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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

40 consejos para el NUEVO AÑO

40 consejos para el NUEVO AÑO

Nuestro muy querido compañero Cesar Alvarez "Loseiros" me envía una preciosa presentación con 40 consejos para el próximo año. Os la dejo en __D E S C Á R G A T E__ con el nombre de  "40 consejos p.n..pps".

No me resisto a publicar el texto del correo con el que me lo envía. Aquí lo tenéis. Amigo César, ¿en algún momento dudaste de formar parte integrante e importante de este gurpo de compañeros?.

Un abrazo y todo lo mejor para tí y tu familia, seguro que de parte de todos.

Despues de estos 40 consejos... permitid que me presente: Como casi todos vosotros, fui alumno en la Virgen del Camino entre los años 1961 y 1964 y de esa época, me quedan recuerdos confusos de caras, nombres, actividades y parte de todo lo que vivimos y compartimos.
 
Estuve en Caleruega y sigo el blog que tan magistralmente coordinan desde la Furrielería de Jose Mari Cortes, pero apenas distingo a unos pocos, que son, con los que de alguna forma compartí mesa y mantel o hubo alguna conversación más personal. En todo caso, me siento parte integrante e integrado en el grupo y este correo es, precisamente, para confirmar ese deseo.
 
La dirección de tu correo y los de la mayoría que figuran en este mens. los saqué de la felicitación navideña que envió José Manuel Arango, entre los que me incluye y por lo que deduzco que, más o menos pertenecemos al mismo rebaño. Para liar un poco más la cosa, acabo de retirar del buzón del correo postal, una inesperada y entrañable felicitación de Oscar Fernandez Hidalgo, paisano de Cangas de Narcea y compañero en la Virgen del Camino y que no veo desde el año 1964 y ese es el motivo de revisar mis apuntes e integrar nombres y direcciones en mi lista de contactos.
 
Oscar, tu felicitación ha tocado mis fibras más sensibles y la guardaré como el tesoro especial de esta Navidad. Gracias de corazón y permite que lo exponga en este correo.
 
Un fuerte abrazo para todos y ¡Felices Fiestas de la Navidad! César

35 comentarios

Jordan 4 -

Happiness is beneficial for the body, but it is grief that develops the powers of the mind.

Isidro Cicero -

Hay mucha belleza y, por lo tanto, mucho disfrute en esos textos. Gracias admirado Vibot. IC

Vibot -

Cícero, Teódulo, alibi... al final del portillo titulado "Feliz Año Viejo" os dejo un pequeño globito de aromas de Las Caldas.

Con todo mi cariño.

luis teódulo -

Puedo Santines, puedo Isidro? Vengo de leer una maravilla de artículo de Goytisolo sobre las andanzas de Genet en los suburbios más míseros de la Barcelona de 1933 a 1934.

"España estaba cubierta entonces de vagabundos: sus mendigos iban de pueblo en pueblo, por Andalucía en razón de su buen clima; por Cataluña de su riqueza, pero todo el pais nos era favorable..."

Habláis de Calderón, amigos, y me suena tan lejano... Sólo recuerdo apenas algunas escenas de El Gran Teatro del Mundo, representdas en el cine de La Virgen o del de Las Caldas, que ya no recuerdo bien. Hay tantas cosas aún por leer. Me he apuntado en la memoria "Diario del ladrón" de Juan Genet, pues me ha fascinado la maravillosa presentación que Juan Goytisolo hace del mismo.

También habrá que recordar a Calderón, todo se andará.

No me pico contigo, Isidro. Y si lo hago es con la escondida razón de luego ajuntarte más y mejor. Y tú eso, sabio amigo, deberías de saberlo.

Seguid, seguid con Calderón, amigos. Disfruto mucho compartiendo con vosotros confidencias literarias. Un abrazo.








Isidro Cicero -

No me pintaban Las Caldas por el asma, Vibot, y sólo estuve allí una semana. En algunos de los globos, me he referido a ese talón de aquiles de mis angustias infantojuveniles que recordar no quiero, sólo te diré que la niebla y la humedad concentrada me hacían comprender los mecanismos de la muerte. Por el contrario, el clima de la dura paramera de la meseta donde nos conocimos, tuvo para mi efectos medicinales equivalentes a lo que luego sólo se conseguiría con el descubrimiento del ventolín. Lo que te suministró aire para vivir hay que amarlo siempre, incluso cuando ya te consideras a salvo, toco madera; si encima vino perfumado de tomillo y conocimiento, tienes la obligación de adorarlo, ¿me comprendes?.

Y no tengo perdón, Vibot, lo siento. Aún no he leído a Calderón en la fábula Eco y Narciso, pero esta tarde he quedado fascinado con tu breve reseña sobre la velada en tu teatro doméstico hace tres años. Si alguna vez la repites y te sobran entradas, por favor, avisa. Mientras tanto, leeré la fábula a la primera ocasión y te contaré.

César Álvarez Loseiros: percibo tal sensatez en esas palabras que me dedicas, que ya estoy deseando compartir tu serenidad. Algún día habrá ocasión. Un abrazo.

Y Luis Teódulo Barbería, querido amigo. ¿Por qué crees que pretendí darte una lección sobre algo? Qué lejos eso de mi ánimo, no te irrites conmigo, te lo ruego, me darías un disgusto. Ciertamente, me alegra verte picado por el virus de la curiositas, pese a ser pecado grave, sobre la famosa anécdota del padre Lanz y Jesús Torbado. Ya verás cómo algún día alguien nos la cuenta o nos la desmiente para nuestro placer.

Vibot -

¡Que me honra tal bizarría!

¡Cuánto me gusta Calderón, Cícero, y cuánto me caldea (de Las Caldas, que aún no me has dicho si estuviste en aquella mazmorra de lianas y embelesos) me caldea corazón oírtelo citar a ti!

Hace tres años representamos en mi casa el tercer acto de su fábula mitológica "Eco y Narciso", con la música de la época y un preciosísimo actor joven que se enamoraba de sí propio mirándose en las aguas de un estanque entre hiedras que a tal efecto hice en mi salón-teatro.

Si un profesor de Literatura y un decidor-tañedor como tú aún no la hubiera leído, no tendría perdón. Pero como sí lo habrás hecho, te recomiendo que releas el tercer acto, ese laberinto de espejos rococó en el que Calderón hace prodigios entre sombras y lejos construyendo frases con las últimas sílabas (ecos) de algunos versos en una filigrana sobrecogedora de maestría y dramatismo.

Yo te siento también amigo de mi alma para siempre, Cícero del camino recobrado.

Isidro Cicero -

Querido Vibot, lo siento. Os confundí dándoos erróneamente sin querer una pista de búsqueda equivocada, la de los autos sacramentales. Acabo de encontrar el verso de Calderón que me estaba zumbando en el oído con insistentencia insoportable desde que le aludí aliviado al ver que, en un largo escrito con bastante carga, sólo se me ponía falta en un acento francés.

Pues bien, no es del GTdM ni de ningún otro auto, sino del Alcalde de Zalamea.

Le dice Pedro Crespo al Rey Felipe II, después de ejecutar de su mano mayor al capitán:

Toda la justicia vuestra
En un cuerpo solo está.
Si esta tiene muchas manos
Decid, ¿qué más se me da
Matar con aquesta un hombre
Que esotra había de matar?
Y ¿QUÉ IMPORTA ERRAR LO MENOS
QUIEN HA ACERTADO LO MÁS?


Poco después el rey sentencia:



“Don Lope, que esto ya es hecho
bien dada la muerte está;
QUE ERRAR LO MENOS NO IMPORTA
Si ACERTÓ LO PRINCIPAL.
Vos, por alcalde perpetuo,
De esta villa os quedad”.


Y tú queda por amigo mío perpetuo.

Vibot -

Cícero, he releído El Gran Teatro del Mundo en las dos versiones, la de Calderón y la de Guervós, y los versos más próximos a lo que tú dices son:

"si yo errare este papel,
no me podré quejar de él,
de mí me podré quejar."

¿te vale? Un abrazo, maestro.

Loseiros (César Alvarez) -

Compañero y espero que cuando nos conozcamos amigo, querido Cícero, no comparto lo que dices de disculpas; para nada creo yo, que se deba nadie ceñir a nada si, como bien dices, se te ocurrió "colocar como el cuco", una de tus interesantes mortadelas donde te plazca.

Mi apunte a largos y sesudos comentarios, no contempla más intención que constatar la cantidad y extensión de comentarios que ya se habían escrito. Personalmente, me agrada mucho que los temas que aparecen susciten respuestas, aunque no coincidan exactamente con el enunciado y el título propuesto pero, también a veces, no hay demasiado tiempo como para llegar al final si son muchos y largos los comentarios.

Me refería exactamente a eso y porque deseaba que Antonio Argueso, leyera mi respuesta.

Estoy seguro que lo que más nos interesa a todos de este foro, es su capacidad de volver a situarnos casi al principio de nuestra vida, sin necesidad de pagar peajes, dar explicaciones ni quedar bien con la familia. A través de lo que aquí va saliendo -y tus globos y mortadelas son una parte importantísima- podemos rescatar vivencias, recuerdos y una época muy importante de nosotros mismos que, como en mi caso, estaba tan en el fondo, que apenas me acuerdo.

Sigo el blog y debo confesar que leyendoos, lo paso tan fenomenal que, en cuanto puedo me conecto, con resultados lacrimógenos a menudo, hasta el punto que ya tengo instalado como elemento fijo imprescindible: una caja de scottex (tamaño familiar) al lado del ordenador y no soy propenso a catarros ni moqueo invernal.

César

luis teodulo -

Vale, vale, Isidro, nunca volveré a poner en labios de nadie apreciaciones exclusivamente mías.

Lo de la mirada airada o juventud rabiosa era solamente un criterio mío, evidentemente no tuyo, aprendida la lección.

Esa novela fue escrita en el 65, cuando Torbado tenía sólo ventidós años; yo, entonces, tenía diecinueve y entonces salía de Caldas.

Así es que no tuve la fortuna de conocer a Torbado, dos o tres cursos superiores al mío, ni tuve la suerte de conocerte a tí ni compartir contigo aficiones literarias, que estarías dos o tres cursos inferiores al mío.

Pero sí es verdad que Torbado fue para mi también un referente mítico. Y me gustaría mucho conocer esa anécdota del P. Lanz. Quizás algún compañero de Torbado nos la podría contar.

No recuerdo yo al P. Lanz con especial interés. Desde luego no como alguien que me influyera notablemente en sus clases. El recuerdo qeu guardo de él está mediatizado por el tiempo y su aspecto físico, cuando nos cuidaba en el estudio general a todos, pero nunca por sus clases de literatura. Un abrazo

Isidro Cicero -

A César Álvarez "Loseiros" debo pedirle disculpas, aunque sean retrasadas: Como el cuco en primavera, (que pone los huevos en nidos ajenos), puse ese trozo de mortadela al que le han salido pelos blancos bajo la bella libélula que ilustra su consejo número 3 y a lo mejor la mortadela nos ha distraído de los consejos. Y los consejos son buenos.

El número 3 -escuchar buena música todos los días- es un gran consejo, quizá por eso José Mari Cortés (muchas felicidades por Alexis, José Mari y toda la familia) lo prefirió para abrir este portillo al consejo número 1 -andar todos los días media hora- que te recomienda cualquier médico. El mío me manda la hora entera, debe de ser a consecuencia de la edad y de los perniciosos efectos del sedentarismo. El gran consejo es la música, sin duda, tenéis razón. Muchos de los del colegio de León se dedican a la música, los demás sólo la disfrutamos, eso sí. La disfrutamos.

A mi como simple usuario y admirador, me gusta en particular la iniciativa de Ramón Pajares Box, de mi curso, por la que le he felicitado dos o tres veces. Para quienes no conozcan esta iniciativa, me permito concretarles el consejo número 3 de Loseiros y remitirles a la dirección www.nil.es/rpajares.net. De nada. Contigo, Loseiros, tengo muchas coincidencias de infancia, según te leí hace meses en un poema premiado, y también tengo la coincidencia “de recuerdos confusos de caras, nombres, actividades y parte de todo lo que vivimos y compartimos”. A despejar esas confusiones es a lo que nos aplicamos, con voluptuosidad, de vez en cuando.

Yo leí la novela de Torbado a escondidas en León y no fue el único libro que leí en secreto. Me pareció turbadora y extraordinaria; en el pequeño grupo de adolescentes que hablábamos de literatura y vida fue una referencia mítica. No la recuerdo, José Luis y Luis, como un producto especialmente rabioso ni enojado, aunque sí muy estimulante. De aquella se corrió por allí la leyenda urbana de cuando Jesús Torbado después de su éxito volvió por el colegio a saludar a su profesor el padre Lanz y lo que al parecer le ocurrió. Alguien nos podrá corroborar o desmentir su autenticidad.

Muy buena, José Luis, la anécdota de Larrínaga y las cruzadas que se quedaron encargadas de atenderle el órgano aquel verano. Pero compruebo que del holandés no tienes más precisiones que las mías, no recuerdas el nombre, el motivo del viaje, ni otras cosas que pudieran saciar nuestra retardada curiosidad.

Y desde luego, recuerdas menos cosas de él que mi amigo Gerardo Barrado. Qué majo este salmantino, a que sí, qué familiar. Yo como soy muy aficionado a los hechos narrativos he quedado encantado con la excursión que hicieron a la Peña y las consecuencias para el extranjero.

Lo de la vendedora, Gerardo, viene explicado en uno de los primeros globos. No tienes pérdida, porque José Mari Cortés tuvo en su momento la afectuosa deferencia de colocarlos todos en un manojo en la sección Descárgate. No tiene pérdida. Lo de las campanas, querido compañero, acaso sea un poco excesivo incluso sugerírselo al furriel, seguro que lo es. Pero hay tantos excesos de cariño sembrados alrededor de estos relatos que de cuando en cuando os dedico...

Gerardo Barrado -

Mi curiositas vulgaris, tal vez ingenua, me induce a preguntarte -estimado Isidro- ¿y por qué VENDEDORA?
Lamento no haber disfrutado ab initio de la lectura de tus extraordinarios globos. Es el segundo que he leído y, sinceramente, eres un maestro de la palabra, un hacedor de historias que te atrapan, un virtuoso en el manejo de las herramientas narrativas. ¿Sabes? ¡Viva la madre que te parió y su coayudante! ¡Qué astro bordando tramas! Y...¡qué amigo de sus amigos! Pasarán años hasta que la Montaña dé un hijo de tan brillante pluma y noble corazón.

Como sé que seguirás alumbrándonos con tus globos, propongo que cada alumbramiento venga precidido de un repique de campanas cual día festivo. ¿Qué te parece,Furriel abuelo? De esta manera, para quienes aún curramos, nos será más fácil estar al loro.

Isidro, puedo asegurarte y te aseguro que durante mi estancia en los Países Bajos -hace unas Semanas Santas- ni en el Rijksmuseum ni en el de Vincent W. van Gogh, vi al homo rubicundus,el acogido en la casa del silencio de Caleruega. Es más, en ambos museos predominaban las empleadas.Pero tratándose de la progre Holanda... ¿Se habría sometido a algún arreglillo de carácter metamorfósico?

Afirmo que no lo vi porque, en caso contrario, lo hubiera reconocido. ¿Cómo no acordarme de aquel mozalbete holandés de aspecto lechoso, barba dorada de chivo, nada que ver con la del burgalés de "barba florida", seguidor de Santo Domingo?

Manolo (hola,asturiano de pro) aludes a la Peña San Jorge. Sí,aquel picacho, que protege a sus vecinos de los aires fríos del norte, esconde unas venas, amplias y largas, que acumulan litros
de buen vino.

Un día de primavera avanzada, Máximo Peña (no recuerdo si algún compañero más) y yo ascendíamos hacia la bodega en donde nos esperaba Pepe, el hermano varón mayor de Maxi.Mas he aquí que, a unos metros de la entrada,nos encontramos al inquilino llegado de tierras del Benelux. El anfitrión le animó a tomar unos chatos, cosa que aceptó de buen grado. Pepe, con evidente mala leche masculló entre dientes:"ya veréis cómo recuerda los años en que anduvo a gatas". Maxi y yo seguimos el juego. Nos dijimos: "Qué tonto el Gran Capitán, si en vez de lanzas, picas y armas miles,hubiese llevado de cebo grandes barricas de vino"... Hoy en día, los papás de aquellas llanas tierras, cuando quieren acongojar a sus niños,no dirían:¡ Que viene el Gran Capitán ! Dirían: "Tomad y bebed de este vino español".

De regreso, tras sortear los primeros metros de la pendiente por atajos de piedras, y movido por mi curiositas perversa, eché la vista atrás ante el extraño ruido percibido a escasos metros, era el cuerpo del holandés,que no hallando freno, se había desparramado en tierra. Pronto me di cuenta de que Baco había surgido efecto. Manolo, no aprecié "bombas racimo", sí que la madre Natura lo había dotado -como a la mayoría de los mortales- de la instrumentación y abalorios normalitos. El holandés de marras, subyugado por los encantos del líquido elemento, prefirió regalarse un rato de placer y olvidar tanta agua, mantequilla y tulipanes.

Estos sucesos acaecieron en la primevera del 67. Así fueron vistos que non de oídos. Acababa de constatar dos realidades antitéticas:
mientras que la España "de charanga y pandereta"dirimía en Referendum (¿os acordáis?) perpetuarse per secula seculorum fundamentada en los sacrosantos principios del Movimiento, el aspirante, venido de la protestante Holanda, vestía el blanco hábito , en el propio campo del fundador, Santo Domingo,
despojado de toda atadura interior.

Aires nuevos de libertad me insufló tal actitud en aquella España, atolondrada y modorra,esquiva a cualquier idea innovadora que pudiera venir de fuera.

Que los mágicos Reyes os traigan salud, amor y felicidad.

Abrazos. Gerardo Barrado.

José Luis Alcalde Revilla -

Sidrín...por "partes"(ejem...no la palabra 'corrompida', ni aquella por la que mi confesor me preguntaba en Corias..."¿Te tocas las...", cosa que yo, torbado del tó, e inserto en "Las Corrupciones" ya en mi infancia, no entendía y ejem...hasta que me lo explicó diciéndome dónde y hasta dónde se podía "tocar"...¡Uff, qué problema, en contradicción con lo que me dijo mamá, pá estar limpito...) sino atendiendo a tu división por "secciones" (esta palabra menos confusa debería haber usado, jejeje!!!)...Bueno...

1ª Sección. ¡Oye, no llegué a "pitar falta" , porque inmediatamente, líneas abajo, vuelves a nombrar a "Mortier", como yo lo recordaba, sin "è" final acentuada...Lo demás "birguero" (¿es con "b", o con "v"?)

2ª Sección. Lo del "Verso Autosacramentino", no está en mi PC mental, que porto ya hace 68 añitos, y está a punto de 'formatear', para que no quede inservible. Se lo dejo al archivo de Vibotín, que es un culturón y un memorión 'redomao'. Si él no lo recuerda, nos lo dirá y entonces lo busco y así, de paso, releo el "Auto Calderoniano".

3ª Sección..dos en uno

A) El Holandés Errante...Lo recuerdo muy bien, ,y además, si mi recuerdo es total, el holándes no vino solo, sino con otro domi. Eran aparentemente posconciliares, modernos, venían de la Nederland del Padre Schillebeecks (el del "recetario" de actual aplicación a la vida de los domis hoy, con su receta profética..."El último que apague la luz y cierre la puerta...")...pero recuerdo que no eran tan...tan...tan, que se hiceran 'campana de modernidad'. Los describes muy bien "nórdica ingenuidad". Fue muy de pasada y no recuerdo más. Vosotros, al ser jóvenes compartísteis más, y más archivais.
B)El Padre Vidal. Lo del "Sidedero" lo recuerdo, aplicado por vosotros a alguien, pues estoy musitando el canto en gregoriano, mientras escribo esto "Si de de e e ro o o o o ", pero no aplicado a él. ¡Puede ser!...Era ya mayorcete...Entró en la Orden, ordenado ya de presbítero ('cura', expresión popular vulgaris, pues tenía 'cura de almas' en el país vasco...No digo 'sacerdote', porque Pedro...y yo, jejeje...no estamos de acuerdo con la semántica de esa palabra, aplicada a los 'ordenados'...¡y venga el "Palabreru" con otra palabra!). Tomó el hábito e hizo noviciado en Palencia, estando yo allí destinado. Van dos anécdotas diver, aparte de "la de la mano por la entrepuerta":
Primera. Era seminarista en Euskalerría, (porque si digo Euskadi, no todo el mundo lo soportaría. ¡Cómo están las cosas, chico!)del curso del Padre José Larrínaga Arrezubieta Mendiazona y Mendiazona...¡toma "vasquez", anda!...que a algunos os sonará, como prior de Las Caldas...el de "Este verano se irán ustedes, los Estudiantes, a Montesclaros de vacaciones, pero el Santurio quedará bien atendido..."me tocarán el órgano las Cruzadas..." Vidal siempre se comparaba con Larrínaga, pues decía que él era rural y Larrínaga tenía "clase alta" en el Seminario, porque pagaba.
Y segunda, cuando el problema vascofranquista..."Salimos al mar, en barca, para huir a Francia...Salimos tres y regresamos dos, ooohhh, del otro nunca más se supo!!!

Y 4ª Sección: El Hermano Roger Schutz...Imborrable...me impactó...era mi primera experiencia ecuménica cara a cara, y de un monacato tan nuevo, actual y comprometido. Habló y celebró con nosotros en la Capilla Coral. Gracias por reactivar en mí su ejemplo imperecedero, aunque esa "loca" intentara hacerlo "perecer", lo que no es posible, más que físicamente presente.

De nuevo admiración y cariño, hecho besos, para ti y, en ti, a tod@s (destaco, por si tiene paciencia, como tú y me lee, el de Julio Correas, a través de él, al nietín, grabado ya en mi corazón ese mensaje grandioso de recién nacido besado, que 'escuchó' el güelín)de El Besucón
JOSE

Loseiros (César Alvarez) -

Arrastra este "apunte de 40 Consejos" tan largos y sesudos comentarios que no se yo si merece la pena añadir algo más, a riesgo de aburrir al personal, pero como Antonio Argueso pide que amplié detalles al valor restrictivo que refiere el consejo 11 para que lo puedan asimilar los aficionados al Prieto Picudo, sin caer en contradicción con lo que sugiere el Consejo, se me ocurren por lo menos dos:

1/. Que a tenor de los precios de cotización actual de los caldos de Baldevimbre, es recomendable no sobrepasar la medida de una copa al día, si se quiere mantener un equilibrio presupuestario que permita llegar a final de mes y

2/. Si por un casual has tenido la fortuna de ser agraciado con alguna cesta de navidad que contenga el preciado tesoro o te invitan a una sesión de cata o degustación, acompañando con pan tostado (para absorber jugos bucales que impidan hacer su trabajo a las papilas degustativas y no entorpezcan la identificación de los aromas más primarios del producto) y algunas virutas de guijuelo o jabugo pata negra, esta permitido y se conceptúa como valor de una sola copa, que se realicen cuantas aportaciones al recipiente, como degustaciones se realicen, siempre que, en cada toma, se utilice el protocolo correspondiente de coger la copa con delicadeza y por el pie de base, se efectue un ligero movimiento de rotación con el vino en el interior del vidrio, se le someta a una prueba ocular intensa, exhaustiva y sobre una superficie clara para identificar la nitidez del color y las posibles influencias otoñales de la época de la vendimia para, a continuación acercar la copa de manera lenta y ceremoniosa hasta poder introducir en su interior la totalidad del apéndice nasal y así, poder absorber y distinguir con precisión los diferentes aromas que conviven en el interior de la botella para, finalmente, disfrutar y paladear las esencias y la textura del liquido elemento que contiene la copa.

Cada nueva aportación, sirve para apreciar la influencia de oxidación que produce el contacto del vino con el oxígeno, con un curioso contraste entre los vinos jóvenes y los crianza y reserva: los jóvenes acusan más el impacto y decaen enseguida mientras que los Crianza y especialmente los Reservas, como que ese contacto con la vida, los despierta, los oxigena, se desentumecen y según va pasando el tiempo desde la apertura de la botella, como que se vuelven infinitamente más apetitosos, por lo que es conveniente degustarlos a pequeñas dosis con tragos cortos y espaciados y diferentes aportaciones de la botella.

Y es en cada trago, en cada toma lenta y ceremoniosa, el momento de brindar por algo hermoso de lo mucho que hay en tu vida. Por eso recomienda hacerlo siempre en compañía.

Lo de comer arándanos y nueces, el te verde y beber mucho agua, es para el día después o incluso el mismo día por la mañana, pero nunca mezclando con el vino. Indudablemente, es recomendable en caso de alguna inoportuna resaca.

Eso es todo. César

Isidro Cicero -

Ninguno de los lectores de este* blog desconoce el profundo cariño que Manolo y yo nos profesamos desde el mes de octubre del 60. Nos lo profesamos, como profesos, desde el asunto de la estrella colorá que he narrado, y, después, siguiendo por otros temas que no están contados, pero que son tan abundantes que darían para escribir cientos de globos. Hasta se podrían contar como glóbulos en un recuento rutinario de hematíes.

Así que cualquiera de los que te hayan leído esta mañana saben que tus palabras derivan más de aquel afecto del amigo de adolescencia trasterrada, que del rigor analítico del profesor de literatura, ya jubilata. Dios nos dé vida, sin embargo, para saborear el cóctel de ambas cosas.

Ahora bien, ¿dónde me dejaste cuando las exploraciones peligrosas de la Peña de San Jorge? No estuve allí, amigo mío. Y hombre, del álbum yo creo recordar la foto de Peña abriendo o cerrando una puerta, ¿tengo razón? No recuerdo el pie que le pusimos, seguramente tenía que ver algo con su papel de demiurgo entre el mundo del silencio y el mundo otro de allá afuera.

Que nos cuente él algo si nos lee. ¿Quién más autorizado?

Manolo optimista, sabía que te acordarías del holandés de las barbitas y del álbum. Por ese orden.

* “esta blog”, me dijo el abuelo Correas, felicidades, que había que llamarla.

Isidro Cicero -

Si sólo me pitas falta en el acento de Mortier, José Luis Alcalde, querido submaestro, me doy por muy satisfecho, porque eso me da esperanza de haber acertado en buena parte de lo demás. Otra cosa hubiera sido haber errado en lo principal, me viene a la memoria ahora el eco perdido de un verso de auto sacramental que suena así o algo así... Tú o Vibot, o quizá los dos, podríais identificar bien de dónde viene este eco, si os apetece.

Hablando de identificar, ¿no te acuerdas tú del holandés errante del 67? ¿Quién era? y ¿por qué estaba allí con aquella nórdica ingenuidad? Sé que es una anécdota quizá sin trascendencia, pero como estamos exhumando fosos de la memoria, (qué pena, no recuerdo nada del padre Vidal, ¿o era él al que llamábamos Sidedero?) estos detalles son fundamentales para resolver nuestra curiositas.
Lo mismo que la visita del hermano Roger de Taizé a aquella casa del silencio el mismo año. Manolo nos lo apuntó en Caleruega, en septiembre, pero tú tienes que tener detalles más vívidos de la presencia de este personaje histórico que tuvimos el honor de escuchar allí, casi cuarenta años antes de que una mujer perturbada le quitara la vida con un cuchillo. La verdad, hemos vivido cosas que... Anda, cuéntanos.

Respecto al álbum, ya sé que no sabes nada de su paradero, fuiste uno de los primeros que interrogamos.

Un abrazo, José Luis, y otro para Pedro

José Luis Alcalde Revilla -

¡Eeeeh...alto! Que olvidé poner el nombre de Manolo Díaz, al pasar "a otra cosa mariposa, digo Luis Teódulo". "Hablas, después, MANOLO DÍAZ, de las bodegas de Caleruega...", debí haber puesto. Perdón y más perdón...besos y más besos. JOSE.

José Luis Alcalde Revilla -

¿Que si nos dejaban leer a Torbado, Luis Teódulo? Jeje...Si yo ya era "padre", no sólo "fray"...y estaba en Palencia, mi primer destino, que yo pensaba "des-atino", porque destinar a un madrileño, al acabar la carrera, a Palencia, por ser el pequeño y estar ya completas las comunidades de Madrid, con los destinos de los más mayores, era un... jóóó!!! Pero me enamoré...y sigo...de Palencia, donde "Se entra llorando y se sale llorando", dice el proverbio. PPedro me llamó desde el Noviciado de Caleruega para ser su Submaestro o Pedagogo, que de ambas maneras puede y suele decirse jeje...y sa
lí de Palencia!! Así que ya ves, en Palencia, a base de 'Corrupciones' yo, por educación, bastante corrupto y desmitificador iconoclasta, me "Torbadeé"...Si ya en San Esteban de Salamanca, durante la carrera de Teología, los 'menores', que estábamos en el corillo alto, durante el rezo coral, cuando apagaban la luz para la media hora de meditación, sacábamos la linterna y el libro clandestino de turno, de los teólogos progres, a ocultas aún en España, franceses, holandeses y alemanes (hasta Urteaga Loidi, español éste, ¡pasmate! del Opus, en "El Valor divino de lo humano" era 'clandestino', lo sacábamos, digo, de debajo del...salva sea la parte...y nos poníamos a leeer con avidez progre del tó...Y eso sin acabar la carrera, pues era ya el Posconcilio, y la cosa no estaba aún muy conciliada, con que, ya destinaos...ni te cuento...¡Oye, no te extrañes, que vosotros ya érais "corruptos" desde el Noviciado ¿eh? jajaja...y el PPedro y su humilde subma...peda...bueno colaborador (¡de joven a joven) os apoyábamos ¿no?

A otra cosa...Hablas después de las bodegas de Caleruega. Vente de nuevo a mi tiempo. Yo 10 años, mi abuelito Zacarías me llevaba a la bodega, "con un trozolomo y un corroscopan" que me mandaba pedir a la abuelita Felisa, a buscar el vino para la comida familiar. Destapaba el cubillo por arriba, metía la jarra, y me daba a beber el primero...En cuanto mojaba los labios, daba un golpecito....tic-tic...en la jarrita de barro y yo apenas había tragado un sorbito. Él me decía, "No le digas nada ni a la abuela ni a nadie, que no te vuelvo a dar más. Así hoy, el vino de la Ribera me priva y aguanto que no veas, jejeje!!!
Estos comentarios, 'sabrosos' para mí, con sabor a Corrupción y a Riberita, y 'rollos' para ti, me sirven para agradecerte lo tuyos, tan sugerentes, y así seguir juntos, pues "con...'Corrupciones', Pan y Vino, se anda el camino". Besos nada corrompidos, o del todo, no sé, depende de quien me lea, para ti y para cuantos nos lean, y, sobre todo, para el 'provocón' de Sidrín que dio lugar a tó esto. JOSE, El Besucón.

luis teodulo -

Gracias, Manolo, qué cosas me dices, te debo un vino y un abrazo.

Fíjate que yo había leído a Salinas muchas veces, pero no ha sido hasta esta última lectura cuando he disfrutado de sus palabras con toda intensidad. Hay unos versos suyos que ya no se me van de la cabeza:
"Pensar en ti es tenerte,
como el desnudo cuerpo ante los besos..."

Cómo se pueden decir esas cosas así, con tal naturalidad...

Por cierto, por si no lo sabíais, hoy, 4 de enero, cumple años Jesús Torbado. Por si alguna vez se asomase por aquí, por eso de que el criminal siempre vuelve al lugar del delito, me gustaría felicitarle de corazón y enviarle un cordial abrazo.

Manolo Díaz -

Amigo Cícero, cada vez que encuentro en el blog un nuevo globo me lo bebo de un sorbo, sin respirar, con la glotonería del niño incapaz de apartar la boca del origen de su golosina.
Luis Teódulo, Salinas de la palabra estremada, que gobierna con sabia mano, y experto en San Juan de la Cruz, dijo de tu globo 34 justamente lo que a mí, menos ocurrente, me habría gustado decir: Se entiende todo, especialmente las cosas que no dices.
Te llama “maestro” y en eso no se equivoca. Yo aprendí tantas cosas contigo que en mi fuero interior me considero tu discípulo, aunque te supero en edad.
Cúantos recuerdos me despertó lo que dices de la casa del silencio. ¡Hasta recordé a ese jodido holandés de barba rubia y rala que hace muchos años había quedado en la papelera de mi disco duro!
Y hablas del álbum regalado a Pedro el 29 de junio del 67, fruto de tu cámara y del ingenio de dos personas geniales: Carrizo y tú, tú y Carrizo.
Justamente comenté con Peña, en nuestra última estancia en la casa del silencio, las fotos que lo integraban y la ilusión que sentía por volver a verlo. Creí que estaba localizado. Espero que aparezca y volvamos a paladear las fotos y los comentarios, con la enjundia y la pátina que les añadieron los cuatro lustros transcurridos. Por cierto, Peña, Máximo Peña, ocupaba lugar de privilegio en la colección de fotos y de comentarios. No en vano era nuestro lugareño infiltrado que conocía cada rincón calerogano como su propia morfología corporal. ¡Qué digo de morfología corporal! Ciertas zonas, llamadas pudendas, estaban sembradas de bombas de racimo que te podían estallar en cualquier rincón del alma. Por eso había que ser muy osado para aventurarse en exploraciones peligrosas. La Peña San Jorge, sin embargo, tenía bodegas. Y dentro un vino excelente que estallaba en borbotones de un placer consentido por quienes condenaban el otro: Et vinum laetificat cor hominis …
Cuando aparezca el álbum (estoy seguro que aparecerá) la risa franca de Aurorina volará por encima del torreón de los Guzmanes.
Manolo

luis teodulo -

Os dejaban leer a Torbado, José Luis? Ya es raro. Porque Torbado escribe esa novela, su primera novela, muy joven. Y hay cierta rabia juvenil, una mirada enojada hacia su pasado, muy comprensible por otra parte.
Creo que casi todos sufrimos ese mismo proceso cuando abandonamos.

La mirada de ahora, la de Cícero y l mía también, es, a nuestra edad, más misericordiosa.

Me alegro, Isidro, que mis comentarios te motiven a seguir escribiendo, es lo que pretendo y todos deseamos.

José Luis Alcalde Revilla -

ADDENDA EL CORRIGENDA a cada soplido...
Al segundo (que pongo el primer, por ser el más urgente de ser aclarado, para que lo anterior no resulte un 'rebuzno'): El que desea conseguir las Corrupciones de Torbado soy yo...¡Claro, vosotros son vuestras Propias "Corrupciones" las que desearíais recuperar, y eso sí que este menda...'imposibol' Lo que Jesús, no el de Nazaret, sino el de la Biblio de Caleruega, tiene, es todo lo que quedó en el archivo...listas y demás, pero vuestra "obra maestra" no, claro!!!
No hay como hablar con quien es Maestro de por vida, y le tengo a mi vera, PPedro, paclararse, y por eso vine rápido a comunicároslo. Yo si recuerdo vuestro album, pero su paradero no...¡MERECE LA PENA BUSCARLO, PARA QUE MEREZCA LA ALEGRÍA DE REVERLO Y RELEERLO!
A la primera, ¡Oye, que Mortier es Mortier, sin "erre" y sin acento abierto...como escribes más bajo por instinto, que acertó! A pesar de mi francés, lograste 'acomplexarme' Sidrín, con el primero, después del título, y si bien yo lo recordaba con tu segunda grafía, según lo escribo ahora, antes lo escribí según tú...
Perdona por fijarme en minucias, pero soy así de pijín...¡ojalá pudiera decir 'pixín' que, al menos, yé un pescau fabuloso, pero es pijín, de 'pijo', o sea, que sólo se fija en 'pijaes' y basta.
Pero aaahh!!! Esta es otra oportunidad para desparramar más besinos a to a gente.
Sin más que...¡Pardonnez moi, monsieur! JOSE

José Luis Alcalde Revilla -

Querido Sidrín, adorado, apreciado...mucho...muchísimo, por el corazón y por el precio/a precio de tu fantástico "globo" de Año Nuevo o de Reyes, pues es un regalo, que se añade al manojo del 2008, que conservo intactos. Voy a darle a éste dos pequeñísimos soplidos, humildes, desde mi pobre recámara, ante pulmón de aire tan sano como el tuyo, pá inflarlo un poquiñín, pues me siento implicado en su "aire"...
¡¡¡Fffff!!!...¿Dónde y cuándo leía..."mos" a Mortiére, en su "Histoire...? ¿Recuerdas al Padre Vidal, cuya mano aparecía, señalada, en su parte afectada, por el dedo de la otra, por la puerta abierta en rendija, apelando al novicio enfermero, interrumpiendo la lectura así: "¡Nos ha picado un abeja...jajajaja!!!, toda la "noviciada" y el lector sentado a la mesa entarimada...? Ahí me "siento" (en su doble acepción) implicado pues era el "sentado", el primer que traducía y aprendía...Jajaja...
Segundo soplido: ¡¡¡Fffff!!!De las "Corrupciones" de Torbado, lo que recuerdo es su publicación y sorprendente lectura, estando éste lector en Palencia, de "ayudante", que no Submaestro, del Noviciado de José Merino...Y lo que no recuerdo es a quién se lo presté, ya que quedó en su acerbo libresco, para confirmar lo que decía Menéndez Pidal, "No prestéis nunca un libro...porque mi Biblioteca se compone de libros "no devueltos", (jejeje!!!)...Así que no puedo, por más que busco satisfacer tus deseos de tenerlo, deseo que has despertado en mí...Y como "Quien busca encuentra", buscaré, a ver si aparece pá los dos y más...
Aprovechando para deciros a ti y a tos/tas que os quiero y que no necesito desearos lo mejor, pues os aseguro que 2009 va a ser fantástico, descargo los besos renovados uno por uno para uno y una, empezando por ti y por Seque, "Luises" Teódulo-Carrizo-Heredia, Argüeso, Benito, cuanto citas tú mismo, Villacé, etc...jeje, en fin, todos/todas hasta...ufff ¿cómo dar abasto hasta el final? ¡¡Ayudadme!! El Besucón del Año "pasao", con el refuerzo del "Nuevo", con besos recién estrenaos, os suelta uno a cada uno/a JOSE.

Isidro Cicero -

Paisano Benito, como veo que te han traído muchos recuerdos comunes los globos de la vendedora cuando estos días te has tropezado con ellos, sin duda habrás visto que muchos de ellos parten de un gran olvido general que se cernía sobre las aguas, y que de pronto, una chispa, un clic hace brotar la luz del recuerdo. Bueno, pues aunque aún no te pongo cara en aquel pequeño grupo que veníamos en la Robla y hacíamos trasbordo en Mataporquera, estoy seguro de que el mecherazo se producirá y se hará la memoria. A ti te ocurrirá lo mismo, ya verás, y también me recordarás. Yo era el que continuaba en el tren, cuando tú te apeabas en Los Corrales. A mi me esperaban en Torrelavega y en Sierrapando la familia me hacía el primer homenaje. La primera navidad allí fue donde me afeitaron el bigote por primera vez, lo hizo mi primo Marcial. Allí hacía noche en casa de unos tíos y al día siguiente salía o salíamos hacia Unquera en el Cantábrico. Todavía me quedaban otros dos trasbordos de autobús hasta llegar a mi pueblo. Sí, cuando llegaba ya era hora de volver. Un abrazo y a recordarnos.

Isidro Cicero

Isidro Cicero -

A ver, a ver si se nos reaparece el holandés errante del 67, Argüeso amigo, sería genial. Pero sobre todo, a ver si alguien sabe algo de aquel álbum del mismo año y nos lo deja a Luis Carrizo y a mi para hacer copias. SI aparece el álbum prometo no volver a acordarme jamás del jersey. Y si me acordara, no volver a daros nunca más la trisca con él.

Isidro Cicero

Isidro Cicero -

Luis Heredia, amigo mío. A ti te agradezco especialmente esos comentarios porque sé la generosa comprensión que llevan detrás. En parte, tú lo sabes, lo que pudiera tener de kairós el 34 –siempre hay que buscar lo kairós en lo que se lee – se inspiró en una intervención tuya en Caleruega. Quédate, querido amigo, con lo que te dijo el Padre Jesús Martín. No hagas caso de lo que yo escribo, que son sólo palabres, y todo lo más literatura en algunos fragmentos.
Un fuerte abrazo, que sigas disfrutando a fondo de la amistad de los buenos amigos, y mis mejores deseos para ti en este año y siempre.

Isidro Cicero

Isidro Cicero -

Esa sonrisa, Luis Teódulo, que compartes conmigo “desde la primera línea hasta la última”, me llena de ogguyo y satisfacción. Porque de eso se trata ni más ni menos. Te agradezco mucho la buena nota que otra vez pones a mis ejercicios de redacción, esto me estimula para seguir inflando estos globos tan interactivos. Te devuelvo el abrazo, lo aprieto y te deseo un buen año.

Isidro Cicero

Benito Pérez Villalba -

Paisano Cicero, en estos días he estado repasando el Blog y me he encontrado con tu "vendedora de globos",cuyos relatos me han traido muchos recuerdos en particular los viajes en La Robla, de León a Mataporquera donde seguramente coincidimos junto con Argüeso y alguno más, después tenía que coger la Renfe para llegar a Los Corrales, total 11 horas de nada, ¡que tiempos aquellos!
Gracias Cicero por traernos tan bellos recuerdos y tan bien narrados sigue escribiendo. El Corraliego

Antonio Argüeso -

En Palencia teníamos el arroz de Liborio, de acuerdo, pero no pudimos conocer a Arcilla (¡cuánto has dicho de él en tan poco espacio, Isidro) ni menos aún al holandés errante de secano. ¡A ver si te lee y se nos reaparece!, todo es posible, junto al álbum en madera. Pero aunque no hayamos conocido a estos personajes que aparentemente son el meollo del globo 34, ni el entorno físico en el que se desarrolla, ni recordemos con nitidez a Seque, también lo leemos y releemos “desde dentro”. Sigue deleitándonos, Isidro. Tus globos están repletos de oxígeno puro.

Veo que ahora se ha puesto de moda Holanda y todos os vais p’allá. Hasta Luis va a pasar de largo por el Brabante, que fue más Países Bajos que los holandeses. Igual tenéis razón en visitarla antes de que con el cambio climático aneguen las aguas parte de su territorio.

Luis, no te preocupes por al arijano: seguro que el temporal de nieve y frío le ha dejado aislado (aunque con buenos caldos y viandas, eso seguro) pues desde que la Tomasa dio un trancazo a la parabólica de la güifi, están incomunicados.

luis teodulo -

El otro día, Noche Vieja, yo recibí por el movil un mensaje rebosante de lirismo y poesía, remitido por un miembro honorable de este club de locos.

Casi se me saltan las lágrimas por la finura y la hondura de los sentimientos expresados. El texto decía así:
MOVIESTAR le invita a pasar una noche de sexo. Envíe SEXO al 069, ponga su movil en vibración, metáselo por el culo y nosotros le iremos llamando. Feliz navidad"

Joer, señores licenciados, un poco de seriedad. Espero que no vuelva a repetirse, porque mis carnes no podrán resistirlo. Y no digo el nombre por no chivarme, pero a la próxima lo digo.

Luis Heredia -

Querido Isidro,

Menos mal que no te desinflas y nos sigues regalando globos como a niños.

A Seque, desde luego, le has traido anticipadamente su regalo de Reyes.

Desde aquí tan lejos de vosotros, los minirequeteencuentros se viven de otra manera; quizá más intensamente porque solamente nos vemos más de uno mismo o dos más. En este caso fuimos Seque y yo. Solamente nos separaron 22 Km y nos prometimos repetir hasta que la jubilación nos separe.

Isidro, y demás, os perdisteis algo grandioso.

Asistí al Concierto de Navidad del Coro Magnum Mysterium del que Seque es miembro fundador, seguidor por ser el más antiguo, y exterminador porque el día que lo deje, el Coro se irá con la música a otra parte.

De verdad, cantan como los ángeles y no digo Dios para que nadie se ofenda.

Descubrí también que es muy difícil olvidarse de La Virgen del Camino haya donde nos encontremos, y sin distinción de sexo, raza y religión o profesión, pues cuando le dije a Seque que me había encantado el concierto, me susurró al oido que..."mejor cantábamos en la Escolanía". Seque me lo había tomado como un piropo y no era mi intención el haberle provocado este repentino ataque de nostalgia.

Por cierto, aquí en Estepona nadie le conoce por su nombre de guerra; algo así como "Pitu" o Manolón pero a 1.200 Km.

Creo que el concierto se ha grabado íntegramente y su hijo ha tomado película. Como le volveré a ver de vuelta de Holanda le recordaré que nos envié copia o al menos un retazo del mismo.

Como ya le dije a Ito Cortés, me parece que voy a volver a oir Misa pero a 22 Km. de mi casa. De León subían a escuchar a la Escolanía y yo voy a ir a Estepona a escuchar a Seque cómo toca el órgano- el de la Iglesia -en Misa de 12.

Isidro, eres único e irrepetible.

luis teódulo -

El otro día decía Cícero, "llego de casa de la madre" y anunciaba un poema entrañable.

Pero hoy Isidro no viene de casa de la madre, seguro. No sé de dónde llegas hoy, pero vienes de ironía hasta los ojos, morao de ironía. A los del pietro picudo les has dejado hoy en el primer trago, sin capacidad de reacción.

Es lo que tiene este blog, que lees algunos artículos y no sabes si estás leyendo un periódico de primera línea. Lo digo por la calidad de algunas plumas. La tuya, maestro, sobre todo.

Sonrío mucho leyéndote, Isidro, no lo puedo evitar. Desde la primera línea hasta la última. Se te entiende todo, especialmente las cosas que no dices. Y lo dices con tal cuidado que hasta los que piensan distinto tendrán que perdonártelo.

Gracias, Isidro, por este delicioso momento de buena literatura. Me dejas abrazarte? Te abrazo de todas maneras, amigo de palabras exquisitas.

Es como si en este baile de palabras tú fueras el que se llevara siempre al huerto a las más bonitas, todo un ligón de palabras.

Bueno, Argüeso, las maneja muy bien. Y no digamos cómo las chulea Habibi. ¡¡¡Habibi¡¡ ¿Dónde estáaaaas?


Isidro Cicero -

LA VENDEDORA DE GLOBOS 34.- LA CORRUPCIÓN DE LA MORTADELA

DEDICADO A EZEQUIEL MARTÍN HOLGADO, SEQUE.

Hacía un calor azul a media mañana en la casa del silencio cuando los chicos de blanco arrodeábamos al joven holandés de la barbita rubicunda e inconstitucional que había venido a visitarnos aquellos días de primavera. ¿Por qué vino? ¿y para qué? Si las constituciones de la santa orden decían que fratres nisi in missionibus barbam non defferant, nosotros no veíamos por ninguna parte el ajuste a reglamento de aquella barbucha.

Uno, para entonces, ya había conocido algunas barbas potentes y aquello ni era barba, ni era nada. La de Arcilla, por ejemplo. Si bien su nombre verdadero era Ignacio Sanpedro, le llamaban Arcilla porque la comía cruda y la recetaba contra innumerables dolencias. Arcilla hablaba en verso y, de vez en cuando, le dejaban salir de Ciempozuelos para venir a vernos.

Sus dichos en verso los repartía Arcilla en octavillas sueltas firmadas como Cristobalía, porque uno de sus proyectos era cambiar el nombre de América. Nos explicaba que el nombre de América lo habían derivado injustamente de Américo Vespucio y que se lo habían robado a Colón que era el que tenía los derechos. Cuando venía a vernos al pueblo, Arcilla decía definiciones que causaban perplejidad tales como que “los curas son una gente muy inteligente que se gana el pan con el sudor de la frente...” Le rodeaban los vecinos con sus niños poniendo caras incrédulas y ojos en su mano, en suspenso para indicar que aún no había terminado, sino que aquello sólo era una pausa pícara y subversiva. “...de los de enfrente”, terminaba Arcilla ante la risa general: Recuerdo este otro verso: “hay que plantar nogales, tanto en Sarres, como en Moma, para que la gente coma”. Sarres y Moma eran entonces dos eriales uno en cada vertiente del alto espinazo de la cordillera. Y lo siguen siendo a día de hoy. Calzaba sandalias o no calzaba nada. Se proclamaba campeón del mundo en boxeo mental y se consideraba el abogado defensor del planeta. Sus barbas sí eran barbas en condiciones.

Barbas, también, las de los misioneros capuchinos que vinieron a predicar las misiones en aquel border time del que uno tiene recuerdos sobre cosas y a la vez no sabe que los tiene; barbas éstas que se superponen en la cosnciencia a la venerabilis capuccinorum con tantos regocijos coreada. Barbas las que, pese al disgusto materno, uno mismo lució años después, por algo le llamaban a uno Sandokán, y que mantuvo hasta el nacimiento del hijo primogénito a quien se quiso dar la bienvenida a este mundo pecador con la cara limpia y la conciencia clara.

Barbas también las de los barbudos de Sierra Maestra que veíamos en algunas fotos de periódico, desde poco antes de aquel octubre en que entráramos en el colegio de la paramera. Por cierto, en octubre del 62 (fue dos años después, ¿no?) estuvimos toda la tarde viendo pasar aviones por encima de nuestras cabezas, allí en los áridos campos de deportes. Aquellos campos que habían dejado de producir racimos para producir goles de adolescentes de muchas procedencias. Por si las procedencias no fueran bastante variadas, los adolescentes formaban equipos con nombres de las tribus salvajes de la Amazonia. Algo oímos decir entonces sobre misiles para cazar barbudos.

Pero aquellas barbitas holandesas, aparte de antigueglamentarias, guesultaban guidículas Por muy tierra de misión que los holandeses consideraran a la España imperial y católica, por muy poco respeto que los holandeses tuvieran hacia el territorio con más missioneribus por hectárea del mundo entero.

Qué pena no haber coincidido con Seque en Holanda, donde estuve unos días antes que él este otoño, eso se avisa. Podíamos haber reanudado también él y yo la conversación interrupta hace cuarenta y un años. Puesto que allí lasa hacen buenas, podíamos habernos tomado juntos, mientras la manteníamos, unas heinecken en cualquier bar próximo a la Begijnhof, lo mismo que nos tomamos unas cañas con Argüeso en la Grand Place. Los cuatro, yo con Marga, que esta vez tuvo la condescendencia de acompañarme, y mira que llovía, y Seque con su propia compañera. Puedo imaginármelas escucharnos a los dos nuestras disquisiciones sobre curiosidades varias y divertidas. A la vez puedo imaginármelas perplejas, como acostumbran cuando dos o más de nosotros se reúnen para hablar del pasado pluscuamperfecto en su presencia. Hay tantas cosas que no habíamos tenido ocasión de contarles...

Habríamos hablado, es bien seguro, de las beguinas del Dique del Ámstel, - Seque o yo, uno de los dos, habría sacado a relucir la erudición de que el origen de Ámsterdam fue un dique sobre el río – y nos vacilaríamos mutuamente sobre si aquella organización de mujeres llamadas beguinas eran o no contemporáneas de nuestro-padre-santo-domingo-mis-queridos-apostólicos-. Y nos reiríamos. Y nos interrogaríamos sobre el hecho de que formaran aquellas mujeres precoces equipos de acción social en las ciudades de la edad media, sin ser monjas, sin hacer votos.

¿Cuando estuvo en Holanda, se acordó Seque, como hice yo, del jovencito holandés que pasó por Charleroi en la lejana primavera del 67? ¿Se preguntó, como yo, qué habrá sido de él, cuarenta y un años después? Si no lo hizo, le felicito: la psicología le ha valido para algo útil, no tiene el coco tan agujereado.

Yo sí me acordé, yo sí me lo pregunté. ¿Qué habrá sido de él? Estoy seguro de que el holandesito tampoco lleva hábito ahora, pongo la mano en el fuego, ¿pero llevará pantalones? ¿Llevará barba? ¿Se habrá dedicado a la teología dogmática, habrá triunfado en el comercio internacional siguiendo la tradición de sus antepasados, los míticos flamencos? ¿Habrá sido un brillante profesor de ciencias políticas y sociología en la Universidad de Zwolle, en cuya demarcación me llevaron a ver los diques hinchables del río Issel, una maravilla de ingeniería preventiva de cara a las inundaciones que traerá aparejadas el cambio climático? ¿Habrá sido – el holandés- un brillante profesor de filosofía en el Instituto de Spinoza, el único referente que yo me topé en aquellas tierras bajas relativo al gran Baruch? ¿Estará ya a punto de jubilarse o se habrá jubilado hace meses como alto empleado del Rijksmuseum? ¿Será un oncólogo afamado de algún hospital próximo a la iglesia de Zwolle, o acaso será el propio párroco de esta iglesia, en la que el 20 de noviembre me llevé la sorpresa de hallarme de improviso ante la tumba del gran Thomas de Kempis?

Son preguntas tontas, ya lo sé. Derivadas de la pura curiositas. O sea, del pecado mortal de este nombre. Porque la curiositas era pecado, no lo olvidéis. Ahora bien, curiosidades aparte, qué conversación más deliciosa, más de provecho, habría surgido allí si la suerte nos hubiera reunido a Seque y a mi, solos o con las respectivas ante el cráneo de un hombre anónimo fallecido a los 35 años a finales del XVIII, que Danien Hirst recubrió con varios miles de pequeños diamantes y otro enorme en forma de pera sobre la frente que se titula “For the Love of God” y de expone temporalmente en el Rijks. Esta obra se llama así porque la madre de Hirst, cuando le explicó su proyecto, exclamó “Por el amor de Dios”. Mi antiguo amigo Seque y yo habríamos compartido impresiones barrocas marcadas a fuego en nuestros recuerdos sobre la transitoriedad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Y esto con ejemplos, que es lo propio.

Grave pecado la curiosidad, pecado capital, ya digo. Un pecado cuya materia radica en el interés desordenado por saber cosas que no conducen a nada. Un pecado odioso a los ojos de Dios, todos lo son, aunque éste más odioso si cabe. Porque si el onanismo, por ejemplo, (que, por cierto, neque nominetur in vobis) es abominable al malgastar y echar por tierra ese impulso natural de la viril naturaleza predestinado a la procreación, la curiositas malgasta el intelecto humano en llenar la mente con chorradas, en lugar de llenarla con el conocimiento santo de Dios y de su palabra eterna. Contra lujuria, castidad, contra ira paciencia, contra soberbia, humildad, contra gula, no me acuerdo. Y ¿contra la curiositas? Pues contra la curiositas, queridos amigos, queridas lectoras, la studiositas, Santo Tomás de Aquino nos lo dejó bien claro. Y el propio Kempis, ya que hice fotos de su tumba en Zwolle, va más allá cuando nos advierte con brevedad suma que en el juicio final nadie nos va a examinar sobre curiosas lecturas, (ni curiositas ni studiositas, ahí tienes); sí lo harán sobre las putadas que hayamos hecho.

Dentro de la gravedad, la curiosidad, como el onanismo, es un pecado corporal como puede serlo la voluptas, la crudelitas y la loquacitas. No sé yo por qué el cardenal desaprovecha así las misas de Colón sin meter mano a la curiositas; no sé por qué no combate estos pecados tan frecuentes en hombres y mujeres, que tanto han ofendido siempre a nuestro señor, que tan capitales son, en vez de combatir con tanto encono pecados que sólo comete el gobierno socialista. No sé por qué no centra también su prédica contra estos pecados de toda la vida la COPE, ese instrumento, esa maquinaria de caridad cristiana de la que es accionista importante la orden de la casa del silencio.

Eso sí, como te digo una cosa te digo la otra, no me dan a mi curiositas ni el cardenal ni el instrumento, por ese lado estoy a salvo; del hígado también me conservo. Y sin embargo, oye, soy un gran pecador de la curiositas. Ya en León pecaba bastante de ella, y así sigo.

Hasta puede que tenga vicio, porque a veces el demonio hasta me premia la curiositas con la voluptuositas. Voluptuosidad sería que aquel lejano holandés de Charleroi leyera ahora este blog, (esta blog en femenino, como nos enseñó a considerarla el abuelo Correas a quien felicito). Y que no sólo la leyera sino que incluso sintiera el impulso de aparecerse en ella para contestar esas preguntas que van más arriba. Para incluir aquí algunas respuestas a mi satisfacción desordenada. Imaginaos que dentro de unos días va y escribe: “Recuerdo aquel viaje a España cuando tenía veinte años y no le recuerdo a usted, Cicero, a no ser que usted fuera aquel joven que me escuchaba con tanta curiosidad y me preguntaba cosas extrañas sobre mi país”. ¿Os parece imposible? Qué va, qué va. Otras veces me han venido voluptuosidades así, cosas como ésta. Por eso yo, que me quité del vicio del fumar, ojalá lo haya hecho aún a tiempo, no me quito, no me puedo quitar del vicio de la curiosidad, este pecado capital por el que entró la condenación en el mundo.

El joven holandés que nos visitó en Caleruega nos cuestionaba también él. Nos discutía verdades evidentes, ponía en tela de juicio cosas que nosotros teníamos muy claras. Qué puedes esperar de un barbudo que ni siquiera se ponía pantalones debajo. Recuerdo, habrá alguno además de mi que lo recuerde, cómo se desgañitaba: “De acuegdo, de acuegso, España magavillosa, pego, pego, ¡fganco, dictadoggg¡”.

Se mataba con la razón a media lengua, gesticulando con los brazos extendidos y un temblor nórdico en la mano. Todos nos reímos cuando uno de nosotros, en nombre de todos, le contestó ofendido. “¿Si? Pues en Holanra, gueina uliana, goggggda”. Monines.

Estaba yo diciendo que a mayor inspiración, expiración mayor. Lo dije con otras palabras la segunda vez que estuve dentro de la casa del silencio, renunciando a Obama y a Mac Cain que andaban aquel día replicándose públicamente en televisión y no pude verlos. Aquel día bajaba yo con Carrizo la escalera y me dijo: “Mira, aquí hacíamos la venia”, que yo ni me acordaba. Aquel día, al bajar la escalera, se me vino a la mente el sumatorio de los globos 32 y 33, añadidos a los años de la paramera y a los preparatorios para la paramera y al espíritu saliéndote por las orejas.

Igual se me tomó a mal lo que dije entonces. Igual no: seguro. Algunos no me han vuelto a dirigir la palabra. Y sin embargo varios excompañeros y, sobre todo, muchas mujeres de excompañeros, (santas mujeres, en esto sí ha habido cambio con la incorporación a nuestras filas del género femenino), me dijeron que sí, que a la gente como nosotros nos vendría bien un poco de por favor, un poco de relajación y de oxígeno. Gente que nacimos en el país más misionado del Globo, (este globo hay que escribirlo con mayúscula, no como los míos); gente que nacimos en una época de catequización generalísima; que fuimos acunados en la más alta catequización que hayan visto los siglos. Que fuimos benditos nosotros entre todas las mujeres. Santo dios, cuánto nos bendijeron. Que fuimos más predicados que lo haya sido ningún otro grupo de seres humanos sobre la faz de la tierra. ¿Un catecúmeno del apóstol San Pablo, aquel predicador compulsivo?. Pues yo más, nosotros más. ¿Un hereje de nuestro-padre-santo-domingo-mis-queridos-apostólicos? Pues yo más, nosotros más. Poco más se nos puede enseñar ya en estas materias, ya hemos oído bastante lo que Dios quiere de nosotros: Vamos a respirar lo que podamos, a ver ahora qué es lo que quiere la carne, la sangre, los pálpitos tiernos e inseguros del propio corazón y el doloroso corazón del mundo.

Eso dije en Caleruega la segunda vez. Pude yo haber hablado hacia dentro, como tantas otras veces, pero nos habían dicho que homilía significa conversación y una conversación hacia dentro no tiene sentido alguno. “Yo, que tanto callar ya no podía”, (te devuelvo, Estrada, aquí esta cucharada de miel, este verso divino de la Egloga de Garacilaso), me decidí a hablar, hice añicos mi silencio aún sin la ronquera nocturna y noté conmoverse los cristales, dudando si quebrarse o mantener intacta su combinación atómica. Así ocurre siempre cuando un hombre cualquiera habla sin temor, con temblor, con amor y con sinceridad. Queda transformado hasta él mismo, eras X y ahora eres X1. De esto sabéis vosotros tanto o más que yo.

Un habibi histórico reencontré en la casa del silencio: Luis Carrizo Medina. La primera vez que estuvimos juntos en Caleruega usamos los escasos tiempos que no fueran de silencio profundo para reírnos a la vez. Y para hacer pinitos de trabajo. Traducíamos del francés l’Histoire des Maîtres Generaux de l’Ordre des Frères Prêcheurs, du Père Mortière, espero haberlo puesto con los acentos donde tienen que estar, si no corregidlo vosotros. Y la escribíamos en castellano, en buen castellano. L’Histoire consta de ocho tomos, la vimos en la biblioteca de Caleruega, allí sigue. Y nuestra traducción era tan buena, o por lo menos la condescendencia del padre Pedro, padre Maestro, padre nuestro llegaba a tales grados, que permitió que nuestros textos fueran leídos en público, en el comedor, en el silencio del comedor, no me da la gana llamarlo refectorio aunque sé perfectamente cómo se llamaba; ya sé que se dice pinícula pero yo digo flin. Se alternaba Mortier con un libro de tapas verdes pero blandas couché que recopilaba las intervenciones aquel año de Fernando María Castiella, el embajador de Asuntos Exteriores de Franco ante la ONU para que los ingleses nos devolvieran Gibraltar, que no lo hicieron. Y las actas de sus conversaciones con Mr, Stewart. Nuestras traducciones eran mejores que aquello, los históricos capítulos generales de los dominicos, empezando por el de Bolonia y siguiendo por el de Zamora, mucho más novelescos y, por tanto, mucho más interesantes.


No fue el Libro de la Historia el único trabajo que hicimos en la casa del silencio mi habibi Carrizo y servidor. Nuestra obra cumbre fue el “Álbum de Caleruega” que nos perdonen este adelanto de 41 años Beatriz y José Luis, esa pareja de amigos que ahora realiza un álbum cibernético y actual con el mismo nombre. La nuestra era una colección de fotografías de todos y cada uno de los compañeros de aquel año, captadas por sorpresa, a cada quien con su gesto, a cada cual con su rasgo más característico, mira que se llega a conocer bien a alguien con quien pasas todo el día, aunque sea en silencio y en filas. Las fotos iban acompañadas por nuestros textos explicativos, algo así como la fórmula que tanto nos encanta puesta en marcha por Justino Villacé y José Mari Cortés. Los textos de Luis Carrizo eran chispeantes y cargados de risa. Los míos no sé, aunque quiero creer que un poco a lo mejor también.

El álbum lo encuadernamos en madera, le pusimos unos cierres de cuero un título pirograbado y el día de San Pedro de 1967, a eso del mediodía, se lo entregamos al padre Maestro con gran afecto de parte nuestra y de todos los demás. Lo hicimos in conspectu communitatis. Luis y yo recordaremos siempre aquel álbum que se llamaba “Las corrupciones”, remedando el título de la novela de Jesús Torbado. Y recordaremos también que constaba de tres grandes bloques: La corrupción de Dios, (dudas, cosas así, pero en clave de humor). La corrupción de uno mismo, que es la peor de todas porque es la que más huele. Y la corrupción de la mortadela, ésta última en alusión a la materia de la que estaban hechos los bocadillos de las meriendas en aquella santa casa del silencio perdida en mitad de Castilla la Vieja: No la materia de la que estaban hechos los sueños, no de la materia de la que estaban hechos los reprimidos deseos.

Mucho hemos indagado después, mucho hemos preguntado a unos y a otras, mucho hemos añorado Carrizo y yo aquel álbum con cuya realización tanto disfrutamos. Y que tan bien nos salió. Pero nadie sabe nada de él. Es como si nunca jamás hubiera existido. Pedro no lo conserva. El padre Pedro, ay, ni siquiera lo recuerda, ay, ay. Había en nosotros dos este septiembre último una cierta esperanza de que nuestras Corrupciones estuvieran en el archivo-biblioteca de Caleruega, gobernado con gusto y eficacia por el querido padre Jesús Martín. Él guarda todo lo que se puede y se debe guardar, incluso los resultados de las votaciones de los venerabiles fratres que nos evaluaban con alubias blancas y negras. También muchos álbumes fotográficos de las distintas promociones de jóvenes de blanco. “Me da el pálpito de que está aquí”, me decía Luis. Pero no.

Ojalá esté en algún sitio, lo tenga alguien. Cuánto disfrutaríamos copiándolo, reproduciéndolo. Luego se lo devolveríamos a quien lo ha conservado desde el año 1967, por San Pedro.

Ahora me viene a la memoria una de las fotos del álbum, del Padre Maestro, y del pie que le puso Carrizo. La foto era el santo padre Pedro, nuestro admirado y querido Maestro, a la mesa, en el comedor, con la capucha disciplinadamente calada, todos la llevábamos así, el mentón prominente, eso todos no, la mirada serena aunque fija en lo que estaba haciendo, sirviéndose un cazo de sopa de la perola de blanco aluminio que le ofrecía el hermano lego o quizá el hermano novicio. “El Padre Maestro, repitiendo hasta la saciedad”, decía el pie de foto con un humor blando, ingenuo, blanco como una vida que empieza, como escribía el padre Guervós. Quizá os venga a vosotros a la memoria ahora que “repetir hasta la saciedad” era una de las expresiones más habituales de aquel Maestro venerado.

La segunda vez, de la casa del silencio ya digo diecinueve horas, uno se aleja con nostalgia. Nos vemos un rato para reencontrarnos y re-narrarnos. Es así. Nos vemos para renarrar, juntos, aquel año en el que otros estudiantes de nuestra edad preparaban ya los adoquines en la Sorbona, pero diecinueve horas no son horas. Para revivir aquello tendríamos que habernos envuelto en una sábana blanca cada uno, con un enorme rosario bene pendente cada uno, dar lo pasado por pasado, y dejar que pasara otra vez un otoño de color teja y morado con leves neblinas azules por las tardes. Y un invierno con nieve ocasional sobre el abeto y sobre los negros ropajes, como consta en las fotografías. Una primavera entera de tomillos y pájaros. Un verano con el sol traspasando las gruesas piedras del torreón.

Eso por fuera. Por dentro, la casa del silencio en medio de un paisaje de transparencias ocres, intensos amarillos, verdes inexistentes creados allí misteriosamente, no por obra de varón, sino por obra y gracia de la reverberación de la luz, trigales sin espigas, vides ya vendimiadas. Y después del verano, dejar otra vez a las tijeras de la vida que cortasen los bramantes de los globos amarrados a la mano de la memoria, levantar los ojos al cielo como viri galilei y ver el globo de cada uno de aquellos que fuimos elevarse en el aire, con viento fresco. Vernos irnos cada uno por su lado, amasando cada uno su propia melancolía como si fuera harina para hacer pan hasta que se hace densa y se resume en lágrimas.

Porque el silencio no es falta de sonidos, qué va. Es un torreón azulado en el atardecer de la meseta.


Antonio Argüeso -

Olvidé César, de agradecerte los bellos consejos.

¿Podrías explicar, sobre todo a los de León el 11? No estoy seguro que lo entiendan pues, ya sabes, son en su mayoría de letras y lo de 1 igual les enturbia el cerebro (sobre todo si conlleva un valor restrictivo y se refiere al vino).

Antonio Argüeso -

Feliz Año a tod@s. Los árboles están tiesos, hay carámbanos en los tejados y las coles de la huerta andan yertas entre la abundante nieve, como las del bellísimo artículo de Pedro o la no menos bella foto del camareraniense Trapiello.

Y leo que Luis recurre a los doctores de la iglesia (como ha incluido al Valdés, creo que la minúscula es de rigor) para una terrenal pregunta.

Creo, Luis, que tanto monta. Posiblemente el verso más bello sobre el amor lo escribió Quevedo que, según dicen quienes parece que saben, no lo conoció (el soneto que termina “serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado”).

San Juan de la Cruz nos dejó bellísimos textos a los que unos dan una lectura (¡allá ellos!) y otros damos otra. “En una noche oscura…” no ha sido superada ni por “She's Leaving Home” de los Beatles, aunque para mí se le acerca (¿recordáis que en Las Caldas estaba prohibida?, ahora lo comprendo, cosas así nos desviaron del recto proceder).

Yo también tengo con una pregunta y un comentario de debate: ¿prohibidos los enjugues? Creo recordar que los había también oficiales, donde abundaba el anís peleón que a más de uno hizo ver cómo el techo de la celda (ya antes de la camarilla) daba vueltas. Y creo recordar también que a veces, en esos enjuagues (en la Virgen del Camino al menos) se sacaban para todos las viandas requisadas que tanto amargor parece dejaron a algunos. Es más, me comentaba el muy “silencioso” Javier (el torrelaveguense) que para él lo del famoso jersey amarillo fue justamente eso: que uno de los frailes que lo filtró consideró que le iba a ser más útil a quien se lo puso que a Isidro que, vete tú a saber, hasta igual ya tenía uno rojo pues, como bien me recordaba también Javier, el color en la ropa lo llevamos los del norte, y los mesetarios os vestíais con colores más prudentes.

Es decir, que vivíamos en una especie de comuna utópica simoniana de verdad. Ya vemos el resultado: los que tenían y podían (como el Pitu, que no te perdono que no me invitases a tus orgías privadas de entonces) comían del de todos en los enjuagues y de lo suyo sin repartir solito ellos, como cuando podemos ahora con los impuestos, vamos.