LA CRONICA DEL CÉSAR
Hola Jose Mari, estuvisteis todos soberbios pero tu introducción marcó la música de toda la fiesta. Por supuesto que puedes publicar mi comentario, en el que trato de expresar lo afortunado que fui participando de un encuentro tan familiar en lo amistoso, con seguridad, producto de nuestros primeros pasos en aquel colegio de la Virgen del Camino. Un abrazo. César
Los GLOBOS del DOSdeMAYO (Por César Alvarez Loseiros). Anteayer se hizo la presentación del libro “La vendedora de Globos” escrito por Isidro Cícero y editado por Lalo Fernández Mayo en el Hotel AC de León, a cuyo acto y celebración acudimos una buena parte de seguidores y aficionados al arte de la palabra, cuyo mejor exponente y maestro para todos nosotros, compañeros y exalumnos dominicos de la Virgen del Camino, es hoy Isidro.
Hubo suficiente emoción, simpatía y ambiente de camaradería y familiaridad, como para poder compararla con la fiesta de cumpleaños del capitán del equipo ganador y a la que asisten los compañeros de sus mejores triunfos y partidos.
Para calentar el ambiente y despedir el acto en el Hotel, amenizaron a modo de “teloneros” con lecturas y una representación de Acto Sacramental, de algunos párrafos y sucedidos que contempla el propio libro y que sirvieron o dieron pié a capítulos destacables, en una magnífica y divertida actuación de varios compañeros, destacando el garrafón del vino conseguido o robado para un cumpleaños y la pérdida o sustracción del paquete con el jersey amarillo y las avellanas cuya entrega, finalmente, se le hizo en ese mismo acto, a pesar de haber transcurrido más de 45 años.
Fue José Mari Cortes quién puso el balón en juego con una soberbia, brillante, irónica y no menos distendida y emotiva presentación a la que siguieron palabras y jugadas no menos aplaudidas, de Lalo y de Isidro, quién a pesar de haber traspapelado los apuntes del discurso, hizo un recorrido positivo y nostálgico de los diferentes espacios y protagonistas de su obra y que, de alguna forma, es la historia de todos nosotros. (Desde aquí, animo a los propios intervinientes, a que expongan en el blog el contenido de sus discursos, que estoy seguro interesa a todos)
A pesar de ir pertrechado con todo el equipo, no saqué más que la foto de familia, ya en el momento de la despedida, convencido de la inutilidad de mi esfuerzo a tenor del interés y maneras, como fotógrafo, de Alberto, que no dejó de enfocar y disparar fogonazos a todos y a cada uno de los allí concentrados, obsequiándonos al mismo tiempo con su mejor sonrisa y afecto.
La comida en el Bodegón de Cembranos resultó, si cabe, cual guinda que culmina el mejor pastel y no especialmente por la comida a base de garbanzos y carne de cerdo, donde sobresalía la morcilla y el tocino y un prieto picudo, nada que ver con las crónicas y francachelas con que tan a menudo nos mortifican desde la furrielería, si no por el ambiente distendido y tan familiar que convirtió la atmósfera de aquella bodega en una auténtica fiesta, cuyo broche final en intensidad de aplausos, risas y alguna lágrima de regalo, fueron los tropecientos dispositivos para inflado, mantenimiento y conservación de globos con se obsequió al autor, emocionado, feliz y capitán indiscutible de aquella nave.
Hay mucho más para contar pero considero que con lo expuesto ya os podéis hacer una idea de tan importante acontecimiento. Fue una suerte y una gran satisfacción haber participado y disfrutado de un encuentro tan emotivo que, si algún día tuviera la oportunidad de presentar algún libro propio, nada me gustaría más que poder igualar a lo que vivió ayer Isidro.
Un abrazo. César Alvarez
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