¿EL PRIMER AMOR DE MAXI?
Nuestro querido compañero Maxi Olóriz, maestro, me comenta esta fotografía descubriendo su corazón enamorado y su pelvis contraída. Pero que no se entere su "santa" Alicia a quien mando dos besines.
Querido Josemari,
A mí la foto, más que bonita, me parece muy expresiva.
No recuerdo muy bien el lugar donde está hecha. Puede ser algún festival en la escuela de Riocorvo, pueblo muy cercano a Caldas, o en Yermo. La fecha, entre 1968 y 1969. La música que suena podría ser “Viva la gente”, o algo de esa guisa.
Creo que fue fray Cándido Aniz Iriarte quien, pletórico de apertura postconciliar, decidió que los estudiantes de filosofía no podían permanecer cerrados al mundo; por ello nos envió a evangelizar, a catequizar a los jóvenes de los pueblos cercanos. Entrábamos en contacto con los párrocos de los pueblos de alrededor y dábamos catequesis en las escuelas. A un grupo de nosotros se nos asignó la parroquia de Riocorvo.
El resultado, en general, no fue exactamente el que el bienintencionado fraile buscaba. No fuimos nosotros los que catequizamos al mundo, sino él quien poco a poco nos “descatequizó” a muchos de nosotros.
Llevábamos varios años encerrados (y felices, al menos en mi caso) dentro de aquella burbuja protectora del convento y de repente se nos abrió un mundo exterior que, no sólo no aparentaba ser tan malo, sino que incluso parecía tener algunos aspectos interesantes.
La foto es buen reflejo de la necesidad que teníamos de esa “des-catequización”, y de liberarnos de represiones acumuladas.
A José Fernando, al menos en apariencia, se le ve más suelto, pero a mí mismo me veo encogido, con las piernas pegadas a sí mismas, la pelvis contraída y los brazos totalmente cosidos al cuerpo, justo lo contrario de lo que se debería hacer al tocar un instrumento de viento. Estar haciendo música junto con dos miembros del sexo de Eva tenía que ser, como mínimo, pecado venial.
Las dos chicas tampoco es que parezcan muy desvergonzadas; reflejan timidez, probablemente consecuencia del miedo escénico a una actuación en público.
No recuerdo el nombre de la chica de la derecha, pero sí muy bien el de la de la izquierda. Se llamaba Araceli. Su familia tenía una tienda en Riocorvo de nombre “El desengaño”, justo a la derecha de un local cuyo cartel, junto al escudo del yugo y el haz de flechas, tenía un texto que rezaba, con el mismo tipo de letra, “Aspiramos a transformar políticamente el futuro de España”. Las letras se veían con colores viejos y rancios, pero es que para esa fecha el futuro era pasado, y hacía ya mucho tiempo que se había conseguido cumplir con la proclama. Solíamos bromear con la cercanía de ambos nombres.
Estuve mis dos años de Caldas castamente enamorado de Araceli, y ella también parecía estarlo de mí. Eso sí, creo que nunca nos acercamos, físicamente hablando, a una distancia menor de la que aparece en la foto, con lo cual permanecí fiel, al menos formalmente, a mi voto más importante. Tras mi salida del convento, en 1969, estuve varios años carteándome con ella, hasta que se fue destinada, había estudiado magisterio, a un pueblo de Córdoba y poco a poco fuimos espaciando las cartas (aún conservo algunas) hasta dejar definitivamente de escribirnos hacia 1974.
Sigo teniendo un bonito recuerdo de ella.
Maxi Olóriz
15 comentarios
Julio S -
Respecto a Juan Pablo II, nunca me dirigiré a él. Ni siquiera en estado de necesidad; no sea que me cure y no me declaren invalido.
De la Iglesia que yo quiero sólo quedan Pedro, Rey, Alcalde, Vicente, José Antonio, Segundo... y el campanario de Grajal de Campos.
Un abrazo.
Don Antonio Arreola -
lalo -
Gracias, Intereconomía. Te cojo la palabra. Te prometo que no hablaré mas más del tema.
Salud
Lalo
Andrés Martínez Trapiello -
¡En fin!
He visto imágenes, reportajes y comentarios que a Juan Pablo II le califican como el más mediático de todos los Papas, y pensé lo de aquél: "Todo es bueno para el convento"
Besinos.
Julio S. -
A estas alturas me parece que el huerto no precisa de hortelano (no olvides que, al menos uno, el Magistral, tenía la edad de Cristo) con rejón a punto; basta con una pequeña regadera, aunque sea de plástico.
Antonio, menos mal que asoma de nuevo otro del 59; así los del 61, que están desparecidos (supongo que preparando el viaje a Oviedo), podrán gozar de la buena literatura (Si al día entran una media de 200 personas, cómo es posible que sólo enseñen la patita una docena bien contada. Quizás es que la jubilación venía compensada con otras actividades. Son insaciables).
Mañana os quiero a todos rezando al Beato Juan Pablo II y, al echarse en la cama, un petición al santo fundador del O.D. (éste seguro que, en vez de otorgar, pide algo a cambio).
Pedro, dos preguntas: ¿Beatificaron o canonizaron a Juan XXIII?. ¿Cuándo tardaron en hacerlo?.
Un abrazo
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
Abrazos
Antonio Argüeso -
Los hábitos, ni sé por qué los colgué (bueno y aún menos, por qué los puse). Embrujos sí hubo alguno, sí aunque a vender escobas creo que hasta más tarde que Luisito empecé. Pero bueno, embelesado sigo con la dulce compañía, por lo que disiento (como en tantas otras cosas) del a pesar de todo excelente escritor burdigalense o bordelés.
Las cruzadas/felipas, sí las recuerdo, pero sin más. La Begoña esa que comentas, Soriano, sí creo que resuena en el baúl de los recuerdos (¿era morena y algo pecosa?). Y de la divina pastora (o pastora de cabras ¿es lo mismo?), la verdad, ni idea. Ya me dirás con qué paisano se unió. ¡Ah! Máximo, nosotros teníamos coronilla, con lo que difícilmente podíamos hacer escapadas como las tuyas.
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
El amor al revés suena evoca a ROMA; esto es para Pedrín, el escondido.
Abrazos
Julio S -
Desde los 12 años he permanecido enamorado de una con pelo castaño (asturiana), rubio ("Kilómetro cero"), castaño (un ángel por el que colgué los hábitos)... y así, entre abandonos propios y ajenos, se sucedieron los tonos de pelo, hasta que llegó el definitivo (moreno, hoy albo), senti la extraña onírica- sensación de hallarme en presencia de un fantasma que se hubiera equivocado de castillo encantado, un vino joven que se equivoca de ruta y en vez de ir al estómago se sube directamente a la cabeza. Aún sigo encantado y embriagado.
Joder, espero que no lo lea porque, como decía Mauriac, "la experiencia del amor es también la experiencia del vacío.
Un abrazo a todos.
Luis Heredia -
A mi, que siempre fuí fan de Mari Trini, ni a los quince años ni a los dieciocho dejé mi cuerpo abrazar. No porque lo rechazara, pues ni los votos de castidad había abrazado. Es que no se me puso nadie a tiro, como a vosotros. Yo empecé a vender escobas a partir de los diecinueve...y largos.
santiago rodriguez -
santiago rodriguez -
santiago rodriguez -
José Ramón Soriano Reig -
José Ramón Soriano Reig -
Pero bueno, me pregunto yo, ¿quién puede poner puertas al campo? Si lo que nos pasaba a nosotros era peor que lo de Chernobil o Fukushima.
Lo dicho...si alguien más se atreve me apunto a escribir relatos nostálgicos de amores imposibles. El de Maxi es un encanto.