DE GLOBOS / 31 CALERUEGA Y OTROS NOMBRES

DEDICADO A FROILAN


Escribí este globo para dedicárselo a Froilán cuando cumplió años. Felicidades retrasadas, Froilán que llevas el nombre del patrón de León, y del santo de los dos cazadores de osos de mi pueblo que luego te contaré. Pero claro, ha aparecido por aquí Olano - qué alegría me dio el reencuentro con este vasco de mirada abierta, que siempre me pareció el paradigma de la limpieza y la honestidad – y nos ha dejado el campo sembrado de dudas.

¿Froilan no te suena a alemán?, le preguntaba Xavier a Javier del Vigo. Pues ahora que lo dices..., me entrometo yo. En alemán “froilan” es algo así como “señorita”. ¿Qué estamos sugiriendo? ¿Un obispo señorita o una señorita alemana bajo el ropón de un obispo? No lo permita Dios, ni siquiera como un mal pensamiento. Porque ya se sabe lo peligrosos que son los caminos, ya se saben las novedades tentadoras que traen el turismo y las peregrinaciones, ya se sabe qué aberraciones se desarrollaron incluso a la vera del santo Camino de Santiago, nosotros mismos vimos algunas, Dios nos perdone, cuántas más habrá habido en todos estos siglos sin que nos hayamos enterado.

Porque vista desde el crucero, ¿qué otra cosa es la historia sino una colección de iniquidades y transgresiones a la ley de Dios ordenada cronológicamente ? Sí, Froilán, sí, no te escandalices, que tú todavía eres muy joven. Las primeras universitarias españolas, se colaron en la facultad disfrazadas de chavales. Pero eso no es lo peor. Algunas señoritas llegaron a ser obispos, reyes (de Inglaterra, bueno) y hasta papas.

Desmond Morris, el famoso autor de “El mono desnudo”, cuenta en su nuevo libro “The Naked Man” que los cónclaves donde se eligen los Papas es obligatoria la verificación de su virilidad, un requisito fundamental que tiene que cumplir el candidato a suceder al apóstol Pedro. Antes que Papa, tiene que ser hombre. Las mujeres no valen, ya se sabe, ni las santas mujeres que decís vosotros.

Desmond Morris explica como se realiza el ritual verificatorio en el cónclave. Un cardenal, supongo que será el camarlengo, no puedo asegurarlo, que no he estado presente en ningún cónclave todavía, se acerca al candidato a Papa, mete su mano bajo los ropajes, busca sus partes pudendas, (perdóname Froilán por hablarte en latín, serán unas pocas palabras) y tras constatar (al tacto, no de visu) que se trata de un varón, proclama:
- Testículos habet.
El Sacro Colegio Cardenalicio contesta:
- Deo gratias.
El camarlengo, supongo yo que será el camarlengo, añade:
- Et bente pendentes.
A lo que el Sacro Colegio responde: “Amén, allelluya”. Tras lo cual, amigo Froilán Cortés Aranaz, dejan de hacer otras averiguaciones físicas y le pasan la papeleta a la Paloma para que haga su trabajo.


Jamás hubo modo de extirparle al nombre de mi querido amigo asturiano el aumentativo que un fraile, un fraile potente, un fraile musculado, le impuso en mitad del pasillo una noche de rutinaria melancolía otoñal. Una noche perdida en el tiempo. ¿Por qué no ha sido posible extirpárselo? Creo, amigo Froilán, haberlo descubierto el pasado finde en Caleruega.

Caleruega. Dicen ciertas intuiciones que Kaleruega es lo mismo que Karl le Rua, escrito ahora Charles-le-Roi, una ciudad cerca de Argüeso y próxima a Bruselas. Los nombres se trasplantan, transmigran, se difunden como las semillas de las cerezas en el pico de los gorriones. Se diseminan en las lenguas de la gente, que tienen muchos más arrestos que el corto vuelo del gorrión. Argüeso, a quien por cierto no podré visitar ni este mes, ni el siguiente, me corregirá si ve que yerro en esto de la diseminación del sustantivo y sus reencarnaciones.

Una vez vino a esta misma Castilla, que hace días revisitamos nosotros un cruzado, un mercenario, de los muchos que acudían desde aquellas naciones del norte para ayudarnos con sus valientes armaduras ofensivo-defensivas a proteger aquí nuestra sacrosanta religión. Al menos, eso dicen las intuiciones.

Y tú de dónde eres, tío, le preguntaban. Yo de Karl le Rua, contestaba el tipo. Acabaron llamándole el carleruago, y a su esposa - que acaso no fuera esposa canónica- la llamaban la carleruaga. La carleruaga, las belgas son muy dadas a eso, a lo mejor hasta puso una fonda por aquí, o quizá una cervecería. O quizá el mismísimo Mesón y Venta la Carleguaga, dicen como digo, las imaginaciones.

Yo a las imaginaciones verosímiles no las veo tan disparatadas, ya ves tú. Igual pasó allá en el Paso con la vieja Venta de la tía Juana, que ahora es la famosa Tijuana del narcotráfico, el desfiladero humano mayor que han visto los siglos. A nosotros también nos pasó tres cuartos de lo mismo. Los genes que yo traigo, porto y comparto, se llamaron Llosas desde antes que Dios fuera Dios y los peñascos peñascos. En sana combinación con otros, dichos genes estuvieron siempre allí confinados entre unos riscos del desfiladero del río Deva; en un lugar al que llamaban Cicera, porque en sus bárcenas escondidas sembraban garbanzos desde el neolítico. En el siglo XVI se murió el titular e de los genes, el Llosas correspondiente. Dos de sus huérfanos, obligados por la necesidad a emigrar hacia el sur, entraron a servir como vaqueros en un pueblo de cerca de donde yo tomé el relevo de sus genes cuatro siglos después, qué cosa esto de la cadena humana. A que sí.

¿Y vosotros de dónde sois, tíos?, les preguntaban los vecinos. De Peñarrubia, de un sitio que llaman Cicera. Y así fue como empezaron a llamarles “los de Cicera” , primero y, luego ya, los ciceros, o esos ciceros, o sea, nosotros. Y así hasta el día de hoy.

Mejor dicho, hasta que estando allí en el páramo, muchos se empeñaron en que yo – una de las últimas reencarnaciones de esta cadena de genes- llevara empinada la parte de alante para el resto. Dejé de ser plano, sencillo, natural y me convertí en esdrújulo.

Al que no se crea estos curiosos antecedentes, al que piense que son imaginación, literatura, cuentos en definitiva, le remito a los correspondientes legajos procesales, perfectamente identificados, clasificados y archivados en la Real Chancillería de Valladolid.

Ahora bien, lo de Manolo fue distinto. Jamás hubo modo de extirparle el sufijo que le añadieron y que le empinaba la terminación. Pero el sufijo aumentativo de Manolo, que en su origen fue debido a la viril voluntad de un fraile, cumplió luego una función diacrítica que hizo inviable su eliminación, cosa en la que no había yo caído hasta que descubrí la razón días atrás, en Caleruega. Te lo cuento.

Como llegué tarde, casi al final de la visita a la bodega Señorío de Nava, no me enteré de las presentaciones que seguramente tuvieron lugar la noche anterior. Por eso fue una gran sorpresa cuando Pilar, la mujer de Javier Martín de Pablos, me habló de Manuel Álvarez González, otro condiscípulo del que yo había perdido toda referencia. “una personalidad en el mundo de la innovación educativa”, me dijo. “¿Manolo?”, pregunté yo todavía en la inopia. “Manolito”, fue la respuesta. Intervino Javier: “Le llamábamos Manolito para distinguirle de Manolón, los dos de nuestra clase, ¿no te acuerdas?”. De pronto el ectoplasma de aquel adolescente maragato - serio, inteligente y estudioso como nadie - comenzó a surgir muy borroso de las sombras. “Pero no ha venido”, dije yo todavía. “Sí, sí ha venido, es aquel tan alto, de pelo blanco”.

Nos saludamos por encima de cuarenta años de transformaciones y comprendí que el ito y el on, a lo mejor cumplieron funciones más o menos afectivas y emocionales en el tiempo, pero lo que sí estaba clara ahora era la función diacrítica que les habíamos encomendado.

Yo que siempre me había rebelado ante la generalizada costumbre de llamarle a Manolo Manolón, una de mis pocas rebeliones, cuánto siento no haberme atrevido a otras de mayor calado, me reconciliaba ahora con ese aumentativo. En cuanto al otro Manuel, he sentido un gozo orgulloso al reencontrarle y enterarme de su trayectoria. He visto, en Dialnet, una veintena de publicaciones suyas, entre libros, coordinaciones y artículos científicos. Manuel Álvarez González es profesor titular del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación de la Facultad de Ciencias de Educación de la Universidad de Barcelona. Un gran experto, he sabido, en educación emocional y análisis de trayectorias del alumnado.

En mi curso había dos Manolos, igual que a primeros del siglo XX, había en mi pueblo dos Froilanes, querido Froilán. A uno le llamaban el tio Froilanín y al otro el tío Froilanón. Al tío Froilanín, un viejuco diminuto y arrugado, llegué a conocerlo yo. Al tío Froilanón no lo conocí, a sus descendientes sí, claro. El tío Froilanón, para el día de su muerte, había matado 14 osos él solo. Era uno hombrón fuerte, muy grande, un argüeso casi. Fue un mito. Sólo el tío Sabas, el maestro de Lamedo, le seguía de cerca, con 13 osos y osas en su haber. De cinco, ocho y hasta de diez hubo muchos cazadores en mi valle, no tan legendarios y que no han pasado a la historia.

O sea que los nombres no sólo transmigran y se reencarnan, sino que también adoptan variantes acordes con las categorías de quienes los llevan. Las categorías y sus circunstancias. En el claustro de las monjas de Caleruega, por ejemplo, alguien nos recordaba al claro sol de la tarde, creo que fue Martín, otro modo solemne de cambiar los nombres: Al ser investidos de blanco y de negro, a cada individuo se le ofrecía esa posibilidad. José Arenas, por ejemplo, aquel descollante maestro de historia general y de historia del arte en particular que disfrutamos durante una breve temporada, se quitó el José y se puso Arsenio al parecer en homenaje a su padre.

El nombre de Juan Manuel le mareamos bastante en el páramo. Le sustituimos el Xuanín que traía de su casa y de su aldea de San Feliz, por el Manolo que yo y la mayoría de nosotros usamos siempre. Pasó del Xuanín de la mama, al Manolón de la fama. Manolón para unos, Xuan para otros, Manolo para mi, Trapiello, se apareció en Caleruega a todos los que estuvimos, exactamente como yo le recordaba. Protector, próximo, cariñoso - Estrada le rebautizó como El Cariñoso por antonomasia con acertada razón-; catalizador de la emoción en los momentos especiales, enorme en el afecto, arquitecto técnico de materiales intangibles, esos con los que de vez en cuando se construye la relación humana.

Su calidad, su calidez yo la conocía desde los lejanos tiempos de una adolescencia no siempre feliz. El de San Feliz estaba allí al lado cuando hacía falta. Con la broma adecuada, con la palabra justa. Por eso me comprendió tan bien cuando, tratando yo de describir el epítome de la amistad tranquila y añeja, traje a cuento aquella pregunta del clásico. Atiende, amigo mío, ¿cuántos años tenías tú cuando vino el medo?. Porque sabiendo cuántos tenías tú, puedo sacar los que tenía yo, ya entonces batallábamos juntos contra las fatigas de la vida.

Isidro Cicero -

Gracias a ti, Ramón. Lamento algunas erratas que entorpecen la lectura, y ya puesto aprovecho para corregir el ““bente” pendentes”, que ni es latín ni es nada, por “bene pendentes”. Un abrazo. Isidro

Ramón Pajares Box -

Isidro Cicero: Soberbio tu globo sobre los nombres.

Gracias.

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Allí estaremos pero no para quedarnos sino para ver cómo cantáis la segoviana. Si os quedaseis de verdad comprobaríais cántos buenos amigos no tenéis. En las Caldas nos conformaremos con el canto de los frailes que ya se lo tienen bien aprendido.
Un abrazo

andres cortes aranaz -

Querido José Manuel.
Siento tener que comunicarte, que dado el éxito obtenido en nuestro largo caminar, no podemos acudir al guateque de Las Caldas, ya que compromisos anteriores nos lo impiden, aunque ya nos gustaría. De todas formas, para el próximo fiestorro podéis contar con los mariachis, aunque nunca a la hora de Maitines, más bien a Completas. A esas horas tan tempranas, las cuerdas vocales e instrumentales no reponden con la calidad a la que nuestra audiencia está acostumbrada, aunque con Jamón de Guijuelo, P.Picudo y alguna delicatessen más, se podría intentar.
El compromiso que tenemos en estos días, es en la comisaría de Malasaña, y en realidad no sé si nos harán "cantar". Ya te informaré. Por si acaso, ir preparando fianza.
Un abrazo

JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -

Como estoy metido en el ajo de la convocatoria, minimalista, de las Caldas, quiero hacer una invitación formal al grupo cantor "despiertamañanas" para que se trasladen al menciondado lugar, de sobra conocido por casi todos, para que nos acompañen en el rezo de los maitines. Pocas veces se habrán rezado con música de mariachis. Nos comprometemos a financiarles un disco flexible y recargable. Tienen asegurado el vino que aporte Clemente (Cim), el jamón de Guijuelo de Rojo, los quesos de no sé quien y el buen humor de la mayoría. En las Caldas están vuestras raíces filosóficas, gracias a las cuales algunos comen y otros se hicieron hombres de provecho.
Allí estaremos si alguna fuerza mayor no lo impide. Venid y vamos todos con flores a ...
Besos

andres cortes aranaz -

No hay derecho a que alguien se permita criticar la sana intención que llevó a unos pocos compañeros, a despertar dulcemente a todos con música de gran calidad.
Fueron muchas horas de ensayo, tanto de música como de vestimenta, dando un resultado perfectamente armonioso y de gran categoría, sólo perceptible a las personas con sensibilidad y cultura.
El roce con la Guardia Civil, no fué tal, sino que ya tenía este grupo comprometido desde hacía meses un pequeño concierto de mariachis, resultando un éxito. como no podía ser de otra forma.
Según me dicen, el grupo tiene firmado contratos para las cárceles de Picassent, Zuera y Basauri. Espero que todo salga bien y que no los encierren.