LUTO E INMENSO DOLOR EN LEÓN (Los hombres valientes)
MINEROS CON MAYÚSCULAS- Cuando íbamos a desayunar y cuando íbamos a comulgar en fila, ellos también estaban allí, delante, detrás y al lado de nosotros, que éramos hijos de labradores y pequeños ganaderos. Ellos eran los hijos de los mineros.
Los había de Cacabelos –uno era amigo mío particular, como se decía entonces- y del resto del Bierzo; también de Villablino; también de Pola de Gordón. También de Velilla del Río Carrión, de Guardo y, creo, hasta de Barruelo de Santullán. Había naturalmente un rico yacimiento procedente de lo que llamaben les cuenques.
Eran tan majos...
No recuerdo a nadie del norte de Palencia, de Cervera de Pisuerga para arriba, la zona de San Salvador, los Redondos, esto...Camasobres y Areños, donde también había minas, en una de las cuales perdió por entonces la vida un pariente lejano mío. A aquel pariente lejano, mi padre le estuvo buscando junto con toda la familia y los compañeros durante noches y días. Mi padre -del otro lado del puerto, también tenía experiencia minera, sabía tantas cosas aquel hombre... Le forzaron a trabajar gratis para ellos en la Arboleda, de Vizcaya, hasta la extenuación, lo mismo que antes le obligaron a trabajar para ellos en el aeropuerto de Lugo de Llanera.
Yo recuerdo aquellos tinglados de Pernía. Aquellos negros apilonamientos y lavaderos en los concejos de El Campo, Lores, Casavegas, Los Redondos. Recuerdo que de cuando en cuando pasaban camiones y autobuses con los nombres de compañías como «La Minera Palentina», «Antracitas del Pisuerga», «Montevismo de Redondo», «Antracitas de Montevismo», «Mina Eugenia» y un largo etcétera...
A un compañero nuestro un día le dijo su madre, cuando era un chiquillo: “Escoge, rapaz. Puedes vestir de blanco como tu tío el dominico o de negro carbón como tu padre”. Creo que las familias mineras de más arriba de Cervera no echaron a sus hijos allí a donde nos echaron a nosotros, porque tendrían echaderos más cerca, seguro.
Hoy me acuerdo de ellos, de los hijos de los mineros que estuvieron codo con codo conmigo. Yo les tuve mucha estima. Les oía hablar con interés de aquellas cosas suyas, lejanas para mi, tan fascinantes. Sabían bien por dónde apretaba el zapato. Decían palabras que sonaban estupendas, independientemente de lo que significaran. Por ejemplo, por ejemplo les comisiones, por ejemplo HUNOSA, que en aquellos años se estaba formando a partir de muchos agujeros de particulares que se hicieron ricos con la venta de sus chamizos al estado. Entre ellos, oímos mentar a Figaredo, pero no a Rato cuando Rato estaba en aquellas operaciones.
Estos días estoy leyendo con mucho interés todo lo que se publica sobre los encerrados en la mina de Velilla y me cago en ese leonés llamado Victorino Alonso que no les paga. Mira que he conocido leoneses nobles, pero a éste no le trago. Me he enterado de que se hizo millonario con las subvenciones a las que accedía tras comprar minas en quiebra. De tres carretillas de carbón que se sacara en cualquier lugar de España, una era de su propiedad y sin embargo, cuando le citaban al Juzgado se declaraba insolvente. Decía que sólo tenía una vespa.
Me acuerdo de compañeros y brindo por los mineros de León, de Castilla y de les cuenques.
LOS HOMBRES VALIENTES
Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias y Roberto Álvarez, son los nombres de los seis fallecidos que ha dejado el accidente del Pozo Emilio del Valle de la empresa Hullera Vasco Leonesa y que se suma a la triste lista de víctimas de la mina. Seis vidas arrancadas de golpe y que dejan marcadas para siempre a sus familias.
El accidente ha conmocionado a la localidad de Las Ventas de Albares y al barrio bembibrense aledaño de Puente Nuevo. De allí era Carlos Pérez, que estaba casado y tenía dos hijos, una niña de 16 y un niño de 13 años. Aunque vivían en León, prácticamente todos los fines de semana se acercaba al pueblo con su familia para visitar a sus padres. El último, este pasado, cuando se dejo ver en el bar para disfrutar del clásico entre el Real Madrid y el F.C. Barcelona.
Manuel Moure era de Ciñera de Gordón, donde era muy conocido. De familia minera, tenía 39 años y acababa de ser padre de una niña hace escasas semanas. Un hecho que ha dejado totalmente desechos a familiares y amigos. Era una apasionado de la montaña, una afición que compartía con su mujer.
De Robles de la Valcueva (Matallana del Torío) es Antonio Blanco, de 42 años. Casado y con una niña vivía en León pero casi a diario subía a su pueblo. Le quedaba muy poco para prejubilarse y poder disfrutar a tiempo completo de su mujer y su hija. De joven, empezó a trabajar ayudando a su padre que era pintos, pero pronto dejó la brocha y empezó a trabajar en la mina, como su hermano, que también trabajó en la Hullera Vasco Leonesa.
La consternación también llegó a la localidad de Fontanos, del municipio de Garrafes del Torío. De allí era Roberto Álvarez que, con sólo 35 años, es el más joven de los fallecidos. “Era un chaval estupendo”, aseguran sus vecinos, que todavía no se creen lo ocurrido y lamentan la situación en la que queda su mujer, con dos hijos pequeños, una niña de dos años y un bebé que nació este verano.
La muerte de Orlando González también se ha teñido de luto La Pola de Gordón, donde vivía con su madre aunque él y su familia son del pequeño pueblo de Paradilla. Tiene un hermano que vive en Geras, estaba soltero y llevaba entre doce y trece años trabajando en la minería. Era muy conocido en la zona y sus vecinos de La Pola se han quedado completamente impactados por la triste noticia.
El único de los fallecidos del accidente del Pozo Emilio del Valle que no era de la provincia de León es José Luis Arias, un asturiano casado y con dos hijos que era natural del concejo de Pola de Lena y que se había trasladado para poder seguir trabajando en la minería.
18 comentarios
enrique frade -
santiago rodriguez -
fernando muñoz box -
Abrazos
D.O.S. -
Pedro Sánchez Menéndez -
Santos -
que es vaciarle a un ser la vida.
La muerte mata a quien besa
y a quien roza causa heridas.
La muerte es fea y por eso
nadie a su lado camina
ni quiere tenerla cerca:
la muerte nunca es amiga.
Ayer besó a seis muchachos
y laceró a seis familias.
dejándolas para siempre
lamiéndose sus heridas.
A todas partes acude
y en ninguna es bienvenida
porque deja donde llega
pena y soledad dañinas
Ayer sedienta de daño
llegó al fondo de una mina
y derribó a seis muchachos
con un abrazo de asfixia
¡Qué atroz que hubiera acudido
esta viajera maldita
con su equipaje de llanto
llamada por la codicia!
Julio S -
Un día yo pregunté:
Abuelo, dónde está Dios.
Mi abuelo se puso triste,
y nada me respondió.
Mi abuelo murió en los campos,
sin rezo ni confesión.
Y lo enterraron los indios,
flauta de caña y tambor.
Al tiempo yo pregunté:
¿Padre, qué sabes de Dios?
Mi padre se puso serio
y nada me respondió.
Mi padre murió en la mina
sin doctor ni protección.
¡Color de sangre minera
tiene el oro del patrón!
Mi hermano vive en los montes
y no conoce una flor.
Sudor, malaria, serpientes,
la vida del leñador.
Y que nadie le pregunte
si sabe donde está Dios.
Por su casa no ha pasado
tan importante señor.
Yo canto par los caminos,
y cuando estoy en prisión
oigo las voces del pueblo
que canto mejor que yo.
Hay un asunto en la tierra
más importante que Dios.
Y es que nadie escupa sangre
pa que otro viva mejor.
¿Que Dios vela por los pobres?
Talvez sí, y tal vez no.
Pero es seguro que almuerza
en la mesa del patrón.
Atahualpa Yupanqui
Julio S -
José Luis Alcalde Revilla -
José Mª Sierra Tascón -
No quiero pensar que, por falta de medios, económicos claro, no se haya detectado el grisú.
Tampoco quiero pensar que, esa falta de medios, económicos, sean por los recortes.
Pero, sí es por eso, habría que inyectar grisú en alguna oficina donde, sobre un papel, salen todas las cuentas...
Salud, compañeros. Y mis condolencias a tod@s l@s que se ganan la vida a diario.
Y descansen en paz l@s que la pierden tratando de ganarla...
Preciosa canción, amigo Carlos Tejo, que oí hace mucho cantar al Presi y que aún conservo en un formato con poca calidad técnica pero que es capaz aún, y no sólo hoy, de saltarme lágrimas de empatía.
Un abrazo para tod@s.
dacio -
Imborrable recuerdo la visión de las vendas que ocultaban el rostro quemado del padre de mi compañero de pupitre, de mi amigo.
Por fortuna, aunque mi padre trabajó en la Hulleras de Sabero, lo hizo en el exterior, en el almacén, antes de la guerra civil. No entró en la mina más que de forma exporádica.
Hace un año, Manolo, primo político nacido en Cistierna, grande como barco varado, fuerte como una roca, sensible como un niño, hombre bueno, noble, minero tallado en piedra, me contaba que en los últimos años en que él trabajó en los pozos de la Hulleras de Sabero, antes del cierre definitivo, la seguridad era máxima. No entendía que pudiera seguir habiendo este tipo de accidentes. Era imposible, decía, que el grisú pudiera sorprender a la cuadrilla con los medios de que disponían, se detectaba con la suficiente antelación para retirarse y bombear el gas.
Me resulta, pues, extraño que en un pozo de la Hullera Vascoleonesa de Santa Lucía, hermanada en aquella lejana época con la Hulleras de Sabero en cuanto a protocolos de seguridad, haya ocurrido este triste y luctuoso accidente.
Quiero pensar, pese a todo, que Manolo se equivocaba, o que sobrevino un fallo imprevisto. Me resisto a creer que haya sido producto de una rebaja en las medidas de seguridad, todo en aras de esa maldita rentabilidad que corroe el mundo. De no ser así, mejor que las hubiesen cerrado como se hizo en el valle de Sabero. Esos niños, esas viudas, esas madres, no se merecían el dolor que les marcará para el resto de sus vidas.
Dacio
CARLOS TEJO -
Un dolor que no cesa. Hoy iré a Misa a rezar por ellos y sus familias.
SI YO FUERA PICADOR
José León Delestal
Si yo fuera picador,
-cantaba un guaje en la mina-,
si yo fuera picador
a mi amor le compraría
un collar de rojos corales
engarzao en plata fina
Quince años como quince cartuchos de dinamita,
con el fuego del grisú ardiendo en la sangre arisca,
por el amor de una moza que de su amor no sabia.
Quince ramas de cerezo floreciendo allá en la mina
entre un bosque de manpostas, sin pájaros ni sonrisas,
qué sencillo de contar el romance de su vida.
De su padre un entibador, la herencia fue bien exigua,
una lámpara apagada, las huellas de una caricia,
y un reloj que aun marcaba las cinco y media del día
en que el grisú vino al tajo hambriento de carne viva,
echaste andar el reloj, la lámpara fue encendida,
y bocamina adelante subiste a la sobreguía,
Con el alma en las espaldas, y la noche en las pupilas.
Si yo fuera picador,
a mi amor le compraría
Pero el cantar se quedó como el junco en la ventisca
y yo quedé con las manecillas marcando otras cinco y media,
las cinco y media fatídicas.
Cuatro mineros le llevan a cuestas por la colina,
cuatrocientos le dan guardia con lámparas encendidas,
y al pasar por la Quintana donde su amor florecía,
la moza dice el cantar, con voz de lágrima viva.
No me pudiste comprar,
collar de rojos corales,
pero pondré el que me hiciste,
con las gotas de tu sangre .
Javier Cirauqui -
No tengo ganas de celebraciones y la noticia me conmociona y quiero recordar a todos mis compañeros hijos de mineros y a todos los que han dejado la vida en las oscuras profundidades de las mina.
Me uno a todos en el dolor de los pueblos y familias que lloran y lloraron su desaparición.
Javier.
Eugenio -
Nel pozu María Luisa
Trailara lara, trailara
Nel pozu María Luisa
Trailara lara, trailara
Morrieron cuatro mineros
mirá, mirá Maruxina, mirá
mirái como vengo yo.
Amigos del blog, la noticia, una vez más, me ha impactado. Corría la década de los ochenta, cuando en un pozo de Fabero del Bierzo, León, el maldito grisú explotaba y mataba a varios mineros, y dejaba secuelas, físicas y emocionales, en los heridos. Dos eran de los pueblos que pastoralmente yo atendía (Tombrio de Abajo, Berlanga), y me tocó, junto a esposas, padres, hijos, comunidad entera, rezar y llorar con ellos.
La mina encelada mata, y desgraciadamente, esa novia amante de los mineros, cuando lujuriosa se encela, se enciende, roja de ira, y en un fogonazo instantáneo, mata.
Nunca olvidaré aquellos entierros, y de otros muchos mineros, con la iglesia abarrotada, el pueblo cantando el himno a Santa Bárbara entre lágrimas y sonrisas, al recordar con tanto cariño y agradecimiento a todos ellos. El aplauso, y los gritos de, ¡viva Santa Bárbara!, ¡vivan los mineros!, que al final les dábamos, seguro que se colaba en el cielo y, por supuesto, que se escuchaba en el pueblo vecino.
¡Ellos, y con ellos sus familias, bien que lo merecían!
Mariano Estrada -
MEMENTOS
Los altos cirios, las coronas
nimbadas de los ángeles,
las músicas de Bach y Palestrina,
los trémulos solozos, la oración,
el negro catafalco...
Van cayendo las hojas
sobre el barro vencido del crepúsculo,
en tanto que el dolor,
entrecortado y lento,
responde a un interludio de campanas
gravitadas en muerte.
Los mementos se agolpan en los labios
callados de la piedra, y en el polvo
desnudo de esta carne última
que huye de la luz
por torrenteras de ceniza.
El grillo de las hojas adelgaza
los cantos gregorianos
y el hisopo rocía los barnices
asépticos que cubren la memoria...
Confines del otoño. "Requiem
aeternam dona eis, Domine".
La cruz, el mármol, los inciensos...
Misereres de amor, sobrepellices
de cera derretida, llantos, penas,
crisantemos de luz y de granito...
Como gotas de paz,
como estertores ácidos de lluvia,
van cayendo las hojas del dolor,
las de la savia interferida,
las que miran el barro desde un
velo de luz desesperada.
Un abrazo
santiago rodriguez -
patrona de los mineros,
mira chavalina, mira,
mira como vengo;
traigo la chaqueta roja
de la sangre de un minero.
.....Muchos de nuestros antiguos compañeros y hoy amigos, fueron hijos de mineros....
Andrés Cortés Aranaz -
No habrá indemnización alguna que mitigue el dolor de Laura y su hija, a la que su padre desgraciadamente no la va a poder ver dar los primeros pasos. Es triste, corta, negra y peligrosa la vida de estos mineros, que están en continua lucha por sus derechos sin que nadie les haga caso.
Todos somos responsables de todo. Descansen en paz mis paisanos mineros.
Isidro Cicero -
Mando mis condolencias solidarias a todos mis amigos leoneses por la nueva tragedia minera que acaba de golpearles en Llombera de Gordón. Acaban de morir otros seis muchachos y cinco más están heridos de mayor o menor gravedad. Reescribiría aquí ahora letra por letra una intervención en el blog que titulé Mineros de verdad, en la que ya me solidarizaba con ellos de la mejor manera que se me ocurría, recordando que en aquellas filas interminables de las que formaba yo parte, están entreveradas de compañeros hijos de mineros, incluso huérfanos de mineros de los que aprendí las mejores lecciones de solidaridad, de coraje y de autenticidad. No sólo mi amigo hermano Manolo Díaz. Otros varios como él.
Me conmueve leer la historia de Manuel Moure, uno de los fallecidos hoy. De treinta años. Acababa de reincorporarse al trabajo después de una baja de paternidad: Había tenido una niña. Pienso en esa niña y en el futuro inhóspito que entre todos le estamos preparando.
Me indigna comprobar lo bajo que hemos caído, al escuchar a Laura, joven viuda desde hoy que "la gente piensa que somos unos privilegiados que vivimos de las subvenciones, pero cuando les decimos adiós a nuestros maridos, no sabemos si los volveremos a ver".