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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

UN GLOBO EN WASHINGTON

UN GLOBO EN WASHINGTON

La Colección el Tomillar empieza a "circunvalar" (¿entendido el término por los de Ciencias, excepto Fernando Box?) el globo TERRÁQUEO, y algunos han aterrizado en la Guaitjaus.

De nuestro corresponsal en U.S.A, Justino Blanco Villacé, Reportero TOTAL
 
No solo uno, sinó treinta y seis, han sido los globos que esta Furrielería Leonesa ha puesto en Washington, y nada mas y nada menos que en la mismísima White House.

Enviado en misión especial a la Casa Blanca por el Furriel Josemari, tuve la ocasión de entregar dos de los primeros ejemplares del excelente libro de nuestro compañero Isidro Cicero, al flamante presidente de los USA, Barack y a su encantadora esposa Michelle, quienes enterados, vía internet de mi viaje, me esperaban ansiosos en su biblioteca.
Tras invitarme a un te con una nube de leche y pastas y departir en relajada conversación acerca del libro en cuestión, el Presidente, en concreto, quedó aconjogado como puede apreciarse en la foto adjunta. Mostró interés en asistir a la presentación del libro en León si sus quehaceres asi se lo permitían y aseguró que lo leería con sumo interés y que "La vendedora de globos"  ocuparía un lugar preferente en su bookshop.
Acto seguido, su jefe de gabinete de prensa se personó en la biblioteca tras una llamada de Barack, recibiendo el encargo de hacerse con las direcciones de todos sus compañeros de colegio. ¿ ?


2 comentarios

Isidro Cicero -

Ya noto, querido Antonio Argüeso, que no has visto la ofrenda que te hice anoche en el portillo “Un Metro Cúbico de Orgullo”, un poco más debajo de éste, pero ya demasiado abajo, quizás. Me gustaría que compartas esta ofrenda con Javier del Vigo Palencia y con Pablo Huarte, que también estuvo allí. Te la subo aquí arriba, sintiendo mucho no poder asistir a tu mirada humedecida mientras la lees. Te recomiendo bajar a ese portillo para que te conmuevas conmigo por las cosas que tan bellamente nos dice allí Vibot. Y tras leer a este poeta, extiendo mi admirada dedicatoria a Chema Sarmiento y por supuesto al propio Vibot. Además aprovecho para hacer algunas correcciones.

PANTANO

Escribió Pablo Huarte hace un par de días que no estará con nosotros en persona, pero sí desde la distancia. Añadió que fue testigo “tal vez de los primeros, de los éxitos literarios de mi adolescencia”. Pero eso es pura modestia. Testigo, no, Pablo; impulsor, animador. Como quise significar en otro lugar, le recordaré siempre como el hombre que me infundió confianza en mi mismo. Intercalar mi nombre en su clase de literatura, una tarde en la que yo no estaba; asegurar que podría ganarme la vida escribiendo, exagerar mis cualidades, (por algo le llamaban el Andaluz del Pirineo), fue señalarme con un dedo de luz. Se me hizo un hueco en la complicada sociedad interna y se me iluminó un destino que ya parecía sentenciado.

Y ahora una pregunta: ¿Qué tienen en común Pablo Huarte, Antonio Argüeso y Javier del Vigo Palencia? Por lo menos una cosa: Los tres recuerdan vivencias del Pantano. Los tres han hablado aquí del Pantano.

A los tres les dedico estas coplas, compuestas por Julián Díaz y varios autores anónimos de los desalojados por el Pantano que vivieron aquello como una tragedia. Apuesto que a Pablo Huarte no le suenan y que a los otros dos entrañables paisanos míos, más o menos campurrianos, les suenan algo, pero no mucho.


Presten atención señores
Señores niños y ancianos
Les vamos a relatar
La desgracia del Pantano.

En el año 28
Empezó su construcción
Y como todos sabemos
La desgracia de Campoo.

El año 47
Qué desgracia nos cayó
A todos los embalsados
De este alrededor.

Ya cerraron las compuertas
Ya nos echaron el agua
No nos queda otro remedio
Que abandonar nuestras casas

Ya empieza a subir el agua
Sin miedo ni cobardía,
Va destruyendo a su paso
Todo lo que algo valía.

Los campurrianos valientes
Sin salir de sus moradas
Esperan llenos de pena
Les haga salir el agua

El agua te cubrirá
Tus praderas y tus huertos,
Las veredas de tus pueblos
Las cenizas de tus muertos.

En estos pueblos cercanos
Niños, ancianos y mozos,
Dónde nos colocaremos
Que podamos vivir todos.

Porque es muy triste marchar
De nuestra tierra querida,
Sin saber de qué manera
Podamos llevar la vida.

Donde aprendiste a escribir
Donde aprendiste a leer
Donde aprendiste a querer
No lo volverás a ver.

No lo volverás a ver,
Serás un vil desterrado,
Que nunca podrás volver
A tu pueblo tan amado.

Adiós, Valderroyo, adiós,
Que has de desaparecer,
Pobrecitos habitantes
Que no le volvéis a ver.

Adiós mi pueblo querido
Y toda su vecindad
Que me despido llorando
No sé dónde iré a parar.

Adiós casa de Campoo
Con sentimiento te olvido,
Ahí te dejo mis recuerdos
De mis abuelos queridos.

Las recopiló Audelino Robledo y las acaban de editar el Aula de Letras de la Universidad de Cantabria y la revista La Ortiga, bajo la dirección de Antonio Montesino. Nos las ha cantado hace un rato la ronda El Liguerucu, de Fresno del Río.

Antonio Argüeso -

Le llega en buen momento, el verbo de Cícero es más ágil que el de Galeano y lo que los globos cuentan seguro que le suaviza la lectura de "Las venas abiertas..."