MAXI TRAPERO, premio canarias 2017
Con respeto, orgullo y cariño hacia nuestro compañero, quiero informaros que El Teatro Pérez Galdós, en Las Palmas de Gran Canaria, acogió anoche el acto institucional del día de Canarias.
Durante la ceremonia tuvo lugar la entrega de los Premios Canarias 2017, que han sido otorgados a Catalina Ruiz (Investigación e Innovación), al pintor Paco Sánchez (Bellas Artes e Interpretación) y al investigador Maximiano Trapero (Patrimonio Histórico)
Maximiano Trapero coloca a Canarias en el núcleo de la hispanidad
El Premio Canarias destaca que el "español atlántico" surgió en el Archipiélago - El catedrático de Filología Española reivindica la lengua y literatura como patrimonio de la "verdadera identidad cultural" de las Islas
Andrea Rodríguez /La Provincia - Diario de Las Palmas
El Archipiélago está en el centro de la hispanidad. Así lo afirmó ayer Maximiano Trapero, Premio Canarias de Patrimonio Histórico 2017 y portavoz de todos los galardonados en el acto institucional del Día de Canarias celebrado en el Teatro Pérez Galdós. Valedor de la poesía popular de tradición oral de las Islas e investigador de la semántica y lexicología del español que se habla en la región, Trapero reivindicó la pertenencia a "una de las grandes culturas que se han configurado a lo largo de la historia" y el "sentimiento de orgullo" de sentirse parte de "esa comunidad universal".
El catedrático de Filología Española de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria(ULPGC) destacó durante su intervención, que tuvo lugar tras el espectáculo musical y la entrega de las distinciones, que lo universal que se puede encontrar en Canarias se asienta en la proyección que la región tiene en América. No en vano, Trapero señaló que desde el Archipiélago se asomó a la América hispana, lugar en donde encontró la otra mitad de su "ser cultural".
La posición geográfica de las Islas es imprescindible para entender el lazo que une a la comunidad isleña con el continente americano y su aportación a la hispanidad. Trapero incidió que, tal y como explica a sus alumnos, el español que se habla en Canarias constituye "la mejor síntesis de los dos extremos".
Si por un lado se sitúa el consonantismo fuerte del norte peninsular, una lengua más conservadora, en el otro punto se encuentra el español evolucionado que se inició en Sevilla y llegó a las Islas. Éste, tras establecerse en la región, viajó a América. Este relato sirvió a Trapero para afirmar que esa modalidad que los filólogos llaman "español atlántico" nació en el Archipiélago: "El centro, pues, del español universal son las hablas canarias".
Tras reconocer que los isleños presentan diferencias en su modo de hablar con respecto al resto de hispanohablantes, Trapero subrayó que son más las semejanzas, "y sobre todo mucho más importante", los rasgos comunes que comparten con las modalidades dialectales del español. "Eso es lo que nos permite ser más universales, pertenecer a una comunidad cultural de más de 500 millones de personas", esgrimió. Y tomando prestadas unas palabras del filólogo Manuel Alvar, puso de relieve que el español de Canarias tiene "tan buena ejecutoria" como el que se habla en otras regiones. Su característica reside, pues, en los "elementos diferenciales" con los que da lustre a la lengua común.
Precisamente esas peculiaridades del habla canaria son las que llamaban la atención de los foráneos que llegaron a Canarias, tal y como recordó el catedrático. "Quien ve desde afuera ve con más objetividad y se fija más en lo diferencial, apostilló.
Él no nació en las Islas, pero acumula una vasta trayectoria en la investigación de las raíces históricas y señas de identidad del pueblo canario. Sus trabajos sobre la lengua y patrimonio literario del Archipiélago –como el romancero tradicional, el cancionero popular, la toponimia o la décima– han arrojado luz en estos campos. De ahí que Trapero reivindicara que "todo eso" es también patrimonio de las Islas pese a que muchas veces no se catalogue como tal. Es, según sostuvo, "más frágil y menos notorio" que los bienes materiales, "pero no menos importante" porque manifiestan la "verdadera identidad cultural de un pueblo" al que vincula con "un pasado que no ha dejado de vivir nunca".
El Premio Canarias de Patrimonio Histórico 2017 subrayó, a su vez, que celebrar Canarias significa "reconocer con orgullo la identidad de ser y sentirse canario". Y este sentimiento no debe ser exclusivo de quienes hayan nacido en las Islas, pues según apuntó, además de los "sentimientos imperecederos" que surgen en quienes han nacido o se han criado en una tierra determinada, se suman los que brotan en aquellos que proceden de otras regiones y echan raíces en ese mismo territorio. "Así lo siento yo. Doy infinitas gracias a la fortuna que me trajo a Canarias y que me ha permitido desarrollarme como persona en todos los ámbitos del ser humano", remarcó.
Sirviéndose de unos extractos de Don Quijote de la Mancha, el catedrático agradeció tanto su designación como la del resto de premiados y las doce medallas de oro, de quienes destacó su trayectoria, aportación al desarrollo de Canarias y rescate de las tradiciones. Trapero sostuvo que continuarán con sus trabajos para hacer del Archipiélago "la tierra de excelencias" que se pretende alcanzar.
Asimismo, el experto en toponimia tuvo unas palabras de recuerdo para el historiador y Premio Canarias al Acervo Histórico y catedrático de Historia Moderna Antonio de Bèthencourt Massieu, quien falleció hace apenas dos meses con 97 años: "Su memoria perdurará tanto como sus obras merecen".
Discurso de Maximiano Trapero, premio Canarias 2017 en la modalidad de Patrimonio Histórico
«Con convicción plena y el corazón entregado», el Premio Canarias de Patrimonio Histórico, Maximiano Trapero, agradeció en nombre de todos los premiados el reconocimiento y se comprometieron a seguir trabajando hacer del Archipiélago «la tierra de excelencias que queremos que sea».
Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento... Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón: y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas...
Señor presidente del Gobierno de Canarias, señores miembros de los distintos Jurados de los Premios Canarias, autoridades, señoras y señores.
Con estas intenciones y con estas literales palabras, que no son mías, sino del más grande y universal escritor que nuestra lengua ha tenido, he querido iniciar mi discurso. Pertenece ese texto de don Quijote a un episodio casi anodino en que caballero y escudero se encuentran en el campo con unas zagalas y unos pastores vestidos a la usanza de comediantes para representar dos églogas en una especie de Arcadia fingida. Invitan a comer a don Quijote y Sancho y finalizado el frugal banquete, “con gran reposo alzó don Quijote la voz” y formuló uno de los más hermosos alegatos que se hayan podido formular sobre el sentimiento de la gratitud.
No es en absoluto anodino para mí el Premio Canarias que se me ha concedido, sino mayor en extremo, y así, al grande honor que ello me supone, sumo la alta distinción que mis compañeros premiados han delegado en mi persona para hablar también en su nombre. Ojalá que mis palabras sean exacta expresión de sus propias intenciones y deseos.
El agradecimiento en este caso ha de ser múltiple. Primero a las personas e instituciones que propusieron nuestros nombres para tan alta distinción, y en mi caso particular permítanme que haga constar su nombre con mi más entrañable afecto, Don Antonio de Bethencourt Massieu, quien nos acaba de dejar hace apenas dos meses, pero cuya memoria perdurará tanto como sus obras merecen.
En segundo lugar damos las gracias a los respectivos jurados de los Premios Canarias 2017 que en las tres modalidades de Investigación e Innovación, de Bellas Artes e Interpretación y de Patrimonio histórico, han elegido nuestros nombres entre los tantos propuestos.
En tercer lugar al Gobierno de Canarias, en la figura de su Presidente, que ha tenido a bien nombrarnos. Muchas gracias, señor Presidente.
Y no en último lugar a todos ustedes que nos honran con su presencia en este Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria y que nos hacen muy felices esta noche.
Un año más celebramos en este 30 de mayo “el día de Canarias”. Y celebrar Canarias significa reconocer con orgullo la identidad de ser y de sentirse canario.
El azar y la biología nos hacen nacer allá donde ellos quieren. El lugar de nacimiento, y sobre todo el lugar de la infancia, es madre de sentimientos imperecederos, ¡quién lo duda! Y ellos se conforman en raíces identitarias. Pero los hombres tenemos raíces móviles, no fijas, y nos movemos y cambiamos de lugar. Y allá donde vayamos volvemos de nuevo a echar raíces. De manera que el que ha decidido residir, vivir y convivir en un lugar diferente al de su nacimiento es doblemente afortunado, porque tiene dos “madres” raíces.
Así lo siento yo. Doy infinitas gracias a la fortuna que me trajo a Canarias y que en Canarias me ha permitido desarrollarme como persona en todos los ámbitos del ser humano, en lo personal, en lo familiar, en lo profesional y en lo social.
Entre los tantos actos festivos que se desarrollan para celebrar el “Día de Canarias” está éste que el Gobierno de Canarias instituyó como “acto oficial” de entrega de los Premios Canarias y de las Medallas de Oro de Canarias.
Este año el Premio Canarias de Investigación e Innovación lo ha merecido Catalina Ruiz Pérez, catedrática de Física Aplicada de la Universidad de La Laguna, especialista en numerosas disciplinas cuya nomenclatura resulta muy técnica para el común, pero que son fundamentales para el progreso de las sociedades modernas. Su trayectoria docente e investigadora coloca a Catalina Ruiz en la élite de la investigación mundial en materias como la Nanotecnología, la Cristalografía, la Difracción, los Materiales Moleculares, la Ingeniería Cristalina, etc. Catalina Ruiz, la primera mujer que recibe el Premio Canarias de Investigación e Innovación, es pues un orgullo para su institución universitaria lagunera y para la investigación más innovadora de Canarias.
Del pintor Paco Sánchez, Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación, se destaca justamente su condición de pintor, una actividad que él mismo ha tomado como la esencia de su vivir: no otra cosa ha sido y no otra cosa quiere ser sino pintor. Se dice que en su pintura sobresale la capacidad que ha desarrollado para fusionar los dos universos canarios: el antiguo guanche y el moderno actual; o sea, de hacer contemporáneo lo primitivo, creando su propio cosmos imaginario, tan particular y tan característico. Y siempre guiado por una absoluta libertad creadora, llena de luz y de optimismo. Un orgullo es también para Canarias la obra pictórica de Paco Sánchez.
Y de las Medallas de Oro concedidas este año a destacadas personas ejemplares así como a asociaciones y grupos ciudadanos preocupados por el bien común, por la defensa de las tradiciones canarias, por los derechos sociales y territoriales, por el arte y por el deporte, ya se han glosado sus merecimientos en los videos que ilustraron sus respectivas trayectorias.
Sigue diciendo don Quijote en el discurso con que inicié el mío que “Por la mayor parte, los que reciben un premio son inferiores a los que lo dan”; o dicho de otro modo, que el premio concedido es mayor que los méritos para obtenerlo, y que así, en cierto modo, “lo suple el agradecimiento”.
Así es. Y así quiero yo manifestarlo. El Premio Canarias de Patrimonio histórico y cultural que se me ha concedido lo ha sido por mis investigaciones y estudios que han tratado de profundizar en las raíces históricas y señas de identidad del pueblo canario. Y esas investigaciones se han fijado en unos aspectos que no suelen ser catalogados entre los bienes “patrimoniales”. Mis investigaciones se han centrado en la lengua que se habla en Canarias y en el riquísimo patrimonio literario que con esa lengua se ha formado, dígase el romancero tradicional y el cancionero popular, el de la poesía improvisada sobre la base de la décima popular, también en el léxico de la toponimia, que con toda seguridad es el registro más persistente de la historia lingüística de cualquier lugar, y de una manera particular en las pervivencias que de la lengua de los aborígenes canarios nos han quedado en el léxico vivo de las Islas, sobre todo en la toponimia, y que son tan “canarias” como puedan serlo las que más.
¿Es todo eso también “patrimonio” de Canarias? Sí, ¿quién puede dudarlo? Más frágil, menos notorio que los otros patrimonios materiales, pero no menos importante. Un patrimonio el de “la tradición oral” que encierra un sinnúmero de géneros, unos poéticos y otros meramente lingüísticos, pero que manifiestan mejor que ningún otro la verdadera identidad cultural de un pueblo, y que lo vinculan además con un pasado que no ha dejado de vivir nunca. Por él conocemos el mundo. Y por la peculiar manera con la que el hablar de cada región se ha configurado, así concebimos ese mundo.
De los canarios se dice que son moderados y afables, porque su lengua es suave en sus pronunciaciones, dulce en sus acentos y especialmente afectiva en sus diminutivos. Y esas características llamaron poderosamente la atención de todos los viajeros extranjeros que llegaron a Canarias y dejaron en las memorias de sus viajes las notas de sus observaciones. Y no se olvide que quien ve desde afuera ve con más objetividad y se fija más en lo diferencial.
En algo somos diferentes los canarios en el hablar. Sí. Pero mucho más y sobre todo mucho más importante es lo común que tenemos con las demás modalidades dialectales del español hablado en España y en todos los países hispanoamericanos. Y eso es lo que nos permite ser más universales, pertenecer a una comunidad cultural de más de 500 millones de personas. Y desde ese punto de vista, «el español de Canarias es, simplemente, una variedad regional de esta entidad universal que se llama español”. Eso dijo Manuel Alvar, el filólogo que mejor ha conocido las hablas canarias y el que mejor las ha explicado. Y aún añadió: “El español de Canarias es tan buen español y de tan buena ejecutoria como el español de cualquier otro sitio: su característica está en esos elementos diferenciales con que enriquece y hace bella la lengua común».
Yo digo a mis alumnos universitarios que el español que se habla en Canarias se constituye en la mejor síntesis de los dos extremos de nuestra lengua: el español “conservador” del norte peninsular, de consonantismo fuerte, y el español “evolucionado” que se inició en Sevilla, vino primero a Canarias y viajó y se estableció después en América; esa modalidad que los filólogos llamamos español atlántico y cuya denominación surgió precisamente aquí en Canarias. El centro, pues, del español universal son las hablas canarias.
Y centro y síntesis de ese patrimonio cultural universal hecho con la lengua española son las distintas modalidades literarias y lingüísticas que yo he tomado como objeto de estudio en Canarias. Por ello Canarias ha sido para mí el centro del mundo. Y no solo porque en ella haya transcurrido la parte central de mi vida familiar y profesional, sino porque, literalmente, el mundo que me ha sido dado a conocer lo ha sido desde la atlanticidad de estas Islas. Desde su universalidad.
Bien se ha dicho que lo que Canarias tiene de universal lo es por lo que de proyección tiene en América. Pues desde Canarias es desde donde yo me he acercado y he comprendido a la América hispana, y allí, como también se dice, donde encontré la otra mitad de mi ser cultural. Centro de la hispanidad es Canarias. Un concepto este de la hispanidad que yo reivindico como fundamental: ese hecho objetivo de pertenecer a una de las grandes culturas que se han configurado a lo largo de la historia en el Universo y ese sentimiento de orgullo de sentirse miembro de esa comunidad universal.
Así celebro yo el Día de Canarias. Desde la consciencia plena de vivir en un territorio afortunado, bendecido primero por la naturaleza y hecho admirable después por la historia y por los hombres que han vivido en él.
He querido centrar el texto de mi discurso en el agradecimiento que los premiados debemos a quienes nos propusieron y nombraron para tan alta distinción. Y quiero cerrarlo con la última pero más importante de mis gratitudes. Y tomo para ello también las palabras de quien me ha guiado en la formulación de este discurso.
Acaba don Quijote su parlamento ante los pastores y zagalas diciendo: “Yo, pues, agradecido a la merced que aquí se me ha hecho, no pudiendo corresponder a la misma medida, conteniéndome en los estrechos límites de mi poderío, ofrezco lo que puedo y lo que tengo de mi cosecha”.
Ofrecemos lo que podamos dar de nuestra cosecha. Nuestra deuda principal es con Canarias. Mucho más he recibido de ella que lo que yo haya podido devolver a los canarios en cuanto al estudio de su patrimonio histórico cultural. Me ha dado una mujer, unos hijos y ya cinco maravillosos nietos. Me ha proporcionado el ambiente más propicio para poder desarrollar con pasión mi profesión de filólogo, y tanto en la función de profesor como en la labor de investigador, para mí la profesión más hermosa del mundo. En Canarias he encontrado amigos a los que profeso devoción. Y los canarios me han concedido este “Premio Canarias” que estimo en la mayor recompensa que haya podido desear. ¿Qué más puedo desear? Sí, otra cosa: que la luz incomparable que envuelve este territorio nuestro me siga iluminando siempre.
Señor presidente del Gobierno de Canarias, señores miembros de los distintos jurados de los Premios Canarias, autoridades, señoras y señores.
Con convicción plena y con el corazón entregado, todos los que hoy hemos sido reconocidos por el Gobierno de Canarias manifestamos el mayor agradecimiento y prometemos seguir trabajando por hacer de esta tierra nuestra la tierra de excelencias que queremos sea.
De corazón: muchas gracias, Canarias.
8 comentarios
Javier Cirauqui -
Daniel Orden Santamarta. -
Joaquín Urbano -
Santos Suárez. Santamarta -
Pedro Sánchez Menéndez -
Luis Heredia -
¡Qué distintos somos en iguales, similares o parecidas situaciones¡. Esto, claro, lo digo por mi
¡Enhorabuena, Maxi¡
Isidro Cicero -
Alfonso Losada Vicente -
Y no será el último
Un fuerte abrazo.
Losada.