Blogia
Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

MOMENTICOS O PITXORRADICAS DEL ENCUENTRO DE POEMAS DE AMOR DE MARIANO ESTRADA (3ª parte)

MOMENTICOS O PITXORRADICAS DEL ENCUENTRO DE POEMAS DE AMOR DE MARIANO ESTRADA (3ª parte)

Aquí nos deja hoy el muy querido Javier la tercera pitoxrradika. Me asegura que se le "jodió" el ordenador por lo que se ha alargado en el tiempo y en el espacio, y eso que nos las había prometido cortas.

 


 

 
MOMENTICOS O PITXORRADIKAS DE LA PRESENTACION DEL LIBRO DE POECANCIONES DE AMOR DE MARIANO ESTRADA
 
MOMENTICO O PITXORRADIKA TERCERA
 
RETIRADA  Y FINAL
CON ESTRAMBOTE O CODA.-
 
Por las fotos de Javivi,
veo que Ros y Mariano
se hacen la añorada foto,
uno sobre la ventana
y el otro en ella apoyado.
sobre el alfeizar el culo,
sobre el alfeizar la mano.
A las ocho, más o menos,
de la mañana cantamos:
"Estas son las mañanitas
que cantaba el Rey David",
puesto que es el cumpleños
de Máximo Arranz este día,
le despertamos con música,
deseando felicidad.
A las nueve al comedor,
a desayunar  bajamos.
Padre Pedro, Padre Alcalde,
Barrado, Cicero, Abad,
Xeque y alguno más,
el Iturgaiz y Oscarín,
Arranz, hija y Cascajares,
con las sus sendas señoras
y alguno más que me olvido,
pero que presentes están.
Recogido el equipaje,
en el coche lo metimos,
a todos los que se van
con abrazos despedimos.
Unos se van a León,
a visitar monumentos.
San Isidoro, San Marcos
y su hermosa catedral.
Iturgaiz queda con Pedro
y el Padre Alcalde también,
que les llevará a las doce
para que cojan el tren.
Con Zamanillo y su madre
nos vemos por el camino,
Carmen y demás familia,
Rosa, Mariano y amigos.
De ellos nos despedimos
con cariño y efusión.
Nos vamos todos contentos,
la presentación del libro
POECANCIONES DE AMOR.
 
Tomando un café encontramos,
Julio Correas, Cicero,
Xeque y el Padre Pedro.
Lourdes y Enrique Muñiz,
el Iturgaiz y Oscarín,
y el que en este blog escribe,
pitxorradikas sin fin.
 
Y no sé por qué razon
solo quedamos los cuatro,
Isidro Cicero, Lourdes,
Cirauqui y el Oscarín.
Y sin darnos cuenta, Isidro,
nos comenta el Santuario,
de manera tan completa,
que Lourdes, Oscar y yo,
nos quedamos enganchados,
boqiuiabiertos y embobados
escuchando la lección.
Primero en la puerta estamos,
la  Puerta de San Froilán,
con la figura del Santo,
desgastada en la nariz,
una honda, unas monedas,
una concha, bien sobada,
por los muchos peregrinos,
que se acercan hasta allí.
Lobo abajo, una cueva,
donde se retira el Santo
Nos explica que la honda,
tiene un redondo guijarro,
que han traído desde el río
del pueblo, Doña Rosario.
 
Explica que el Santuario,
una donación ha sido
de Rosario y de Don Pablo ,
y por tanto en él figuran,
una en la puerta que hablamos
y el otro en la de San Pablo.
Como en los cuadros flamencos
que aparecen los donantes,
cada uno arrodillados,
a los lados de la Virgen,
en el centro del retablo,
siempre representados.
Debajo se divisa un lobo,
con dos alforjas cargado,
castigo de San Froilán,
por comerse a su caballo.
También Subirats me fizo,
y otras leyendas que aluden
a la fundación del Templo.
Un esquema de los planos
de la magna catedral,
que se construyó en León,
por mor de San Atilano,
que es de Méjico patrón.
Además se nos recuerda,
el momento que la Virgen
a un pastor se apareció.
En la puerta principal,
autoridades y pueblos
se acercan al Santuario
para celebrar el día
de la Virgen del Camino.
A un lado se ve un pendón,
al otro una pendoneta.
Un grupo de danzas baila,
debajo  las escaleras.
Entran las autoridades
con bandas y bandoleros,
quise decir bandoleras,
estrellas en las hombreras
y en el pecho medallones.
 
Mientras, Cicero, aprovecha
para explicarnos "in situ",
la portada y sus esencias.
Aparecen los misterios,
los gloriosos y gozosos.
¿Dónde están los dolorosos?
Nos introduce en el templo,
cuando entran desfilando,
todas las autoridades,
civiles y militares,
camino del Santuario.
Colocados en los bancos
la misa va comenzando.
A los lados de la puerta,
Capilla de Guadalupe
y pasadizo secreto
aparecen las vidrieras
con ellos representados.
Cristo en la Cruz, la corona,
las espinas y la lanza,
INRI, la esponja y el látigo,
símbolos judaizantes,
apuntados, esquemáticos,
en vidrieras de Raffols.
 
De nuevo afuera salimos,
empezada ya la misa.
y nos explica la puerta,
puerta principal del templo.
Anunciación, nacimiento,
Presentación de Jesús,
la Visitación y  flecha
que desde arriba ilumina,
por obra del Santo Espíritu
de forma muy destacada
a la Virgen y Santa Ana.
 
Isidro nos alecciona
sobre todo el Santuario,
contemplando la fachada,
explica el apostolado,
cada uno de los bronces,
sobre imponentes figuras,
tiene un símbolo apropiado.
De izquierda a derecha cita:
Matías el sustituto
de aquel Judas Iscariote,
que a Jesucristo vendió,
lleva una piedra en la mano,
de su martirio instrumento,
y en el cuello una señal ,
ya que fue decapitado,
una vez apedreado.
Felipe, cruz en el pecho,
pues murió crucificado,
en su mano izquierda peces,
que a Jesucristo entregó
para ser multiplicados.
Mateo, el Evangelista,
el Evangelio en sus manos,
genealogía de Cristo
a los fieles ofreciendo.
Y Tomás, mirando al cielo,
con mucha incredulidad
y en su mano sosteniendo
una lanza como símbolo,
de su fe ya inquebrantable,
después de meter los dedos
entre las llagas de Cristo.
Detrás Santiago el Mayor,
con sus conchas peregrinas,
con una mano extendida,
señalando al peregrino,
el camino de Santiago.
Centro peregrinaciones,
es la Virgen del Camino.
Uno de los pocos signos,
que aluden directamente
a la ruta jacobea.
Juan, discípulo amado,
al cuidado de la Virgen,
y guardando con amor,
el caliz de salvación.
En el Centro está María,
desprendida de la tierra,
sobre peana elevada,
ingrávida y coronada,
en actitud de Asunción,
sosteniendo una paloma.
Ella lleva una corona,
mientras todos los apóstoles,
en sus cabezas pendientes,
lenguas de fuego aparecen,
lenguas de Pentecostés.
 
Al otro lado San Pedro,
que tiene los dedos juntos,
en su bendición papal,
con una cruz invertida,
manera de su martirio.
Una gran llave a su lado,
que abre las puertas del cielo,
y una oreja en la rodilla,
que a Malco se la cortó.
Al lado Bartolomé
con un cuchillo a su lado,
ya que murió desollado
y a tiras descuartizado.
Santiago el Menor con mitra,
con el pectoral y el  báculo,
puesto que le nombraron,
obispo Jerusalén.
Judas Tadeo con hacha,
así fue martirizado
y una carta en la otra mano,
su muerte corroborando.
San Simón, como final,
apoyado en una sierra,
de ese modo lo mataron,
modo cruento e inhumano.
Momentos antes llegaba
Javivi con su aparato
sumándose al auditorio,
haciendo fotografías,
y escuchando con agrado,
el discurso de Cicero.
 
Cuenta el encargo, Cicero
que un día Don Pablo hizo
a los Padres Dominicos,
renovar el Santuario
de la Virgen del Camino.
El Convento y el Colegio
primeramente erigió,
para cuidar con esmero
la Patrona de León.
Hablando con el obispo,
Don Luis Almarcha llamado,
le convenció de que fuera
de moderna arquitectura,
y no de un estilo rancio.
Por lo visto influenciado,
por la construcción reciente
de aquella nueva basílica
a  la patrona de México,
la Virgen de Guadalupe,
que él había conocido.
El edificio del templo,
debía ser apropiado,
y albergar en su interior,
un magnífico retablo.
 
Con el asombro de todos,
eligió por arquitecto,
un dominico novato,
Coello de Portugal,
que construía el Colegio,
y cun laude había probado
su valia y doctorado.
Al proyecto se sumaron,
el escultor Subirats,
que realizo las portadas,
toda la imaginería,
apostolado incluido,
con una gran maestría.
Vidrios, Rafols Casamada,
entre apóstoles y coro,
y la puerta principal.
Domingo Iturgaiz realiza,
vidrieras del camerino,
que compiten en belleza
con los mosaicos magníficos,
del Convento y del Colegio
de los Padres Dominicos.
Y una vez hecho el equipo,
al frente estaba Fray Curro,
el arquitecto motero,
que construye un Santuario
preconciliar y ecuménico.
 
En este templo se sigue,
iconografía basada,
en un programa teológico,
inspirado en enseñanzas
de los Padres Dominicos,
de la Escuela de Saulchoir.
EdWard Schilebeeckx, Chenu,
el de los curas obreros
y también  Ives Congar,
que según se nos decía,
comía en el refectorio,
alpiste cual pajarico.
Estos teólogos tenían
un  programa y un deseo,
es la unión de las Iglesias,
con un sentido ecuménico.
Todos los credos unidos.
Doctrina que defendieron
en el último Concilio,
del Vaticano Segundo,
obra de Juan veintitres.
Parece ser que Fray Curro,
estuvo por el Saulchoir,
y el espíritu ecuménico
en su obra reflejó.
 
Según explica, Cicero,
en esta Iglesia se hermanan
y en algo se representan
las variadas religiones
en su nueva arquitectura.
EI Islan en las ventanas,
veinte huecos que iluminan,
de manera descendente,
numero que en el Corán,
tiene un sentido sagrado.
La sobria nave del templo,
desposeida  de imágenes,,
es un signo protestante,
así como el ocultar
los propios confesionarios,
puesto que este sacramento
no lo tienen contemplado.
La judaica religión,
se refleja por doquier,
presentación en el templo,
los signos de la Pasión,
Biblia, visitación.
Arca de la Alianza forma,
Tabernáculo de Dios.
Y La religión católica
se descubre en el retablo,
la Virgen y los Apóstoles,
los misterios del Rosario,
el lugar y el escenario
y el Glorioso San Miguel.
La tenue iluminación
tiene su signicado,
pues no parte desde el techo,
sino sale de los lados.
No recuerdo si este signo
es judaico o protestante,
católico o del Islam,
aunque sí en estos momentos,
los frailes han colocado,
lámparas en el techo,
rompiendo el significado
del indirecto alumbrado.
 
Fray Curro se adelantó
al Concilio Vaticano,
y construyó un Santuario
preconciliar y ecuménico,
siguiendo la teología
de los Padres Dominicos,
podemos decir sin duda,
que esta es la única Iglesia,
que existe en nuestro país
con este sentido pleno.
Todo en ella está medido,
nada se da de improviso,
y en cada lugar descubres,
un detalle, un icono,
expresando esta doctrina,
de la unión de las Iglesias,
que quiso formar Fray Curro,
como mensaje ecuménico.
El número pi está presente,
a través del edificio,
y en este contenedor,
Tabernáculo y Alianza
se manifiesta con creces,
la divina proporción,
la media aúrea o dorada,
que Fidias interpretó.
 
Han abierto la cancela,
que a la explanada da,
y entramos a ver la puerta,
a San Pablo dedicada,
Saulo de Tarso, judio,
legalista y fariseo,
que en memoria del donante,
Don Pablo lleva este nombre.
Inscripciones de las cartas,
que dedica a los gentiles.
!Saulo por qué me persigues¡
Una luz ciega su rostro
y el caballo le despide ,
cae sobre el duro suelo,
y se arrepiente y decide,
defender a los cristianos,
en lugar de perseguirlos.
Sobre la puerta Damasco,
Corinto y Jerusalén,
donde como fariseo,
aprueba lapidación
del Protomartir Esteban,
que en esta puerta aparece
en un momento tan cruel.
La serpiente es el motivo,
que se repite en las puestas,
estando en esta presente,
como en todo el recorrido.
 
Al lado está el campanario,
un gran logro arquitectónico,
de muchos metros alzado,
echo de cemento armado,
un imponente crucero,
culminado por la cruz,
que se eleva sobre el páramo,
y señala al peregrino,
el lugar del Santuario
de la Virgen y Jesús.
Dentro ya del mismo templo
dos altares laterales
de San Froilán y San Pablo,
al retablo rodeando,
presidido por la Virgen
del Camino de León.
 
Cuando casi ya nos vamos,
llega Iturgaiz de León,
Salen pues los feligreses,
la misa  ya se ha acabado
en esta celebración,
ya que el quince de diciembre,
es la Virgen del Camino,
la Patrona de León.
Otra vez hacia la puerta
de San Froilán avanzamos
y Cicero nos explica,
algo que había olvidado.
De la puerta del museo,
o quizás del camerino,
salen los mismos señores,
con bandas y bandoleros,
quise decir bandoleras,
estrellas en las hombreras
y en el pecho medallones,
otros van muy trajeados
camisa blanca y corbata,
son  los mismos que han entrado,
por la puerta principal.
 
La explicación de Cicero
ha sido una maravilla,
y espero que nos publique,
lo que nos ha señaldo,
ya que hace poco lo dijo
en el millonario blog.
Entonces nos despedimos,
con abrazos y efusiones,
Isidro, Oscar Javivi,
Iturgaiz, Javier y Lourdes.
Y esperamos pronto vernos,
en otro encuentro siguiente,
de los Antiguos Alumnos
de la Virgen del Camino,
Paramera de León.
Los tres navarros nos vamos,
rápidamente a comer,
pues con el Padre Iturgaiz
hemos quedado a las tres.
comemos, junto al Santuario,
y Domingo se adelanta,
porque vamos fuera de hora
y su primo nos espera.
Cuando llegamos los dos,
dice que llegamos tarde
y además tiene razón.
Fray Casas y el Padre Iturbe,
también están esperando.
Fray Casas, según me dice,
me recuerda de Villava,
a mi padre y mis hermanos
y a todos los familiares.
El Padre Iturbe me apunta,
que todos los años va
al convento de Villava,
en Agosto y Navidades,
y que espera mi visita,
y que vaya a saludarle.
 
Nos despedimos de todos,
y en el coche nos montamos,
y camino de Pamplona,
ligeros vamos charlando.
El Padre Iturgaiz recuerda,
su preparación teológica,
sus cursos y doctorados,
para realizar con tino,
sus vidrieras y mosaícos.
Nos cuenta con añoranza,
los muchos tiempos pasados
en la Virgen del Camino,
y las obras relizadas
en Colegio y Santuario.
Sus años de profesor,
y su momentos felices,
y sus momentos amargos.
En Pancorbo descansamos,
y en hora buena llegamos
a Pamplona y a Burlada,
y los primos a Villava.
 
Nos despedimos  contentos
del viaje maravilloso,
que a León nos ha llevado:
la presentación del libro,
POECANCIONES DE AMOR,
POETA MARIANO ESTRADA,
en la Virgen del Camino,
Paramera de León.
Adios a todos alumnos,
los frailes y familiares,
mujeres y compañeras,
me despido de vosotros,
hasta que ya nos veamos,
en otro encuentro esperado.
AGUR ADISKIDEAK.-
 
 
ESTRAMBOTE O CODA FINAL.-
 
 
Lo que me ha llegado al alma
del tan esperado encuentro,
es el motivo y el tema¨
LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO,
POECANCIONES DE AMOR
DEL POETA ZAMORANO.
En el Colegio pasamos
penurias de amor y afecto.
Los besos nos los cortaban,
las caricias y ternuras
estaban siempre mal vistas,
y algunos frailes también
controlaban compañías.
¡Qué deseos encubiertos,
qué de amores prohibidos,
dolorosos y secretos,
en el corazón tan tierno
de adolescentes y niños!

Por eso en estos momentos
del maravilloso encuentro
me he sentido muy feliz


con los abrazos y besos,

con los poemas de amor

con la ternura en el trato

de todos los compañeros,
que en León nos encontramos.
 
CON GRAN CARIÑO Y AMOR,
MUCHOS BESOS Y CONTACTOS.
 
Javier Cirauqui.-
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
        

10 comentarios

lalo -

Y en lugar de hacer tanto el vago como en las últimas semanas, incluso meses, ¿no podríamos regresar a este blog bajo el brillante espíritu que ostentan los diez textos escritos en esta entrada?
Es una delicia leeros, Cirauqui, Eugenio, Heredia, Cicero y Santos.
Además, en esta entrada que inició la Pitxorradika Tercera veo que bulle desbordante la quintaesencia del blog.
Salud

Isidro Cicero -

Yo creo, Luis Heredia, que no perdiste el tiempo si cuando entonces te dedicaste a jugar, al deporte y a ser más o menos feliz. De lo que estamos hablando ahora, cuando hablamos del Santuario, es de otras cosas que no se aprenden en los colegios sino en los años. Los años, tú lo sabes como yo, vienen cargados de lecciones que nos hacen abrir los ojos a la realidad que oculta la realidad, basta fijarse un poco, prestar un poco de atención a las cosas.
Cuando un artista elige un elemento no lo hace al buen tuntún, lo hace porque hay algo que se lo exige, porque es esa y no otra cosa cualquiera la que necesita el conjunto, es el creador menos libre de lo que pudiera pensarse.
Mira por ejemplo aquí arriba esa belleza de estrofa que acaba de regalar al personal Santos S. Santamarta. No eligió las palabras “compañero” y “Cicero” al tuntún. Las eligió porque se las pedía “torero” y “torero” se lo pedía el argumento del último texto publicado por Eugenio González Núñez, al que daba respuesta Santos y del que la décima de la que hablo trae su motivo y ocasión.
Esa otra Estrofa genial que es el Santuario rima acompasadamente en todos los elementos en los que tiene que rimar, reparte los acentos tónicos donde debe y hace las atonías donde está mandado. Funciona interiormente como un mecano, suena como un acorde. Todas las piezas encajan bien, porque todas fueron medidas, calculadas, pesadas y contadas. Para que no sobrara ni una, para que no hubiera cromos repes, huyendo el autor como el diablo de la cruz de toda redundancia y verbosidad. Manteniendo la sobria línea recta del discurso sencillo y asequible para todos. Para que no faltara tampoco ninguna pieza necesaria, denotando con ello pereza o escasez de medios materiales y mentales. Así es esa joya, perfecta en si misma, signo y monumento de un momento de la historia, irrepetible.
Quien se empeñe en leer la Estrofa completa correctamente no merece el tratamiento de vidente pastorcillo, sólo el de aplicado analista de textos.
Y ahora a lo que iba, que es lo más importante. Pones, Luis Heredia, el dedo en la médula profunda de la Estrofa arquitectónica cuando señalas el “aparente vacío” que contiene el inmenso cascarón dentro del cual uno se siente flotar como en Odisea en el espacio 2001. Mencionas el vacío encantado. Lo dices bien, pero mejor todavía lo dijo Lao Tsé, el viejo maestro chino cuando hace más de 4.000 años sentenció que lo útil de la vasija está en su vacío interior. Sea grande o pequeña, poco o mucho ornamentada, su utilidad es dentro donde se contiene el agua. Hablamos de fachadas, de puertas, de bronces, pero estos elementos y todos los demás sólo están ahí para albergar un vacío interior en el cual flotar como los astronautas en el espacio.
Ahí las has clavado, Luisín Heredia, te quiero.

Santos S. Santamarta -

Mi querido compañero
era para ti este reto
así que con mi respeto
lidia el toro y sé torero
No le dejes a Cicero
con expectativas vanas.
Tienes arte; pon las ganas
si quieres tomando vinos;
no pienses en “vitorinos”
cuando sólo son ventanas.

Eugenio González Núñez -

veinte, ventanas veladas,
¡cuántas veces las conté!


Isidro, amigo, el guante que me lanzas se lo paso a Santines Santamarta, a Ignacio Malladina. Ellos son maestros en el arte de la capa y de la espada literarias. Disfrutamos leyendo sus poemas, cargados de familiares resonacias, nacidas del corazón. Santines, Malladina ¿me escuchan? ahí le va ese toro de pueblo -no por eso menos bravo- de nuestra infancia-adolescencia, a ustedes, que en detalles no se les escapa ninguno, no permitan ni siquiera que lo piquen, denle pases y más pases, manoletinas y mondeñinas, hasta que se hinque de rodaillas, y agadecido, puedan perdonarle la vida y brindarlo a la generosidad, entrega y sacrificio que muchos de nuestros formadores que en aquel momento nos brindaron.

¡Maestros, para ustedes va ese toro bravo de los recuerdos!

Luis Heredia -

¡Qué gana tengo de mandarlo todo a freir churros (metáfora) y dedicar parte de mi tiempo a recorrer el Santuario de la mano de Isidro o de sus visiones, publicadas o no.

Desde que Isidro comenzó a tener esas visiones me di cuenta que del Santuario sabía yo solamente por dónde se entraba, se salía o se cruzaba bajo el cordón umbilical que unía a la madre con su hijo, el Colegio.

Es posible que tanta grandeza como esconde y muestra el Santuario me hubiera cegado. Creedme que interés en aquellos años sí puse en "estudiar" la magnificencia del Santuario. Sin embargo pudo más el interés que puse en el deporte,por ejemplo, o en cualquier otra actividad, incluso cultural.

Me deslumbró la vidriera a cualquier hora del día o de la noche. En los oficios nocturnos de Semana Santa yo era capaz de ver cómo la luz de la noche traspasaba. ¿Qué acabo de decir una tontería con lo de la luz de la noche? Me da igual. Los ciegos también ven en la oscuridad.

Me deslumbraba también el retablo y me sentía dentro del Santuario a veces como un astronauta viajando por una galaxia. Esto es otra metáfora. Pero no sé cómo explicar la sensación de sentirme flotar dentro de esa caja mágica. Siempre que pisé el Santuario, en aquellos años y ahora con las esporádicas visitas, respiré una inmensa paz espiritual y material.

Y eso que hay poco dónde hurgar ante el aparente vacío del Santuario dentro de su contenido. O al menos éso me parecía a mi hasta las apariciones de Isidro. Sí; apariciones en cualquier sentido, lo miréis por donde lo miréis.

Me sacaré la espina clavada que tengo por no conocer los significados del exterior del Santuario cuando Isidro publique sus visiones y nos cuente todo lo que vió y vé después de tantos años desde que apareció en el Blog.

Javier Cirauqui -

Isidro Cicero:
El número, por supuesto, que sería el fi, aunque no lo recordaras en aquel momento, que creo que si, te lo había leido en algún otro escrito anterior y sobre todo en el Prólogo de Cuadernos de la Memoria.
Considero el Santuario una joya, tanto arquitectónica como símbolo único del ecumenisto en estas tierras. Hay que reevindicarlo y promocionar esta idea. Gracias por tu comentario, la visita me encantó. De palizas nada, yo a veces también repito mi entusiamo y me alargo.
Un fuerte abrazo. Javier.

Isidro Cicero -

Fuerte abrazo también para ti, Eugenio. De vez en cuando apareces por el blog y me haces disfrutar mucho. Hay frases en tu escrito que son arranques preciosos para un poema. No me digas que estas dos frases

"Veinte Ventanas Veladas
¡cuántas veces las conté!"

no merecen que continúes desarrollando el romance que inician, que llevan implícito y que a muchos de nosotros nos embelesaría.
Tu idea es perfecta: El santuario es un pequeño Toledo.

Entiendo lo que quieres decir, no puedo estar más de acuerdo y, como le comenté a Javier Cirauqui aquí arriba, el canto al ecumenismo que se desarrolla en el conjunto de la obra del santuario es una idea evidente y cargada de futuro.
Por la época en que se hizo, por lo inequívoco del mensaje, por la singularidad única y exclusiva de este crucero en toda la ruta jacobea, en muchos aspectos signo de contradicción al mensaje genérico de la misma, tienes razón, hacen de este santuario un grito único en España.

Isidro Cicero -

Bárbaro, Cirauqui, me encantan tus pitxorradas y te agradezco enormemente ésta en la que me otorgas un protagonismo inmerecido. Leyéndote, leyéndoos a veces tengo miedo de andar dándole la vara a todo mariasantísima con el santuario. No quisiera acabar como aquel palizas al que uno con prisas le paró los pies así: "Oiga, que yo sólo le he preguntado la hora".
De tu pitxorrada me quedo con esa verdad como un templo que dices y que ya empieza a abrirse camino:

"y el espíritu ecuménico
en su obra reflejó".

Es una idea ganadora, ya verás como nos la compran.

Una cosa más ¿Os revelé yo la presencia allí del número Pi? Pues no era Pi, quise revelaros Fi, el número que expresa la divina proporción, el número áureo. Sobre esta relación matemática presente en todo el santuario y espectacularmente en la fachada (166180) ya escribí bastante en la introducción que me encargó Lalo Mayo para el "Cuaderno de la Memoria".
Fuerte abrazo.

Javier Cirauqui -

Como bien dices Eugenio, yo llegue a la Virge del Camino,
un Septiembre de 1961, a finales de verano, procedente de Villava.
Me sorprendieron la falta de árboles, el marrón de las parameras y lo seco y serio de las gentes del Colegio. Mis ojos de niño se abrieron al contemplar el Colegio, sus capillas, su recreación, sus mosaícos, sus clases y estudio luminosos, su piscina y su teatro, y sobre todo el asombro que me supuso el Santuario. Conseguí hacerlo muy mío y aunque no entendía su significado, sabía que era algo magnífico y especial.
Recuerdo que siempre he hablado de que estudié en un Colegio muy moderno y de una arquitectura muy importante. Cuando descubrí en los libros de Historia del Arte, el Santuario de la Virgen del Camino, decía a mis amigos: "allí, estuve yo", y me sentía importante. A mí siempre me ha enganchado la imagen del Santuario y recorrerlo con Cicero
me ha traido muchos recuerdos y evocaciones de mi paso por allí. Un abrazo, con cariño. Javier.

Eugenio González Núñez -

LOS SILENCIOS DEL PASADO
(Nuevos descubrimientos)

Decirlo ahora no tiene ningún misterio, porque Isidro C. lo ha explicado todo con meridiana claridad, y Javier C. lo ha puesto en Román Paladino. Es la claridad de la paramera en los mejores días de finales del verano, aunque ya cargada de canícula - guardando siempre secretos-, cuando con nuestras maletas de cartón, nuestros sueños y nostalgias, llegábamos al colegio. Era nuevo, deslumbrante y misterioso. Nuevo porque acababan de hacerlo. Deslumbrante, porque desde la pequeñez y pobreza de nuestras escuelitas de pueblo, su tamaño gigante nos empequeñecía aún más. El tercer aspecto era su misterio: aquellas capillas con retablos de trocitos de coloridos azulejos, aquellos laboratorios atiborrados de bichos raros, aquellas clases llenas de luz, aquellos tubos de hierro retorcidos que en el invierno daban calor, era para muchos de nosotros todo un mundo de sorpresas. La mayor, el santuario. Novedoso, grandioso, enigmático. Boquiabiertos nos quedábamos ante aquella cruz que tocaba el cielo, aquellos gigantes de mirada perdida que custodiaban la puerta, y aquel primer impacto majestuoso del interior.

Veinte Ventanas Veladas -¡cuantas veces las conté!-, que al contrario de las clases, sólo dejaban pasar una luz tenue, leve y delicada, como de desierto al amanecer. La sobriedad de la reforma – ni mentar quiero la palabra vitanda-, en un templo lateralmente alto y vacío, terso y plano. Dorada y barroca tradición católica al frente, modernismo luminoso, gigantesco y apoteósico, al fondo. Ni mencionar lo judío (una mujer dolorosa y un hijo muerto en sus brazos, seguidores martirizados, serpientes, manzanas, cruces) en un contexto de raíces sobradamente judaicas.

El santuario era/es un Toledo (moro, judío, cristiano en la más amplia acepción de la palabra), en miniatura, claro. ¡Me encantaría, dada esta hermosa faceta religiosa, ecuménica, universal del santuario, tal vez único en España, que abierto como Taizé, acogiera a todos los creyentes!

Día a día voy descubriendo silencios seculares cargados de misterio, hasta que llegan Cíceros o Franciscos, que nos los van desvelando, mal que a algunos les pese, pero siempre para satisfacción y gozo de los que buscan, aman y se regocijan con la verdad.

Ahora que ellos nos lo dijeron, todo queda más claro. Gracias, amigos.