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LA POESÍA DE SEVE GARCIA TRAPIELLO

LA POESÍA DE SEVE GARCIA TRAPIELLO

Nuestro compañero Seve Trapiello expone nuevamente en la Sala Bernesga de León una apasionante colección de óleos. No dejéis de visitarla.

 


 

A Seve García Trapiello no le gusta separarse del río, nació en Manzaneda del Torio y eso marca. En la exposición que presenta en la galería de arte Bernesga, Trapiello muestra una espléndida colección de paisajes, de visiones rurales en las que ineludiblemente el espectador se encuentra con la corriente límpida de la cabecera de alguno de los ríos leoneses, sobre todo el Torío y el Curueño. Son cuadros llenos de romanticismo que de alguna manera recuerdan las pinturas de finales del siglo XIX y principios del veinte. El artista contempla el paisaje con los ojos del alma, buscando la vibración mágica del claroscuro. Lienzos de los que surge el rumor incesante del agua, el canto de aves escondidas… y todos esos ruidos que solamente quien los conoce desde la niñez es capaz de discernir e interpretar. Y todo eso lo dice con la única ayuda de sus pinceles y su sensibilidad.

Pero también hay paisajes en los que es protagonista el silencio. Atardeceres que caen pausadamente sobre colinas nevadas, con los árboles surgiendo del manto blanco como seres fantásticos, desnudos y silentes. Y aquí Trapiello busca los reflejos azules de la nieve en las sombras de las rocas heladas.

Pero hay más capítulos en su exposición. Hay interpretaciones deliciosamente subjetivas de los rincones más característicos de la capital leonesa. Trapiello reinterpreta la arquitectura ciudadana mirándola desde ángulos originales y con una mirada sorprendentemente audaz. Desde la Catedral a la populosa plaza de Guzmán el Bueno, el artista recorre la geografía ciudadana para conseguir unas visiones diferentes de unos temas cien veces repetidos.

Y, finalmente, los poemas. Porque pequeños poemas son sus exquisitos bodegones. Aquí sí que el pintor tiene a flor de piel toda su sensibilidad. Aquí pone de manifiesto el transcurrir de su existencia lejos de mundanal ruido, en su retiro de Navafría. Trapiello escoge amorosamente cada mañana una flor de su pequeño jardín, la lleva al estudio y la invita a establecer un diálogo entre ella y los objetos cotidianos de su escritorio: los lápices, pequeñas cajas, vasos de cristal, tinteros… Objetos que hablan del transcurrir del tiempo y que acaban por convertirse en sonoros versos que acompañan el verso enorme de la flor aún fresca. Así, en cada lienzo, el pintor crea un pequeño poema, y al día siguiente uno nuevo. Trapiello es avaro en elementos y generoso en la potencia pictórica de sus obras.

La cita con la pintura de Seve García Trapiello se repite una y otra vez, pero en cada aparición, en cada llegada desde las altas tierras de La Sobarriba, el pintor trae bajo el brazo una colección de sus obras que demuestra que está en continua evolución, que no piérdelas raíces, pero que cada día avanza un paso más en su estilo pictórico y que en cada ocasión es capaz de sorprender y emocionar.

Lugar: galería Bernesga. Roa de la Vega, 8.

Horario: de 12.00 a 13.30 y de 18.00 a 21.00; sábados, de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00.

http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/la-poesia-de-seve-trapiello_635490.html

 

El pintor leonés expone sus últimos trabajos en la galería de arte Bernesga

Severino García Trapiello, Seve, delante de uno de los cuadros que pueden verse en la exposición de la galería Bernesga de León. 


Severino García Trapiello, Seve Trapiello para todos, es un hombre de fidelidades: a la pintura, primero y por encima de todo; a los suyos; a su tierra; a sus galerías y a su ciudad, León, como escaparate pues no vive en ella (anda desterrado para La Sobarriba) ni tampoco nació en la capital (lo hizo a la sombra del santuario de las Manzanedas).
Su fidelidad a la pintura es tan evidente que jamás se le ha conocido otro oficio pues sería imposible que lo tuviera, ya que a éste le dedica desde que amanece hasta que la falta de luz estropearía sus cuadros, el resto del tiempo lo dedica a pasear, el huerto, observar y conversar, no deja de ser un Trapiello, aunque de la rama de los más callados.
Otra de sus fidelidades es su galería, Bernesga. A ella ha regresado el pasado martes, que inauguró, y en ella permanecerá hasta el 15 de octubre con sus últimostrabajos, en los que abundan esos paisajes nacidos de sus viajes y sus paseos por el Torío natal, el Bernesga, el Curueño... y no puede faltar alguna Catedral u otros rincones como la plaza del Grano.
En sus fidelidades jamás faltan los suyos y cuando le hablas de su larga y siempre clara vocación de pintor echa su mirada hacia el árbol genealógico, no para recordar que entre sus hermanos hay mucho gen artístico, por la rama de las letras, sino para mirar más allá. “Mi tío César –el sacerdote dibujante- daba clases de pintura y me inició muy pronto en este camino. Después ya lo seguí con mucho gusto pues tengo que reconocer que me fue cautivando y, porqué no decirlo, ya me tiene absolutamente enganchado”. 
Y tan enganchado. Pocos tipos encontrarás tan felices con lo que hacen, tan enganchados de su trabajo y, a la vez, tan capaces de dejar su mundo en el caballete para ser un conversador ameno y un viajero entrañable. Pero siempre pintor, aunque le gusta reconocer que también le habría encantado saber tocar un instrumento. “Me gusta llevar al lienzo cualquier cosa. Lo visto en la naturaleza, mi primer fuente de inspiración, pero también cualquier detalle, el más mínimo, para trabajarlo con mimo. También me fijo en los clásicos, esos siempre son una fuente de sabiduría, un ejemplo, una referencia”. 
No hace falta recordar lo que él ya ha dicho muchas veces, su gran referencia, “es Velázquez, me parece el gran maestro”.
Anda estos días un poco nervioso. Montar una exposición y acudir a las inauguraciones y demás no es que le ponga nervioso pero empieza a sentir que está demasiado tiempo sin pintar y él ya quiere volver a lo suyo, a pintar, lejos de modas y “después que el tiempo nos ponga cada uno en nuestro sitio”. 
El suyo es fácil, pintando.

http://www.la-cronica.net/2011/09/29/vivir/severino-garcia-trapiello-la-pintura-me-tiene-cautivo-128236.htm

3 comentarios

Andrés Martínez Trapiello -

...y hay otros dos cuadros, dos pinturas de Jesusín, el Herrero, que me saludan cuando llego o salgo de casa, que fueron y son parte de mi vida y testigos de...: La basílica de San Isidoro y el ábside de la Catedral.

Me ha hecho este Jesús buscar en el diccionario que tengo a mis espaldas, el "Diccionario de la Lengua Española"; también en otro al lado, el "Diccionario Moderno Langenscheidt", y otros: "Diccionario Ilustrado Latino-Español Español-Latino", "Diccionario Manual Griego-Español" de José M. Pabón; el "Diccionario Ideológico de la Lengua Española" de J. Casares y el de La Real Academia Española de la Lengua "Edición 2001". También, en una enciclopedia de Jaques Pirenne, el Diccionario Ilustrado Espasa y el de términos telegráficos; y quiá, no aparece eso de KTF.
Voy a ver en Google...

Jesús Herrero Marcos -

Querido Andrés, KTF por no haberme hablado antes de Seve, por no haberme abierto antes esa ventana.

Andres Martinez Trapiello -

No es por razón de sangre, solo por que quiero transmitir mi embelesamiento de dos cuadros que cuelgan de las paredes de casa; dos cuadros de Seve, dos ventanas que me llevan a fantasear las vidas que se viven desde dentro o desde fuera. Las ventanas que le recordaba a Jesús Herrero, las fantasías que se pueden desarrollar en tu imaginación por objetos que sin vida viven.