DE ESPALDAS AL MONOLITO
Solo es un chavalín de 16 años y se cree mayor. En Roma, en el Vaticano, de espaldas al monolito. Es una tarde brumosa, calurosa, de Julio de 1967. No ha ido a ningún cónclave de Papa, pues no es elector del colegio cardenalicio, ni de viaje en un circuito de turistas, pero es la primera vez que sale de las faldas del municipio patrio.
En vez de guardias suizos, eran otros tiempos, aparece de espaldas un marinerito con gorra de plato y culo prieto.
Impresionado por todo lo que ve por primera vez, turbado ante una pareja besándose en la playa de Imperia, con unos duros en el bolsillo de la venta de dos botellas, una de Soberano y otra de Fundador, casi siempre al lado de Oscarín, Dacio o Sarmiento.
Flaco, delgaducho, de pocas carnes, no de ánimos.
El muchacho canta en una escolanía, la mejor, cazurro entre pueri cantores, tenor de voz, en aquellos días casi tenor ligero, virtuoso de la mandolina, borda las corcheas de Gigantes y Cabezudos.
Camisa blanca, pantalón negro, más limpio que un San Luis, le jode la pajarita. En el pecho una etiqueta, seguro que para no perderse.
Al cabo de dos meses, también asustado, tomará el hábito blanco en Caleruega. De haber seguido, posiblemente hubiese llegado a Papa, pero ... no cuajó.
Y os preguntaréis ¿cómo conoces todos estos detalles?, pues, coño, porque soy yo.
el furriel.
7 comentarios
Juan A. Iturriaga -
Luego la vida me llevó a Roma en bastantes ocasiones. Tenía un cliente a las afueras, en la Via Prenestina y solía ir a dormir a Palestrina, que está como a veinte minutos en coche. A mí me gustaba eso de ir al pueblo del autor de aquella "missa brevis" que cantábamos a menudo.
También me gustaba porque había un albergo sencillo a mitad de precio que los de Roma, sin problemas de aparcamiento y con gente amable.
Naturalmente, siempre procuraba hacer alguna visita a Roma aunque a veces no era fácil ya que íbamos con el tiempo muy justo y, si te metías en coche al centro, podías dejarte medio día en el tráfico.
Para mí, San Pedro, los museos, la Capilla Sixtina, las habitaciones de los Médicis las pinturas de Rafael, etc. etc. me parecieron, lo que ahora los modernos llaman, una pasada.
Durante más de veinte años estuve visitando Italia cada 2 o 3 meses y, aunque tiene sitios preciosos, Roma y Venecia se salen del papel. Todo lo que se diga de ellas es poco.
También quiero agradeceros a ti, a Fernando la enhorabuena por el tema de Nueva York.
Yo creo que tengo algo del síndrome de Stendhal. Puede ser también que no soy muy amigo de los aviones. No lo sé.
Hasta la vuelta un abrazo a todos.
fernando muñoz box -
Una enhorabuena de todo corazón. Los éxitos de los que siguen son el resultado de lo que antecedió. Me alegra saber que todos hemos colaborado un poquito.
Muchos abrazos para la familia
Luis Heredia -
La razón de tan desdichada ausencia en la pizarra no fue otra que la de foro completo de músicos, cantores y parientes. Mi primo, que en realidad es mi sobrino, Germán Torrellas, se había llevado el gato al agua por méritos propios, sin duda. Eso fue lo que me dijo mi primo P. Torrellas, así que, pelillos a la mar.
Me quedé sin viaje y aún sigo sin conocer Roma, salvo por Nerón, el Padre Tascón, (-ojo, no quiero decir que el P. Tascón fuera Nerón, aunque más de un incendio provocó), Vacaciones en Roma, los cónclaves, Las Sandalias del Pescador o Ben-Hur.
Le tengo prometido a Pili desde hace quince años el viaje a Roma y todos los años me sale algún argüeso. Y no lo hago a propósito, de verdad. De este año no pasa. Utilizaré el último recurso que me queda: Me pondré en el Camino y así, a ver si es verdad que todos ellos conducen a Roma. Va a ser la única manera de que yo conozca Roma.
A los que también quedasteis fuera de la pizarra os espero en C/ La Uva porque las camarillas del Colegio no están muy presentables para señores. Allí en C/ La Uva creo que hay un ex¬-apostólico que ha montado un albergue en su casa para peregrinos dirección Camino de Santiago y luego, torciendo a la izquierda o a la derecha, cogiendo cualquier camino, nos llevará hasta Roma.
Hasta Roma; digo, hasta mañana.
Juan Antonio, a Roma puedes llegar también cogiendo el camino desde Nueva York. Enhorabuena por la graduación de tu hijo que te ha hecho gastar tantos pares de zapatos, muchos más de los que tendrás que gastar caminando hasta Roma. Pero, al final, como ves, todo tiene su recompensa;sobre todo para ellos. ¿Por qué los hijos nos salieron más listos que nosotros? O es que yo soy muy zote. Que me lo explique tu hijo porque a mi ya me había costado trabajo haber salido de Gijón para ir interno a Oviedo. Claro que, en aquellos años Nueva York no existía.
José Luis Alcalde Revilla -
Juan A. Iturriaga -
Con el tiempo, las penas por quebrantar el silencio, en filas por ejemplo, se fueron dulcificando.
Ya nada es lo que era.
Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, anuncio que me marcho el viernes a Nueva York a la graduación de mi hijo del MBA en la Columbia University.
Voy más contento que un crio con zapatos nuevos.
Allí le llaman a esta ceremonia, el commencement, el comienzo.
Me sacaré fotos y todo lo que haga falta.
Un abrazo
José Luis Alcalde Revilla -
José Luis Alcalde Revilla -
Dejo la palabra...me callo con besitos de joseito el besuconcetet