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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

VIRGEN DEL CAMINO en-CLAVE DE MISTERIOS (Por Isidro Cícero) - 3

VIRGEN DEL CAMINO en-CLAVE DE MISTERIOS (Por Isidro Cícero) - 3

Crónica que me pasó Jesúsito Herrero tras su visita al gran Javier Serrano en los momentos del proceso de la colaboración de Javier en el libro de Isidro Cícero "VIRGEN DEL CAMINO en.CLAVE DE MISTERIOS".

 


 

La tituló EN EL CUBIL DEL MONSTRUO.

25 de julio, seis de la tarde. 

Me llama Javier Serrano para que vaya a su casa a recoger el dibujo que acaba de terminar con destino al libro “EnClave de misterios” sobre la Virgen del Camino de Isidro Cicero.

Mucho calor ayer en Madrid, llegué a su casa en proceso de licuación hasta el punto de que me abrió la puerta con una fregona en la mano para eliminar los charcos. Una vez todo fregado lo escurrió en un vaso, me lo bebí y ya otra cosa.

Charlamos un rato, me enseñó su casa, sus dibujos, sus cuadros, sus fotos, sus recuerdos, en fin, no quiero aburriros, pero al final se me quedaron los ojos pasmados, anonadados. Se lo dije. Me contestó que era un exagerado compulsivo, que no era para tanto y cosas por el estilo. Yo le juré que de eso nada monada por mis muertos, pero no me hizo caso. Y por fin llegamos a su cubil. Él lo llama su estudio, pero viene a ser como una sacristía llega de objetos sagrados, o como un laboratorio de alquimia de esos antiguos donde se convertían los metales plebeyos en oro puro, deslumbrante. Haber tenido el placer de entrar en ese cubil donde tiene sus partos el dragón es privilegio de los elegidos.

O sea que lo siento pero yo soy un privilegiado.

Los demás tendréis que hacer cola o pedir cita y tal vez se os conceda. Os jodéis hermanos, pero no desesperéis, tened esperanza. Todo se andará. Os haré una descripción sucinta para matar el gusanillo mientras esperáis en la cola: Llegué a contar cuatro mil quinientos veintisiete lápices de colores, trescientas cincuenta y dos gomas de borrar, novecientas treinta y una brochas y pinceles, una mesa, una silla, un carrito conteniendo trescientos veintiún tarros de colores variados y varios millares de papeles con bocetos que no pude contar porque se me estaba haciendo un poco tarde y una ventana desde donde se veía la calle y los autobuses que pasaban.

Finalmente sacó de una gran carpeta el dibujo que había ido a buscar. Cualquier opinión que se pudiera emitir sobre él quedaría corta, así que no la emito. Lo juzgaréis vosotros mismos cuando lo veáis, que será pronto.


Me volví para casa a toda pastilla sorteando los peligros de la jungla de Madrid: Una gorda que casi me aplasta con su culo la carpeta con el dibujo; un grupo de niños jugando al futbol en la acera a los que se les escapó la pelota que venía directa hacia la carpeta y que me obligó a fintar de cintura con el consiguiente quebranto lumbar; un grupo de amigotes en la barra de un bar que hacían peligrosos aspavientos con sus “gintonics” al llegar yo a su altura, viéndome obligado a cambiar de mano la carpeta con un movimiento urgente que me causó luego molestias en la escápula; una pareja de enamorados cegatos que fueron a darse un beso apasionado en medio de la acera y que al juntarse acarameladamente me pillaron a mí en medio, con lo que tuve que agacharme, no solo para evitar el pecaminoso ósculo sino también para no me metieran mano a mí o al dibujo, lo que se tradujo en una torsión de rodilla con reflejo en la rótula derecha; un policía municipal poniendo multas del que tuve que escapar a toda velocidad porque quería saber lo que llevaba en la carpeta; una estampida de carmelitas descalzas que llegaban tarde a la misa de ocho y me sobrepasaron desconsideramente por lo que tuve que proteger el dibujo con mi cuerpo, de lo que se derivó contusión de pronóstico reservado en los costillares, que ahora mismo ya no están para esos trotes.

Al final llegué a mi coche y tuve mis dudas sobre si pasar antes de ir a casa por las urgencias de la Paz, donde tengo una sobrina médico que seguramente me atendería con rapidez y eficiencia, pero como no tenía la seguridad de que estuviera de guardia me fui a mi casa y me bebí una cervecita a vuestra salud.

No creáis que la cosa resultó fácil.

Jesús Herrero

3 comentarios

Javier Cirauqui -

Jope, Jesús, que crónica tan cojonuda y que descripción tan magnífica del estudio y la persona de Javier Serrano, que fue compañero mío de curso y de Pantalla, y al que algunas veces escribía morcillas y bocadillos para su magníficos dibujos. Un fuerte abrazo. Javier

Luis Heredia -

Jo¡ Cómo me hubiera gustado hacer el mismo camino haciendo de lazarillo. El de ida y el de vuelta.

Fernando Alonso Díez -

Jesusito, gracias por la primera crónica postvacacional, no tiene desperdicio, muy detallado todo, en la segunda nos describirás el dibujo de marras y de paso, nos das cuenta también de la portada de VIRGEN DEL CAMINO en-CLAVE DE MISTERIOS y del artista que la firma.