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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

CORIAS, a la vista

CORIAS, a la vista

Hoy os dejo el enlace a la información y video que ha publicado el periódico El Comercio de Asturias. (La fotografía del CLaustro la he sacado de un álbum de antiguos alumnos de Corias).

 http://www.elcomercio.es/v/20110410/sociedad/corias-vista-20110410.html

 

La visita comienza como cualquier proyecto que merezca la pena. Por abajo. Pero parece que ni siquiera el garaje está dispuesto a pasar sin pena ni gloria. Nadie escondió su sorpresa cuando al comenzar las excavaciones surgieron de la tierra los restos de la iglesia fundacional del monasterio, poniendo al descubierto uno de los secretos mejor guardados del cenobio cangués. Ahora, lo que queda de la estructura del templo -cuya construcción se sitúa entre los años 1022 y 1044- y una lápida cuya inscripción data del año 1045 están siendo restaurados para que puedan ser visitados. En abril de 2007 se suspendieron los trabajos por esta razón, pero se retomaron en diciembre del mismo año. Una vez resueltos los problemas de las actuaciones arqueológicas y el traslado de los frailes dominicos a su nueva ubicación, las obras se desarrollan a buen ritmo y se espera que el parador pueda abrirse al público a finales de 2012.
En lo relativo a los restos, se pretende ’musealizarlos’, de forma que convivan con otras instalaciones, como el aparcamiento o el spa. Precisamente, la piscina de éste ha encontrado una ubicación de lujo, la antigua bodega del monasterio, que permitirá a sus usuarios darse un baño entre siglos de historia.
La planta baja del parador acogerá la cafetería restaurante, la recepción y los salones. Entre ellos destaca el de ceremonias, que nació como patio del monasterio para convertirse, más tarde y ya entrados los años 80, en el comedor donde también se celebraron bodas.
Las 88 habitaciones dobles, varias de ellas suites, de las que dispondrá el parador se reparten en tres plantas. Las hay de todos los tamaños, aunque lo normal es que ronden entre los 30 y los 35 metros cuadrados. En otros casos, el salón supera ya los 40. Todas, eso sí, son amplias, luminosas y no escapan a sus obligaciones como parte del complejo. Para ellas, con este motivo, se han recuperado todos los postigos o contraventanas originales que ha sido posible, en un arduo trabajo de restauración.
Tanto las habitaciones como los pasillos y corredores han sido construidos con piedra caliza de Boñar; pero mientras la tarima de las primeras es de roble, la de las zonas comunes se trata de madera de castaño, recuperada del monasterio. Por eso, en Corias, cada viga es un tesoro. A las nuevas puertas se les ha adherido aquellas con las que ya contaba, que tienen unos 200 años de antigüedad. Y en todos los lugares donde se ha podido se ha dejado la piedra vista, con el objetivo de conservar la estética de la vieja construcción.
Los corredores donde se encuentran las habitaciones pertenecen a la zona noble del monasterio, la que da al claustro que recoge uno de sus símbolos más reconocibles: el jardín, presidido por una gran araucaria que habla de otros tiempos. Aquellos en los que los monjes habitaban el inmueble y trataban con los comerciantes que iban y venían de Latinoamérica. En alguno de esos viajes, alguien trajo al monasterio el árbol, originario de Chile, que a pesar de su altura es todavía un chaval en comparación con los muros que le rodean y con otras coníferas de su género.
El monasterio esconde grandes tesoros que afloran de la manera más inesperada. Al recorrer sus largos pasillos, uno puede tropezarse con un antiguo proyector de cine que no encuentra dueño. Apareció con el comienzo de las obras y nadie lo reclama, a pesar de ser digno de encontrarse en un museo.
Pero el antiguo monasterio no quiere engañar a nadie. A pesar de los vestigios que aparecen a cada paso, pretende convertirse en un parador moderno, con todas las comodidades. Y si alguien duda de su capacidad para conseguirlo, sólo tiene que darse un paseo por el bajo cubierta, donde se encuentran todas las instalaciones (bombas, calderas, centro de transformación, vestuarios, despachos para el personal...) necesarias para ofertar todo lo que se puede pedir a un buen hospedaje. Con este fin, la inversión realizada en el monasterio ascenderá a 28 millones de euros, a los que hay que añadir otros 4 para los gastos en mobiliario, decoración y otras dotaciones hoteleras.
La única zona que no deja ya ver un fiel reflejo del resultado final de las obras es el ala Sur, donde se encuentra la antigua residencia de los dominicos. Los trabajos, sin embargo, avanzan ahora tras el traslado de los monjes a su nueva residencia. Continúan con su vida tranquila y ajenos al ajetreo que les rodea en el reformado inmueble que antes dio cabida al cinematógrafo y al teatro del monasterio, a sólo unos metros de donde siempre han vivido. Aquí es inútil llamar a la puerta, dotada de portero automático con videocámara. Siempre continuarán vinculados al monasterio, pero de otra forma.
Cuando el sol brilla en la comarca de Fuentes del Narcea lo hace sin reparos. El calor se cuela por todas partes. O casi todas. Los muros de piedra del antiguo monasterio de San Juan Bautista, en Corias, prometen alivio. Su misma fachada, con Santo Domingo y San Juan de anfitriones, invita a entrar. Y ni las grúas, la tierra, los andamios o los materiales de obra tienen, ni han tenido nunca, la más mínima oportunidad de hacerle sombra. Porque aún inmerso en los trabajos que le convertirán en uno de los mayores paradores de España, el monasterio de Corias continúa deslumbrando a todo aquel que osa hacerle frente. Atrayendo la mirada con la fuerza gravitatoria que sólo poseen las construcciones que cuentan el paso de los siglos con la naturalidad que los humanos cuentan años. Como si siempre hubiesen estado allí.
Las figuras de Santo Domingo y San Juan mantienen la vista fija, despreocupada. Lo que ocurre de puertas para adentro sólo es un cambio, una adaptación a los tiempos. Bajo ellos y rodeando todo el edificio, los obreros se mueven con soltura. Conocen bien el terreno y nos indican el camino de entrada. Cuando los ojos se acostumbran a la sombra, el monasterio, más desnudo que nunca, muestra sin tapujos ni trampas lo que fue, lo que es y aquello en lo que se convertirá.

1 comentario

santiago rodriguez -

Parece que el articulo no deja cabida la comunidad dominicana; pero acabo de hablar con Emiliano Burgos de dicho convento, un curso anterior al mio, y me ha dicho, lo comunico por si alguien viviera en temor, que la comunidad esta instalada y continuará con la labor pastoral en la zona del Narcea.