UNA IGLESIA PARA UN RETABLO, UN PAISAJE PARA EL RECUERDO (II)
Aquí os dejo la segunda parte del relato que nos regala Javivi.
No sabía que yo era uno de los más sabios en cultura, arte y folklore “cazurrín”, de haberlo sabido...¡aquí iba a estar yo!
UNA IGLESIA PARA UN RETABLO, UN PAISAJE PARA EL RECUERDO (II)
2.- Una caja donde guardar el antiguo retablo, Premio Arqano +10 de Coello de Portugal.
-¡Recrista puta!
El taco con trapío de la abuela me salió de los adentros, inesperadamente, la otra mañana; Josemari Cortés me había mandado una foto curiosa -que abre portillo- sobre la que la historia ha tramado y destramado amnesias y recuerdos, nostalgias y piedades. “Mira qué imagen tan fantástica; algo se te ocurrirá!”, -decía lacónico este paciente e incansable conductor del blog, el muy “guindilla, uno de los más sabios en cultura, arte y folklore “cazurrín”. Esto es, este Josemari, leonés en estado puro.
A modo de ejemplo: el último fin de semana de febrero, -lo dicen las crónicas-, por La Cepeda hubo fantásticos botillos de Manolo Centeno y percebes de Lalo Mayo (decía Lalo que eran “indígenas”, del embalse de La Raldona, en Benamarías de La Cepeda, el muy engreído, aunque los percebes dieron juego como si fueran de la mismísima Coruña). De los botillos de Centeno, ni comentar, no sea los cate el Jefe de la Casa Real y ya nunca más podamos catarlos los demás mortales, igual que sucede con el chorizo de Casa Suarez.
En la mañana del domingo siguiente, sol radiante en León, Josemari apareció frente al Convento de San Marcos, al que estaba yo fotografiando con aquella luz frontal tan leonesa –igual que el cielo, tan azul- que muestra la “peineta” que remata la portada barroca y ahí os dejo; casi sin los saludos de cortesía rituales, nos dio a Isabel, Quique, Lourdes y a mí una magistral lección sobre el edificio. En sus recuerdos de infancia, aquel San Marcos, cuartel militar de caballería, el Cuartel de la Remonta, para sementales; en 1964, Fraga –Ministro de Información y Turismo desde 1962- lo instituyó en Parador, mientras una buena parte de nosotros “formábamos” en filas cuasi militares en “el colegio que se tragó la trampa”, que escribiera hace tiempo Isidro Cicero, frase que a mi tanto me gusta, porque ya no sé si la trampa se tragó al colegio o se tragó a aquellos críos que fuimos.
(¡Vale! Perdón por la digresión. Vuelvo a la foto que abre “portillo”, pero ya me conocéis: suelo zigzaguear de vez en cuando. Y en estos recodos de la vida, casi que prefiero el zigzagueo como norma de vida)
¡Recrista puta! ¿Y qué puedo decir sobre una foto y un tiempo en el que era yo un niño de 6 años, lleno de ojos y perdido en un pueblo de junto al nacimiento del Ebro?, -pensé
Pero el tema me interesó de inmediato. De una intensidad histórica máxima. En “diálogo de carmelitas”, el viejo santuario que no conocí -ileso aún- frente al esqueleto del colegio que me era extraño aún-en construcción- al que acudiría 6 años después y en el que pasé otros 6 años de mi vida, con intensidad creciente. Dos en uno; ambos mundos unidos en el clic de una cámara fotográfica cuya autoría desconozco. Y en primer plano, por la izquierda, la silueta de ambas capillas de aquel colegio modernista en tiempos intensamente franquistas en las que pasamos tantas horas, en actos de culto colectivos o en meditación intimista.
Azares de la vida, el email de Josemari me llegó el 22 de febrero, mismo día en que María José Diez de Tuesta, una conocida casi amiga, narraba en “El País” la muerte inesperada, con 52 años, de Luis Moreno Mansilla (1959), arquitecto junto con Emilio Tuñón del Auditorio de León (1994 – 2002) y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León - MUSAC (2001 – 2004).
Quizá Fernando Box encuentre alguna explicación más profunda que yo husmeando en los números y las esferas del firmamento, pero anoto aquí el hecho: Francisco Coello de Portugal estaba acabando su primer trabajo, rupturista respecto de la tradición arquitectónica religiosa anterior, la Fundación Virgen del Camino y el Santuario a la Patrona de León, anexo, cuando nacía Moreno Mansilla, hijo intelectual de Moneo y ganador del Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe en 2007 por la plasticidad y el cromatismo del MUSAC leonés.
Sin embargo, ¡qué nos van a contar sobre las bondades de su arquitectura a quienes disfrutamos por años de los edificios diseñados en 1955 por Curro Coello en La Virgen del Camino! Absolutamente nada. Así que era de justicia el Premio ARQANO +10 que le concedió el Colegio de Arquitectos en abril de 2008, acto en el que estuvo Josemari Cortés, -en la imagen- de alguna manera, en representación de todos aquellos niños que vivimos y usamos en carnes propias el nuevo concepto de arquitectura para colegios y edificios religiosos, representado por un fraile-arquitecto o arquitecto-fraile, que ya, ni el mismo Curro sabe si él es aquel o este otro.
¡Cuánta historia vamos acumulando a las espaldas aquellos niños que transitamos por La Paramera va ya para medio siglo, señor!
* * * * * * * *
Javivi
11 comentarios
José Mª Sierra Tascón -
Lo que puede dar de sí (más que un jersey mal tendido) un comentario inocente.
Pero, al menos, comentamos. Yo pretendo hacerlo con respeto. Y sé que soy agresivo con determinados temas. No soporto la injusticia. Claro que para otros no lo es. Por eso quiero debatir, comentar, discutir. No sé decirlo de otro modo. Mis razonamientos son primitivos.
De nuevo, besos: Sin apreturas de cinturón, que me voy a dormir(sinónimo de leer)
José Mª Sierra Tascón -
Yo no soy letrado (no sé por qué se le llama así a alguien que ha estudiado leyes). Pero me parece que no es de recibo que habiendo tantas pruebas se pase por alto tamaña injusticia.
Para los que piensen, si hay alguno, que sólo me preocupan los represaliados de "los rojos", tengo que decir y digo que quiero que afloren todos los desmanes cometidos entonces por unos y otros.
O ¿es que sólo vamos a pagar las multas de exceso de velocidad? Y las de haber bebido un PP (léase Prieto Picudo) ¿de más...?
Ahí sí están diligentes los jueces. Claro, no se juegan nada.
Y en alguna ocasión escribí en este blog que un juez, cuando dicta sentencia, siempre falla: Acierte o no.
Otro día analizaré lo de "dictar..."
Que me disculpen los jueces buenos, que los hay. Pero eso de "dictar"...
Claro, al final, yo no fui: Fue el Secretario que copió mal. YO DICTÉ BIEN.
Besos (y apreturas de cinturón).
Javier Cirauqui -
Tan hermoso edificio, con garitas en su puerta y hollado por botas militares. Ya sabía, entonces que fue penal después de la guerra y que allí se cometieron tamaños crímenes como dice Cicero y corrobora Sierra Tascón, mancharon y perpetuaron la ignominia para siempre en este bello edificio.
Yo creo, Lalo, que tus palabras se asientan perfectamente en este blog. Llevo bastante tiempo intentando leer el Libro de Trapiello, pero despues de leerte empiezo ya a leerlo.
Hay que seguir luchando porque se reivindique la memoría de aquellas personas que desaparecieron y murieron por estar en medio, para que se les recuerde con toda la dignidad, que se merecen y se les ponga en en lugar que deben, junto a todos nosotros, los "simples", como dice Iturriaga, que las "razas superiores", producen muerte y dolor.
Un saludo. Javier.
Juan A. Iturriaga -
Uno de los militares importantes del 23 de febrero, decía que estaba convencido de que si no actuaba, se hundiría España.
Eso es muy interesante, ya que, dentro de la tradición integrista, este señor consideraba que su pensamiento era de tal calidad respecto al del resto de los indocumentados que, por su bien, tenía que imponérselo aunque tuviera que hacerlo a sangre y fuego. Además en el 36 se hizo "a mayor gloria de Dios", que no deja de ser un plus de legitimación.
Hay que respetar a "la única verdadera", o "la raza superior".
Los demás pertenecemos a esa llamada "masa", o a "los simples" que dirían los frailes de Humberto Eco. Bastante desgracia tenemos.
lalo -
Desde hace meses guardaba en posición de lectura la última revisión del extenso volumen escrito hace casi veinte años por Andrés Trapiello (de los Garcías y del 63) titulado Las armas y las letras. Siento decir que no era el libro en su edición noble, de casi 40 euros de vellón, si no la más modesta en rústica, con una tipografía más menuda que obliga a forzar la vista y que difumina las ilustraciones, fotos y portadas, hasta hacerlas casi invisibles. O sea, que de entrada, las 640 páginas de apretado y denso texto no invitan a hacer una cómoda lectura. Pero una vez que arranqué ya no pude parar más que cuando, horas después de iniciada la lectura, la cansada vista me amontonaba las líneas y me obligaba, muy a mi pesar, a marcar la página con la intención de seguir al día siguiente.
He de decir antes que nada que la apreciación sobre este libro, confieso que recién descubierto por mí, es extremadamente positivo. Y como ese calificativo suena a muy frío, añadiré también que es apasionante, brillante, bien escrito (eso ya se supone porque el autor estudió en la paramera), que todo en él es sustancia y sin desperdicio. Es otra forma excelente de conocer la Guerra Civil. O, mejor aún, de comprenderla, si eso es posible. En el libro de Trapiello no hay extensos análisis políticos ni documentados movimientos de tropas ni más tiros que los que recibieron los escritores de uno y otro bando, más por alevosas y oscuras pistolas que por sonoros e inconscientes cañonazos. Hay abundancia de datos inéditos muchos de ellos extraídos de documentos de acceso restringido, como son cartas personales entre los autores.
Pero bueno, que esto no pretende ser una crítica literaria. Como Las armas y las letras es un libro que lleva muchos años editado, en Internet encontraréis abundancia de críticas, unas positivas, las más, y otras negativas, generalmente las elaboradas desde posiciones ideológicas apriorísticas. Mi recomendación es que os hagáis con un ejemplar (si es posible pasando por la caja de alguna solvente librería, que seguro que nuestro compañero se llevará algo por los derechos de autor, tan a la baja gracias a las nuevas tecnologías) y lo devoréis, como me sucedió a mí.
Viene a cuento este largo preámbulo a raíz de los comentarios de esta entrada. El libro de Trapiello quintaesencia (del verbo quintaesenciar) la idea de la tercera España, ajena a las otras dos de las que habló Antonio Machado, la de la derecha y la de la izquierda. Al igual que sucedía con millones de ciudadanos españoles, muchos hombres y mujeres que poblaban la intelectualidad de los años treinta no estaban alineados en ninguno de los dos minoritarios laterales. Pero la guerra los descolocó a todos. Trapiello nos cuenta la extensa casuística con todo lujo de detalles. Es más, algunas de las críticas negativas que ha recibido su libro vienen precisamente de la exuberancia de esos detalles.
Pero Las armas y las letras tiene otra virtud valiosa. Andrés Trapiello, también bibliófilo empedernido y estudioso exhaustivo del apasionante y apasionado tema, nos pone sobre la pista de varios autores escondidos en el tiempo y de obras desconocidas sobre la Guerra Civil. El primero de los autores, del que habla hasta con cariño, es Manuel Chaves Nogales, un periodista sevillano, director del diario madrileño Ahora, que se exilió de España en 1937, el mismo día en que el Gobierno cogió los bártulos e hizo la mudanza desde Madrid a Valencia. Ni una hora antes, ni una hora después, escribe Chaves. Ya desde Francia, publicó en ese mismo año A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España. Son nueve relatos, escritos en un estilo similar a lo que en los años sesenta surgió como nuevo periodismo, que cuentan las atrocidades de las primeras semanas de la guerra. El autor avisa de que cada uno de los nueve episodios a pesar de lo inverosímil de sus aventuras y de sus inconcebibles personajes ha sido extraído fielmente de un hecho rigurosamente verídico. Pero además de los relatos, A sangre y fuego tiene otro gran valor: el de su prólogo, fechado por Manuel Chaves Nogales en Francia entre enero y mayo de 1937. Me permitiréis que reproduzca alguna de sus frases y párrafos:
_Yo era eso que los sociólogos llaman un pequeñoburgués liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria.
_Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que se partieron España. De mi pequeña experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo, por insignificante que fuese, había contraído méritos bastantes para haber sido fusilado por los unos y por los otros.
_Vi entonces convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas terribles a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo.
_El resultado final de esta lucha no me preocupa demasiado. No me interesa gran cosa saber que el futuro dictador de España va a salir de un lado u otro de las trincheras. Es igual. El hombre fuerte, el caudillo, el triunfador que al final ha de asentar las posaderas en el charco de sangre de mi país y con el cuchillo entre los dientes va a mantener en servidumbre a os celtíberos supervivientes, puede salir indistintamente de uno u otro lado. Desde luego, no será ninguno de los líderes o caudillos que han provocado con su estupidez y su crueldad monstruosa este gran cataclismo de España. A esos, a todos, absolutamente a todos, los ahoga ya la sangre vertida. (Aquí Chaves no acertó del todo).
_El hombre que encarnará la España superviviente surgirá merced a esa terrible e ininteligente selección de la guerra que hace sucumbir a los mejores.
Ni colonia fascista, ni avanzada del comunismo, Ni tiranía aristocrática ni dictadura del proletariado. En lo interior, un gobierno dictatorial que con las armas en la mano obligará a los españoles a trabajar desesperadamente y a pasar hambre sin rechistar durante veinte años, hasta que hayamos pagado la guerra. Rojo o blanco, capitán del ejército o comisario político, fascista o comunista, probablemente ninguna de las dos cosas, o ambas a la vez, el cómitre que nos hará remar a latigazos hasta salir de esta galerna ha de ser igualmente cruel e inhumano.
Pues todo esto y mucho más escribía ¡¡en el arranque del año 1937!! el durante lustros desconocido (hay varios ilustres actuales que se están pegando hoy por adjudicarse el mérito de haberlo redescubierto) Manuel Chaves Nogales.
Trapiello nos lo dio a conocer en el ya lejano año de 1994, al mismo tiempo que nos habla (y recomienda) a Clara Campoamor y su libro, también escondido durante años, La revolución española vista por una republicana; y de Carlos Morla Lynch, embajador chileno en el Madrid de la guerra y autor de Informes diplomáticos y diarios de la guerra civil; y, también, claro, de Madrid, de Corte a cheka, del mucho más conocido Agustín de Foxá y desde que logró huir del Madrid republicano, militante en el departamento de propaganda en el cuartel general rebelde a las órdenes de Franco.
Los cuatro comparten el valor de haber escrito lo que vivieron en primera persona durante los primeros meses de la guerra. Y los tres primeros (no Foxá, claro) comparten así mismo una visión de la tercera España, la de quienes, cuando ambos bandos disparaban, los pillaban en el medio. Algunos de ellos aún siguen, para vergüenza de todos, encubiertos en esas fosas.
Os ruego que sepáis disculparme si estas palabras no se asientan muy bien en este blog. Pero el sujeto principal del largo texto es un compañero, el tema viene al hilo de las entradas anteriores y, lo que no es menos importante, en este lluvioso, gris y triste miércoles santo me apetecía hacerlo.
Salud
José Mª Sierra Tascón -
No revolváis, dicen algunos. Yo quiero que en algún sitio aparezcan los sin nombre, los olvidados, los reprimidos, los muertos sin estar enfermos...
Los empujados para que cayeran en la fosa después del tiro de gracia... O sin él. Eran tan vagos que les ponían al borde para que cayeran solos. Como los descritos por Cicero haciendo sus necesidades.
Aunque en la cabecera de la lista aparezca José Antonio Primo de Rivera como ideólogo de sus (de ellos, no de él) asesinos. Y que diga también: Caídos por Dios (el suyo, también de ellos y no de él) y por España.
Yo sé que hubo también abusos del ¿otro bando?. Éste elegido en las urnas como el que ahora nos gobierna, recrista. Y no hay un alzamiento nacional aunque sea para volver a la peseta. Sí, ya sé. No se puede vivir fuera de Europa. Póngolo en duda.
Y si alguien no lo cree "que me toque la polaina"
¡No me toquéis la polaina! ¡Vaya martes de pasión...!
Un abrazo.
Salva -
isidro cicero -
Pues a mí lo último que me han contado de San Marcos es de cuando tuvo dentro diecisiete mil presos. ¿Diecisiete mil? Diecisiete mil, recrista puta, diecisiete mil.
¿Y cabían? Pues mira. Muy malamente. Pasaban el día y la noche agolpados en el enorme patio. Cuando nevaba, toda la nieve cubría sus cuerpos famélicos. Cuando llovía, se empapaban. Cuando helaba, se congelaban. Cuando caía el sol de la canícula, nada les protegía de sus brasas. Con frecuencia iban pasando por entre ellos unos empleados para llevarse los cadáveres del suelo.
Había unos toldos alrededor, pero no estaban pensados para cobijar a diecisiete mil. Bajo aquellas estrechas marquesinas, se apretujaban todos los que cabían, pero la mayoría pasaban los rigores extremados de temperatura leonesa a la intemperie total del patio.
En las noches de heladas, nieve, y aguaceros, los que podían se acostaban bajo las marquesinas, sobre un suelo de guijarros sacados del Bernesga que les agujereaban los costillares. Dormían de canto, estrujándose unos contra otros para darse calor y para que pudieran caber más. Se daban la vuelta todos a una.
Había dos enormes bidones de metro y medio de altura uno a cada extremo del patio para que pudieran cagar y mear. Los presos se aguantaban todo lo que podían antes de utilizarlos, porque para poder subirse, tenían que apoyarse en los hombros de un par de compañeros. Y una vez arriba, tenían que hacer equilibrios para no caerse dentro mientras se acuclillaban en el borde del latón. En esa postura apoyaban las manos en los hombros de los dos compañeros, con los huevos al aire gélido, en medio de la multitud.
A pesar de esto, recrista puta, también yo me he quedado muchas veces mirando la torre más literaria de San Marcos donde dicen que estuvo preso Quevedo.
santiago rodriguez -
Yo si que disfruto de leeros a vosotros
José Mª Sierra Tascón -
Me gusta rememorar tanto recuerdo olvidado.
Yo creo que pasé por allí como con una cámara haciendo fotos sin carrete. O con carrete: Pero salieron todas veladas. Y, ahora, muchos de vosotros me recuperáis los archivos deficientes. Como si fueráis un programam de informática de esos que desencriptan esos archivos.
Pero siguiendo con Quevedo, y con permiso de Javier Cirauqi que lo inició, y a cuento de la situación ¿actual? de este país formado por países que llamamos España: "¿No ha de haber un espíritu valiente?
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?"
Tampoco me hagáis mucho caso. A mi, también me gusta, como a Atahualpa Yupanqui, "de vez en cuando perderme en un bordoneo". Qué más da, a estas alturas, "bordoneo" o "zigzagueo".
Y ahora me acuerdo que tengo pendiente con el furriel un comentario sobre unas fotografías. Tocayo, dáme un respiro. Que con esto de la huelga, las que hago por mi cuenta, y que trabajo más ahora qwue cuando no me pagaba la seguridad social (entiéndase: Trabajo sin remuneración, no vaya a ser), estoy más ocupado que un intestino con estreñimiento...
Voy a lavarme los dientes y a dormir.
Me encanta leeros.
Un beso
Javier Cirauqui -
Aquel año de la inauguración de San Marcos, como el mayor número de los de Vilava eran de la escolanía, nos quitaron unos días de vacaciones, pues tenían que cantarle a Fraga, en el Claustro de San Isidoro. A los que no cantábamos en la Escolanía nos dieron suelta por León. Estuve por los alrededores de San Marcos, San Isidoro y La Catedral, creo que hasta solo.
Yo siempre que pasaba el puente viejo, miraba hacia las ventanas que daban al río y recordaba el encierro de Quevedo, en aquellas mazmorras y los versos que decían:
"No he de callar por más que con el dedo silencio avises o amenaces miedo". No estoy seguro si tambien anduvo por estas prisiones Fray Luis de Leon el de ¡qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida senda, por donde se han ido los pocos sabios, que en el mundo han sido".
Lo que si estoy seguro, que por aquellas fechas u otras fechas nos visitó la mujer de Fraga, (por lo visto era de León), la recuerdo sentada en una silla, con las piernas cruzadas, en el cuarto de la rondalla, donde se le interpretaron varias piezas.
Qué verdad, lo de la bondad de aquellas arquitecturas del Colegio, de Fray Coello. A mí me encantaba pasar del Santuario, aquella hermosísima caja, con su portada impresionante, sus vidrieras multicolores, sus estrechos vanos laterales, conteniendo el hermosímo retablo barroco, con la Virgen del Camino Doliente y el San Miguel Guerrero de "Quién como Dios? Nadie como Dios", para despues pasar a la
Capilla de la Escuela Mayor, presidido por el mosaico del P. Iturgaiz, un Cristo amable en ocres negros y blancos. Pero el mayor contraste era con el Via Crucis de esta Capilla, aquellas incisiones en la pared de trazos limpios y sencillos, creo que eran de Lapayese.
Me gusta leerte, Javivi.
Un saludo Javier.