NOS VAMOS AL NUEVO BLOG
Por favor, pincha en este enlace.
Por favor, pincha en este enlace.
DIARIO DE LEÓN 22 DE FEBRERO DE 2021
Otavito no averiguó mucho más de lo sabido: que los dos medallones barrocos que flanquean la espectacular puerta principal de la mansión-castillo que en 1921 se hizo en San Simeón, California, el magnate de la prensa que inventó el amarillismo, William Randolph Hearst, pertenecieron a la joya barroca de San Marcos de León... y que alguien hubo de vendérselos, pero sin ninguna pista de cómo ni cuándo, ni por cuánto, aunque es fácil deducir que salieran escandalosamente baratos, ganga de tonto estafado. Poco más se puede averiguar, nos dijo, y resolver el enigma corresponde a la lógica del lector o a su imaginación: ¿fue venta bajo manga del director del museo compinchado con el interventor?... ¿se engañó con llevarlos a restaurar?... ¿se simuló donación de León a un Museo Nacional o regalo a Alfonso XIII para algún palacio... o pazo?, porque en esto de hacerse el pelotas arrastrao y despilfarrar patrimonio los leoneses suelen mostrarse estúpidamente generosos... lo único cierto es que volaron... nueve mil kilómetros... eso sí que es lanzar piedras y esconder la mano.
No solo fueron los medallones; Hearst quería un «chalet» de mil pares (vea fotos el lector en internet: Castillo Hearst), atiborrado de piedra original romana, gótica, plateresca, barroca, modernista (de España se llevó mucho) en una montonera entre castillo y catedral que para unos es puro kitch y hay quien lo ve bello y magnífico. Hoy es público y visitado por un millón al año. Pero a Otavito le llamó la atención que también hay en ese monumental alarde un artesonado mudéjar palentino porque que en la primera mitad del siglo XX salieron de España más de doscientos artesonados, una España amiseriada tras perderlo todo y malvendiendo las joyas de la familia para no comer solo nabos y almortas.
Y ahí Sócrates rejoneó: ¿cómo hubieran acabado esos artesonados de haber seguido en sus descuidadas iglesias o palacios?... al menos a ese de Palencia se le puede ver hoy intacto gracias a un ostentoso Hearst... «el patrimonio, para quien lo trabaja o lo cuida»
DIARIO DE LEÓN
Maravilla lo lejos que pueden llegar algunas piedras que tuvieron bastante de pedradas. Se sabe de algunas que alcanzaron miles de kilómetros, nueve mil en concreto dos enormes medallones barrocos de san Pedro y san Pablo que pesaban lo suyo y volaron en 1920 desde León a San Simeón, California, océano por medio, qué barbaridad, dos joyas de bajorelieves labrados en roca, bellísimas pedradas... aunque cosas así no asombran tanto por aquí donde se cree a pies juntillas vuelos no menos asombrosos como el que logró la devoción a la Virgen del Camino que hizo volar desde Argel hasta este santuario (basílica me suena harto ampuloso y no me habitúo) un arca enorme en la que allí obligaban a pasar las noches a un cautivo cristiano, de Villamañán él (corría el año 1522), férreamente atado con una cadena de 17 metros y, además, con un moro custodio durmiendo encima de la pesada tapa, lo que visto así en el aire podría confundirse con un Aladino tripulando un férreo arcón en vez de una alfombra mágica; y pudiendo considerarse también al de Villamañán como el primer astronauta encapsulado de la historia, lo que sostiene Manolo Durruti con sobrado juicio, aunque ¿qué fue del moro que se vio pilotando aquel arcón a propulsión divina, qué pensaría al verse de repente en tierra extraña y enemiga, qué hizo o qué le hicieron, le enchironaron o lo repatriaron por inmigrante ilegal en patera volante?, porque no es muy de creer que los dos se quedaran a servir en el santuario hasta que tuvieron una dichosa muerte, según cuenta el milagro, aunque si le ataron en corto al moro con aquella larga cadena por aprovecharla, y en justa réplica, ahí quizá me entra la fe. Donde perdemos toda fe, sin embargo, es viendo el destino de tanto patrimonio que voló a Pénjamo sin vuelta. Los dos medallones citados pertenecían a San Marcos y hoy flanquean la puerta principal del casón-catedral-castillo que levantó el magnate Randolph Hearst en San Simeón en 1921. Otavito dijo estar muy intrigado y que averiguará quién le vendió esas joyas... y que mañana nos cuenta.
Noticia que publica hoy LEONOTICIAS.COM
Sanidad ha desplazado un equipo a la residencia para realizar las PCR a todos los religiosos e intentar controlar el brote desatado en este centro.
El confinamiento afecta a todos los residentes, algunos de los cuales han sido desplazados por ingreso hospitalario
Al menos medio centenar de padres Dominicos residentes en la localidad leonesa de La Virgen del Camino se encuentran confinados en sus dependencias desde este martes, según han confirmado diferentes fuentes a leonoticias.
El confinamiento ha afectado de este modo a la práctica totalidad de los religiosos, algunos de los cuales han sido desplazados poringreso hospitalario en el Hospital Monte San Isidro tras detectarse un brote de coronavirus.
Sanidad ha desplazado durante la mañana de este martes un equipo médico a la residencia de religiosos en la localidad del alfoz para realizar las correspondientes pruebas PCR a todos los residentes e intentar controlar el brote desatado en este centro.
Confinamiento
Desde la propia casa de los Dominicos solo se ha confirmado este martes el «confinamiento» de quienes se encuentran viviendo en sus instalaciones si bien no se ha pormenorizado en el detalle de los casos.
Sanidad, por su parte, ha asegurado que se dará a conocer el alcance del brote una vez que se determine exactamente el alcalce del mismo.
La residencia de esta congregación en La Virgen del camino cuenta con 75 habitaciones, 23 de ellas dobles, y en la actualidad están ocupadas por 60 religiosos.
Hola a todos. Me atrevo una vez más a abusar de vuestra paciencia endilgándoos otro casi cuento, de esos que envío al Furriel de vez en cuando por si tiene a bien darle entrada en el espacio común.
La cosa va, como en los casos anteriores, de recuerdos de aquella época lejana y de nuevo echo mano de la licencia del desdoblamiento entre el yo de ahora y el yo de entonces, si bien en esta ocasión es la voz del pasado la que viene a entrometerse en la vida diaria del personaje actual, personaje que, como ya he dicho con anterioridad, podría ser cualquiera de nosotros. Precisamente a este cambio de dirección obedece lo de “vuelto del revés”.
La conversación imaginaria entre ambas voces gira esta vez, más que en los hechos pretéritos, en los recientes y actuales, en esta segunda oportunidad de vivencias comunes que surgió a raíz del reencuentro y que sigue viva merced a la persistencia heroica de José María Cortés como mantenedor y atizador del blog.
Sirva esta pequeña historia de modesto homenaje y muestra de agradecimiento. Y gracias, también, anticipadas a quienes tengáis el valor de leerla.
UN CUENTO VUELTO DEL REVÉS
Cercano ya a los 70, no es que se viera como un anciano decrépito, pero sí cada día más viejo, con tantos chaperones en el cuerpo como socavones en la mente. Se había jubilado unos años antes _quizá demasiado pronto, solía decirse a sí mismo y a los demás_ y, como tantos otros de su condición, andaba a la caza de ocupaciones en que emplear tanto tiempo de ese que llaman libre, pero que en realidad lo convierte a uno en esclavo de sí mismo.
Aquel día le había dado nostálgica. Y era la suya una nostalgia lejana, de muy atrás, de aquellos años de la temprana adolescencia que transcurrieron en La Virgen del Camino, el internado de los frailes dominicos al que lo habían llevado con once o doce años y donde lo habían depositado para que se hiciera hombre y fraile a la vez.
Y ahora le estaban viniendo en tropel unos recuerdos de aquella época que volvían a hacerse realidad en su pensamiento, como si fuera él quien retrocediera en el tiempo para recuperar aquella figura menuda y algo enclenque, y aquella vida tan poco desgastada aún. Y volvió a sentir el frío de la recreación, que se filtraba por los cristales rotos y satinaba la algarabía de un tropel de gente menuda que trataba de combatirlo jugando al ping pong o lo que se pudiese, hasta llegar a olvidarse de él; y las interminables vueltas a la finca sobre la escarcha de los amaneceres aún no resueltos; y las idas y venidas en fila por aquellos largos pasillos que llevaban a todas partes; y las horas de comedor, a menudo instaladas en un silencio con fondo de música clásica y acompasado por el ruido de los cubiertos sobre el plato; y las infinitas horas de estudio en la sala inmensa; y las misas, rosarios y horas de meditación en la capilla, donde, a la hora de cantar, unos elevaban y exhibían su voz, mientras que otros, los que lo hacían mal, trataban de ocultar la suya para que no se les notase demasiado; y el paso del túnel, bajo la carretera, para acudir al Santuario, donde solo cantaban los de buena voz y oído, los que habían sido seleccionados para la escolanía; y los juegos y deportes que se practicaban durante el recreo, en los que también, como suele ocurrir, unos destacaban, al tiempo que otros hacían lo que podían. Y…
Y recordaba, cómo no, las clases de Latín de su primer año con el padre Reyero, joven, presumidillo y recién llegado; las de Literatura con el padre Felipe Lanz, tan serio y patriota, y a la vez tan entrañable, que sacaba a relucir cada dos por tres la conocida anécdota lingüística del ‘marinero de Tarpeya’; las de Francés, primero con el propio padre Felipe y su grupo ‘yod’, y más adelante con el padre Jesús Martín, recién llegado de París, que introdujo el uso del magnetofón con el novedoso método Assimil; las de Física y Química, primero con el padre Uría, tan simpático y que se fue tan pronto, y más tarde con el padre Box, tan sabio y tan moderno; las de Geografía e Historia con el padre Ángel, tan alegre y saltarín; las de matemáticas con el padre Pedro, tan sosegado y tan diáfano al explicarlas; las de Griego con el padre Tascón, tan temido, pero menos ogro de lo que parecía; las de Música, novedosas para la época, con el padre Torrellas, tan paciente y buena persona. Hasta de Inglés llegamos a tener, con el father Paniagua, que arribó al colegio desde los Estados Unidos… Y otros que ahora no le venían a la mente.
Y le llegaba también aquel lejano desasosiego de las dudas sobre la vocación, de los presuntos pecados que lo hacían plantearse si ir a comulgar o no aquel día, aunque el no hacerlo lo exponía a quedar de algún modo señalado. Y las primeras dudas existenciales, aunque aún no sabía que se llamaban así, y las primeras llamadas del mundo y de la carne, que se acentuaban en las vacaciones veraniegas, las únicas que tenían.
En estos devaneos andaba aquella mañana cuando empezó a tintinearle en el oído interno una voz infantil.
_Oye, que no todo es tan malo, que también lo pasamos muy bien aquí.
_¿Quién eres?
_¿A ti qué te parece? Ahora te toca a ti aguantarme, como te he aguantado yo varias veces.
_¿Por qué dices eso?
_¿Es que no te acuerdas de aquella vuelta a la finca que me diste, o de aquella Navidad, o de cuando te dio por meterte con lo mal que canto?
_La verdad es que no recuerdo haber hecho tal cosa.
_Será que ya estás chocho o que lo estoy yo, porque al fin y al cabo soy tú, el que fuiste en aquellos años que ahora estás recordando.
_Venga hombre, que no estoy para letanías, que hoy me duele todo.
_Pues lo siento, pero no te voy a dejar en paz durante todo el día, así que te puedes ir preparando.
La voz cesó momentáneamente y el hombre se quedó un rato cavilando. ¿Era real o una ilusión acústica de su cerebro? A ver si ahora iba a empezar a creer en fantasmas charlatanes, cuando todo el mundo sabe que son mudos o, como mucho, hacen uuuuhhhh. Lo dejaría estar.
Ya con la vestimenta adecuada, incluida la ominosa mascarilla que imponían los tiempos por mor del dichoso virus, salió a dar el paseo diario que suele prescribirse a los jubilados, a fin de que no se atrofien más de lo que ya están. Y por ahí andaba, recorriendo los senderos del parque cercano, entre lauros, bojes, aligustres y otros matojos por el estilo, pensando en Dios sabe qué, es decir, divagando agradable y difusamente, cuando la vocecita volvió a sonar.
_¡Qué bien se va así, eh, sin tener que correr y pasar frío como en las dichosas vueltas a la finca!
_¡Pero qué coño está pasando aquí! Voy a tener que ir al otorrino a ver si lo que me pasa es que tengo acúfenos articulados.
_No, hombre, no, que es verdad que soy yo, o sea, tú hace mucho tiempo. Por cierto, te veo muy mayor. ¿Cuántos años tienes ya?
_Pues mira, si eres yo, como dices, deberías saberlo, pero lo voy a decir en voz alta para que no se me olvide: los próximos que cumpla serán 70.
Una chica que pasaba a su lado en aquel momento lo miró de reojo como diciendo para sí: “¿Y a mí que me importa?”.
_¡Hala, casi como el padre Fernando! _se disparó la voz desconocida_. Bueno, por lo menos sé que voy a durar todo eso.
_Pero se te va a olvidar. ¿Y se puede saber con qué objeto vienes hoy a darme la murga?
_Te la doy casi todos los días, porque, como te acuerdas de aquello muchas veces, por ahí ando yo metido. Lo que pasa es que hoy me ha dado por hablar, porque quiero preguntarte algunas cosas de lo que me espera, para estar preparado.
_Supongo que sabes que no puedo decirte nada de eso, pues nadie puede conocer su futuro. ¡Estaría bueno! Si fuera así, todos intentaríamos cambiar lo que no nos gusta, qunque de ese modo la vida perdería gran parte de su gracia.
_Algo he adivinado ya, y es que al final no te hiciste dominico. Pero algunas cosas sí que me podrás decir de los compañeros, de los profesores, del colegio…
_Bueno, luego te contaré algo, que ahora quiero disfrutar tranquilo del paseo y del resto de la mañana sin un Pepito Grillo en la oreja.
_Pero ante dime por qué va la gente enmascarada si no es época de carnaval.
_¡Ojalá lo fuera! No es por eso, sino porque nos ha venido un virus muy malo que está causando muchos problemas de salud, pero no puedo decirte más.
_¿Y por qué hay tantos perros señoritos y tanta gente en bicicleta y tantos patinetes?
_Son modas de este tiempo.
_¿Y por qué la gente va hablando sola con una cosa en la mano que parece un telefonino, y con esas otras cosas en las orejas?
_Son avances técnicos que verás dentro de muchos años, pero ¡ya está bien, cállate de una vez y deja de preguntarme cosas!
La voz cesó por fin. El hombre respiró hondo y continuó su pausado garbeo hasta completar la hora exacta que se había impuesto. Después, se dirigió a la tasca donde solía quedar, ya avanzada la mañana, con sus colegas de siempre, a fin de darse el pequeño homenaje de cada día compuesto de caña y pincho y entretenerse un rato con la charla habitual que, como casi todas, solía estar integrada por los recuerdos que les eran comunes, las menudencias del entorno, los achaques de cada uno, las críticas a los políticos y, sobre todo en estos días azarosos, por la noticias sobre la progresión amenazadora de la pandemia. Solo que ahora tenían que sentarse en dos mesas separadas y permanecer en la terraza a pesar de que ya iba haciendo fresco.
Regresó a casa y, ya avanzada la tarde, después de la comida, el ratito de siesta, la sesión de lectura y otras pequeñas tareas convertidas ya en hábitos, el hombre mayor se sentó ante el ordenador a escribir algo que, casualmente, iba destinado al blog de antiguos alumnos: aquel día todo giraba en torno a lo mismo. Y hete aquí que de nuevo vino a interrumpirlo el susurro parvulario de la mañana.
_Oye, que ya estoy aquí otra vez. Como esta mañana me has despachado de mala manera…
_¡Vaya por Dios! ¿Se puede saber qué quieres ahora?
_¿Pues qué va a ser? Seguir preguntándote cosas, a ver si de una vez me contestas a algo.
_Pues hala, empieza a disparar.
_¿Qué estás haciendo?
_Mira, iba a ponerme a escribir, y tengo intención de hacerlo cuando me dejes en paz.
_¿Y escribes con ese aparato tan raro, que es como una de máquina de escribir y una televisión juntas?
_Sí, se llama ordenador. Ya llegará un día en que termines harto de él.
_¿Y qué estás escribiendo?
_Eres un verdadero mezucón. Yo no recuerdo haberlo sido tanto.
_Bueno, ¿me lo dices o no?
–Vale, estoy escribiendo precisamente lo que me está pasando hoy contigo, para enviarlo al blog y que se enteren los antiguos compañeros y profesores que lo leen de lo cotilla que eres, aunque lógicamente creerán que es un cuento que me estoy inventando.
_¡Otra vez el blog! Ya una vez me hablaste de él, pero no me dijiste lo que era.
_Es que no lo vas a entender sin conocer muchos de los inventos que se han hecho. Es como un sitio en el que aparecen escritos de muchas personas que se intercambian opiniones, comentarios, relatos, poesías, fotos, etc., y cada uno puede leer lo que dicen los demás e intervenir desde su casa a través en pantallas como esta o de otras más pequeñas, como las de los telefoninos que decías. El nuestro lo organiza José María Cortés Aranaz, un chico que creo que está en un curso por encima del tuyo. ¿Te suena?
_Sí, claro que me suena, toca la mandolina o el laúd, no estoy seguro, en la rondalla, pero vamos a dejar lo del blog, porque es verdad que no entiendo nada, y cuéntame algo de mis compañeros. ¿Has vuelto a verlos? ¿Cómo son ahora? Seguro que tan mayores como tú, y algunos a lo mejor hasta gordos y calvos.
_He visto a algunos, a bastantes, y sí, lógicamente se han hecho mayores y hay de todo, el tiempo nos va cambiando.
_¿Se ha muerto alguno?
_Desgraciadamente sí, pero no me preguntes quiénes porque no te lo voy a decir. Hay muchos de los que no he vuelto a tener noticias.
_Y aparte de escribiros, ¿os habéis vuelto a ver?
_Yo estuve mucho tiempo sin saber nada de nadie, pero hace varios años se celebró un encuentro para celebrar los cincuenta años de la fundación del colegio y al que asistieron casi quinientos, y desde entonces estamos en contacto. Después, hemos hecho varias reuniones en sitios como Caleruega, Salamanca, Oviedo, las Caldas…
_Jobar, qué bien. ¿Puedo contarlo por aquí?
_Ni se te ocurra. Además, no te iban a creer y se iban a reír de ti, como cuando haces poesías.
_Ya, eso lo sabes por experiencia. ¿Y a quiénes has visto, a los del curso?
_A varios de ellos, aunque no son los que más aparecen, y a otros muchos de cursos diferentes. Fíjate qué cosas, muchos de los que tú conoces de vista y que te parecen muy mayores, ahora vienen a ser como yo, pues cuando se ha cumplido un montón de años, una diferencia de tres o cuatro apenas se nota.
_¿Y los frailes?
_Algunos siguen vivos y muy marchosos. Por ahí anda el padre Pedro, con más de noventa años, pero igual que siempre. Y el padre Box, que tiene el pelo blanco, pero tampoco ha cambiado mucho, aunque creo que ya no es fraile. Y el padre Huarte, que creo que está en Pamplona, y algunos más que ahora no recuerdo. Otros se han ido ya, unos hace años y otros recientemente, como el padre Ángel y el padre Cura. Y también murió no hace mucho fray Francisco, el enfermero, ese que os cuida y os llama ovejos.
_Me da pena de todos ellos, pero todavía falta mucho para eso. Bueno, no es que me hayas contado mucho, pero algo es algo. Y no te preocupes, que no voy a decir nada, pues dirían que estoy loco y muchas cosas más. Así que, tranquilo, que ya te dejo, aunque a lo mejor vuelvo otro día. Pero dime solo una cosa para terminar: ¿Y el Real Madrid qué? ¿Ha seguido ganando copas de Europa, no?
_Pues mira, tardó bastante en volver a ganar una, pero otra vez ha cogido carrerilla y lleva unas cuantas seguidas.
_Oye, ¿no te habrás cambiado de equipo?
_Ya sabes que se puede cambiar casi todo, pero de eso resulta casi imposible, así que ahí seguimos.
_Bueno, me quedo contento. Hasta otro día.
_Adiós, y no tengas prisa en volver.
El hombre mayor se aplicó al teclado y comenzó a escribir todas estas cosas, estos recuerdos que le llegan hoy y todos los días a través de una lejana voz infantil que, como todo él, se ha ido transformando y deteriorando. Y así seguirá, representando en el tinglado de esta farsa o cuasicomedia que es la vida. Hasta que el autor la dé por terminada.
Y sí, creo que todo ha merecido la pena.
Eugenio Cascón Martín
Mi querido Santines Vibot escribía en el blog el siguiente comentario felicitando a mi hijo Alberto el dia de su cumpleaños, el pasado 27 de Septiembre:
Querido Alberto, este organista del que creo que te acuerdas bien, te quiere y te desea todo lo mejor para este nuevo año que empiezas a disfrutar. Ahora estoy unos días en Palencia y aquí no tengo instrumento, pero cuando vuelva a mi casa en Madrid, voy a grabarte una canción muy alegre y bonita solo para ti, por tu cumple.
¡¡¡Muchos besos un abrazo muy largo!!!
Pues bien, ha cumplido su promesa, y este es su regalo que Alberto recibe de Santos y que también comparte con todos nosotros.
Gracias, genio.
Pinchad en este enlace.
https://drive.google.com/file/d/1IyHcjQCHTxUTzcG9oMEOfmvrine9_yOI/view?usp=sharing
No queda otra, vino a decir nuestra autoridad educativa: Habrá que tirar de abrigo y bufanda, las aulas cerradas son el cocido del virus. Y lo dice en León, donde el norte pierde el norte y el otoño es coronel inclemente cuadrándose ante un invierno capitán general. Esta es la orden: aulas abiertas de puertas y ventanas a ratos largos porque la mejor escoba para que virus y miasmas no afinquen en cerrado es el aire que corre y se los lleva, ventilación soplada. La autoridad científica lo deja bien claro.
Pero no es buena noticia para papás sobreprotectores; incluso los habrá capaces de denunciar al centro por someter a los críos a fríos que ponen en riesgo su salud; y no faltará el politiquero de cupo alegando que el frío en clase es inconstitucional; corren tiempos de pleitear por cualquier enfado. ¿No sería más fácil apelar a la jurisprudencia de las abuelas que nos aterraban con el peligro de las corrientes, sobre todo las que vienen por la espalda estando uno quieto o sesteando, que de ahí vienen después los males de costado?...
Sin embargo, conocí aquí a un pediatra y un fraile que demostraron que un cierto frío es sin duda más salutífero que dañino; y ventilar, una obligación. Con solo echar la mirada seis décadas atrás, el frío reinaba en las escuelas cuyas aulas solían tener el techo en las nubes sin modo de caldear la estancia -como en las de El Cid con solo una estufa que, además, atufaba-; o aquel colegio de los dominicos en La Virgen, donde tras levantarnos a las siete de la mañana para correr dos kilómetros campo a través en pantalón de deporte (el chándal era país desconocido) se abrían los ventanales para que barriera los dormitorios un aire gallego helado tras cruzar los neveros del Teleno.
En seis años no conocí un solo caso de neumonía entre los quinientos de la tropa; solo algunos catarrillos o sabañones eran el peaje, contando además que hasta los 14 íbamos todos en pantalón corto y el frío, que siempre repta a ras de suelo, nos roía los zancajos. Fuera miedos, pues, que hoy los críos van forraditos de prenda polar y sobrados de calorías.
Pedro Trapiello (DIARIO DE LEÓN 7-10-2020)
Sin poder tirarle de la nariz al santo, pero sin evitar el saludo. Los leoneses han pasado al lado de la imagen de San Froilán inmortalizando este año su rostro en sus móviles para tener un recuerdo de este día.
Algunos incluso se han atrevido a saludarle con un ’gracioso’ toque de codos y los hay que han aprovechado para colocarle la mascarilla y fomentar así el uso de la misma entre la población.
Esta es la mejor manera de describir la suspensión de todas las celebraciones populares del 5 de octubre, San Froilán, en La Virgen del Camino; una de las romerías más multitudinarias de la provincia. Tampoco habrá pendones y carros engalanados.
¡Maldita sea!
Hace ya unos días recibí un email de Luisito Heredia (un correo de esos que se quedan por ahí perdidos sin saber la razón y que hoy aparece) en el que me acompañaba un artículo sobre los 75 años de historia del tren de les piragües escrito por el compañero Amador Robles.
Esto me escribía Luis en su correo:
Hola, Josemari
Me voy a permitir el lujo de comentar algo que no tiene que ver con hábitos blancos ni familia y además, sin habérmelo pedido tú. O sea, un comentario con mucha enjundia porque el tema se lo merece. Más de una vez colgaste fotos de la Romería de San Froilán y de todas las que alrededor de la Virgen del Camino pululan. Todas ellas encierran un fuerte componente religioso, como cualquier Romería porque llevan todas aparejada la advocación a un Santo o Santa. Mucho palio, mucho cura, mucha devota y devoto a la advocación que corresponda aunque en el fondo lo que se esconde es el cachondeo. Incluso podemos pensar que los encierros y la fiesta por antonomasia pamplonica es el summum de la diversión, del desmadre más bien. Pero también tienen su Santo, Fermín, a quien se encomiendan en protección por si les pasa algo, una cornada, un roce…..y religiosamente se despiden de él al final de las fiestas, no sé si por darle gracias por lo bien que lo pasaron o por pedir que lo vuelvan a pasar igual de bien al año siguiente. En fin, que no deja de tener un componente religioso como cualquier otra fiesta o Romería que se precie.
Pero para cachondeo y fiesta pagana donde las haya tenemos en Asturias “El Descenso del Sella”, conocido como la “Fiesta de les Piragües”.
Sin previa autorización del autor te envío este interesantísimo artículo de Amador Robles Tascón sobre la historia del tren fluvial que se puede decir que, junto con la tortilla de patata, los filetes empanaos, la sidra y los praos, se podría considerar que es el elemento de la fiesta tan esencial como la propia piragua.
Amador Robles Tascón, de los Tascón se toda la visa, pertenece a la gloriosa del 69 y es ferroviario, como algunos otros de los que por aquí pululan. Unos los son por profesión y vocación y otros por ser herederos de fortuna al haber pertenecido sus padres o familiares cercanos al sindicatos de la vía pero que de trenes saben lo que es uno de juguete solamente y de “pitar” y rebaja de los billetes es de lo que presumen.
Lo del 69 es pura casualidad pero en el sentido de que Amador es casualmente de los pocos, si no el único, que pulula por aquí con frecuencia de su promoción. Lo que no es casual es su dedicación por llevarlo en la genética familiar. Aunque también llevaba en la genética familiar el hábito blanco por aquel 69 pero decidió cambiar de vía y la aguja le marcó otro destino. Le pasó lo mismo a su primo Josemari Sierra Tascón, y con Amador Robles Tascón ya el tío de ambos, nuestro queridísimo Padre Tascón, decidió tirar la toalla y no insistir más en hacer proselitismo familiar en la búsqueda de vocaciones. Más o menos lo mismo que los Soria, Heredia, Iturgaiz, Cirauqui…O sea, unos desarraigados cualquiera que con los enchufes que teníamos podíamos para haber llegado muy alto en la curia.
La fiesta de Les Piragües no se concibe sin el tren fluvial. Puedes llevar una hamburguesa en vez del filete, una gaseosa para suplir a la sidra los que sean abstemios, una empanada de bonito para hacer lo propio en vez de la tortilla de patata y comer sobre una acera o en la carretera si no tienes prao a pie de culo. Pero el tren fluvial no se puede suplir por nada como tampoco la piragua. Es más, me consta que muchos aficionados llegan a Arriondas en su flamante y recién estrenado coche para fardar, lo dejan tirado donde pueden y se lanzan como posesos a cualquiera de los vagones del tren reptando por encima de otros viajeros y acomodándose como pueden en el medio entre pecho y espalda de cualquiera pasajero, sin diferencia de género o sexo. Para algunos, sin duda es el mejor momento del día de Les Piragües por las sensaciones tan estrechas e intensas que se sienten.
No me extiendo más porque ya sabéis que yo me lanzo y no paro hasta llegar a la Estación Termini. Así que os dejo con el maravilloso artículo de Amador para que disfrutéis de su lectura y del recorrido e historia del Tren Fluvial. Tratándose de Les Piragües, Carlinos Tejo os acompañará en el recorrido.
PD. Como no me atrevía a su publicación si el permiso del autor, confieso que me lo ha dado, finalmente. sin corrección alguna.
Luis Heredia
Aquí os dejo el enlace al artículo de Amador.
https://drive.google.com/file/d/1wIq5uXFsa_-8Gj5vYTIVhqFz0rArEqkW/view?usp=sharing
Hace unos días me levanté un tanto aturdido y de mal talante, pensando que era un niño. Y en verdad que no andaba muy descaminado. Fui a poner la ropa, y al vestirme los pantalones, a punto estuve de caerme porque los dos pies los metí por la misma pernera. No encontré, a la hora de desayunar, la taza del desayuno, y después de tomarlo en un plato, en vez de llevarlo al lavaplatos, lo dejé directamente en el armario. ¡Qué mañana aquella! Por la tarde, mi esposa me llevó a la farmacia para comprar unos reconstituyentes.
Ya de noche, no acababa de sentarme en el sofá, cuando me quedé dormido como un tronco. Tuvo Jane que zarandearme y llevarme a la cama. Vi que, hasta la mirada de mi perro Alfred fue de sincera compasión y verdadera empatía, porque también él tiene doce años, y me había notado ya algo torpe como él. Al día siguiente, me levanté más despejado, pero incapaz de recordar el nombre de mi nieta. ¡Nos ronda el alzhéimer!, pronosticó mi esposa muy preocupada. ¡Profesor, de eso, nada, no se aflija, son los años!, dijo el doctor, dos semanas después y, tras muchos análisis. Y en verdad que me quedé más tranquilo, porque pensé, aquéllos, solo fueron pequeños descuidos o dislates sin mayor importancia.
Yo supongo que, años arriba, años abajo, los síntomas son muy similares en todos los humanos. Momentáneamente olvidamos hasta los nombres de las personas queridas, lugares que por décadas nos fueron muy familiares, dejamos algo en un lugar y al momento no sabemos dónde lo dejamos, nos dan una noticia y a la mañana siguiente no podemos recordarla; nos sentimos más torpes al andar, al comer, al asearnos e ir al baño, al vestirnos y calzarnos, al conducir — si es que la sociedad, incluidos los hijos —, nos lo permiten.
Total, que, lentamente, a los ojos de la familia y de la sociedad, nos vamos convirtiendo en viejos baúles listos a ser aparcados en el oscuro desván de los recuerdos. ¡Yo no estoy dispuesto a ello, ni quiero que nadie, en mi lugar, lo esté! Que somos como niños, bien que lo sabemos, pero también pedimos que, así como no se aparca a los niños porque no lo sepan todo, ninguna razón hay para aparcarnos a nosotros porque olvidemos.
Y la verdad es que no creo que haya muchos milagros para curar estas deficiencias propias de la edad. Mi nieta ha sido mi referente en estos últimos años. La persona más cercana a mí que he visto nacer, aprender a mamar y a andar, a hablar y a comunicarse, a comer, a asearse, ir al baño y vestirse sola, a leer y a escribir, a manejar el móvil, a cantar y a nadar, y sobre todo a aceptar que ignora muchas cosas que, poco a poco, tendrá que ir aprendiendo. Ella, de momento, es mi mejor mentora y maestra, mi mejor receta para seguir viviendo sin sobresaltos ni angustias, haciéndolo todo más despacio, porque ahora nada corre prisa, y hacer las cosas con paciencia y serenidad, es mi mejor secreto, antídoto y bálsamo contra el inexorable y achacoso paso de los años.
En el país donde vivo, queda prohibido, a la hora de buscar un empleo, preguntarle al solicitante su edad. En este país, en el que —a todos los niveles—, se necesita tanta mano de ‘obra’, yo sigo impartiendo clases, de acuerdo a mis posibilidades; y si antes enseñaba dieciséis horas o más a la semana, ahora solo enseño seis. Este trabajo me permite ser productivo, estar en contacto con la universidad y el entusiasmo de mis estudiantes, seguir viajando, leyendo y escribiendo, en una palabra, manteniéndome en forma, de acuerdo a mis posibilidades de hoy.
Reivindico para mí y para mis coetáneos el mismo derecho que se les concede a las personas menos capacitadas para una cierta actividad, porque a la hora de la verdad todos somos —si ustedes me perdonan, y mirándolo bien—, un poco discapacitados por carecer de ciertas habilidades que otros tienen. Por ejemplo, yo soy discapacitado para la música, y no por ello, aunque lo lamento, me he pasado llorando la vida entera.
No dejes que te apuren —ni con gestos ni con palabras—, vete a tu ritmo, disfruta tu tiempo, tus pequeños quehaceres, tus éxitos del pasado, pero a la vez proponte nuevas, aunque sean pequeñas, metas para el futuro. Camina, si te gusta caminar; lee o escribe si te gustan los libros; cultiva tu jardín o tu huerta si la tienes; amígate con lo que ahora llaman una mascota, un perrito, y cuando estés solo, háblale, que los perros entienden muy bien, mejor que muchos académicos, el lenguaje de la soledad humana. Siempre, cuando detrás de muchas puertas solo estén las malas caras, tu perro amigo, saltarín y sonriente, estará esperándote cuando abras. Nunca te metas las manos en los bolsillos, antesala de la derrota, y te quedes como lelo viendo que el mundo corre y corre, sin llevarte consigo; tú, vete a tu ritmo y no pares a escuchar lamentos de tiempos mejores ni desdichas de enfermedades sin fin. Hasta el último día, hasta el último aliento, no dejes que la flojera del cuerpo sea superior al brío de tu espíritu, ni te rindas a aceptarlo.
Llegando a este país a las cincuenta y cinco —ya con pretensiones de jubilación en España—, volví a sentarme como pipiolo para aprender inglés, del que no tenía ni pajolera idea. De poco me valió lo mucho que yo creía traer conmigo ‘bajo el brazo’ - aunque aquello por decenios hubiera sido mi ideal -, porque tuve que empezar de nuevo, aceptando con humildad que otros me enseñaran, me corrigieran y me dijeran cómo tenía que hablar y enseñar, qué tenía que comer y cómo debía vivir.
Jubilarse no es dejar de hacer cosas; simplemente es, dejar de hacerlas como las hicimos siempre, es decir, de diferentes maneras a como las hicimos antes. Jubilarse es completar una etapa de aprendizaje productivo, para pasar a otra no menos productiva en valores cívicos, de menos altanería y mayor sencillez; morales, que preconicen sentimientos de verdad, justicia, respeto y libertad; afectivos, amándolo todo quizás con menos pasión, pero con más ternura, cercanía y cordialidad. A mi edad no se vive para impresionar, ni para molestar a nadie, sino para promocionar la felicidad a todos.
Por todo ello, me niego a envejecer, si eso significa no hacer nada, si alguien pretende aparcarme como a trasto viejo o me recibe con las mal llamadas miradas compasivas. El ciclo de la vida, si tenemos la dicha de llegar a la ancianidad, es todo un círculo vital que nos lleva a la niñez; es como una pescadilla que se muerde la cola, nunca como un estado calamitoso que los demás tienen el deber de evitar o disculpar, «¡pobre abuelo, no le tomes en serio, porque…!», porque eso es edadismo, y de eso hablaré otro día.
DIARIO DE LEÓN 14 DE AGOSTO DE 2020
Me llega la siguiente información:
Ayer, solemnidad de la Virgen del Camino se retransmitió por un canal de Youtube prestado la Eucaristía.
Este sábado día 19 comienza la novena que se transmitirá también en directo.
Y el día 5 de Octubre, la celebración del la fiesta de San Froilán.
Para ello y asuegurar un canal propio de la Basílica, es necesario llegar a los 1000 suscriptores en Youtube.
El Padre Prior, p.Hilario Provecho, me envía el enlace por si quieres hacerlo y compartirlo.
https://www.youtube.com/channel/UCNpNm_EDr_zqKR02Sx7V4Mw/
Esta es la comunicación del p.Prior.
Os dejo el vídeo de la misa de ayer.
En la larga y penosa historia de la humanidad, millones de mujeres solo han sido lo que los poderosos de turno les han permitido ser: dóciles esclavas, parias sumisas; seres maltratados, cereras, barrenderas y santeras, siempre marginadas y sojuzgadas, como muchas siguen en el siglo en que vivimos. La verdad es que todo ese peregrinaje sufriente y postergado solo ha seguido caminos que otros, en nombre de - vaya usted a saber -, qué dios pudo ser, quien los ordenó para ellas.
No tiene mal sentido la palabra beato o beata, porque en realidad la palabra latina significa dichoso, afortunado, bendito. Para ello, solo nos basta recordar el poema de Fr. Luis de León, el “beatus ille”, expresión latina que se traduce como «dichoso, bendito aquél (que...)», y con dicha expresión, se hacía referencia a la alabanza de la vida sencilla y desprendida, del campo frente a la compleja vida de la ciudad.
Esta expresión del fraile agustino, proviene de unos versos del poeta romano Horacio: Beatus ille qui procul negotiis, “dichoso aquél que lejos de los negocios…dedica su tiempo a trabajar los campos paternos…y no despierta, como el soldado, al oír la sanguinaria trompeta de la guerra… manteniéndose lejos del foro y de los umbrales soberbios de los ciudadanos poderosos” (Horacio, Epodos, 2, 1).
En la Eneida, Virgilio alude al piadoso Eneas que, tras la guerra de Troya, imploró a los griegos por la vida de su anciano padre Anquises, y a hombros se lo llevó, junto a los troyanos fugitivos, camino de Roma.
¿Cómo entender, contemplar y aceptar todo lo dicho, aplicado exclusivamente al hombre, sin la presencia y compañía constante de la mujer, alma de la vida, del hogar y de los campos?
“Piadosas mujeres, no lloréis por mí…”. Muchos sabemos que, si hay un corazón piadoso por excelencia, ése es el corazón de la mujer. La mujer está, por su propia condición, más cercana a las miserias humanas, al sufrimiento ajeno, a la solidaridad, al trabajo en equipo, a la sencillez, a la comprensión y al perdón. Cristo, nunca desdeñó a la mujer, ni siquiera renunció a su amistad, a su compañía, a su inclusión en el grupo, a encarnarse en una de ellas, y a someterse a la educación, tan limitada que, en aquel momento, podía darle una mujer hebrea.
Meses pasados, a las calles salieron en pequeñas manifestaciones algunos grupos de mujeres que siguen luchando por ser ellas mismas en el organigrama real, que no ideal, de la Iglesia Católica. Ya no son - ¡qué va! -, las clásicas mujeres de posguerra: “hijas de Frascuelo y de María”, vestidas de negro de la cabeza a los pies, rosario y devocionario en mano, atildadas mojigatas rezadoras en continuos bisbiseos y solapadas miradas al hombre que, tal vez un día, las burló.
La Iglesia Católica necesita escuchar aquella palabra de Jesús al sordo del Evangelio, ‘éfeta’, para que se le abran los oídos, para que ella también, sorda por siglos a la voz de los pobres, las mujeres, la corrupción, la avaricia, despierte de una vez y escuche lo que medio mundo tiene que decirle, y parece que no quiere escucharlo, es más, como si se deleitara en su sordera: “Déjalas que hablen, que ya callarán”, o dándoles el más que infantil argumento de Pablo: “mulier taceat in ecclesia”, porque “así se ha hecho por siglos, y así se seguirá haciendo”. ¡Parece mentira!, pero es una verdad mayor que los templos vacíos: la iglesia católica no quiere escuchar; es más, está dispuesta a volver sordas a aquellas personas que se preocupan por escuchar la voz de quienes se atreven a hablar. Y ésas son, ahora, las mujeres.
Por siglos, una jerarquía y un clero insensibles, sentados en el viejo burro de la comodidad, solo necesitaron criados que repicaran campanas y llevaran cruces y santos en las procesiones; criadas que pasaran cestillas y barrieran las iglesias, vistieran a los santos y pusieran velas en los lampadarios. Decirles a todos estos solitarios mandamases que Jesús fue un abierto feminista, es como hablar quechua en el Bierzo, incluso algunos hasta pudieran rasgarse las vestiduras. El diálogo de sordos entre la iglesia y la mujer tiene un cierto aire de mesa de diálogo entre constitucionalistas y separatistas.
¿Qué hacemos, don Pascual? Hagan lo que quieran, pero, ¡no me toquen la parroquia, eso es algo sagrado!, y el párroco las despachaba con paños calientes y ¡a otra cosa, mariposa! La Iglesia Católica ha despreciado, desperdiciado y ninguneado el espíritu, la ilusión, la energía y el trabajo de millones de mujeres. Ninguna empresa en el mundo ha dispuesto de tanta mano de obra: mentes y corazones, manos y pies generosos y gratuitos para una buena causa. Y todo ello se ha quedado como un ejército atrincherado en las sacristías, derrotado antes de salir al campo de batalla. ¡Qué pena que algún día tenga que lamentar lo que en tantas ocasiones menospreció! Millones de talentos tirados a la basura por no abrirles la puerta de los presbiterios, camino del altar, del servicio de la palabra para llevar la buena nueva que ha dejado, exclusivamente, en manos de hombres, cada vez menos, mayores y solitarios.
“Dichosa, bienaventurada, bendita tú, porque…”. Y estas talismánicas palabras fueron dichas y anotadas en la Biblia, a una mujer, esposa, madre, amamantadora, cuidadora y educadora, acompañante de Jesús en sus correrías a lo Pasolini, para caer desolada, pero entera, al pie de la Cruz. Cuando los hombres huyeron, ella es la creyente que, contra toda esperanza, espera la vigorosa fuerza del Espíritu para transformar el corazón de unos discípulos atormentados por el miedo, la duda y la frustración. ¡Ésa fue una mujer, llamada María!
Ante una humanidad que avanza, tenemos una Iglesia Católica que se paraliza, se encoge y se protege como caracol asustado, y nos guste o no, paralizarse es retroceder y esconderse. Muchos de los que, por años, hemos subido al altar, solo pedimos al cielo y a la tierra, que la igualdad entre hombre y mujer, se haga, en la Iglesia Católica, costumbre y no palabrería.
Desde el día mismo de su toma de posesión, el nuevo obispo de Astorga apela a la evangelización, al anuncio gozoso de la buena nueva para todos. “Necesitamos hombres y mujeres del pueblo que toquen la miseria humana y no miren despectivamente para otro lado”, dijo textualmente. Yo me pregunto, ¿qué buena noticia puede haber en el meollo de cualquier institución - por muy divina que sea -, si no busca y propicia que la mujer de hoy tenga un puesto de igualdad al lado del hombre?
Eugenio González Núñez
DIARIO DE LEÓN 21 de agosto
DIARIO DE SEVILLA
JUAN GARCÍA, ’MONDEÑO’
’Mondeño’, el torero monje
LUIS NIETO01 MAYO, 2009 - 01:00H
"¿Cómo ha dado conmigo?", pregunta sorprendido Juan García Mondeño, nacido hace 75 años en Puerto Real y que tomó la alternativa el 29 de marzo de 1959 en la Maestranza, de manos de Antonio Ordóñez. Formó parte de aquel archiconocido cartel compuesto por Puerta, Camino y Mondeño. Alejado del mundo taurino, señala: "Hace muchísimos años que no he concedido una entrevista".
-Juan , ¿cómo llegó al toreo y por qué?
-Mi familia era muy pobre. Viviamos en una choza, entre Puerto Real, donde nací, y Medina Sidonia. Mi madre, con el trigo sobrante del campo, lo molía y hacía una pasta que comíamos mis padres y mi hermano Pepe, que murió muy joven, a los 50 años. Mi padre trabajaba de guarda en la finca de Terry. Nos hinchamos de aquella pasta y de tagarninas. Un banderillero, Carnicerito de la Isla, me dijo que tenía planta de torero y me alquiló un traje de luces para salir de sobresaliente. El rejoneador no mató al toro. Me quedé tan quieto que pensaron que no tenía sangre en las venas. Entonces, me contrató Curro Rodríguez para torear en San Fernando. Yo tenía 18 años. Luego, en Cádiz, formé un lío, toreando sin picadores, junto a Curro Girón.
-Deslumbró de inmediato.
-Sí. Aunque vino la cogida de Zafra, que me dejó cojo en 1957. Me trató un médico en Lisboa. Tenía lesionado el ciático. Me dijeron que no podía torear más.
-Pero llegó a hacerlo con una prótesis...
-Me gasté el dinero que tenía para la prótesis, que ideamos mi amigo Rafael Vaquerizo, sevillano, y yo. Tenía unos hierros que subían por la pantorrilla y una hebilla. Me hicieron unas zapatillas con una especie de tacones para que un muelle me posibilitaba el movimiento que no podía hacer mi pie derecho. Al año siguiente toreé en El Puerto con la prótesis y el aparato se salió. Una cosa era torear en el campo y otra en la plaza con zapatillas. Toreé más de 30 novilladas picadas y en el 59 era famoso. En Sevilla, que me ayudó mucho, corté una oreja a un toro de Carlos Núñez y nadie se enteró de que llevara el aparato. Las cosas fueron adelante y tomé la alternativa de manos de Ordóñez en la Maestranza.
-¿Qué le imponía más, el toro o el público?
-Sin duda, el público. La verdad, no pasaba miedo.
-Entonces, ¿qué lectura hace del miedo?
-Es algo natural, pero que hay que soportarlo para no caer muerto (se ríe)... de miedo.
-¿Y qué es el valor?
-Un don especial, con el que se aguanta el miedo lo máximo posible.
-¿Cuáles fueron sus mejores faenas y en dónde?
-Varias. En Sevilla, de novillero; Valencia, Barcelona, Bilbao, Santander, Tarragona. Casi siempre he dado lo que podía, por eso el público me respetaba.
-¿Y sus plazas predilectas?
-Sevilla y, lógicamente, en mi rincón, El Puerto. De Sevilla me gustaba el silencio y el respeto. Además, la gente está muy cerca, alrededor tuyo. No es como en las plazas monumentales.
-¿Qué es el triunfo?
-Parte de la vanidad humana, que a mí no me ha gustado nada.
-¿Y el fracaso?
-Forma parte de la vida. No sólo del toreo. Es como la guerra, tiene que llegar para que aprendamos del mismo.
-¿Qué precio pagó por ser torero?
-Ninguno. He recibido alegrías, reconocimientos y algunas cornadas, pero éstas forman parte de la Fiesta.
-Fue uno de los toreros más castigados de su época.
-Recibí una veintena de cornadas, dos de ellas muy duras. Sobre todo, una en Zaragoza, en el estómago y otra en la femoral, en Santander. Álvaro Domecq y Pepe Camará me dijeron que me parecía mucho a Manolete.
-¿Qué buscaba cuando toreaba, qué sensaciones tenía?
-Únicamente quería sentirme querido y admirado por la gente. Ver a la gente feliz. Para mí, el público era lo más importante. El torero es un ser importante. Nos jugamos la vida de verdad. Mi toreo, por mi forma de ser, fue místico, de gran verticalidad y me gustaba pasarme muy cerca el toro. Nunca quise torear más de sesenta corridas en una temporada.
-De hecho, para mí usted es el eslabón entre Manolete y José Tomás. ¿Qué opinión tiene de ellos?
-A ninguno de los dos los he visto torear. De Manolete me hablaron muy bien y mucho Domecq y Camará. A José Tomás sólo le conozco personalmente.
-Tras su éxito decide cambiar el traje de luces por los hábitos de dominico. ¿Por qué?
-Desde niño quería haber sido misionero. Mis padres no sabían leer ni escribir, pero nos educaron muy bien. Cuando llegaba una visita nos levantábamos, no hablábamos fuerte. Pisé la escuela por primera vez cuando tenía 13 años. Fui a San Juan Bautista de la Salle. Allí aprendí valores cristianos. Parece ser que tenía sentimientos profundos para ser sacerdote, aunque mi abuela paterna, la Pepa, que era más valiente que El Guerra y anticlerical, se oponía radicalmente. En el 63, con todo a mi favor, ingresé en la Orden de los Dominicos. Quería que me hubieran mandado donde no me conocieran, pero decidieron que iría un año a León y otro al convento de Caleruega (Burgos). La gente iba en peregrinación. Recuerdo a un hombre enfermo que había llegado desde Palma y me dijo que se tenía que confesar conmigo porque yo era un santo, como si yo fuera San Martín de Porres, y le quedaba poco de vida, como así sucedió. Tomé los hábitos. En la calle había miles de personas, con el Nodo. Aquello no fue lo que esperaba y volví a los toros. Era torero y era lo que sabía hacer. Luego, me fui cuando quise, con la vida solucionada económicamente.
-¿Hay similitudes entre un torero y un monje?
-Hay algo especial entre ambos mundos y es la liturgia, como sucede incluso a la hora de vestirse el torero y el religioso.
-¿Ha continuado viendo toros?
-No voy a los toros. Desde que me retiré sólo habré ido a dos o tres corridas y porque me lo han pedido amigos. Una, en México, con Antonio Ordóñez; otra en Sevilla y otra en El Puerto. No quiero ir porque sufro mucho. La Fiesta es muy dura. Para mí el toreo fue un medio de vida, no una vocación como les ha sucedido a muchos otros. Es algo que me puede. Cuando toreaba yo no sentía miedo. Pero desde el tendido, viendo a amigos, lo paso fatal. Ni siquiera las veo por televisión.
-¿Cómo es su vida ahora?
-Vivo en París, cerca del Arco del Triunfo, desde hace 25 años. Antes residí en México D.F., Madrid y Barcelona. Ahora llevo una vida con mucha actividad social. Una de mis aficiones son los coches de época -posee cinco: dos Rolls Royce, un Mercedes, un Ferrari y un BMW-. Hace poco gané un premio de belleza y mecánica en el concurso Entusiastas del Club Rolls Royce en Inglaterra. Es una afición cara, por el mantenimiento de estas joyas. En agosto acudiré a otro en Estados Unidos. También soy un amante de la Harley y en marzo acudo a una convención que se celebra todos los años en Florida. Otra afición es la buena mesa, acudo a restaurantes como El Bulli, que es muy bueno. Cuando tengo oportunidad, para alejarme del ajetreo, me voy a mi casa en Mairena del Aljarafe, donde tengo naranjos, cabezas de toros y me relajo regando las macetas.
El pasto da por la tetilla, la avena loca de las cunetas festonea más alta y más tolili que nunca, las flores humildes jamás perderán la guerra que le hacen pestes y herbicidas; y para compensar la calamidad general del gripón planetario, esta primavera le vino al campo borracha de agüita y esporpollando, así que da gloria ver los sembrados prometiendo hogazas grandes en su verde macizo que avisa de una cosecha más que excepcional, histórica, según lo ven estos días los veedores de labranzas que manda la autoridad a recorrer el mar de mieses de Castilla o de los Campos nuestros, ahí donde la ventolera encabrita a veces su oleaje cereal.Las olas en los trigales siempre excitan al poeta que alaba al labrantín de vieja norma y sin codicias por no echar herbicida a sus tierras y permitir a las amapolas hacer su guateque anual en su parcela llenándola de besos encendidos cuyo brillo rojo aún persigue inútilmente Margaret Astor.La cosa va así: quien cosechó el año pasado 5 recogerá este verano 7. Notición. Pero de aquí a sacar la cosechadora, cruza los dedos y ponles mascarilla para que nada malogre los buenos augurios del veedor. Todo es pasto y hasta el secarral se esponja con floripondio de gordolobos, viboreras, cardos cuco, ojos de faisán, azulejos... pasto inútil hoy de un ganado que rendimos y pasto mañana de unas llamas hechas rebaños de fuego. Pero al menos habrá pan para que las penas sean menos y así poder ver una vaca gorda en medio de un paisaje que pintaron de plaga bíblica; por eso el faraón soñaría con los silos y graneros que se prevén y que serán el pan-pasaporte del próximo invierno, pan bendito que hemos vuelto a descubrir como gloria en estos encarcelamientos, mal que pese a quien teme que engorde (pues no te empanices, Maripi)... y pan, pan, pan... como un disparo es el grito del pobre haciendo cola en cualquiera de los centenares de comedores sociales que brotan en los mapas del hambre. Verdearon los panes que junio amarilleará subiendo de La Mancha a estos nortes. Y si vienen cebollas, sobreviviremos.
Artículo de Pedro publicado el día 3 en su columna del Diario de León.
1.CUÁL ES EL CONTENIDO DE “PERSONA”
1.1.La persona está formada por todas las vitalidades humanas, no solo por alguna o algunas; todas son constituyentes suyos
La persona es el sujeto agente que une y estructura la compleja multiplicidad – frecuentemente en tensión– de nuestras vitalidades, porque todas son constituyentes suyos. La persona sintetiza en sí todas las manifestaciones vitales del hombre. Como esas, al menos ocho, vitalidades humanas se alimentan de seres, que son estimados por la persona como convenientes (valores) o como perjudiciales (contravalores), la persona es el sujeto de todas las presencias y estructuraciones de lo valioso y de lo disvalioso. Es decir, la persona es la que está sana o enferma, la que siente placer o dolor, la que conoce o ignora, la que tiene riquezas o padece pobreza, la que experimenta lo bello o se revuelca en la fealdad, la que es buena o mala (persona), la que juega o no, la que es religiosa, atea o agnóstica y la que es sociable o insociable.
Si la persona está formada por todas las vitalidades, su apertura o relación con el ser como valioso/disvalioso no es solo cognitiva, como han afirmado la mayoría de los grandes filósofos, sino que es una relación de sus ocho vertientes vitales. Aunque el conocimiento acompaña con más o menos intensidad a la relación materna, por ejemplo, dicha relación de la madre con su hijo no es ni única ni principalmente de naturaleza cognitiva.
1.2. Visión muy reducida que la tradición ha tenido sobre la persona
Entre los que han hablado sobre la persona en la cultura europea, sobre todo en la modernidad, ha sido muy corriente asignarle solo determinadas vertientes vitales, tales como ser sujeto de derechos, o de responsabilidades éticas, o de amores religiosos o de diálogos lingüísticos. De este modo, reducen la persona a solo algunas vertientes vitales de determinadas dimensiones valorativas, cuando la persona es el sujeto y está implicada o presente en “todas” las vitalidades humanas. Julia, Andrés e Inés han venido a ser simplemente individuos de la especie, o quizás se limitaban a ser un yo pensante, o tal vez desarrollaban su existencia como fugaces corrientes de pulsiones, o aparecían ante un rígido súper–ego como sujetos amansados, rebeldes, tímidos u obedientes, o emergía de ella una indomable voluntad de poder, o, en fin, aparecían ante los demás como hacedores de responsabilidades. Estas selecciones más o menos arbitrarias de vida humana representan otras tantas privaciones reductoras de lo que es la persona. Esta, como acabamos de afirmar, está presente e implicada en todas las vitalidades que componen el complejo orden de la existencia humana, porque la persona es el sujeto unificador de todas ellas. La persona es, en definitiva, el conjunto de todas las vitalidades y está integrada por los valores y contravalores de las dimensiones biopsíquica, cognitiva, económica, estética, ética, lúdica, religiosa y sociopolítica.
1.3. Muchos no ven ni creen que la persona dé unión a la compleja multiplicidad de nuestras vitalidades
Pues estas parecen ser un aluvión anárquico de inclinaciones y tendencias, de atracciones y repulsiones, de intuiciones y racionalizaciones, de apreciaciones, preferencias, postergaciones y decisiones opuestas, que en gran medida vienen a anularse las unas a las otras. Es más: piensan que la persona se contagia de esta condición conflictiva que produce desgarros. Otros, por el contrario, hacen excesivo hincapié en las armonías de la persona. Decimos excesivo, porque las organizaciones que lleva a cabo la persona, si bien aportan mucho orden vital a todas las manifestaciones y desarrollos del hombre, sin embargo, no llegan jamás a ejercer concordias perpetuas. Las vertientes y ámbitos vitales llevan en su misma entraña el impulso hacia la superación o hacia la destrucción, de modo que muchas armonías adquiridas sufren fuertes tensiones o incluso desaparecen. Lo admirable de la persona es que, por lo regular, conjuga con notable eficacia la armonía con la tensión en todas las dimensiones valorativas.
2. LA PERSONA TIENE TRES PERSPECTIVA O DIMENSIONES: LA BIOGRÁFICA, LA SOCIAL Y LA DE ESPECIE
De la perspectiva biográfica de la persona nace el yo, el tú y el él. Sin duda, las más cercanas y más queridas acciones valorativas son las que conseguimos en nuestra más o menos larga biografía. Esta dimensión biográfica es tal vez la única que tenemos en cuenta la mayoría de la gente. Nos centramos tanto en ella, la apreciamos tanto, que no vemos a la persona desde la gran perspectiva de los grupos, formada por los nosotros, los vosotros y los ellos. También nos olvidamos de la tercera perspectiva de la persona, que es la más comprehensiva de las tres: la de su pertenencia a la especie humana. Cuando situamos a la persona en el amplio campo que es la especie y la comparamos con los demás seres, vivientes y no vivientes, comprobamos que se relaciona, no con una parcela, sino con todo el ámbito del ser, al que estima como valioso o disvalioso para su desarrollo o deterioro. Este estar enlazada y relacionada con todo el ámbito del ser –cosa que no sucede con los demás entes del Cosmos conocido–, produce en la propia persona la autoconciencia de que su ser es “específico”, “especial”, abismalmente diferente de todos los entes que forman el ámbito del ser.
La existencia de perspectivas no debe llevarnos al engaño de vernos como tres personas. Somos una misma persona, que coordina y desarrolla las armonías y tensiones de las vitalidades humanas bajo las perspectivas de la irrepetible e intransferible unidad biográfica, de la comunidad grupal y de la especificidad en comparación con todos los demás seres. Esta visión de la persona concuerda plenamente con las recíprocas relaciones constitutivas que tienen las vitalidades humanas con los seres de su específico hábitat (medios natural–cósmico, histórico– social y metahistórico).
3. INHUMANIDADES REFERENTES A LA PERSONA
Es muy frecuente fijarse en exclusiva en una de las tres dimensiones de la persona, por lo que es muy habitual practicar enclaustrados “individualismos”, “grupalismos” y “especifismo” –permítasenos el neologismo– personales. Todos ellos son recortes importantes de la riqueza entitativa de la persona.
3.1. Se produce inhumanidad cuando solo se tiene en cuenta la perspectiva biográfica de la persona
En el individualismo, lo humano y lo inhumano se reducen al ámbito de la persona biográfica. Las personas desarrollan su vida biográfica en complicados procesos vitales, que se rigen tanto por su código genético como por los códigos sociales históricos. Y las diversas combinaciones de ambos códigos hacen que tales procesos vitales se desarrollen en las biografías de modo único, exclusivo y excluyente, pues, en efecto, mis procesos vitales no pueden reducirse a los tuyos o a los suyos, ni es posible la sustitución de unos por otros, ni son repetibles. La unidad dentro de la biografía afecta a órganos y a inclinaciones, a la capacidad de reír y a la de pensar, al amar y al odiar, al entender y al sentir, al habitar en un tipo de mundo o en otro, al tomar conciencia de sí mismo y de los demás. Todo este cúmulo de diferencias vitales biográficas, que son las que determinan los respectivos yo, tú y él personales, son considerados, generalmente por los poderosos, como componentes únicos de humanidad y de inhumanidad. Y esto es una inhumanidad flagrante, porque es una reducción sustancial de la persona.
3.2. Es inhumano reducir la persona a su dimensión o perspectiva grupal
Las relaciones de pertenencia de las personas a los grupos constituyen el medio social–histórico. En estas relaciones, la persona grupal ve configurada su identidad por determinados caracteres vitales exclusivos de los grupos, por las diferencias grupales. Análogamente a lo que sucede con las diferencias biográficas, también las grupales son irreductibles a otras grupales, insustituibles por otras grupales e imposibles de ser cultivadas fuera de su propio grupo. Aparecen así los diferenciados grupos familiares de los Carrizo y de los Cortés, los cívicos de vallisoletanos, de leoneses y de casorvidenses, los regionales de castellanos y de navarros, los nacionales de españoles y de franceses, los religiosos de judíos, de cristianos y de musulmanes, los profesionales de toda índole, los grupos de ricos y de pobres, de jubilados y de trabajadores en activo.
Es evidente que la pertenencia a grupos diferentes creará nosotros, vosotros y ellos también distintos. Pero no solo diferentes, sino que los grupos se relacionan entre sí con fuertes o con débiles intensidades vitales, con lo que los miembros de los grupos también se afirman con mayor o menor intensidad como nosotros, como vosotros y como ellos. Es precisamente el grado de implicación en las diferencias grupales el que configura con mayor o menor intensidad esos nosotros, esos vosotros y esos ellos. Nosotros los blancos, nosotros los ricos, nosotros los catalanes, nosotros los de derechas, etc. son más intensos que sus respectivos grupos opuestos de nosotros y de vosotros (negros, pobres, zamoranos, de izquierdas, etc).
Ahora bien, para el “grupalismo”, los grupos son los únicos constitutivos de lo humano y de lo inhumano. Los “nosotros” se elevan desde la perspectiva meramente grupal de la persona al plano de las humanidades y de las inhumanidades, con lo que erigen a las diferencias grupales en auténticas versiones de lo humano y de lo inhumano. Muchos grupos, nacidos en ciudades ilustres, en regiones y en Estados ricos, en familias nobles, aunque sean de pacotilla, en determinadas tendencias políticas – como pueden ser los nazis y sus facsímiles actuales– se ven a sí mismos como auténticos prototipos de humanidad y de inhumanidad. El resto son escoria humana.
3.3. Inhumanidades en la perspectiva personal de especie
Como hemos señalado, desde su perspectiva de especie, la persona se relaciona con todos los seres no humanos, y en ese concierto universal la persona tiene conciencia de que es una “especie” diferente a la de los demás seres no humanos. Pero esta conciencia de la diferencia puede llegar hasta el punto de que no pocos modelos humanos rechacen
integrar en la especie humana caracteres que comparte con los seres animados y con los inanimados del universo. Con ello, se construyen versiones de lo humano y de lo inhumano fundamentadas sobre la differentia specífica, con lo cual se producen grandes reducciones dentro de la propia especie, que generan confrontación y agresión a los demás seres.
Es habitual percibir el “individualismo” y el “grupalismo”, pero no se llega a captar con la misma claridad el “especifismo”. Este se produce, por lo regular, al concebir al hombre de un modo apriorístico, definicional, fijo, determinado, estable y limitándolo a unas cuantas vitalidades e ignorando las demás, sobre todo las que tenemos en común con los seres no humanos. Lógicamente, el especifismo ignora, consciente o inconscientemente, que todas esas vitalidades humanas seleccionadas por él derivan por un proceso de evolución desde los seres inanimados, pasando por los vegetales y los animales, hasta llegar a los humanos.
4. MODALIZACIÓN BIOPSÍQUICA ECONÓMICA DE LA PERSONA EN SUS TRES DIMENSIONES (BIOGRÁFICA, SOCIAL Y DE ESPECIE)
El núcleo valorativo del modelo de ser humanos hoy está formado por los valores biopsíquicos y económicos. Este núcleo influye de tal manera en los demás valores, que les confiere un nuevo modo de ser, es decir, los “modaliza”: hace que pierdan su naturaleza o sustancia original y la sustituyan por la del núcleo modalizador. También la persona es afectada en sus tres dimensiones o perspectivas por esta modalización biopsíquica económica.
4.1. Modalización biopsíquica económica de la dimensión biográfica de la persona
a) Al estar modalizada la perspectiva biográfica de la persona por el núcleo valorativo del modelo humano Hombre Productor Consumidor, las diferencias más íntimas y profundas del yo, del tú y del él son diferencias cargadas de biopsiquismo y de mercantilismo. Así lo atestiguan las crisis económicas que vamos padeciendo últimamente, crisis que las personas biográficas sentimos como muy profunda porque afecta al núcleo valorativo de nuestro modelo de vida. El individualismo y el egoísmo con connaturales a la modalización biopsíquica económica de la persona, porque estos valores son incomunicables en el sentido de que, si los posee una persona, no pueden tenerlos al mismo tiempo las demás.
b) Pues bien, si además de esta modalización biopsíquica mercantil de las biografías, reducimos la persona únicamente a su dimensión biográfica, tenemos en su esencia más pura y profunda lo que ha venido llamándose liberalismo –hoy, neoliberalismo–. El axioma fundamental del “individualista” sistema liberal es que lo que cada es uno, en lo bueno y en lo malo, se debe únicamente a sus cualidades y capacidades biográficas y a la puesta en práctica de estas. La influencia de nuestra forma de vida y de su organización económica sobre las biografías es un demonio que no quieren ni mentar los liberales. Tampoco la solidaridad es una palabra que exista en el diccionario
individualista liberal. Para este sistema de organización económica y social, los seres humanos no son valiosos por sí mismos, sino como como mercancías para la producción a su vez de mercancías para los propietarios.
b) Que la Unión Europea es una comunidad económica neoliberal –y solo eso–, lo sabíamos desde hace mucho tiempo. Pero en esta crisis económica, que ha acelerado y agravado la pandemia del cobid-19, los neoliberales se han quitado la careta transparente y han mostrado sin rubor sus desvergüenzas. Los ricos alemanes y holandeses (no los alemanes y los holandeses de a pie) encabezan el grupo de países que se niegan a que la Unión Europea haga frente mancomunadamente a los efectos del coronavirus sobre la economía europea. En España hay corrupción, por supuesto. Una es la corrupción "al menudeo", la que se da entre la clase política y sabemos que hasta el anterior Jefe de Estado era un vulgar comisionista. Sin embargo, la importantes no es esa. Si se habla tanto de la corrupción política, como si fuese la única, es para ocultar la más onerosa. Dice Juan Torres López, catedrático de economía en Sevilla: “Los políticos corruptos se quedan, en realidad, sólo con la calderilla, con la propina, porque los grandes ingresos que genera la construcción de los aeropuertos donde no hay aviones, las autopistas por donde apenan pasan coches, los puertos faraónicos innecesarios, las operaciones de ingeniería financiera... se los llevan las grandes empresas, los bancos y los fondos de inversión, y una buena parte de ellos proceden precisamente de países del norte de Europa, como Alemania y Holanda. Las burbujas especulativas de Europa la han financiado principalmente los bancos alemanes y holandeses. Por cierto, a costa de no utilizar esos capitales en el desarrollo de sus economías, sino en inversiones financieras buitre.
Y la corrupción a lo grande está presente en países como Alemania o los Países Bajos desde hace tiempo. Alemania ha podido llegar a ser una gran potencia exportadora, entre otras cosas, gracias a los sobornos, una práctica tan habitual de sus grandes empresas que hasta hace pocos años incluso se podían deducir de impuestos. Solo a su gigante Siemens se le han descubierto operaciones irregulares por valor de unos 420.000 millones de euros. Volkswagen ha engañado a millones de clientes con el escándalo de los motores diésel; muchas grandes empresas alemanas como Deutsche Bank, Vodafone, Deutsche Telekom o Deutsche Pos, entre otras, han protagonizado también grandes escándalos y el considerado mayor fraude fiscal de la historia europea, el caso Cum-Ex, se organizó en Alemania.
¿Y qué decir de Holanda, aparte de que su gran banco ING ha tenido que pagar multas multimillonarias por blanqueo de capitales? ¿No es eso otra forma de corrupción, más elegante si se quiere, aunque de consecuencias igual o incluso más dañinas en otros aspectos? ¿Y lo que hicieron algunas de sus grandes empresas multinacionales en la Sudáfrica del apartheid no fue corrupción de la más criminal? ¿Acaso el haberse convertido en un auténtico paraíso fiscal para permitir que las grandes empresas no paguen impuestos en los países donde realmente operan no es corrupción? ¿Se puede decir que en los Países Bajos no hay corrupción y que allí se utilizan los recursos públicos con honestidad cuando el país se ofrece como soporte de la ingeniería financiera que mina las arcas de otros Estados? ¿Robar los recursos propios es corrupción y permitir que se roben los de otros, como hace Holanda, no?
Un estudio reciente publicado en una revista del Fondo Monetario Internacional reveló que Holanda y Luxemburgo acogen la mitad de la inversión ficticia mundial, es decir, la que no se realiza realmente, sino que sólo está en las cuentas de las empresas para evadir impuestos. En España se calcula que las grandes empresas multinacionales dejan de pagar unos 13.500 millones de euros en impuestos gracias a la existencia de países como Holanda, que proporcionan la posibilidad de eludirlos. Le faltó al primer ministro holandés decir que los españoles, como toda la población de los demás países del sur de Europa, somos unos vagos y que no nos gusta sino la juerga y la siesta, a pesar de que trabajamos 272 horas más de media al año que los holandeses.
Los dirigentes holandeses, como los alemanes, tienen por qué callar. Los españoles no debemos ocultar nuestros defectos que son muchos. Entre ellos, el haber permitido que nuestras élites corruptas hayan entregado o malvendido tanta de nuestra riqueza a empresas alemanas y holandesas, o el haber permitido que nos incorporaran al euro sin hacer una valoración objetiva, ni permitirnos debatir sus ventajas e inconvenientes. Mas lo que no podemos tolerar es que los dirigentes de esos países nos insulten de la manera en que lo han hecho. El presidente de Portugal, Antonio Costa, lo ha dicho con toda claridad: las declaraciones del ministro neerlandés son "repugnantes". Lleva toda la razón. Es muy chocante que Holanda se quiera convertir en la guía moral de Europa dando lecciones de honradez a los demás, mientras deja morir a sus mayores sin atención hospitalaria porque ya son demasiado viejos, que es de facto un paraíso fiscal o que permite que mujeres exhiban su cuerpo como mercancías en los escaparates de Ámsterdam. Significa que la Unión Europea tiene un problema serio y que vamos a tener que plantearnos si vale la pena ser socios de quienes no saben pronunciar palabras como cooperación o solidaridad”.
4.2. Modalización biopsíquica económica de la dimensión social de la persona
Por otra parte, comprobamos que la modalización del núcleo valorativo del modelo humano HPC también afecta a los grupos. Las diferencias constitutivas de los nosotros, de los vosotros y de los ellos adquieren caracteres biopsíquicos mercantiles más o menos intensos, es decir son fundamentalmente diferencias económicas y biopsíquicas; las demás diferencias o no cuentan o han sido modalizadas por estas dos dimensiones valorativas, con lo que la identidad y las diferencias grupales son fundamentalmente diferencias biopsíquicas y económicas. Por eso, de acuerdo con este patrón biopsíquico económico de clasificación se van formando muchos y muy variados grupos, aunque en esencia se reducen a dos: los que tienen y los que no tienen. Ya lo decían los presocráticos, creo que también se afirma en el Quijote –que los cervantinos de este blog, que los hay muy doctos, me corrijan si no es así– y Machado lo recalcaba con la imagen de las dos Españas, pero que bien podía haberlo aplicado a las dos Francias, a las dos Italias, a las dos Argentinas o a los dos Marruecos, pues no es una peculiaridad de nuestro ámbito geográfico, sino que se extiende transversalmente por todos los lugares del mundo. La dimensión social de la persona de los ricos está circunscrita únicamente a sus pares, con los que mantienen lazos más fuertes que los de sangre. Algo parecido a lo que sucedía con la democracia griega del tiempo de Pericles: se aplicaba solo a los que eran ciudadanos atenienses, pero se alimentaba de los impuestos del imperialismo que esta democracia tenía con las islas de Grecia. Lo mismo podemos decir de la democracia del imperio británico y del actual imperio norteamericano: se aplica y vale ad intra –y solo para unos pocos– y se alimenta de la rapiña a los países y a los grupos más pobres.
4.3. Modalización biopsíquica económica de la dimensión de especie de la persona
Las diferencias características de nuestra especie se relacionan de modos biopsíquicos y mercantiles frente a las diferencias propias de las demás especies de seres, es decir, las tratan únicamente como diferencias biopsíquicas económicas. Las relaciones valorativas del HPC con los espacios, con los elementos atómicos, moleculares y químicos, con las energías, con los virus (cobid–19), con las aguas y las tierras, con las montañas, los bosques y los ríos, con los vegetales y los animales, etc. son relaciones valorativas biopsíquicas mercantiles. Alteramos y explotamos sin medida todo lo valioso y lo disvalioso que nos rodea, porque lo consideramos únicamente como mercancía. Nuestras existencias biopsíquicas mercantiles modalizan de ese mismo modo a todos los demás seres. El olvidar esta dimensión de la persona justifica todos los saqueos sin medida que los seres humanos cometemos con otros seres humanos y también con la Naturaleza y el Cosmos.
5. ¿QUIÉN PAGA EL MICRÓFONO?
Antes de escuchar lo que dicen, ¡entérate de quién paga el micrófono!
Hace unos días, el falso GEP hacía unas declaraciones en televisión. Con aire de quien se cree por encima del bien y del mal, sentenció que estaba bien lo del salario vital para socorrer a los que lo necesitaban para vivir, pero remachó como si fuera uno de los mandamientos de las tablas de Moisés: “Que sea solo por un tiempo; de ninguna manera, definitivo”. ¿Cómo puede ser tan cínico uno que vendió a precio de saldo las empresas públicas más rentables, como Telefónica y Campsa, y, por cometer estas y otras rapiñas, tiene un sueldo ¡A PERPETUIDAD! que ronda los 100.000 €? Pues este y sus monaguillos y palmeros son los que más utilizan el micrófono. Evidentemente, alguien más enriquecido que el falso GEP, es el que paga dicho micrófono.
Otro día hablaré de los “fatos”.
Querido Baldo, en principio, mi intención era leer con detenimiento tu escrito y según lo leía lo he traducido al verso, aunque al principio no tenía ninguna idea de hacerlo, pero poco a poco lo he traducido completo. Hay que ver que facilidad tienes para disertar sobre cualquier cosa.
Pensaba no mandártelo pero como ya lo he escrito, aquí te mando el sofrito. Espero no te moleste.
Aquí te mando unos versos, versos enladrillados,
más prosáícos que poéticos para hacerte un comentario de este texto de la foto,que a petición del furriel a nuestro blog has mandado.
De foto minimalista
Baldo nos la convierte
en algún test proyectivo,
de los que aplicaba “El Pitu”, de la Aldea Global Sabio,
en sus tiempos de enseñanza. !!!Y Baldo va y se desnuda!!! -en sentido metafórico-
para empaparse de luz
y arrimarse a la farola,
que destaca en primer plano, que abraza todo el conjunto
e ilumina el flaco izquierdo
y que intrépidos alumnos escalan con entusiasmo: Ministro mal equipado, Maestro Evelio Pesquera
y el forzudo Antonio Argüeso se ha subido al campanario. Encima de estos trapecios, como si fueran Pinitos, recuerdo a la gran Pinito,
y por más señas del Oro, famosa en aquellos tiempos del paso por el Colegio.
¿A qué suben los citados
a lo alto de la farola
y a la cumbre de la torre?
¿A qué suben denodados
los alpinistas intrépidos
con tanto ardor y entusiasmo? A cambiar las luminarias
por tecnología led
y para poner una pica
en lo alto de la torre,
y no en las tierras de Flandes, que los junkers de la Base
no se rompan las narices
y queden crucificados.
Así que queda muy claro,
que el comentario de Baldo sobre esta fotografía,
se basa y se fundamenta
en una simbología fundamentada en la luz.
A la una, las dos y las tres, unas voces infantiles,
que nos cantan a tres voces
la estrofa “Oh luz de la Iglesia” compuesta por Don Joaquín
y por apellido Hernández. ¿Dónde está la partitura? ¿Dónde está, mas quien lo sabe? ¿Máximo Oloriz quizás?
¿O será Santos Vibot
el que posea el tesoro?
Pero no son solo los niños
los que cantan a la luz, también los frailes entonan
el día de Las Candelas, antífonas luminosas
del anciano Simeón.
El Padre Pedro dirige,
y según las malas lenguas, Padre Tascón desafina,
Padre Morán desentona
Y el Padre Lanz les imita.
El Padre Eulalio con fuerza va vibrando en los finales, para que quede muy claro quien manda en estos lugares.
Ladrillo a ladrillo vamos avanzando el comentario. Agua y luz se utilizan
en todas las religiones
para expresar sus misterios, pero yo no he comprendido quien se llevó el agua cloro que había en nuestra piscina,
puesto que la luz y el agua, según nos dice La Biblia, eran la felicidad,
la vida y la salvación,
la paz y la bendición
de la seca paramera.
¿Do está el agua salvadora? ¿Quién resecó la piscina?
Pero en la Biblia también tenemos contravalores, como la negra tiniebla, negación de toda luz,
del dolor y enfermedad, del peligro y de la muerte, de la ceguera y la noche. Como esto se pone negro volvamos a los valores
y hágase pronto la luz,
no la luz de la farola,
sino luz del Santuario, decimocuarta estación, sepulcro que el P, Coello, construyó para Jesús, cundo expiró el Redentor las tinieblas se extendieron y con la resurrección
se recuperó la luz,
que se ve en el Santuario por esquinas y rincones.
Y el aleluya de Haendel suene con plenitud, cantando la Escolanía,
al órgano el P. Uría,
con fuerza de juventud.
Y como dice Echavarri, -iba tardando la cita-
con aportación magnífica, la luz guía nuestras vidas y todos los movimientos más vitales para el hombre en primitivos tiempos,
la aclimatación al medio, el sustento y protección dependía del espacio, como nosotros del sueldo o también de la pensión, por lo que era necesario el tener bien orientados todos los movimientos con sentidos espaciales,
para encontrarse en la vida muy feliz y muy lucido.
El oriente y occidente,
el norte y sur se convierten en el baile de la yenka, delante atrás, un dos tres.
Y una tormenta de rayos nos ataca por doquier, los tenebrosos del mal, los luminosos del bien, y algunas actividades
de los sabios y los brujos, hechiceros y chamanes
y hasta los mismos reyes reciben orientacióny sentido de las fuentes,
y con tanta explicación, exegética de Baldo
yo sigo estando en el limbo, que parece que no existe y nos hemos decantadopor buscar vida en las cartas, en las estrellas y astros. Baldo nos sigue citando, valores, contravalores, epistémicos, estéticos, económicos y éticos, productivos, consumistas, todos somos mercancías.
Para no liarme más
termino con mi ladrillo,
que es traducción del de Baldo, ladrillo versificado
en el momento final,
en el que “El Pitu” analiza,
la proyección de tu foto, psicoanálisis freudiano
de un negro que es argentino que llenaba los informes
del “Pitu”en el instituto.
Entre el falo y la farola,
los falos y Rafaeles,
los fálicos y neuróticos, Escalada y el ministro subiendo a la luminarias
y Antonio Argüeso agarrado
a la cruz del campanario,
me has hecho la picha un lío
y me he comido un ladrillo, que te devuelvo sobrado, con versos surrealistas que de tu escrito he tomado.
Un fuerte abrazo. Javier.