LOS POEMAS DE JOSÉ IGNACIO (Colección el tomillar)
Tengo el honor y la satisfacción de entregaros el regalo de Reyes de este año.
Os presento el libro NO MÁS DUELOS NO MAS HIELOS NO MÁS VELOS, Colección el tomillar - poesía número uno.
- Su autor, como ya sabéis, nuestro poeta de cámara José Ignacio Serrano Mallada.
- El Editor, Lalo F punto Mayo el grande, se lo trabajó, que si en PDF, que si en EPUB para libros digitales, que si el lomo, que si la portada, que si los colores, que si el grosor de las hojas, que si editarlo en imprenta, que si imprimirlo cada uno de nosotros, etc. Gracias Lalo, auténtico artífice del proyecto.
- Ilustración de la contraportada Jesusito Herrero.
- Prologado por Santines Vibot.
- Epilogado por Antonio Argüeso.
Esfuerzos nos ha costado tener este proyecto en secreto pues queríamos que fuese una sorpresa para José Ignacio.
La idea surgió a mediados del pasado Noviembre cuando publiqué refundidos los poemas de José Ignacio y los enlacé al blog. En aquel momento, ya que la calidad de la recopilación no iba muy allá, le pedí a Lalo que le diera una mejor forma y el muy genio ha construido el libro del que hemos confeccionado un ejemplar que ya hemos enviado a José Ignacio.
Pedí al querido Santines Vibot, poeta del alma y de la palabra, su colaboración en forma de Prólogo y en el libro está. Esto me contestó a mi petición:
Querido Guindilla, antes de nada, cuenta con ese prólogo. He releído
todos sus poemas y considero un honor escribirlo yo, a quien
precisamente dedica algunos preciosísimos. Santos Vibot.
Antonio Argüeso se prestó a mi petición de escribir un epílogo de cierre del libro y la colaboración llegó rauda desde Bruselas. Os descubro su contestación:
Lo que me dices sobre lo que queréis hacer con las poesías de Serrano Mallada me parece genial, evidentemente. Dirigirte a mí para un epílogo, ¡allá tù!: sí leo poesía con cierta regularidad, pero sin más y la lágrima cada vez se me escapa con más facilidad, pero no sé yo, no sé. Antonio Argüeso. Y al final del libro está su epílogo.
Con medio excusas pedí a José Ignacio su biografía, que me contase algo de su nieto, de su vida profesional, etc. con el riesgo de que me preguntase para qué.
De momento, la decisión que hemos tomado es la de dejar a disposición de todos el libro para que cada uno se lo imprima. Es una lástima, pues el coste de editar 100 ejemplares superaba por poco los 500 €urillos. La experiencia con los libros anteriores pensamos que no nos permite meternos en esta nueva aventura editorial, a no ser que me digáis lo contrario.
No obsante y como regalo de Reyes para todos nosotros, sus majestades de Oriente nos han dejado al lado del zapato del blog, en el apartado Enlaces, bajo el título de POEMAS JI SERRANO MALLADA, el acceso a estos cuatro ficheros que os podéis descargar:
- Fichero: POEMAS DE SERRANO MALLADA en PDF
- Fichero: PORTADA poemas din A3.PDF
- Fichero: Instrucciones para imprimir el libro.PDF
- Fichero: No más duelos.EPUB (para libros digitales)
Estas fotos corresponden al original del libro que ha recibido José Ignacio,
Portada
contraportada
dedicatoria
Prólogo de Santos Vibot
Epílogo ce Antonio Argüeso
Y como queriamos que fuese un "regalo de reyes", ayer mismo José Ignacio recogía de correos el libro de sus Poemas.
Esta ha sido su primera reacción al encontrarse con "su" libro:
Acabo de retirar ahora el envío en Correos. Abro el paquete y me encuentro con la gran sorpresa de un pequeño libro que rezuma olor a lirios blancos, a embrujo de amor condesado con tomillo y trigales, Demasiado para un pequeño pajarín herido, que además es mal poeta.
Todo, todo… desde la carta tan bonita y cercana de la presentación/explicación de Lalo, las firmas de unos compañeros que no ves pero que escurren caricias, el prólogo amoroso, y tierno de mi Vibot, el epílogo inmerecido y tan cariñoso de Antonio Argueso, y la foto de mi nietín Rodrigo cogiéndome el dedo de la mano, las citas tan bonitas de algunos hermanos, la caricatura tan artísticay real de Jesús Herrero, todo, todo ha sido demasiado e inmerecido.
Me llega ahora con esta inmensa sorpresa un torrente de amores viejos. Los recuerdos que me invaden conforman una catarata hiriente de calor y solidaridad con la que sobrevivimos al traumático, frío y duro destete infantil . Eramos camadas de niños muy solinos y muy débiles y además en tierra extraña, pero estábamos muy juntos para lo bueno y para los malo, y veo que continuamos igual.
He pretendido con mi pobre poesía ser como una guitarra que cante la ternura del amor y el quejido del dolor que conforman a todas las vidas.
Pasado el tiempo me hecho un niño y sí necesito, como todos, vuestros abrazos y vuestros besos (qué precioso), pero yo también desearía dároslos siempre también. Porque os quiero mucho, pido a menudo y lo leéis que aquel jilguero , que anidó en un verano, hace mucho tiempo, en la catalpa de la fuente del pulpo me lleve volando, cuando muera, al otero de vuestras vidas, a veros y veros tan buenos, tan sanos y tan bellos como entonces:
si me cubre el negro frío
que me lleve aquel jilguero,
como si fuera en estío,
a volar sobre el otero
para verte, niño mío.
GRACIAS POR TODO.
Furri,
muñidor donde los haya tú eres el mejor y el más bueno. Ayer me dí cuenta del interés tuyo por la información personal solicitada con urgencia. Qué bonita presentación y composición del librito que recoge versos de un mal poeta herido, pero lo peor es que soy feo a rabiar...
GRACIAS POR TODO, LO REPITO. NO MEREZCO NADA, YA TENGO BASTANTE CON QUEREROS Y QUE ME QUERAIS.
jose ignacio.
Gracias a quienes habéis participado en este proyecto y hecho una realidad el nuevo número de nuestra colección el tomillar. el furriel.
Nota.- Si tenéis algún problema en la descarga de ficheros, me lo decís que os los envío directamente a vuestro e-mail. el furriel.
23 comentarios
Jose Manuel Serrano -
Jose Manuel Serrano Suárez
Santos Suárez Santamarta -
A José Ignacio Serrano Mallada
Nido de jilgueros
Hoy quisiera contaros, amigos,
una historia de amores y ensueños
que empezó suponed cuándo y dónde
y hace ya calculad cuánto tiempo.
Es la historia de un niño apacible
que vivía en un pueblo costero
y gozaba observando en su entorno
cuanto había de mágico y bello
Era un niño que siempre acudía
con el alma y los ojos abiertos
al misterio abismal que se ofrece
en los mares, la tierra y los cielos.
Observaba las plantas, las flores
todo tipo de bichos e insectos,
pero más que otra cosa las aves:
golondrinas, alondras, jilgueros
de los cuales quedaba prendado
por el canto, el plumaje o el vuelo.
Si quería veía en las nubes
mil barquitos flotando en el cielo
y en los barcos veía a su antojo
nubecillas entrando en el puerto.
O jugaba augurando qué ola
cabalgaba entre espuma más tiempo
o, de noche, qué estrellas brillaban
con un chorro de luz más intenso.
Era un niño despierto y sensible
era un niño pacífico y bueno
y además siendo un niño querido
era un niño feliz en su pueblo.
Mas un día en la casa paterna
se acordó con juicioso criterio
que era tiempo de abrirse a otros mundos
y explorar más ocultos senderos;
de saber dónde acechan peligros,
de hacer frente también a más retos
y orientar los anteojos del alma
para ver horizontes más lejos:
Hijo mío, la vida no es fácil,
lo que importa en la vida es ser bueno
Nadie puede decirse ser hombre
sin ser hombre, a la vez, de provecho.
Es preciso el trabajo, el estudio,
la renuncia, el tesón, el esfuerzo
Así fue que inició nuevo rumbo,
se alejó, siendo aún muy pequeño,
de su casa, su mar y su gente,
y de pronto se vio tierra adentro
en un nuevo colegio que estaba
levantado en un páramo extenso
como un barco que hubiera encallado
por azar en mitad de un desierto.
Era este un colegio de niños,
procedentes de aldeas o pueblos
que ingresaron medrosos un día
y se hicieron allí compañeros
compartiendo recuerdos, nostalgias,
soledades, tristezas y apegos
bajo el techo de aquel internado
entre juegos, estudios y rezos.
¡Cómo echaba de menos su casa !
¡cómo echaba de menos los besos
maternales truncados de pronto
aquel día primero de ingreso !
¡Cuánto echaba de menos las olas
y la playa, y los barcos y el vuelo
reposado de blancas gaviotas
libremente flotando en el cielo !
Cuántas veces volviéndose al norte,
cada vez que salía al recreo,
se fugaba en alados corceles
al hogar y al refugio paternos,
Y también cuántas veces sus ojos,
traspasaban las cumbres y puertos,
-tan lejanos, cubiertos de nieve-
hacia el blanco de tantos recuerdos.
Luego fueron pasando los días,
y con ellos los fríos de invierno,
y llegaron los días de mayo
en los cuales parece que el cielo
se quisiera mostrar generoso
con el hombre y los campos a un tiempo.
Y aunque era el lugar mesetario
y el terreno era árido y seco
prosperaban catalpas, moreras
y también florecían cerezos
que ofrendaban colores y aromas
por benéfico efecto del riego.
Fue en alguna de aquellas catalpas
-ornamento de tan recoleto
rinconcillo cercano a la fuente
que manaba frescor, paz y sueños-
donde halló lenitivo a su pena
escuchando un piar de jilgueros.
Eran dos jilguerillos amantes
que en su fronda se hacían requiebros
y ensayaban con tímido canto
sus rituales de amor pajareros
Observó cómo hacían el nido
con trajín sus piquitos obreros,
cómo luego en silencio y reposo
incubaban su puesta de huevos,
y aquel ir y venir presuroso
a la caza de incautos insectos
para darles, con celo y ternura,
alimento a sus torpes polluelos.
Y aquel niño marcado de ausencias
-que hasta entonces penaba en secreto
añorando lloverle en el alma
el orbayo de mimos maternos-
recobró la sonrisa perdida,
repintó de color los recuerdos
y volviéndole el brillo a los ojos
se olvidó de sentirse en destierro.
Luego ya transcurrieron los años
muchos años, después, transcurrieron
y, aunque aquel -rapacín que fue entonces-
hoy se tiene a sí mismo por viejo,
agradece y recuerda lecciones
que ante el nido aprendió de pequeño:
La aventura sin par de hacer nido
el valor de un amor verdadero
la emoción que al nacer dan los hijos
-repetida otra vez siendo abuelo-
el deber de bregar cada día
por llevar a la prole alimento
y el placer de ver ya volar alto
-sin temor a las rachas de viento-
a los que antes cayeron del nido
cuando estaban sus alas de estreno.
Qué emoción nuestro niño sintiera
si supiera qué ha sido de aquellos
pajarillos que ya luego nunca
dieron cuenta de su paradero.
¡Les podría decir tantas cosas
este niño mayor y tan tierno !
Que, como ellos, también hizo un nido
que ha tenido un amor verdadero
que ha criado y cuidado a sus hijos
y que ya felizmente es abuelo.
Les podría decir que en la imprenta
le preparan su libro de versos
y que ahora ya estaba pensando
-por cumplir tres humanos anhelos-
en plantar una hermosa catalpa,
o un abeto quizás, o un cerezo
donde viera su nieto Rodrigo
-como él- anidar los jilgueros.
Javier del Vigo -
Para tu control y previsión, hasta aquí -hazme caso- tenemos ya 25 ejemplares solicitados.
Osea, para llegar a los 100 faltan...'
Pos eso!
Domingo Iturgaiz -
Isidro Cascajares -
JOSE MANUEL GARCÍA VALDES -
1. Para comencipiar, dar la enhorbuena y felicitación al poeta José Ignacio. En los tiempos que corren son avis rara quellos que se dedican a blanco sobre negro los sentimientos que tanto se esconden, los míos deben esconderee en las partes más bajas del tálamo e hipotálamo y no soy capaz a sacarlos a la luz. Lo bueno que tiene esto de´hacer posesía es que es un medio de vida muy rentable, sobre todo para la seguridad social, porque en cuantro días tendrá una pensión menos que pagar. Tú caso es distinto porque con tantos amigos como te han salido aquí casi seguro que triunfarás si además de poseía invisetes es Preferentes. Pero no te fíes, y aquí viene la segunda cuestión:
2. La hipocresía del ser humano es larga y ancha ¿Por qué digo esto? Porque buena parte de los que piden libros como si fueran caramelos aún no han pagado no sólo los libros editados hasta ahora sino, incluso, deben los cafeses tomados en el primer encuentro; al menos esto es lo que yo he oído al Chemari. Si no fuera o fuese verdad que salga él y lo desdiga. Dejaos de pedir libros que no pensáis pagar y mandadle directamente al Iñaqui, al Lalo y al Chemari, billetes, muchos, de quinientos, veréis como publican hasta sus cuentas bancarias. Somos todos muy generosos hasta que llegamos a Correos para hacer el envío.
José Ignacio, tú, a pesar de todo, sigue ragando tus entrañas.
Abrazos
Luis Heredia -
Felicidades y gracias a los autores, editores, multicopistas, ayudant@s y lectores.
¡Vaya regalazo de Reyes¡ yo no me lo esperaba. Y eso que fui más bueno que el pan.
Juan A. Iturriaga -
Necesito un ejemplar.
A mí también se me da muy mal la autoedición. Seguro que me queda una chapuza.
Si esta manifestación de intenciones no es suficiente, espero la lista para apuntarme definitivamente.
Un abrazo
Julio Correas -
Los llibrus n´el papel. Que güelan!Si llos dejamos pa los nietines en CD piérdenlos antes que les peonzes!!
Voy felicitar a los que lo han fecho primeru:
Lalo, yes un grandón.
Ye que queda feu decite que yes la hostia!
Furri: voy matate... non preguntes, oh! Por encargu, coño!
Quinientos euracus dividiu entre 100 ye una miseria pa los de Xixón y adláteres!Los de Casorvia necesitan un güevu d´ellos pa la biblioteca...Los de Ribesella menos, pero non son fatos.
Vivotín, ya va siendu hora de qu´aparezcas, oh! Que parez que te tien secuestrau el avispo de Madriz y Alcalá!
Yes grande, amigu!
Pa tós, les gracies.
Abrí´l regalu con ganes y diome un esparabán del carayu.Entoavía toy respigau!
Yo quiero otru, que como ya non trabayu voy poneme a lleer a esgaya. Los Reyes trajéronme unes gafes nueves de lleer y toy deseando estrenales.
Oye Enrique, tú crees que esto lo entienden los de Madriz?
Un, otru abrazu pa tóós, pero dejaime que i mande unu epecial: p´al autor!
N.B. Enrique, vamos pediles a los del Congresu y a los del Senau que llos pongan traductores de Bable, que de catalan ya tan fartucos!
amador robles -
saludos a todos, y feliz 2013!!!
Enrique Frade -
Benjamín -
Javier Cirauqui -
CARLOS TEJO -
José Ignacio, qué quieres que te diga, que, lo confieso, en alguna ocasión te plagié ideas y versos, reconozco que casi siempre cuando ocurría algo triste en casa de algún amigo. Pero eran las palabras más sinceras y "más mías" que encontraba para expresar los sentimientos.Gracias José Ignacio y gracias José Mari, Lalo, Jesús, por tus acuarelas con mensaje.
Por cierto a mi casa llegaron como siempre los
Reyes Magos. De tarde, fuí a casa de mi hermano Javier, y el pequeño de sus nietos, Diego, pasaba de mi olímpicamante.
-Qué, Diego, ¿No tienes un besu pa tu tiu?
-No, no mi quedan.
-¿Ni unu?
-Tenía unu pero rompiome.
-Venga, dame esi que tienes rotu.
Entonces Diego, metió la mano derecha en el bolso del pantalón, hizo como que sacaba algo, colocó ese imaginario algo en la palma de la mano izquierda, con los dedos de la mano derecha hizo gestos de recomponer aquel misterio , lo metió en la boca, se acercó a mi y diciendo "ya está arreglau", me dio el beso. Fue el más hermoso regalo de Reyes. Un regalo "hecho" solo para mi. Cómo no no voy a creer en los Reyes.
Un abrazo y, si faltan dos para la publicación, me los adjudico.
Carlos
Isidro Cicero -
Antonio Argüeso -
Venga, ánimo, ya solo faltan 92.
Jesús Herrero Marcos -
Pedro Sánchez Menéndez -
Javivi, yo me apunto también y ya solo quedan 98.
Felicidades, José Ignacio. Un abrazo. Pedro
Javier del Vigo -
Pasé de las lágrimas de las carcajadas a la lagrimilla puta del cariño y la emoción que desborda este portillo.
¡Te lo has ganado, José Ignacio! ¡Disfrútalo con merecida felicidad!
En estos años del blog, has sido ese aleteo inmaterial de mariposa multicolor; ibas poniendo el acento sobre la palabrería, el cariño sobre el blog, con esos versos breves que dejaban abierta la imaginación y el regusto despierto.
Y hemos tenido la suerte de que Lalo, Josemari, Santines, Jesús y Toñín hayan llevado a buen puerto el proyecto. ¡Mis felicitaciones para todos!
Una preguntita: ¿No habría 100 personas dispuestas a conseguir que el poemario esté también en papel, con tinta y todo (aunque ahora los tinteros de Jesús sean más pequeños)? Si hay 99 que me sigan
Aún no he ido a los archivos, en busca del ciberlibro, pero ha impactado en mi cerebro una idea de Santos que recoge Antonio: la necesidad de retornar para echar fuera aquella pena negra. Yo la tuve hasta que vine; entonces huyó, como la mujer que quiso tentar a Tomás el de aquí-no
Es posible que haya aún viejos compañeros que llevan aquella pena a cuestas. Estoy con vosotros, Santos y Antonio: si vinieran, si abrieran ventanas, la vieja pena quedaría marchita, trasparente, como vientecillo que nos recuerda que estuvimos, que fuimos, que nos fuimos . ¡Hay tanto cariño en los recuerdos compartidos!
¡Felices Reyes, chavalería!
Fernando Alonso -
Ya lo tengo en mi reader
Antonio Argüeso -
Amigos Josémari, Jesusito y Santines(1)
Lo he cargado en el Kindle (soy adicto desde hace tiempo) y funciona muy bien. La semblanza de Jesús, que aquí te superas, me parece acertadísima. ¡Qué decir de tu introducción! Santos, emotiva, enternecedora, profunda ("¿quién no tuvo en el páramo aquella pena negra que pareció incurable tanta vida?" -en algunos casos han tenido que pasar casi 50 años antes de ser consciente de ello e igual curarla; otros siguen con ella, sin saber que para curarla hay que retornar-).
Y ¡que deciros, Lalo y Josémari...! La Vendedora de globos (puestos a pedir: ¿no habría forma de digitalizarlo también?), el Cuaderno y ahora este, además de ser "nuestra memoria" son obras de una rara calidad editorial.
Bueno, espero que los Reyes hayan echo la vista gorda y se hayan portado bien con vosotros. Por aquí esta tarde comeremos el roscón con los nietos. Andamos ya mi mujer y yo intentando encontrar la forma de que haya al menos siete habas o figuras, sin que se note mucho la trampa.
Un fuerte abrazo
Antonio
(1) Yo aparezco como Antonio, y me parece muy bien. En la Paramera, dado que siempre sobresalí en altura (cada cual sobresale en lo que puede) era pues Antonio. En el pueblo, como Javivi recuerda a veces, era Toñín dado que en la familia (de gigantes, mi pare sobrepasaba los 2m) decían que iba a quedarme como el abuelo que no fue a la mili por no dar la talla, el que dormía cuando iba sobre la burra aquella que se paraba delante de la taberna hasta que bajaba a echar un trago (el abuelo, que no la burra).
José Luis Alcalde Revilla -
José Luis Alcalde Revilla -